LA BODA DE MI MEJOR AMIGO (+18)

Autor: cary0605
Género: Romance
Fecha Creación: 05/04/2013
Fecha Actualización: 23/03/2014
Finalizado: NO
Votos: 32
Comentarios: 40
Visitas: 51386
Capítulos: 18

Edward y Bella han sido amigos desde hace años y prometieron casarse cuando ella cumpliera 25 años. Ellos se han distanciado por dos años y falta un mes para que se cumpla esa promesa, pero de repente Edward esta a dos semanas de casarse con Victoria. Con la ayuda de los chicos Bella planeará como detener la boda de su mejor amigo. ¿Logrará frenarla?

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 6: ELECCIONES

Aviso: Los personajes de esta historia no me pertenecen, son propiedad de Stephenie Meyer. Si eres menor de edad lees bajo tu responsabilidad, este fic puede contener lenguaje y situaciones adultas, ya saben, la que avisa no traiciona.

**Gracias a mi beta Jime Cullen Salvatore por betear este capítulo (Betas FFTH)

 

 


“Elecciones”

-¿En serio?- pregunto bastante confundido.

-Claro, tengo que ver si es una buena esposa para ti- le dije dándole una sonrisa, aunque en el fondo no fuera así.

-¿Y si no pasa tu examen?

-No permitiré que te cases con ella- no importaba si Victoria fuera la persona más buena en todo Nueva York, yo había venido por un objetivo e iba cumplirlo.

-Confío en tu criterio- me dijo riéndose mientras iba al baño.

Agradecí mentalmente que me dejara unos minutos sola, los necesitaba.

Iba a volver a ver Victoria. Solo la había visto una vez, la misma noche que Edward la conoció. Si él no la hubiera conocido no estaría en estos problemas. ¿Por qué Edward tenía que haberla conocido?

Intente recordar que había pasado esa fatídica noche.

Habíamos salido los seis juntos como siempre, Edward estaba más feliz que de costumbre, él mismo me había insistido en que los acompañará, el baile no era mi actividad favorita en las noches, pero me había insistido tanto que cedí. Realmente me divertía cuando salíamos todos, parecía que nada más pasaría, pero la noche estuvo llena de sorpresas, todo había comenzado con un mensaje de Jacob.

Flash Back

-Estoy en Phoenix, tengo algo que contarte ¿Estás en tu departamento? -Jacob – leí el mensaje sorprendida.

-No, ¿Qué pasa?- Bella - teclee rápido.

-¿Quién es?- pregunto Edward en mi oído haciéndome cosquillas, la música estaba tan alto que aun dijo así hice esfuerzos por escucharlo.

-Mi madre- mentí rápidamente, no había necesidad de enojarlo por algo tan simple, y sabía que con solo mencionar a Jacob ardería Troya.

Él no dijo más nada, pero pude ver que no me creía.

-Debo decírtelo en persona, ¿Dónde estás?-Jacob

-Con los chicos en Punto cero- Bella-  volví a teclear resignada, él conocía el lugar así que vendría, y yo acababa de mentirle a Edward ¡Genial! Por evitar un pequeño disgusto, ahora me ganaría la riña del mes.

-Perfecto, no tengo mucho tiempo, me ahorrare saliva y se los contare a todos J- Jacob- Me reí por sus palabras, provocando que Edward volviera a mirarme arqueando una ceja, ¿Ahora no podía ni reírme sin que preguntara porque? Inmediatamente me reproche a mí misma, estaba a la defensiva porque sabía que le había mentido. Antes de que viniera debía decirle que Jacob vendría.

Me gire para enfrentarlo, aún en la obscuridad del lugar podía ver sus ojos brillar, y como siempre, me perdía en ellos admirando sus irises verdes que parecían girar atrayéndome.

Él sonrío pícaramente a sabiendas de lo que me pasaba, así que aprovechó la ocasión para besarme una vez más en la noche, sus labios eran tan dulces al deslizarse sobre los míos, conocían el recorrido de memoria para hacerme vibrar de excitación, pero termino más rápido de lo que me hubiera gustado, mordió juguetonamente mi labio inferior y nos separo. Nuestras frentes quedaron pegadas unos segundos mientras su mano acariciaba mi mejilla, el sonrió.

-Bella hay algo que quiero decirte- soltó de repente. –Hemos sido amigos mucho tiempo, no, más que amigos, y yo….

-¿Sí?- lo anime a seguir, parecía muy nervioso, y por alguna razón mi corazón empezó a bombear más rápido de lo normal.

-Debería habértelo dicho desde hace mucho tiempo, pero no encontraba el momento, y ahora es muy difícil, y no sé como decírtelo, porque no quiero que nuestra amistad termine, te quiero demasiado para que te alejes de mi y no puedo perderte y aggg…- revolvió violentamente su cabello desordenándolo más.

-Tranquilo- me reí- Nunca me alejaría de ti, nada puede terminar nuestra amistad.

-¿Segura? ¿Lo prometes?- tomo mi mano apretándola con fuerza.

-Lo prometo- levante la mano que tenía libre en señal de promesa riéndome haciéndolo reír también.

-Bella, yo…- y se quedo mudo, no decía nada.

-No me lo tomare a mal Edward, solo dilo-  pero no alcanzo a hacerlo, ya que aparecieron cuatro personitas interrumpiéndonos.

-Ustedes piensan quedarse sentados toda la noche?- nos recrimino Alice, Jasper sonrió negando con la cabeza, él la sostenía con su brazo rodeando su cintura.

Yo me encogí de hombros, era mejor sentada que corriendo peligro con estos tacones en la pista de baile.

-Par de aburridos- dijo Emmett apuntándonos.

-No tiene nada de malo estar sentados- nos defendió Edward.

-Salimos a divertirnos, ¡vamos!- Rosalie tomo mi mano, y como aun sostenía a Edward terminamos los dos siendo arrastrados por la rubia.

-Nadie se resiste a mi Rose- se burlo Emmett mientras nos llevaban dejándonos en un mitad de la pista mientras ellos se dispersaban en parejas

Con Edward no volvimos a hablar, solo nos dedicamos a bailar, yo solo me dejaba llevar por él. Edward era un perfecto bailarín que hacía que disfrutara cada segundo del baile.

Cuando la música cambio a una lenta para parejas, él tomo mis manos y la dejo en su cuello, luego con sus manos sostuvo mi cintura meciéndonos al compas de la melodía, nos mirábamos fijamente otra vez y supe que volvería a hablar.

-Bella yo…- pero no decía nada ¿Qué le causaba tanto miedo como para ponerlo nervioso? ¿Qué quería decirme?

La melodía termino y nos soltamos.

-Tengo sed, ¿Tú no?- dije de pronto confundiéndome.

-Eh… si- no entendí su comportamiento, quizás necesitaba del alcohol para tener valentía, me aventure a pensar.

-Vuelvo enseguida, no te muevas, ¿Okey?- Asentí como una niña a su padre, el a veces se comportaba como uno.

Se marcho dejándome sola, ¿Qué era lo que quería decirme?

Una luz se encendió en mi cabeza, ¡Oh mierda!, ¿Es que acaso yo era estúpida? Sus nervios, sus titubeos, su miedo a que dejáramos de ser amigos, era lo mismo que yo sentía cuando quería confesarle mis sentimientos ¿Podría ser que él sintiera lo mismo? De pronto me sentí eufórica, tenía que ser eso, no podía esperar más, si él no me lo decía, yo lo haría.

-¿Por qué tan sola?- dijo una voz en mi oído.

-Ah- me gire asustada lista para romperle la nariz a mi atacante, Edward me había enseñado autodefensa, pero no fue necesario- Me asustaste.

-Lo siento, pero es la verdad, dijiste que estabas con los chicos, y ni siquiera tienes a tu guardaespaldas contigo- Jacob dijo enarcando una ceja.

-Están aquí, Edward fue a buscar algo para beber, y los demás… por ahí- me reí sin saber que contestarles.

-No tengo mucho tiempo- se quejo mirando su reloj- mi avión sale en una hora.

-¿Y qué haces aquí?

-Estaba de paso, vine a cerrar unos contratos y no podía irme sin darte la buena nueva- dijo creando expectación- Voy a casarme.

-¿Qué?- grite maravillada- ¿En serio?- el asintió con una gran sonrisa, inmediatamente lo abrase casi haciéndolo caer.

