LA BODA DE MI MEJOR AMIGO (+18)

Autor: cary0605
Género: Romance
Fecha Creación: 05/04/2013
Fecha Actualización: 23/03/2014
Finalizado: NO
Votos: 32
Comentarios: 40
Visitas: 51388
Capítulos: 18

Edward y Bella han sido amigos desde hace años y prometieron casarse cuando ella cumpliera 25 años. Ellos se han distanciado por dos años y falta un mes para que se cumpla esa promesa, pero de repente Edward esta a dos semanas de casarse con Victoria. Con la ayuda de los chicos Bella planeará como detener la boda de su mejor amigo. ¿Logrará frenarla?

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Capítulo 4: COMO ANTES

Aviso: Los personajes de esta historia no me pertenecen, son propiedad de Stephenie Meyer. Si eres menor de edad lees bajo tu responsabilidad, este fic puede contener lenguaje y situaciones adultas, ya saben, la que avisa no traiciona.


Capitulo 2: "Como antes"

-¿Por qué no eres romántico como él?- una voz femenina y chillona nos interrumpió.

-Ese tipo es un cursi- le contesto otra voz, esta vez era un chico. –Yo no.

A regañadientes me separé un poco de Edward para fulminarlos con la mirada.

-Están en un aeropuerto, todos los están mirando- se rio la chica contestando a mi mirada para agarrar a su novio y seguir caminando.

Si existiera un color más profundo que el rojo furioso que lucía en estos momentos, de seguro llevaría mi nombre.

-¿En qué estábamos?- me susurró Edward muy cerca, sus manos aun acunaban mi rostro.

Me aclare la garganta, y de paso mis pensamientos, debía volver a la realidad, una realidad donde Edward estaba por casarse con Victoria, y donde debía demostrarle que lo nuestro era más que una amistad.

-¿Qué haces?- protesto viendo que desenvolvía mis brazos de su cuello.

-Vuelvo a la realidad.

-¡Oh! – Me dio mi sonrisa favorita –Mis besos aún te deslumbran.

-Tan fanfarrón como siempre- me carcajee.

-Así me quieres, no te quejes- se excuso sonriendo también.

-Fanfarrón- repetí.

-Pero no me interrumpas, te estaba saludando- dijo volviendo a tomar mi rostro- He pasado tanto tiempo.

-Estas no son formas de saludar a una amiga en un aeropuerto- contesté ahora si separándome haciendo énfasis en la palabra 'amiga', le di la espalda buscando mi maleta con la mirada que quedo atrás por mi loca carrera

-Hmmm- refunfuño él- Siempre ha sido así, ¿Por qué debería de cambiar ahora?

Gire mi cabeza inmediatamente. ¿Estaba bromeando, verdad? ¿Verdad? El estaba a punto de casarse, y me besaba diciendo que todo estaba bien. Definitivamente esto me iba a costar más de lo planeado.

-Edward estas a punto de casarte- dije lentamente, aun era difícil ordenar las palabras de ese modo.

-¿Y?- juro que me seguía mirando sin entender.

-Las cosas han cambiado entre nosotros- ¿Es que acaso no lo entendía? No debía enojarme, después de todo, en eso se basaba mi plan, abrirle los ojos.

-Ah ya entiendo- me contesto incomodo pero con una mirada de reproche- Estas saliendo con James, ¿no es así?

Y me perdí… En ese momento me perdí… ¿Qué tenía que ver James en este asunto? Me quede muda de la impresión.

-Por eso no quieres besarme- volvió a la carga- Y por eso el estaba en tu departamento esa noche.

Era impresionante como las cosas tenían sentido en sus pensamientos retorcidamente incorrectos.

-Edward no estoy saliendo ni con James ni con nadie- le aclaré antes de que siguiera achacándome más cosas.

-¿Y entonces?- su cara de desconcierto era tan tierna, pero igual quería golpearlo.

-A Victoria no le gustaría que su novio este besuqueando a otra- le conteste ya de mal humor.

-Oh es por… Victoria- susurró.

-No quiero interrumpirlos, pero esta es su maleta señorita- dijo un policía entregándome mi maleta, mirando mal a Edward. Nuestro espectáculo había pasado de ser una escena romántica de novios, a un drama donde la novia en realidad era una amiga, y la novia era otra.

-Gracias oficial-dijo Edward haciéndose notar, con una mano me quito la maleta, y con a otra agarro mi mano haciéndome girar para emprender nuestra marcha a la salida.

-Gracias- también le dije al oficial, sin saberlo había evitado una inminente discusión, que tarde o temprano libraríamos, prefería que sea más tarde, no ahora donde muy en el fondo, eso sí, muuuuy en el fondo… había disfrutado su bienvenida.

-En realidad te extrañe- me dijo apretando mi mano, mientras caminábamos hacia el estacionamiento.

-Yo también- le dije devolviéndole el apretón y observándole, si pudiera, estaría todo el día memorizando nuevamente su rostro que por dos años había permanecido lejos de mi vista

-Te presento a mi bebe neoyorquino- dijo de repente soltándome, mi mano picaba, quería tocarlo otra vez.

-¿Quién?- lo mire extrañada, pero siguiendo la dirección donde su mano apuntaba- ¡Wow!

El auto aparcado era de un negro reluciente, sino me equivocaba era un Mercedes, pero hasta ahí llegaba mi conocimientos en autos.

-Es un Mercedes CK65 Carlsson Aigner-se rio sabiendo de mi pobre conocimientos en autos, guardo mi valija en el maletero y abrió la puerta para mí- Adelante mi bella dama.

-¿Vas a seguir llamándome así?- le pregunte con un falso enojo. –James siempre esta diciéndome lo m…

No termine mi frase al escuchar un gruñido ronco de fastidio que se mezclaba con el sonido del acelerador, había olvidado la predilección de mi amigo por las altas velocidades.

-¿Vas a seguir negando que tienes algo con 'ese'?

-Ya te dije que no- volvía el enojo a mi voz- ¿Y cuál sería el problema si estoy con él?

-Tú eres mía Isabella Swan, ¿Te quedo claro?- dijo mirándome fijamente un instante, el verde de sus ojos eran devastadores, parecían derretirse convirtiéndose en un verde liquido que invitaban a zambullirme en ellos. Quise gritarle que sí, yo era suya, no podía negarlo, pero esta vez pediría algo cambio.

-¿Tu eres mío entonces?- le pregunte recuperándome, debía ser firme en esto, su interior debía ir cambiando poco a poco hasta entender que yo era la persona correcta para él.

-Por supuesto- me sonrió mirándome una vez más- No importa lo que pase, siempre te perteneceré, recuérdalo.

Si mi corazón pudiera componer una canción propia con mis latidos arrítmicos, ya tendría varias composiciones completas, sus palabras me llenaban de esperanzas, esto sería fácil como dijo Rosalie, solo debía esforzarme en tocar los puntos correctos, pero mi mente y boca iban por lados diferentes.

-¿Y porque te casas con Victoria?- le solté sin pensarlo.

Su rostro se ensombreció inmediatamente, quise retirar mis palabras, ¿es que acaso no había escuchado una y mil veces los consejos de Alice?

Flash Back

-Presta atención, esto es lo que vas a hacer…- me dijo Alice mirándome fijamente al igual que Rosalie.

-No debes presionarlo, ni reclamos, ni peleas.

-¿Por qué no?- quise saber, no es que disfrutara de pelearme con Edward, pero quería respuestas, y no había manera de conseguirlas sin un poco de gritos.

-Porque Edward es un testarudo, se cerrara en si mismo si lo cuestionas desde el primer momento- me contesto Jasper como si fuera obvio.

-Pero eso quiero- discutí.

-No señorita, mantendrás la calma- Emmett también se metió, y que él quisiera que yo mantuviera la calma era casi cómico, el siempre andaba peleando- Tienes que ir de a poco, no puedes cambiar años de ceguera en un solo instante.

-Pero debo darme prisa, no puedo permitir que la boda siga su curso- casi lloriquee.

-Todo saldrá bien si te tomas tu tiempo, Edward te ama, solo que él no lo sabe, ayúdalo a que lo descubra.

-Con paciencia- aporto Jasper.

-¿Y si no me alcanza el tiempo?- eso me aterrorizaba, las esperanzas se habían arraigado en mi corazón, y esas mismas serían las que acabarían conmigo si perdía a Edward.

-Tienes tiempo suficiente, después de todo, Edward es un hombre, debes volverlo loco- Rosalie me guiño el ojo, pero yo no la entendía- No te ha visto en dos años, estará impaciente por retomar su amistad especial.

-Y yo también- le dije haciendo reír a los demás. ¿Y ahora de que me perdí?

-Ya nos dimos cuenta- volvió a reírse Rosalie- Solo asegúrate de que olfatee el buque, pero que no pruebe el vino.

-Ah ya- capte la indirecta enrojeciéndome, con razón se habían reído de mi respuesta anterior.

-Entonces ¿Has entendido lo que vas a hacer?- Alice me miraba esperando mi respuesta como si fuera algo crucial, yo solo rodé los ojos.

-No reclamos, ni peleas, tengo que tener paciencia, pero nada de acostarme con él, ¿contentos?

-Te falto lo más importante- dijo Jasper- Tu plan de ataque debe basarse en eso mismo, atacar! Han sido amigos por años, tienes suficiente material para abrirle los ojos.

-Ah sí- conteste sin saber a qué rayos se refería.

-Conoces sus gustos- respondió suspirando.

-Exacto, sabes lo que le gusta- dijo Emmett meneando las cejas, y por sus sonrisa supe que se trataba de algo pervertido.

-No me refería a eso- dijo Jasper exasperado- Aunque no esta demás que lo sepas- termino diciendo para si mismo

-¡Hombres! Solo piensan con la cabeza de abajo- refunfuño Alice- Lo que mi Jazz quería decirte es que tienes recuerdos, conoces que quiere, que hace, lo que le gusta y disgusta, sabes más cosas de él, que victoria.

-Okey- conteste mirándolos, francamente, no sabía si hacerles caso, pero algunas ideas me servirían.

Fin del Flash Back

-Lo de Victoria es diferente- dijo de mal humor mirando fijamente hacia adelante, las calles de Nueva York estaban a reventar, y era toda una maniobra conducir a la velocidad que Edward lo hacía.

Sus palabras desinflaron levemente mis esperanzas… ¡Claro! Victoria era diferente, por eso se casaba con ella. Esa respuesta me hacía dudar. ¿Edward realmente me amaría como tanto repetían mis amigos?

-¿Diferente?- Me anime a pregunta en un susurró.

-No quiero hablar de ella- dijo con voz neutra, carente de sentimiento- ¡Es más, hoy olvidémonos de ella! ¿Quieres?

Su sonrisa era contagiosa, había pasado de un tono lúgubre a una gran sonrisa. Edward era bipolar. Pasaba de una emoción a otra mareándome.

-¿Cómo vamos a olvidarnos de ella? Vas a casarte en menos de dos semanas -casi grite girando mi cabeza para observar que ya no estábamos andando.

El coche se había detenido en un estacionamiento, con unos cuantos autos alrededor ¿A qué hora habíamos entrado? Es más, hasta había olvidado de decirle donde me alojaría. Alice había hecho reservaciones para ellos y para mí, así no estaría sola en todo este enredo.

Edward ignoro mi desconcierto y volvió a tomar mi rostro entre sus manos, me beso rápido antes de que protestara. ¡Carajo Bella! ¿Dónde está tu fuerza de voluntad? Ese siempre había sido mi problema, desde nuestro primer beso, nunca había sido capaz de resistirme a sus labios, tan dulces y apasionados al deslizarse sobre los míos. Antes de que pudiera responderle como hubiera querido, me soltó.

- Hoy olvidémonos de ella, ¿sí?- me pidió mirándome fijamente, otra vez perdiéndome en ese mar verde. ¿Qué era lo que me pedía- Hoy solo seremos tu y yo.

-Pero…- quise protestar, no era nada sencillo pretender que solo existíamos nosotros dos.

-Solos tu y yo, como antes, ¿por favor?- sus labios hicieron un puchero adorable, que combinados con esos ojos que me fascinaban, formaban un arma letal ¡Maldito tramposo! Sabía que no podía negarle nada cuando hacía eso, aunque era algo que compartíamos, yo disponía de la misma arma.

Pero también algo en su petición me había llamado la atención, ese 'como antes' sonaba a gloria, un antes donde éramos felices, sin terceros entre nosotros. Realmente necesitaba olvidarme de su relación con Victoria si quería recuperarlo, básicamente, yo era la tercera en discordia no ella. ¡No! Yo estaba primero cuando Victoria llego y se lo llevó. Edward dijo que era mío, así que iba a pelear por él. Bien dice el dicho, en la guerra y en el amor todo se vale, los chicos habían dicho que en eso se basaba mi plan de ataque, en el antes. Y antes Victoria no existía, ¿no? ¡Perfecto!

-Solos tú y yo- le dije y le di un beso casto rápido, él había dicho como antes, entonces sería como antes.

-Gracias- respondió y esta vez si me beso como dios manda, o mejor dicho, como nosotros queríamos. Sus labios se movían insistentes sobre los míos, su lengua perfilaba mi labio inferior pidiendo un permiso que sabía que yo le daría, en el instante en que abrí un poco mi boca, su sabor me inundo como un rio que desborda sus límites, mis manos no se quedaron quietas, se desordenaron aun más su broncíneo cabello que de por sí ya era desordenado. Nuestras lenguas se enfrascaban en una batalla sin fin, pero esta vez quería ganar yo, puse más entusiasmo en este beso, pero él no se quedo atrás, su boca era implacable cuando se trataba de mí, y no se detendría hasta dominarme.

Lastimosamente el aire empezó a faltarnos, ¿Quién necesitaba aire para vivir cuando se tenía a un Edward que insistía en besarte a cada momento? Al parecer todo ser humano y para mi fastidio, yo era humana. Le mordí juguetonamente su labio inferior, para terminar el beso, y como siempre Edward no quiso quedarse atrás y también mordió el mío. Nos separamos entre risas y respiraciones ahogadas.

-Wow- dije una vez alcance el aire suficiente para hilvanar letras y decir algo.

-Eso es quedarse corto- respondió el más repuesto que yo. ¡Eso no era justo! –Sabía que me extrañabas más de lo que decías.

-Creído- le dije con el ceño fruncido, no solo yo había perdido los papeles en ese beso.

-No te bajes- dijo y beso mi frente, más específicamente en mi ceño que ya no estaba fruncido, se bajo y camino rápidamente para abrir mi puerta, quise rodar lo ojos.

-¿Me acompaña mi bella dama?- estiro su mano para que la tomará, su mirada quería decirme algo, como si pidiera una contestación exacta, yo sabía que quería oír, anteriormente la había cagado metiendo a James en algo que para nosotros era una tradición. Era un poco vergonzoso en la secundaria. Pero era algo nuestro. Esta vez lo haría bien.

-Claro mi apuesto caballero- le conteste tomando su mano. Su sonrisa era capaz de volver a desconcentrarme y eso no era bueno, no cuando no sabía dónde estaba, ese pensamiento me hizo preocuparme ¿Dónde estábamos?

-Sabía que lo recordarías- me llevo hasta la parte trasera del auto, poco dispuesto a soltarme, abrió y saco mi maleta con una sola mano, quizás era un superhéroe y yo no lo sabía ¿Cómo hacía para tener esa fuerza?

-A propósito, ¿Dónde estamos?- le dije al ver que no planeaba ni siquiera mencionar donde nos dirigíamos, cruzamos una puerta y ante mí se abrió un lobby bastante elegante, que tenía otra puerta que daba hacia el exterior donde podía ver a las personas caminar y al otro lado dos ascensores. Nosotros subimos al que estaba abierto.

-En mi departamento- dijo rodando los ojos, había presionado el botón nueve- ¿Dónde más te llevaría?

-Quizás a mi hotel- conteste irónicamente.- Alice hizo reservas para mí en él Liberty.

Curiosamente, Alice me llamo anoche para decirme que te quedarías conmigo, quiera yo o no- mi ánimo decayó en picada, Alice lo había obligado a tenerme pegada las 24 horas- Y obviamente yo si quiero.

-¿En serio?- le sonreí aliviada, él quería tenerme cerca.

-Claro que sí, mi niña tonta e hipersensible- dejo mi maleta en el suelo y me abrazo- Siempre voy a querer tenerte cerca, además no mencionaste ningún hotel cuando subiste al auto- se rio.

-Me distraes- lo acusé con el dedo queriendo salir de su abrazo.

-¿Cómo te distraigo?- empezó a acercarse peligrosamente a mi rostro, pero el ascensor se detuvo, todavía no habíamos llegado, recién iba a subir alguien más. Y efectivamente, subió un joven de tez clara y cabello color miel. Me miro de una forma algo extraña, como si no entendiera que hacía abrazada a Edward y quise morirme en ese momento, de seguro él conocía la relación que llevaba con Victoria, después de todo era un vecino, ¿no? Ellos siempre saben todo, y ahora debería estar pensando que yo era alguna amante que venía a vivir con Edward.

Quise separarme pero él no me dejo, forcejee un poco y logre liberarme… a medias, con un brazo rodeo mi cintura.

El extraño miro nuestro intercambio divertido.

-Hola Edward- él solo asintió en su dirección a manera de saludo, sip, era un vecino, este me miro fijamente otra vez y extendió su mano hacía mi- Un gusto, Peter Burwell.

-Bella Swan- susurre tomando su mano para disgusto de Edward que se tenso y apretó mas su agarre en mi cintura.

-No eres de aquí, ¿verdad?- dijo apuntando mi maleta.

-No- conteste lo obvio, si ya vio mi maleta, ¿para qué preguntaba?, además Edward parecía que rechinaba los dientes de enojo, ¿y ahora que le pasaba? Yo debería estar así, era yo la que estaba quedando como la amante enfrente de sus vecinos, y todo por culpa de Alice.

-¿Te estás mudando al edificio?- acaso no entendía la tensión del momento.

-Sí, se muda conmigo- contesto Edward por mí, y yo quise matarlo, ¿Cómo iba a decir semejante cosa? No es que me importará que es lo que pensaran de mí, pero me sentía incomoda.

-Oh bueno- contesto Peter con el ceño un poco fruncido.

El ascensor se abrió, este era nuestro piso. Los tres bajamos en un silencio incomodo.

Solo había dos puertas, con una letra A y la otra con una B.

Peter se adelanto hacia la puerta A y se giro hacia nosotros

–Bella, si te pierdes en el edificio, puedes venir a buscarme- diciendo esto me guiño un ojo y entro a su departamento dejándome más perpleja de lo que ya estaba.

-¡Idiota!- gruño Edward, pasando una tarjeta en el dispositivo y abriendo así la puerta, ni siquiera termino de cerrar su puerta cuando me miro fijamente y gruño sus reclamos,

-¿Por qué te separaste de mí? ¿Acaso no querías que nos viera juntos? ¿Te gusto Peter?

-¡Oh por dios! – dije exasperada, ni siquiera termine de ver el apartamento y ya empezaron sus reclamos- ¿Porque siempre salta tu lado celoso?

-Porque tú lo provocas- gruño acercándose más a mí.

-Yo no provoco nada- ahora resultaba que yo tenía la culpa.

- ¿Tanto te costaba quedarte a mi lado para demostrar que estabas conmigo?.

-No estoy contigo, Victoria sí.

-¿Porque la traes a la conversación?- refunfuño- Dijimos que hoy solo seríamos nosotros dos.

-Hay una realidad aparte donde parezco tu amante- le gruñí enojada. -No podía seguir abrazada a ti sabiendo que un vecino tuyo pensaba que tenías a tu amante en el ascensor- casi grite, mis palabras lo descolocaron.

-¿Amante?- pregunto extrañado, él debería saber que si estaba conmigo teniendo novia, me convertía en la otra, ¡y como dolía! Pero eso pronto iba a cambiar, yo lo cambiaría.

-Sí, amante Edward, tú tienes novia, y si estás conmigo, soy tu amante, ¿no?- le dije con un tono amargo, porque así me sabían esas palabras… amargas.

-¿Así es como te sentiste?- sus ojos lucían arrepentidos., asentí, mirándolo fijamente, quería que entendiera mi malestar en ese momento.

-Lo siento- suspiró- No tienes que sentirse así, nunca te convertiría en mi amante Bella.

-Pero así es como me veía en esos momentos- susurré bajando la mirada esta vez- ¿Acaso no viste como me vio ese tal Peter?

-Victoria nunca ha venido a mi departamento, nadie la conoce- se encogió de hombros, pero una sombra cruzo su rostro, y lucía enojado nuevamente- Peter te miraba porque se intereso en ti.

-¿Ah? ¿En mí?- otra vez volvía a confundirme.

-Si- gruño un monosílabo- Eres tan deseable para los demás, ¿es que no lo ves?

-Tú lo ves así, porque eres un celoso- me reí.

-Claro que sí, solo cuido lo que es mío- esta vez volvió abrazarme, ¿es que acaso mi cintura tenía un imán para sus brazos?- Y dijimos que hoy sería solo para nosotros dos, ¿no?

Solté un largo suspiró, tenía tantas dudas, pero debía hacerlas un lado. Hoy solo era para nosotros.

-Está bien- asentí poniéndome también mis brazos en su cintura.

-Así me gusta- termino nuestra discusión/charla con un beso, pero esta vez no lo dejaría llegar muy lejos, si seguíamos subiendo la temperatura no respondería por mis actos. El insistía por profundizar el beso, pero no lo deje, a cambio le mordí otra vez su labio inferior. Esa era nuestra manera siempre de terminar un beso.

-¿Qué pasa esta vez?- Se rio por mi manera de detenerlo, y posó su frente sobre la mía.

-Nada- también me re.

-Okey, señorita mata humores, ven te mostrare donde dormirás- dijo soltándome nuevamente y arrasándome junto a mi maleta. Estábamos en lo que parecía su sala de estar, solo pude distinguir que todo era de un blanco inmaculado con detalles negros.

Me arrastro por el departamento, pasando por una puerta que daba al comedor y seguía a un pasillo donde había tres puertas, dos a los lados y una al final, nosotros entramos en esa.

La habitación era espaciosa, y al igual que su sala de estar, todo era de un blando profundo, la pared del fondo era un gran ventanal de cristal que daba la vista a un balcón y que gracias al sol, nos iluminaba de una manera casi mágica.

La cama era de un tamaño matrimonial, frente a ella había un televisor plasma incrustado en la pared, bajo este completando la escena había una gran cómoda con varios cajones. Demasiado grande para ser una habitación de huéspedes, pero así eran los Cullen y sus lujos.

-¿Paso la inspección?

-Es muy linda, me gusta.

-Me alegro-sonrió y apunto a la otra pared- Tras esa puerta está el baño, y esa otra esta el cuarto que simula el armario, puedes dejar tus cosas ahí.

-¿Tienes una habitación para la ropa?- arquee la ceja.

-Alice se divirtió buscando este departamento para mí- susurró avergonzado.

-Ella es una fuerza imparable de la naturaleza- me reí para que no se sintiera mas avergonzado.

-Puedes desempacar tranquila, yo voy a la cocina- dijo esto y salió dejándome sola un momento. Eso era bueno, necesitaba pensar un poco sin su presencia.

Respire profundo y me acosté a medias en la gran cama, el edredón azul destacaba en toda la habitación. Esto de simular volver al pasado con Edward era un tema peliagudo, si todo salía mal, definitivamente no iba a sobrevivir, solo era un día, pero era lo suficiente como para perderme. ¿Y que iba a pasar mañana? ¿Fingiríamos que no paso nada? Oh por dios, de seguro mañana me llevaría a ver Victoria, y vería lo que estuve escapando por tanto tiempo, verlos interactuar entre ellos. ¡Carajo! ¿El la besaría en frente mío? No sería tan insensible, ¿Verdad? Pero era su prometida, claro que la besaría. ¿En qué me había metido?

Estas recuperando lo que es tuyo y ganado terreno boba, me respondí a mí misma, pero pensarlo era una cosa, ponerlo en marcha era otra.

Tome una larga respiración, debía disfrutar el hoy y hacer tripas corazón mañana. Nadie dijo que iba a ser fácil.

Subí la maleta a la cama y la abrí para empezar a descargarla.

-Aaaah!- grite asustada cuando vi lo que había.

-Bella, ¿Estás bien?- Edward vino corriendo, pero yo fui más rápido y me senté sobre la maleta cerrándola.

-S-ss-si, no pa-sa nada- tartamudee sintiendo mi cara arder.

-¿Por qué gritaste?- dijo entrando en la habitación.

Me quede en blanco, no podía decirle la verdadera razón.

-Vi una araña- mentí mirando para otro lado.

-¿Segura?- asentí varias veces- ¿Quieres que la busque?

-¡Noooo!-grite demasiado rápido como para dejar pasar el tema.

-¿Segura que estas bien?- asentí muda, mi boca solo me metía en problemas. -Okey, te dejo para que sigas desempacando.

Volví a asentir, esperando a que se marchara, pero no lo hacía. Nos miramos fijamente un rato, y salió.

Con mucho cuidado abrí la maleta otra vez, para volver a cerrarla por segunda vez. Yo no había empacado ESO, ¿De dónde salió?. Como por arte de magia, un nombre vino a mi mente: Alice. Esa enana realmente era una fuerza imparable de la naturaleza, ¿¡En qué momento había empacado toda esta lencería francesa!? Sabía que la había comprado cuando me negué a entrar a Victoria Secrets, y quizás la metió dentro de mi maleta cuando fue junto a los demás anoche a despedirse, pero no recordaba si ella había entrado a mi habitación. Definitivamente, Alice era especial.

Saque mi celular y le envié un mensaje: ¿Qué se supone que haga con todas esas cosas?- Bella.

Su mensaje no tardo en llegar: Usarlos ;)- Alice y Rose.

-Ni siquiera lo piensen, ¡No!- Bella- teclee en respuesta. Esas dos estaban juntos, y tenía por seguro que estarían revolcándose de la risa.

-No tienes alternativa, a menos que quieras andar sin ropa interior, lo cual también sería bueno - Alice y Rose.

Esa respuesta me dejo helada, ¡¿Qué querían decir con eso?!- Saque a trompicones toda mi ropa, no es que fuera mucha, pero estaba apurada. Casi me desmayo, no tenía ni pijamas, ni ropa interior decente. ¡Dios! ¿Qué habían hecho?

-Están locas- Bella- teclee.

-Gracias- Alice y Rose.

¿Y así se hacían llamar mis amigas?

Podía aguantar esa ropa interior "indecente", nadie la vería de todos modos, pero esos camisones de encaje y casi nada de tela imitaban a un baby-doll, no caminaría con ese puesto frente a Edward. Todos dicen que solo los hombres son pervertidos, eso decían los que no conocían ni a Alice ni a Rosalie.

Aunque si era la primera en despertarme, Edward no tenía porque verme vestida con esas fachas. Solo era cuestión de ser cuidadosa.

Más tranquila del shock inicial, me puse en marcha, debía guardar mi ropa y volver con Edward, ya había tardado mucho con tantas divagaciones. Abrí la puerta de la habitación/armario y lo que vi me dejo peor que antes. El armario no estaba vacío. Solo el lado izquierdo podía usarse, al contrario que el lado derecho que estaba repleto de trajes de oficina colgados, bajo ellos había varias gavetas, no necesitaba abrirlas para saber que también guardaba ropa.

Esta habitación pertenecía a Edward.

Y no necesitaba sumar dos más dos para darme cuenta que si esta era la habitación de Edward, eso significaba que yo dormiría con él. ¡Madre mía! No sabía si eso era bueno o malo. Muy en el fondo me emocionaba volver a dormir con él, como antes de que se mudará a Nueva York. Pero si todo volvía a ser como antes, eso significaba, que lo "otro" también pasaría. Mierda. ¿Permitiría que eso pasara?

No. Si. No, era lo mejor. O quizás sí. No, debía ser firme. Pero lo extrañaba también. ¡Basta! No pasaría nada. Esa es mi última palabra.

-¡Edward!- lo llamé. Debía cambiarme de habitación o ir al hotel como había planeado desde un principio.

-¿Otra araña?- entro riéndose a la habitación. Pero no entro al armario. ¿Y ahora?

Salí del armario para ver que lo había dejado mudo. Y justamente, eso también me dejo muda a mí. Alguna fuerza extraña del más allá me odiaba. ¿Por qué a mí? ¿Donde quedo lo de ser cuidadosa? Edward estaba parado frente a la cama sosteniendo un camisón negro. Sus ojos estaban desenfocados perdidos quien sabe dónde.

Y de la nada se acerco rápidamente a mí, enroscando sus brazos a mí cintura como solía hacerlo, pero esta vez me alzo sin esfuerzo y me recostó en un lado de la cama, el otro estaba ocupado por mi maleta y ropa esparcida.

Sin decir nada, me beso. Pero era un beso diferente, uno más apasionado, más exigente.

-¿Vas a usar eso para mí?- me pregunto emocionado, yo no entendía a que se refería, ¿Qué quería que usará? Con el repentino asalto, él no había soltado el camisón negro, este estaba metido entre nosotros dos, mi cerebro hizo click. Ni siquiera espero a que reaccionara, ni que le respondiera, sus labios volvieron a posarse sobre los míos y sin pedir permiso como era costumbre cuando se excitaba, profundizo el beso, su lengua ya recorría mi boca sin dejar ningún espacio libre. Nuestras caderas estaban pegadas, podía sentir su erección rozar mi sexo, solté un jadeo involuntario. No me quedaba mucho si deseaba detenerlo, nos conocía bastante bien, y sabía que si empezábamos, no pararíamos hasta el final, pero ¿Deseaba detenerlo?.


Hola^^

¿Qué tal el capitulo? ¿Les gusto? Mucho? Poco? Nada? Merezco comentarios y votos?

Quien quiere un amigo como Edward? xD Ustedes que dicen, ¿Bella debe detenerlo? Jajjajajajj

Ya saben, me lo dicen en un comentario.

Nos leemos el jueves.

Cary0605

Capítulo 3: CINCO RAZONES Capítulo 5: ITALIA ESTÁ EN EL AIRE

 
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