LA BODA DE MI MEJOR AMIGO (+18)

Autor: cary0605
Género: Romance
Fecha Creación: 05/04/2013
Fecha Actualización: 23/03/2014
Finalizado: NO
Votos: 32
Comentarios: 40
Visitas: 51390
Capítulos: 18

Edward y Bella han sido amigos desde hace años y prometieron casarse cuando ella cumpliera 25 años. Ellos se han distanciado por dos años y falta un mes para que se cumpla esa promesa, pero de repente Edward esta a dos semanas de casarse con Victoria. Con la ayuda de los chicos Bella planeará como detener la boda de su mejor amigo. ¿Logrará frenarla?

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Capítulo 10: ¿LAS MENTIRAS DE BELLA?

Aviso: Los personajes de esta historia no me pertenecen, son propiedad de Stephanie Meyer. Si eres menor de edad lees bajo tu responsabilidad, este fic puede contener lenguaje y situaciones adultas, ya saben, la que avisa no traiciona.

**Gracias a mi beta Jime Cullen Salvatore por betear este capítulo (Betas FFTH)

***Recomendaciones musicales

(1) - Let Me Go- 3 Doors Down

(2)– Here Without you- 3 Doors Down


Capítulo 10: ¿Las mentiras de Bella?

Edward's Pov

-Tengo que llamar a mi abuelo, ve a la cama, en un momento voy.- no levante la vista para ver cómo se iba, no quería que supiera que esta llamada era realmente importante.

Marque el número de memoria, y espere dos tonos hasta que contesto.

-Hola abuelo- dije serio.

-Hasta que por fin contestas el teléfono- su voz no tenía nada de senil, ya estaba viejo, pero a la hora de reprenderme, su voz cobraba vida.

-He estado ocupado- me excuse de manera educada.

-Lo sé- dijo gruñón.- Espero que la estadía de Bella no te desvíe de tu objetivo.

-¿Cómo sabes que Bella esta en Nueva York?

-Todos sabemos que ella está allí contigo- casi grito, era raro que mi abuelo perdiera los estribos de esa manera, parecía realmente enojado- Y te advierto de una vez por todas, quiero mucho a esa muchacha pero si interviene…

-La necesito- corte su advertencia- No puedo casarme con Victoria sin Bella apoyándome.

-Ya estas grandecito para estar pegado a las faldas de Bella- su voz sonaba más calmada- Los dos sabemos que ella solo te quiere como amigo, no confundas las cosas.

-No estoy confundido- dije cansinamente.- Estoy consciente que ella es solo mi amiga.

-Recuerda que Victoria es tu prometida.

-Lo tengo presente todo el tiempo.- si seguía recordándome ese asunto, le cortaría la llamada y me atendría a las consecuencias después.

-Bien, porque Bella fue con un objetivo, y no se detendrá hasta... EDWARD ALBERT MASSEN- la voz de mi abuelo fue interrumpido por un grito, era mi abuela- ¿Con quién estás hablando?

-Con Edward- fue su escueta respuesta.- Lizzi, esta charla es privada.

-No puedo creer lo que estabas por hacer- le chillo ella- Dame el teléfono.

Escuche un ruido tras la línea y luego la voz dulce de mi abuela Elizabeth- Cariño mío, ¿Cómo estás?

Era impresionante como había pasado de reñirle a mi abuelo para luego hablarme como si fuera un niño.

-Bien, estaba hablando con el abuelo- no quería sonar rudo, pero quería saber qué es lo que quiso decir con que Bella vino con un objetivo a Nueva York.

-Oh si- rio ella- Pero ahora estás hablando conmigo, y… dime, ¿Cómo es eso de que vas a casarte tan pronto? ¿Y Bella?

-Pues eso- dije sin saber que contestar- Voy a casarme, y Bella está aquí conmigo.

Del otro lado se escucharon susurros y cuchicheos. Espere a que terminaran, pero parecían haberse olvidado de mí.

-¿Hola?

-Tu abuela está cada vez más terca.-soltó un suspiro exasperado- El caso es que no quiero errores, ni quejas Edward.

-Está bien.

-Estaremos ahí pronto- fue su despedida- Adiós.

Corte la llamada para lanzar mi celular exasperado en la mesa, revolví mi cabello exasperado, sabía a lo que se refería mi abuelo en cuanto a los errores, pero no podía evitarlo.

Era Bella, mi Bella. No podía simplemente ignorarla, era física y psicológicamente imposible para mí después de haberla extrañado dos años.

Pero tenía que intentarlo, aunque fuera difícil, aunque fuera imposible, aunque no quisiera. Lo intentaría.

o-o-o-o-o

-Alice dice que ya están esperándonos.- me dijo cuando terminamos de desayunar, asentí en respuesta.

Las cosas estaban tensas entre nosotros, porque así lo quería yo, de esa manera era más fácil tenerla cerca sin la tentación de abrazarla y arreglar las cosas como solíamos hacerlo antes.

En silencio entramos al ascensor, pero de imprevisto alguien más se coló en él.

-Disculpen- dijo Peter al entrar.

-No pasa nada.- contesto ella, ¿Por qué ella tenía que ser amable con todos? ¿No se daba cuenta que con eso le daba pie para que el idiota de Peter la molestara?

-Parece que va a llover, ¿no?- dijo este, y como lo suponía, el maldito intentaría algo con ella, quizás si no le respondía él entendería que no estábamos para charlas.

-Si eso parece- contesto Bella. Esto estaba mal, ¿Por qué ella le respondía siempre? Se suponía que ella estaba enojada, pero con él no parecía estarlo.

-Odio la lluvia- dijo- Son muy ruidosas.

-Yo también- contesto sonriendo, genial, ahora Bella le sonreía, cuando a mí no me había dado ni una puta sonrisa desde que nos habíamos levantado. –Odio los truenos.

Esa declaración me dejo inmóvil, eso era algo nuestro, solo yo sabía que ella odiaba los truenos, ¿Que más planeaba decirle? El ascensor está demorando mucho, no aguantaría más esta situación.

-Oh sí- dijo el idiota, con una mueca que a leguas se veía que era falsa- Pareciera que la ira de Dios callera sobre nosotros cuando truena.

Esta vez Bella se río.

Esto no me gustaba nada, sentía bullir en mi interior algo que desde que tenía quince años no sentía. Era un sentimiento conocido para mí, lo sentía cada vez que Bella estaba con alguien más, pero siempre era leve, esta vez era un monstruo que rugía queriendo alzar a Bella y saltar del maldito ascensor para alejarla de ese tipo.

-Si tienes miedo de los truenos hoy, ¿podemos hacernos compañía?- dijo el cretino. ¡Maldito bastardo! apenas era la segunda vez que la veía y ya quería acostarse con ella. A mí no me engañaba, esa fue una invitación con dobles intenciones, pero eso no pasaría.

-Te tomaré la palabra- contesto Bella muy campante. Con un movimiento medio involuntario y medio consiente tome su cintura, haciéndole saber que era suficiente.

-Peter- dije en tono de advertencia apretando más su cintura, era algo tan natural tenerla entre mis brazos, que sabía que fuerza ejercer sin apretar demasiado, pero la suficiente para marcar mi territorio - Ella no necesita compañía, me tiene a mí.

-Claro- dijo Peter asintiendo, y clavando sus sucios ojos en Bella continúo como si yo no hubiese dicho nada- Pero recuerda, los vecinos siempre estamos para ayudar.

Dicho eso el ascensor abrió sus puertas dejándonos en el vestíbulo, él salió pagado de sí mismo, había conseguido cabrearme hasta límites insospechados.

-¿Por qué le seguiste el juego? –gruñí enojado, la sola idea de que a Bella le gustará mi vecino me parecía insoportable.

-Solo estaba siendo agradable con él- dijo de manera inocente.

-¿Ser agradable con él es ofrecerte así?- solté sin pensarlo, el monstruo estaba hablando por mí.

Bella se sacudió de mis brazos violentamente, me miraba dolida, y tenía razón, mis palabras habían sido hirientes, quise disculparme pero ella volvió a arremeter.

-Quizás a él no le molesten mis marcas- dijo furiosa, sus ojos siempre tan llenos de vida, chispeaban de rabia- Quizás él no tenga que esconderlas.

-¿Sigues enojada por eso?- dije, la entendía hasta cierto punto, nunca había escondido sus marcas, es más siempre las llevaba con orgullo, porque ella me las hacía y eso alejaba a cualquier chica que quería acercarse. Ahora las cosas eran diferentes, tenía una prometida, y aunque no la había respetado como me habían enseñado, no podía llegar hasta el último límite donde ella viera que tenía el cuello mordisqueado por otra mujer. Victoria era capaz de cancelar la boda.

-Estoy enojada, porque me acabas de llamar chica fácil- me gritó haciendo que los que estaban en el vestíbulo nos miraran, ella se dio cuenta y bajo su voz un poco. -¿Eso piensas de mí?

Era un tremendo idiota. Mi maldito monstruo y yo la habíamos herido de verdad.

-No- agarre de nuevo su cintura, necesitaba tenerla más cerca, al diablo lo que decía mi abuelo sobre los errores, así que decidí sincerarme con ella- No me gusta ver que coqueteas con alguien.

-¿Por qué?- dijo en un hilo de voz, sus ojos me mareaban, me había perdido tantas veces en ellos, siempre que ella ponía esa mirada, era incapaz de mentirle

-Me dan celos- conteste sinceramente, fue como responderme a mí mismo, mi monstruo interno era el puro reflejo de mis celos. Y eso me asustaba. El monstro solo había aparecido cuando Bella se puso de novia con el chucho. ¿Significa eso que Peter era una amenaza?

-Oh- dijo inquieta-¿Por qué?

¿Cómo le contestaba esa pregunta?

-Par de tortolos, estamos esperándolos- nos interrumpió Alice, nunca había estado más agradecido en mi vida por la impaciencia de mi hermana, cuando vio como estábamos sujetos, sonrió abiertamente.

-Vamos- dije, queriendo agarrar su mano, era el momento de irnos, con suerte no tendría que responderle a su pregunta.

Pero Alice no tenía intención en dejaron ir juntos, se adelantó y tomo la mano de Bella.

-Bella va con nosotros- dijo tironeando dispuesta a no recibir negativas.

-Pero- intente protestar. Por fin había decidido a dejar de ignorarla y venía Alice dispuesta a quitármela.

-Sin peros- y así como así la llevo a rastras a su auto.

o-o-o-o-o

Me sentía frustrado.

Tenía a dos entidades disputándose en mi cabeza, una luchaba por no rodar los ojos ante la actuación de Victoria con su supuesta reacción alérgica a las nueces, y la otra pedía que actuara acorde a la situación, es decir, como un novio preocupado por su prometida.

La segunda entidad gano, y realmente me merecía un Oscar por fingir que le creía, ¿Qué necesidad tenía Victoria de hacerse la enferma? No lo entendía, pero le seguiría la corriente.

-No te ves muy mal- claramente Victoria actuaba muy mal si ya éramos dos los que pensábamos que fingía.

-Aun así me siento mal, estoy mareada- dijo cerrando los ojos.- Por favor Ed, llévame a casa.

Y otra vez tenía la necesidad de rodar los ojos.

-Vamos- dije sosteniéndola, no quería decir esto, pero debía- ¿Puedes regresar con Alice y Jasper?

-Seguro- dijo con esa mueca irónica suya tan característica - Debes atender a la enfermita.

-Bella, yo- intente disculparme, realmente no quería dejarla así pero Victoria se presionó más en mi pecho para llamar mi atención.

No más errores me recordó la voz de mi abuelo.

-Nos vemos después- Bella se despidió y nos dejó a solas.

Nos quedamos un minuto en silencio hasta que Victoria no aguanto.

-¿Por qué tienes que traerla en todo momento?

-Es tu dama de honor- le conteste modulando mi voz, no quería enfadarme.

-Pues, no la necesito- dijo cruzando su brazos en plena acto de capricho- Para eso tengo a María y a Irina.

-¿No era que estabas enferma mi amor?- le recordé para cortar el tema, había empezado mal el día y no quería que terminará así.

Me miro desafiante un momento para luego desviar la vista, ella odiaba que cambiara de tema drásticamente, pero al igual que yo, parecía que quería evitar confrontaciones, después de todo estábamos a punto de casarnos, no debíamos pelar tanto.

-Ya estoy mejor, pero quisiera descansar, ¿Vamos?- dijo dándome un beso corto y enlazando nuestras manos.

Una vez subidos en el auto me surgió una duda.

-¿Vamos a tu departamento?

-¡No!- grito entre asustada y nerviosa pero se recompuso rápidamente- Quiero decir… que preferiría que vallamos a la casa de mis padres.

No le dije nada y me dedique a conducir hacia la mansión Denali. ¿Qué estaría escondiendo Victoria en su departamento? O mejor dicho ¿A quién? Quizás a James. No sería la primera vez que ella me engañara.

En todo caso no tenía moral para decirle algo cuando en estos días lo único que quería era pasar cada hora junto a Bella, y mejor si estábamos faltos de ropa.

Sonreí inconscientemente recordando nuestro último encuentro, habíamos estado tan cerca los dos de dejar nuestro celibato, pero nos habían interrumpido, y dudaba seriamente que él momento volviera a repetirse, no me quedaba mucho tiempo de libertad, solo tenía diez días y después sería un hombre casado. ¿Y quién sabe cuánto duraría este matrimonio? ¿Segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años? No sabría decirlo.

Cuando llegamos, ella espero hasta que yo le abriera la puerta. En silencio caminamos hacia la puerta de la casa.

-Estás muy callado- dijo Victoria- ¿Qué pasa?

-Nada- me encogí de hombros- Solo pensaba.

-Yo también- sonrió de manera dulce- ¿Puedes creer que solo faltan diez días para la boda?

-Justamente en eso pensaba- mentí un poco, pasando mí brazo por sus hombros, debía acostumbrarme a nuestra cercanía nuevamente, era difícil después de volver a ver a Bella luego de dos años.

Parecía no haber nadie en la mansión, porque todo estaba muy silencioso.

-Mentiroso- rio ella haciendo una mueca graciosa, cuando se comportaba de esa manera y no como niña malcriada queriendo marcar territorio frente a Bella era fácil estar con ella, quizás mi vida a su lado no sería tan mala. Claro sin contar con que ella debería dejar de acostarse con otras personas.

-¡Qué bueno verlos tan felices!- la voz de Eleazar resonó a nuestras espaldas.

Bien, eso era bueno, sin querer jugaba puntos a mi favor, quizás con esto Eleazar dejaría de quejarse con mi abuelo por el trato que le daba a su hija.

-Siempre estamos felices- le reprocho ella.

-Últimamente no lo parecía- dijo mi futuro suegro mirándome fijamente, comprendí la indirecta perfectamente. No más acercamientos con Bella.

-Estamos muy estresados por la boda- nos excusó ella, agarro mi mano y me remolco hacia las escaleras- Nos vemos después, estoy cansada.

Una vez que entramos a su habitación, cerró la puerta con seguro.

-No quiero que nos molesten- dijo acercándose peligrosamente a mí, se abrazó a mi cintura.

-Victoria- le advertí intentando separarme sin ejercer mucha fuerza.- Ya hemos hablado de esto.

-Lo sé, lo sé- contesto algo frustrada levantando las manos en son de paz- Tú y tus modales ingleses.

-No tengo la culpa de haber sido criado así- le sonreí forzadamente, ella pensaba que como mis abuelos eran ingleses, había crecido con altos valores morales, lo cierto era que así era, pero yo no había hecho mucho caso antes.

-Lo sé- repitió acercándose a su ventana mirando fijamente el horizonte- Es solo que…es un poco molesto, ya sabes, estamos a punto de casarnos y no hemos pasado de besarnos.

-La expectación es siempre mejor, ¿no lo crees?- le dije acercándome a ella.

-Lo sé- repitió nuevamente riéndose- Pero tengo veinticuatro años, es ridículo que aun siga siendo virgen a estas alturas de mi vida.

Juro que intente no reírme, aun así solté una risita, ella era tan virgen como yo, no sé porque se empeñaba en mentirme.

Quizás esperaría hasta la noche de bodas para decirme la verdad. Allá ella si quería aparentar ser una virgen santa.

-Yo tengo veinticinco y aún sigo siendo virgen amor- mentí descaradamente- Eso sí que es ridículo.

-Entonces solucionemos esta ridiculez- dijo besándome.

-Ya sabes que me educaron para respetar a mi mujer hasta que llegue el día de nuestro matrimonio- le conteste cuando terminamos el beso, por alguna razón, ahora me molestaba que me besara, no se sentía… correcto.

-¿Me pregunto si eso le decías a Isabella?- se alejó frustrada volviéndose nuevamente a la ventana.

-¿Qué quieres decir? – le pregunte nervioso, intente que no se notara.

-Conozco tu promesa de matrimonio hacia ella- ella seguía sin mirarme, así que no podía ver su expresión.

-Éramos solo unos niños- me defendí, pero algo no andaba bien, como sabía Victoria sobre esto- ¿Cómo lo sabes?

-James me lo conto- ella se encogió de hombros como si no fuera la gran cosa, pero para mí si era importante- Entre ellos no hay secretos.

-Bella me dijo que no tiene nada con James- mi voz empezaba a acerarse, no permitiría que difamara a Bella.

-Te mintió, y parece que siempre lo hace- dijo dándose vuelta y enfrentándome- Ellos dos congeniaron desde el primer momento en que se vieron, y si no es así ¿Cómo sabría James esa promesa que le hiciste de niños?

No supe contestarle, quizás los chicos se lo habrían contado, pero no los veía hablando de mí, solo alguien podría haberle contado algo tan importante entre nosotros, y ese alguien era Bella.

Instantáneamente mi humor cambio, ¿con que derecho ella le contaba a sus noviecitos sobre nuestra infancia? Eso es algo nuestro, de nadie más.

-Solo eran tonterías- le dije con voz dura recordando como Bella solía decirme que nuestra promesa solo eran "tonterías" de niños- Nunca pensé en cumplir esa promesa.

Decir esa blasfemia me molesto, podía mentirle a los demás, pero no a mí mismo.

Para mí nunca fueron tonterías, para mí era una verdad, pero las cosas habían cambiado, los destinos se habían truncado y a los ojos de Bella yo siempre sería su mejor amigo.

-Eso mismo le dije yo- su sonrisa era brillante, parecía que le habían dado un regalo de cumpleaños- Él estaba preocupado por si algún día querían avanzar en su relación, y ya sabes, pedirle matrimonio.

Entonces recordé una charla en la cocina

Flash Back

-¿Estas planeando casarte?- le pregunte más que interesado.

-Quién sabe- dijo sin importancia haciéndome sentar para sacarme su chupón.

-No puedes casarte- gruñí enojado, la sola idea de verla casándose hacía que se me revolvieran las tripas.

-Claro que puedo, un día me enamorare, y me casaré- me contesto enojada.

-¿Ya estás enamorada de alguien?

-Sí, y mucho- me revelo dejándome estático, pero nuevamente el enojo hablo por mí.

-¿De quién?

-No te lo voy a decir- se negó a contestarme.

Fin del Flash Back

Apreté mis puños volviéndose blancos, Bella me había mentido, ella tenía una relación con James. Había visto todas las señales pero como el idiota que era no había sabido leerlas.

Unos toques en la puerta rompió el silencio que se había creado- Señorita, el Señor manda a decirle que el almuerzo está servido.

-Vamos- dijo Victoria tomándome la mano sin dejar de sonreír, ya no se la notaba enferma, quizás después podría volver a mi departamento, necesitaba hablar con Bella.

o-o-o-o-o-o

Después de un tenso almuerzo con su familia, y una tarde con los abogados de Eleazar, necesitaba escapar, cualquiera diría que debía acostumbrarme a mi nueva familia política, pero simplemente no podía, y más si tenía a mi amiga esperando por mí al otro lado de la ciudad.

Eleazar y sus abogados creían que había gato encerrado en la fusión de las empresas, y claramente lo había, pero no había necesidad que él lo supiera, después de todo, una vez fusionadas las empresas, el problema desaparecería.

Aparque en el estacionamiento sin prisas y camine cansado hacia mi apartamento.

Escuche unos correteos en mi habitación.

-¿Me estabas esperando?- bromee con ella, estaba vestida solo con un albornoz, tenía planeado hablar con ella, pero su escasa vestimenta siempre me distraía, desde que éramos unos adolescentes, y ella lo sabía, ¿Lo habría planeado?

-No- dijo enojada, eso me despertó de mi ensoñación.

-Solo estaba jugando, no es para que te enojes- le dije la verdad a medias.

-¿Así que solo me quieres para jugar?- pregunto arqueando una ceja.

-Preferiblemente sí- conteste acercándome, ahora lo sabía, ella había estado esperándome vestida así. O mejor dicho casi vestida. La había extrañado tanto, después de todo, dos años de abstinencia hacían mella en cualquiera.

-Lastima, no soy una chica para jugar- contesto al parecer enojada yéndose al armario, escuche el ruido del cerrojo. ¡Genial! Se había encerrado.

-Bella, no quise decir eso- le grite desde afuera sentándome en la cama, si ella quería estar sola, la dejaría, la conocía bastante para saber que era mejor así.

-Últimamente haces y dices cosas que no quieres hacer- me grito desde adentro.

Me disculpe con un "Lo siento", ¿Qué más podía decirle sin lastimarla? Parecía que cada vez que hablábamos terminábamos discutiendo.

Antes no era así, no me gustaba esta situación.

-¿Qué te está pasando Edward?- dijo con la voz quebrada.

¡Mi Bella! Me lamente para mí mismo, era el más grande imbécil de todos si hacía llorar a una chica como ella.

-No puedo decírtelo- apoye mi frente en la puerta, quería abrazarla, decirle que no debería llorar por mí, que no valía la pena, decirle tantas cosas que no podía.

Esto no podía seguir así, debía hablar con ella, tantos años de amistad no podían irse a la basura por falta de comunicación.

Pero parecía que el universo no quería que arreglara las cosas con ella porque en ese momento me llego un mensaje de Eleazar diciéndome que Victoria estaba mal nuevamente.

-Cierto, olvide que ya no nos tenemos confianza- dijo saliendo del armario.

Esta charla debía esperar.

-Debo irme, Victoria…- Quería explicarle que volvería, pero ella no me dejo.

-No quiero saber lo que harán, solo vete- dijo esto sin mirarme, sabía que ella estaba dolida, después de todo, siempre habíamos sido lo primero en la lista del otro. Tenía razón en enojarse, Victoria debía entender que no podía dejar sola a Bella así como así.

-Mírame.

Ella seguía mirando a la pared, ignorándome.

-¡Mírame!- tome su mentón para que me viera, y mi corazón se apretó en culpa cuando vi que sus ojos estaban empañados, la abrace consolándola, ella no debía llorar. –Prometo volver, no me quedare con ella.

-No tienes que hacerlo- dijo con voz ronca, pero supe que quería sonreír.

-Volveré a ti- le prometí apretándola más a mi.- Es más, ni siquiera tendrás que dormir, no tardaré, lo prometo.

-¿Lo prometes?- dijo haciendo un puchero infantil sin darse cuenta, no pude resistirme y le di un beso rápido.

-Lo prometo- pellizque su nariz de manera juguetona haciéndola reír, eso me gusto. Ella siempre debía reír, no era justo que llorara sin causa.

Al volver aclararíamos las cosas, le diría la verdad, estaba seguro que ella me apoyaría.

o-o-o-o-o-o

Estaba mirando el techo sin poder dormir a diferencia de Victoria que dormía plácidamente dándome la espalda.

Dicen que los que no pueden dormir es porque sienten culpa, y yo le daba la razón a quien lo había dicho primero.

Sentía una culpa inmensa, le había prometido a Bella volver con ella, y no lo había hecho.

Toda la tarde me tuvieron atrapado con los achaques de Victoria, supuestamente era por su alergia, pero yo no era ningún tonto, sabía que todo era mera farsa, pero no podía hacer nada, había mucho en juego.

Quise llamar a Bella para explicarle mi ausencia, pero parecía que su celular estaba apagado o quizás se rehusaba a contestarme, cualquiera de las dos opciones me carcomían por dentro.

Y en cuanto quise salir en su búsqueda, la inminente tormenta que sacudiría Nueva york me detuvo, eso y las palabras de Eleazar que parecía no quitarme la vista de encima.

Bella estaba sola en mi departamento mientras llovía a cantaros en estos momentos.

Los truenos hacían temblar los cristales de las ventanas, no quería imaginar cómo estaría ella.

-La dejaste dos años sola, ella sabe cómo apañárselas- me había dicho Alice en cuanto la llame desesperado para que ella se comunicara con Bella.

Me di vuelta en la cama nuevamente sin poder acomodarme.

¿Qué estaría haciendo Bella en estos momentos? Estaría recordándome a causa de la tormenta. Sin ni siquiera detenerme a pensar que mi prometida estaba a mi lado, recordé como habíamos vencido su miedo a las tormentas.

Flash Back

La recosté suavemente en la manta luego de haberle quitado su camiseta, su piel era cremosa y blanca, estaba seguro que una vez que la tocara no querría soltarla más.

Mordisquee su cuello con cuidado ganándome un suspiro, no quería que dudara de mí, ni tampoco quería que se arrepintiera.

Bella acariciaba mis cabellos, estaba tranquila, eso estaba bien, porque yo estaba que sudaba de nervios, teóricamente hablando ya que estaba haciendo frio, pero no era un tema que me preocupara, pronto estaríamos sudando… si es que las cosas salían bien.

No me había dado cuenta que había estado divagando tanto que había pasado besando el mismo punto en su cuello durante varios minutos dejándolo rojo, decidí que era mejor pasar a la acción, desabroche su sostén, pero cuando iba a sacárselo, ella me detuvo bruscamente.

-Edward alguien nos está mirando- dijo alarmada apuntando hacia al otro lado del prado, gire bruscamente mi cuello dispuesto a golpear a quien nos estuviera espiando, pero cuando vi "que" era, solo me reí.

-Es solo un ciervo- le dije volviendo a mi tarea de desnudarla.

-No pienso hacerlo frente a un animal- dijo rotundamente.

-Solo ignóralo- conteste acariciando sus costados.

-No- se sentó tapándose con su camiseta.

-Bien- dije suspirando y colocándome mi chaqueta nuevamente, pero recostándome en la manta indicándole que hiciera lo mismo.

Una vez vestida, se recostó en mi pecho abrazándome.

-Lo siento- se disculpó, pero no la deje, sino que la bese suavemente, haciéndole saber que está bien, después de todo, yo también estaba nervioso.

-No hay problema- dije al terminar el beso.

-Me da pena- se sonrojo furiosamente desviando su vista al ciervo que al igual que nosotros, decidió echarse tranquilamente al otro lado del prado, su instinto le decía que no éramos peligrosos.

-Y no tiene pensado irse- bromee mirando a nuestro invitado.

Ella abrió la boca para decir algo más, pero una gota furtiva que cayó en su frente la detuvo.

Fue divertido ver como una gama de enojo cruzo por su rostro.

-¿Por qué tiene que llover justamente hoy?- dijo masticando las palabras.

-Quizás sea una señal- me encogí de hombros, tanto como podía en la posición en la que estábamos abrazados.

-¿Te arrepentiste?- dijo asustada levantándose

Solté una carcajada, y sin mirarla me dispuse a guardar nuestro improvisado picnic, quería hacerla sufrir un momento, después de todo, ella era la que había cortado nuestro momento.

-Edward- dijo tomando mi mano obligándola a mirarla, las gotas empezaban a caer más seguidas, dejando cristales brillantes en su cabello.

¡Que hermosa era! Pensé sonriendo.

-Claro que no- dije pasando un brazo por sus hombros para protegerla un poco de la llovizna.- Solo digo que quizás sea una señal para cambiar de escenario.

-Ah- dijo sonrojándose pero sin apartar la vista, mordió su labio de manera nerviosa.

Una vez en mi auto, la inste a que se recostara en mi hombro mientras conducía, no quería que se nos pasara el ánimo, después de todo, era un gran paso el que estábamos por dar, no quería que retrocediéramos.

-Es peligroso- negó con su cabeza- Está lloviendo.

-Estas muy lejos- dije haciéndole un puchero.

-Compórtate- dijo riéndose, pero cambio de tema, quedándose quietecita en su lugar- ¿A dónde vamos?

-A tu casa.

-¿Por qué a la mía?- dijo casi en un grito- Vamos a la tuya.

-¿Quieres que Emmett nos escuche?- pregunte falsamente horrorizado, aunque, pensándolo bien, sería un horror que él lo supiera, me torturaría por años.

-Dios, ¡No!- dijo colorada.

Seguí conduciendo a su casa despacio, la lluvia caía copiosamente, los truenos no tardaron en aparecer haciéndola temblar.

-Sabes que nunca te voy a dejar sola en una tormenta. ¿Verdad?-Me gustaría tanto abrazarla.

Ella asintió sin decir nada, pero pude ver una pequeña sonrisa.

Los truenos le recordaban a su mamá, y sin pensarlo, yo iba desaparecer sus miedos hoy.

-Vamos- le dije en cuanto llegamos su casa, aún faltaban horas para que su padre llegara, esa era una ventaja, aun así no habíamos querido hacerlo en su casa en caso de sospechas, pero, ¿Quién iba a decir que hoy llovería? Según el pronóstico hoy habría sol…

Subimos en silencio las escaleras hasta llegar a su cuarto.

-Bien, ya estamos aquí- se notaba a leguas que Bella estaba nerviosa, y por consiguiente me estaba poniendo nervioso a mí mismo, de repente me llego una oleada de arrepentimiento.

-No necesitamos hac…- dije pero ella no me dejo terminar, puso su cálida mano en mis labios.

-Si no es contigo, no es con nadie.

Quite su mano de manera delicada, dejando un beso en su palma.

-Si no es contigo, no es con nadie- repetí causando que sonriera.- ¿Quieres que ponga música?

(1) Ya tenía el disco de 3 Doors Down listo, pero ella sacudió su cabeza negando.

-Bien, cierra los ojos- acune su rostro y yo mismo cerré los ojos besándola despacio, saboreando su sabor.

Deslice mis manos hacia su camiseta, y de un solo movimiento esta estuvo fuera de su cuerpo.

Casi suspirando ella abrió sus ojos y casi hipnotizándome dijo- Cierra tus ojos.

Podía sentir sus manos acariciar mi pecho por sobre mi ropa, y al igual que yo, no tardó mucho en deshacerse de chaqueta y camiseta.

Dejo un beso en mi pecho y coloco su mano donde mi corazón palpitaba feliz, tomo la mía y la coloco también sobre su corazón.

-Solo alguien muy importante puede sacarnos de aquí- dijo casi arañando mi pecho- Solo alguien importante puede tocarte como yo.

-Solo tú- dije casi maravillado, sus palabras me daban esperanzas, quizás mi deseo egoísta de ser el primero en su vida me daría más de lo que yo había soñado.

-Solo tú- repitió ella esta vez.

Nos encamine a su cama, tendiéndonos sobre ella, la caída nos causó una pequeña risa.

Y eso era lo que quería, que ella lo pasara bien, que ella sintiera mi amor.

Entre besos y picotazos nos desnudamos por completo.

-Eres hermosa, ¿Sabes?- le dije acariciando su cabello mientras mis labios se posaban en uno de su senos.

-Tu sabes que no es así- dijo suspirando acariciando mis cabellos como en el prado, era bueno que no existiera casi el pudor entre nosotros.

No le conteste, estaba ensimismado en mi labor, en mi exquisita labor de mordisquear su pezón una y otra vez, obteniendo siseos de su parte que eran opacados culpa de la maldita tormenta de afuera.

Sus manos no estuvieron en mi cabello mucho tiempo, sino que se dedicaron a arañar mis hombros y espalda dándome sacudidas de placer que iban directo a mi miembro que me pedía a gritos hacerla mía.

Sin preguntar y sin pensar, lleve mi mano derecha a su vientre, acariciándolo para que supiera lo que iba a hacer y no la sobresaltara, descendí un poco más, y toque su sexo casi sin hacerlo.

Ella no se inmuto, o quizás sí, era difícil saberlo, solo me di cuenta como tomo mi rostro tratando de besarme, lo que inmediatamente hice sin quitar mi mano que ya acariciaba su humedad expandiéndola más.

-Edward- gimió Bella apretándome más a su cuerpo.

Era simplemente el paraíso, tenerla así, solo para mí, y me aseguraría de que nadie más la tocara como yo.

Seguimos besándonos hasta que un trueno nos hizo estremecer, y tome eso como señal de que era hora de continuar, al fin y al cabo, mi padre dijo que debía asegurarme de que ella estuviera bastante húmeda, no había querido decirle con quien estaría, pero supongo que él lo sospechaba, había sido una charla muy incómoda, pero necesaria.

-¿Estas lista?- le pregunte dejando sus labios, pero no aguante y volví a besarla un rato más.

-Edward- dijo ella sobre mis labios, mirándome fijamente.- Prométeme que no harás esto con nadie más.

-Lo prometo, solo quiero estar contigo- dije sonriéndole, la euforia que sentía era gigantesca, cada palabra que ella me decía hacia querer abrazarla y no soltarla nunca más.- Promételo tú también.

-Prometido- dijo acercándose más y besarme, esto bastaba para mí, tenía que estar dentro de ella ya, quería que ella solo fuera mía.

Tome mi miembro que ya estaba bastante duro a causa de nuestros juegos, pero no me importaba que estuviera a punto del dolor, la que importaba era Bella. Y con la mayor suavidad que pude me adentre en ella de un solo tirón, habíamos quedado anteriormente que sería así.

-Aggh- solté un gruñido de satisfacción, pero lo que no me esperaba era ver sus ojos cerrados fuertemente mientras sus dientes aprisionaban casi de manera dolorosa su labio inferior.-Bella, lo siento.

-Este bien- dijo ella con voz amortiguada- Solo, no te muevas.

-No lo haré- dije rápidamente, era un idiota, debería haber sido más cuidadoso, Carlisle había dicho que debía distraer a la chica para que su dolor se disipara, pero… ¿Cómo la distraía? Me decidí por lo más práctico.

-¿Bella?- le pregunte, ella parecía estar incomoda aún- ¿Qué es amarillo que a la vez sube y baja?

Ella me miro incrédulamente pero me aun así me sonrió, la pobre no me entendía, esto no estaba funcionando. –No sé.

-Un pollito en un ascensor- dije haciendo una mueca, por dos razones, una por el ridículo que estaba haciendo y otra porque realmente quería moverme, debía ser un caballero, pero carajo que necesitaba moverme, la excitación me estaba matando.

Y por increíble que parezca, ella se rio. La situación era hilarante si me ponía pensar, yo a punto de reventar, ella adolorida debajo de mi cuerpo y a mí se me ocurría contar chistes. ¿Qué estaba mal conmigo?

-Eres tan… Edward- dijo riendo y se apresto a besarme moviéndose de una manera que me incitaba a moverme también.

Con mi lengua acaricie su boca con una pasión desmedida, y como si algo me iluminara le di la primera envestida sin poder aguantar a hacerlo de nuevo.

Nuestras risas cesaron para dar comienzo a los gemidos sin control, y a estos la lluvia con su sonido incesante en la ventana no pudo opacarlos.

-Bella- dije como un ruego, ella se abrazó a mi cuerpo, con sus dedos presionando mis hombros de una manera incitante.

Lamentablemente esto no iba a durar mucho, era nuestra primera vez y la desesperación nos ganaba moviéndonos cada vez más rápido sin pensar en alargar el placer que nos brindábamos.

Pero, por ella aguantaría, Bella debía tener su orgasmo, su primer orgasmo con migo en su primera vez.

Deje sus labios para mordisquear uno de sus pezones, ya los había olvidado por mucho tiempo.

Ella tampoco se quedó quieta, envolvió mi cadera con sus piernas dificultando mis embestidas, pero ahora eran más profundas y mucho más placenteras.

Y eso fue todo, sin aviso, su sexo apretó violentamente el mío sacándome el aire, sentí que se me iba la vida, y por mi estaba bien, si era para pertenecer a Bella mucho mejor.

Creo que ambos gritamos, no lo sé mu y bien.

El placer que corría por mis venas era incontenible, me quería hacer doblar los dedos de los pies y estirarme hasta más no poder.

Respire pesadamente dejándome caer sobre el cuerpo de Bella, mi Bella, solo mía, pero había algo que pugnaba por salir de mis labios, necesitaba decírselo antes de que me arrepintiera.

-Te amo- dije apenas levantando mi cabeza, lo suficiente para observar sus ojos, sus pupilas estaban dilatadas, su cabello parecía un almiar, y el sudor hacía que su piel brillara, y todo esto la hacía más hermosa a mis ojos.- Siempre lo he hecho, siempre te he amado.

Su mirada era dulce, ella sonreía- Yo también te amo.

Creo que mi corazón se detuvo en ese momento, en ese milimétrico segundo donde ella me contesto. Esto debía ser un sueño.

¡Ella me amaba!

Creo que quería llorar, pero ya había hecho demasiado el ridículo contando un chiste cuando no debía, así que me contuve. Lo que no contuve fue besarla con fuerza, no era un beso apasionado ni un beso dulce, sino un beso que demostrara cuán grande era mi amor por ella.

-¿En serio?- pregunte separándome un poco para mirarla.

-Claro- su mano se posó en mi mejilla- Eres mi mejor amigo, ¿Cómo no quererte?

-Pero, ¿tú me amas como yo te amo a ti?- pregunte un poco desilusionado, esto no era lo que esperaba.

-No entiendo- dijo frunciendo el ceño- Te amo como se aman los mejores amigos ¿Así me amas tú?

No me atreví a decir nada, en realidad, mi voz había desaparecido, para ella yo siempre sería su mejor amigo, nada más.

Pero tenía que contestarle, sino, ella pensaría mal, y no quería que nuestra amistad acabe solo porque me enamore de ella.

-Sí, así te amo, como mi mejor amiga- intente sonreír, no quería que viera la tristeza en mi mirada, así que cerré los ojos y la bese.

Si quería estar a su lado, debía cerrar mi corazón a ella, arrancar mi amor desde el centro y olvidarlo.

Era mejor tenerla como amiga que no tenerla a mi lado, no quería asustarla con mis sentimientos.

Quise cambiar de tema, quizás así no sería tan patético.

-¿Lo disfrutaste?- pregunte intentando acostarme a su lado, la estuve aplastándola todo este tiempo y aún estaba dentro de ella.

-Quédate un poco más- ella me tomo de los hombros deteniéndome- Me gusta sentirte dentro de mí, ahora somos uno.

Esas frases siempre me descolocaban, eran las que me daban esperanzas de que ella si sentía algo por mí, pero esta vez no deje a las muy traicioneras arraigarse en mi corazón, recordándome que ella solo me amaba como un amigo, aun así no podía dejar de estar de acuerdo con ella.

-Sí, somos uno Bella- le conteste acariciando su mejilla, pero un trueno corto nuestro momento.

-No me di cuenta del diluvio- dijo sonriendo.

-Ya tenemos un remedio para tus miedos a las tormentas- me reí.

Fin del Flash Back

Volví a darme vuelta en la cama, había rememorado esta escena muchas veces, tan solo era un chiquillo de diecisiete años, mientras Bella tenía dieciséis, yo creía que lo que sentía era amor, pero ¿Quién en su sano juicio no se enamoraría de Bella?

Por suerte, yo ya había superado mi enamoramiento, pero a veces este quería salir a flote, más ahora que tenía a Bella tan cerca recordando cuan feliz era a su lado.

Pero no debía dejarme engañar, lo que había sentido antes, no era amor, solo un enamoramiento, como bien dijo Bella, nosotros nos amábamos como los mejores amigos que éramos y eso nunca cambiaría.

Por mi estaba bien, después de todo, estaba a punto de casarme con victoria, y no era tiempo de dudas.

Aporre una vez más mi almohada intentando acomodarla para ya dormirme de una vez.

Afuera la feroz tormenta caía sobre Nueva York como burlándose de mis pensamientos, lo más seguro era que Bella no recordara como habíamos remediado su miedo a las tormentas.

o-o-o-o-o-o

(2)Después de una penosa noche, la mañana se alzaba con un brillante sol, contrariamente a mi estado de ánimo.

Bella estaría furiosa conmigo, eso lo daba por hecho, ¿Cuántas promesas había roto ya?

Subí casi trotando las escaleras, según el conserje, habían tenido problemas con la electricidad del edificio, y todas las puertas incluido el ascensor habían dejado de funcionar. Tendría que plantear una queja, ¿Cómo era posible que Bella haya quedado encerrada sola en mi departamento?

Me había metido en problemas.

Suspire frente a mi puerta para infundirme valor.

Pase la tarjeta para entrar y me prepare para la pelea.

Al segundo de entrar me detuve sorprendido al ver las maletas de Bella. ¿Tan enojada estaba que me esperaba con las maletas listas?

No sería nada fácil que me perdonara esta vez.

-¿Qué hora es?- dijo una voz pastosa, deteniéndome una vez más ¿Quién era?, su voz provenía del living.

-No sé- contesto Bella.

¿Bella estaba con un hombre en mi departamento? ¿¡Qué clase de broma era esta!?

Casi corrí con el corazón latiéndome abrumadoramente.

Lo primero que detecte fueron dos botellas de vino vacías junto a un par de copas en la mesita, pero la imagen que me horrorizo fue Bella recostada sobre Peter en mi sillón. ¿Habían dormido juntos?

Sentí la sangre palpitar detrás de mis oídos, sentía que en cualquier momento estallaría.

-¿Me pueden explicar qué coño significa esto?- grite totalmente enojado.

Anoche como el idiota que era rememoré nuestra primera vez, sintiéndome culpable por no acompañarla en la tormenta, y ella había buscado un reemplazo.

No sabía que gobernaba más, sí la ira o la tristeza.

Bella alternaba su mirada horrorizada entre mi vecino y yo

-No grites- dijo Peter todavía adormilado, sujetando su cabeza.

-Por favor- lo secundo Bella levantándose a duras penas.

-Es mi departamento y grito lo que quiera- volví a alzar la voz.

-¿Cuál es tu maldito problema? -me contesto el intruso sentándose mientras refregaba su cara, y al mirarlo más de cerca, su ropa se me hizo muy conocida.

¡Era mi ropa!

-¡Oh por dios!- dije abriendo los ojos comprendiéndolo todo- Aparte de acostarse en mi departamento, le das mi ropa- Hice énfasis en los posesivos.

-Edward no es lo que crees- Bella había decidido por fin abrir la boca- Solo nos acostamos en el sillón.

-¿Así que aceptas que te acostaste con mi vecino?- dije sorprendido cruzando mis brazos.

-Si- dijo Bella asintiendo, pero luego vio mi cara de horror y se retractó- Digo no, quiero decir, nos acostamos a dormir, no acostarnos de acostarse, ya sabes.

-No hace falta que finjas, ya me doy cuenta de todo- esta era una Bella que no conocía- Victoria tenía razón sobre ti.

-¿De qué rayos hablas?- dijo exasperada- No te estoy entendiendo.

-Chicos, yo me retiro- Peter interrumpió nuestra pelea levantándose y abrazando a una sorprendida Bella- Toca mi puerta cuando quieras que te lleve.

-Tú no te vas a ningún lado- dije aireadamente.

-Este es un problema entre ustedes dos- él se dirigía estrictamente a Bella- Deben hablar y resolverlo.

Y así sin más se fue.

-Estoy esperando una explicación.

-No te debo nada- dijo enojada- No eres nada mío.

-¿Ahora soy nada para ti?- Dije dolido.

-El que me debe una explicación eres tu- dijo señalándome con el dedo- No volviste anoche.

-¿Por qué debería darte explicaciones?- la mire fijamente- Ahora somos nada, ¿Recuerdas?

-No des vuelta mi discurso- dijo no dejando el tema- Prometiste volver.

-No pude- conteste exasperado- La tormenta era muy fuerte.

-Esas son excusas- negó, y pude ver en mirada que no me creía- ¿Pasaste la noche con ella?

-Sí, pase la noche con mi prometida- hice énfasis en "prometida"- Así como tú pasaste la noche con tu nueva conquista.

-¿De dónde sacas tantas estupideces juntas?- A esta altura ya estábamos gritando.

-No es una estupidez- grite de vuelta- Los encuentro borrachos, acurrucados en mi sofá, y el usando mi ropa.

-Se mojó con la tormenta, luego me ayudo con mis maletas, corto la luz dejándonos encerrados, y le preste tu ropa para que no se resfriara- dijo a la carrera, y lo que decía casi no tenía sentido ni coherencia.

-Esas son excusas- dije con una sonrisa irónica- Por una vez en tu vida di la verdad.

-Esa es la verdad- me grito agitando sus brazos, no sabía si quería golpearme o algo.

-¿Por qué no contestabas mis llamadas?

-Mi celular esta sin batería y tu escondiste mi cargador- me acuso.

-Victoria tenía razón sobre ti, siempre mientes.

-Victoria, Victoria, Victoria- llevo sus manos con exasperación a su cabello despeinándolo más- Ella es la que miente, ¿Sabías que tiene algo con James?

-Curiosamente, ella dice lo mismo sobre ti, y elijo creerle a ella.

Bella cubrió su boca con una mano, conteniendo un grito, como si no pudiera creer lo que yo estaba diciéndole.

-¿La eliges a ella?- dijo con dolor en su ojos, como siempre su dolor era mi dolor, pero esta vez ella había sobrepasado los límites.- Después de tantos años, ¿La eliges a ella?

-Victoria durmió anoche con su prometido- dije sin mirarla- En cambio tu dormiste con mi vecino que conoces de apenas unos días, siendo que estas en una relación con James.

Vi como una sola lagrima se deslizaba solitaria por su mejilla, ella seguía mirándome, sin decir nada, hasta que hablo.

-¿Eso es lo que crees de mí?- dijo limpiándose con rabia esa lagrima solitaria, pero aun así no pudo evitar que las demás cayeran, quise retractarme, no quería que ella llorara, solo que estaba muy enfadado por ver que mi Bella ya no era mi Bella, sino una completa desconocida.

-Bella, yo- quise acercarme, pero no me dejo.

-Aléjate- dijo retrocediendo- No te reconozco Edward, ¿Quién eres?

Eso me enojo más, era ella la que mentía y se hacía la ofendida.

-¿Quién eres tú?- la apunte - ¿Dónde está mi Bella? ¿Dónde está la que me prometió que nadie más la tocaría? ¿Dónde está la Bella sincera que jamás me mentiría?

-Pides cosas que no sabes dar- dijo negando mientras más lagrimas descendían pos sus mejillas- Preguntas donde esta tú Bella, cuando ni yo misma te reconozco, me pides que sea sincera, cuando tu no lo eres conmigo, quieres que cumpla con una promesa que nos hicimos, cuando tú mismo la rompes todas las noches con tu adorada Vicky.

-No es así- intente defenderme.

-Entonces explícame- dijo con voz rota.

-Bella, ese no es el tema.

-¿Qué tiene Victoria que le crees a ella? ¿Qué tiene para que la elijas sobre mí? ¿Qué tiene ella que no tenga yo?- me grito esta vez sollozando.

Y no supe que contestarle, solo me quede callado.

-Contéstame- volvió a gritar.

No podía hablar, solo quería abrazarla y decirle que todo estaría bien, que ella era mucho mejor que Victoria aunque no fuera sincera.

Me acerque para abrazarla, pero en cuanto pose una mano en su hombro se revolvió furiosa.

-No me toques- sus sollozos eran ahogados, y sentía que yo mismo me ahogaría en ellos.

Quise acercarme otra vez, pero salió corriendo hacia la puerta, abriéndola violentamente.

Yo solo atine a seguirla.

-¡Peter!- grito aporreando la puerta de enfrente, y esta se abrió como si hubiera estado esperándola.

-Hey tranquila- dijo, pero su sonrisa desapareció al verla llorar de ese modo, y ella si permitió que él la abrazara.

-¿A él si le permites que te toque?- escupí con rabia y celos- Por más que lo niegues, yo tenía razón, te revolcaste con él anoche, por eso tanta confianza.

-Ya cállate- dijo soltando a Peter para enfrentarme.

-Te duele la verdad ¿Cierto?- dije enojado- Pues a mí también me duele que mi amiga sea una cualquiera que le es infiel a su novio.

Y de pronto sentí arder mi mejilla, Bella me había dado una cachetada sin previo aviso, simplemente lo hizo.

Y realmente quise aplaudirla, yo era el idiota más grande del mundo, me merecía esa cachetada, los celos hablaban por mí, y necesitaba algo para callarme, sino, la seguiría lastimando.

Quizás hoy estaba un poco lento, porque tampoco vi venir el puño de Peter, él había corrido a Bella a un lado, tomado impulso y me golpeo de lleno en el rostro haciéndome caer de un modo poco decoroso.

-Peter- dijo Bella sorprendida, que se debatía entre arrodillarse a ayudarme o quedarse parada, sus ojos aún estaban rojos por el llanto

-A diferencia de ti, a mí sí me enseñaron a respetar a las damas- fue todo lo que dijo antes de entrar a mi departamento y sacar las maletas de Bella sin mucho esfuerzo.- Vámonos.

Bella me miro un rato más hasta que asintió a Peter y empezaron a irse.

-Bella- quise detenerla.

-A mí también me duele que mi amigo le sea infiel a su novia, y más me duele que le sea infiel conmigo.

Esa fue su despedida.

¿Qué había hecho?

Bella no me perdonaría nunca. Y me lo merecía.

Intente imaginar una vida donde Bella no estuviera, y no podía, Bella no podía irse de mi vida, no así, no herida por mí mismo, no por mis estúpidos celos que me gobernaban.

¡Maldito monstruo de los celos!

Tanto pensar en monstruos me llevo a la conclusión de que había uno, o mejor dicho una monstruita que si me ayudaría.

Alice tenía que ayudarme con Bella.

o-o-o-o-o-o

Eran las ocho pm, mi auto estaba aparcado frente al Plunge Bar and Lounge.

Habían pasado diez años desde la última vez que interferí en una cita de Bella. Según me había dicho Alice, Bella se vería con Peter en este lugar, y así y todo Bella negaba que había algo entre ella y mi vecino, pero ese no era el punto, yo solo venía a hablar con ella.

No era mi culpa que había juntado valor necesario para hablar con ella justo cuando Bella había decidido ir a una cita a esa hora.

Estaba examinándome el moretón que me había dejado el imbécil de Peter, cuando la vi bajarse de un taxi.

Estaba hermosa.

Hacía demasiado tiempo que no la veía vestida así.

Vestida para impresionar a alguien.

A alguien que no era yo.

Los celos querían volver a mí, pero no los deje, no podía volver a joderla con Bella, ya estaba muy complicada la escena como para que yo la desarreglara más.

Respire hondo y la seguí sigilosamente, el local era enorme y parecía mas una discoteca que un bar como dijo Alice.

Ver como ese vestido negro se ajustaba a sus curvas causaban estragos en mi fuero interno.

Cuando vi que se encontró con el idiota, no deje que su abrazo pasara a mayores.

Carraspee esperando que se soltaran, y dije- ¿Puedo acompañarlos en su cena?

-¿Qué haces aquí?- dijo Bella, claramente aún estaba enojada.

Quise contestarle pero no pude, porque en ese momento una chica se acercó rápidamente casi chocándonos en el proceso.

-¡Peter!-dijo riendo mientras lo abrazaba.

-Loti- contesto él abrazándola aún más fuerte, creo que solo le faltaba darle vueltas a la chica.-Te extrañe.

-Pero si nos vimos ayer- se rio separándose para verlo.

-Aun así es mucho tiempo- contesto él olvidándose de nosotros.

De pronto "Loti" se percató de nuestra presencia- ¿Y ellos quiénes son?

No podía creerlo, Peter tenía novia. Y el muy desgraciado se había atrevido a estar con Bella, no dejaría que la humillara de esta manera. Nadie humillaba a mi Bella.

-Mucho gusto- le dije dándole la mano -Edward Cullen y ella es mi novia Bella Swan- dije sonriéndole lo más feliz que podía.

Debía ser convincente en esta cena, no quería que Bella fuera atacada por la chica.

Y al parecer Peter estuvo de acuerdo conmigo, seguramente no quería tener problemas con su novia, nos miro especulativamente.

-Él es mi vecino y su prometida- confirmo ante la alarmada mirada de Bella.

Esta sería una larga noche.


Hola :)

Como han estado? Les gusto el capitulo? ¿Y Edward? Jajajjajajajja

Pues, ha sido toda una experiencia escribir el lemmon, nunca había escrito uno, así que sepan disculpar si quedo medio raro xD

Ah tambien las invito al grupo en facebook Cary0605 . fics (sin espacios)

www . facebook groups / 498971040191241 / ? fref = ts

Eso es todo, nos leemos pronto :)

Espero sus reviews con ansias.

Cary0605

Capítulo 9: ¡SALUD POR LOS AMORES NO CORRESPONDIDOS! Capítulo 11: TERAPIA DE PAREJA

 
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