-Oye tranquila- se carcajeo- Ya soy que soy irresistible, pero ahora estoy comprometido.

-Es que… es genial, vas a casarte- me reí- Pobre Leah.

-Qué gran amiga eres- me dijo irónicamente- Soy un gran partido, Leah está loca por mí.

-¿Acaso tu no?- me reí de el cruzando mis brazos esperando su respuesta.

-Esa condenada me tiene en sus manos y lo digo con mucho orgullo- dijo levantando la cabeza con orgullo.

-Ya veo.

-Tengo que irme- dijo revisando una vez más su reloj- Pensaba decirles a todos, peeeero…- Te dejo esa tarea pequeña, después te llamo.

-Okey, les daré saludos de tu parte- lo abrase una vez más en forma de despedida- Dale mis abrazos y felicitaciones a Leah.

-Sin problemas- sonrió una vez más y se alejo tan rápido como llego.

-¿Ese era Jacob?- pregunto Alice quien venía arrastrando a Jasper.

-Si, vino a contarnos algo, pero estaba apurado- quería decírselo primero a ella, después de todo, a Alice le encantaban las bodas- Va a casarse con Leah.

-¿En serio?-  grito igual que yo.- Vamos a ir a una boda, ¿no le preguntaste cuando será? Debemos ir de compras, ¡oh por dios! Una boda.

-Creo que con eso Edward dejará sus celos de lado- sonrió Jasper

-Eso mismo estaba pensando.

-¿Por cierto donde está?

-Fue a buscar unas bebidas, pero aun no ha vuelto- dije extrañada-

Alice siguió con su monologo, no tenia caso escucharla, era más de lo mismo, compras, compras, compras, pero ya no era un monologo, Rosalie ya se había unido a ella. ¿En qué momento llegó?

-¿Y Emmett? –pregunte.

-Se quedo en la barra por algo de beber- nos contesto- Corrección, allí viene.

Emmett se acercaba con dos vasos, le entrego uno a Rosalie.

-¿Y Edward?- pregunte, ahora si preocupada.

-¿No estaba contigo?

-Fue a la barra por unas bebidas y ya se tardo.

-No lo vi- Emmett negó con la cabeza- Quizás se perdió- sugirió bromeando, pero no me reí ¿Dónde estaba Edward?

-Si quieres vamos a buscarlo- me propuso Jasper codeando a Emmett.

-¿Ah?, okey okey- Emmett rodo sus ojos- No solo Edward te sobreprotege, Tu también lo haces.

Ellos dos desaparecieron, dejándome con las chicas.

-No te preocupes Bella, Edward debe estar por ahí- dijo Rosalie encogiéndose de hombros.

-Algo raro está ocurriendo Rose- negó Alice- Edward nunca dejaría a bella sola por mucho tiempo, menos en un lugar como este.

-¿Qué podría pasar?- pregunto otra vez la rubia de manera retorica, y como si el universo la hubiera escuchado, unas personas se movieron mostrándonos a una pareja besándose apasionadamente, quise morirme cuando vi quien era.

Edward estaba besándose con una pelirroja como si se le fuera la vida en ello. Si mi corazón siguió latiendo no lo sé, quizás había muerto y en vez de ir al cielo, había caído en el infierno, uno donde Edward estaba con otra.

Sentí mis lagrimas correr mi rostro, los que decían que las lagrimas eran el dolor del alma, tenían toda la razón, el dolor era demasiado, no podía aguantarlo, por un momento creí que él sentía lo mismo por mí, ¡Que tonta había sido! ¿Cómo podría Edward amarme? Él era tan… todo, y yo tan nada.

Había hecho muy bien en no confesarle mis sentimientos, solo nos habría distanciado. ¿Qué tan patética podía ser yo que me conformaba con su amistad cuando realmente lo amaba? No más.

Me gire dispuesta a irme, no quería seguir presenciando esa escena.

-Espera Bella- oí que Alice me gritaba, la ignore y comencé a caminar más rápido hacia la entrada, pero no pude porque choque con alguien más.

-Ten más cuidado- me dijo el chico con el que había chocado, pero cuando vio mi rostro, cambió su expresión de enojo por una más gentil. -¿Estás bien?

Negué sintiendo que mis lágrimas seguían corriendo, intente serenarme, pero no pude, la imagen de Edward y esa besándose se repetía una y otra vez por mi cabeza. No pude aguantar más y empecé sollozar sin calma.

-Ey tranquila, tranquila- me consoló el extraño un poco asustado acercándose a mí.

Y sin saber porque, lo abrase, necesitaba un hombro donde llorar, y mi falta de cordura en estos momentos me hizo acurrucarme en un completo extraño. Por increíble que pareciera él me devolvió el abrazo, quizás el tipo estaba tan asustado por mi reacción o quizás solo fue lastima de verme tan destruida, cualquiera sea la razón se lo agradecí.

-Bella- oí las voces e Rosalie y Alice acercándose, no quería enfrentarlas todavía, me abrace más fuerte a mi extraño.

Mientras más pensaba en lo que había pasado, más tonta e idiota me sentía, ¿Cómo había pensado siquiera que para Edward era algo más que una amiga? Quizás eso es lo que quería decirme momentos antes, que había conocido a alguien. Quise golpear mi cabeza con la pare más cercana, eso era, él quería contarme sobre una nueva novia, pero no había sabido leer los signos, hacía tanto tiempo que eso había ocurrido desde que me había hecho romper con Jacob, ninguno tuvo una nueva relación.

No debía ser egoísta, quías Edward había encontrado algo que yo no podía darle y por eso le costaba decírmelo.

-Tranquila, todo estará bien- seguía consolándome mientras sus manos frotaban mi espalda. –Tus amigas se acercan, vamos.

Asentí aun en su pecho, no podía seguir escondiéndome. Levante mi rostro que aun estaba surcado por las lágrimas.

-Toma- el extraño me tendió un pañuelo sonriendo.

-Gracias- susurré apenas, respire lentamente tomando más aire el necesario para serenarme.

-Aquí estas- dijo una Alice agitada por la carrera.

-¿Estás bien?- una Rosalie alarmada preguntaba inspeccionándome sin dejarme contestarle- ¿Y tu quien eres?

-Ah sí, disculpen- se rio mi paño de lagrimas un poco nervioso por la mirada enfurruñada e mi amiga- James Wallace para servirles.

-Tu nombre me suena conocido- Rose se quedo mirándolo fijamente.

-Bella, no importa lo que viste, todo tiene una explicación coherente, ¿sí?- Alice tomo mi mano.

-Entiendo, y está bien, llego el día- le dije intentando sonreír.

-Tú eres el nuevo médico del Hospital Central de Phoenix - dijo de repente Rosalie cortando nuestra conversación

-Eh si- contesto James confundido- Me acaban de transferir.

-James aquí estas- dijo una voz desconocida- Con Edward te estábamos buscando.

Me gire para ver quién era. Oh por todos los cielos, ¿en serio?

Una hermosa pelirroja estaba colgada del brazo de Edward. No podía ser, iba a enfrentarlos tan pronto, una cosa era aceptar que Edward no era para mí, y una muy distinta era tenerlos en frente restregándomelo en la cara.

Pero algo no encajaba, Edward no tenía una expresión feliz como yo lo imaginaba, más bien parecía enojado.

-Chicas no encontramos a Eddy, el bar se lo trago- dijo Emmett que llegaba junto a Jasper.

-Acá estoy Em- dijo levantando una mano.

-Aquí estas- volvió a confirmar Emmett casi graciosamente, casi, en estos momento no creía tener la capacidad de volver a sonreír. Sentía como si una parte de mi cuerpo hubiera sido arrancada, dejándome vacía. En estos momentos cualquier emoción se había esfumado, todo mi dolor, mi tristeza, mi desazón, todo se esfumo, dejándome nadando en mismísima nada.

-¿Y ella quien es? ¿Y él? – El pobre de Emmett no entendía nada, estas dos nuevas personas habían venido a desestabilizarnos.

-Ella es Victoria- presento Edward a la dichosa pelirroja mirándome fijamente, su brazo aun no se había desprendido de la cintura femenina.

-El es James- conteste yo devolviéndole la mirada.

-Ah- fue lo único que dijeron los demás confundidos. Un silencio incomodo nos rodeo, sin que nadie se atreviera a cortarlo, y como yo no tenía planead seguir presenciando a la nueva pareja, decidí irme.

-Debo irme, estoy cansada- dije en forma de despedida girándome.

-Bien vamos- dijo Edward agarrando mi brazo sorprendiéndome- Viniste conmigo, ¿recuerdas?

-No puedes dejar sola a Verónica- le dije sin siquiera girarme.

-Es Victoria- contesto ella detrás de mí su voz detonaba el enojo que sentía.

-Como sea- le conteste girándome para darle mi mejor sonrisa irónica- Quédate, tomaré un taxi- le dije a Edward.

-Yo puedo llevarte- ofreció James.

-No, ella vino conmigo y se irá conmigo- casi gruño Edward ahora más enojado que antes.

-Si no te diste cuenta, no quiere ir contigo.

-Eres un extraño, no te metas donde no te llaman- dijo acercándose peligrosamente a James.

-Edward él es mi amigo- se quejo Victoria- Si él quiere acompañarla es su problema, no el nuestro.

¿Por qué su voz me molestaba tanto? Tenía un toque casi infantil, como alguien que quiere parecer inocente cuando es todo lo contrario.

-Nosotros podemos llevarte Bells- dijo Jasper saliendo a mi rescate- Alice ya quería irse, ¿verdad?

-Sí, vamos- mi amigo tomo mi mano para darme apoyo.

-Nosotros también nos vamos- dijo Rosalie mirando significativamente a Emmett.

-Quedémonos un rato más, ¿por favor?- dijo Victoria tomando la mano de Edward, haciendo que la mirara un rato para luego asentir.

Ese simple movimiento me helo la sangre, iba a quedarse con ella. La había elegido. ¿De qué te sorprendes Swan? Están juntos, Me regañe a mí misma.

Un tirón en mi mano puso en funcionamiento mi sistema circulatorio. Alice me estaba jalando para irnos. Le hice caso y caminamos los cinco en silencio hacia la salida.

De repente me di cuenta que aun tenía el pañuelo de James. Y como masoquista que era, volví a la escena de la que escapaba segundo antes. ¿Por qué lo hacía? El pañuelo era una excusa, pero como si un imán me jalara hacía ellos, regrese.

Los tres aún estaban conversando cuando me acerque.

-Ella es solo mi amiga, casi una hermana- decía Edward

Antes creía que había quedado vacía. Cuan equivocada estaba. Aun quedaban grandes dosis de dolor para recorrer mi cuerpo, más precisamente en mi corazón que se estrujo aun mas con esas palabras, ¿Por qué regrese? No debería haberlo hecho, ¿Qué buscaba? Solo más dolor al parecer.

-¿Se te olvido algo?- dijo con voz despectiva Victoria en cuanto me vio.

-Tu pañuelo- le dije a James sin mirar a la pareja- Muchas gracias, por… todo.

El sabía que me refería al abrazo donde me había consolado sin saber por qué.

-Cuando gustes- respondió este sonriéndome.

-Nos vemos- me despedí volteándome sin recibir respuesta, nome quedaban muchas fuerzas.

Camine rápidamente a la salida buscando con la mirada a mis amigos.

Ellos estaban en la puerta esperándome.

Por las miradas de Rosalie y Alice supe que me esperaba un largo interrogatorio.

-¿Alguien podría explicarme que rayos paso ahí adentro?- dijo Emmett mirándome- Tú estabas con ese rubio, y Edward con otra- dijo sin poder creérselo

No me quedaban fuerzas para seguir mintiéndoles, no a ellos. Siempre había negado mis sentimientos hacía Edward cuando me preguntaban, pero con todas mis defensas caídas, solo pude decirles la verdad.

-Lo perdí- dije con voz rota dándome cuenta de lo que conllevaba admitir esas dos palabras.

Fin del Flash Back

Y efectivamente, lo había perdido, esa fue la última vez que lo vi. Al otro día solo llamo para decirme que se iba a Nueva York con ella. No hubo despedidas, no aclaramos lo que paso, y tampoco llegue a saber lo que había tratado de decirme esa noche.

-¿Por qué lloras?- dijo Edward preocupado subiéndose a la cama, ya estaba vestido y totalmente aseado.

Su pregunta me sorprendió, pase mi mano por mi mejilla para descubrir efectivamente que las malditas lágrimas traicioneras habían cedido ante los recuerdos de aquella noche.

-No es nada- dije fríamente, limpiando mi rostro, no es que estuviera enojada con él, pero el haber recordado tan nítidamente nuestra ruptura por llamarla de algún modo, me habían dejado resquicios de amargura.

Me levante sin mirarlo, debía serenarme antes de volver  ver a Victoria, y recordad como nos conocimos no había sido una gran idea.

Me encerré en el baño antes de que preguntara algo más. El agua fría que la canilla me despertó bastante.

Esa noche Edward había elegido quedarse con Victoria, y yo elegí dejarlo con ella, debía haberme quedado. Al escaparme, se lo había dejado en bandeja de plata, pero no más.

De mí dependía que Edward me eligiera esta vez.

-o-o-o-o-

-¿Vamos a su departamento?- le pregunte a Edward quien ya encendía el auto.

-No, ahora está viviendo en casa de sus padres, ya sabes por lo de la boda, hay muchos preparativos.

Era obvio que el tema lo incomodaba.

-¿Cómo son los Denali?

-¿Qué quieres decir?

-Hasta donde yo sabía, tu familia y los Denali son enemigos empresariales, ¿no es ese un problema?

-No, con Victoria convenimos que nuestras familias no intervendrían en nuestros respectivos trabajos.

-Pero si ustedes dos se casan, ella pasara a tener la mitad de tus acciones- le dije confundida, ¿Cómo no intervendrían sus familias si había clausulas que decían lo contrario?

-¿Y tu como sabes esas cosas?- pregunto sonriendo.

-Marcus me lo conto- me encogí de hombros.

-¡Oh claro!, ¿Cómo olvidar que mi padrino no te niega nada?- me dijo irónicamente- Se supone que es un secreto de familia.

De pronto cayó en la cuenta de lo que había dicho, y se retracto.

-No es que no seas parte de la familia,- aclaro rápidamente- Lo eres, pero…

-Entiendo- lo corte antes de que siguiera enredándose. Después de todo, él tenía razón, yo no era parte verdadera de su familia, que todos me quisiesen en ella, no cambiaba mi estatus de mejor amiga de uno de ellos.

No dijimos nada el resto del camino.

Cuando me di cuenta estábamos frente a un enorme portón que se abrió solo dejándonos pasar. Las llantas del auto hacían un sonido gracioso mientras avanzaban por el camino trazado cubierto de piedritas, no era un trayecto largo.

Apenas unos segundos después, la gran mansión Denali se erguía ante mis ojos, ¡Y qué mansión! Era enorme.

-Wow- dije sin darme cuenta.

-He visto mejores- se rio Edward por mi expresión.

Nos bajamos al mismo tiempo, no estaba para la cháchara de caballerosidades en este momento, estaba  punto de ver a Victoria. Seque mis manos en mis jeans. Estaba muy nerviosa.

Edward pareció darse cuenta de esto, así que tomo una de mis manos para calmarme. Y eso basto para darme fuerzas, si él era capaz de entrar en la casa de su novia con mi mano asida a la suya ¿Quién era yo para protestar?

No alcanzo a tocar el timbre cuando la puerta se abrió dando paso a una masa pelirroja que se tiro en sus brazos para besarlo apasionadamente.

 Pero para mí fortuna, el beso duro menos de un segundo. Edward la separo con un movimiento un poco brusco para tratarse de un caballero como él.

-Tenemos visitas- dijo Edward entre dientes mirándola con reproche. Si hubiera podido bailar la macarena en ese momento lo hubiera hecho al ver tal escena.

-Ah si- dijo la pelirroja mirando nuestras manos unidas, yo no pensaba soltarlo, si él quería que lo haga, yo no pensaba ceder ni un centímetro.- Hola Isabel.

-Isabella- le corregí con una mueca.

-Es lo mismo- me respondió inocente. ¡De inocente no tenía ni la uña!- Es solo un nombre.

-Claro- le sonreí irónicamente- Un gusto volver a verte Verónica.

La risita de Edward me sorprendió, aunque el intento disimularla con una tos.

-Es Victoria- para este momento, su cara angelical había perdido el toque de inocencia dejando a la vista su furia.

-Tranquila, es solo un nombre- repetí sus palabras.

-¿Quién te crees que eres?- respondió ahora si realmente cabreada.

-Victoria, ¡Basta!- Edward la miraba severamente- Tu empezaste con lo de los nombres.

Ella me miro furiosa un segundo para luego girarse para darle un beso rápido ante mis ojos.

-Lo siento amor, tienes razón- y agarrando su otro brazo nos llevo a lo que supongo era el comedor.

Nuestra imagen debía ser cómica, yo agarraba la mano derecha de Edward como si la vida dependiera de eso, y Victoria agarraba su brazo derecho poco dispuesta a soltarse. Así entramos al comedor.

No esperaba ver tantos rostros tan de repente. Aunque no todos desconocidos. Entre esas nueve personas, estaba James. ¿Qué hacía aquí? ¿Cuándo llego?

-Llegaron los invitados  - dijo un hombre con voz grave, casi dura, que estaba en la cabecera de la mesa.

-Buenos días Eleazar- saludó Edward tan educado como siempre.

-Tú debes ser Isabella- dijo una mujer, ella se sentaba en la otra punta, ella debía ser la esposa de Eleazar, es decir, Carmen- Bienvenida.

-Buenos días- conteste con confianza, no tenía por qué temerles.

-Siéntense por favor, estábamos esperándolos- contesto Carmen sonriéndome, su sonrisa era igual que Victoria, con una aparente inocencia.

Había dos lugares vacíos de un lado, y del otro junto a James había otra vacante. Era obvio como deberíamos sentarnos. A regañadientes solté la mano de Edward, no iba a hacer un espectáculo frente todo los Denali.

Camine decidida hacia James que como todo caballero se levanto para mover mi silla para que me sentara.

-Volvemos a vernos mi bella dama- dijo de forma galante.

Sonreí rodando los ojos, la sonrisa no me duro mucho, tenía justo en frente a Edward mirándome enojado. Quise rodarle mis ojos también a él ¿En serio iba a hacer una escena de celos en frente de sus futuros suegros? La idea me agrado.

-Tan caballero como siempre- dije sabiendo que jugaba con fuego.

-Para mi bella dama siempre seré su caballero- contesto besando mi mano.

-¿No sabía que se tenían tanta confianza?- Edward casi gruño sorprendiendo a la mesa.

-Nos conocemos hace mucho- conteste sonriéndole a James que parecía seguirme el juego, él paso un brazo por mis hombros.

-Solo fueron dos años, eso no es mucho- dijo enojado.

-Ustedes van a casarse y solo se conocen dos años- contesto la rubia que estaba a mi lado.

-No te metas Kate- siseo Victoria.

-Eso es diferente-  Edward contesto a la defensiva.

-¿A caso nuestro Eddy esta celoso?- contesto otra rubia, esta estaba sentada a lado de Edward.

-Tanya- grito Victoria ofuscada, tal parecía que las rubias disfrutaban esto tanto como yo.

-Claro que esta celoso, Edward me ve como su hermana- dije sonriéndole de manera irónica. Una hermana que duerme con él quise agregar, pero no había necesidad.- ¿No es verdad?

Estaba tentando su temperamento y el lo sabía.

-Claro- dijo en mi mismo tono.

-No te salvas James, Bella es hija única y te ganas a un cuñado postizo- se rio un moreno de pelo corto.

-Ya ves Laurent, no tengo suerte- dijo este negando con la cabeza.

-¿De verdad están saliendo?- me pregunto la rubia mi lado.

-Por supuesto que no, solo somos amigos- le sonreí, por alguna razón, me caía bien.

-¡Auch! Me lastimas Bella- James hizo una falsa mueca de dolor, haciéndonos reír a todos, menos a Edward que seguía enfurruñado.

Una vez las risas pararon Carmen tomo la palabra.

-Que malos modales los nuestros Bella, déjame presentarte a la familia- dijo sonriéndome- Como ya sabrás, el es Eleazar mi esposo- dijo mirando al hombre que sentaba a la punta

-Ellas son mis tres hijas mayores, Tanya, Kate e Irina- eran tres rubias totalmente diferentes a ella, pero sus rasgos se asemejaban a Eleazar- Son trillizas.

-Y sus respectivos esposos, Riley, Garrett y Laurent- Ellos asintieron a modo de saludo.

-Es un gusto conocerlos a todos.

El desayuno pasó sin mayores acontecimientos, me distraje bastante con Kate que definitivamente me caí bien, parecía ser diferente a sus hermanas que solo me enviaban miradas desafiantes.

Según lo que entendí de la charla en general, los novios, Laurent, Irina, James y yo debíamos ir a probarnos nuestros trajes para la boda.

Los novios por obvias razones, Irina y yo por ser damas de honor, mientras que James y Laurent eran los padrinos.

Aun faltaban Alice y Emmett, pero no sabíamos cuándo llegarían, por lo tanto, empezaríamos sin ellos, simplemente genial, nótese el sarcasmo.

Irina y Laurent se adelantaron, dejándonos a nosotros cuatro.

-Tu vienes conmigo- dijo James encaminándome a su auto.

-Claro que no, yo la traje, yo la llevo- Edward tiro de mi mano ¿Acaso era una muñeca para que me jalara así?

-¿Y yo?- pregunto Victoria cruzando los brazos.

-Puedes ir con tu amigo, después d todo, es tu invitado, y Bella es mía- sabía que hacía referencia  a que yo era su invitada, pero no pude evitar que mi corazón saltará ante la palabra “mía”. Eso fue suficiente para reclamarlo como mío también, y no me importo que estuviéramos frente a ellos.

-Vamos Edward- dije agarrando su mano con fuerza y encaminándonos a su auto, no es que yo fuera muy fuerte, pero él se dejo llevar.

Una vez dentro el quedo pensativo por unos segundos, para luego sonreír para sí mismo.

-¿Qué?- pregunte curiosa.

-Esta vez me elegiste- dijo casi sin creerlo.

-No entiendo.

-La última vez que nos vimos, preferías irte con él que conmigo.

-Tu elegiste quedarte con Victoria- le recordé con dolor.

-Porque tú elegiste irte.

-Si te hubiera pedido que volvieras conmigo, ¿lo hubieras hecho?

-Sí- respondió convencido

Su afirmación me desarmo, ¿Qué hubiera pasado si él se hubiera ido conmigo esa noche? Él no se habría quedado con victoria, y no se habría mudado a Nueva York al día siguiente pos su deslumbramiento con la pelirroja, maldecí mi cobardía una vez más.

- Si te hubiera pedido que te quedaras conmigo esa noche, ¿lo hubieras hecho?- pregunto el de repente

Lo pensé un buen rato, recordando cómo me sentía, quise decirle que no, pero no tenía caso mentir, quizás incluso por masoquista, si le me lo hubiera pedido, yo me habría quedado.

-Si- respondí.

-Tantas cosas hubieran sido diferentes- suspiro dejando de mirarme, fijo su mirada en el parabrisas. ¿Qué había querido decir? ¿El había llegado a la misma conclusión que yo?

-Los hubieras no existen- pareció responderse a sí mismo, cada vez me confundía más, aún así decidí responderle.

-Exacto, los hubieras no existen Edward, todo depende de nuestras elecciones, si eliges mal ahora, en un futuro estarás preguntándote que hubiera pasado si eligieras otra cosa.

-¿Nuestras elecciones?

-Sí, nuestras elecciones definieron nuestro pasado, ahora nuestro presente, que sin duda afectaran para bien o para mal nuestro futuro.

-¿Cómo sabré qué es correcto?- pregunto volviendo a mirarme.

-Escuchándolo, no es solo un órgano que bombea sangre, sabes?- dije poniendo mi mano sobre su corazón.

-¿Tú lo escuchas?- su mano cubría la mía sobre su corazón

-Ahora sí, sino, no estaría aquí, contigo- respondí sinceramente.

Pero una bocina rompió nuestra burbuja, el auto de James y Victoria aun estaba detrás del nuestro sin arrancar.

-Vamos, no queremos que tu noviecita se enoje más, ¿no?- dije haciéndonos reír.

 


Hola^^
¿Qué tal el capítulo? ¿Les gusto? ¿No les gusto? ¿Merezco comentarios?

Prometo un Edward POV de este capítulo más adelante…

Nos leemos pronto en el siguiente capitulo.

Cary0605                       

Capítulo 5: ITALIA ESTÁ EN EL AIRE Capítulo 7: INTERRUPCIONES

 
14445573 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios