LA BODA DE MI MEJOR AMIGO (+18)

Autor: cary0605
Género: Romance
Fecha Creación: 05/04/2013
Fecha Actualización: 23/03/2014
Finalizado: NO
Votos: 32
Comentarios: 40
Visitas: 51381
Capítulos: 18

Edward y Bella han sido amigos desde hace años y prometieron casarse cuando ella cumpliera 25 años. Ellos se han distanciado por dos años y falta un mes para que se cumpla esa promesa, pero de repente Edward esta a dos semanas de casarse con Victoria. Con la ayuda de los chicos Bella planeará como detener la boda de su mejor amigo. ¿Logrará frenarla?

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 14: ESPERANZA, AMISTAD, PASIÓN Y FELICIDAD

Aviso: Los personajes de esta historia no me pertenecen, son propiedad de Stephanie Meyer. Si eres menor de edad lees bajo tu responsabilidad, este fic puede contener lenguaje y situaciones adultas, ya saben, la que avisa no traiciona.

**Gracias a mi beta Jime Cullen Salvatore por betear este capítulo (Betas FFTH)


Capítulo 14: Esperanza, amistad, pasión y felicidad.

La mañana llego demasiado rápido para mi gusto, y no fue precisamente un despertar tranquilo, más bien fue un terremoto que se amotino en mi puerta esperando a que le abriera.

-¡No me iré hasta que me abras!- grito Alice mientras golpeaba una y otra vez la puerta.

-Tienes que prepararte para ver a Viczorra- dijo Rosalie también aporreando la puerta.

¡Agh!

Tenía esa sensación amarga en el estómago donde deseas que algo pase rápido, no quería ver a Victoria, pero tenía que hacerlo.

Resoplando me levante para darle la bienvenida a mis amigas, pero al abrirla solo vi sus espaldas.

-… y la próxima vez llamare a conserjería para quejarme- dijo una voz dando un portazo.

Al parecer la anciana de la vez pasada había sido testigo una vez más de mis dramas.

-Que abuela más cascarrabias- se quejó Alice cruzándose de brazos.

-Se lo merecen por escandalosas- dije haciéndolas pasar.

Sin decirles nada pase al baño, para lo que sea que ellas estuvieran aquí podía esperar, necesitaba despejarme, asearme y tomar un buen baño.

Modere la ducha para que sea tibia, nada mejor que una ducha al empezar el día.

Hoy tenía que poner todo de mí para ser paciente con Victoria, no quería iniciar una pelea y termináramos abofeteándonos, en realidad si quería, pero ese no era el caso.

Ella se casaría con Edward, yo sería la dama de honor y volvería a Phoenix a mi antigua vida donde Edward solo sería un amigo que vería ocasionalmente.

No me gustaba para nada ese plan, pero si eso era lo que Edward quería ¿Cómo podía yo estar en contra?

Quizás ahora que estaba "a favor" de su matrimonio me diría los verdaderos motivos por los que se casaba con Viczorra.

Me gustaba ese apodo, Rosalie la había acertado con ese alias.

Hablando de Rosalie, era hora de dejar mi reconfortante ducha para hacerle frente a ese par.

Envuelta en una bata salí del baño para ver que parte de mi ropa estaba dispersa en la cama.

-¿Qué está pasando?

-Vas a enfrentarte con la bruja, no puedes vestirte como te dé la gana- respondió Alice que sostenía un vestido verde y negro en la mano examinándolo.

-No habrá ningún enfrentamiento- la apacigüé con algo que ni yo me creía- Sera una plática civilizada de dos mujeres adultas poniéndose de acuerdo para una boda.

-Platica civilizada un cuerno- se rio Rosalie- Estoy segura que viene a marcar su territorio, y tú tienes que dejarle en claro el tuyo.

-Ya les dije que no tengo tal territorio, ellos van casarse y fin de la historia.

¿Cuántas veces iban a hacer que les dijera esa oración? Parecía que les entraba por un oído y les salía por el otro.

Ellas se veían un poco incomodas aun con esa idea.

-Bueno, eso no importa- dijo Alice apretando su mano libre en un puño, parecía que aún no se hacía a la idea de que la boda iba a realizarse- En estos momentos ella ya debe saber que renunciaste a Edward, debes ir con la frente en alto.

-¿Cómo podría saberlo ella?- no me imaginaba a Edward contándole nuestra pelea, y si lo había hecho, eso demostraría su lealtad a Victoria, lo cual solo aumentaba un poco más el dolor en mi corazón.

-No creo que James sepa tener la boca cerrada- dijo Rose.- Después de todo, él está con Victoria.

En eso debía darle la razón, pero James no sabía acerca de nuestros planes de detener la boda, ¿O sí?

-Antes de que preguntes- Rosalie interrumpió mis pensamientos, ella frunció los labios como si pensara decirme algo o no- Emmett le hizo un pequeño resumen antes de invitarlo a la playa.

No sabía si estar sorprendida o enojada por la indiscreción de Emmett, me decante por el enojo.

-¿Ya lo público en Internet?- le pregunte con voz agria, iba a matar al oso, que osito cariñoso ni ocho cuartos, era un cotilla.

-No lo hizo por maldad- dijo Alice rápidamente en su defensa- Él estaba muy enojado con Edward y despotricó contra el todo lo que pudo con James, para cuando se dio cuenta de con quien hablaba, ya era demasiado tarde.

-Ya sabes que él nunca te haría daño adrede- comento Rose con voz de disculpa, aunque ella no tenía nada por que disculparse.

-En pocas palabras, Victoria ya sabe que falle en el dichoso plan y viene a regodearse en mi cara- concluí resoplando.

En estos momentos si la solución para no ver más a Victoria era que se casara con Edward, aceptaría de buena gana, pero me arrepentí casi al segundo.

-Tienes que ponerte una buena armadura y verla frente a frente- dijo Rosalie haciéndome reír, ella realmente pensaba que iba a haber pelea.

-Entonces, ¿Qué me voy a poner?

La sonrisa de Alice parecía querer salir de su rostro de tan grande que era, y la de Rosalie solo demostraba que estaba orgullosa.

-Nunca creí que te escucharía decir eso.

Rodando los ojos me reí también.

-No quiero vestidos- le advertí antes de que me ofreciera esa opción.

Rose soltó una risita.

-Era demasiado bueno para ser verdad- la sonrisa de Alice disminuyó solo un poco cuando soltó el vestido elegido.

Rebuscando entre las demás opciones, las dos formaron un conjunto bastante acorde a mi estilo.

Una chaqueta naranja o quizás roja, era un color extraño con unos pantalones negros ajustados, pero me negué a usar la blusa brillante, en su lugar utilice una camiseta blanca estampada y me negué a cambiar.

-Ahora si estas lista para la batalla- me alabo Rose observándome.

-Me gusta- fue lo único que dijo Alice que prefería estar siempre elegante en todo momento.-Unos cuantos consejos de última hora.

Antes de que terminara su oración la interrumpí- No te ofendas Alice, pero tus cinco razones donde según tu Edward me amaba me trajeron a este loco plan, y mira como acabo.

En cuanto termine la oración me arrepentí, su sonrisa se había desvanecido del todo, y ahora su expresión era seria.

-Alice yo…

-No, está bien, lo entiendo.

Quise decir algo más, pero en el fondo, una pequeña parte de mi estaba resentida, me había dejado llevar en toda esta locura y le había hecho caso en todo.

Quizás si solo hubiera seguido mis instintos, las cosas habrían terminado mejor, pero pensándolo bien, sin ella yo no me habría animado a venir y encarar la situación.

-Ven aquí- le dije abriendo mis brazos, y ella acepto apretando mis costillas con fuerza- Lo siento, estoy nerviosa por todo esto.

-Está bien Bella, deberías dejar de preocuparte por los demás y ver más por ti- contesto aun abrazándome.

-Si no me invitan a ese abrazo voy a sentirme celosa- dijo Rose.

-Ven aquí rubia- la llame riéndome.

Y con ese abrazo colectivo junte las fuerzas que necesitaba para bajar a la cafetería del hotel cuando recibí la llamada de recepción donde se me avisaba que la "señorita Victoria" me esperaba.

En cuanto la vi, tuve un pensamiento del todo inesperado.

Ella se llevaría muy bien con Alice con respecto a lucir vestidos, ya que vestía uno blanco con rayas negras a juego con un tapado de verano.

¿Por qué tanta elegancia?

Así como yo la había estado observando, ella hacía lo mismo conmigo.

Si estuviéramos en una pelea, diría que estábamos midiéndonos contrincantes.

Con tanta palabrería de "batallas", me había interiorizado con el tema. Me recordé a mí misma que esto sería una plática tranquila.

-Es bueno saber que si te llamo vendrás corriendo- fue su saludo.

¡A la mierda la tranquilidad!

-Y es bueno saber que me necesitas para organizar tu boda, ¿Es que no puedes hacerlo sola?

-Solo eres mi dama de honor porque mi prometido me lo pidió- dijo sonriendo y haciendo énfasis en "mi prometido" -De otra manera ni muerta te hubiera elegido.

-Si- le respondí chasqueando la lengua- Edward siempre tuvo una debilidad por mí.

Me fulmino con la mirada, pero en seguido recupero su sonrisa sarcástica- Exacto querida, tuvo una debilidad por ti, en el pasado.

-¿Piensas que te libraras de mi después de casarte?- le pregunte enojada, y era verdad, yo seguiría siendo amiga de Edward aunque tuviera que verlo a escondidas en una esquina.

-No nos adelantemos tanto- dijo sorprendiéndome- Es ahora cuando no puedo librarme de tu presencia por más que quiera.

-¿De qué rayos hablas?

Era un poco incómodo discutir con Victoria mientras ella estaba sentada como si estuviera a punto de tomar el té y yo de pie.

No espere a que me contestara sino que tome asiento, era mejor estar en igualdad de condiciones.

Victoria dio un largo suspiro antes de hablar, al parecer también necesitaba calmarse.

-A los amigos hay que tenerlos cerca y a los enemigos más cerca- recito mirándome fijamente -Y si tengo que atarte para tenerte cerca, créeme, soy capaz de hacerlo.

-No te entiendo- y era verdad, sus palabras no tenían sentido para mí.

-¿Crees que no sé lo que estás haciendo?- dijo enojándose otra vez- Conozco a las de tu tipo, no descansaras hasta separarme de Edward.

-Debes de conocerlas bien, solo basta con mirarte al espejo- le sonreí con mi mejor sonrisa marca "Rosalie Hale".

-Hoy has decido sacar las garras- me alabó Victoria- Bien, no me gusta discutir con niñas lloronas.

-Ni a mí con zorras pelirrojas, pero no se puede tener todo en la vida, ¿cierto?

A estas alturas creía que tanto Alice como Rose estarían orgullosas de cuán rápido venían las respuestas a mí.

-Exacto, y tú no tendrás a Edward, no importa cuánto lo intentes- dijo fulminándome con la mirada. -Así que puedes ir dejando los planes que tengas.

-No sé de qué me hablas- me defendí, no pensaba aceptar nada de lo que me dijera, aunque estaba sorprendida, Victoria aún pensaba que yo quería detener su dichosa boda.

¿James no le había contado lo ocurrido? ¿Por qué?

-¿Qué me dices de esto? –dijo sacando un sobre y entregándomelo.

Se me corto la respiración cuando vi que era el sobre de la invitación falsa de la boda.

Se me corto la respiración porque si bien era demasiado elegante para mi gusto, no dejaba de ser hermoso, las iniciale en el centro me golpearon en el pecho. No quería ver la tarjeta pero como soy una masoquista sin remedio la saque.

Nuestros nombres encabezaban la invitación, y no debería haberme molestado, pero lo hizo, porque esto era lo más cercano a una relación con Edward.

Solo un error.

-Yo no fui la responsable de esto- conteste una vez recuperada de la impresión, quise entregársela, pero me la devolvió.

-Puedes quedártela, después de todo, es lo menos que podía hacer, dejarte un recuerdito de lo que podrías haber tenido, un recuerdo de lo que nunca tendrás.

Termino su discurso con una gran sonrisa que me daba ganas de sacársela a cachetadas, y eso era mucho decir, ya que por lo general yo era una persona pacífica.

-Pero descuida, las verdaderas invitaciones ya han sido entregadas, y esto quedo como un mero error de impresión- dijo restándole importancia.

-¿Entonces qué quieres?- le pregunte rechinando los dientes.

-Curiosamente ayer Edward desapareció todo el día- me dijo observándome casi sin parpadear- Y tú tampoco estabas, ¿casualidad?, no lo creo.

-Casi aciertas, pero no- le dije sonriente porque intuía que lo que diría a continuación le molestaría. –Ayer estuve en la playa con James y los demás.

No quería darle explicaciones, pero fue instintivo defenderme de sus palabras y acciones.

Además de que me preguntaba, ¿Dónde rayos estaba Edward? Desde nuestra pelea que no tenía noticias suyas, creía que se debía a la distancia que había pedido.

Ahora comenzaba a preocuparme.

¿Le habría pasado algo?

No pude seguir divagando porque Victoria se había parado tan rápido que su silla había caído dando un estrepitoso ruido.

-Eso es mentira- me grito, su voz fue tan chillona que me enmudeció al instante.- Él estuvo fuera de la ciudad.

-Más específicamente en las playas de Brooklyn- comente por inercia aun sorprendida por su arranque, su cara había pasado del tenue pálido blanco maquillado al rojo furioso, sus puños estaban fuertemente apretados a los lados de su cuerpo.

-¿No te basta con querer quitarme a Edward, ahora también a James?- pregunto apretando los dientes.

Nunca la había visto tan enojada, ni siquiera cuando me había abofeteado en el ascensor.

¿Qué estaba mal con ella?

-Escúchame bien Isabella Swan, si quieres cogerte a Edward, te doy mi permiso- dijo señalándome con un dedo, y no hablaba precisamente en un tono bajo, las demás personas en la cafetería nos estaban mirando- pero no te quiero cerca de James o lo pagaras caro.

Mi estupefacción duro varios segundos para luego dar paso a la incredulidad.

-¿Estás loca?- le pregunte haciendo un gesto a mi cabeza- Estas a punto de casarte y no te importa que me acueste con tu prometido, sino con tu amigo.

Eso pareció desconcertarla, y hacerla volver de su estado de enajenación.

-Necesito ir al tocador- dijo y prácticamente salió corriendo sin decir nada más.

Pasaron unos minutos y ella seguía sin volver, así que un camarero me trajo el café bien cargado que había pedido con algunos biscochos dulces.

Para cuando prácticamente había acabado mi café, Victoria reapareció con una sonrisa que no le llegaba a los ojos, y con una postura rígida en sus hombros tomo asiento.

-Necesitaba hablar contigo porque se hará una sesión de fotos con las damas de honor y los padrinos para álbum de fotos de la boda- dijo como si la discusión anterior no hubiera ocurrido.

Hablar con Victoria era agotador, nunca sabías con que tema saldría al minuto siguiente.

-¿Una sesión de fotos?

-Mañana en la tarde te quiero temprano en el Hotel Plaza junto con los hermanos de Edward.

-Deja de ordenarme- le dije ofuscada y un poco a la defensiva- ¿Qué deberíamos vestir?

Era increíble que ya haya hecho esa pregunta dos veces en el día.

Victoria me observo de arriba abajo, o bueno lo que podía teniendo en cuenta que ambas estábamos sentadas.

-María se encargara de vuestro guardarropa y demás cosas- dijo finalmente.

¿Cómo había olvidado a la gran María? Alice estaría feliz de volver a verla, de seguro la extrañaba tanto como se extraña un grano en medio de la frente.

Ninguna dijo algo más, y cuando se levantó pensé que por fin se retiraría y yo podría terminar de desayunar en paz aunque mi café ya estuviera frio, ella se giró y me advirtió con voz dura.

-Lo decía en serio, mantente alejada de James- y luego se fue.

o-o-o-o-o-o-o

-¿Una sesión de fotos?- pregunto Alice tratando de disimular su emoción o quizás las ganas de saltar, con ella era difícil saberlo.

Rosalie divertida me hacía gestos con la cabeza como diciendo "anda, dale permiso para gritar".

-Si quieres saltar o gritar, puedes hacerlo Ali- le dije riendo.

Ella lanzo un chillido y luego se calmó. ¿Por qué tanta emoción por unas mendigas fotos?

Y como no pensaba quedarme con la duda se lo pregunte.

-Una sesión de fotos destila tanto glamur- dijo como si fuera algo obvio mientras caminaba por la habitación simulando que era una pasarela- Las adoro.

-Sin embargo en tu boda no hiciste la dichosa sesión de fotos- levante una ceja a modo de pregunta.

-Eso es porque no soy una snob materialista- respondió recostándose en mi cama dejando de lado su modelaje.

-¿Snob materialista?- se carcajeo Rosalie tirándole un almohadón- Yo no soy así y si hice una sesión de fotos con mi osito.

-Tienes razón, tu eres una snob pervertida- se corrigió Alice haciéndome reír también- Solo dios sabe que muestran en esas fotografías.

-¿Quieren verlas?- pregunto Rose meneando las cejas.

-¡Ugh!- me carcajee mientras Alice simulaba que quería vomitar- No gracias.

-Aburridas- dijo, pero termino riéndose también.

Pasado el momento de risa, la conversación se tornó seria.

-¿Entonces es obligatorio?- pregunto Alice.

-Creí que estabas emocionada.

-Lo estoy, pero luego recuerdo a que álbum irán a parar esas fotos y tengo ganas de llorar.

-Lo sé, pero es por Edward- declare convenciéndola a ella y a mí también.

o-o-o-o-o-o-o

El día paso sin más altibajos, solo un Emmett totalmente gruñón cuando le informe que tenía que posar mañana para las dichosas fotos al ser uno de los padrinos, pero luego se calmó cuando le recordé que James era también uno de los padrinos, no entendía porque ahora eran tan amigos.

Había decidido guardarme para mí la advertencia de Victoria con respecto a James, eso solo serviría para avivar las llamas "Anti-Victoria" y "Pro Bella-James".

Eso era lo que menos necesitaba ahora, planes para juntarnos a James y a mí, y más cuando él me había dejado claro que amaba a Victoria, aunque algo me había sorprendido.

James no le había contado que estuvo en la playa con nosotros, y mucho menos sobre mi pelea con Edward, eso me desconcertaba bastante.

¿Sería posible que al igual que yo James se hubiera dado por vencido también?

Quizás ahora sería un ente neutral ya que no apoyaba la boda pero aun así no haría nada para detenerla.

En ese momento mi celular comenzó a sonar, en la pantalla figuraba un número desconocido. ¿Quién podría estar llamando a las once de la noche?

-¿Hola?- pregunté

-¿Eres tu Bella?- pregunto una chica.

-¿Quién es?

-Soy Charlotte, o si prefieres Loti.

-¿Charlotte? ¿Qué pasa?- ¿Por qué me llamaría Charlotte en medio de la noche? ¿Le habría pasado algo a Peter?

-Es Edward- contesto chillando, en el fondo podía escuchar voces, pero nada comparado con el atronador sonido de mi corazón.

-¿Él está bien?- pregunte rápidamente, debería haber sabido que su ausencia estos días era por algo, debía cambiarme por si él me necesitaba.

Rebuscando en el armario con el celular aun mi odio espere su respuesta.

-Sí, bueno, no se- balbuceo incoherentemente, luego escucho algo y me respondió.-Peter dice que está bien.

Suspire sonoramente, pero la duda me asalto, ¿Por qué me llamaba Charlotte si ella estaba con Peter? ¿Y Edward? No era muy amigos que digamos, algo raro estaba pasando.

-¿Qué ocurre entonces?

-Él esta borracho- dijo en voz baja, pero a lo lejos se escuchó un "Muy borracho", seguido de otra voz que reconocería aunque balbuceara "Quiero mi fresa".

Esa frase hizo que me brotara la risa loca, ¡Dios! Solo Edward pediría fresas estando borracho, pero ella sabía que fresas estaba pidiendo, no las frutas rojizas que seguramente creían los demás.

-Voy enseguida- le conteste a Charlotte una vez me recupere de la risa.- Oblíguenlo a ducharse, eso le calmara un poco.

Si bien Edward había pedido distancia, no podía dejarlo en ese estado, y solo iría como amiga, ese era mi nuevo estado, y no lo echaría a perder de nuevo.

o-o-o-o-o-o-o

Cuando llegue al piso de Edward, Charlotte fue la que me abrió la puerta haciéndome pasar a la sala de estar mientras que Peter no estaba a la vista.

-Hola- dijo sonriéndome- Volvemos a vernos.

-Es una pena que sea por un Edward ebrio.

-Si- dijo bajando la mirada, lucía incomoda, y yo sabía por qué.

-¿Ha intentado lamerte?- le pregunte tratando de no reírme, no era cosa de risa pero no podía evitar recordar los anteriores casos de un Edward ebrio con ganas de lamer.

Su cara de desconcierto sumado al sonrojo le daba un aspecto tierno.

-Peter casi lo golpea por eso- me confesó.

-Puede ser muy insistente cuando quiere.- le dije- Hay diferentes tipos de borrachos, los agresivos, los divertidos, los habladores y Edward, él está en la categoría de borracho lametón.

-Pareces muy informada- me observo devolviéndome la sonrisa- ¿Por qué pide fresas?-

-No son fresas lo que quiere- negué con la cabeza y señalándome con ambas mano me presente- Yo soy la fresa.

Su carcajada fue tan fuerte que atrajo a Peter que salió de la habitación de Edward.

-Buenas noches Bella- me saludo- Tu borrachín está en la ducha.

No podía responder debido a que Charlotte seguí riéndose.

-¿Qué ocurre Loti?- Peter le sonrió tiernamente pasando un brazo por su cintura, lo cual me sorprendió ¿Finalmente estaban juntos?

-Edward es un borracho lametón y Bella es la fresa- le explico cómo pudo entre risas, Peter lucía claramente sorprendido.

-¿Tu eres la fresa que pide desde hace una hora?- pregunto también tratando de no reírse, con Charlotte bastaban y sobraban las risas. -¿Cómo es eso posible?

-Es una historia muy graciosa.

-Tenemos tiempo hasta que termine de ducharse- dijo recostándose en el sillón tirando a Charlotte junto a él- me costó la de Dios y todos los santos convencerlo de que era hora de bañarse, el tipo apestaba cien kilómetros a la redonda.

Me moría por ir a ver a Edward, pero un Edward ebrio y desnudo queriendo lamer una fresa solo causaría problemas, mejor prevenir que lamentar, ya sabía cómo terminaría la historia si aún siguiéramos siendo los amigos de antaño.

Ahora eran amigos normales se recordó.

-La primer vez que paso fue cuando teníamos diecinueve años e íbamos a la Universidad- comencé a contarles- Edward había desaprobado un examen muy importante, y solo quería emborracharse y olvidar su nota, por supuesto yo lo acompañe al bar más cercano.

-Por supuesto- dijo Charlotte aun riendo, me preguntaba que pasaba por su cabeza para que riera tanto, Peter estaba encantado, le prestaba más atención a ella que a la historia.

-Cuando estuvo tan ebrio como quería, salí un momento para llamar a un amigo para que me ayudará a cargarlo, y cuando regrese dentro del bar, una compañera suya estaba a su lado y Edward literalmente le estaba lamiendo la mejilla.

-Creí que tú eras su fresa- dijo Charlotte confundida.

-Espera que termine- le dije sonriendo mientras recordaba aquel suceso.

Flash Back

-En el bar de siempre Emmett- le repetí otra vez gritando.

-Ya entendí, no me grites- dijo riendo- Estaré ahí en diez minutos.

A veces Emmett me sacaba de quicio, sobre todo ahora que no quería dejar a Edward solo durante mucho tiempo, quien sabe que estaría haciendo ahí dentro.

Mejor corría, nunca había lidiado con un Edward ebrio, era mejor estar preparada, cuando llegue a nuestra mesa, una chica estaba sentada en mi silla, su sonrisa era todo dientes, parecía que brillaba, él que no sonreía para nada era Edward, su ceño estaba más fruncido de lo normal.

Quise acercarme y sacarla a rastras, pero la curiosidad me pico y quise saber cómo actuaría Edward, pero lo que no me esperaba para nada fue lo que hizo a continuación.

Edward paso un brazo por el cuello de la chica y acerco su rostro para luego lamer su mejilla de abajo hacia arriba.

Eso era todo, iba a matarlo.

Pero no fue necesario, porque la mueca de asco que puso fue exageradamente real.

-Tú no eres Bella- declaro enojado quitándole esa sonrisa tonta a la chica, ¿Edward creía que yo era ella? Pero si no nos parecíamos en anda.

A excepción del cabello y el tono de piel.

Definitivamente Edward no estaba en sus cinco sentidos.

-Claro que soy Bella- dijo ella asintiendo enfáticamente, ¿Y está loca de donde había salido? ¿Se estaba haciendo pasar por mí?

-No, tu sabes horrible- declaro separándose lo más lejos que la mesa le permitía.

-Puedo tener el sabor que tú quieras- dijo acortando la distancia que Edward había puesto, poso una mano en su pecho y lo acaricio.

¿Es que la chica planeaba violar a Edward mientras él estaba ebrio?

¡Ver para creer!

No iba a permitir tal cosa así que me hice notar aclarando la garganta, cuando la chica alzo la cabeza pude ver que era Jessica, una de las compañeras de Edward.

-¡Bella!- exclamo Edward feliz tratando de pararse, aunque su equilibrio era un poco dudoso, pero no tardo en acusar a la chica como todo un niño- Ella dice que eres tú.

-No le hagas caso cariño, yo soy Bella- le dije pasando un brazo por su cintura ayudándolo a mantenerse en pie.

¡Uf! Estaba realmente pesado, ¿Cuándo vendría Emmett?

-Eso le estaba diciendo- dijo abriendo sus ojos al máximo, y tal como hizo con Jessica, paso su lengua en todo mi mejilla, pero también descendió hasta mi cuello haciéndome suspirar- Tu sabes a fresa, ella tiene gusto a pepino, odio el pepino.

-¿Pepino?- pregunte riéndome tanto por su cara de enojo al ver como Edward seguía lamiendo mi cuello y por como la había descrito, a partir de ahora sería la chica pepino a mis ojos.

-Es por la mascarilla facial- dijo entre dientes levantándose y sin siquiera despedirse se fue.

-Eso fue cruel- le dije aun riendo pero intentando que despegara su lengua de mi cuello, estábamos dando un show caliente en medio del bar, si quería acción tenía que esperar a que llegáramos al departamento.- Edward basta.

-Quiero mi fresa- me susurro al oído estremeciéndome.

-Espera a que lleguemos a casa- le regañe- ¿O quieres que los demás me vean?

Tal parecía que no estaba tan inconsciente porque soltó un pequeño gruñido, que pareció más el de un gatito enojado, pero la intención es lo que cuenta.

-Tú eres solo mía- declaro abrazándome más fuerte, pero al no estar en buen equilibrio, corríamos peligro de caer estrepitosamente al piso.

-¿Y por qué estabas lamiendo a esa chica? – le pregunte, no es que estuviera celosa, bueno, sí, pero solo un poco, Edward y yo éramos amigos, podíamos estar con quien quisiéramos, pero después de Jacob ninguno había intentado tener una relación con alguien más, así que era raro, por no decir sumamente molesto, que estuviera lamiendo a otra chica.

-Quería que me dejara en paz- declaro, y sonó bastante lucido- En las clases es sumamente molesta, con esto dejara de perseguirme.

-Por supuesto, si quieres, puedo iniciar una campaña para llamarla "la chica pepino"- le ofrecí remolcándolo a medias hasta la salida.

-La chica pepino- me remendó riéndose, la lucidez anterior volvió a evaporarse, pero gracias al cielo, Emmett estaba saliendo del auto en ese momento para reunirse con nosotros.

-¡Shhh!- le susurré, no quería que empezara a hablar ahora sobre fresas, no quería tener que explicarle a Emmett a que se refería.

-Bueno, bueno, bueno- dijo Emmett cargando a Edward como costal de papas, si bien era menor que Edward, era mucho más fuerte- El gran Edward Cullen por fin ha tenido su primera borrachera.

-¡Bella!- grito Edward -¡Ayuda! Le estoy viendo el trasero a Emmett.

-No seas un pervertido Eddy- se rio su hermano depositándolo en el asiento de atrás.

-¡Oh sí! Eddy quiere su casita- dijo muy serio mirándome, trate de no sonrojarme a base de pura concentración antes de subirme también al coche.

-Eres como un niño- lo regaño Emmett pero no le duro porque enseguida se carcajeo- El gran Emmett te llevara a tu casa.

Pero eso no le gustó nada a Edward que intento hacer una maniobra ninja dentro del coche para poder golpear a Emmett que ya estaba conduciendo, por suerte pude agarrar uno de sus brazos para tenerlo quieto.

-Tú no vas a entrar- le gruño, y esta vez ya no parecía un gatito- Es mi casita, solo mía.

-Nunca creí que fueras tan divertido estando ebrio- Emmett no le estaba prestando mucha atención- Deberías hacerlo más seguido.

-Lo digo en serio, no entraras a mi casita.

¿Dónde había una cinta adhesiva cuando se la necesitaba?

-Edward, él no va entrar a… tu casita- le susurré, era tan malditamente raro referirme a mí misma de esa manera.

-¿De verdad?- me pregunto haciendo un puchero, en ese momento me dieron ganas de estrujarle las mejillas, ¿Quién iba a decir que Edward era un ebrio adorable?

-¿Qué están cuchicheando ahí atrás?- nos preguntó Emmett mirándonos por el espejo retrovisor.

-Nada, solo que Edward tiene hambre- y al momento quise patearme, ¿en serio? ¿Justo ESO tenía de dar de excusa?

-Sí, mucha hambre, quiero fresa- dijo Edward sonriéndome dispuesto a volver a su estado de lame-mejillas, por suerte eso fue lo único que dijo.

-En el departamento tenemos fresas, si te portas bien, te las daré, sino, no- le dije seriamente esperando que se comportara.

Para mis sorpresa, eso lo mantuvo quieto, apoyo su cabeza en mi hombro y permaneció callado.

-¡Joder Bella!- se rio Emmett- Mamá estaría muy orgullosa de ti.

-Solo cállate y llévanos a casa.

o-o-o-o-o-o-o

Ya en el departamento Edward estaba incontrolable, la ropa no nos duró mucho tiempo. Sus besos eran desenfrenados y lujuriosos, presentía que esta noche iba a perdurar en mis recuerdos durante mucho tiempo.

Su boca no permanecía mucho tiempo en un solo lugar, su lugar favorito era mi cuello donde dejaba rastros de saliva caliente.

-Eres todo un baboso- le dije riendo a la vez que mordía su mentón.

-Amo tu sabor a fresas- dijo volviéndome a besar avasallando mi lengua y frotándola de un modo que solo me permitía gemir en su boca.

Recostándome en la cama, descendió su lengua hacia mis senos que pedían a gritos atención de la buena, y Edward no corto ni perezoso empezó a chuparlos con fuerza alternando entre uno y otro, mañana me dolerían, pero carajo si no se sentí bien.

-¡Mas fuerte!- le pedí chillando, y valla que lo hizo, no sabía si los chupaba o los mordía, pero mientras no parara yo sería feliz.

Pero hizo justo lo que no quería, dejo mis pechos para ir dejando un camino de saliva por todo mi abdomen hasta llegar a mi ombligo.

¡Oh dioses sí! Quise gritar, con ambas manos tome su cabello con fuerza instándolo a seguir bajando.

El alzo el rostro para darme una sonrisa ladeada. -Alguien está ansiosa.

-Mucho- admití sin una pizca de vergüenza, después de todo era Edward- Ahora sigue bajando si no quieres que te obligue.

-No puedes obligarme a hacer lo que más deseo- dijo, y por un cortísimo segundo me pregunte si seguía borracho, porque no lo parecía, pero cuando sentí su tibia lengua en mi intimidad mande a volar todos los demás pensamientos innecesarios.

-Mi fresa- canturreo dando otro lametazo a mi sexo, que hizo mecer mi cuerpo entero, Edward se dio cuenta de eso así que tomo mis dos piernas con fuerza y me sostuvo para darme un casto beso y luego soplar sobre mis rizos, el estremecimiento fue aún mayor causándole risas.

-Eres malo- dije tratando de respirar mejor.

-Una persona cruel no haría esto- dijo mientras que con los pulgares apartó los pliegues y empezó a darle lengüetazos y mordiscos, para luego calmarme depositando más saliva en ella, Edward estaba fuera de control, pero a mí no me importaba, este era el mejor día de mi vida, y como para demostrarlo él volvió a chuparme con mayor fuerza y al llegar al clítoris tiró suavemente de él con los dientes provocándome un orgasmo fuera de control.

No había tenido ni siquiera tiempo de gritar, había sido tan rápido como inesperado, y por si fuera poco, Edward seguía lamiendo mi sexo bebiendo mi orgasmo suavizando mis vibraciones.

-Si hubiera sabido que te ponías tan entusiasta cuando estabas ebrio, te habría emborrachado hace mucho –logre decir aun flotando en la nebulosa del placer, permanecí con los ojos cerrados aun tratando de recuperarme.

Sentí un movimiento caliente que ascendía otra vez por mi pecho, no hacía falta ser adivina para saber que era.

Abrí mis ojos para encontrar unas esmeraldas totalmente brillantes enmarcadas por un fondo rojizo debido al alcohol.

-Te corriste muy rápido- me dijo muy orgulloso de sí mismo.

-Eres bueno- le dije para no inflar más su ego.

-¿Solo bueno?- dijo frunciendo el ceño mientras me daba una estocada con su miembro por sobre mi sexo que estaba listo para él.

-Ah- gemí arqueándome invitándolo a tomarme.

-Responde- dijo agarrando su polla para pasarla una y otra vez sobre mí.

-Está bien- respondí chillando queriendo que entrara en mi de una vez- Estuviste asombroso.

-Eddy quiere entrar a su casita- me dijo por fin penetrándome de una sola estocada.

-Solo tú me llamarías de esa manera- logre decir antes de que él reclamara mi boca otra vez, pero como estaba en estado frenético, dejo mis labios para besar mis mejillas, mi frente, incluso morder mis orejas

-Esta es mi casita- por cada palabra me ganaba una estocada más fuerte que la anterior, y yo le respondía arañando su espalda como sabía que le gustaba.

No logre darle la razón porque su lengua volvió a instalarse en mi boca, y no pensaba quejarme.

Con una mano tomo mi cadera y la otra bajo hasta donde estábamos unidos para frotar mi clítoris con fuerza obligándome a correrme una segunda vez en la noche.

-Edward- gemí en su boca alargando la última vocal.

-¿Si?- pregunto el muy canalla sonriendo pero aumentando el ritmo de sus estocadas hasta que se corrió con un gruñido llenándome.

No se movió por un buen tiempo, y así lo prefería.

Desde la primera vez que nos habíamos acostado, el permanecía en mi interior hasta que no le quedaba otra que salir., su cabeza reposaba en mis pechos dando uno que otro mordisquito al pezón que tuviera más cerca mientras yo acariciaba su cabello húmedo por la transpiración del reciente ejercicio.

-Eres un borracho lametón- le dije cortando el silencio, era demasiado gracioso para no reírme, eso solo me gano un lengüetazo a mi seno derecho.

-No es mi culpa que tu piel sepa a fresas- fue su defensa.- Eres mi Bella fresa.

-Si sigues así, llegaremos a los cuarenta y tú tendrás cien apodos distintos para mí.

-¿A los cuarenta?- pregunto alzando su rostro para mirarme, de repente serio.

-Seremos unos cuarentones cachondos- le dije meneando las cejas sugestivamente, eso borro la seriedad para ganarme una sonrisa de oreja a oreja.

-¿Vas a poder seguirme el ritmo?- me pregunto.

-¡Puf! Para esas épocas ya tendremos bastante experiencia, nadie nos ganaría en una competencia.- conteste con petulancia, y era la verdad.

-¿Quieres participar en una competencia de sexo a los cuarenta?- sus cejas se levantaron en sorpresa, pero luego río- ¿Por qué no ahora?

Le jalonee juguetonamente el cabello y lo oprimí hasta que descanso nuevamente su cabeza en mí.

Fin del Flash Back

-¿Por qué estas sonrojada?- pregunto Peter socarronamente.

¡Maldito sonrojo!

Había tenido razón esa noche, ere recuerdo sería uno que no olvidaría en mucho tiempo.

Me aclare disimuladamente para seguir contando la historia- El caso es que la chica quería hacerse pasar por mí aprovechando que Edward estaba ebrio, pero él conocía mi sabor… debido a la crema de fresas que suelo usar, y según él la chica sabía a pepino.

Peter ahogo una risa en el cuello de Charlotte que volvió a reírse.

-Ustedes son una pareja poco convencional- dijo ella.

-En realidad somos solo amigos- la corregí.

-No hace falta que finjas, Peter ya me conto toda la historia.

Quise enojarme con Peter, pero, ¿quién no sabía ya la historia?

Quizás debía publicarlo en el periódico para los pocos que aún no se habían enterado.

-En realidad, ahora solo somos amigos- dije mirando al techo, no quería ver sus expresiones comprensivas. -Solo amigos.

-¿Por qué?- pregunto Peter desconcertado.

-¿Cómo supieron que Edward estaba en estas condiciones?- era mejor cambiar de tema, además de que realmente quería saber que había ocurrido.

-Pues- dijo él rascándose la nuca- Hace una hora, Edward se amotino en ni puerta, él quería golpearme por haber entrado a su casa.

¡Mierda! Esperaba que Edward no haya dicho nada más, porque si no Peter se burlaría de mí hasta el final de los tiempos.

Pero si Edward se había referido a "su casa", significaba que aún creía que me había acostado con Peter.

Era una tentación dejarlo que se arreglara por sí mismo, no necesitaba lidiar con un ebrio que pensaba que me acostaba con los vecinos. Creí que ya habíamos aclarado esto.

-Edward es un poco posesivo- dije tratando de suavizar las cosas.

-Lo raro es que no puso objeciones cuando los dos entramos para ayudarlo- dijo Charlotte mirándome fijamente, quizás ella se imaginaba a lo que Edward se refería, y esperaba que no, se la veía muy feliz con Peter, no necesitaba que las dudas de Edward la carcomieran también.

-Está ebrio- dije encogiéndome de hombros restándole importancia.

-Aun no entiendo porque tiene la manía de lamer- dijo Peter, y su ceño se frunció un poco- Incluso quiso hacerlo con Loti.

-Ya lo dije- luche por no sonreír ante la mirada ofendida de Peter- Está ebrio, pero mi teoría es que es su manera de buscarme, si hubieras dejado que te lamiera la mejilla, lo más seguro es que te hubiera dicho que no eras yo.

-Es una particularidad interesante- Charlotte uso su tono profesional- Me gustaría tener unas palabras con él.

-Él tampoco sabe porque lo hace, o en todo caso nunca me lo ha dicho si es que lo sabe.

-¿Vas a poder manejarlo sola?- me pregunto Peter preocupado, pero luego abrió los ojos desmesuradamente e inmediatamente cubrió los ojos de Charlotte, extrañada me di vuelta para ver qué es lo que lo había sorprendido.

Y valla que me sorprendí también.

Un Edward totalmente mojado y desnudo se estaba detrás del sillón.

-¿Edward?- pregunte con la garganta repentinamente seca.

-Peter- se quejó Charlotte intentando quitar la mano que cubría sus ojos.

-¿Qué estás haciendo desnudo?- me recuperé instantáneamente, manotee en el sofá buscando uno de los almohadones para que se cubriera.- Toma.

Él lo agarro para luego lanzarlo lejos -¿Por qué sigues vestida?

-¡Edward!- grite totalmente abochornada, sabía que se pondría lujurioso, pero no creí que actuara así en frente de sus vecinos.

-¡Peter! – Volvió a quejarse Charlotte- No me gusta estar a ciegas.

-Y a mí no me gusta que quieras ver a un tipo desnudo- replico él luchando por seguir cubriendo sus ojos.

Como si recién se diera cuenta de las dos personas sentadas en los sillones, se limitó a observarlos.

-Peter, podría llevarlo a su habitación y ayudarlo a vestirse- le dije suplicante, tratando de posar mi mirada en algún lugar inocente del cuerpo de Edward- Por favor.

-Yo no quiero vestirme- dijo él refunfuñando y cruzándose de brazos.

¡Bien! Prefería un Edward comportándose como un niño, que a uno lujurioso queriendo quietarme las bragas.

-Si quieres- lo regañé.

-No.

-Si no te vistes, no habrá fresas- le advertí, en realidad no habría ningún tipo de fresas, pero eso él no lo sabía.

-¿Y cómo voy a comerte si estoy vestido?- pregunto ladeando la cabeza y sumamente confundido, esperaba que no se ladeara más, su equilibrio no duraría mucho.

-Lo averiguaremos cuando estés vestido y seco- trate de sonar seria, pero el rubor no ayudaba.- ¿Peter?

-Loti cierra los ojos- haciéndola resoplar, pero ella asintió.

Soltándola, condujo a Edward a su habitación que no dejaba de mirarme. Una vez que desapareció tras la puerta, me recosté en el sillón y me tape la cara con otro almohadón y grite lo más fuerte que pude.

La frustración era una perra.

-Bueno, eso fue interesante- dijo Charlotte.

-Ni una palabra- le dije con la voz amortiguada por el almohadón.

Ella solo se río, pero no dijo más nada. Una vez que mi ataque de histeria paso, me dedique a limpiar el camino de agua que Edward había dejado desde la ducha hasta la sala.

Peter y Charlotte se marcharon después de que les asegure que podía manejar a Edward.

Entrando a la habitación principal, me acerque sigilosamente esperando que ya estuviera durmiendo, pero la suerte no estaba de mi lado últimamente.

-Tardaste demasiado- me dijo haciéndome un lugar en un lado de la cama, pero decidí que no era muy seguro esa posición, por lo que solo me senté en ella.

-¿Por qué estuviste bebiendo?

-Mi vida es una mierda- dijo sorprendiéndome, Edward nunca había sido un ebrio normal, por momentos parecía sobrio y luego volvía a su estado de embriagues, alternando entre ambos.

-¿Por qué dices eso?- dije tomando su mano, pero resistiendo cuando la jalo para que me recostara.- Compórtate.

-Prometiste darme fresas cuando me vistiera- dijo jalándome una vez más, pero no le hice caso.

-Dime que te ocurre.

-Mi abuelo solo quiere joder nuestras vidas- refunfuño soltándome enojado- ¿Por qué no se casa él si tanto quiere una boda? Apuesto que la abuela Elizabeth le daría una buena patada en las bolas si lo intentará.

Si no estuviera sentada me habría caído por la sorpresa, ¿Qué tenía que ver Edward Masen en la boda?

¿Y desde cuando Edward trataba tan irrespetuosamente a su abuelo?

¡El anciano era todo un amor!

-¿Por qué hablas así?- le pregunte ávida de conseguir respuestas.

-Es un secreto- me dijo poniendo un dedo en sus labios y cerrándolos como si fuera un cierre.

-Pero yo soy tu mejor amiga, conozco todos tus secretos y tú los míos- era un golpe bajo, pero necesitaba saber.

-Dime algo que yo no sepa- me dijo sonriendo, él muy sinvergüenza pensaba chantajearme para hablar.

¡Todo sea por la información!

Pero, ¿Qué podría decirle que no supiera ya?

-Un día quise cambiar mi champú de fresas por uno de durazno, pero no lo hice porque recordé que cuando nos conocimos dijiste que olía a fresas.

-¿Fresas?- pregunto sonriendo- ¿Alguien está ansiosa?

-No- respondí rápidamente.

-¿Entonces porque no dejas de decir fresas si sabes lo que quiero?- pregunto volviendo a tomar mi mano.

-No te escapes, ya te di información, es tu turno- trate de desviar el tema, no solo por mi bien, sino porque parecía que esta sería mi única oportunidad de conocer la verdad detrás de la boda.

-Alguien nos está robando la empresa de a poco comprando acciones ilegalmente- contesto muy serio- Ese fantasma ya tiene más del cuarenta por ciento en su poder.

¿Ah? ¿Y eso que tenía que ver?

A menos que…

-¿Ese fantasma es Victoria?

-No- Edward se atraganto con una risa- Ella es la solución en la trampa.

¿Qué solución? ¿Qué trampa?

-¿Van a fusionar las empresas para salvar la de los Cullen?- pregunte tratando de poner en orden mis pensamientos, no sabía ni un poquito de economía o de cómo funcionaban lo de las acciones, y fusiones, etc.

Edward se encogió de hombros, negándose a decir algo más y mientras ella trataba de armar el rompecabezas no le prestó atención hasta que por fin la jalo recostándola y el posicionándose encima de ella.

-Extraño follar contigo- le susurro quedamente al oído.

-Nosotros no follábamos Ed, hacíamos el amor- lo corregí aunque no quería dejarme llevar por su mirada, tenía que salir de ahí.

-Para hacer el amor se necesitan de dos personas que se amen- dijo repentinamente triste- Tu nunca me amaste, solo yo lo hacía.

Creo que mi corazón se detuvo en ese instante.

-¿Edward?- susurre emocionada, las malditas esperanzas comenzaban a nacer, los chichos habían tenido razón, Edward en el pasado tenía sentimientos hacia mí, ¿Cómo podía haber sido tan ciega?

Todas las veces que me decía Te amo, ahora cobraban un diferente significado para mí. Había sido una tonta.

-Pero ya lo arregle- dijo sonando otra vez emocionado- Ahora estamos en la misma página, ninguno de los dos ama al otro, eso hace las cosas más fáciles.

¡Adiós esperanzas!

-Yo sí te amo- le respondí, nunca más escondería mis sentimientos ante él, empujándolo logre salir de debajo suyo.-Así que volvemos a principio, solo uno de nosotros amando.

-Ahora crees que me amas- me dijo pero negué inmediatamente, no quería que siguiera refutando mis sentimientos- Siempre quieres llevarme la contraria.

-Lo mismo digo- conteste levantándome.

-Quédate- me pidió- No intentare nada.

-Ya intentamos dormir como amigos y mira como término la última vez, -dije poniendo ambas manso en mi cadera- manoseándonos en medio de la noche.

-Por favor.

¡Agh! Maldita sea, no podía negarle nada cuando lo pedía de esa manera.

Me recosté a un lado de la cama esperando que con eso se contentara, sería incomodo dormir en jeans, pero ni loca pensaba quitármelos estando en una cama con él.

Con otro movimiento ninja, nos reacomodo a ambos de modo que estábamos acostados de lado con mi espalda presionando su pecho.

¡Bendito Peter que lo había vestido con un pijama completo!

Edward no dio más peleas, ya que una vez que me tuvo en sus brazos cayó dormido. Su respiración golpeaba mi cuello y Peter tenía razón, apestaba a alcohol.

Intente removerme, pero no me lo permitió. Pasaron unos minutos y volví a intentarlo consiguiéndolo solo porque alcancé una almohada y la coloque para que la abrazará, pero no pareció convencerle porque enseguida empezó a olisquearla y pasar su lengua por la tela.

¿En serio? ¿Eso hacía mientras yo dormía? ¿Me olisqueaba y me lamía como un gato?

Edward era toda una caja de sorpresa.

Pero no tenía tiempo para observarlo, pronto despertaría y no quería lidiar otra vez con él, así que rápidamente me quite la chaqueta y la camiseta.

Agarre otra almohada y la vestí con la camiseta reemplazando la que Edward tenía abrazada.

Funciono.

Apachurro la almohada que tenía mi camiseta en un abrazo de boa constrictor y siguió durmiendo.

Verlo así me daba una ternura intensa, y además tenía que felicitarme a mí misma, había conseguido sobrevivir al ataque de Edward sin ni siquiera un beso.

Parecía que nuestra nueva amistad funcionaría siempre y cuando yo tuviera fuerza de voluntad.

Solucionado el tema Edward, procedí a rebuscar una camiseta vieja de Edward que pudiera usar de pijama, y me dirigí a la habitación que iba a ser para mí desde un principio.

Apenas mi cabeza toco la almohada le di la bienvenida al mundo de los sueños.

Otra llamada me despertó.

¿Quién llamaría en medio de la noche otra vez?

Grande fue mi sorpresa cuando me di cuenta que ya eran las nueve de la mañana.

Parecía como si hubiera dormido cinco minutos.

-¿Hola?- conteste la llamada con un bostezo.

-Buen día dormilona.

-Jacob- dije emocionada- Por fin apareces.

-Mira quién habla- se río este- Tú eres la que está en otra ciudad sin darle una llamada al pobre y desamparado Jacob.

-Eres un idiota- conteste riéndome despabilándome del sueño- ¿a qué debo tu llamada?

-¿Es que acaso no puedo llamar a mi amiga del alma?

Espere sin contestar, era obvio que llamaba por algo.

-Es en serio, solo quería hablar contigo- dijo- Bueno, está bien, Leah quería tu apoyo y no quiero que se lo des, esto es para advertirte.

-¿Por qué?- pregunte sorprendida e interesada.

En ese momento mi estómago rugió pidiendo comida, el pobre clamaba desayunar, después de todo, ya era tarde.

-Ella quiere que nuestro hijo se llame Jacob- comenzó a contarme- Vamos, pobre chico, ¿por qué lo llamaríamos como yo? Es un nombre de viejos, hoy en día ya no se usa…

Y siguió dándome sus argumentos mientras yo me encaminaba a la cocina a preparar un buen plato de frutas, necesitaba algo sólido para que mi estómago dejara de sonar como la sinfonía de un teatro.

-¿Me estas escuchando? – se quejó.

-Claro que sí- le dije maniobrando con el celular a la vez que picaba unas manzanas- Tú sigue hablando.

-Entonces le dije, que si lo llamábamos Jacob, habría confusiones cuando nombraran a alguno de los dos- Jacob siguió con su discurso de pros y contra del nombre, solo que según él no tenía ni un pro.

Para cuando termino, mi desayuno frutal ya estaba listo.

-Lamento decirte, que como futura madrina, apoyo a mi amiga - le dije sonriéndole a mis frutas- Así que si Leah me llama le diré que es un nombre genial.

-¿Qué le pasa a todo el mundo hoy? ¿Es el día de jodamos a Jacob y nadie me aviso? – Se quejó gruñendo- Son unos desconsiderados, a excepción de Rosalie.

-¿Rose?- pregunte confundida.

-Ella es la única que dice que sería un castigo de Dios nombrar mi hijo con un nombre tan feo como el mío- no parecía ofendido, es más, sonaba complacido por haber conseguido algo de apoyo.

-¿A cuántos has llamado ya?- pregunte riendo, el pobre parecía desesperado, parecía político en busca de votos un día antes de las elecciones.

-Solo falta Jasper, Sam y Emily- contesto- Pero la mayoría contestó que apoyarán a Leah, porque la madre está en todo su derecho de llamar al bebe como le plazca, ¿Dónde queda la opinión del padre?

-Cuando logres pasar una sandía del tamaño de un bebé por un agujero, entonces tendrás más derechos - le dije mientras daba grandes bocados a unos cubos de naranja.

-Eso mismo dijo mi madre- dijo casi llorando- Joder con las mujeres, se ponen todas susceptibles en el embarazo.

-Me muero por que llegue Jacobsito al mundo- le dije para picarlo- Sera él bebé más adorable del planeta.

-¿Verdad que sí?- contesto todo orgulloso.

-Ahora suenas como todo un padre- dije felicitándole.

-Gracias Bells- dijo- ¿Y tú cómo vas?

-No quiero hablar del tema- dije haciendo una mueca- Pero como te enteraras del algún modo, digamos que me rendí, siempre voy a ser solo su amiga.

-¿Estás bien?-

-Tan bien como se puede estar- conteste y al alzar la vista vi a Edward de pie con mi camiseta en la mano observándome fijamente- Después te llamo Jacob.

-Eso es mentira- dijo riendo- Pero lo dejare pasar por hoy si prometes venir a verme cuando regreses.

-Que chantajista- dije rodando los ojos, aunque él no me viera- Nos vemos en Phoenix, si quieres verme, vas a tener que viajar tú.

-Se lo diré a Leah, de seguro estará encantada de aliarse contigo en persona para ponerse en mi contra- refunfuño- Nos vemos Bella.

-Nos vemos- dije colgando.

Edward no decía nada, solo me observaba para luego ver la camiseta que tenía en la mano, y así sucesivamente.

-Si tienes esa camiseta en la mano significa que desnudaste a la almohada, no me digas que intentaste follarla- quise bromear riendo, pero a él no le causo gracia.

-¿Qué entiendes tú por mantener distancia?- fue lo primero que dijo en estado sobrio desde anoche.

Debería haberme dolido su acusación, pero solo conseguí enojo.

-Eres mi amigo, y vine a atender tu culo borracho anoche antes de que Peter de diera la paliza que necesitas- conteste en un tono más alto de lo normal.

Su mueca de dolor era mi pequeña venganza, la cabeza debía estar matándole a causa de la resaca.

-Siéntate- le ordene yendo al refrigerador en busca de jugo de naranjas y rebuscando por la casa un botiquín que tuviera analgésicos.

Cuando por fin los halle, saque dos y los coloque junto al vaso con jugo.

-Bébete eso- le dije y pique un poco más de frutas para que comiera, era mejor que tuviera algo más en el estómago para resistir la resaca.

Una vez terminado mi trabajo, le quite mi camiseta, era hora de vestirme apropiadamente, no podía seguir solamente en bragas y camiseta.

Además era hora de irme, podía lidiar con un Edward ebrio, no con uno enojado y malagradecido.

Una vez vestida con la misma ropa con la que llegue anoche, me enfrente a Edward una vez más.

-¿Nos acostamos anoche?- preguntó serio.

Quise golpearlo por preguntarlo tan a la ligera, es que si lo hubiéramos hecho, ¿no habría significado nada para él?

-Lo más seguro es que no me creerás si te digo que no- le dije con una sonrisa falsa e irónica- Así que atengámonos a la lógica.

El solo asintió, y mierda que dolió saber que de verdad no me creería lo que dijera.

-¿Algunas vez dormimos separados luego de follar?- le pregunte, era tan extraño referirse a nuestras relaciones sexuales de esa manera, pero ese era el término que había usado Edward y era el que yo usaría.

-No- contesto mirándome, pero podía ver que quería hacer una pregunta, mala suerte, no pensaba contestar nada.

-Exacto, viendo que estas en tus cinco sentidos, me voy- me despedí.

-Espera- dijo levantándose rápidamente y el movimiento le causo que arrugara la frente- ¿Qué estás haciendo aquí?

-Peter me llamó porque no quería golpearte- conteste sin mirarlo- Él no entendía porque querías golpearlo por haber entrado a tu casa.

-¡Oh!- fue lo que dijo.

-Sí, tal parece que aun crees que me acosté con tu vecino.

-No es así, yo…

-Ahórrate explicaciones, y yo me ahorraré las mías, cada vez que tocamos temas delicados terminamos peleando, y no quiero eso- dije por fin dándome vuelta para verlo- Y vine porque eres mi amigo, y eso es lo que los amigos hacen.

Por suerte se mantuvo callado, él sabía que tenía razón.

-¿Intente?- titubeo- Ya sabes, ¿intente lamerte?

-También a Charlotte, pero solo la almohada consiguió un poco de acción anoche.

-¿Por qué la vestiste con tu camiseta?

Solté un suspiro exasperada, no quería seguir con esto. Esperaba que con el tiempo, las cosas con Edward se acomodaran, y la incomodidad de hablar con él se esfumará.

-Eres como un maldito niño a la hora de dormir conmigo, no me querías soltar- dije haciendo una mueca- Tuve que dejarte algo con mi aroma.

-¿De qué hablabas con el chucho? –fue su siguiente pregunta, fue tan rápida como inesperada.

-Del nombre de su futuro hijo- no sabía que había escuchado, pero mejor dejarle claro que había sido una charla inocente, aunque luego me enoje conmigo misma, yo podía tener charlas no inocentes con cualquiera, después de todo estaba libre, ¿no? –Él no quiere que se llame Jacob.

-¿Y tú? –pregunto repentinamente serio.

-Me parece un buen nombre, es más, ya tengo su apodo, le diré Jey-Jey, algo así como Jacob Junior, ¿Qué te parece?- le pregunte riendo queriendo borrar su seriedad, era mejor moverme por el lado de la diversión que por los temas serios, eran temas más seguros.

-Me pareces una hipócrita, eso me parece- contesto enojado.

-¿Qué?- dije ahogadamente y con los ojos bien abiertos- ¿Por qué me insultas ahora?

-Hace unos días decías que me ambas y ahora estás hablando conmigo del hijo que vas a tener con el perro- dijo gritándome como pudo.- ¿Cuánto tiempo tienes de embarazo?

No llores Bella, me repetí una y otra vez.

Él es solo un idiota que escuchaba conversaciones a medias y luego lo malinterpreta todo imaginando que eres una puta.

-Siempre es lo mismo contigo Edward- le grite de vuelta dando vueltas enfurecida- Sino me acuesto contigo, es porque estoy con el vecino, si no estoy con Peter, de seguro me estoy cogiendo a James, y si él está ocupado follándose a Victoria, de seguro termino durmiendo con Jacob.

Él no respondió asustado por mi reacción.

-¿Sabes qué?- le dije alzando el dedo medio- Vete a la mierda.

o-o-o-o-o-o-o-o

Todo el camino a la dichosa sesión fotográfica Alice se la paso interrogándome donde había estado anoche, pero no logro sacarme nada.

Emmett apostaba y juraba que había estado con James, pero no decía más nada porque iba conduciendo, siendo él tan relajado era raro que fuera un conductor tan prudente.

-Ya soy adulta, puedo guardar mis propios secretos- les dije esperando que el tema pasara a mejor vida.

-No decías eso cuando empecé a salir con Jasper- dijo Alice haciendo pucheros, y sí, era el mismo puchero que el de Edward.

-Eso fue hace mucho- me reí mientras Emmett estacionaba en el aparcamiento del Hotel Plaza.

¡Bienvenido infierno!

Era una lástima que siendo un edificio tan bonito me causara repulsión entra en él.

En el lobby nos esperaba María junto a cinco personas, y curiosamente los únicos que sonreían eran Irina y Laurent que charlaban animosamente sobre un viaje que harían.

Los demás tenían una cara de pocos amigos, James estaba lo más alejado posible del grupo y los novios ni se miraban, en cuanto a María, hizo una mueca de decepción al vernos entrar.

Quizás esperaba encontrarse con Jasper.

Alice había previsto un enfrentamiento y según ella nadie le arruinaría una sesión de fotos, ni siquiera una ex con aspiración a ser más de Jasper. Era por eso que los gemelos Hale habían ido de visita a unos tíos lejanos.

-Al fin llegan- nos saludó James sonriendo, pero fue Emmett el que lo saludó efusivamente dándole un abrazo y palmeándole la espalda.

-Cuñado- le dijo codeándolo- Ya me entere de tus aventuras de anoche con mi hermanita.

-¿Ah?- pregunto Alice confundida.

-No tú- se rio Emmett por la cara que había puesto su hermana- Hablo de Bella.

-¡Emmett!- grite avergonzada, todos los habían escuchado, Edward estaba serio mirándonos mientras que Victoria se concentraba en mí, podía notar la furia latente que desprendía de ella.

-Si ya terminaron con los saludos, podemos ocuparnos a lo que vinimos- su voz era tan glacial que por un instante tuve miedo de ella, pero enseguida lo sacudí.

-Síganme- dijo María llevándonos por un pasillo dorado.

James tomo mi mano haciéndonos quedar hasta el final de la fila.

-Así que tuvimos una aventura nocturna y no me entere- dijo soltándome para poder caminar y seguir a los demás.

-Emmett mal interpreto mi salida- le dije.- Tengo una duda.

-Dispara.

-¿Por qué no le dijiste a Victoria lo que había pasado?

-Si ella piensa casarse, está en todo su derecho, yo no tengo nada más que decir al respecto- el tono bromista había desaparecido para dejar su enojo en la superficie.

En silencio caminamos hasta una sala donde nos esperaban los demás, junto a un pasador con varias bolsas que contenían nuestro vestuario.

-Este es el tuyo Bella- me dijo Alice alcanzándome el mío.- Por lo que pude ver vas a gritar cuando lo veas.

-Las damas por favor vallan por la puerta de la izquierda, y los caballeros por la derecho- anuncio María acompañándonos a nuestra puerta.

La sala a la que habíamos entrado contaba con varios vestidores, y habían otras personas ahí, que preparaban sus instrumentos para trabajar en nosotras, todo un arsenal de maquillaje no esperaba una vez nos hayamos cambiado.

-¿Qué es esto?- le susurré a Alice.

-Esto se llama derroche- contesto, pero podía ver una sonrisa queriendo asomarse, era difícil para ella no sonreír cuando este era su mundo.-Vamos.

Caminando como si fuera al paredón de fusilamiento entre a un probador y cuando abrí el cierre de la bolsa que contenía mi vestuario quise gritar.

Pero no de emoción, más bien conmoción,

¡Yo no me pondría eso!

-Creo que hay un error- dije saliendo para toparme con una ceñuda María.

-Si intentas otra mierda como lo de las tarjetas pateare tú trasero de aquí hasta la salida- dijo apretando los dientes- Ahora entra a ese probador y ponte el bendito vestido.

No quería cabrear a María también así que me rendí y saque el vestido rojo pasión que me esperaba.

De por si era demasiado escandaloso para mi gusto, y el escote era extremosamente largo, debería ponérmelo sin sostén, pero luego vi que en la bolsa también había unos hilos que simulaban ropa interior más unos cubre pezones.

Era como si estuviera desnuda debajo del vestido.

-¿Bella?- escuche a Alice- ¿Ya estas lista?

-Un momento- dije maniobrando para poder vestirme, si era un Hotel tan caro, ¿por qué no pueden tener vestidores más amplios?

Una vez lista me di un vistazo al espejo y mis ojos se desorbitaron, era un vestido escandaloso que me quedaba escandalosamente bien.

Una vez afuera vi que la única que había demorado era yo, porque tanto Irina como Victoria ya estaban sentadas frente a diferentes tocadores donde las maquillaban y peinaban.

-¡Wow!- me alabo Alice- Te ves hermosa, si me dejarás vestirte a diario, podrías verte así todos los días.

-Vamos pequeña gurú de la moda- le dije riendo y luego vi que su vestido era de un rosa claro.- Tú también te ves bien.

-¿Tú crees?- dijo girando sobre sí misma.

-Por supuesto.

-Si las amiguitas terminaron de cotillear podrían ser tan amables de sentarse para que las maquillen que gran falta les hace- María como siempre tan alegre.

-Ya que lo pides tan educadamente- murmuro Alice por lo bajo.

o-o-o-o-o-o-o

-James posa un brazo en la cintura de Isabella- pidió Benjamín el fotógrafo.

-¿Así?- Pregunto James mientras ceñía mi cintura con más fuerza de la necesaria.

-Isa quita esa cara de vinagre- me regaño- Quiero más pasión.

-Me parece innecesario- me defendió Edward que junto a Victoria permanecían a lado de Benjamín viendo la escena- Entre ellos no hay nada.

-Tu cállate y practica tu mirada de amor hacia tu prometida, ambos parece que les hubieran clavado una espina el culo de tan rígidos que están.

-¿No deberíamos representar nosotros la pasión?- pregunto Victoria que no me quitaba la vista de encima, parecía que en cualquier momento me gritaría "quita la mano de mi hombre".

-Alice, Emmett dejen de hacerse caras- siguió dando órdenes- Ustedes son la amistad no la discordia, tómense de la mano.

-¿No es algo incestuoso?- pregunto Emmett reacio a la idea.

-¿Nunca le has tomado la mano a tu hermana?- pregunto exasperado, cuando Emmett asintió, Benjamín suspiro- Esa es tu respuesta, no es incesto, además la amistad es lo más importante, una pareja no es nada sin amistad.

¡Sabias palabras!

Si tan solo me hubiera dado cuenta antes.

-¿Por qué solo nos regañas a nosotros?- pregunto Alice que ya tomaba la mano de Emmett.- ¿A Irina y Laurent no les dices nada?

-Porque ellos son los únicos que están haciendo su trabajo-dijo sonriéndole al matrimonio, Irina estaba usando un vestido verde que supuestamente representaba la esperanza.

-Eso no es justo, ellos ya están casado, por supuesto que pueden representar el futuro esperanzador de un matrimonio, o lo que sea que ellos representen- dijo cruzándose de brazos y soltando a Emmett en el proceso.

-¿Y por qué tenemos que vestir como si fuéramos a la premiere de una película?- pregunte aun posicionada como Benjamín me había puesto, sentada en el regazo de James, arqueando mi espalda como si le ofreciera mis pechos, y con una mano en su cuello todo esto sobre un sofá color vino.

Cada una tenía un vestido sumamente elegante y largo mientras que ellos usaban esmóquines con corbatas de color negro. Los cuatro parecían modelos de pasarela.

-Porque la vida es una película mi amor- dijo negando con la cabeza como si hubiera hecho una pregunta tonta- Primero tienes la introducción, luego el nudo y por último el desenlace, además de que están hermosas así.

-Ah- fue todo lo que dije, no es que haya entendido, pero no quería salir de mi posición, sería vergonzoso que Benjamín tuviera que volver a acomodar mi cuerpo según su criterio.

-Bien- dijo Benjamín juntando sus manos-¿Esperanza?

Irina y Laurent que estaban a la derecha de nuestro sillón se posicionaron, él puso una mano en el vientre de Irina, la otra en su mejilla y poso los labios en la frente, Irina sonrió adorablemente y poso sus manos sobre las de él, una en su vientre y la otra en la mejilla.

-Perfectos- los alabo mientras la cámara sacaba múltiples fotos- ¿Amistad?

Alice y Emmett estaban a nuestra izquierda.

Emmett tomo a Alice en brazos haciéndola reír por la sorpresa, ella instintivamente se agarró a su cuello.

-Idiota- dijo aun riéndose.

-Me gusta- asintió Benjamín sorprendido y tomo la foto- ¿Pasión?

Era nuestro turno, Benjamín nos había pedido algo a los dos en secreto. Yo no quería y James tampoco.

-No tenemos todo el día- dijo Benjamín preparando su cámara y ajustando la lente, -A la cuenta de tres quiero pasión.

-Tres- dijo acercándose un poco más.

-¿Qué pasará cuanto termine la cuenta regresiva?- pregunto Edward alarmado.

-Dos.

James acerco su rostro al mío y yo trate de recordarme que solo serían dos segundos como máximo hasta que Benjamín tomará las fotos.

-Uno- dijo, pero yo no estaba lista, en cuanto James poso mínimamente sus labios sobre los míos me aleje como si me hubieran electrocutado.

-Isabella- me regaño Benjamín- Ya lo habíamos hablado, es solo un beso.

-Me parece poco profesional de tu parte que les pidas que se besen en contra de su voluntad- dijo Victoria sorprendiéndome, por una vez su ira no iba en mi dirección sino con el fotógrafo.

-Estoy de acuerdo- Edward se hizo notar- Si ellos no quieren no puedes obligarlos.

-Estoy haciendo mi trabajo- refuto Benjamín- Y solo Isabella se quejó, James no tiene ningún problema, y ni siquiera es un beso completo, solo simulación ¿Qué hay de malo en eso?

-¿James?- pregunto Victoria desconcertada observándolo, nunca creí ver tal mirada de dolor en sus ojos, ¿Quién iba a decir que la pelirroja tenía sentimientos?

-¿Podemos seguir con las fotografías?- pregunto exasperado el fotógrafo.

-No, si Bella no quiere, no tiene por qué besar a ese- dijo Edward señalando despectivamente a James.

-Bella puede besar a quien ella quiere, es una mujer libre- Emmett ya había bajado a Alice y tenía el ceño fruncido observando nuestro intercambio.

-¡Basta! – ya estaba harta, no sé porque a Alice le gustaban las sesiones de fotos, solo traían dolores de cabeza.- James me besará y fin de la historia.

-No- dijeron al unisonó tanto Victoria como Edward.

¡Valla con los novios! Cualquiera diría que estaban celosos, quizás era cierto, pero aún estaba enojada con Edward por acusarme de estar embarazada con Jacob, y si solo era por llevarle la contraria besaría a James.

-No se hable más- dijo Benjamín- Cierra los ojos Isa y piensa que te está besando algún actor británico.

-¿Por qué británico?

-Porque ellos son sexys- respondió este sonriendo- ¿Pasión?

Volví a reacomodarme en el regazo de James y cerré mis ojos esperando el beso que no tardó en llegar, para mi sorpresa él solo tomo mis labios y no se movió, permaneció así hasta que Benjamín tomo las fotos.

-Eso es de lo que hablaba- nos felicitó- Ahora los novios a su posición.

Podía ver que tanto Edward como Victoria estaban enojados, no me imaginaba como iban a representar al amor que se tenían si seguían con esas expresiones.

Benjamín los posiciono en una plataforma con fondo blanco.

Después de varios minutos Benjamín y los novios seguían probando posiciones, parecía que el pobre quería llorar.

-Joder con ustedes- dijo pateando el piso- ¿Dónde está su amor?

-Exacto- le susurré a James causando que este riera.

-Ni se les ocurra enrollarse ahora después de causarme tantos problemas por un mísero beso- dijo Benjamín más ofuscado.- Edward agarra su cintura, pero no la aprietes, solo sostenla.

Edward tenía cara de que lo estaban torturando.

-Victoria pon tu mano derecha en su cuello, y la otra en la izquierda- ordeno Benjamín al borde de la histeria porque parecía que había encontrado la posición que quería- Ambos cierren los ojos y apoyen sus frentes, y ahora quietos.

Enfoco su cámara una vez más pero frunció el ceño otra vez.

-Victoria hazme el favor de pensar en lo mucho que lo amas- parecía que Benjamín se había dado cuenta de algo, porque no pronuncio el nombre de Edward- Piensa en todos los momentos vividos y sonríe un poco, piensa en él, el amarillo representa felicidad, y tú quieres ser feliz, puedes ser feliz si lo deseas, ¡Vamos! Dame esa sonrisa.

Y aunque fuera imposible de creer, Victoria sonrío, sus ojos seguían cerrados, pero no dude ni un momento en que esa sonrisa no iba dirigida a Edward y James también lo supo.

Una vez tomada las fotos Benjamín quería aplaudir pero se contuvo y nos mandó a desalojar la sala para que él pudiera trabajar y editar las fotos.

Yo fui la primera en sacarme el dichoso vestido, era muy bonito, pero no era algo con lo que me sintiera cómoda.

-Te espero afuera- le dije a Alice que seguía en el probador.

Trate de recordar el recorrido que habíamos hecho pero no se me daba muy bien, mejor me quedaba en la sala que habíamos estado primero y esperaba a Alice.

-¿Por qué? – grito una voz que reconocí como Victoria, últimamente había estado escuchando sus gritos, ya los conocía de memoria.

-Ya no es de tu incumbencia- contesto una voz masculina, obviamente era James.

Picada por la curiosidad me arrime a una de las tantas puertas, pero no podía escuchar con claridad, rogando porque no me vieran abrí disimuladamente la puerta.

-Por supuesto que sí- chillo Victoria pero luego se le quebró la voz- Dijiste que ibas a esperarme.

-Me canse Vicki- dijo James un poco más tranquilo- No puedo seguir así.

-¿Es por ella?- pregunto recobrándose la pelirroja- ¿Vas a dejarme por Isabella?-

-No, y te pido que no la metas en esto.

-¿Ahora la defiendes?- sonaba incrédula, pero podía ver que sus ojos estaban cristalinos.

-Ella es mi amiga.

-¿Y por eso tenías que besarla?- dijo golpeando con ambos puños el pecho de James.

-Te lo repito, ya no es de tu incumbencia, hemos terminado- agarro sus puños evitando que volviera a golpearlo.- No puedo creer que esperes que te siga siendo fiel cuando estas a punto de casarte, esto es cosa de locos.

-Tú sabes porque lo hago- contesto con voz temblorosa bajando sus puños para poder apoyarse en él- Solo tienes que esperarme un poco más.

Era una escena tan privada que quería dejar de verla, pero a la vez no podía.

¿Y que se supone que haga en tu noche de bodas?- le pregunto mordazmente- ¿Buscarme una puta para estar empatados?

-¡No! – Dijo Victoria pasando ambos brazos por la cintura de James para abrazarlo con fuerza- Voy a inventarme algo esa noche, lo emborrachare y no pasará nada.

Quise intervenir y decirle que era una pésima idea, Edward se ponía más caliente de lo normal cuando estaba ebrio, anoche mismo quería follarse a la almohada.

-¿Crees que no sé qué has intentado seducirlo?- pregunto zafándose de su abrazo- Esta en tu naturaleza atrapar a las presas con el sexo.

-Tú no eres mi presa- contesto rápidamente Victoria y pude ver que derrama una lágrima.- Sabes que te amo.

Todo esto estaba mal, los cuatro éramos infelices por una boda que claramente no debía realizarse.

Por lo menos ellos sabían que se amaban, podían ser felices si quisieran, o si Victoria quisiera.

-No llores- le dijo limpiando una lagrima- Sabes que no voy a ceder, si te casas con él no volverás a saber de mí.

-No es justo- contesto y esta vez comenzó a llorar de verdad.- soy la única en la familia que puede casarse.

-Dile a tu padre que no lo harás- James seguía limpiando las mejillas que cada vez estaban más rojas por el llanto. –Impón tu voluntad, y vente conmigo, podemos irnos lejos, ¿Recuerdas la isla en Cuba?

Ella solo asintió en su pecho.

-Fuimos felices ahí.

-Pensé en esa playa cuando Benjamín me pidió que sonriera- dijo ahogadamente- Quisiera volver.

-¿Te das cuenta que pensabas en mí cuando estabas sacándote fotos para tu álbum de bodas con otro tipo?

Eso solo hizo que ella volviera a sollozar.

-Hazle caso a tu vestido, se feliz- dijo acariciando su cabello- Se feliz conmigo.

-No puedo- contesto desesperada.

-No es que no puedas, no quieres- dijo alejándose quietándole el consuelo que le estaba proporcionando, e increíblemente quise gritarle a James que volviera a abrazarla, la pobre se deshacía en lágrimas y él solo la observaba.

-Adiós Victoria- dijo finalmente y rápidamente salí pitando de allí entrando en la primera puerta que estaba abierta.

¡Santa mierda!

Por poco y me descubrían.

Victoria me haría picadillo si supiera lo que presencie.

Volví a repetir la conversación que había escuchado y llegue a una conclusión sorprendente: Victoria al igual que Edward no quería casarse, pero lo haría de todas maneras dejando un rastro de corazones rotos por doquier.


Espero sus reviews si les gusto el capitulo, y si no les gusto, también espero sus reviews ;D

Poco a poco nos acercamos al final :)

Quien sigue siendo Team Bella o Team Edward? Alguna Team James? O quizás alguna Team Victoria?

Ah y otra cosa más, para las que todavía no se unieron al grupo Cary0605 . fics en facebook, las espero en www . facebook groups / 498971040191241 / 557911370963874 / ? notif _ t = group _ comment (Todo sin espacios)

Eso es todo por hoy, espero sus comentarios ;)

Saludos

Cary0605

Capítulo 13: NOS VEMOS EN LA BODA Capítulo 15: JACOB AL RESCATE

 
14445392 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios