LA BODA DE MI MEJOR AMIGO (+18)

Autor: cary0605
Género: Romance
Fecha Creación: 05/04/2013
Fecha Actualización: 23/03/2014
Finalizado: NO
Votos: 32
Comentarios: 40
Visitas: 51387
Capítulos: 18

Edward y Bella han sido amigos desde hace años y prometieron casarse cuando ella cumpliera 25 años. Ellos se han distanciado por dos años y falta un mes para que se cumpla esa promesa, pero de repente Edward esta a dos semanas de casarse con Victoria. Con la ayuda de los chicos Bella planeará como detener la boda de su mejor amigo. ¿Logrará frenarla?

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 9: ¡SALUD POR LOS AMORES NO CORRESPONDIDOS!

Aviso: Los personajes de esta historia no me pertenecen, son propiedad de Stephanie Meyer. Si eres menor de edad lees bajo tu responsabilidad, este fic puede contener lenguaje y situaciones adultas, ya saben, la que avisa no traiciona.

**Gracias a mi beta Jime Cullen Salvatore por betear este capítulo (Betas FFTH)


Capitulo 9:

¡Salud por los amores no correspondidos!

Mantuve la puerta abierta para que el llevará mi maleta adentro, y ese fue un gran error, porque en ese momento la luz se fue.

-Mierda- dijo Peter con voz cansina en algún lugar de la habitación, no se podía ver nada- Me he quedado sin departamento.

-Eso te pasa por ser un buen vecino- quise hacer una broma para quitarle el hierro al asunto, pro no funciono ya que no escuche su risa.

Y no era para menos, la situación no daba risa, él había quedado atrapado en el departamento de Edward conmigo dentro hasta que la luz se dignara a regresar. Y por la fuerza de la tormenta no había muchas esperanzas de que fuera pronto.

Un fuerte rayo cayó en ese momento haciéndome soltar la puerta que mantenía abierta completando así nuestro encierro.

Los minutos pasaban y ninguno se atrevía a romper el silencio, solo los truenos inundaban la sala dándole un toque más fantasmagórico al lugar.

-Mmm…Lo siento- intente decir pero Peter no contesto, lo intente de nuevo. –Peter, en serio, no fue mi intención que…

Escuche un resoplido enojado desde suponía que estaba Peter, los leves rayos que surcaban el cielo atravesaban a medias las gruesas cortinas de la sala, por lo tanto no sabía dónde estaba.

-Peter- lo llame.

-¿Qué?- contesto enojado haciéndome saltar.

-Lo siento.

-¿Tiendes a disculparte todo el tiempo?- pregunto, parecía que ya no estaba taaaan enojado.- No fue tu culpa que nos quedáramos encerrados.

-En realidad si- discrepe- Si yo no te hubiera atrasado en las escaleras y te hubiera hecho caso desde un principio, los dos estaríamos en nuestros respectivos departamentos.

-Los hubieras no existen- puntualizo, esa frase fue la misma que le había dicho a Edward, y tenía razón.

-Lo siento- repetí cabizbaja.

-Deja de disculparte, es desesperante-dijo riéndose, yo solo sonreí, aunque él no pudiera verme. –Todo pasa por algo, ¿Quién sabe? Quizás nuestro destino era quedarnos encerrados esta noche.

-Dudo mucho que el destino quiera que tú y yo estemos juntos.- me reí por lo ilógica que sonaba su teoría.

-¿Y por qué no? Yo estoy soltero, y tú también.

-Eso no significa que debamos estar juntos.- me cruce de brazos, si estaba intentando ligar conmigo, esta noche sería una noche muy larga.

-¿Cuántos vecinos quedan encerrados indefinidamente en el departamento de otro en un corte de luz?

-Las casualidades ocurren- defendí mi argumento.

-Las casualidades no existen- me dijo escéptico.

-Si estás intentando pasarte de listo conmigo soy capaz de encerrarte en el baño- lo amenace dando por terminado el tema de destinos y casualidades.

-Aunque dudo que puedas encerrarme en el baño tu sola, intentare no cabrearte.

-Bien- asentí- Un movimiento en falso y no saldrás completo.

-¿Podrías dejar de amenazarme y ser más hospitalaria? Me estoy congelando y una toalla no se le niega a nadie.

-Oh cierto, dame tu celular.

-¿Estas intentando flirtear conmigo? Creí que íbamos a comportarnos, pero si quieres mi número de celular no me quejo.

Sabía que se estaba burlando de mí, pero no pude evitar dar un gritito de exasperación, hoy no había sido mi día, y no tenía ganas de terminarlo asesinando a alguien.

-No me gusta hablar a oscuras, mi celular no tiene batería, y la última opción es usar el tuyo, y ahora deja de bromear y dame tu maldito teléfono.

-Ya va, que genio eh- se quejó, y en un momento por fin pude verlo cuando nos alumbro con la pantalla de su celular, el pobre estaba bastante mojado y se le notaba cansado, la culpa hizo mella en mí, él me había ayudado y yo lo trataba mal. Definitivamente mis cambios de humor no estaban ayudando en nada.

-Lo sien- intente disculparme pero no lo dije, ya me había disculpado mucho por hoy- Acompáñame a la cocina, creo que vi unas velas en la alacena.

Sin decir nada se colocó a mi lado y lo guie hasta la cocina.

Después de rebuscar un poco, conseguimos las dichosas velas.

-Y se hizo la luz- rio Peter.

-Estás muy animado para la situación en las que estamos.

-O quizás tú estás muy desanimada, yo solo veo el lado positivo de cada situación.

-¿Y cuál es el lado positivo de estar encerrados?-al ver su sonrisa, me apresure a terminar mi frase- Y no digas que el destino intervino.

-Me encantaría seguir hablando contigo, pero me muero de frío- hizo una mueca señalando sus ropas mojadas.

-Gallina- me reí de él, le di una vela para él también y lo guie a la habitación de huéspedes, ni loca lo llevaría a la habitación que había compartido con Edward. Pero cuál fue mi sorpresa que la puerta estaba cerrado con llave, ¿En qué momento Edward la había cerrado? Forcejee un momento más y no conseguí abrirla.

Al parecer si estaba demasiado loca como para llevarla a la habitación de Edward. Me detuve un momento a pensar, no es como si fuera a hacer algo malo, digo, solo va a utilizar el baño para secarse y quitarse lo que este más mojado, nada fuera de lo común.

-¿Nos vamos a quedar en el pasillo?- se impaciento Peter, quise rodar los ojos.

Lo hice pasar a la habitación y escuche una risilla.

-¿Y ahora qué?

-Nunca creí que iba a estar en la habitación de Edward, sigo insistiendo en que el destino…

-Sigues hablando y te quedas mojado en la sala.

-No dije nada- se excusó con una mano.

-Ese es el baño, ahí encontraras toallas suficientes y ni si te ocurra tocar algo.

-No soy un niño sabes- dijo irónico entrando.

Me senté en la cama a esperarlo, no iba a dejarlo solo aquí. ¿Cómo había complicado todo hasta quedar encerrada con Peter en una noche sin luz? Yo solo quería escapar de toda esta locura de Edward y Victoria, y la había complicado a límites insospechados, si la luz no volvía hasta que a Edward se le ocurriera volver estaría en graves problemas, en ese momento quise golpearme a mí misma; era hora de aceptar que Edward no era para mí, los chicos estaban equivocados, así que estaba en mi total derecho de estar encerrada con alguien más que no fuera Edward.

Aunque eso de estar encerrada en su departamento si era un punto en mi contra. No quería estar presente si él regresaba antes, lo más seguro es que se deshiciera en gritos…

Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando un Peter usando solamente una toalla en sus caderas apareció ante mí.

-¿Qué- qué? ¿Por-por qué esta- tas así? –tartamudee sorprendida.

-Toda mi ropa esta mojada- dijo con una sonrisa brillando en su rostro.

Me recobre en un salto, si Peter pensaba que me iba a seducir en estos momentos, estaba muy equivocado, por más que tuviera un torso que causaría la envidia de muchos, el enojo pudo más conmigo y no me permití admirarlo.

-Te lo advierto por última vez Peter, él baño está a menos de un metro y no me importaría darte una patada en ese culo pretencioso que tienes y dejarte encerrado.

-Qué mal humor te cargas querida, se nota que estás necesitada de un buen polvo, y a riesgo de que me mates, me ofrezco para el trabajo.

-¡Peter!- grite dando un paso amenazadoramente, estaba dispuesto a darle aunque sea un golpe.

-¡Ya, ya! Era broma- se rio alejándose a una distancia prudencial. –Dejando de lado las bromas, mi ropa de verdad esta mojada.

-Ese no es mi problema, querías secarte, ya lo hiciste, vístete y nos vamos a la sala.

-Vamos Bella, fue solo una broma para romper el hielo- al ver que yo no me reía- Recuerda que yo te ayude, evite que te subieras a un taxi y quedaras a oscuras en medio de la ciudad, luego te cargue evitando que quedaras a oscuras en las escaleras, sin mencionar que por cargar tu maleta dentro yo también quede encerrado contigo.- finalizo su discurso con aire orgulloso.

-Tienes razón- dije suspirando, este chico sabía cómo negociar- Pero no sé qué quieres que haga, no te puedo dar ropa de Edward, eso sería… no, no puedo ni pensarlo.

-Es eso o quedarme en toalla, tú decides.

-¿Sería muy malo que te quedarás en toalla?- dije haciendo una mueca, no es que me quejara, sería una buena vista, no estaba ciega, pero realmente no sabía si era la mejor idea.

-Ya lo dije, tú decides, aunque con eso demostrarías que estas interesada en mí y que mis esfuerzos dieron fruto.

-¡Aggghh!- me mordí el labio con fuerza, no quería darle ropa de Edward, eso ya sería demasiado intrusivo, pero tampoco quería tenerlo medio desnudo.- Esta bien, te buscare algo.

Con la vela en una mano, fui hacia el armario, y maniobre con una mano para buscar algo que Edward no usara frecuentemente.

Edward iba a matarme

¿Es que se podía complicar más la noche?

o-o-o-o-o

-Esto está buenísimo- dijo Peter dándole un bocado a la cena especial que había preparado, ya estaba totalmente vestido cortesía de Edward, si notan mi sarcasmo.-Tienes talento en la cocina.

-Gracias- acepte el halago, después de todo tenía razón, dicen que la comida hecha con amor era la más sabrosa, yo había cocinado para esperar a Edward.

-Quita esa cara- me miró fijamente -Prometo devolverle la ropa a Edward totalmente lavada, perfumada y planchada mañana mismo.

Solo le sonreí en respuesta y seguí comiendo en silencio.

-Yo sigo creyendo que todo esto es obra del destino- quiso comenzar una charla, pero yo no estaba de ánimos sinceramente, solo atine a rodar los ojos, parecía que no iba a dejar el tema del destino por la paz.

-Sino ¿cómo explicas que estemos teniendo una cita en este momento?- dijo y eso captó mi atención, no entendía a qué se refería.

-¿Cita?- arqueé una ceja en confusión.

-Estamos a la luz de las velas degustando una grandiosa cena con vino incluido, y acá estoy yo intentando hablar contigo sin que me prestes atención, esto es una clásica primera cita.- alzo su copa con vino a rebozar.- ¡Salud!

Muy a mi pesar sonreí –Salud- choque mi copa con la suya.

-¿Eso significa que aceptas que estamos en una cita?

-No te pases- le advertí tomando gran parte de mi copa, ¿Qué mejor que ahogar las penas en alcohol? Aunque solo tomaría un poco, lo suficiente para olvidar al idiota de Edward, pero no tanto como para quedar inconsciente.

-Tranquila vecina, ¿no querrás emborracharte y amanecer en la misma cama conmigo en la mañana, verdad?- era increíble cómo podía hablar de acostarse conmigo y a la vez comer sin problemas.

-¿Siempre eres así? – le dije enojada.

-¿Así cómo?- me pregunto mirándome fijamente.

-Insistente, es molesto escuchar tus insinuaciones cada cinco minutos.

-¿Y tú siempre eres así? Juzgas a los demás así como así, eso también es molesto- me dijo sin perder su sonrisa. –Mira, solo estoy intentando pasar un buen momento, sino quieres cooperar, ese es tu problema.

-¿Un buen momento coqueteando conmigo?- le miré escéptica.

-Cada quien tiene sus maneras, ¿Quién eres tú para decidir cómo quiero pasar un buen rato?- tal parece que se le había acabado el buen humor porque tomo de un solo sorbo lo que quedaba de vino en su copa.

-Lo siento, estoy de mal humor y te arrastro conmigo- imite su acción y acabe mi copa sin muchas ganas, este día solo se alargaba más y más.

-¿Qué te tiene así Bella? Tú no eres así- levanto su mano queriendo tomar la mía, pero fui más rápida y la moví.

-No sabes como soy, no me conoces. Somos un par de extraños que coincidieron en un corte de luz.

-¿Sabías que un extraño es la mejor persona para contarle tus penas?- esta vez sí alcanzo a tomar mi mano antes de que yo la quitara.- No le diré a nadie, no te juzgare, y solo conoceré tu parte de la historia, puedes beneficiarte o maldecirte a ti misma, solo te escuchare.

No sabía a donde nos llevaría esta charla, pero solo Dios sabía cómo necesitaba a alguien que me escuchara, no había tenido ocasión para hablar con las chicas y la proposición de Peter se oía muy tentadora.

Le di un apretón a su mano y asentí, su sonrisa era peligrosamente contagiosa, así que me vi sonriendo a pesar de mi mal humor.

o-o-o-o-o

-Entonces, ¿por dónde comenzamos?- dijo Peter dejando las copas y la botella de vino que aún tenía restos de la cena en la mesita y apachurrándose en el sillón mientras yo colocaba más velas en el living lo suficiente para poder vernos las caras mientras charlábamos. -¿Por qué estas triste? ¿Mal de amores? ¿Problemas con Edward? ¿Por qué estabas huyendo?

-¿Eres psíquico?- dije queriéndome escapar, la sola mención de Edward me hacía querer retractarme y no decirle nada.

-No te escapes- me apunto acusatoriamente. -A pesar de que estemos casi a oscuras puedo ver perfectamente que quieres retractarte, ¡Vamos!

-Bien- dije sentándome al estilo indio con las piernas cruzados debajo de mí- Estoy enamorada de mi mejor amigo, y esta noche él esta con su novia.

-Wow, que profundo- dijo irónicamente- ¿Eso es todo?

Le lance un almidoncito del sillón dándole justo en la cara. –No pienso decirte nada más si sigues en ese plan.

-Que agresiva- dijo devolviéndome el cojinazo, se levantó y me sirvió una copa. –Toma, quizás con esto seas una borracha divertida, y no una borracha agresiva.

La acepte y demostrando mis ganas de beber y también para darme valor, bebí de ella hasta el fondo, parpadee varias veces y empecé mi monologo- Conozco a Edward desde que éramos niños, a los diez él me prometió que nos casaríamos cuando yo cumpliera veinticinco, así podríamos celebrar nuestro aniversario junto con mi cumpleaños y así no podría reñirle por darme regalos, según sus hermanos en esa época él tenía la boda totalmente organizada, a los once jugábamos a que estábamos casado y que nuestra primera hija se llamaría Renesmee, a los catorce nos dimos nuestro primer beso para empezar a practicar si algún día teníamos una relación con alguien más, a los quince me convenció de separarme de mi primer y único novio, a los dieciséis tuvimos nuestra primera vez, en la universidad nos mudamos a Phoenix y empezamos a vivir juntos y seguimos acostándonos como veníamos haciéndolo desde antes, éramos como todas las parejas normales, el problema es que nunca fuimos pareja, siempre fuimos mejores amigos, él nunca tuvo novias, y yo solo tuve a Jacob que no duro mucho gracias a él.

Sonreí pensando en Alice, según ella y sus locas razones.- Cuando tenía veintidós simplemente decidió que le gustaba una pelirroja besándola en mis narices la misma noche que la conoció y luego se mudó con ella a Nueva York dejándome sola- en ese momento mi voz comenzó a quebrarse instintivamente me abrase a mí misma.

-Estoy a menos de un mes de cumplir veinticinco y una noche el muy cabrón llamo, por una ínfima de segundo pensé que quizás se había recordado de nuestra promesa, pero sólo llamó para pedirme que sea la dama de honor de su noviecita. Luego mis amigos me convencieron de que Edward me amaba y aún no lo sabe y acá estoy tratando de evitar su boda con el apoyo de toda su familia, no es que haga mucho, ya que él está muy entretenido tratando de llevarme a la cama, siendo inmensamente tierno tratando de recobrar estos dos años que no nos hemos visto, fingiendo y olvidando que tiene una novia.- no me di cuenta que las lágrimas se derramaban copiosamente por mis mejillas.

-¿Qué estoy diciendo?- dije sacudiendo la cabeza y limpiando mis patéticas lágrimas- Claro que recuerda que tiene una novia, él esta con ella en estos momentos, dijo que volvería, y no lo hizo, no lo hizo.

No me había dado cuenta en el momento en que Peter se había sentado a mi lado, me envolvió en un fuerte abrazo y solloce unos cuantos minutos más, quizás fue más, no lo sé.

-¿Estás mejor?- pregunto cautelosamente, asentí incapaz de hablar en estos momentos. Él me soltó y sirvió mi copa vacía, la de él aún estaba intacta.- ¡Salud por los amores no correspondidos!

Parpadee para aclararme la vista, el llanto me había dejado dolor de cabeza. –No sé si es buena idea seguir bebiendo.

-Mi novia me dejo en pleno altar por mi hermano, ella simplemente dijo "no acepto" y se fue con él dejándome parado en el pasillo de la iglesia sin ninguna explicación. No los he visto desde hace cuatro años, ni tampoco me interesa.

Me quede mirando fijamente al chico que estaba a mi lado, sus ojos verdes refulgían con las llamas de las velas. Su relato me hacía verlo de una manera diferente, algo en él había cambiado para mí. No quería ahondar en el tema así que solo se me ocurrió brindar con él, después de todo, ambos teníamos un amor no correspondido.

-¡Salud por los amores no correspondidos!

-¡Salud!- dijo él bebiendo de su copa.- Entonces… ¿De verdad quieres impedir la boda?

-No lo sé, vine con ese propósito, pero ahora…- me quede callada sin saber que más decir.- Solo sé que lo amo.

-Es un idiota- dijo riendo- Teniéndote a ti, esta con una bruja pelirroja.

-¡Salud por el idiota!- dije alzando mi copa esperando que él me imitara.

-En todo tu monologo logre captar que solo has tenido un novio, ¿verdad?- asentí esperando su pregunta- ¿Por qué dices que gracias a Edward no duro mucho?

-Porque era un celoso de mierda, por eso- dije riendo aunque no me causara mucha gracia- Dure dos semanas con Jacob, y nunca pude darle ni un mísero beso, casualmente Edward siempre aparecía en nuestras citas impidiéndolo.

-¿Te seguía?- pregunto escépticamente.

-Ahora que lo pienso, quizás sí, no lo sé- negué tratando de recordar- Pero siempre tenía una buena excusa para aparecerse y terminar nuestra cita los tres juntos.

-Ahora entiendo porque Jacob terminó contigo, pobre tipo.- dijo Peter, luego pensó en algo más y me miro con los ojos abiertos.- Espera un momento, ¿y tú besabas a Edward y no a Jacob que si era tu novio?

-En realidad, yo termine nuestro noviazgo- Peter me miro sorprendido esperando a que continuara- Edward paso esas dos semanas entre la depresión y el mal humor, no le permití que me besara, no me parecía justo con Jacob, hasta que me pidió que terminará mi relación porque no aguantaba mi ausencia y no le gustaba compartirme.

Ahora que lo pensaba, quizás en esos tiempos Edward si sentía algo por mí, no como ahora que claramente prefería pasar la noche con su novia y no conmigo. Con mi dedo índice empecé a trazar el borde de mi copa, jugando distraídamente mientras rememoraba como Edward me convenció que era lo mejor separarme de Jacob.

Flash Back

Esto no podía seguir así, llevaba exactamente trece días saliendo con Jacob y prácticamente no habíamos estado completamente solos ni una vez, y todo gracias a mi mejor amigo.

Esto no podía seguir así.

No más.

Debía hablar con Edward y solucionar esta situación.

Con impaciencia marque su número esperando a qué me contestara.

-Hola Bells, ¿Qué pasa?

-Nada en especial, solo quería saber cómo estabas- fingí una voz alegre.

-Muy bien, gracias- contesto extrañado, pero luego soltó una risita- ¿Acaso estás aburrida? ¿Quieres que salgamos a algún lado?

Quise reírme por cómo había caído en mi "trampa" en menos de un minuto.

-No es necesario, Jacob vendrá por mí en una hora y saldremos, ya sabes, necesitamos un poco de tiempo a solas- Escuche un golpe sordo al otro lado de la línea, como si se hubiera caído de donde estuviera sentado o acostado, no tenía idea.

-¿A solas? ¿Por qué quieres un tiempo a solas con él?- dijo aceleradamente- Espera un momento.

Y me colgó, quede mirando el teléfono en mi mano sin saber si reírme de lo estúpido de la situación o reírme porque tendría a un Edward corriendo hacia mí en dos minutos.

Solté un suspiro y colgué, recargándome en el sofá a esperar a que apareciera. Al momento escuche unos golpes en la puerta de entrada. Edward nunca usaba el timbre.

-¡Adelante Edward!- él entro con prisa, luciendo rojo por la carrera, ligeramente despeinado y aun así, tan guapo como siempre, era una suerte que fuéramos vecinos, sino, no sé cómo se las arreglaría para llegar tan rápido.

-Me puedes- respiro agitadamente- explicar- otro respiro- ¡¿cómo es eso de qué quieres un tiempo a solas con ese chucho?!

-Primero, no le digas así, y segundo, es mi novio, es lógico que quiera estar a solas con él. –Su reclamo había prendido una mecha que hacía flamear mi ira.

-Claro, siempre tienes que defenderlo, solo porque sea tu novio, no significa que tengas que pasar cada jodido segundo pegada a sus garras- su cara estaba más roja que hace un minuto, y esta vez era por el enojo.

-¡No me grites idiota!- le grite también- No eres nadie para gritarme.

-¿Ahora soy nadie para ti? ¿Así es como tratas a tus amigos?- me gritó de regreso- Y ni siquiera soy tu amigo, soy tu mejor amigo, y eso es algo muy diferente Isabella.

La mención de mi nombre completo me apaciguo, estábamos peleando innecesariamente, y era algo que no quería, él tenía razón, éramos mejores amigos, y los mejores amigos no peleaban de ese modo.

Respire hondo y trate de calmarme, lo había atraído hasta aquí con el propósito de pedirle que dejara de entrometerse entre Jacob y yo.

-Tienes razón, eres mi mejor amigo- dije cautelosamente causando que me sonriera y él avanzara hacía mi- Pero Jacob es mi novio.

-¿Qué tiene que ver él con nosotros?- pregunto cruzando sus brazos de manera inquisitoria.

-Tiene mucho que ver, porque has estado apareciéndote en cada una de nuestras citas- lo que estaba a punto de decir era vergonzoso pero necesario- Ni siquiera me ha besado, porque siempre estás en el momento exacto.

-Sabes que no lo hago apropósito, ustedes siempre van donde yo estoy- su sonrisa llena de suficiencia me hacía sospechar.- Además, ¿Para qué quieres besarlo? Quizás tenga aliento de perro.

Solté una risa muy a mi pesar, cuando quería Edward podía ser divertido.

-Eso no lo sé gracias a ti- le dije acusándolo con él dedo.

-Algún día me lo agradecerás.- dijo totalmente convencido, sentándose despreocupadamente en el viejo sofá de mi padre- ¿Por qué no terminas con él?

Volví a reírme, Edward hoy estaba de broma.

-Estoy hablando en serio- dijo deteniendo mi risa.- Quiero que termines con él.

-¿Por qué haría algo así?- en vez de estar enojada por su orden, estaba curiosa.

-Te extraño Bells, extraño a mi mejor amiga, a mi bella dama, casi nunca estás conmigo y….

Corte inmediatamente su discurso- Pero si siempre estoy contigo, y en las pocas citas que he tenido, tú te las arreglas para estar presente.

-No me interrumpas- dijo levantando su mano- Extraño pasar las tardes contigo, extraño ir caminando contigo a la escuela, extraño almorzar contigo sin tener que preocuparme de que el chucho esté dispuesto a ocupar mi lugar en el almuerzo, extraño venir a tu casa a hacer los deberes, extraño nuestras noches italianas, extraño incluso a la tonta película de Romeo y Julieta, sobretodo extraño poder besarte cuando yo quiera, extraño poder abrazarte cuando estás triste, feliz u enojada, extraño trepar por tu ventana en las noches que hay truenos y abrazarte para defenderte de los rayos. Odio tener que compartirte con él.

Me quede totalmente muda ante su discurso. Ciertamente yo también extrañaba todo lo que él había nombrado, sobretodo lo había extrañado en las tres noches de tormenta que habían azotado Forks, las lloviznas constantes eran soportables, las tormentas no.

-No sabía que te sentías así- dije sentándome justo en frente suyo en el suelo con las piernas cruzadas.

-¿Eso significa que tu no me has extrañado para nada?- dijo dolido.

-Sí, te extraño, y mucho, pero… - No sabía cómo decirlo, era difícil y doloroso.- Es hora de que nos dejemos ir Ed, algún día nuestras vidas tomaran caminos diferentes y no podemos seguir aferrados el uno al otro.

-¿Quieres que dejemos de ser amigos?- dijo despacio, y si no fuera porque Edward era hábil para esconder sus emociones, juraría que él estaba peleando por no llorar.

Y no lo culparía, yo estaba igual, las lágrimas pelaban por salir.

-Yo…- Edward no me dejo terminar, se levantó de un salto y tomo mi mano levantándome también, para luego estrujarme en un abrazo.

-No respondas- dijo ahogadamente y supe que las lágrimas le habían ganado a sus ojos. –No me dejes.

Su voz estrangulada y lágrimas sollozantes me partieron el alma, dejándome en el mismo estado que él.

Solté un sollozo tratando al máximo de esconderlo, estrujándolo también, ¿Cómo había podido estar a punto de dejarlo ir? Él era mi alma gemela, mi mejor amigo, no podría simplemente alejarme de él.

-No llores- dijo un poco más repuesto, aunque no podía verlo, aun seguíamos en los brazos del otro. -Si crees que es necesario que hagamos a un lado nuestra amistad, yo haré mi mejor esfuerzo y me alejare…

Esta vez fui yo la que lo interrumpió, porque él estaba empezando a deshacer nuestro abrazo. -No sigas- dije aun sollozando y repetí sus palabras. –No me dejes.

Él contesto abrazándome otra vez.

Al cabo de un rato, no sé cómo, pero terminamos recostados en el sofá, aun abrazados, ambos más calmados por nuestro reciente llanto.

-Realmente extrañaba abrazarte- dijo mirando el techo mientras el brazo que tenía libre acariciaba mi antebrazo en leves toques.

-Voy a dejar a Jacob.- le solté sin anestesia.

-¿En serio?- dijo mirándome fijamente- Digo, no es necesario Bells, yo sabré guardar mis distancias. No los molestaré de nuevo.

-Hasta que admites que aparecías premeditadamente- le sonreí pellizcando su nariz juguetonamente- No quiero que guardes distancia, no me gusta esa idea.

-Aun así la habías considerado- me dijo malhumorado.

-Sí- respondí, y automáticamente su caricia se detuvo- Pero solo un minuto, quizás menos, y no me gusto la perspectiva.

-Menos mal- se rio- ¿Te imaginas un futuro donde ambos estemos separados? Sería algo así como el fin del mundo.

-No exageres.

-Sería el fin del mundo Bells.-sus dedos volvieron a acariciar mi antebrazo que cubría su cintura- Además, recuerda que debemos casarnos cuando cumplas veinticinco, ¿Cómo le explicaríamos a Renesmee que andabas con un tal Jacob en tu pasado?

-¿Sigues con esa tontería de la boda y Renesmee?- le pregunte escéptica y a la vez asombrada, desde hacía bastante que no hablábamos de esa promesa.

-¡Shhh!- me callo de manera exagerada pasando una mano sobre mi plano vientre- No escuches a tu mamá Renesmee, no eres ninguna tontería.

-¡Edward!- me carcajee sonoramente golpeando la mano que frotaba mi vientre.

-Uno de tus óvulos será Renesmee dentro de diez años-dijo de manera seria pero carcajeándose a último momento.

-¿Estas consiente que para que tengamos un bebe nosotros tendríamos que... ya sabes… tu y yo… y?- me sonroje furiosamente.

-Eres una pervertida- dijo riéndose pero también se había puesto rojo.- Y tengo bien claro que es lo que deberíamos hacer.

-¿Quién es el pervertido ahora?

-Yo solo contestaba a tus preguntas- dijo amagando unas cosquillas.

-Volviendo a la realidad, no vamos a casarnos, no nos amamos- le dije como si dos más dos fueran cuatro.

-Pero nos queremos, estamos hechos el uno para el otro, y muchas cosas más, nuestro matrimonio funcionaria a las mil maravillas- respondió- No me hagas repetir mi discurso de todas las cosas que extrañaba de ti.

-Bien, bien, bien- deje pasar el tema rodando los ojos- Ya entendí, nos casaremos cuando cumpla veinticinco y tendremos a Renesmee.

-Qué bueno que lo tengas claro- su rostro estaba peligrosamente cerca, cuando estaba a punto de besarme, lo detuve.

-¿Por qué no quieres que te bese?

-Estoy saliendo con Jacob- le respondí lo obvio.

-Creí que ibas a dejarlo.

-Y lo haré- le asegure antes de que rompiera nuestra burbuja.- Pero mientras siga siendo su novia, me respetaras. ¿Okey?

-A mí no me molestaría besarte mientras aún salgas con él, total, vas a dejarlo.

-Pero a mí sí me molesta, no soy una puta- no quería enojarme con él de nuevo, pero las emociones estaban a flor de piel.

Nuestra pequeña discusión se vio interrumpida por el timbre.

-Es Jacob- le avise, y ante su mirada sorprendida, me explique mejor- Te dije que él pasaría por mí, aunque aún es temprano.

-Perfecto, puedes terminar con él ahora mismo.

-¿Ahora?

El timbre volvió a sonar.

-Sip, ven, yo te ayudaré- dijo levantándonos y arrastrándome hacia la puerta- Para eso estamos los mejores amigos, para ayudarnos con los futuros ex novios.

Fin del Flash Back

-Bella- dijo Peter chasqueando los dedos frente a mi rostro- Bella.

-Lo siento, me perdí- dije reaccionando.

-Creo que el vino se te subió a la cabeza- se rio haciendo el amago de quitarme la copa.

-Claro que no- me hice para atrás defendiendo mi copa- solo recordaba.

Él asintió pensativo –Haciendo cuentas, ¿eso significa que en toda tu vida solo has besado a Edward?

-Patético, ¿verdad?- dije esquivando su mirada para servirme un poco más de vino, pero este ya se había acabado- Voy por más- le dije cogiendo una vela y yendo a la cocina por otra botella.

Una vez descorchado otra botella seguía con mi patética historia. Tenía esa necesidad de sacarlo todo afuera.

-Se suponía que aprenderíamos juntos a besarnos para "futuras relaciones"- dije haciendo comillas en el aire- Pero yo solo tuve a Jacob, y nunca llegue a besarlo, en cambio Edward nunca tuvo a nadie más, bueno, hasta que apareció esa pelirroja y me lo quito.

-Eran algo así como amigos con derechos pero exclusivos- concluyó mientras bebía un poco más.

-Exacto, nunca he estado con nadie más, y diría lo mismo de Edward, pero ya ves, está a días de casarse- el vino tinto estaba dando resultado, días antes me había sonrojado furiosamente ante las preguntas íntimas de mis amigos, en cambio ahora, me sentía más ligera, no sentía pudor.- Cuando en realidad siempre dijimos que nos casaríamos, nunca lo tome muy en serio, pero siempre fue algo muy presente en nuestras vidas.

-¡Valla! No sé si es una historia muy tierna o muy estúpida- dijo riéndose.

-¡Salud por esta estúpida historia!- le dije chocando nuestras copas.

-Si es estúpida, yo pienso igual que tus amigos, no sé si Edward está enamorado de ti, pero estoy seguro que siente algo muy fuerte, ese día en el ascensor no se cansó de marcar territorio.- dijo asintiendo para sí mismo- Sip, el siente algo por ti pequeña.

-Eso ya no importa, me rindo- dije riéndome por mi repentina ocurrencia- Seré monja, eso es, iré a un convento, estoy arruinada para los demás hombres.

-Oye, ¿no has pensado recordarle su promesa?

-No haré eso- dije haciendo mala cara- No quiero que crea que estoy desesperada, aunque en verdad este desesperada, quiero conservar un poco de dignidad.

-Tu dignidad se fue al caño cuando te acostaste con él sabiendo que esta por casarse- dijo riendo tontamente, el vino también hacia su efecto en él.

-No me he acostado con él, dije que él lo había intentado, no que yo lo hubiera dejado- quise aparentar seriedad, pero no lo conseguí- En realidad siempre alguien nos interrumpe.

-Entonces bien que has querido- me acuso.

-No es mi culpa, hace dos años que estoy en abstinencia por su culpa, pase de tenerlo todo los días a no tener nada.-dije enojada, mis cambios de humor estaban a la orden del día.- Y no me acostaré con él nunca más, o quizás si, solo si algún día acepta que me ama como yo.

-No quiero escuchar sus aventuras sexuales- se tapó las orejas haciendo malabares con su copa.

-No vayas a ensuciar el sofá, Edward se enfadará mucho- le advertí- Y no seas mojigato, eres tú el que se me insinuaba hace unas horas.

-¿Entonces estás insinuándote?- pregunto acercándose sonriente.

-Lo ves- dije riendo.- Eres un maldito aprovechado, no me estoy insinuando, solo te comento el estado de mi vida sexual.

-Aja, y luego así quieres convertirte en monjita- se carcajeó- Pero no te preocupes, no eres mi tipo, estas a salvo conmigo.

-¿Y cómo son las de tu tipo?- inquirí curiosa bebiendo un poco más de mi copa, otra vez se estaba quedando vacía. Qué raro.

-Me gustan las que son como naranjas y manzanas.- dijo suspirando con satisfacción.

Me quede en blanco un momento, registrando sus palabras, ¿Naranjas? ¿Manzanas?

Incline mi cabeza dándome algunos golpecitos para ver si se me había metido algo en el oído, intentando discernir si había escuchado bien.

-No entiendo- dije finalmente.

-Ya sabes mujeres con un coño jugoso y dulce como una naranja y un buen culo lleno, como las manzanas- dijo haciendo gestos graciosos con las manos.

No sabía si reírme o asquearme. Elegí la segunda.-Eres un cerdo- le dije. ¿Y qué tiene de malo mi trasero?

-Pues, este cerdo, si se acuesta con alguien, no como algunas que desde hace dos años están en sequia.- se rio de mi- Y pues tu trasero no está mal, solo que los prefiero de otra forma, si te estas quejando de tu trasero, ¿significa que tu coño si es dulce?

-Sigo insistiendo, eres asqueroso, y no voy a responderte eso- ya había revelado demasiada información de mi intimidad con Edward, el alcohol no había terminado completamente con mi fibra de prudencia, aunque algo bullía en mi cabeza, debía defender al género femenino, algo que no tenía nada que ver, pero me parecía necesario teniendo en cuanta que nos catalogaba como frutas- Ustedes pueden acostarse con cuantas naranjas y manzanas quieran, pero nosotras no, si lo hacemos, nos llaman zorras.

-Exacto- dijo riéndose- ¡Salud por las buenas zorras!

-No voy a brindar por eso- me negué- sería como brindar por Victoria.

-Eso lo dices porque ella va a casarse con tu Edward.

-Vicki engaña a Edward con James- le dije dramáticamente.

-¿Y quién carajos es James?- pregunto de manera graciosa haciendo una mueca.

-Uno que decía ser mi amigo cuando Edward se fue con ella, ¿Sabes? Ahora que lo pienso, quizás fue un plan maquiavélico ideado por Victoria, ella se llevaba a Edward, y me dejaba a James.- dije asombrada por mi loca teoría.- Y así todos felices y contentos, quizás, ella y James eran como Edward y yo, por eso los dos somos padrinos de esta boda, y por eso los dos vinimos al mismo tiempo a Nueva York.

-Nadie idea esas cosas Bella- se carcajeo Peter, sirviendo nuestras copas una vez más.

-Lo sé, pero suena muy bien- dije dándole la razón, pero recordé algo mas- Oye chico frutas, ¿qué pasaría si te enamoras de una chica durazno?

-¿Durazno?

-Ya sabes, una chica que no sea ni naranja ni manzana- dije riéndome.

-No creo enamorarme otra vez.- dijo rotundamente.

-¿Y no deseas a una chica que te quiera y que este contigo, que te acompañe siempre, que escuche tus inquietudes, que te diviertas con ella? Alguien permanente.

-Ya tengo a alguien así- respondió después de pensarlo un momento.- ¡Salud por mi amiga Charlotte!

Chocamos nuestras copas y bebimos un trago en su honor.

-¿Y esa quién es?- dije con el mismo tono cuando él pregunto por James.

-Mi mejor amiga- ante mi mirada escéptica, dijo rápidamente- Pero una normal, no como tú y Edward que malinterpretan la palabra amistad. Ella es todo lo que dijiste.

-¿Y cómo sabes que no está enamorada de ti?

-Porque no lo está- dijo encogiéndose de hombros.

-Últimamente no creo que en la amistad entre el hombre y la mujer, siempre uno de los dos termina mirando con otros ojos al otro.- dije segura- Mírame a mí, creía que no amaba a Edward, y no lo supe hasta que lo perdí.

-Charlotte tiene novio- dijo amargamente.

-¡Aja!- salte alegre- Conozco ese tono, no te cae bien que ella tenga novio.

-Es lógico- dijo como si nada- No me gusta para nada compartir a mi amiga, pero no voy a pedirle que lo deje, así como hizo Edward contigo.

-Pero sigue sin gustarte que ella tenga novio- insistí tercamente.

-Ya te dije que es normal.

-Si claro- dije riéndome- Cuando la pierdas, estarás igual que yo brindado por los amores no correspondidos.

-Deberás conocerla, te llevarás bien con ella- dijo de repente.

-Soy tu vecina postiza, y ella es tu mejor amiga, no creo que tengamos mucho en común- dejando mi copa en la mesita, estaba empezando a marearme.

-Claro que tienen algo en común- dijo abriendo los ojos- Yo, soy un buen tema de conversación, además funcionaría para tu plan.

-¿Qué plan?- ya no estaba en mis cabales.

-Dices que te diste cuenta que amabas a Edward cuando lo perdiste, es hora de que él sienta lo mismo.

-No te sigo- dije calmadamente, recostándome en el sillón.

-Mañana tendremos una cita.

-¡Ya te dije que no! –rezongue. –Técnicamente esta es nuestra primera cita y es un asco.

-Bella, escúchame, no saldrás a solas conmigo- dijo dejando su copa- Saldrás conmigo y Loti.

-¿Y esa quién es?- pregunte ya cansada, me estaba dando sueño, bostece con poco decoro.

-Es Charlotte.

Quise reírme, pero el sueño no me dejaba- Y así dices que no la miras con otros ojos ¿Quién en su sano juicio llama así a su mejor amiga? Es demasiado meloso.

-Estás muy ebria- dijo negando con la cabeza- Es hora de dormir.

-Dormiremos acá- le dije negándome a levantarme, acomodándome en su hombro- No pienso dejarte a solas, ¿imagínate si robas algo?

-No voy a robarme nada- dijo ofendido.

-Eso dices tú chico frutas- lo acuse, pegándolo en el brazo como si estuviera acomodando mi almohada - Y ya cállate, quiero dormir.

-Creí que no dormías cuando caía una tormenta- dijo con todas las ganas de seguir conversando sacudiendo su hombro, es decir, mi falsa almohada, para que le respondiera.

-Estoy demasiado aturdida como para pensar en los rayos de afuera- dije cerrando los ojos, agradeciendo que él nos acomodara para poder dormir mejor en el sofá.

o-o-o-o-o-o

Unos golpes en la puerta nos sobresaltaron.

-¡Señorita!- oía una voz afuera- ¡Señorita!

En un arranque de mal humor levante mi cabeza para ver mi reloj, eran las seis de la mañana, ya estaba amaneciendo.

-¡Señorita Bella!- grito de nuevo la voz desde afuera.

-Hmhmh- dijo Peter, cerrando los ojos otra vez.

-Estamos durmiendo- le grite de regreso, me dolía la cabeza, solo quería seguir durmiendo.

-¡Solo queríamos avisarles que las puertas están en funcionamiento!- grito de mal humor también, al parecer no le gusto que le gritara sin siquiera abrirle la puerta.

Me reacomode en el pecho de Peter, sin siquiera molestarme al darme cuenta que estábamos abrazados.

No tenía corazón para despertarlo y decirle que ya era hora de irse.

o-o-o-o-o

Una puerta se abrió despertándonos otra vez.

-¿Qué hora es?- dijo Peter aun con la voz pastosa.

-No sé- dije haciendo un esfuerzo por levantarme de él sin mucho éxito.

Unos pasos se acercaron corriendo al escuchar nuestras voces.

-¿Me pueden explicar qué coño significa esto?- grito Edward totalmente furioso parado frente a nosotros abarcando con sus manos la mesita donde reposaban las dos botellas de vino y su sofá donde Peter y yo dormíamos.

¡Oh mierda! maldije para mis adentros.


Hola, Como han estado?

Les gusto el capitulo? Que tal Peter? jajajjajaa

Quería invitarlas al grupo en facebook Cary0605 . fics (sin espacios)

: / /www . facebook groups / 498971040191241 / (sin espacios) ya saben para mantenerlas al tanto del fic, para adelantos, imagenes, etc!

Las espero :)

*Cary0605*

Capítulo 8: LOS VECINOS SIEMPRE AYUDAN Capítulo 10: ¿LAS MENTIRAS DE BELLA?

 
14445583 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios