LA BODA DE MI MEJOR AMIGO (+18)

Autor: cary0605
Género: Romance
Fecha Creación: 05/04/2013
Fecha Actualización: 23/03/2014
Finalizado: NO
Votos: 32
Comentarios: 40
Visitas: 51382
Capítulos: 18

Edward y Bella han sido amigos desde hace años y prometieron casarse cuando ella cumpliera 25 años. Ellos se han distanciado por dos años y falta un mes para que se cumpla esa promesa, pero de repente Edward esta a dos semanas de casarse con Victoria. Con la ayuda de los chicos Bella planeará como detener la boda de su mejor amigo. ¿Logrará frenarla?

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 7: INTERRUPCIONES

Aviso: Los personajes de esta historia no me pertenecen, son propiedad de Stephenie Meyer. Si eres menor de edad lees bajo tu responsabilidad, este fic puede contener lenguaje y situaciones adultas, ya saben, la que avisa no traiciona.

**Gracias a mi beta Jime Cullen Salvatore por betear este capítulo (Betas FFTH)

 

 


Interrupciones”

El camino hasta ahora había transcurrido en un cómodo silencio, con Edward no había necesidad de llenar espacios, simplemente encajábamos en nuestros silencios.

Nos detuvimos en un semáforo en rojo y el silencio se rompió

-¿En qué piensas?

-Nada interesante- conteste sinceramente.

-Eso dices tú- se rio ligeramente- ¿Podré verte en tu vestido de dama de honor?

-Seguro, tienes permiso de verme en el probador- le guiñe el ojo pícaramente- Seré una de esas típicas chicas que usan un vestido ridículo detrás de la novia.

-Entonces muero por verte en un vestido ridículo- se carcajeo, parecía estar de buen humor, el semáforo nos dio luz verde para avanzar.

-No mueras todavía, tienes una boda pendiente- conmigo me dije internamente.

-¡El evento del año!- rodo los ojos apáticamente.

-¿Por qué lo dices así? ¿Acaso no quieres casarte?- pregunte rápido.

-Claro que sí, solo que, es complicado- dijo a la defensiva- No lo entenderías.

-Pruébame- lo incite a que contestara, quería entenderlo.

-Ya te he probado nena- me sonrió torcidamente haciéndome sonrojar.

-¡Edward!- chille avergonzada dándole un golpe en el brazo.

-¿Qué?

-No digas esas cosas- lo regañe aun ofuscada, sus palabras habían calado hondo, debía contenerme, el auto de James y Victoria nos seguía de cerca.

-¿O sino qué?- contesto retándome.

-O te saltaré encima- dos podían jugar este juego señor incitador.

-¿Y si quiero que me saltes encima?- pregunto interesado, ya nos habíamos detenido frente a una enorme Boutique de tres pisos- ¿Lo harías?

-Eso debes averiguarlo- conteste, antes de que replicara salí del auto riéndome, punto para Bella Swan.

-Prometo averiguarlo esta noche- me dijo al oído, sus manos ya estaban en mi cintura y podía sentir un bulto presionándose en mi trasero ¿Cómo había llegado tan rápido a mi lado?

Un carraspeo furioso rompió la burbuja, no hacía falta ser adivino para saber que Victoria estaba furiosa, mas no me deje amedrentar, le di una de mis mejores sonrisas.

-Si ya terminaron, tenemos que entrar- nos dijo, su tono era neutro tratando de disimular su rabia, esa no era la reacción que esperaba. Hubiera sido mejor que gritara y armara un escándalo, pero no.

Ella y James entraron dejándonos afuera.

-Creo que se enojo- le dije queriendo hacer una broma.

-¿Tú crees?- sip, Edward era idiota, en su mundo era normal que el novio estuviera abrazado a su amiga y no a la novia. -Vamos, quiero verte en un vestido ridículo- tomo mi mano llevándome adentro.

En el hall nos esperaban James, Victoria y otra mujer. ¿Dónde estaban Irina y Laurent? Ellos se habían adelantado bastante cuando salimos de su casa.

Victoria observo nuestras manos unidas por un segundo, pero hizo caso omiso otra vez, se estaba conteniendo. Sus ojos azules me atravesaron, yo le devolví la mirada.

Esto era rarísimo, en su casa casi lo arranca de mi lado, pero ahora, solo nos miraba echando chipas sin decir nada, y más extraño aun, el brazo de James estaba en su cintura ¿Sería posible que ellos dos tuvieran algo?

Eso no podía ser, ellos eran amigos.

Una bombilla se encendió en mi cabeza, si ellos eran amigos como Edward y yo, eso significaba que no solo eran amigos comunes y corrientes.

Quizás debería hablar con James, entre los dos podíamos evitar esta boda más rápido de lo que pensé.

Un carraspeo interrumpió nuestro duelo de miradas, hoy era el día de las interrupciones. Esta vez era la otra mujer.

-Soy María de la Fuente, la mejor planeadora de bodas en toda Nueva York- se presento a sí misma, ella tenía una larga cabellera negra y brillante que caían con gracias en suaves ondas sobre su espalda, su tez era de un tono trigueño, parecía ser de México, extendió su mano- ¿Y tu eres?

-Bella Swan.

-Oh, eres una de las damas de honor- sus labios de un rojo furioso hizo una mueca de desagrado, pero al instante me sonrió, claramente era una amiga de Victoria, tal para cual. –Irina y Laurent están con Miranda, en un momento baja.

-No me gusta esperar- dijo Victoria golpeteando el suelo repetidas veces con la punta de su zapato.

-Vic- James la regaño en tono condescendiente, ella lo miro enfurruñada, pero no dijo nada más. Viéndolos interactuar aumento mis sospechas de que algo ocurría entre ellos dos, pero entonces ¿Por qué él coqueteaba conmigo?

No me había dado cuenta que al fondo del hall, había un ascensor, sino hasta que este se abrió dando paso a la que debería ser Miranda. Ella ya era una mujer mayor, pero no por eso menos hermosa.

-Por fin han llegado- dijo juntando sus manos sonriéndonos mientras se nos acercaba- ¿Quién es el novio?

Edward levanto su mano libre, la otra aun seguía aferrada a la mía.

-Oh, tú debes ser la novia entonces- me sonrió cálidamente, tomo mi mano y nos arrastro a ambos unos pasos asombrándonos a todos- Déjame decirte que el vestido te quedara precioso, es como si lo hubiera creado para ti.

-Aggg- Victoria parecía al borde de la histeria.

-Yo no soy la novia- susurré avergonzada, no le desearía este momento ni a mi peor enemiga.

-Oh- y ahora la pobre mujer era la avergonzada- Pero ustedes están juntos, y…

-Yo soy la novia- la pelirroja se hizo notar.

-¿Y él?- pregunto Miranda señalando a James que con su brazo contenía a Victoria que luchaba por no golpear algo.

-Soy uno de los padrinos de bodas.

-Oh, ya veo- dijo mirándonos con una mueca sorprendida y un poco incomoda- Son de esas parejas swinger**.

La única que se hecho a reír fue María, yo no le veía el chiste, Miranda pensaba que yo me acostaba con James, de Victoria podría ser sí mis sospechas eran correctas, pero ¿yo? Por dios, sin contar que Edward mataría al que me pusiera un dedo encima.

-No, solo somos buenos amigos- contesto James por todos.

-Estos jóvenes de hoy en día- Miranda rodo los ojos mirando al cielo. –Las damas síganme.

Las cuatro subimos al ascensor en silencio. Este tenía un espejo en el fondo que simulaba ser una pared. Sentía que me faltaba el aire, pero no le preste atención, odiaba esa sensación de encierro. Una vez en el tercer piso, Miranda nos condujo a habitaciones diferentes. A mí me dejo en una bastante espaciosa con varios espejos que simulaban ser paredes, seguramente para ver el vestido de todos los ángulos, esto no era una habitación, era un enorme probador.

El vestido que debía usar estaba colgado en una de las paredes que no tenían espejos, y no era ridículo, nada ridículo. Era hermoso, sacudí mi cabeza, no debería gustarme, solo lo usaría si fallaba en recuperar a Edward.

Me desvestí con parsimonia, observando mi cuerpo, hoy había utilizado un conjunto blanco de encaje, no sabía si era porque no tenía otra opción, pero ya no me escandalizaba usar estos conjuntos indecentes, estaba sorprendida de mi misma, me tomo solo un día acostumbrarme a ellos.

Y era culpa de Edward, su sola presencia me instaba a seducirlo y verme bonita para él. Yo era un caso perdido.

Un golpe en la puerta me alerto, tome mi blusa para cubrirme un poco

-Soy yo- la voz de Miranda me relajo.

-Adelante.

-Justo a tiempo- dijo, y entro con una muchacha que cargaba un cuaderno- Ponte el vestido, veré si necesitas arreglos.

-Claro- tome el vestido con delicadeza, era de un azul casi plateado, la tela era de una suave piel de sirena que le daba un toque mágico. Abrí el cierre que tenía en la espalda y entre en él, Miranda me hizo una seña para que me volteara y así ella subiera el cierre.

Una vez vestida, me observe, el vestido no se ajustaba totalmente a mi cintura y era un poco largo, pero aún así no le quitaba la belleza, el escote en V era profundo pero no vulgar, también poseía un lazo que forma un moño a un lado de mi cintura era de un plateado pálido que le daba un toque sobrio.

-Lucy, anota, cintura, lazo, espalda, dobladillo, espalda…- y siguió hablando, yo solo  veía mi reflejo, pensando si todo salía mal y la boda seguía en pie, debía usar este bello vestido ese día y apoyar su decisión, porque por más que lo amara, ante todo era su amiga. –Puedes retirarte.

Lucy salió sin decir nada, dejando el cuaderno en uno de los banquitos que había.

-Realmente el vestido era perfecto para ti- me confió en voz baja como si fuera un secreto, se sentó y tomo el dichoso cuaderno leyéndolo.-Una lástima tener que desperdiciarlo.

-¿Desperdiciarlo?- la mire a través del espejo, una manera muy rara para charlar.

-Victoria no lo quiso ni ver- sus ojos se agrandaron con una mueca disgustada.

-Lo siento- ni siquiera sabía porque me disculpaba.

-Oh, no te disculpes querida- ella le resto importancia- El vestido no iba con su personalidad, no le hubiera quedado bien.

-¿Y porque lo diseño así?- me atreví a preguntar.

-No la conocía en persona, por eso el error de confundirlas allá abajo, hasta ahora solo había hablado con María e Irina- señalo mí vestido- Lo que lleva puesto fue diseñado casi en su totalidad por ella, yo solo lo cree.

-Me gusta este vestido- quise hacerle saber- Aunque me queda un poco grande.

-Como dije, fue hecho con las instrucciones de Irina, ella solo vino a retirarlo hoy, por eso no la has visto por acá.- Miranda se levanto, yendo a uno de los extremos del “probador” donde había un armario repleto de zapatos, tomo un par del mismo color y tela del vestido- Estos van con el vestido.

-La otra dama de honor es más pequeña que yo- dije sonriendo pensando en Alice mientras me calzaba los zapatos.

-Oh, ella debería venir pronto, voy a estar ocupada con el nuevo vestido de Victoria- me evaluaba con la mirada- El largo está bien, solo le quitare unos centímetros.

-¿Ella se fue?- sería un milagro si hoy nos liberáramos de la bruja.

-No, aun esta en el otro probador, le mostré otros de mis diseños, quizás alguno le guste- bajo el cierre de mi espalda a la mitad y camino hacia la puerta- Por hoy terminamos.

Yo solo asentí sacándome completamente el vestido, debía reconocer que Irina tenía buen gusto. Lo deje en su percha tal como lo había encontrado.

Oí un  toque en la puerta, seguro era Miranda que se había olvidado el cuaderno.

-Adelante- dije sin mirar la puerta, ya que podía ver desde los espejos

-Oh, me perdí el vestido ridículo- dijo Edward asustándome.

¿Qué haces aquí?- dije cubriéndome rápidamente con lo primero que encontré, mis jeans.

-¿Por qué te cubres? Te he visto con menos ropa- dijo acercándose peligrosamente, un paso suyo eran dos pasos míos hacia atrás, hasta que me tope con el espejo.

-¡Alto!- levante mis manos soltando los jeans que me cubrían- ¡Ah! Grite de nuevo cubriéndome.

La carcajada de Edward resonó en toda la habitación del probador.

-No seas absurda,- dijo encerrándome con sus brazos- No te cubras por mí.

-Edward por favor- dije mirándolo a los ojos, mala idea, ¡maldito hipnotizador!

-Prometiste que saltarías sobre mí- dijo acercando su nariz a mi cuello- ¿Lo harás?

-Yo no prometí nada- mi mente empezaba a volar a lugares poco decentes y bastantes libidinosos. Edward mordisqueo suavemente mi hombro- No me muerdas, es un milagro que no tenga los chupones de anoche.

-¿Quieres que te deje uno?- mordió un poco mas fuerte.- Así todos sabrían que eres mía.

-¿Puedo dejarte uno yo?- pregunte, con eso seguro se detendría.

-Sí- el estiro al máximo su camiseta señalando también su hombro- Ojo por ojo ¿no?

Casi salto de alegría, esa sensación de posesividad que surgía de mi interior era más poderosa que antes. Solté los jeans que eran mi protección hasta ahora, me alce de puntitas y pase mis brazos por su cuello, ambos acercamos nuestros rostros con una lentitud exasperante, pero la paciencia no era un don de Edward, posó sus labios sobre los míos, pero nos vimos interrumpidos por un toque en la puerta.

-Soy yo- la voz de Miranda resonó- Olvide mi cuaderno.

-No- grite asustada.

-Solo será un momento- y entro.

-¿Edward?- pregunto Miranda sorprendida, pero se repuso rápidamente- ¿Ya te probaste el traje?

-Emm… sí- carraspeo igual de avergonzado que yo.

-Bien- asintió, tomo el cuaderno y se fue.

-¡Carajo Edward! ¿No podías aguantarte un poco?- lo acuse con el dedo.

-No te vi quejándote- dijo tomando mis jeans abriéndolos para mi ¿ahora iba a vestirme?

-Dame eso- le quite mis pantalones poniéndomelos con violencia

-¿Por qué estas tan enojada?- me paso mi blusa.

-¿En serio?- le pregunte resoplando mientras me ponía la blusa. –Edward, Miranda cree que me acuesto contigo y con James.

-¿Por qué creería eso?- ahora si se había enojado también.

-Antes menciono que los cuatro éramos parejas swinger.

-Pero no lo somos- contesto aliviado, me dio una de mis converse.

-No, pero nos vio, y quien sabe que vaya a creer- termine de anudarme las zapatillas.

-Okey, ya entendí, me comportaré.

-¿Qué estamos haciendo Ed?- dije con voz lastimosa, una ola de arrepentimiento me llego de golpe, Miranda me había caído bien, no quería que pensara mal de mí, en estos momentos era la dama de honor que se tiraba al novio- Estamos probándonos trajes para tu boda, y tú estás aquí besándome, esto está mal.

-Shh, shh- tomo mi rostro con sus manos- Tu dijiste que escuchara  a mi corazón, ¿cierto?

-Cierto.

-Si él- apunto con un dedo su pecho- dice que te bese, yo lo escucho y te beso, ¿o está mal que te bese?-

De repente se alejo como si mi piel quemara- Yo lo siento, solo creí que... nada.

-No, no, no- me acerque y esta vez fui yo la que tome su rostro- Esta bien, escúchalo, hazlo por mí, ¿de acuerdo?

Asintió y cuando se disponía a besarme, otro toque en la puerta nos interrumpió –Edward, necesito que Lucy tome unas medidas de tu brazo.- Era Miranda.

-Hoy es el día de las interrupciones- me susurró- Voy Miranda.

-Te espero en el hall.

-No tardare- me dio un beso en la frente y se fue.

Peine mis cabellos con mis dedos frente al espejo, estaba hecha un desastre, con Edward era difícil estar presentable, pensar en él hizo que sonriera como tonta, él estaba escuchando a su corazón como le dije, iba lento pero seguro, no todo estaba perdido, me había arrepentido por medio segundo, toda esta situación de ser “la otra” frente a Miranda había minado mi entusiasmo, pero Edward estuvo ahí para mí, fue como si él me obligará a no darme por vencida. Si no fuera tonto, me podría a saltar de alegría, Edward quería que peleara por él, y lo haría, quizá fuera una exageración, pero así lo creía yo.

Me puse mi chaqueta y salí. Lastimosamente el universo me sorprendió con algo nada grato, Victoria también salía de su habitación probador, nos tocaría compartir el ascensor.

Sin mirarnos entramos en silencio al ascensor. Y sentí como si me faltará el aire, no era claustrofóbica, pero estar encerrada con Victoria hacía difícil concentrarme en respirar. Solo son tres pisos, me repetía mentalmente.

Cuando el ascensor se detuvo, di un paso para salir, necesitaba un poco de aire fresco.

-No tan rápido- Victoria interrumpió mi paso y alargo su mano presionando un botón impidiendo que el ascensor abriera sus puertas.

-¿Qué haces?- intente presionar los botones, pero ella se me interpuso y me empujo a uno de los lados.

-Tú y yo tenemos que hablar ahora.

-No tenemos nada de qué hablar- intente zafarme- Déjame salir.

-¿Me tienes miedo?- ella hizo un puchero con sus labios burlándose, y de pronto agarro mi barbilla con fuerza- Parece que sí.

-No te tengo miedo- golpee su mano para que me soltara.

-Deberías- dijo negando con la cabeza- No sabes de lo que soy capaz por conseguir lo que yo quiero.

-Yo también- el sentimiento de claustrofobia se esfumo, no podía dejar que ella viera una sola pizza de miedo en mí.

-Eso te lo concedo- hizo una mueca- ¿Quién diría que la grandiosa y santa Isabella Swan se arrastraría con un hombre comprometido?

Sus palabras me hirieron porque eran dolorosamente eran ciertas, Edward era un hombre comprometido.

-El no te ama- solté defendiéndome.

-¿Y quien dice que no?- me grito, la furia que había estado conteniéndose explotaba en este pequeño ascensor.- Me lo ha dicho miles de veces, nos vamos a casar idiota.

-Está confundido, lo que siente por ti es mera atracción.

-Es lo mismo que siente por ti- esta vez estaba calmada- ¿O acaso crees que te ama?

No dije nada, no sabía que contestarle. Mi silencio solo le confirmo lo que ella suponía, su carcajada resonó en el encierro.

-¿Cómo podría fijarse en ti? Por favor mírate- me agarró de mis hombros y me volteo al espejo del fondo- Mírate, ¿Cómo alguien tan perfecto como él podría amarte?

Las malditas lágrimas traicioneras empezaron a manar de mis ojos. Esa misma pregunta me hacía yo, pero Edward me había demostrado una y mil veces que a él no le importaban las apariencias.

-No perteneces a nuestra clase querida- seguía sosteniendo mis hombros obligándome a mirarnos- Con este matrimonio, las empresas se fusionaran, y los millones lloverán, ¿Te parece lógico que te codees con nosotros cuando no eres nada?

No le conteste porque sus palabras me dieron en que pensar ¿Las empresas Denali y Cullen se fusionarían? Pero si eran como agua y aceite.

-Tus lagrimas me dan la razón- me soltó casi empujándome- Eres patética, jugando a estar con hombres ajenos, ¿No te da vergüenza Swan?

-No- limpie mis lágrimas con violencia. -¿No te da vergüenza a ti estar con James cuando estas a punto de casarte?

-Eso no es cierto- su voz flaqueo, lo había dicho por decir, solo eran sospechas, pero su tono de voz me lo confirmo.

-Lo es, me tratas de arrastrada cuando tú haces lo mismo.

-¿Entonces aceptas que estas con Edward?- chilló.

-Estoy con él, así como tú estas con James- me encogí de hombros como toda una desvergonzada.

-No voy a dejar que me lo quites- me dijo resuelta.

-Lo tuviste dos años, vengo a recuperarlo- las cartas estaban sobre la mesa, no había mascaras entre nosotras en estos momentos. –Esta boda es una farsa.

-¡Edward es mío!- y me abofeteo tomándome por sorpresa, ¡maldita loca!

-Disfruta los días que te quedan Victoria, porque Edward volverá conmigo quieras o no- con mi mano masajee mi mejilla.

-Soy capaz de todo, no me subestimes niñita- dijo sonriéndome- Yo que tú me cuidaría las espaldas.

-Por supuesto, Edward las cuidará por mí- también le sonreí.

-Aléjate de él- volvió a encararme, pero yo esta vez fui más rápida y presione el botón que abría las puertas

-Vete a la mierda Victoria- y salí, no sin antes enseñarle mi dedo medio.

Camine a trompicones con velocidad y sin darme cuenta choque con un pecho duro.

-¿Por qué te demoraste?- me dijo Edward sonriendo, pero su mirada se opaco cuando vio mis ojos empañados y el rojo de mis mejillas. -¿Qué te paso?

-Nada- desvié mi rostro incomoda, no iba a decirle sobre mi pelea con Victoria, esto era entre ella y yo.

-¿Qué le hiciste?- Edward me soltó y encaro a Victoria agarrando su brazo.

-Suéltame- ella se revolvió hasta que él la soltó- No sé de qué me hablas.

-No soy estúpido, ¿Por qué ella está llorando?

-Pregúntaselo a ella, no soy la reina de las respuestas- sabiendo que si ella seguía hablando la cosa se pondría fea. –Nos vemos mañana

-Victoria- Edward grito enojado mientras ella salía casi huyendo del lugar.

-¿Qué paso en el ascensor?- me pregunto angustiado.

-Nada, solo diferencias de mujeres.

-Se cuando me mientes- acaricio la mejilla donde Victoria me había abofeteado- Ella está loca.

-Ya me di cuenta, no sé que le viste- intente reírme, pero su ceño se frunció.

-Ya te contaré, no ahora, necesito tiempo- me miro significativamente, recordé las palabras de Victoria.

-¿Tiene algo que ver la fusión de las empresas?- si él me decía que sí, no sabría si abofetearlo por ser avaricioso con el dinero o besarlo por saber que no se casaba con ella por amor.

-Este no es el lugar para hablar de estas cosas- tomo mi mano y me llevo a su auto.

Cuando el auto estuvo en movimiento, volví a preguntarle, pero él solo me dio excusas vagas sobre que no se sentía cómodo hablando conmigo sobre la empresa, que esa no era la razón, que el dinero no tenía nada que ver, etc.

Aun así sentí que algo me ocultaba con respecto al tema, lo dejaría pasar por ahora, sobretodo porque el atacaba con preguntas sobre mi altercado con Victoria, y eso era algo que no respondería tampoco.

-o-o-o-o

Era de noche cuando volvimos a su departamento, habíamos pasado el día de turismo, incluso pasamos la tarde en Central Park… y terminamos cenando unas hamburguesas en un Mc Donald´s. Todo un día Neoyorkino.

Victoria no llamo y él no la menciono, las cosas habían quedado un poco caldeadas entre ellos, pero aún así los preparativos seguían, mañana debíamos ir al Hotel Plaza. No me sorprendió para nada el lugar, se notaba que Victoria era muy pretenciosa, y no se conformaría con un simple salón.

Una vez dentro me llevo al living, quizás el quería ver otra película.

-¿Sabes que quiero hacer?- me pregunto pícaramente y supe por donde iba la cosa.

-Espero que sea algo donde tengamos la ropa puesta- le advertí.

-Me quitas mi diversión- hizo un puchero al estilo “Edward cachorrito mojado Cullen”.

-Esa carita no va a funcionar- canturree.

-Aburrida- rodo los ojos- ¿Quieres bailar?

-¿Cómo?- dije confundida- ¿Acabamos de llegar? ¿Quieres salir de nuevo?

-Bailemos- fue hasta su equipo de música y rebusco en una pila de Cd´s.

El departamento se inundo de una melodía conocida. La habíamos bailado la primera vez en el baile de primavera de la secundaria.

Mordí mis labios negando con la cabeza.

-¿En serio?- le pregunte sonriendo.

-Usted mi bella dama, ¿me concede esta pieza?- hizo una reverencia al estilo de un caballero antiguo. Parecía que Edward quería rememorar esa noche.

Flash Back

-Usted mi bella dama, ¿me concede esta pieza?- pregunto el haciendo una reverencia, se veía tan apuesto en su traje negro.

-Edward no estamos en la edad media- me reí.

-Sígueme el juego por favor- me guiño un ojo.

-Por supuesto mi apuesto caballero- también hice una reverencia tomando los costados de mi vestido azul.

Tomo mis manos llevándoselas a  su cuello, las suyas fueron a mi cintura.

-Estamos muy cerca- le susurré siguiendo mi papel- Es muy atrevido de su parte.

-Usted me gusta mucho señorita Swan- Dijo el meciéndonos lentamente.

-Mi padre podría vernos y sería un escándalo- dije mirando por sobre mi hombro, algunos de nuestras compañeras me fulminaban con la mirada, pero ya estaba acostumbrada. –No me ponga en aprietos.

-Pediré su mano esta misma noche si es necesario, no se separe de mí- sus manos me acercaron aún más.

-¡Edward!- le dije riendo al mismo tiempo que golpeaba su hombro saliendo de mi papel.

-Me arruinaste el momento- dijo sonriendo aunque la sonrisa no le llego a los ojos.

-Vamos mi caballero, solo tenemos 18- quise volver a mi papel, no me gustaba verlo triste.

-A esa edad las parejas ya se casaban- me dijo con una mueca.

-Gracias al cielo estamos en el siglo veintiuno.

-Sí, tienes razón- negó con la cabeza- Ven, vamos a tomar algo.

Fin del Flash Back

¿Me concede esta pieza?- volvió a repetirme.

-Por supuesto mi apuesto caballero- también hice una reverencia aunque no tuviera vestido y usara jeans.

Al igual que esa noche llevo mis manos a su cuello, y puso las suyas en mi cintura. Flightless bird american mouth seguía sonando.

-¿No va quejarse por la cercanía señorita?- me dijo con una sonrisa torcida.

-No, ahora soy una dama atrevida.

-Me gustan las damas atrevidas- acerco más nuestras caderas.

-Que caballero tan indecente- fingí un reproche.

-Le contare un secreto- susurró en mi oído haciéndome estremecer.

-¿Qué es?- pregunte mordiéndome el labio.

-Los caballeros indecentes se divierten mucho con las damas atrevidas- dijo dándome un mordisco en el lóbulo de mi oreja. ¡Madre mía! ¿Cómo podía controlarme cuando el desplegaba todos sus poderes de seducción en mí?

-¿En serio? ¿Cómo se divierten?- pregunte, sabía que estaba jugando con fuego, pero no podía evitarlo. ¿Quién en su sano juicio evitaría a Edward?

-Así- y esta vez sin interrupciones me beso con fuerza, sus labios se movían consistentes sobre los míos, yo no me quede atrás le devolví con más fuerza el beso, nuestras lenguas danzaban de manera frenética en nuestras bocas, al igual que él, yo buscaba dominarlo esta vez, aunque no duráramos mucho, el maldito aire siempre eran un impedimento para nosotros.

Él se separo de mí respirando de manera irregular, era lo más hermoso que había visto, pase mi lengua por mis labios disfrutando el sabor de su saliva, eso lo volvió loco y volvió a besarme sin dejarme tiempo a recuperarme. Siempre era así con nosotros, éramos pólvora y fuego dispuestos a quemarnos en cualquier momento cuando estábamos juntos.

-Tienes mucha ropa- Edward volvió a separarse de mí mirándome.

-Soy una dama- me reí aun luchando por recuperar el aire.

-Mi dama atrevida- haciendo énfasis en la palabra “mi”, pero aprovechó para sacarme mi chaqueta.- Hace calor- se excuso.

-Mucho calor- asentí sacándole su camisa, dejándolo solo con una camiseta puesta- No queremos enfermarnos de calor, ¿verdad?

-No, no queremos- dijo volviendo a besarme mientras jugaba con el dobladillo de mi blusa- ¿Puedo?

-Siempre tan caballero- reí dándole permiso, y él ni tonto ni perezoso, la saco de un tirón arrojándola lejos dejándome solo en sostén- Aunque  bastante indecente.

-Solo para ti- me guiño un ojo acariciando mi espalda- Me debes una marca ¿sabes?

-Tú también genio- y no espere a pedirle permiso saque su camiseta, aunque él tuvo que agacharse un poco, era demasiado alto. -Exijo mi marca.

-Adelante- él había dicho en el hombro, pero fui más osada y fui directamente al borde de su cuello, un lugar donde no fuera tan fácil de ocultar. Lo bese tiernamente dejando un buen rastro de saliva, mi lengua lo acariciaba provocándole risas tontas, no me entretuve más y lo mordí despacio primero y luego más fuerte, para después volver a besarlo.

-Listo, eres mío Cullen- me reí.

-Eres una aprovechada- se rió también tocando mi marca- Te dije en el hombro.

-No te vi quejándote- le repetí sus palabras en el probador, cruce mis brazos un poco enojada, pero eso solo logro que el fijara la vista en mis pechos aun cubiertos por mi sostén de encaje blanco. –Oye, mis ojos están arriba.

-Ya que te provechaste de mí, me toca, quiero mi marca aquí- uno de sus dedos recorría mis senos con descaro.

-No- chille poniéndome roja, ¿Ahora me avergonzaba? Debíamos parar, si seguíamos la pólvora y el fuego nos consumirían.

-Solo uno, será chiquito- dijo haciendo señas con su pulgar e índice. – ¿O tienes miedo de que alguien lo vea ahí?

-Está bien, y tú sabes que no tengo a nadie- ¿Por qué siempre tenía que convencerme con su lado celoso?- Él que se va a casar eres tú.

-Créeme, ella hace lo mismo que yo, no creo que le importe que pase mi tiempo contigo- dijo como si no fuera importante, sus manos jugaba con el broche de mi sostén, yo no estaba en mis cabales para detenerlo ¿Él sabía que Victoria podría tener algo con James?

-Espera espera, ¿Que dijiste?- me separe un poco, sus manos no me permitieron moverme más de un centímetro.

-No cambies de tema- me callo con un beso corto, sus manos desabrocharon y bajaron las tiras de mi brasier, y al igual que mi blusa la arrojo lejos- Quiero mi marca, agárrate fuerte.

No entendí lo que dijo hasta que sentí que me alzaba y casi instintivamente envolví sus caderas con mis piernas, me sentó en el espaldar de uno de los sillones para su comodidad.

Sus labios bajaron por mi cuello lentamente dejando un camino besos, cuando llego al valle de mis senos, sus manos cobraron vida y empezó a masajearlos.

-Extrañe a mis niñas- dijo más para sí mismo que para mí, lo que me causo gracias, mis manos tampoco quedaron quietas, acariciar su pelo, era una de mis actividades favoritas además de besarlo y observarlo.

Edward repitió el mismo proceso que yo en su cuello, pero esta vez en mi pezón derecho, él lo besaba tiernamente para luego morderlo y así sucesivamente, yo solo atinaba a jadear y dejarlo hacer su marca. Pero no se quedo quieto, una vez marcada fue a mí otro seno a repetir el proceso, mi voluntad estaba hecha polvo, no pensaba detenerlo, que pasará lo que tuviera que pasar, no lo pararía y ningún teléfono nos detendría esta vez. Ajuste más, si es que eso era posible, el agarre de mis piernas, sintiendo como mi amigo crecía.

Pero cuando las cosas no deben suceder, el universo se encarga de decírtelo.

-¡Sorpresa!- gritaron cuatro voces diferentes

-Ah- grito una voz femenina asustada.

-¡Mis ojos!- grito otra voz masculina que reconocí al instante.

Y en este caso no fue una llamada lo que nos interrumpió, fue algo peor.

Cuatro pares de ojos nos observaban, y así como el universo los envió, pedí que la tierra me trague.

Yo estaba sentada en el respaldo de un sillón, solo usando mis jeans, mis piernas estaban enroscadas en las caderas de Edward, y él con su torso desnudo tenía su boca chupando uno de mis pezones. Una imagen putamente fantástica para ser observada.

Sip, definitivamente el universo había hablado, y más que hablar, nos había interrumpido una vez más.


Hola^^ Como han estado??
Que les pareció el capitulo? Alguien que quiera golpear a Victoria?? (¬¬)/

O golpear al universo por interrumpir??? Jajajjajajja

**Aclaración: Las parejas **swinger** son aquellas que intercambian sus parejas entre ellas.

Muchas gracias a todos sus comentarios, lamento no poder contestarles, pero ando corta de tiempo, y millones de gracias también a mi beta Jime Cullen Salvatore que a pesar de sus exámenes se hace tiempo para mí.

Espero sus comentarios y votos ;).

Nos leemos pronto.

Cary0605

 

Capítulo 6: ELECCIONES Capítulo 8: LOS VECINOS SIEMPRE AYUDAN

 
14445419 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios