DESEOS PROHIBIDOS?TERMINADO

Autor: rake
Género: + 18
Fecha Creación: 16/11/2010
Fecha Actualización: 31/05/2011
Finalizado: SI
Votos: 32
Comentarios: 89
Visitas: 197708
Capítulos: 56

 

TERMINADO

FIC RECOMENDADO POR LNM CON 4 VOTOS!!!

 Si eres perseverante,los deseos se hacen realidad y aqui está la prueba que lo confirma.

Leer este fic que os aseguro que acabará por encantaros.

VOTAR Y COMENTAR MUCHAS GRACIAS.

 

 

                      

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Capítulo 18: El granero

—Si me perdonáis,creo que mamá me llama.

Bella apenas notó que Emmett se escabullía como la sabandija que parecía ser,pero era perfectamente consciente de que Edward estaba encima de ella,apoyado en los codos.Con cada bocanada de aire,su pecho rozaba el del conde,aquel magnífico pecho desnudo.

Quería acariciarle el vello—escaso y claro—y deslizar sus manos por los hombros y el tórax de Edward.Ningún hombre había despertado en ella un anhelo tan increíble,un deseo tan ardiente.

Al ver que sus hermanos no volvían,Nessy le había dicho a Bella que posiblemente se estuvieran pegando y como ella andaba ocupada atendiendo a la menor de sus hijas,le había pedido que fuera a echar un vistazo.Le había explicado que,a la puerta del granero,encontraría un cubo de agua que debía usar para separarlos.Bella había estado a punto de responderle que una mujer de su posición no intervenía en peleas masculinas,pero le intrigaba que Edward pudiera enredarse en una actividad tan indecorosa.

Se había quedado a la entrada del granero,viendo cómo rodaban por el suelo cubiertos de paja,escuchando el horrible sonido de los golpes y los gruñidos y quejidos que los acompañaban.

Cuando Edward le había ordenado a su hermano que le golpeara más fuerte,a Bella no le había quedado más remedio que poner fin a aquella locura.Mientras cargaba con el cubo para vaciarles encima su contenido,no había podido dejar de temblar.

Nada que ver con el estremecimiento que la agitaba en aquel momento.Gotas de agua rodaban por el rostro de Edward.Tenía el pelo empapado,los hombros mojados y la respiración agitada,como si aún estuviera peleando.

Ella no respiraba mejor.Estaba tan acalorada que había empezado a transpirar;notaba cómo el sudor se le acumulaba entre los pechos.

—¿Por qué en cuanto nos descuidamos acabamos tirados en el suelo?-preguntó Edward.

—Déjame levantarme—dijo ella con voz bronca,lejana,como de otra,de una que en realidad no quería escapar.

—No te muevas—le ordenó él con una mirada de pronto oscura—.Tienes paja en el pelo.

Aunque no era una razón convincente,permaneció inmóvil.Él se recolocó entre sus piernas en lugar de a horcajadas,con el pecho lo suficientemente cerca como para aplastar el suyo,mientras el calor de su cuerpo le atravesaba la ropa.Su aliento le recorría la mejilla;sus ojos abandonaron los de ella para clavarse en los mechones de pelo que le estaba limpiando.

Ella observaba cómo los músculos del cuello,bañados en sudor,se le tensaban al tragar.Estudiaba el imponente movimiento de sus hombros.Era un hombre fuerte y robusto,todo fibra y tensión muscular.Su potencia se veía hasta en los más leves movimientos:los músculos se movían bajo sus pies,los brazos firmemente estirados para evitar aplastarla por completo con el peso de su cuerpo.

Percibió el rancio olor de su transpiración y se preguntó por qué no le repugnaba.Sintió el impropio deseo de acercar su boca a la garganta del conde y recoger con la lengua las gotas de sudor.Probar su cuerpo.Experimentar la intimidad de sus caricias.

Pero no podía correr ese riesgo.No con un profesor que seguramente podía descubrir con facilidad su vergonzosa incapacidad de leer.Conocía a Edward lo suficiente para saber que si se abría a él lo más mínimo insistiría en desplegarla por completo,en revelar el interior impuro de su verdadero yo.Entonces la despreciaría y encontraría incluso su presencia indigna de un hombre de su posición.

Bella sintió el peso de su pelo suelto,miró a un lado y vio a Edward enterrar la cara en su mano cubierta de mechones.Con los ojos cerrados,el conde inspiró profundamente,como extasiado.

—No imaginas lo mucho que deseaba verte el pelo suelto.—Con una sonrisa triunfal,bajó la mano para calcular la longitud de la melena—.Apuesto a que te llega por la cadera.

Edward dejó que los mechones se deslizaran de su mano;luego acarició la mejilla de Bella.Su piel desprendía calor,su mirada era febril.

—Me atormentas—gruñó—.Con tu altivez y tu pose distante.No quiero otra cosa que derretir a la condesa de hielo.

Entonces cubrió con sus labios los de ella y logró su propósito:derretir la voluntad de Bella.Una parte lejana de su conciencia le decía que debía poner fin a aquel disparate,pero otra le instaba:«Aún no.Sólo un minuto más.Déjame sentir su lengua otra vez,disfrutar de su sabor,deleitarme con su proximidad antes de despacharlo como es mi deber».

Sí,debía detener aquella locura antes de que fuera demasiado tarde.Antes de que las manos de Edward le recorrieran los hombros desnudos como ella recorría los suyos.Bella nunca había experimentado el gozo del deseo auténtico…y era un gozo.Querer y que te quieran.Necesitar y que te necesiten.

La condesa oyó gemidos,sin saber muy bien si eran suyos o de él.Gruñidos.Los labios de Edward le recorrieron el rostro y el cuello antes de sumergirse en otro beso que amenazaba con fundir los últimos vestigios de hielo de su corazón.

Pero la condesa conocía esa sensación de vulnerabilidad,de desnudez,que puede sentirse aun estando completamente vestido y lo último que quería era hacerle daño a Edward.

Se retiró bruscamente;la agitada respiración de ambos resonaba entre los dos.Intentó desembarazarse de él empujándolo por los hombros.

—¡Aparta!—dijo en un tono de desesperación y miedo,que le repugnó.

—Bella…

—¡Aparta!—Obligándose a recomponer rápidamente su coraza,le lanzó una afilada mirada de furia y repitió con palabras breves y precisas—:Aparta de mí inmediatamente,milord.

Jamás olvidaría el dolor que invadió los ojos de Edward cuando,asintiendo con la cabeza,se incorporó y se puso en pie.Después le tendió la mano para levantarla.Ella la tomó y dejó que la ayudara,consciente de su larga cabellera suelta y del anhelo que envolvía el rostro del conde mientras la miraba.

Quería abrazarse a él con fuerza y no soltarlo nunca.Pero no tenían futuro.Él necesitaba una esposa que pudiera darle un heredero y ella debía salvaguardar su secreto.

—Confío en que esto haya sido una sinrazón momentánea,fruto del influjo de un entorno incivilizado.—Él la miró de pronto furioso.Bella lo manejaba mejor enfadado—.Procura que no vuelva a suceder—le ordenó.Después dio media vuelta y salió del granero.

Había aprendido hacía tiempo a hacer cosas que no le apetecían pero ninguna tan dolorosa como dejarlo allí solo,lamiéndose las heridas de su rechazo.

Capítulo 17: La pelea Capítulo 19: Amantes?

 


 


 
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