LA BODA DE MI MEJOR AMIGO (+18)

Autor: cary0605
Género: Romance
Fecha Creación: 05/04/2013
Fecha Actualización: 23/03/2014
Finalizado: NO
Votos: 32
Comentarios: 40
Visitas: 51383
Capítulos: 18

Edward y Bella han sido amigos desde hace años y prometieron casarse cuando ella cumpliera 25 años. Ellos se han distanciado por dos años y falta un mes para que se cumpla esa promesa, pero de repente Edward esta a dos semanas de casarse con Victoria. Con la ayuda de los chicos Bella planeará como detener la boda de su mejor amigo. ¿Logrará frenarla?

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 13: NOS VEMOS EN LA BODA

Aviso: Los personajes de esta historia no me pertenecen, son propiedad de Stephanie Meyer. Si eres menor de edad lees bajo tu responsabilidad, este fic puede contener lenguaje y situaciones adultas, ya saben, la que avisa no traiciona.

 

 


Capítulo 13:Nos vemos en la boda.

Bella´s POV

-¿Me estas escuchando?- gruño mi padre.- ¿Cuándo pensabas decírmelo?

-Papá, detente, es un mal entendido- le dije, eso era lo que yo creía que había pasado- No sé de qué boda estás hablando.

-Junto a sus padres, Isabella Marie Swan y Edward Anthony Cullen solicitan el honor de su presencia a la celebración de su matrimonio el día Martes veintisiete de Agosto del Dos mil trece, ¿Quieres que siga leyendo?- me pregunto en un siseo bajo.

-Mierda- fue lo único que logre decir, si esto era una broma, era una de mal gusto.

-Creí que Esme había educado a un caballero que primero pediría mi permiso para que se casara contigo- el tono de mi papa seguía subiendo, parecía que iba a darle algo, no sabía cómo explicar algo que ni yo misma entendía.- Y ¿Cómo es eso de que van a casarse en Nueva York?

-¿Nueva York?- pregunte confundida.

-No te escapes ¿Por qué vas a casarte en Nueva York?- pregunto aireado.

-Papá, no voy a casarme- dije exasperada, ya era bastante malo que Edward vaya casarse con Victoria, y que supuestamente hayamos roto un compromiso del que no estaba enterada, y ahora tenía que darle explicaciones a mi padre.

-¿Entonces no estás en Nueva York?

-Bueno- dije titubeante, baje la tapa del inodoro y lo use a modo de silla, esta conversación me estaba mareando- Si estoy, pero todo tiene una explicación.

-Escucho- dijo entre dientes, podía imaginarlo con la mirada airada y hosca.

-Edward va a casarse con Victoria, no conmigo- conteste, y mierda, dolió demasiado, se suponía que ya me había hecho a la idea, pero parecía que mi corazón no entendía razones.- Yo soy su dama de honor.

Mi padre no respondió, pero podía sentir su respiración al otro lado de la línea.

Después de oírlo soltar un largo suspiro, volví a escuchar su voz.

-Siempre supe que Edward era un idiota.

-¿Qué?

-Ya me escuchaste, es un idiota por no casarse contigo- gruño mi padre.

-Creí que estabas enojado porque pensabas que íbamos a casarnos- dije confundida.

-Creí que se casaban sin avisarme con antelación- dijo con voz seria.

-Pues, ya ves, no tienes de que preocuparte, Edward va casarse con otra- sentí que mi voz se quebró en la última palabra.

-Si piensas que no debo estar preocupado, estas muy equivocada- esta vez, su voz era más suave- ¿Cómo te sientes?

-No sé a qué te refieres papá- conteste aclarándome silenciosamente la garganta, quizás si demostraba entereza, mi padre no se daría cuenta.

-Bells, soy tu padre, a mi no me puedes mentir- casi podía imaginarlo con su ceño fruncido, dándome esa mirada de “yo lo sé todo”- Por ejemplo, crees que no sabía lo que hacías cada vez que te ibas con Edward al prado.

-¡¡Papá!!- grite escandalizada, podía sentir el fuego en mis mejillas.

-Es un milagro que aun no tenga nietos- dijo con voz socarrona.

-¡Oh por dios!- increíblemente me reí, esta forma de ser no era propia de Charlie - ¿Quién eres y que has hecho con mi padre?

Después de que terminara mi risa, mi padre volvió a hablar.

-Me alegra haberte hecho reír en esta situación- contesto, toda la socarronería se había ido, solo quedaba la voz de mi viejo padre, avergonzado por tener un charla de sexo conmigo.

A veces era tan difícil hablar con mi papá, ambos disfrutábamos el silencio, pero había ocasiones como esta, donde sentía mi amor por él a flor de piel, se tragaba su vergüenza solo para hacerme reír, él sabía que yo estaba mal.

Aunque hubiera preferido que me hiciera reír con otra tema.

-Entonces, ¿Cómo lo llevas?- volvió a preguntar, y sabía que esta vez no lo dejaría pasar.

-No quiero que se case- conteste con la verdad, por más triste que fuera.- Pero no hay nada que hacer.

-¿Estás segura Bella?, la tarjeta que tengo en la mano dice lo contrario.

-Esa debió ser una broma de mal gusto, no sé por qué te llegaría a ti una invitación de boda falsa.

-Quizás no sea falsa.

-Lo es, yo misma estuve ahí cuando Victoria eligió los modelos.

-¿Y qué hacías tu ahí?

-Edward me llevo, incluso Alice y Jasper estaban conmigo.- apenas termine de decir esa frase, me puse a pensar, ¿Alice podría haber hecho esto? ¿Por qué le jugaría esta clase bromas a mi padre?- Papá tengo que colgar, debo hablar con Alice.

-Suenas como si ella estuviera en problemas- dijo riéndose.

-Quizás.- si mis sospechas eran ciertas, iba a tener unas cuantas palabritas con mi amiga.

-Entonces, ¿debo esperar otra invitación de boda?- pregunto.

-Sí, la verdadera, lo más seguro que pronto arreglaran el error.

-No sé si deba ir, si tanto mal te hace, ¿Cómo podría celebrar algo así?

-Edward siempre ha sido parte de nuestra familia- era la verdad, desde pequeños habíamos unido a las dos familias.- Y me haría bien tenerte conmigo.

-Iré por ti- dijo a modo de promesa- Y no estés triste Bella, lo que deba ser, será.

-¿Ahora eres filosofo?- pregunte con un nudo en la garganta.

-Más respeto niña- me gruño, pero pude oír que soltó una risita- Nos vemos en la boda.

-Sí, nos vemos- lo despedí y colgué.

En ese mismo instante quería arrojar mi celular de pura rabia, acaso ¿no podía tener un día tranquilo?

Todos los días empezaba con algo nuevo y molesto, esto no era normal.

Quizás la boda era un error, por eso mismo, la naturaleza se empeñaba en fastidiar todos los días desde que baje del bendito avión.

O quizás yo no debería estar aquí, quizás yo era el desorden y la realidad trataba de devolverme de una patada a Phoenix para que dejar de intervenir el fabuloso destino de Edward y Victoria.

O quizás yo debería dejar de delirar, salir del baño y ponerme en marcha.

Cuando abrí la puerta, me sorprendí de encontrar a Edward de espaldas observando por la ventana.

Si había olvidado que Edward estaba aquí conmigo significaba que realmente había estado fuera de mí mientras hablaba con Charlie.

Bueno, las invitaciones de bodas falsas tienen el poder de distraer a cualquiera.

-Victoria estaba furiosa- me dijo aún sin mirarme.- ¿Tuviste algo que ver con toda esta locura?

-¿De qué hablas?- estaba confundida, ¿Qué se suponía que hice yo ahora?

-Las invitaciones de la boda fueron alteradas- su voz era monótona, no sabía si estaba enojado, su tono no me decía mucho.

Pero eso no era lo que me estremecía, sino lo que sus palabras significaban.

-¿Todas?- Si era así, esto realmente era un gran desastre, no solo mi padre había recibido esa invitación, sino que todos los demás invitados también.

Esto iba a terminar mal.

-¿Por qué lo hiciste Bella? ¿Con que fin?- pregunto por fin dándose vuelta y mirándome los ojos, ahora si podía ver que no estaba enfadado, sino confundido.

Me sentí ofendida por la acusación.

-¿Me estas culpando?- chille incrédulamente.

-Las invitaciones tienen tu nombre- dijo como si eso explicara todo, es más incluso me sonreía, ¿En serio estaba sonriendo? -No me importan realmente, pero ¿Por qué lo hiciste?

-Yo no fui- conteste de manera seria, aunque en el fondo me alegraba de que no le importaran las invitaciones de su propia boda.- ¿Por qué haría yo tal cosa?

-Según Victoria, para ganar tiempo- se acerco a mí para acunarme en sus brazos, mientras sus ojos permanecían fijos en los míos observándome como si quisiera ver a través de mí, ellos tenían un brillo especial, ese verde esmeralda que solo brillaba cuando él sonreía.- Pero no entiendo, ¿Para qué quieres tiempo?

-Edward, has que esa linda cabecita tuya entienda que yo no fui- aunque Victoria tenía razón, lo que yo necesitaba era tiempo, pero con un Edward tan decidido a casarse, cualquier medida de tiempo era inútil.- Además, apuesto a que Heidi, ya está en camino a corregir el errorcito, ¿verdad?

Edward no llego a contestarme porque mi celular empezó a sonar otra vez.

La pantalla mostraba un nombre inesperado, y sí ella estaba llamando para lo que yo creía, esta sería un charla incomoda, lo cual era un concepto raro, “Esme” e “incómoda” no estarían nunca en una oración.

Al tercer timbrazo decidí contestar bajo la atenta mirada de Edward.

-¡¡¡Bellaaaaaaaaaaaaaa!!!- grito Esme totalmente emocionada- Mi niña, felicidades, lo conseguiste, lo conseguiste, siempre confié en ti, por fin serás de la familia, aunque siempre lo fuiste, ahora será algo oficial, estoy tan emocionada, aunque también enojada, ¿Cómo es eso de que se casaran en Nueva York? Edward siempre planeo la boda para que fuera en nuestra casa, aun recuerdo todos los detalles, mi niño, ¿Estas con él?

¡Wow!, solo wow, ahora entendía de donde venía el gen de Alice, nunca había escuchado a Esme hablar tanto sin respirar.

Realmente mataría a Alice si ella era la culpable de todo este enredo de las invitaciones falsas.

Iba a contarle que todo era un error, pero el celular de Edward empezó a timbrar también, él no espero tanto para contestar como lo había hecho yo.

-Hola papá.

-Ese es Edward, ya sabía yo que estarían juntos tan temprano, ¡par de picarones! ¿No pueden aguantar hasta la boda?- dijo Esme, pude escuchar como tapaba el auricular para gritar a alguien- ¡Carlisle! Estoy hablando con Bella, y ella está con Edward, cuelga y hablamos  todos juntos en altavoz.

-Papá, no cuelgues.- parecía que él también escucho el grito de su madre, pero desde la línea de Carlisle.

-Esme, escucha, yo- intente decirle que esto era un error pero Esme no me escuchaba.

-Espera cariño- dijo, pero podía escucharla hablar con Carlisle.

-Papá, debemos hablar en privado- dijo Edward entrando en pánico- No, yo quiero decir, si, no me cuelgues.

-Esme, por favor, escucha.

-Me colgó- dijo Edward de manera incrédula mientras miraba su celular- ¿Tú sigues hablando con mamá?

No tuve tiempo de contestarle porque Esme atacaba nuevamente.

-Ponme en altavoz cariño- dijo Esme -Carlisle esta a mi lado.

¿Qué debía hacer?

No quería ponerla en altavoz, ella seguiría felicitándome por la supuesta boda, mejor dicho, nos felicitarían a los dos. ¿Podía haber algo más mortificante que eso?

-¿Bella?- pregunto Esme en la línea.

Edward debió ver mi cara de pánico que asemejaba a la suya porque sin permiso me arrebato el celular para hacerles frente a sus padres.

¡Por fin algo bueno en el día! Aunque recién empezaba, no quería imaginar cómo continuaría.

-Mamá, no es lo que piensas- empezó diciendo Edward.

Yo ya le había explicado a mi padre todo el asunto, ahora era el turno de Edward.

-¡Mamá! ¿Me vas a dejar hablar? - se quejo Edward- Si, ella aun sigue aquí. –Se mantuvo en silencio un minuto- Ya no soy un niño que puede seguir tus órdenes.

Él se quedo callado un momento, y luego hizo lo impensable, puso el teléfono en altavoz.

¿En serio? Le di una mirada incrédula. ¿No que ya no era un niño?

Nunca debí haberle dado el teléfono, yo habría cortado la comunicación como medida desesperada, no sucumbiría a los regaños de Esme.

El se veía más que avergonzado.

-Estos niños de ahora son unos maleducados- dijo Esme aun ofuscada- Bella, espero que tu sepas criar a mis nietos, porque parece que Edward no aprendió bien la lección de respetar a sus mayores. ¿Y qué tanto hacían que ninguno quería contestar?

-Amor, por favor, no los avergüences- nos defendió Carlisle. –Aunque estoy de acuerdo, Bella tú debes ser la de la mano dura, mira que Edward nos salió maleducado a esta edad.

Juro que quería reírme, pero no podía, no cuando estaban hablando de nietos, y menos cuando ellos creían que íbamos a casarnos.

Y Edward estaba… ¿indignado?

-No soy ningún maleducado- refunfuño Edward.

-¿En serio?- le pregunte incrédula, ellos hablan de nietos que nunca vendrán  y el solo capto que lo trataban de maleducado.

-Bueno, eso no importa- se rio Esme- Lo importante es que por fin abriste los ojos y vas a casarte con Bella.

-Si hijo, ya nos tenías preocupados.- dijo Carlisle.- Pero bueno, eso es época pasada, ahora las cosas están en orden, así que…

-¡¡Felicidades!!- gritaron a coro Esme y Carlisle, ellos tenías como cincuenta años, y eran más efusivos que cualquier persona de esa edad que conocía.

¡Oh genial! ¿Y ahora qué?

-Pero no se quede callados, cuéntennos como paso- dijo Esme al no escucharnos.

Mire a Edward como diciéndole, ¡Vamos, te toca contar que esta pasando!

-Bueno… Bella vino a Nueva York- dijo Edward nervioso ante el tono de su madre, ¿Quién iba a decir que Edward le temía a su madre?

-Sí, eso ya sabemos, Bella fue con todo un plan para detener tu boda con esa bruja, y lo consiguió, quiero saber cómo- dijo riéndose.- Todos la apoyábamos desde la distancia, somos cien por ciento Team Bella.

Y yo quise matarme, Esme acababa de soltar una verdad que yo no pensaba contarle a Edward, por lo menos no ahora, sino después de que las cosas estuvieran en calma y Victoria ya no estuviera en la ecuación.

-¿Bella?- me pregunto Edward, sus ojos abiertos al máximo.

Pero fue Esme la que contesto.

-Sí, ella es nuestra heroína, la única que podía hacerte entrar en razón, porque seamos sinceros hijo, nada bueno saldría de tu boda con una Denali- siguió parloteando Esme mientras Edward me veía como si yo fuera un fantasma.- Creo que incluso tu abuela Elizabeth estaba en contra de que te casaras, bueno todos, a excepción de tu abuelo.

-Aun no entiendo como tu abuelo estaba a favor de la boda, él siempre despreció a los Denali- continuo Carlisle y como no contestábamos se preocupo- ¿Siguen en la línea?

-Sí, aun estamos aquí, y la boda con Victoria sigue en pie les guste o no, parece que el plan de Bella fallo, las verdaderas invitaciones serán enviadas a mas tardar pasado mañana, que estén bien, nos vemos en la boda.

Y así como así, Edward les colgó, tirando mi celular a la cama.

Si antes no había estado enojado, ahora estaba furioso.

-¿Todo este teatrito fue por pedido de mi familia?- pregunto mientras pasaba su mano compulsivamente por su cabello despeinándolo más de lo que estaba.- ¿La propuesta de volver contigo también fue planeado?

-No, realmente las cosas no fueron así- conteste, realmente no quería tener esta discusión yo aun vestía un camisón y el ya estaba completamente vestido, pero bueno, una no planea las peleas.

-Explícate- exigió en un gruñido, ¿Quién dice que los humanos no pueden gruñir?

-Nadie quiere que te cases con Victoria, y yo tampoco- le dije valientemente preparándome para explicarle todo, y también mis sentimientos, ya era hora, no podía seguir callando.

-Así que idearon un plan para que vinieras y sedujeras al tonto de Edward y se echara atrás con la boda- dijo aplaudiendo de manera irónica- Bravo, realmente, un gran plan.

-No es así- dije asustada, nunca lo había visto tan enojado.- Estas malinterpretando todo.

-¿Sabes? Por un momento pensé…- luego negó con la cabeza como queriendo desprenderse de una idea- No puedo creer que haya sido tan estúpido.

-Edward, escúchame.- dije nerviosa, la voz me temblaba, alce una mano intentando tocar mejilla- Yo debí de haberte dicho esto hace mucho, pero yo, yo, te…

-¡No!- me interrumpió alejándose de mí- No te atrevas a caer tan bajo, no digas algo que no sientes.

Tenía ganas de llorar, Edward nunca me había hablado así.

-Edward yo te amo- le dije mientras sentía la humedad acumulándose en mis ojos, quería creer que con mis sentimientos en claro, las cosas mejorarían.

Había estado preparadoapara muchas reacciones, pero nunca para verlo conteniendo el aliento, mientras el dolor se reflejaba en su rostro, solo lo había visto una vez así, pero eso había sido hace más de diez años.

-No me mientas- dijo mirándome fijamente.

-¿Por qué no me crees?- esta vez las lágrimas corrían libres por mi mejilla, las piernas parecían no sostenerme.

Edward no me creía.

-¿Por qué debería de creerte? Has orquestado todo un plan para detener mi boda, pero nunca creí que llegarías tan lejos.

Solté un sollozo, esta vez necesitaba un apoyo real, apenas camine y me senté en la cama que hacía pocas horas habíamos compartido mi peor pesadilla se hacía realidad, le había confesado a Edward que lo amaba y el no me creía ¿Había esperado demasiado?

Y algo aún peor.

Edward no me correspondía.

Su silencio era más que claro.

Una ola de sollozos se desato, con una mano me cubrí la cara, intentando contenerme.

-Entiendo porque has hecho todo esto- dijo arrodillándose para verme, tomo mi mano.- Ante todo somos amigos ¿verdad? Mejores amigos por siempre.

Eso me hizo alzar la vista, Edward tenía los ojos rojos, también lloraba.

¿Por qué lloraba?

-Es bueno saber que tengo una amiga que alcanzaría las últimas consecuencias por mí, no llores Bells- dijo limpiando mis lagrimas, aunque las suyas también caían- Lo comprendo, no te guardo resentimiento.

-Edward- intente decir aun con la voz entrecortada, pero él me puso un dedo sellando mis labios, pero no me detuve- Es la verdad, yo…

-Míranos, los dos llorando como niños pequeño. - dijo con voz ronca, limpiando su propio rostro se levanto de su posición y soltó un largo suspiro- Siempre te hago llorar, pero esta vez no es necesario, tú no tienes la culpa, creí que mi familia lo entendía.

-No ellos no- dije rápido, aún veía borroso por las lagrimas, mi garganta dolía al hablar- Yo quería…

-Lo sé- dijo, pero él no entendía, todo estaba tan retorcido entre nosotros- Pero, debes entender que la boda no va a cancelarse, ¿Lo entiendes?

-No te cases, por favor- le pedí, mis últimas esperanzas volando.

Él me miro fijamente durante varios segundos, su rostro ya estaba sereno.

-Creo que deberíamos mantener la distancia hasta la boda- dijo girándose y caminando hacia la puerta, incluso parecía que le hablaba a ella y no a mí- Agradecería que no siguieras con tu plan, te lo pido por la amistad que siempre tuvimos, no hagas que corte nuestros lazos, me dolería mucho no tenerte en mi vida.

Dicho esto se fue dejándome con mis explicaciones en la boca.

Todo había terminado, ¿De qué servía luchar por él cuando no sentía nada por mí? Una cosa era suponerlo, pero saberlo era como si enterraran un cuchillo en mi pecho y solo lo dejarán ahí, clavada en el centro.

Sin nada más que me contuviera solté las lagrimas que había contenido con gran esfuerzo para hablar con él.

Mis sollozos amenazaban con ahogarme en pena.

-Te amo Edward- dije entre lágrimas mientras abrazaba una almohada, me había guardado mis sentimientos en una cárcel de alta seguridad, y había hecho bien, porque se lo había confesado a Edward, pero él no escucho.

o-o-o-o-o-o-o

Edward´s POV

Una vez cerrada la puerta de la habitación de Bella, tenía ganas de romper algo, pero no había nada a mano en un pasillo de hotel. Me recosté en la puerta deslizándome hasta quedar sentado inmóvil como si fuera una estatua.

No tenía ganas de moverme, ni siquiera sabía si podía moverme.

¿Cuántas veces había deseado que Bella dijera esas dos palabras?

¿Cuántas veces había deseado que Bella las susurrara en mi oído mientras hacíamos el amor?

¿Cuántas veces había deseado que Bella me correspondiera?

No había número que abarcara lo suficiente, él Edward adolecente se habría desmayado de la emoción, mientras que yo, el Edward adulto me sentía infeliz.

Había obtenido mi tan preciado “Te amo” pero solo era un remedo de lo que había querido en un pasado, un “Te amo” nacido de la necesidad de salvarme, ella sabía que mi boda con Victoria no era algo que yo quisiera.

Era una jugarreta sádica del destino que ella lo dijera solo para que no me casara, ¿Cuánto le habría costado decirlas sin sentirlas realmente?

Mi Bella.

Ella siempre había sido honesta conmigo, hasta ahora.

Por un momento cuando Victoria me había llamado para gritarme acerca de las invitaciones defectuosas un sentimiento dormido había despertado, una alegría extraña al pensar que Bella las había alterado para retrasar la boda.

Incluso las felicitaciones de mis padres me habían causado gracia.

Pero todo se había ido por un barranco en cuanto mamá había soltado la verdad.

Hace unos días había sido un imbécil que había creído las mentiras de Victoria con respecto a Bella, pero en algo tenía razón.

Bella no era totalmente sincera.

Necesitaba estar distanciado de ella los días que faltaban para la boda, su confesión por mas que había sido la más negra de las blasfemias, me habían dejado saber que yo aún sentía algo por Bella, algo que no podía ser, no con ella fingiendo amarme para retenerme, eso había dolido más que cualquier paliza que podía darme una banda callejera, y lo sabía por experiencia.

¿Era mucho pedir que sus sentimientos fueran reales y no algo planeado?

Todo esto de armar un plan para evitar la boda me sonaba más a una película que a mi propia vida, y lo más surrealista, mi propia familia estaba metida en el asunto, exceptuando al abuelo Masen por supuesto.

Sería toda una ironía que él también hubiera planeado detener la boda, cuando la boda había sido su idea.

A veces ser el heredero mayor era una mierda.

Solo hacía apenas unas horas habíamos decidido ser amigos solamente, pero sabía que no duraría, o por lo menos de mi parte, y ahora no sabía si nuestra amistad sobreviviría a esto.

¿Una amistad tan larga como la nuestra podía sobrevivir después de tanto caos?

Esperaba que sí, porque, no podría mantenerme alejado de ella, estos dos años habían sido una tortura sin poder verla, pero había sido mas como una rehabilitación de abstinencia.

Ahora que la había visto, que la había besado y sostenido entre mis brazos, sabía que la distancia total no era algo posible.

Y aun así veía la ironía entre mis pensamientos y mis palabras, le había pedido distancia hasta el día de la boda, pero no sabía si podría mantenerla, aunque eso fuera lo mejor.

No quería dudar, la boda tenía que realizarse. Punto.

-¿Vas a seguir ahí?- dijo una voz sacándome de mi trance

Era la anciana que nos había regañado anoche, no me había dado cuenta en qué momento salió.

- Llevas ahí diez minutos y ella sigue llorando.- dijo apuntando la puerta detrás de mí.

Y era verdad, podía oír unos sollozos atenuados por la puerta que nos separaba.

No entendía por qué lloraba, le había dejado claro que nada de esto era su culpa, no tenía porque sentirse culpable.

Pero pensándolo bien, ella siempre sentía culpa por lo que no debía.

Cubriendo mi rostro con las dos manos me obligue a volver a la realidad y pensar que hacer  con todo lo que pasaba

Primero debía marcharme, no podía seguir aquí, no con Bella tan cerca.

Asintiendo a modo de despedida a la anciana me fui, cuando estaba por tomar el ascensor, volví a sentir ese tirón tan olvidado del pasado que sabía que Bella me necesitaba.

Una sensación de que no me podía marchar dejando a Bella así.

Marcando el numero de Alice decidí hacer lo mejor que podía, no podía regresar con ella, no en este momento que me desmoronaba.

Apenas contesto le solté lo que quería.

-Bella te necesita, ella está en su habitación.

-¿Qué le hiciste?- pregunto inmediatamente.

-Solo cuídala- le dije y colgué.

Marque el botón de PB (planta baja) en el ascensor y espere pacientemente el descenso.

¿Estaba mal volver a sentir cosas hacia Bella cuando estaba punto de casarme?

Había pasado dos largos años tratando de arrancarla de mi corazón hasta que lo había conseguido, solo después de estar seguro de que ella solo representaba una amiga para mí había cedido ante los pedidos de mi abuelo para empezar una relación seria con Victoria.

Pero había estado equivocado, mi amor por Bella había dejado pequeñas raíces que ahora se negaban a morir, no cuando ella me había dicho que me amaba, por más que le dijera a mi corazón que eso solo había sido una treta de mi amiga, este se negaba a entender razones.

Era definitivo, había enloquecido, ¿desde cuando los hombres hablaban con su corazón?

Eso era cosa de mujeres.

Ante mi las puertas del ascensor se abrieron dejándome salir.

En cuanto salí a la calle fui atropellado por una muy enojada Alice que venía corriendo en tacones. ¿De dónde venía?

Mejor dicho ¿de dónde venían?, ella estaba acompañada por los demás.

Quizás habían ido a desayunar, habían pasado tantas cosas desde que desperté que apenas y recordaba que era recién las nueve de la mañana.

-¿Qué le hiciste a Bella? ¿Por qué no me contesta el celular?

-Deberías hablar con ella.

-¿Qué le hiciste?- esta vez me grito, y la ira que guardaba explotó, porque Bella no tenía la culpa, sino mi familia.

-¿También eras parte del plan? ¿Cuál fue tu aporte?

Su shock fue instantáneo, parecía que se había quedado sin palabras, y eso era algo que no solía pasar.

-Nunca creí que usarían a Bella de ese modo, la han convertido en un títere que hace todo lo que le pidan para detener mi estúpida boda.

Ella siguió sin hablar hasta que despertó de su trance y me sorprendió golpeándome con su bolso amarillo.

-Maldito imbécil- golpe- ¿Cómo piensas que usaríamos- golpe- a Bella de esa- golpe- manera?-golpe- ¿Cómo puedes- golpe- pensar- golpe- así?

-Bebé, basta- dijo Jasper cogiéndola de la cintura alejándola de mí.

Ella me fulmino con la mirada una vez más antes de mirar a Rosalie comunicándose de esa manera silenciosa que tenían las mujeres.

-Espero por tu bien que Bella no la esté pasando mal porque te vas a arrepentir- dijo Rosalie apuntándome con el dedo mientras se iba detrás de Alice.

-Hermano, no es lo que parece- dijo Emmett que fruncía el ceño dándole un aspecto raro ya que siempre sonreía, era el hermano feliz de la familia.- Todos queremos lo mejor para ti.

-Y no te parece que ya estoy demasiado grande como para decidir por propia voluntad- me defendí, aunque en este caso, no era mi voluntad, pero eso no tenían por qué saberlo.

-Claramente no sabes lo que quieres- dijo Jasper mirándome- Sino, no te casarías con Victoria.

-Bella lo sabe.- dijo Emmett.- Ella haría lo que fuera para que no cometieras el peor error de tu vida, ella siempre te quiso.

-No tenían por qué involucrar a Bella en esto.

Eso era lo que más me molestaba, que todo su comportamiento haya sido una mentira por pedido de mi familia, ya no sabía que había sido real.

-Ella lo hizo por ti- me grito enojándose también.- ¡Joder! Eres un idiota, ella te ama, por eso vino hasta aquí.

Tenía una necesidad de creer que todo era verdad, pero no podía, no cuando sabía la verdad.

-¡Basta!- grite haciendo que varias personas se dieran la vuelta para mirarnos- Puedo aceptar que ella finja amarme por ustedes, pero no te atrevas a mentir en su nombre, ya no sigas con esta mierda.

-Eres un necio- negó con su cabeza- Pero ¿Sabes qué? Tienes razón, ella no te ama, ¿Cómo podría amar a un hombre tan ciego?, ella se merece algo mejor.

Sus palabras eran como puñaladas, y más si venían de mi propio hermano.

-Emmett, no sabes lo que dices- lo apaciguo Jasper.

-Sé lo que digo, ella merece algo mejor que un cobarde- su mirada de pura rabia.- ¿Querías casarte? Perfecto, tienes mi bendición, nos vemos en la boda.

Y así como así se fue, dejándome a solas con Jasper.

-Yo no le haría caso a todo lo que dijo- Jasper parecía no saber qué decir.

Estuvimos mirándonos un momento en silencio, yo procesaba las palabras de mi hermano.

Me había llamado cobarde, y no sabía por qué esa declaración dolía tanto.

-Si quieres hablar con alguien, puedes llamarme, y si no es así, lo comprendo.- él fue el que rompió primero el silencio.

Asintiendo y agradecido por aún tenerlo como amigo- Si no te llamó, nos vemos en la boda.

-Allí estaremos- prometió antes de irse.

Al parecer habíamos dado un buen espectáculo típico de Nueva York ya que las personas aun seguían observándome por sí había alguna escena extra, pero como no era así, me marche lo más rápido que podía.

Pero la suerte no estaba de mi lado, mi celular empezó a timbrar por tercera vez en la mañana, primero Victoria, luego mi padre y ahora…

Abuelo Masen llamando decía la pantalla. ¿Ya se habría enterado de las tarjetas? ¿Tan rápido le había llegado la invitación falsa?

Sin dudarlo presione Rechazar, no podía hacerle frente, no todavía.

o-o-o-o-o-o-o

Bella´s POV

-Bella- escuché golpes en la puerta.

-¡Por favor ábrenos!

Más golpes a los que no hice caso.

Sentía el cuerpo entumecido, no quería moverme.

Podía sentir que mis lagrimas aun manaban de mis ojos, vagamente me pregunte si algún días las lagrimas se acabarían.

Quizás cada persona tenía una cuota estipulada de lágrimas y yo había recibido donaciones extras de personas fuertes que no lloraban.

No como yo que era incapaz de detenerlas.

-¡Bella!- volvieron los golpeteos en la puerta.

-Edward nos envió, dijo que nos necesitabas.

¿Edward?

Después de toda la mierda, aun se preocupaba por mí.

Eso solo provoco más sollozos por parte de mi corazón. Dolía tanto.

Poco a poco fui moviendo mis músculos para levantarme de la cama y abrir la puerta. No sé cuánto tiempo me tomo llegar hasta ella.

Apenas la abrí, mis dos amigas se abalanzaron para entrar y envolverme en sus brazos.

Intente decir algo, pero mi garganta no respondía, parecía como que la tenía en carne viva.

-Shh- dijo Alice peinando mis cabellos- Todo estará bien.

¿Bien?

¿Cuál era la definición de bien después de lo que había pasado?

Ellas me llevaron hasta la cama donde las piernas de Rosalie me sirvieron de almohada mientras ella susurraba algo que no podía escuchar.

Alice desapareció en ese momento diciéndome que ya volvería.

-Desahógate- alcance a entender las palabras de Rose, su tono era tan dulce que solo me quería hacer llorar más- Llora cuanto necesites, no guardes nada.

Y con esas palabras el dolor se desató, ni yo misma sabía que se podía sentir tanta tristeza y desolación.

o-o-o-o-o-o-o

Era bien entrada la noche cuando desperté, fue una sorpresa ver a Rosalie y a Alice conmigo apachurradas en la cama, si bien la cama era grande, era para dos personas, no para tres.

Vagamente recordaba haberles abierto la puerta después de Alice me dijera que Edward la había enviado.

Parpadeando un poco para acostumbrarme a la oscuridad me di cuenta que llevaba puesto un pijama, y no era mío, era uno normal, con un pantalón suave y una camiseta de algodón.

Sabía que no era mío porque Alice se había deshecho de todos mis pijamas normales para este viaje.

Quise levantarme, pero probablemente eso las despertaría, y al parecer habían pasado todo el día conmigo.

Poco a poco recapitule el día que ya había trascurrido.

Edward.

Su solo recuerdo activaba un mecanismo para retorcer el cuchillo que seguía clavado en mi corazón, ¿algún día se iría?

Era una tonta, no debería haber dicho nada, ahora Edward creía que mis sentimientos eran una mentira.

Eso era lo que más dolía.

Saber que había aguardado el momento oportuno para decírselo y lo había echado a perder en un momento de desesperación.

¿Qué estaría pensando de mí?

Quizás pensaba que era una egoísta manipuladora que no aceptaba que su amigo se casara para no quedar solterona de por vida con muchos gatos.

Bueno, ciertamente no quería tener muchos gatos, ni quería quedarme soltera, y mucho menos quería que Edward se casara con Victoria.

Si él pensaba eso, tenía razón, yo era una egoísta manipuladora.

Debería haber sido valiente y decirle que lo amaba la primera vez que me di cuenta, es decir al minuto siguiente que llamo para decirme que se mudaba a Nueva York.

¿En qué momento me había convertido en una cobarde?

Siempre le había dicho la verdad, bueno, no siempre.

La primera vez que le mentí había sido hace diez años, cuando tenía catorce y había ido con Jacob al parque de diversiones en Port Angeles, su hermana Emily y su novio Sam nos habían llevado, en realidad ellos estaban en una cita, y Jacob se había colado llevándome para no ser un entrometido según él.

Cuando Edward se entero había puesto la misma expresión que había puesto hoy cuando le dije lo amaba, como si no pudiera creerlo y como si lo hubiera herido a un nivel que yo no comprendía.

Esa primera mentira había desencadenado nuestro primer beso.

Flash Back

-Y entonces Emmett vomito todos los malvaviscos que había comido en la noche-comento Edward riéndose mientras agarraba una patata frita y la comía.

Toda la mañana había estado contándome su grandioso fin de semana de acampada con su hermano y su padre.

Yo también quería contarle mi sábado en el parque de diversiones, pero cuando Edward comenzaba a hablar era como Alice, no paraba.

-Me hubiera gustado ver eso- dije riéndome imaginando a Emmett en esa situación, aunque no debería hacerlo ya que estaba comiendo una buena hamburguesa con queso, y no quería terminar vomitando por mis pensamientos.

Pero era tarde ya se me había quitado el hambre.

-La próxima vez te disfrazamos de chico y fingimos que eres un amigo de la escuela- él asintió como si estuviera ideando un plan- Papá no se dará cuenta.

-¿Y qué le diría a Charlie?.

-Que vas a una pijamada con Alice, ella nos cubrirá- sip, Edward ya tenía todo planeado.

-No creo que funcione- comente riéndome, los planes de Edward rara vez funcionaban, mejor era hacerlo desistir.-Odio los lunes de escuela.

Él también estaba comiendo su hamburguesa con queso por lo que espero a terminar de masticar para decir algo.

-Solo nos faltan dos clases por hoy perezosa.

-Lo dice él que llego tarde a clases hoy- me burlé picándole en las costillas antes de que le diera un nuevo mordisco a su hamburguesa, pero esta se le escapo de las manos y cayó estrepitosamente en el suelo.

Quise no reírme, pero era imposible con la cara de shock que tenía mientras miraba su hamburguesa en el suelo.

-Eres mala- me acuso al ver que yo no paraba de reír.- Si no paras de reír voy a darte para que te rías.

Yo alce una ceja tal como él me había enseñado.-¿Qué puede ser más gracioso que tu llorando por tu hamburguesa?

-Cosquillas- dijo cruzándome de brazos.

-No lo harías- le advertí mirando a los lados- Estamos en la cafetería.

-No dije que sería ahora genia- dijo satisfecho al ver que ya no me reía.

Como no quería una batalla épica de cosquillas en mi casa, decidí hacer lo más prudente.

-Oh mis diculpas señor Edward Cullen- dije agarrando mi plato con todavía mi hamburguesa a medias –Tome este ofrenda de paz en el nombre del pueblo de Swan.

-Disculpas aceptada mi bella dama- dijo agarrando mi plato.

Yo rodé los ojos ante nuestras charlas de broma.

-Puedes comer mi manzana- dijo sacando una de su mochila.

-No tengo mucha hambre después de imaginar a Emmett vomitando sus tripas- hice una mueca de asco.

-No importa- dijo y me obligo a tomar la manzana, le di un mordisco crujiente frente a su cara así no siguiera molestando.

En ese momento paso Jacob Black y me saludo sonriendo, yo alce mi mano para devolverle el saludo, realmente lo habíamos pasado bien el sábado, debería hablar más con él, decidí en ese momento.

-Bella- me llamo Edward chasqueando sus dedos frente a mí- ¿Te quedaste hipnotizada o algo?

-¿Cómo crees?

-¿Por qué saludabas a Black?- me pregunto serio.

-¿Qué ahora no puedo saludar a otras personas?- no sé porque me había enojado, pero no me gusto para nada su tono.

-Yo solo preguntaba, no es para que te alteres- se excuso levantando las manos.

-No estoy alterada.- dije mordiendo mi manzana.

-Si lo estas- dijo siguiéndome el juego mientras se aprestaba a comer mi media hamburguesa.

-No lo estoy- esta vez me reí, así de fácil se solucionaban las cosas entre nosotros.

-¡Mujeres!- dijo mirando al techo- No puedes vivir con ellas ni sin ellas.

En mi defensa hice una bolita con la servilleta y se la lance.

-Infantil- remedo una voz de un adulto y como para darle la razón le saque la lengua, él solo se rio- ¿Qué hiciste el fin de semana?

Por fin había llegado mi momento de hablar.

-Yo fui a…- las palabras no salían, ¿Por qué?

Yo no había hecho nada malo, solo había ido con Jacob al parque de diversiones, no era nada especial.

Pero… Sí había sido especial para mí, me había divertido.

Sí le decía quizás se enojaría conmigo por no haber ido primero con él, pero la verdad es que nunca se nos había ocurrido, y lo de Jacob había sido tan sorpresivo que no pude negarme.

Quizás debería ir con Edward, y luego le contaría de pasada que había ido una vez con Jacob, sí, eso era lo mejor.

-¿A dónde fuiste?- pregunto al ver que yo no decía nada.

-Fui a pescar con Charlie- conteste sin pensar.

-¿A pescar?- pregunto asombrado- No sabía que te gustaba pescar.

-A mi tampoco- conteste mas para mi misma, definitivamente yo no sabía mentir.

-¿Y?

-¿Y qué?- pregunte nerviosa.

-¿Pescaron algo?

-Ehm- no recordaba si realmente Charlie había pescado algo, quizás debería preguntarle más seguido para una mejor coartada la próxima vez, ¿Próxima vez? ¿Volvería a mentirle a Edward otra vez? ¿O volvería a salir con Jacob otra vez y luego le mentiría a Edward? Pero no había sido una “salida”, solo eramos amigos ¿Qué estaba mal conmigo?, Edward seguía mirándome como si esperara algo, ah, sí, la respuesta.- Un poco.

-Hoy estás rara.- dijo frunciendo el ceño.

-Ya te dije, odio los lunes de escuela- me excuse mientras me recostaba en mi silla, ¿A qué hora terminaba el almuerzo?

Esto estaba mal, yo no le mentía a Edward desde… desde nunca.

Éramos amigos.

¿Por qué tenía que enojarse si me había divertido un sábado con otro chico?

Esto era ridículo, lo mejor era decírselo y ya.

-En realidad el sábado fui…- y en ese momento Jacob apareció, su sonrisa parecía querer desbordar su cara.

-Chicos- nos saludo amigablemente.

¡Oh mierda!

Eso me pasa por mentirosa.

Dicen que la mentira tiene patas cortas, pues la mía era una enana, no duro ni diez minutos.

Al ver que no contestábamos, su sonrisa se apago.

Carraspeo un poco nervioso y me dio algo que hasta ahora no había visto.

Era una fotografía.

-Rachel las revelo ayer, le pedí que te hiciera una copia- mientras me la entregaba podía ver a Edward fulminándolo con la mirada.

-Gracias- me las arregle para contestar.

-La pase bien en sábado- dijo para ver si yo decía algo más, pero no podía ni conmigo misma.

El pobre parecía arder en la vergüenza, su cara estaba roja y se fue prácticamente corriendo.

Sin darme cuenta me había arrebatado la fotografía.

Podía ver como sus ojos estrujaban la imagen, en ella estábamos Jacob y yo fuera del parque de noche, los dos haciendo poses graciosas y riéndonos para la cámara.

Pero su enojo se disipo en seguida, dejando a mi lado a un Edward triste, su mirada era la de alguien herido, y era por mi culpa.

Creo.

-Supongo que pescaste a Jacob después de todo- dijo entregándome la foto, mientras se levantaba tomaba su mochila y se iba.

Me quede ahí sin saber qué hacer, ¿Deberías seguirlo?

No, él se había enojado por nada.

Yo tenía derecho a tener otros amigos.

Pero él se había enojado también por la mentira.

¡Agh! Que embrollo, me levante y decidí ir a buscarlo.

Cuando lo encontré estaba en pasillo recogiendo los libros del suelo, y una chica rubia recogía las hojas que estaban dispersas por todos lados.

En cuanto terminaron ambos reían por algo que no lograba escuchar, así que me acerque lo más rápido que pude, él corazón me palpitaba como un tambor en el pecho.

-¿Entonces quieres venir?- pregunto la chica a la que reconocí como Diana, ella estaba en mi clase de algebra y siempre estaba hablando de Edward, creo que tenía un enamoramiento con él desde que eran niños.

No sabía que le veía, sabía que era guapo, pero debería verlo por las mañanas, su cabello parecía tener vida propia, y su aliento mataría a las propias flores, para mi estaba bien, pero estoy segura que a ella no le haría gracia.

-¿A dónde? – pregunte mirando a Edward.

Ella ni siquiera me miro, seguía observando a Edward.

Ahora que lo pensaba, ella era muy molesta, a él no le gustaría estar con ella a solas, se aburriría, estaba segura.

-¿Edward?

-No le prestes atención- dijo él como si nada.- El viernes estaría bien.

-Eso es genial- dijo Diana mientras aplaudía suavemente, pero para mí parecía una foca haciendo piruetas.

Pero había entendido, ellos iba a salir el viernes.

¡Sobre mi cadáver! Pensé enojada, Edward no iría a ningún lado con la impostora de una foca.

-No puedes ir el viernes a ningún lado- le dije fríamente.

-¿Y por qué no?- pregunto enojado.

-Porque ya tenemos planes.

-¿Quién lo dice?

-Lo digo yo- grite ahora realmente furiosa.

-Wow, chicos, cálmense- dijo Diana al ver que estábamos casi pegados mirándonos como si fuéramos a golpearnos en cualquier momento, aunque yo sabía que eso no ocurriría.- Tú también puedes venir Bella.

Eso me descoloco, pero no me deje engañar, ella quería llevarse a Edward.

Pues que se buscara otro, él ya era mío, bueno, es decir, mi amigo.

Es lo mismo.

 Mi amigo, mío, mi propiedad.

Así de simple.

-No vamos a ir ningún lado- le dije a Diana y tome la mano de Edward remolcándolo lejos de ella, aunque solo pude hacerlo porque él lo permitió.

Cuando estuvimos lejos de ella y de otros ojos curiosos que ya había terminado su almuerzo se soltó bruscamente de mi mano.

-¿Cuál es tu maldito problema?

-Estabas por salir con ella- conteste como si eso lo explicara.

-Tú te fuiste con Jacob el sábado- me acusó- Yo también puedo tener otras amigas.

-¿Esto es por Jacob?- pregunte confundida, ¿Qué tenía que ver Jacob en todo esto?

El problema era la foca rubia.

-Por supuesto que no- contesto encogiéndose de hombros, en ese momento la campana sonó sobresaltándome.

Era hora de ir a clases.

-Vamos- me dijo, pero no espero mi respuesta, solo empezó a caminar sin mí.

El resto del día Edward siguió ignorándome.

Tenía ganas de llorar, hoy había sido una montaña rusa de emociones.

A esto se refieren los adultos cuando dicen que los adolescentes atravesamos una etapa llena de emociones.

Si era así, estaba jodida.

No la estaba llevando nada bien, y menos sin Edward.

Cuando llego el momento de irnos, casi suspire de alegría. En casa podría arreglar las cosas con Edward.

-Hoy Charlie volverá tarde- le dije armando un plan en mi cabeza, necesitaba que volviéramos a la normalidad, no me gustaba estar separada de él, era algo anormal para nosotros no hablar- Podemos cocinar pasta y esa salsa rara que te gusta.

Durante la última hora había reflexionado, y Edward tenía razón en estar enojado conmigo, primero le había mentido y luego había impedido que se liara con Diana, quizás le gustaban las focas rubias y yo no lo sabía.

-No sé si pueda ir- dijo acomodando la mochila en su hombro.

-¿Por qué no? Siempre vas a casa cuando Charlie no está- al ver que no contestaba, decidí optar por sus nuevos gustos.- ¡Por favor, por favor, por favor, por favor!

El no aguanto mucho así que se río- Pareces una foca.

-Ese era el objetivo- le dije riéndome aliviada, Edward estaba volviendo a mí.

-Hoy definitivamente estás loca- dijo despeinándome.

-Una carrera hasta mi casa, si pierdes lavas los platos- le dije dejándolo atrás mientras corría a toda prisa, no quería que se arrepintiera de venir.

Como era de esperarse, él me gano.

Pero eso ya lo sabía, además Edward era un caballero, nunca me dejaría lavar los platos sola.

Muertos de cansancio nos desplomamos en el sillón respirando entrecortadamente a causa de la carrera.

-La próxima vez aceptare lavar los platos sin correr- dijo levantándose del sillón.

Cuando volvió traía una jarra de agua fresca que decía a gritos “BEBANME”, por supuesto le dimos el gusto.

-¿Sabes?- dijo mirándome especulativamente- Me debes algo.

No me gustaba esa mirada, no auguraba nada bueno.

-Me mentiste- su voz era seria, pero sus ojos estaban divertidos- Voy a cobrármelo.

Y eso fue lo único que supe porque en ese momento se abalanzo sobre mí con ambas manos en mis costados haciéndome cosquillas frenéticamente.

-Para, por favor- dije riendo sin control.

-No.

Siguió así por unos interminables segundos hasta que nos caímos del sillón.

Suerte que el living era alfombrado, sino mañana parecería una dálmata por los moretones. Edward había caído encima de mí y no era nada liviano.

-Eres malo- dije como pude tratando de respirar, lo cual era difícil, riendo una última vez, descanse mi cabeza en la suave alfombra.

Edward estaba callado, lo cual era nuevo, él solo me observaba, sus ojos brillaban.

-¿Edward?

Sin previo aviso, descendió su cabeza hasta posar sus labios sobre los míos.

Fue menos de un segundo, pero podía sentir hormiguear mis labios donde él los había posado.

Nos miramos durante un minuto, o quizás una hora, no sabía ni me importaba. Quería besarlo otra vez, y Edward parecía querer lo mismo, porque me miraba intensamente.

Entonces volvió a besarme pero esta vez, duro más, nuestros movimientos eran torpes, y eso me daba una alegría intensa que no sabía cómo explicar, solo que si él igual de torpe que yo a la hora de besar, significaba que no había besado a nadie antes.

Solo a mí.

Este era el primer beso de ambos.

No quería dejarlo, pero el aire no tenía la misma idea, el muy egoísta quería entrar a mis pulmones.

Suspirando sobre su boca, me separe para tomar el aire suficiente y volver a besarlo, esta vez yo tome la iniciativa y me deje llevar por lo que quería, solo movía mis labios siguiendo los suyos.

Después de un rato, no sabíamos que decir, ya estábamos sentados en el sillón como si nada hubiera pasado, pero sí que había pasado algo.

¡Nos habíamos besado!

¿Era normal?

Nosotros solo éramos amigos.

-Creo que tenemos que hablar- dijo rompiendo el silencio, se giro para mirarme de frente, él tomo mi mano.

Y entonces hizo la pregunta menos pensada, al menos de mi parte.

-¿Te gusta Jacob?- eso no es algo que se le pregunte a una chica cuando acabas de besarla, quizás estaba arrepentido.

-¿Te gusta Diana?- le pregunte apretando su mano.

-No has contestado mi pregunta- dijo serio.

-Ni tú la mía- dije soltándome de su agarre- ¿Te arrepientes de besarme?

-No, claro que no, pero nosotros somos amigos y…- le corte con un gesto de mi mano.

-Bien, no volverá a pasar, los amigos no se besan- dije, sentía otra vez esa opresión en el pecho, ¿por qué?

-Lo que yo quiero decir es que pronto empezaremos a salir con otras personas…

-Ya entendí, no más besos, no hay nada más que hablar, puedes salir con Diana, fin de la discusión.

-Hoy fue la primera vez que hable con ella- dijo exasperado.

-¿Y aun así quieres salir con ella?- le pregunte dudosa de su cordura- Es un poco pronto.

-Estaba hablando de ti- dijo acunando mi cara entre sus manos, él realmente se movió muy rápido.- Quiero decir, sobre salir y eso.

-Yo no voy a salir con Jacob- le dije confundida, aunque pensándolo bien, lo había pasado muy bien con él- Bueno, todavía no, a Charlie le daría un infarto.

Intente bromear, pero de pronto pareció como si mi rostro le quemara, porque me soltó instantáneamente.

-Entonces si te gusta- dijo en voz baja, pero luego alzo la mirada ideando un plan, ya lo sabía porque lo conocía desde pequeño, mentalmente empecé a prepararme para su nueva locura.

-Deberíamos practicar los besos- dijo encogiéndose de hombros- Ya sabes, cuando tengamos parejas sería muy vergonzoso no saber besar.

Definitivamente una locura.

¿Algo andaba mal en esa cabecita?

Y también en la mía, porque lo estaba considerando, es más era una buena idea, pero no por el “aprendizaje” sino porque yo quería besar a Edward. Punto. Y si debía “practicar” con él para conseguirlo, lo haría.

Pero no quería perder su amistad, Él era todo para mí, nadie lo reemplazaría, y sabía que si lo nuestro pasaba a mayores, nuestra amistad se vería implicada.

-Prometes que siempre seremos amigos, pase lo que pase- le dije antes de pensar más tiempo.

Otra vez su mirada lucía herida, pero esta vez no supe porque.

-Sí, pase lo que pase- me respondió, y eso me hizo feliz.

Edward siempre estaría para mí, y viceversa.

-Deberíamos sellar el trato- dije acercándome a él, lo que lo hizo sonreír pero aun lucía triste, y sin perder tiempo, unió nuevamente sus labios con los míos.

Fin del Flas back

La regla de toda vida, es recordar el inicio cuando algo termina.

Ese primer beso desencadeno diez años de una relación de “amigos con derecho”. Aunque para nosotros, ese término siempre había sido un poco vulgar, y más si éramos exclusivos y no salíamos con nadie.

Siempre nos llamamos a nosotros mismos, los mejores amigos, y era verdad, confiábamos y nos apoyábamos mutuamente.

Siempre.

En algún momento perdimos el camino de la verdadera amistad.

Y era hora de retomarlo, no importaba cuanto doliera el proceso.

o-o-o-o-o-o-o

Era muy temprano cuando Alice me despertó, pero por mi estaba bien, ya había dormido lo suficiente, parecía una osa en hibernación.

-Buenos días- les dije a ambas.

Rosalie parecía insegura, pero aun así me pregunto- ¿Cómo estás?

-He tenido días mejores- quise quitarle el hierro al asunto, pero no fue posible.- Tranquilas, no voy a volver a llorar ni a lamentarme.

-Estas en todo tu derecho, en serio- dijo Alice.

-Bueno, siendo así- dije tomando una larga respiración- Duele como la misma mierda saber que después de todo Edward no me corresponde.

Rosalie apretó los labios para callarse algún improperio, y Alice estaba alicaída.

-Bella, realmente no quería que esto terminará así, lo siento, lo siento tanto- casi susurraba- Me creí demasiado lo de ver el futuro, y ahora tu y Edward ya no están juntos.

Esa afirmación fue horrible, pero más pasable, quien diría que después de un día de llanto y de dormir como si no hubiera mañana, ayudaría a cerrar  un poquito la herida en mi corazón.

-Tú no tienes la culpa de que Edward no me ame- quise consolarla, pero no tenía mucho amor para dar en estos momentos.

-Yo también te debo una disculpa, te incite a que vinieras a esta estúpida ciudad solo para que un ciego, idiota cara de nada te rompiera el corazón- y así era mi amiga, ella no podía decir algo serio sin soltar maldiciones.- Lo siento.

-Yo también lo siento- les dije sorprendiéndolas- Alice, Edward es tu hermano, y es tú amigo Rosalie, todas deberíamos estar felices por su… boda, pero mírennos, somos tan egoístas que no podemos celebrarlo con él por encapricharnos en hacerlo cambiar de opinión.

Nadie sabía que Edward se casaba por otras razones ajenas al amor, así que la boda debería ser una alegría en la familia Cullen mas allá de sus disputas con la familia Denali, y gracias a mí, todo estaba al revés.

Su familia estaba de mi lado, cuando deberían estar apoyando a su hijo, ¿Quién era yo para poner a du familia en su contra?

De pronto recordé su llamada antes de que esta bola de nieve se iniciara y amenazara con destruirnos a todos mientras rodábamos cuesta abajo.

Flash Back

-Por favor Bella, te necesito aquí conmigo, que sostengas mi mano y digas ¡Tu puedes hacerlo Edward!- me pidió con  voz avergonzada.

-Estoy asustado- susurró casi imperceptiblemente- Te necesito aquí.

Sus palabras me desarmaron, el me necesitaba, y estaba asustado.

-Está bien- conteste con pesar.

Fin del Flash Back

Era una mala amiga, siempre le obligue a prometer que seríamos amigos por siempre, pero siempre era yo la que terminaba arruinándolo, era hora de resarcir el daño.

Edward no se casaba por amor, pero se casaba, ¿no deberíamos apoyarlo?, o por lo menos yo que sabía la verdad y sabía que lo hacía por algo de lo que no se podía zafar.

-Deberíamos apoyarlo- dije manifestando mis pensamientos.

-¿Te volviste loca?- pregunto Rosalie mirándome asustada- Cariño, yo se que fue duro, pero no estarás hablando en serio, ¿Verdad?

Es hora de cerrar el capítulo “Amo a Edward” de mi vida, y abrir de nuevo el de  “Edward es mi mejor amigo”.

-Bella- dijo Alice mordiéndose los labios, parecía que quería llorar- ¿Vas a rendirte?

-No hay pelea que luchar cuando solo hay un contrincante, y esa soy yo, Edward no tiene sentimientos por mí, solo amistad- puff, ¿Quién dijo que ser madura no dolía?

Era mentira, dolía y mucho.

Alice se abalanzo sobre mí y me abrazo fuertemente -¿Entonces ya no seremos cuñadas?

-Quizás Rose me preste a su osito machote los fines de semana- le dije guiñándole un ojo a la rubia.

-Solo los miércoles, odia los miércoles de bicicleta- dijo sumándose al abrazo.

Y en ese abrazo grupal solté mi última lágrima por Edward, era el momento de decir adiós.

Un toque en la puerta nos hizo separarnos, Alice no hacía nada para ocultar sus lágrimas, al contrario de Rosalie, que miro hacia otro lado limpiando sus ojos, aunque no podía evitar que viéramos que también estaban rojos.

Éramos unas lloronas, o quizás yo hacía llorar a cualquiera, incluso Edward lloro ayer, pero no supe porque.

No quise darle más vueltas a ese asunto. Solo sacaría conclusiones que este momento me harían más mal que bien.

-¿Podemos entrar?- la voz de Emmett se oyó a través de la puerta- Tenemos una sorpresa.

-Pasen- les dije una vez me aseguré que Alice ya no tenía la cara húmeda.

-Miren lo que trajimos- dijo Emmett muy sonriente al igual que Jasper, los dos empujaban unos carritos de desayuno.

-Desayuno en la cama- dijo Jasper por si las dudas no se entendía su intención.

Estaba más que sorprendida, solo a ellos se les ocurrían estas cosas.

-Chicos, ustedes son los mejores- les dije y era la verdad, era obvio que estaban preocupados, y podía adivinar que se sentían culpables de la situación.

-Trajimos de todo- dijo Emmett atropelladamente- Café, leche, té, o si quieres jugo.

-Está bien- contesté tratando de detener su monologo.

-Y también, gelatinas, incluso traje pudin de chocolate, si quieres algo más, voy a buscarlo.

-Ey grandote, está bien, con eso nos basta y nos sobra, ¿verdad chicas?- les pregunte a mis amigas, Rose sonreía con ternura a Emmett mientras que Alice ya estaba más calmada, es más, estaba abrazada a Jasper, realmente cuando estaban en su burbuja, no había quien los sacara.

-Esa cosa que se dice llamar mi hermano no te merece Bella, no estés triste, te conseguiremos alguien mejor.- dijo otra vez antes de que le dijera algo más.

Realmente estaba todo mal, si Emmett estaba tan enojado con Edward, él siempre hacía sido su ídolo, y ahora solo podría reconocer la furia en todo su ser, no parecía más el osito cariñosito de siempre, sino un oso gris y enojado.

-Emmett, él es tu hermano- dije escogiendo mis palabras- No deberías estar tan enojado con él por mí.

-Le dijiste que lo amabas y aun así va a casarse- dijo exasperado, bueno, las noticias corren rápido.

¿Quién mas lo sabría a esta altura? ¿Victoria? Seguro debe estar saltando de alegría.

-Emmett – dijeron tres voces a la vez.

-Soy un idiota- dijo alicaído, pero luego la preocupación cruzo por sus ojos observándome cuidadosamente- ¿Quieres chocolate? Cualquier cosa, pero no llores, el no lo merece.

-No voy a llorar- esta vez sí que había asustado a mis amigos.

-¿Segura?- pregunto y al ver que yo le sonreía, él se relajo- Esta noche con Jasper podemos tomar el turno de pañuelos gigantes, ¿Verdad Jazz?

-Claro, uno no es hombre hasta que no lo usan de pañuelo- dijo guiñándome un ojo.

-Lo tomaré en cuenta- rodé mis ojos ante sus ocurrencias, por suerte el ambiente se había distendido- Bueno, a desayunar se ha dicho.

Después de comer y comer como si no hubiera otro día, me sentí mucho mejor.

La cama había quedado hecha un desastre con manchas por todos lados de lo que habíamos desayunado.

-Y esto no es todo, con Jazz hemos organizado otra sorpresa- dijo Emmett, parecía que se había tomado muy a pecho mi recuperación, porque era el más emocionado de todos.

-Quizás a Bella le apetezca descansar un poco más- dijo Jasper mirándolo serio, a lo que recibió un codazo de Emmett- Que quede constado que yo no soy participe.

-Cobarde- Emmett volvió a codearlo.

-¿Qué es?- pregunto Alice que parecía contagiarse de la emoción de su gemelo.

-Vamos a ir a la playa- anuncio con un gran grito.

-Creo que quede sorda- dije riéndome.- Pero no entiendo por qué dices que es una mala idea Jasper.

-Por que…- Emmett cubrió su boca antes de que dijera algo más.

-No seas aguafiestas,  el resto es una sorpresa.- le dijo casi amenazadoramente.

-Suelta a Jazz- se quejo Alice golpeando a su hermano.

-¿Qué puede salir mal en la playa?- les dije a todo, y ahora que lo pensaba, necesitaba aire, si seguí encerrada me asfixiaría- Creo que merecemos un poco de vacaciones en medio de todo este enredo.

o-o-o-o-o-o-o

¿Qué puede salir mal?

Todo.

Todo puede salir mal cuando uno de los invitados a ir a la playa es James.

-Yo no voy a ir a ningún lado con él- dije apenas lo vi en el lobby del hotel.

-¿En que estabas pensando?- le gruño Rosalie a Emmett.

-En Bella- dijo el oso cruzándose de brazos- Un clavo saca a otro clavo.

-¿Qué no había otro clavo?- pregunto Alice, aunque podía ver que la idea no le desagradaba tanto.

-Jacob está casado, Peter tiene problemas con Lotería.- explico Emmett enumerando con sus dedos los posibles “clavos”.

-Loti- le corregí aunque estaba centrada en James, que no se había acercado aunque ya nos había visto.

No quería estar cerca de él.

Victoria engañaba a Edward con James, ¿Cómo podía siquiera estar en su presencia?

-El caso, es que estamos escasos de clavos en Nueva York, no se me ocurrió nadie más- se disculpo- Además, antes de que el idiota lo arruinara todo, éramos amigos, todos estábamos bien sin Edward, podemos volver a estarlo.

En eso tenía razón, James había sido parte de nuestro grupo por los dos años que Edward estuvo ausente.

-Bien- acepte finalmente.

o-o-o-o-o-o-o

El viaje hasta las playas de Brooklyn fue un poco largo, menos mal que habíamos tomado un desayuno fuerte.

Nos habíamos dividió en dos grupos, las chicas en un auto, y los chicos en una camioneta conducida por James que era el que conocía las playas, nosotros éramos nada menos que turistas.

Mientras íbamos en el auto decidí preguntarle a Alice por las invitaciones falsas, después de todo aun tenía mis dudas.

Además de que gracias a eso, las cosas habían terminado realmente mal.

-Por supuesto que fui yo- dijo riendo desde el asiento trasero, yo iba de copiloto de Rosalie, supongo que eran privilegios por haber sido botada hace menos de dos días.- Me hubiera gustado ver la cara de la bruja pelirroja cuando vio las invitaciones.

-Yo también- dije siendo sincera, seguro su cabello había ardido de pura rabia.

-¿No era que estabas a favor de esas babosadas de Edward y Victoria felices por siempre?- pregunto Rosalie.

-Dije que debíamos apoyar a Edward, no a Victoria, ella es una perra.

Ambas asintieron dándome la razón, y las ame más por eso.

-¿Cómo hiciste que mi nombre figurará en las invitaciones?

-Oh bueno, el dinero compra a cualquiera, eso y el rencor- dijo con voz misteriosa, al ver que no le seguíamos la corriente,  continuo- Le pague a Maggie, la que archiva las invitaciones en el Plaza.

-¿Ella no tendrá problemas? – pregunte preocupada.

-No- dijo quitándole importancia- Se aseguro de que pareciera que el error fuera de María, ya ves, no soy la única que la odia.

-Nunca me gusto María- dijo Rose que escuchaba atentamente pero sin distraerse del camino siguiendo la camioneta de los chicos- Era una zorra bebe cuando estaba con Jasper, no sé que le veía realmente.

-Ni yo- contesto Alice- pero allá los hombres y sus gustos raros.

-Estás hablando así de tu marido- le avise riéndome.

-¿Y no te parece que soy un gusto exótico?- pregunto haciéndonos reír a carcajadas.

El resto del viaje fue así de relajado.

No me había dado cuenta cuanto extrañaba un momento de distención, y es que desde que había llegado, fueron una cosa tras otra.

Incluso ahora que llegáramos a la playa, esperaba que las cosas con James no fueran incomodas.

Y como Dios es piadoso, el día no fue nada incomodo.

James fingió que no pasaba nada, no es que eso estuviera bien pero…

No importa.

Fue solo un día de playa, no tan caluroso como debería ser, pero que más se podía pedir si estábamos en otoño.

Aun así, las cosas funcionaban bien entre nosotros.

Solo siendo seis amigos, que jugaban por parejas. Y como era de esperar James era mi pareja en todo, desde voleibol playero hasta pelea de parejas en el agua.

A su favor, debo decir que no hizo ninguna referencia a la inminente boda, ni a brujas pelirrojas o novios engañados.

Nada.

Era un burbuja que nos aislaba, pero que a la vez, esperaba que sirviera para que todos respirásemos, para que Alice dejara de estará tan triste, Rosalie y Jasper con esa aura de culpabilidad y Emmett dejara su estado de oso gris gruñón con ganas de devorar hermanos mayores.

¿Y yo?

Yo solo esperaba sanar pronto para boda y poder ser la amiga que Edward necesitaba, es más ser su dama de honor sin replicas esta vez.

Solo siendo Bella, su amiga.

Era gracioso pensar que eso mismo nos habíamos propuesto antes de que todo nos explotara en la cara, pero en el fondo yo sabía que íbamos a caer tarde o temprano.

Ahora no.

Sería fiel a lo que había decidió e iría con una sonrisa a la boda de mi mejor amigo.

o-o-o-o-o-o-o

Él día paso volando, casi sin darme cuenta.

Los chicos estaban guardando las cosas que habíamos traído, aún me preguntaba de donde habían sacado tantas cosas playeras.

Con Emmett a cargo, la respuesta podía ser inesperada, así que no pregunte.

Apoyándome en una de las barandillas, observe como el sol se escondía en el horizonte.

-Fue un buen día, ¿no?- pregunto una voz a mi espalda, pero no me di vuelta, sabía que era James.

-Compite con otro de mis días en Nueva York, pero sí, hoy fue un día genial- el otro día había sido cuando llegue y con Edward habíamos fingido tener un día “como antes”, que tonta había sido, debería haber aclarado las cosas en ese momento.

Aun así ese recuerdo quedaría en mi memoria, esa sería nuestra despedida, no su boda, ni ayer que nos habíamos lastimado sin saberlo.

James puso un brazo sobre mis hombros.

-James- me queje queriendo sacar su brazo, él lo hizo, y se apoyo también en la barandilla a mi lado en silencio.

-A partir de mañana faltara menos de una semana para la boda- dijo.

-Lo sé- por más que la rendición había sido a nivel corazón y razón, todo mi ser estaba pendiente de los días que faltaban.

-¿Amas a Edward?

-Si- no tenía por qué mentirle, no era apropiado que desperdigara mis sentimientos por ahí, pero sentí una confianza rara en él.

-Yo también amo a Victoria- me confeso, y fue como si ya lo supiera.

Nos quedamos en silencio otra vez.

-¿Tú crees que realmente lleguen a casarse?- pregunto ladeando su rostro para mirarme.

Me tome mi tiempo para pensar, para que mi boca dijera lo que realmente pensaba.

-Sí.

-Yo también pienso lo mismo- dijo volviendo a fijar su vista en la playa.- Somos como una novela trágica, los dos suspirando por personas que no nos ven.

-Y aun así los dos dejaremos que ellos se casen- le dije por mí, y esperando su respuesta.

-Para eso están los amigos, ¿no?- dijo irónicamente- Siempre ocuparemos un segundo lugar para ellos.

-Hasta que encontremos nuestro lugar con las personas indicadas- le respondí, hoy me sentía filosófica, quizás era la calma que venía después de una tormenta.

-Ya no hay una oportunidad para nosotros, ¿verdad?

-No desde que supe que estabas del lado malvado.- conteste esbozando una sonrisa.

-Desde el punto de vista de Victoria, tú eres el lado malvado.

No sé porque, pero la idea me hizo gracia así que me reí, y luego vino una carcajada, quizás estaba loca, pero ¡Qué diablos!

Qué bien se  sentía reírse.

Cuando termine mi risa, me di cuenta que James también reía.

Quizás él era el que mejor me comprendía, después de todo, también estaba resignado a que su amor se casara con el mío.

-Par de locos, es hora de regresar- grito Emmett llamándonos.

-Hora de volver a la realidad- le dije a James, aunque era más para mí misma.

o-o-o-o-o-o

El viaje fue despacio, teniendo en cuenta que ya era tarde, y esta vez conducían Jasper y Emmett.

Emmett, James y Rosalie iban en la camioneta guiándonos, mientras que en el auto que manejaba Jasper,  Alice iba de copiloto, y yo en el asiento trasero.

Por mi estaba bien, había sido un día agotador.

Quería dormir, pero me obligue a mantenerme despierta para hacerles compañía a Jasper y a Alice.

En cuanto llegamos a nuestro hotel, Jasper estaciono pero James no apago el motor de la camioneta, ni se bajo, solo nos despidió con la ventanilla abierta.

-Cuando quieran repetimos, y si no, nos vemos en la boda- dijo haciendo un saludo militar con  la mano, y tal como sospechaba, todos los artículos playeros no nos pertenecían, sino a alguien más, ya que se fueron en la camioneta junto con James.

-Que cansancio- gimió Rosalie.

-Ven monita, yo te llevo- dijo Emmett haciendo que Rose se colgara a su espalda.

Ellos fueron los primeros en desaparecer por el ascensor.

-Están locos- se rio Jasper.

-Definición de “No te cargaré Alice”- dijo Alice remedando la voz de Jasper.

Antes de que él le replicara, la recepcionista nos detuvo.

-Señorita Swan, dejaron un recado para usted.- dijo entregando un sobre.

Abrí el sobre tomándome todo el tiempo del mundo. Adentro solo había un pequeño papel que decía:

Isabella, me gustaría que nos reuniéramos mañana a desayunar en la cafetería de tu hotel, tenemos mucho de qué hablar, después de todo eres mi dama de honor principal.

Saludos.

Victoria.

¡Hola realidad! Dije internamente.

 


Hola a todas!

¿Cómo han estado?

¿Qué tal les pareció el capitulo? ¿Era lo que esperaban?

Francamente, a mi gusto, ya se, soy la que lo escribe, pero me gusto xD

¿Pueden creer que falta una semana para la boda de Edward y Victoria? lol

Espero sus reviews si les gusto el capitulo, y si no les gusto, también espero sus reviews ;D

Ah y sepan disculpar los errores, mi beta y yo estamos atascadas de exámenes, así que…

Ah y otra cosa más, para las que todavía no se unieron al grupo Cary0605 . fics en facebook, las espero en https : / / www . facebook . com / groups / 498971040191241 / 557911370963874 / ? notif _ t = group _ comment (Todo sin espacios)

Eso es todo por hoy, espero sus comentarios ;)

Saludos

Cary0605

Capítulo 12: ROMPIENDO EL COMPROMISO Capítulo 14: ESPERANZA, AMISTAD, PASIÓN Y FELICIDAD

 
14445490 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios