DESEOS PROHIBIDOS?TERMINADO

Autor: rake
Género: + 18
Fecha Creación: 16/11/2010
Fecha Actualización: 31/05/2011
Finalizado: SI
Votos: 32
Comentarios: 89
Visitas: 197706
Capítulos: 56

 

TERMINADO

FIC RECOMENDADO POR LNM CON 4 VOTOS!!!

 Si eres perseverante,los deseos se hacen realidad y aqui está la prueba que lo confirma.

Leer este fic que os aseguro que acabará por encantaros.

VOTAR Y COMENTAR MUCHAS GRACIAS.

 

 

                      

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Capítulo 28: De vuelta a casa

Edward estaba en el patio principal,contemplando el pueblo a lo lejos.Los criados cargaban en los coches las últimas pertenencias de sus señores.

—Os he preparado un buen almuerzo.Lady Forks y tú deberíais deteneros por el camino para comer.

—Quizá lo hagamos—dijo Edward mirando a su madre—.Me gustaría que vinierais todos a Forks Hall en Navidades.

Cogiéndose del brazo de su hijo,la mujer se acercó cariñosamente a él.Edward no la recordaba tan frágil.

—Podría estar bien—contestó ella con dulzura.

Edward tragó saliva.

—No voy a volver,mamá.

—Lo sé.

—Esperaba encontrar lo que tenía antes,pero se ha esfumado.

—Has cambiado,hijo.Has vivido cosas que casi nadie de este pueblo vivirá jamás.Eso te ha hecho distinto.

—Es algo más que eso.—Pero no sabía cómo explicarlo—.¿Qué te parece lady Forks?

—Que tú la aprecias más que ella a ti.Pero siempre has sentido debilidad por las criaturas heridas.

Sorprendido por la astuta observación de su madre,la miró y vio que lo examinaba tan profundamente como él la escudriñaba a ella.

—¿Tú también piensas que le han hecho daño?

—Se le nota en la mirada,pero aunque no fuera así,yo conocí a su marido cuando tu padre y yo fuimos a Londres.Quería pasar un rato con su primo lejano.Y por fortuna fue sólo un rato.Su esposa de entonces era muy agradable,pero lord Forks me puso la carne de gallina.Si yo hubiera estado casada con él,creo que habría preferido entregarle mi hijo a los gitanos antes que permitir que el niño creciera bajo la influencia de aquel hombre.

—¿No exageras?

—No,Edward.No me gustó nada.Tu condesa habría hecho bien alejándose de él.

—Tenía dieciséis años,mamá.Era demasiado joven para no sentirse atraída por tanto poder.Ahora busca un duque.

—Nunca me ha parecido mal que una mujer tenga sus metas.

Al oír las carcajadas de Emmett,Edward se volvió y vio a su hermano de pie junto a Bella.

—Deben de estar comparando «aflicciones»—musitó en tono guasón.

—Me pareció muy inteligente el modo en que respondió a la broma de Emmett.

—Es una mujer muy inteligente.—Abrazó con fuerza a su madre—.Tenemos que irnos,pero espero veros en Navidades.

—Cuida de su corazón,Edward y del tuyo.

Era difícil cuidar de algo que ni siquiera podía tener.

         Bella caminaba junto al arroyo susurrante con Edward a su lado.

Apenas habían recorrido un trecho del camino cuando él le había ordenado al cochero que detuviera el carruaje para que pudieran almorzar,Bella temía que Edward aprovechara la ocasión para cortejarla,pero por lo visto él tenía otras cosas en la cabeza.

No habían hablado una palabra mientras comían el sencillo tentempié y ella había disfrutado del silencio.

—¿Qué tal tienes los pies?—le preguntó él tras acortar el paso para caminar a su ritmo.

—Se están curando—respondió ella mirándolo—.Anoche volví a darme el bálsamo de tu madre.

—Deberías haberme llamado.Te lo habría aplicado yo muy a gusto.

Había estado a punto de hacerlo.

—Me gusta tu familia—admitió,cambiando de tema.

—Tú les gustas a ellos.

—Los tendré presentes cuando te ayude a encontrar esposa.Deberá ser alguien que les agrade,porque le pondrás peros a cualquier mujer que no cumpla ese requisito.

—Significan mucho para mí.

—Eres muy afortunado de tenerlos.Confieso que me sorprende que no vivan contigo.

—Mi padre está enterrado en Torterra.Mi madre no lo abandonará.Además,ella está acostumbrada a ese tipo de vida y es feliz allí.

—Pero tu hermano es el siguiente en la línea sucesoria.

—Sí,ya hemos hablado de la posibilidad de que venga a vivir conmigo el año que viene.Supuse que al principio me costaría acostumbrarme a mi nueva posición.Difícilmente iba a instruir a Emmett con todo lo que tenía que aprender yo.

—Podría haberos instruido a los dos a la vez.

—Otra razón para no tenerlo entre nosotros todavía—dijo él mirándola—.Prefiero no verme obligado a compartirte.

Bella consideró la posibilidad de mencionar que él no la conocía cuando tomó la decisión de mudarse a Londres solo,pero la seriedad de su gesto le indicó que había cambiado de tema hábilmente para no hablar de las razones por las que su familia no vivía con él en Londres.

Edward se detuvo de cara al arroyo,con los pies separados y los brazos en jarras.

—Me dijiste que tenías secretos.

A Bella le dio un vuelco el corazón y sintió que le faltaba el aire.Él no la miraba:permanecía allí,de pie,como absorto en el recorrido del arroyo.

—Secretos que te impedirían compartir el lecho conmigo.

El corazón recuperó lentamente su ritmo y de algún modo,Bella logró recuperar el aliento.

—Eso es.

—¿Cuántos?

—¿Cuántos qué?

—¿Cuántos secretos?

—Esto es absurdo…

Él se volvió hacia ella,que retrocedió rápidamente,casi tropezando con los bajos de su vestido.

Edward estaba boquiabierto y lo que fuera a decir se le había escapado de la mente,porque se limitó a negar con la cabeza.Ella jamás lo había visto tan derrotado,ni siquiera después de enfrentarse a un incendio que había consumido un edificio entero.

—Dos—espetó ella—.Dos secretos.

—¿Y las consecuencias de que yo los descubra?

—Vergüenza, humillación…—Bella negó con la cabeza—.Jamás volverías a mirarme como me miras a veces,como si fuera especial para ti.

—Eres especial,Bella.No entiendo por qué no lo ves.

—Porque me conozco mejor que nadie.

—Te deseo,no lo puedo negar.Pero lo quiero todo o nada.

—Entonces no tendrás nada.

—Ya veremos,condesa,ya veremos.

Se alejó de ella.El desafío de su mirada la inquietó tanto como sus palabras.Era capaz de apagar un incendio,pero¿sabía cómo derretir el hielo?

Por lo visto sí.No tenía claro qué la aterraba más:que pudiera descubrir sus secretos o que desatara el deseo latente en sus ojos.

Capítulo 27: Amor verdadero Capítulo 29: Discursiones

 


 


 
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