LA BODA DE MI MEJOR AMIGO (+18)

Autor: cary0605
Género: Romance
Fecha Creación: 05/04/2013
Fecha Actualización: 23/03/2014
Finalizado: NO
Votos: 32
Comentarios: 40
Visitas: 51385
Capítulos: 18

Edward y Bella han sido amigos desde hace años y prometieron casarse cuando ella cumpliera 25 años. Ellos se han distanciado por dos años y falta un mes para que se cumpla esa promesa, pero de repente Edward esta a dos semanas de casarse con Victoria. Con la ayuda de los chicos Bella planeará como detener la boda de su mejor amigo. ¿Logrará frenarla?

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 5: ITALIA ESTÁ EN EL AIRE

Aviso: Los personajes de esta historia no me pertenecen, son propiedad de Stephenie Meyer. Si eres menor de edad lees bajo tu responsabilidad, este fic puede contener lenguaje y situaciones adultas, ya saben, la que avisa no traiciona.

**Gracias a mi beta Jime Cullen Salvatore por betear este capítulo (Betas FFTH)

 

 


 

Italia está en el aire

 

I was searching. You were on a mission.

Salvada por la campana, o mejor dicho por mi celular. ¿Qué estaba a punto de hacer? Se suponía que no permitiría que esto pasara.

-No atiendas- dijo Edward despegando su boca de la mía, pero no de mi cuerpo, siguió besando mi cuello. Amaba cuando hacía eso. Y sabía que ese también era su punto débil.

-Como quieras- conteste bajito antes de chupar ligeramente el lóbulo e su oreja.

Él respondió con un gruñido en mi cuello antes de volver a besarlo. Su mano descendió acariciando mi cintura.

Then our hearts combined like a neutron star collision.

Mi celular seguía sonando, el tono iba con la ocasión, mi corazón bombeaba a una velocidad increíble, y combinado con él de él, seguro resonarían como una coalición e estrellas, genial, ahora estaba poética.

I have nothing left to lose. You took your time to choose.

Pero yo sí tenía que perder, esto estaba mal, tenía que detenernos.

-Edward, detente- suspiré e intente detener su mano que ya acariciaba mi trasero sin ningún pudor.

-¿Por qué?- dijo dándome una estocada por sobre la ropa, jadee inevitablemente, lo deseaba demasiado- Yo no quiero parar y tu tampoco.

Tenía razón. Yo no quería parar. Hoy iba a ser como antes. Si iba a tener que separarme de él mañana, hoy le sacaría todo el jugo posible.

Mis manos que habían permanecido en su cabello, bajaron hasta el cuello de su camisa y empecé a desabrochar sus botones con una habilidad desconocida, realmente lo deseaba aquí y ahora. Una vez abierta, el me ayudo a sacársela, ¡diablos! Sería posible que fuera más guapo de lo que yo recordaba, mi memoria no le había hecho justicia. Su pecho duro se presiono sobre mí, y yo me concentré en rasguñar su espala, no tanto como para dejarle marcas, pero si para enloquecerlo.

Then we told each other. With no trace of fear that.

Parecía que la persona que llamaba estaba impaciente.

-Edward, podría ser importante– mis manos empujaron su pecho.

-Después devuelves la llamada- se levanto un poco para también sacar mi camiseta.

Sus labios ni lentos ni perezosos bajaron por mi cuello hasta mis senos, besándolos sobre la tela de mi sujetador.

-Ah- esta vez no pude contener mi gemido. Era muy tarde ya no podía detenernos. Solo un poco más y el sería mío. Mis manos se movieron por si solas para desabrochar su pantalón.

Our love would be forever

-Agggh- suspire frustrada. ¿Quién llamaba con tanta insistencia?

-Ignóralo- Edward mordisqueaba mis peones por sobre la tela, y sus manos fueron a mi espalda para desabrochar mi sostén.

-Solo será un momento, lo despacharé y podremos seguir tranquilos- bese sus labios castamente antes de empezar a buscar a tientas mi celular. ¿Dónde estaba?

-Tienes 30 segundos- dijo pícaramente, el seguía sobre mí, pero me había liberado de sus besos para que yo buscara el maldito celular que seguía tocando de fondo la canción de Muse.

Con tanto jaleo, había quedado en medio de mis ropas. ¿En serio íbamos a hacerlo en la mitad de la cama? ¡Mi maleta aun estaba sobre ella! Cuando lo tome y vi quien era me atragante. ¡Esto se pondría feo! Pero aun asi debía contestar

-Hola- dije con voz ronca, me la aclare y repetí mi saludo.

-Bells! Hasta que por fin atienes- la voz de mi amigo sonaba un poco molesta.

-20 segundos y contando nena- dijo Edward volviendo a besar mi cuello.

-Estate quieto- le susurré quedito, pero me hizo  caso

-¿Qué dijiste? No te oí bien- contestaron al otro lao de la línea. –No importa, tengo que decirte algo.

