DESEOS PROHIBIDOS?TERMINADO

Autor: rake
Género: + 18
Fecha Creación: 16/11/2010
Fecha Actualización: 31/05/2011
Finalizado: SI
Votos: 32
Comentarios: 89
Visitas: 197704
Capítulos: 56

 

TERMINADO

FIC RECOMENDADO POR LNM CON 4 VOTOS!!!

 Si eres perseverante,los deseos se hacen realidad y aqui está la prueba que lo confirma.

Leer este fic que os aseguro que acabará por encantaros.

VOTAR Y COMENTAR MUCHAS GRACIAS.

 

 

                      

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Capítulo 53: Vuelta al pasado

A Edward lo sorprendía la rapidez con que había recuperado la rutina de su antigua vida.Volvía a ser sencillamente Edward Cullen.Sin título.Corriente.Simple y llano.Señor Cullen para sus alumnos.Daba clases otra vez,como las había dado su padre antes que él.En la misma aula que antes de emprender su magnífica aventura. Así era como veía ahora el tiempo que había pasado fuera:como una aventura extraordinaria.Le había abierto los ojos y como decía su padre,una vez abiertos,al volver a cerrarlos,la mente aún veía lo que los ojos habían visto.

Su padre siempre había tenido dichos para todo.Edward se preguntaba qué habría visto su padre,qué experiencias habría tenido para saber que no todo lo que un hombre aprende se aprecia y que hay cosas que es mejor no saber.

De pie delante de su escritorio,Edward escuchaba a un muchacho leer a trompicones un soneto de Shakespeare,no porque no conociera las palabras,sino porque no lograba descifrar el significado del pasaje.Le recordó la primera lectura de Bella.Resultaba más difícil leer cuando las palabras no eran las esperadas y por lo tanto,no tenían sentido.La mente se confundía.

—¿Señor Cullen?

Un muchacho del fondo del aula agitaba la mano como si la arrastrara una ventisca.

—No interrumpa,señor Newton.

—Pero señor Cullen,señor…

—Tendrá su oportunidad cuando su compañero haya terminado.

—¡Lady Forks está aquí,señor!

Edward se sintió como si aquel chico le hubiera dado un mazazo.Volvió la vista bruscamente hacia la ventana pero el sol lo deslumbraba.Si él no veía nada fuera,¿cómo podía verlo el muchacho?

Sin duda su alumno le gastaba una broma,o estaba tristemente equivocado.Aun así,Edward se acercó a la ventana para ver mejor y divisó a la mujer en cuestión.Sintió que las costillas le aprisionaban el pecho y el corazón buscaba un modo de escapar.Pudo ver el coche aparcado a lo lejos,detrás de ella,mientras caminaba con elegancia por el césped.

¿Qué demonios hacía allí?Había pasado más de un mes desde que él la había dejado,un mes de intentar olvidarla,un mes de esforzarse por no recordar hasta el más mínimo detalle de ella.

—¿Podemos ir a verla,señor?

—No,señor Newton,no puede,pero lo dejo a cargo del aula hasta que yo vuelva.

Procuró no correr para no dar la impresión de que estaba ansioso por verla,pero sus pies parecían moverse sin responder a las órdenes de su cerebro,algo que por otra parte no le venía mal,porque quería estar un instante a solas con ella antes de que los demás se acercaran corriendo a saludarla.Por allí era una especie de heroína.Había enviado a la escuela las veinte mil libras que él le había dado,con una nota en la que especificaba que debían invertirse en becas para quienes no pudieran permitirse asistir a la escuela de otra forma.

Obviamente,como iba a casarse en breve con el duque,ya no necesitaba la pensión que Edward había previsto para ella y aunque conocía sobradamente su naturaleza generosa y sabía que la escuela le agradecía la donación,él prefería pensar que había hecho algo por ella,algo que nadie más había hecho.

A medida que se acercaba,los pies empezaron por fin a responderle,quizá para compensar la estrepitosa aceleración de su corazón.No había olvidado lo hermosa que era,pero verla en persona en lugar de en sueños le producía una sensación agridulce.Se preguntó cómo debía dirigirse a ella:¿milady o excelencia?

Le miró las manos en busca de un anillo para saber si ya se había casado,pero como llevaba guantes no pudo averiguar su estado civil.Había confiado en que,si sus caminos volvían a cruzarse alguna vez,al menos ella pareciera feliz.Sin embargo,lo miraba como si la hubiera decepcionado enormemente.

—Hola—consiguió decir a pesar del nudo que tenía en la garganta—.No pensaba volver a verte.

—Ya me he dado cuenta—respondió ella.Su voz no sonaba fría y distante sino más bien increíblemente triste—.Nos prometimos que jamás habría secretos entre nosotros,pero cuando te fuiste a Londres,sabías que habían encontrado al conde.

—Sí,me pareció preferible ir a recibirlo yo solo.

—Jamás pensé que fueras un cobarde de los que se escabullen en plena noche sin despedirse debidamente.

No se había marchado precisamente en plena noche.Aun con todo,entendía su argumento.Consideró la posibilidad de inventar una excusa,de ocultar la verdad bajo una montaña de mentiras con las que protegerse,pero la quería demasiado para no sincerarse con ella.

—Temí ser incapaz de no pedirte que te casaras conmigo si iba a verte.Eso te habría puesto en el aprieto de decirme que no y a mí me habría obligado a fingir que no moría por dentro con tu negativa.

—¿Tan seguro estabas de que diría que no?

—Bella,yo no puedo hacerte duquesa.Ni siquiera condesa.El matrimonio conmigo te despojaría de tu título.Ya no serías «milady»…bueno,serías «mi lady» pero eso no es lo mismo ni mucho menos.

—Yo no puedo hacerte padre…así que…

Pronunció aquella frase en el mismo tono innecesariamente cortante de la primera vez que se habían visto,pero en esta ocasión había una sutil diferencia que él no lograba descifrar por completo.No había desafío en su voz sino aceptación.

—No es lo mismo.Yo puedo ser feliz sin ser padre.Sin embargo,tú siempre has dejado muy claro que no podrías vivir sin un título.

—Siempre te he dicho que no podría vivir sin respeto y sí,hubo un tiempo en que asociaba el respeto al título,pero eso fue antes de que me enseñaras a leer.Cambiaste el concepto que tenía de mí misma.Me concediste un don maravilloso y después me partiste el corazón al no darte cuenta de que ya no era la mujer que un día habías conocido.Pensé que me amabas.

—Y te amo.No ha pasado un instante sin que pensara en ti.

—Fuiste tú quien me dijo que,si buscaba el amor,habría un hombre para quien sería la persona más importante del mundo.

Parecía haber transcurrido una eternidad,una vida entera desde aquella época en que albergaba esperanza en el corazón y romanticismo en el alma.

—Tú eres la persona más importante de mi mundo,pero es un mundo muy pequeño.

—Prefiero tener sitio en un mundo pequeño a no tenerlo en ninguno.

Él la miró fijamente,tratando de descifrar lo que sin duda era algún acertijo.

—¿Te he oído bien?—se atrevió por fin a preguntar.

—No puedo hablar de lo que has oído,sólo sé lo que he dicho.

Aquélla era la Bella que él conocía,intentando distraerlo,de repente temerosa de convertirse en víctima.

—¿Y qué hay de tu duque?—inquirió.

—Al parecer me equivocaba al pensar que los aristócratas saben poco del amor.El duque piensa que merece la pena luchar por él,así que,aquí me tienes,en plena batalla y sin el arsenal adecuado.

—Ay,mi querida Bella,no sólo tienes el arsenal adecuado sino que la victoria fue tuya desde el momento en que pusiste un pie en mi campo de batalla.—Hincó una rodilla en el suelo y le tomó la mano—.¿Me harías el honor de convertirte en mi esposa?

Los ojos de la condesa se llenaron de lágrimas que rodaron por sus mejillas.Profirió un pequeño grito sofocado,asintió con la cabeza y se agachó para abrazarlo.

—Cuando vi que no venías a por mí,pensé que me moría.

Él la meció entre sus brazos.

—Perdóname,mi amor.Creí que te daba lo que querías.

—Pues te equivocabas.—Apartó un instante su rostro bañado en lágrimas—.Te amo con todas las fibras de mi ser y no quiero separarme de ti en mil años.

—No te separarás de mí en toda la eternidad—dijo él,sujetándole la cara entre las manos.

Con ternura y auténtica devoción,la besó,saboreando la sal de sus lágrimas que ya no eran de pena ni de miedo sino de alegría.Se preguntó cómo había podido pensar en algún momento que sería capaz de vivir el resto de su vida sin ella a su lado.¡Qué existencia tan triste y solitaria habría tenido!

De pronto,volvió a sentirse entero.Ella era su razón de vivir.Como si el mundo estuviera de acuerdo,oyó gritos,palmas y risas.

Al darse la vuelta descubrió que sus alumnos los rodeaban.

—¡Eh,mirad!¡El señor Cullen está besando a lady Forks!—gritó Newton señalándolos con regocijo.

—Ah,no—corrigió Bella sonriente—.El señor Cullen besaba a la futura señora Cullen,un título que luciré con orgullo mientras viva.

Capítulo 52: Volver a empezar Capítulo 54: La boda

 


 


 
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