DESEOS PROHIBIDOS?TERMINADO

Autor: rake
Género: + 18
Fecha Creación: 16/11/2010
Fecha Actualización: 31/05/2011
Finalizado: SI
Votos: 32
Comentarios: 89
Visitas: 197719
Capítulos: 56

 

TERMINADO

FIC RECOMENDADO POR LNM CON 4 VOTOS!!!

 Si eres perseverante,los deseos se hacen realidad y aqui está la prueba que lo confirma.

Leer este fic que os aseguro que acabará por encantaros.

VOTAR Y COMENTAR MUCHAS GRACIAS.

 

 

                      

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Capítulo 47: Giro inesperado

—¿Qué significa?—preguntó Bella.

Edward estaba de pie ante la chimenea de la biblioteca,sosteniendo la carta que Bella le había llevado aterrada,mientras el reflejo de las llamas danzaba por las palabras de forma igualmente macabra.Negó con la cabeza,tan aturdido como Bella al entregársela.

Por lo visto,se llevó a su hijo a América cuando fue a visitar a una amiga que había emigrado hacía unos años y lo dejó allí con ella para evitar que creciera bajo la influencia de su padre.

Bella empezó a pasearse agitada.

—¿Cómo pudo hacer algo así?El niño podía haber ido a un internado…

—Pero sin duda habría pasado en casa las vacaciones.Menciona que el niño se estaba volviendo tan odioso como su padre y que corría el riesgo de perderlo de todas formas.Había llegado a odiar a su marido.Al dejar al muchacho con una familia a la que conocía y en la que confiaba y declarar que había enfermado y muerto,lograba dos cosas:poner al niño fuera del alcance del conde y causarle una inmensa angustia.Parece que no era tan dulce y tierna como tú creías.

—No tienes derecho a juzgarla.Nunca viviste en la misma casa que él.Podía endemoniar hasta a una santa.

O convertirla en condesa de hielo.Edward no podía negar que había visto pruebas del legado de aquel hombre.Entendía que la madre hubiera querido poner a salvo a su hijo o evitar que siguiera los pasos de su padre.

Volvió a mirar la carta.

—Dice que hizo desaparecer algún dinero para que el chico estuviera bien atendido.No tengo ni idea de cómo lo consiguió.

—Una esposa desesperada siempre encuentra el modo de apartar algo de dinero sin que su marido lo sepa.

Edward recordó que Alice le había contado cómo Bella había escondido parte del dinero que su esposo le daba.Supuso que,posiblemente,con cierta planificación,la primera condesa podía haber ahorrado una suma considerable.

Negando con la cabeza y con los ojos llenos de lágrimas,Bella se derrumbó en una silla y miró a Edward.

—¿Y ahora qué hacemos?

¿Pensaba que él tenía las respuestas?Lo único que el conde sentía en aquel momento era rabia y frustración.

—¿Cómo has podido no enseñarle esto a nadie?

—Ella me pidió que no lo hiciera.Me prohibió que la leyera hasta que el conde hubiera muerto.No quería que él pudiera ver la verdad en mis ojos.Ahora me acuerdo.Me dijo:«No podré deshacer todo lo que he hecho»,o algo parecido.No lo recuerdo exactamente y yo nunca he tenido problemas para recordar nada.Jamás se me ocurrió que su hijo pudiera estar vivo.Ella lo lloraba constantemente,conservaba sus habitaciones intactas,como si esperara que volviera algún día.No paraba de decirme cuánto lo echaba de menos.Se comportaba como cabría esperar de cualquier madre desconsolada.No sabes lo mucho que lloró;yo no podía hacer otra cosa que abrazarla,pero no parecía encontrar consuelo.

—Pero¿y cuándo murió el conde…?

—¡No sabía leer,Edward!No se me ocurrió que la carta pudiera contener nada de semejante magnitud.¿Por qué iba a confiarme algo tan importante?¿A mí?

—Precisamente por eso:porque confiaba en ti.

Edward miraba fijamente al fuego,incapaz de asimilar el inesperado e increíble giro de los acontecimientos.

—Podría haber muerto—susurró Bella—.El hijo de la condesa.Por lo que me ha contado Tanya,en América no son del todo civilizados.Hay muchos peligros.

—Según dice en su carta,lo dejó con una familia de Nueva York.Nos facilita su nombre y dirección.—Miró la carta,suspiró y volvió la vista a las llamas—.Tendremos que hablar con Black.Quizá él conozca a alguien a quien podamos contratar para que viaje a Nueva York y averigüe si el legítimo heredero sigue vivo.

—Si lo encuentran,perderás tu título.

—¿Propones que ignoremos esto?—dijo Edward blandiendo la carta con una mirada furiosa.

—No—contestó ella mientras negaba con la cabeza,terriblemente derrotada.

Él se acercó y se arrodilló ante ella.

—Querrán saber por qué no has presentado este documento antes.

—Lo sé—asintió ella humedeciéndose los labios.

—Podríamos decirles que se te traspapeló,o que la habías olvidado…

Bella le selló la boca con los dedos.

—La condesa confiaba en mí,Edward.Me encomendó la tarea de traer a su hijo de vuelta.Si no hubiera sido tan orgullosa,si le hubiera dicho«Condesa,no sé leer»,le habría encargado la tarea a otro.

Él le acarició la mejilla con ternura.

—Pero entonces yo no te habría conocido e,independientemente de cómo termine todo esto,siempre agradeceré el haber tenido al menos eso:el tiempo que he pasado contigo.

Capítulo 46: Las cartas Capítulo 48: Detective privado

 


 


 
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