-Mmm, estoy ocupada ahora, ¿es importante?- le dije acariciando el cuello de Edward con la mano que tenía libre, el tomo eso como iniciativa y volvió a mi cuello, a estas alturas ya tendría el cuello cubierto de chupones.

-Te quedan 10 segundos- esta vez empezó a desabrochar mis jeans, yo golpee su mano.

-¿Tu ahijado es algo importante para ti?- hablo de nuevo mi amigo trayéndome a la realidad, y valla que me trajeron a la realidad.

-Jake, ¿es en serio? ¿Cando lo supieron?- Me senté abruptamente haciendo que Edward cayera de la cama, teniendo en cuenta que usábamos solo la mitad de la cama, eso hubiera pasado en cualquier momento.

-Lo siento- dije en voz baja, parecía que el golpe fue amenizado por la alfombra, pero a él lo había tomado desprevenido.

-¿Por qué te disculpas?- se rio Jacob otra vez pensando que le hablaba a él- No es tan grave que me ignores.

-No te escapes, ¿Cando lo supieron?- volví a preguntar entusiasmada.

-Na na na, debes decir, te quiero Jake, y responderé.

-No voy a decir eso- no con Edward aquí quise agregar.

La línea estaba muda, pero Jacob no había cortado, estaba esperando.

-Te quiero -conteste casi gruñendo y lo más bajo posible, lo que una tenía que hacer por saber de tu ahijado o ahijada. -¿Contento?-

-Así me gusta Bells, y respondiendo a tu pregunta, nos enteramos ayer en la tarde. Sera un varón, creo que voy a explotar de alegría.

- Estoy muy feliz por ti Jacob- conteste sonriendo con el corazón, la felicidad de Jacob traspasaba la línea telefónica.

-¿Jacob?- pregunto Edward parándose y fulminándome con la mirada. ¡Mierda! Había olvidado que estaba conmigo.

-¿Quién está contigo?- pregunto Jacob con voz picara- No me digas que tienes novio Bells, ¿Cuándo paso eso?.

-¡Cuelga!- dijo Edward en voz alta, parecía que quería que Jacob lo escuchara, se acerco a mí, su cuerpo estaba tan cerca que podía sentir como emanaba calor y excitación. Sacudí mi cabeza, Jacob había llegado en el momento justo donde mi conciencia había salido volando de mi cuerpo. Sin embargo Edward  pensó que me estaba negando a colgar. -Cuelga Isabella.

-Yo conozco esa voz gruñona- especulo para sí mismo mi amigo- ¿Estas con Edward?

-Yo, este, yo- no sabía que decirle, los ojos de Edward lucían aun mas enojados que cuando mencione a James.

-Eso es un sí rotundo- se carcajeo Jacob- Por fin te decidiste a recuperarlo, ya era hora, nos estaban cansado a todos con el circo de su supuesta amistad.

Si el supiera lo que realmente estaba pasando no se reiría de mi, quería explicarle que hacía en Nueva York, pero Edward había cambiado su expresión de ira a una de profunda tristeza, ¿y ahora que le había pasado? Sin mirarme tomo su camisa y se retiro de la habitación.

-Jake, ahora no puedo hablar, llama a Alice, ella te pondrá al tanto de lo que pasa- dije casi sin respirar- Después hablamos con más calma, te quiero, adiós.

Me puse mi camiseta y salí en busca de Edward. Camine a tientas por el departamento, después de todo, no había visto mucho, fui hasta la cocina, y el comedor sin encontrar rastros de él.

Quizás estaba en alguna otra habitación. Entre en una que era algo similar a la de Edward, pero más pequeña, y no poseía balcón, lo cual era una lástima, porque me había gustado realmente. Estaba vacía.

Solo quedaba una puerta por revisara y como si me llamará, unas notas musicales empezaron a sonar, las seguí como hipnotizada, entre sigilosamente, y me tope con su espalda. El estaba sentado en el banquillo frente a un piano y también frente a otro balcón, esta habitación también tenía esa luz natural que tanto me gustaba, él lucía bastante concentrado en la melodía que tocaba. Tenía un tono de alegría que provocaba sonreír, y ver que la vida no era tan mala, pero de repente con una nota grave cambio drásticamente a una melodía de tristeza pura, las notas parecían llorar. Mi corazón se estrujo, me acerque a él y lo abrace desde atrás, dándole un beso en la nuca, no habría querido interrumpirlo, pero la pieza que tocaba parecía pedir a gritos que lo consolará, que le diera mi amor.

El tomo mi mano y la llevo a sus labios.

-Siento la interrupción-

-No importa- se encogió de hombros- No está terminada aun, así que no interrumpiste la gran cosa.

-Tu la compusiste?- aun seguía abrazada a su espalda.

El solo asintió, sin contestar. Los dos mirábamos el balcón, no es que tuviera un gran paisaje, pero al estar en un piso tan alto, la sensación de mirar hacia fuera era como estar a solas en un mundo bullicioso. Sentí un apretón en mi mano.

-¿Estás bien?-  pregunte.

Esta vez el negó, y haciendo gala de su gran fuerza,  deshizo mi abrazo fácilmente y me sentó en su regazo, sus manos tomaron mi rostro, junto nuestras frentes y sus ojos se concentraron en los míos, parecían querer atravesar mi alma y transmitir algo, esos ojos que  yo había contemplado tantas veces y con tantas emociones diferentes, me miraban de una forma distinta esta vez, no podía descifrar que pasaba por su mente, no me miraba ni con picardía, ni lujuria, ni siquiera con la ira que a veces asomaba a sus ojos cuando se ponía celoso, ni con la tristeza que había teñido su mirada momentos antes.

Parecía ser una combinación de todas, y de pronto solo una palabra vino a mi cabeza para calificarla, él miraba con… ¿Amor? ¿Sería eso posible? Mi corazón se desboco ante ese pensamiento.

Él pareció escuchar el bombardeo de mi corazón, porque sonrió, y que sonrisa señores, yo creí que ya había visto la felicidad teñir sus ojos, pero esta sonrisa combinada con su actual mirada me convencieron de decirle todo en estos momentos, a la mierda la paciencia, yo quería decirle que lo amaba, que siempre lo había hecho, que no se casará con Victoria, todo.

-Yo- intente decirle mi verdad, pero el sin decir nada, me beso dulcemente, sin la pizca de pasión que nos había inundado anteriormente, solo un beso que acariciaba mis labios, y que desbordaba cariño. Pero no duro mucho, se separo de mí volviendo a apoyar su frente con la mía.

-No me puedo controlar cuando estamos así de cerca- y como par comprobarlo, me abrazo y acerco aun más si eso era posible.

-Edward, tengo algo que decirte- era el momento- Yo…

-No digas nada, entendí perfectamente- ¿En serio?- Prometimos no hablar de terceros.

-¿Ah?- ¿y ahora porque traía a Victoria a la conversación?

-Si- dijo rascando su aceza incomodo- no mencionare a Victoria, y tu no mencionaras a Jacob, ¿Si?.

-Pero yo no… - intente explicarme, ¿Por qué siempre tenía la manía de ver cosas donde no las hay? Primero James, luego Peter, y ahora Jacob.

-No tienes que decir nada, lo entiendo- me corto nuevamente.- Ese chucho siempre aparece cuando no lo llaman.

-No le digas así- lo regañe, recordando las cientos de veces que él decía lo mismo y yo defendía a Jacob.

-Claro! Olvide que estaba frente a la defensora numero uno de Jacob-  me dijo con una voz irónica, ¿Cómo habíamos llegado a esto? Momentos antes habíamos estado a punto de hacer el amor desbordados por la pasión y ahora discutíamos por Jacob. Sin duda alguna esto era como antes.

-No sé que tienes en su contra- lo mire fijamente- Pero sea lo que sea que estés pensando, es erróneo, ¿me entiendes?

-Seguro- Edward rodo los ojos y suspiro pesadamente- ¿Tienes hambre?

Casi sonreí por su intento drástico de cambiar el tema, y lo agradecía, no quería pelear una vez más por sus celos hacia Jacob, además si tenía hambre.

-Si, ¿quieres que cocine algo?- pregunte, amaba cocinarle.

-Por más que quiera, no tengo nada decente que puedas utilizar para cocinar-  me sonreía incomodo- Pero tengo una mejor idea, vamos.

---o---o---o---

Caminábamos por las calles tomados de las manos, según Edward, nuestro destino estaba cerca, así que no necesitábamos el auto.

-¿Cuánto falta?- me queje como niña chiquita.

-Media cuadra, se que te gustara, me recuerda mucho a ti- caminábamos un poco más y supe exactamente a dónde íbamos a entrar.

 La pequeña Verona decía un cartel sobre el pequeño restaurant, estaba revestido con ladrillos rojos, con grandes ventanas donde se podía observar a los comensales , afuera enmarcando la puerta había dos postes negros forjados en hierro negro que simulaban una enredadera de uvas. Simplemente precioso. Tenía una pequeña fascinación por lo italiano, y él lo sabía. Incluso tenía planeado viajar algún día a Italia, pero hasta ahora no se había dado el momento.

-No es nuestro restaurant favorito de Port Angels, pero es parecido- dijo Edward, no alcance a responderle cuando un hombre bajito, y con un bigote gracioso, nos recibió.

-Bienvenida bella dama- inclino la cabeza a modo de saludo. Espero que Edward lo mirará mal o algo, después de su ataque de celos por lo de James, me esperaba cualquier cosa, no obstante el solo se rio.

-¿Y a mí no vas a saludarme Giuliano?-

-A ti te veo todos los días- contesto el mesero- Pero hoy has traído a una bella señorita, ella merece toda mi atención.

-Gracias Giuliano- también sonreí, parecía que todo estaba bien.

-De nada señorita, permítanme acompañarlos a una mesa libre- y así lo hizo, me permití observar el lugar, al igual que afuera, gran parte del lugar estaba revestido de ladrillos, y una madera oscura que le daba ese toque italiano de los años 90. Las mesas eran perfectas para dos personas, tenían manteles cuadriculados de rojo y blanco, la vajilla ya estaba colocada, y el menú reposaba sobre los platos. Edward se adelanto a Giuliano y fue él quien corrió la silla para que yo me sentará, definitivamente algunas cosas nunca cambian pensé para mi misma.

-En cinco minutos vendrá Antonio a tomarles sus órdenes.

-¿Siempre vienes a este lugar?- le pregunte curiosa, o por lo menos eso decía el amable mesero.

-No soy muy adepto a cocinar y lo sabes- se encogió de hombros- Te recomiendo el Cavatelli con ragu' di maiale es exquisito.

-Okey- cerré mi menú sin leerlo siquiera, confiaba en Edward, el adoraba la comida italiana casi en la misma medida que yo lo hacía.

-¿Por qué no armaste la tercera guerra mundial cuando Giuliano me llamo bella dama?- pregunte de repente, no es que quisiera un ataque de celos en otro lugar publica, pero había quedado con la duda.

-Porque eso es lo que me recuerda a ti- sonrió adorablemente, agh debía controlarme, no podía estar besándolo cada cinco minutos- Observa.

Hice lo que me pidió de manera disimulada, mirando hacia la entrada vi que una pareja entraba y Giuliano llamaba a la mujer bella dama.

-Es su costumbre adular a las mujeres que vienen- volví mi cabeza para observarlo- Pensaba en ti cada vez que venía a comer aquí.

-¿Y cada cuanto vienes?- pregunte sonrojándome.

-A diario- contesto como si nada.

-Yo también siempre me acuerdo de ti- confesé mas roja todavía- Te he extrañado, en serio.

-No lo creo- susurró haciéndome fruncir el ceño, pero antes de contestarle vino otro mesero, que supongo era Antonio- Hola Antonio, hoy quiero dos órdenes de Cavatelli con ragu' di maiale y un vino tinto, por favor, ah y de postre dos porciones de Tiramisu.

-Claro- asintió y se fue.

-¿Por qué dices que no te extraño?- esa era una cruel blasfemia.

-No has venido a verme desde que me mude a Nueva York, ¿Qué más quieres que piense?

-No vine a verte porque pensé que necesitabas tu espacio… con ella- se suponía que no debíamos nombrarla, pero no era nada fácil, Victoria estaba presente en todo lo que respectaba a Edward ahora.

-Esa no es excusa, necesitaba a mi amiga- ¡Auch! Yo seguía siendo solo una amiga para Edward, ¿Cuánto más necesitaba él para darse cuenta que lo nuestro no era amistad, que era algo más?.

-Su vino señores- dijo Antonio apareciendo de la nada, Giuliano era hablador, pero Antonio era totalmente opuesto.

-¿Sabes? Tú también podrías haberme ido a ver, así que tampoco me extrañaste lo suficiente- también ataque, él a veces parecía reprocharme más cosas de lo que yo hacía, cuando él era el que estaba por casarse, él no está libre, yo sí, podía hacer lo que quisiera, y aun así le guardaba una tonta fidelidad.

-No podía ir, las cosas han estado un poco difíciles para la empresa- contesto mientras servía nuestras copas- Quería ir a verte, pero necesitaban mi presencia en esta sede.

-¿Qué pasa con la empresa?- pregunte confundida, la empresa familiar de la familia Cullen era prospera hasta donde yo sabía. Aunque con Edward lejos de mí, no sabía mucho. Sus hermanos se habían dedicado a la literatura como yo, así que no sabían más que yo, y Edward como el hijo mayor y futuro heredero de la fortuna Cullen- Masen, se había hecho cargo de los negocios.

-Las acciones han decaído bastante- suspiro- El abuelo Ed ya es viejo, y con la muerte del abuelo  Aro, se piensa que la empresa decaerá.

-Pero tu estas bien, y eres excelente en tu trabajo- conteste rápidamente.

-Soy muy joven.

-Patrañas- refunfuñe- No porque seas joven significa que seas idiota.

-Sus órdenes- volvió a aparecer Antonio, coloco ambas pastas en la mesa- que tengan buen provecho.

-Gracias- contestamos al unísono.

-¿De verdad piensas que no soy idiota?- pregunto sonriendo.

Quise contestarle que sí, Edward claramente era un idiota que no veía mas allá de sus ojos, hoy había descubierto que el si sentía algo mas por mí que una amistad, sus ojos me lo habían demostrado mientras lo miraba en el piano. Pero no podía bajar más su autoestima en el tema de los negocios.

-Claro que no eres idiota- conteste despreocupada mientras tomaba un… un algo… parecía un fideo, pero deformado, sin embargo su sabor era exquisito.

-Mentirosa- también río, aun me descubría en las mentiras más pequeñas.

-Me encanta esto- dije queriendo cambiar de tema- Algún día lo pediré cuando viaje a Italia.

-Cuando viajemos a Italia- me corrigió- ¿O piensas viajar sin mí?

-¿Todavía piensas viajar conmigo?- le pregunte confundida.

-Hemos planeado este viaje desde hace mucho Bella, no puedes sacarme de tus planes así como así.

-Las cosas cambiaron, vas a casarte pronto- dije y arrepintiéndome por volver a sacar el tema, pero no podía evitarlo, su inminente boda, era un espina que pedía ser sacada aunque sea por palabras.

-¿Y? No veo cual es el problema, no necesito permiso de nadie para viajar, ¿O tu si? ¿El chucho va a ocupar mi lugar?- no iba a decirle que James sabía de mis planes y que quería colarse de mi viaje porque definitivamente íbamos a terminar mal el día de hoy.

-Lo dejemos por la paz- conteste levantando las manos, no quería pelear otra vez con él. –Viajaremos los dos como estaba planeado ¿Bien?

-Sí, señora- hizo un saludo militar para después reírse.

El resto del almuerzo pasó sin más discusiones, solo nosotros dos riéndonos, recordando viejos tiempos, esto era vida. Las horas pasaban sin tregua en la pequeña Verona, incluso habíamos pedido café y unos panquesitos que se derretían en tu paladar. Nuestro día estaba acabando, y decidimos terminarlo con nuestro propio estilo, pizzas y películas. Pero a Edward se le había ocurrido que preparemos nosotros mismos la masa, alegando que extrañaba que yo cocinara para él, y por supuesto accedí.

-La salsa se está cocinando- dije revisando la sartén con tomate y cebolla- Es hora de la masa.

-Mi parte favorita- sentenció meneando las cejas, y trayendo la harina que habíamos comprando de camino a su departamento.

-¿Por qué?- le pregunte sonriendo mientras la abría y volcaba un poco en la mesa.

-Por esto- y sentí que mi cara fue cubierta de harina. Peo esto no se quedaría así, tome un puñado y se lo arroje, pero el muy condenado se agacho esquivándolo.

-Tienes que ser más rápida nena- se mofo volviéndome a echar harina, ¿Dónde había escondido tanta harina? ¿Por qué seguía sorprendiéndome?

-No es gracioso- refunfuñe falsamente enojada y tomando un poco mas de harina y arrojándosela, pero había fallado una vez más.

-Sí lo es, lo que pasa, es que no aceptas que soy más ágil que tu.- dijo acercándose y como ya era su costumbre tomándome de la cintura-.

-¿Muy ágil?- dije haciendo un puchero, acercándome más a él, y acariciando con un dedo su pecho, casi distrayéndome… casi.

-Si muy ágil- dijo con voz susurrante casi hipnotizadora… casi. Y cuando se disponía a besarme, con mi mano libre le tire harina a la cara.

-Q- q- que- tosió sacudiéndose la harina.

-¿No que muy ágil?- me carcajee al ver que seguía escupiendo harina.

-Te aprovechaste de mí- dijo en un tono lastimero. –Mira como me dejaste.

-Te lo merecías- seguí riéndome, gran parte de la harina había quedado en su cabello.- Deberías ir a bañarte así puedo cocinar tranquila.

-Buena idea- volvió a abrazarme- ¿Te bañas conmigo?

Me sonroje violentamente, no es que fuera la primera vez que nos bañáramos juntos, solo que la propuesta me había pescado desprevenida y la idea de repetirlo me gustaba y mucho, aún así, ya había tomado mi decisión, no pasaría nada entre nosotros hasta que aclaráramos lo que había entre nosotros.

-Paso- me separé de él, y me di vuelta para revisar la salsa, ya estaba lista.

-¿Por qué no?

-Alguien tiene que cocinar- la facilidad con que llego esa excusa fue casi asombrosa, quizás era porque no lo estaba mirando, solo fingía que mecía la salsa. –Yo me bañare después.

-Buen punto- lo sentí acercarse y apretar mi cadera con la suya- Pero no puedes escaparte siempre- y se fue.

¡Ja! El creía que quería saltarle encima.

Cuánta razón tenía, la mayor parte del día quería besarlo, y esta mañana si no fuera por Jacob no hubiera sido responsable de mis actos. Pero la menos intentaría no caer tan fácilmente, la carne es débil, pero yo era fuerte e iba a combatir mi deseo por él.

---o---o---o---

 

-Entonces ¿Romeo y Julieta para terminar nuestro día Italiano?- preguntó Edward mientras llevaba la pizza y yo unos refrescos al living donde estaba la televisión.

-No, busquemos otra.

-¿Qué?- dijo confundido- Tu amas ver Romeo y Julieta, me sé la película de memoria por tu culpa.

-Ya no me atrae como antes- y por tu culpa, quise agregar al igual que él, su relación con Victoria se asemejaba a mi novela favorita, no había vuelto a leerla por esa misma razón, una razón patética, pero así me sentía, los conflictos y la rivalidad entre las familias Cullen y Denali en el mundo empresarial eran bastantes conocidas, y que los dos herederos se casarán completaba un cuadro perfecto para Romeo y Julieta sin final trágico.

-O- key- contesto separando la palabra, esperando a que me riera y le dijera es broma, vamos a ver la dichosa película, sin embargo no dije nada. –¿Entonces que vemos?

-Buscaremos algo- deje los refrescos en la mesita y me senté en uno de los sillones y tome el control para buscar la selección de películas a pago y elegir una.

-Bien- contesto Edward aun confundido.

-Quita esa cara, las personas cambiamos continuamente.

-Pero no tú.

He cambiado bastante- le aseguré revisando el menú, hasta que un titulo me llamo la atención *Cartas a Julieta. Leí el resumen y me atrapo, quería verla. –Veremos esta- dije en un tono que no aceptaba replicas.

-No quieres ver Romeo y Julieta, pero si una película que hace alusión a ellos, eres rara.- concluyo sentándose a mi lado.

-Gracias- conteste tomando una porción de pizza, no iba a decirle la verdadera razón, yo seguía amando a Romeo y Julieta, pero en estos momentos no podía ni siquiera verla.

Comimos en silencio, mientras la película avanzaba.

-Yo también quiero escribirle una carta a Julieta- comente pensando en voz alta, no es que Edward fuera un amor perdido, pero estaba casi cerca, mi amor aun no era correspondido totalmente, sino funcionaba esto, viajaría sola si fuera necesario y pasaría por el patio de Verona, donde mujeres de todas partes del mundo le dejan a cartas a Julieta de amores perdidos y no correspondidos tal y como decía la película.

-¿Tienes un amor perdido o no correspondido?- pregunto Edward casi casualmente.

-Si- conteste mirándolo fijamente, no tenía nada de indirecta, pero lo conocía bastante para saber que huiría a mi mirada. Y eso hizo, lo conocía bien. Los chicos tenían razón, Edward aun no estaba listo para abrir los ojos, debía ser paciente.

Una vez que terminamos de comer, Edward me tomo de los brazos y nos recostó a ambos para seguir mirando la película. Amaba estar así con él, casi como una pareja normal, ambos acurrucados en el sillón dándonos pequeñas caricias mientras veíamos la película.

El final me hizo lagrimear, no porque fuera emocionante o triste, solo que cada película que veía, tenía su final feliz, ¿Tendría yo mi final feliz?

-Ey no llores pequeña- Edward limpiaba una de mis lagrimas- Ellos terminaron felices.

Eso no servía como consuelo, pero hice mi mejor esfuerzo por aclarar mi mente y no seguir repartiendo lagrimas.

-Fue una gran película- me excuse encogiéndome de hombros.

-Prefería a Romeo y Julieta, ya me has acostumbrada a ella, pero estuvo bien variar por esta vez.

Recogimos el desorden del living para llevarlo a la cocina.

-Yo lavare los platos, tú puedes ir a bañarte, después de todo tu cocinaste

-Que caballero- lo pique un poco.

-Siempre para mi bella dama- dijo y esta vez si me reí.

Fui hasta la que sería nuestra habitación, no quería que nada pasara, pero  tampoco desperdiciaría más noches lejos de Edward. Era fácil decirlo ahora que estaba decidida a controlarme.

Abrí el armario y caí en la cuenta que yo no había ordenado mi ropa, después de la llamada de Jacob y el piano, habíamos ido a La pequeña Verona. ¿En qué momento la ordeno? Más tarde le preguntaría.

Y otra duda me asalto ¿Qué carajos me pondría para dormir? Las maléficas de Rosalie y Alice habían robado todos mis pijamas y ropa interior decente, dejándome esas… cosas. Y ellas tenían razón, ni modo que durmiera desnuda, Edward no tendría problemas, es más, me aplaudiría, pero yo no estaba de acuerdo.

Solté un largo suspiro, al mal paso darle prisa, decían. Pero valla que costaba darlo. Rebusque en los cajones hasta encontrar donde Edward había metido mis nuevas pertenencias. Cuando los encontré, me sorprendí la prolijidad con la que los había doblado, cada conjunto por separado y agrupado en colores, a excepción del camisón negro que estaba desplegado sobre los demás, recordé que él me había pedido que lo usara. Lo siento chico, pero hoy no.

Encontré un conjunto celeste** que no enseñaba demasiado, era sugestivo, pero podía llevarlo. Consistía en una camisola transparente, pero un poco más gruesa a la altura de mis senos y las bragas fácilmente tapaban mi trasero por completo. Lo tome y me apresuré al baño, Edward no tardaría en venir.

El baño era majestuoso, al igual que todo el departamento. La gran bañera fácilmente alojaría a dos personas. Pensamiento peligroso me dije antes de que mi imaginación vuele. Realmente tenía poco autocontrol, esperaba que Edward no me la pusiera más difícil de lo que ya era.

Me sorprendió ver que incluso Edward había colocado mi shampoo de fresas en el baño para mí, ese gesto me hizo sonreír, había sido muy rápido al acomodar todo. Mi baño no duro mucho, hasta ahora no me había dado cuenta que estaba exhausta, sino me apuraba terminaría durmiéndome bajo el agua.

Me seque y desenredé mi cabello a conciencia, casi relajándome. Me vestí y salí, no quise mirarme al espejo, si lo hacía quizás vería que mostraba demasiado y moriría de vergüenza. Respira Bella. Y salí.

Edward me miraba embobado, mentiría si dijera que no me gustaba que me mirase así. El ya estaba acostado y su pecho estaba descubierto.

-¿Te gusta?- me anime a preguntar.

Asintió varias veces, y como si volviera a la realidad, retiro las sabanas y abrió sus brazos para mí. Una invitación imposible de ignorar. Me acosté sobre su pecho dónde podía oír que su corazón latía rápido como el mío, sonreí.

-Me gusta tu olor a fresas- susurró haciéndome sonreír.-Extrañaba sostenerte así.

-Yo también.

Una de sus manos descendió y acariciaban mis costados para detenerse en mi trasero.

-Edward estoy muy cansada- fingí un bostezo, aunque no del todo fingido, realmente  estaba cansada. Su mano dejo de acariciarme y volvió a mi cintura, abrazándome.

-Está bien- beso mi frente- Duerme mi bella, yo velaré tus sueños.

-Solo hasta que te duermas- sonreí somnolienta.

-No soy un vampiro sabes, yo si necesito dormir, aún así cuidare tus sueños unos minutos.

-Que duermas bien- le desee perdiendo la conciencia.

-Contigo siempre- escuche, o eso quise escuchar, mi mente ya divagaba entre el mundo real y el mundo de los sueños.

---o---o---o----

Un destello me atravesó las retinas, arrugue mi frente tratando de achicas mas mis ojos, y eso que ya estaban cerrados, quería volver a dormir, pero era imposible, Edward no había cerrado las cortinas anoche, y ahora la luz mágica que me había enamorado ayer me molestaba. Me removí un poco y sentí una mano que presiono uno de mis senos, y no era la mía precisamente.

Edward estaba detrás de mí abrazándome, nuestras piernas enredadas, un brazo cumplía la función de almohada para mi cabeza, y el otro me rodeaba descansando su mano en uno de mis pechos. ¿Ni en sueños podía dejar de manosearme? Aunque la posición me hizo reír rememorando un viejo recuerdo casi olvidado.

-¿De qué te ríes Swan?- pregunto detrás de mí, aun sobando mi seno.

-Saca tu mano de ahí degenerado- le solté conteniendo una risa. Edward no aguanto y se carcajeo contagiándome.

-La última vez que escuche eso me estaban apuntando con una escopeta- dijo después de un rato de risas compartidas.

-Mi padre solo defendía mi flor, yo solo tenía diecisiete años.- dije seriamente, pero solo cause más risas entre nosotros. No pude evitar perderme en mis recuerdos, cuando éramos unos adolescentes hormonados que recientemente habían descubierto las bondades del sexo, mi padre nos había encontrado en la misma posición, pero desnudos.

Flash Back

Una voz carraspeo despertándome, había dormido casi veinte minutos. Abrí los ojos de a poco, quería seguir durmiendo. Mas eso no pudo ser posible, mi padre estaba frente a mí con una escopeta.

-Ah- grite horrorizada.

-¿Qué pasa Bells? ¿Quieres más?- pregunto Edward ajeno a la situación, estaba hablando dormido, pero no su mano que apretó unos de mis pezones. Y por primera vez no me excito, me asusto mas, iba a sacarla de ahí, cuando oí que mi padre se movía para apuntar esa mano traviesa.

-Saca tu mano de ahí degenerado- gruño mi padre, mas Edward no despertó, si que tenía el sueño pasado.

-Despierta- lo sacudí violentamente, mientras agarraba la sabana para cubrirme un poco.

-No quiero- refunfuño en mi nuca.

-¿Qué significa esto Isabella?- grito mi padre. Mierda, me dijo Isabella, y esta vez lo merecía, como se me ocurrió dormirme antes de echar a Edward por la ventana.

-¿Isabella?- repitió Edward levanto un poco su cabeza. Creo que estaba a punto de desmayarse al ver que mi padre lo apuntaba con la escopeta, y como si una descarga eléctrica lo alcanzará, quito rápidamente su mano.

-¿Edward?- dijo mi padre confundido bajando la escopeta. –Uf, por poco creí que un degenerado había desflorado a mi pequeña.

¿Desflorado? ¿En serio? ¿Mi virginidad era una flor? Si mi padre supiera que la dichosa flor se había ido hace mucho le daría un infarto.

Y como si hubiera escuchado mis pensamientos volvió a alzar su arma para apuntar a Edward nuevamente.

-¿Qué estoy diciendo? Claro que eres un degenerado, te has aprovechado de mi pequeña- lo acuso.

-Papá- lo detuve al ver que Edward no planeaba defenderse, estaba libido del susto- No estábamos haciendo nada malo.

-Y yo me chupo el dedo, ¿no?- gruño.

-Eso no lo sé- reí tratando de quitarle el hierro a la situación. No funciono.- ¿Podrías dejarnos solos para vestirnos? Por favor.

-Por supuesto que no, me quedaré aquí, no voy a quitarle los ojos de encima.

-Como quieras- conteste- Edward dame mis bragas- dije como si nada, aunque en el fondo me moría de la vergüenza, lo que sea por sacar a mi padre.

Los ojos de Edward se abrieron- No me mires así, tú me las quitaste anoche.

-Bella no quiero morir- me susurró muy bajito, casi inaudiblemente.

-¿Tus bóxer?- pregunte fingiendo contestaba su pregunta- Quedaron en mi escritorio después de…

-No quiero saber- grito Charlie con el rostro casi verde- En diez minutos los quiero abajo y vestidos.

-Bien- conteste.

-Y tu degenerado, ni pienses que te salvaste, llamaré a tus padres.- dio un portazo antes de salir de mi habitación.

Nos miramos un largo rato sin saber que decir, y de pronto un ataque de risa nos invadió, la escena había sido tan bizarra, y tan loca que causaba gracia.

-¿Qué diría tu padre si le digo que ya te he desflorado?- dijo casi cómicamente.

-Te matará- asegure dramáticamente.

-Mejor guardemos el secreto- sentenció rápidamente.- Diremos que estábamos borrachos.

-¿Y qué hacíamos desnudos?- pregunte interesada en nuestra coartada.

-¿Jugábamos al doctor?- mene sus cejas, le di un golpe en su nuca, no estábamos para juegos, abajo nos esperaba la inquisición- Estábamos explorando nuestros cuerpos, pero no hicimos nada, porque creemos firmemente en el sexo después del matrimonio.

-No van a creerse esa mentira- casi reí.

-No perdemos nada con probar.

Fin del flash back

-¿Nos habrán creído?- pregunte de repente.

-Creo que no, pero nunca dijeron nada al respecto- dijo convencido- Aun así no nos salvamos de ‘la charla’.

-Prefería eso antes de decirles que mi flor ya no existía- me reí una vez más, era tan gracioso recordar los términos con los que hablaba Charlie, porque vamos, ¿desflorar?

Mis pensamientos fueron interrumpidos por un celular, pero no era el mío. Y a juzgar por el silencio de ahora, había sido un mensaje.

Edward se levanto para buscarlo, estaba de espaldas a mí, por lo tanto no pude ver su expresión cuando lo leyó.

Se dio vuelta, y su rostro me asusto, estaba carente de emociones, lo cubría una máscara.

-Es de Victoria, nos espera para desayunar en su casa- dijo mirándome, evaluando mi reacción.

Nuestro “como antes” había terminado. En estos momentos solo existía un “ahora” donde no solo éramos Edward y yo, ahora una nueva persona se sumaba.

Qué pena que dos sean perfección y tres sean multitud.

Victoria no encajaba en nuestras vidas y yo me encargaría de sacarla.

-Perfecto, tengo ganas de verla- conteste sonriendo, la guerra podía darse por comenzada.


Hola^^

Que tal el capitulo? ¿Les gusto? No les gusto? Merezco comentarios? Votos? Alguna que quiera escribir a Julieta? ¿Quién quiere que llegue Victoria?

-Aclaraciones

*Cartas a Julieta: Les recomiendo esta película, es perfecta para un sábado a la noche.

** el conjunto que usa Bella es el mismo que usa en Amanecer parte 1 durante la luna de miel.

Eso es todo por hoy, nos leemos en la próxima actualización y miles de gracias por las que comentan y me dejan sus votos, GRACIAS!!!

Saludos.

Cary0605

Capítulo 4: COMO ANTES Capítulo 6: ELECCIONES

 
14445547 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios