LA BODA DE MI MEJOR AMIGO (+18)

Autor: cary0605
Género: Romance
Fecha Creación: 05/04/2013
Fecha Actualización: 23/03/2014
Finalizado: NO
Votos: 32
Comentarios: 40
Visitas: 51389
Capítulos: 18

Edward y Bella han sido amigos desde hace años y prometieron casarse cuando ella cumpliera 25 años. Ellos se han distanciado por dos años y falta un mes para que se cumpla esa promesa, pero de repente Edward esta a dos semanas de casarse con Victoria. Con la ayuda de los chicos Bella planeará como detener la boda de su mejor amigo. ¿Logrará frenarla?

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Capítulo 17: FELICES POR SIEMPRE.

Aviso: Los personajes de esta historia no me pertenecen, son propiedad de Stephanie Meyer, las canciones aquí mencionadas y parte de ellas pertenecen a sus correspondientes autores, no me pertenecen. Si eres menor de edad lees bajo tu responsabilidad, este fic puede contener lenguaje y situaciones adultas, ya saben, la que avisa no traiciona.

**Gracias a mi beta Jime Cullen Salvatore por betear este capítulo (Betas FFTH)

*****Capítulo dedicado a Romina Irades, gracias a ella Victoria tiene su historia.*****


Capítulo 17: Felices por siempre.

Victoria's POV

Año 2006

-Te está mirando- me codeo Lacey por segunda vez, la próxima vez erigiría un lugar más lejos de ella.

-Ya lo vi- sonreí mientras sorbía la pajita de mi segunda margarita en la mañana, era muy temprano para estar bebiendo, pero era mi último día de vacaciones y me negaba a pasarlo remilgadamente.

-Si tú no lo quieres, me lo pienso quedar- contesto ella bajando sus gafas de sol para mirarme con seriedad, pero no le hice caso, ese bombón solo me observaba a mí- ¡Oh por dios! Viene hacia aquí.

Mentalmente me preparé para la que sería mi última presa en Cuba.

-Buenos días damas- wow, un tipo educado.- Estaba pasando por aquí y no pude apartar mis ojos de esta zona.

Educado, justo como me gustaban.

-Hola- se adelantó mi amiga levantándose de su reposera para tenerlo de frente, se quitó sus gafas y las coloco en la parte superior de su traje de baño, ¡Clásico de Lacey! Llevar la vista de los hombres a sus generosos pechos escasamente tapados, el bombón no sabía que lo golpeo con ella- Soy Lacey Denali, y ella es mi prima Victoria.

-Mucho gusto Lacey, Dave Nehdar a tu servicio- contesto él besándole la mejilla y pasando una mano por su cintura desviándose más al sur.

¡A la mierda lo caballeroso! Lástima, podría haber sido un buen polvo de despedida.

Era una ironía que yo buscara un poco de caballerosidad, ya que no era exactamente una dama de largos vestidos de alta moral, todo lo contrario, las piernas eran para mostrarse y la moral… ¿Qué era eso? La juventud es demasiado corta como para desperdiciarla en una sola persona, o por lo menos eso era lo que decía mi madre

Ella se había casado demasiado joven con mi padre y le había sido fiel toda la vida, por lo tanto nos inculco tanto a mis hermanas como a mí, disfrutar de cada momento en la vida en solitario, porque cuando te casas es para siempre.

Unas enseñanzas sumamente contradictorias.

Me había perdido en mis pensamientos por un largo rato, tanto así que Lacey estaba recibiendo un masaje lujurioso con el bronceador por parte de Dave.

Era mejor retirarme a nadar un poco antes de que empezaran a follar al aire libre en medio de la playa.

Me encamine hacia la piscina del hotel, quizás allí encontraría a mi caballero y sabía perfectamente que técnica usar.

Mientras caminaba iba formando una trenza en mi cabello mientras observaba al género masculino en todo su esplendor.

Seguí observando hasta que… ¡Bingo!

Mi futura presa venía saliendo de uno de los bares del hotel, pero antes de salir él le había abierto la puerta a una de las meseras que entraba con una bandeja llena de copas vacías.

Ahora solo necesitaba propiciar nuestro encuentro y el resto sería historia.

Él estaba usando su traje de baño y una camiseta sin mangas que remarcaban sus músculos e iba con todas las intenciones de meterse a la piscina, pero para eso tendría que sacarse su camiseta, solo necesitaba esperar un poco, así que me recosté en otra reposera cercana a la suya, gracias a mis gafas podía disimular mi vista.

Pasaron cerca de diez minutos cuando finalmente se levantó de su reposera quitándose su camiseta con un ligero movimiento.

¡Manos a la obra Victoria! Camine lentamente hacia él armando y desarmando mi trenza hasta que vi como él tomo impuso para echarse un chapuzón en el agua, apresure el paso por el borde de la piscina y ¡Zaz!

Sentí como todo su cuerpo colisionaba con el mío arrojándonos al agua, aunque en el último momento sus brazos se cerraron en mi cintura causando que el impacto no fuera tan intenso.

No me había equivocado, este chico era una presa perfecta.

Cuando emergimos a la superficie rodee su cuello con mis brazos pegándome más a él.

-Esa fue toda una maniobra muñeca- me sonrío dejándome estupefacta.

-No sé a qué te refieres.- parpadee repetidas veces para ahuyentar las pequeñas gotitas que me impedían verlo mejor, mis gafas de sol habían volado por ahí.

- Me habría bastado con que te sentarás a mi lado, no hacía falta todo este show de salvar a la damisela en apuros.

Caballeroso e inteligente, mi presa seguía sumando puntos.

-Soy tímida- dije apretándome más a su cuerpo, lo que desmentía mi anterior declaración.

-Qué bueno que soy un caballero de brillante armadura- él se carcajeo causando que varias olitas se arremolinaran a nuestro alrededor.- ¿Y cuál es el nombre de la damisela en apuros?

-Victoria- le sonreí sin siquiera pensarlo, este chico me gustaba demasiado- ¿Y tú?

-James Wallace para servirte siempre que quieras en las próximas dos horas- me guiño un ojo con una sonrisa socarrona que haría desmayar cada chica a quinientos metros a la redonda, pero yo no lo dejará, esa sonrisa era solo mía, por ahora.

-¿Por qué solo dos horas?- hice un puchero que se consideraba bastante adorable.

-Ya voy de salida, mis maletas ya están listas y mi taxi vendrá por mí exactamente en dos horas, solo vine a disfrutar de la piscina por última vez- dicho esto me alzo sin ningún esfuerzo sentándome en el borde de la piscina y así como así salto a mi lado.- Pero no contaba con ser apresado por una bella pelirroja.

-Apresado por dos horas- lo corregí riendo- Tanto esfuerzo y actuación para nada.

-¡Oye!

-También es mi último día y quería pasarlo con alguien.- fui sincera con James, después de todo no lo vería más.

Él frunció el ceño pero luego se recuperó y me aparto varios mechones de la frente.

-Puedes buscar a quien quieras después de dos horas.

Me encogí de hombros como si no me importara, pero no era así, no cambiaría mis dos horas con James por nada. -¿Entonces?

-Serás mi última presa de las vacaciones- y en cuanto lo dije supe que sería verdad, no sabía porque simplemente lo sabía.

-Me siento halagado- se carcajeo levantándose y tirando de mi mano para llevarme rumbo al bar de donde había salido primero.

Cuando nuestras bebidas estuvieron en la mesa elegida convenientemente alejada de todos empezó con su interrogatorio.

-¿Cuántos años tienes? No querría ir preso por acoso infantil- dijo entre serio y divertido, quise rodar los ojos, yo no me veía para nada como una niña, ¿O sí?

-Tengo dieciocho genio, ¿Acaso te parezco una niña?

-Es bueno saber que no tenemos tanta diferencia en edad, yo tengo veinte, apuesto a que podría enseñarte un par de cosas muñeca- su sonrisa era enorme mientras que sus cejas se movían coquetamente.

-Eres un desvergonzado- fingí horror- Quieres pervertirme.

-¡Oh vamos! Estabas buscando una presa para follar esta noche, no creo que seas ninguna santa.

Estaba debatida entre ofenderme o reírme, quiero decir, él decía la verdad, pero ¿no era un poco maleducado decírmelo a la cara? ¿Dónde quedo el James caballeroso que les abría la puerta a las damas y que salvaba a las pelirrojas de caer estrepitosamente a la piscina? Aunque era sincero y directo, una combinación especial que me tenía dando vueltas sin saber cómo reaccionar.

-No quise ofenderte- dijo rápidamente cuando no le conteste inmediatamente- Solo bromeaba.

Ya que él era directo, decidí pagarle con la misma moneda.

-No estoy ofendida, nadie debe ofenderse cuando le dicen la verdad en la cara ¿cierto?, y no puedes culparme por elegirte para pasar la noche.

-Claro- dijo un poco incómodo.

¡Qué manera de matar la buena vibra que teníamos!

-Entonces- Carraspeando y recuperando su voz volvió a la carga.- ¿Qué haces en Cuba?

-¿Acaso no se nota?- pobre chico, parecía incomodo todavía- Estoy de vacaciones al igual que tú, ¿o me vas a mentir y decir que eres Cubano?

-Buen punto.

Y otra vez la comunicación se fue por el caño, no sabía cómo comportarme, pasaba de emociones cada segundo como una montaña rusa, quizás debería ser un poco más agradable.

-Dicen que la Universidad es una perra cuando quiere, así que decidí tomarme unos días antes de empezar, te toca- le dije apuntándole con mi copa mientras bebía.

-Casi lo mismo, estudio medicina y es bastante pesado, se necesita un buen recargo de energías para volver a la rutina.- él estaba un poco aliviado de que hubiéramos salido del momento incomodo- ¿Qué vas a estudiar?

Esta era la conversación más inusual que había tenido, generalmente mis charlas con los chicos constaban de tres diálogos, "¿Me follas?" "Te follo", "Perfecto, follemos" y así sucesivamente, no se necesitaba esfuerzo, con James era diferente y me asustaba y eso que solo llevamos diez minutos de conversación.

-Mi papá quería que estudiará administración de empresas y eso es lo que voy a hacer- hice una mueca recordando el porqué, y aproveché para ver mi reflejo en la ventana para acomodarme el flequillo, el agua me había dejado hecha un desastre- Ninguna de mis hermanas le obedeció y estudiaron lo que quisieron así que la tarea de dirigir el maldito negocio familiar recayó en mí, debo prepararme y todas esas mierdas que hay que hacer para ser una arpía en los negocios, etc.

¡Wow! ¿Quién dijo que yo no sabía animar una conversación?

Acababa de soltarle el drama familiar de la historia, aplausos para mí y mi bocota.

Él no dijo nada por un tiempo.

-¿Siempre haces lo que tu padre ordena?

-Por supuesto, ¿Quién pagaría mis tarjetas sino?- dije queriendo sonar afligida, y lo cierto es que así era- Una vez me cancelo la tarjeta por dos meses y solo porque llegue tarde a una cena familiar, ¿Puedes creerlo?

-No- dijo con una mueca mirándome seriamente- No puedo creer que realmente seas de esas princesas que se creen verdaderas princesas.

-¿Qué quieres decir?

-Eres de esas chicas que son superficiales por dentro y por fuera, que solo les importa su cabello, su maquillaje y hacen todo por complacer a sus padres con tal de que no dejen de darles dinero.- dijo levantándose dejándome estupefacta, ¿Quién se creía que era?- Y dime, cuando vayas a la universidad, ¿Qué es lo que harás para aprobar? ¿Acostarte con los profesores así le darás buenas notas a papi?

Sin pensarlo y sin importarme las consecuencias le arroje el resto de mi daikiri de fresa, en el rostro.

-Puedes irte a la mierda James Wallace- dije pasando mi dedo por su mejilla arrastrando un poco de fresas para luego lamerlo, ya que creía que era una puta, le haría todo el maldito show -Y tienes razón, ¿para qué estudiar cuando puedo follarme a cada viejo de la universidad? ¿Y por qué no al mismísimo director? No lo había pensado, gracias por la sugerencia.

Y sin dejar que me contestara salí corriendo del bar hasta el hotel, presionando varias veces el botón del ascensor, no fue hasta que subí en él y vi mi reflejo en el espejo que me di cuenta que estaba llorando.

¿Por qué lloraba? Si todo lo que había dicho era cierto, no lo de acostarme con los profesores, porque hasta yo tenía mis limites, pero…

¿Qué había de malo en preocuparme por mi apariencia? Todas las chicas lo hacíamos consciente o inconscientemente y la que lo negara era una farsante, a algunas se nos notaba más porque era necesario, ¿Cómo ocultaría todas estas malditas pecas si no me maquillaba bien? ¿Cómo ocultaría las ojeras de pasarme llorando noches enteras a causa de las peleas que tenía con mi padre sin una buena base y cubre ojeras del numero dos?

¿Y que tenía de malo acicalar mi cabello constantemente para que se viera bien? ¿O es que acaso una se sentía bien cuando estaba despeinada?

¿Y por qué carajos desobedecería a mi padre cuando él pagaba por todo? Incluso este viaje era financiado por él.

James era el típico machista que solo por ver a una chica bonita con una libido alta pensaba que era una puta princesa folladora.

Quizás lloraba porque él tenía razón y dolía aceptarlo.

o-o-o-o-o-o-o

Año 2008

-Es un poco pequeño- volvió a quejarse Tanya que estaba dejando una caja en mi nueva habitación.

-Es lo que puedo pagar con la miseria que me paga mi jefa- me carcajee por la cara de ofendida que puso Kate "mi jefa" que entraba con una gran maceta que tenía una diminuta plantita.

-Tu jefa acaba de decidir bajarte el sueldo por mal agradecida- grito mientras se iba al balcón a seguir dejando plantas.

-Podríamos haber contratado una mudanza como dios manda- refunfuño Garrett que junto a Riley habían trasportado mi sofá por las escaleras.

Una vez que lo acomodaron junto a la pared, Riley se tiró de panza dramáticamente sobre el sofá resoplando, el pobre estaba rojo- Creo que ya no tengo espalda.

O eso es lo que entendí, ya que había sepultado la cara entre los cojines que le tiro Garrett divertidamente.

-Mi pobre bebe- se rio Tanya tirándose encima de él, causando que el gimiera sonoramente.

-Amor sabes que te amo demasiado, y juro que no es para ofenderte, pero pesas demasiado y mi espalda me está matando.

-¿Me estás diciendo gorda? - Se quejó Tanya fingidamente haciéndonos reír ya que él no podía verla.

-Sí- gimió el pobre de Riley.- Digo no, no estás para nada gorda, solo digo que pesas demasiado

Y así empezaron una pelea donde ella lo apuñalaba en la espalda cuando no conseguía la respuesta que quería.

Era tan raro verlos interactuar tan divertidos, Tanya generalmente era una perra que parecía que vivía con el periodo, esa era una broma constante entre nosotras hacia ella, y Riley era un serio que casi nunca reía, pero parecía que con ella si lo hacía, como dicen por ahí, el amor hace maravillas.

-¿Y Laurent? – pregunte extrañada que solo nosotros seis estuviéramos en mi nuevo departamento, él había bajado a buscar más cosas del camión de mudanza y no había regresado aún.

-Dijo que iba a traer el refrigerador- grito Kate desde el balcón que seguía reubicando mis plantas, no sabía que tanto interés tenía, eran solo plantas.

-¿Y ninguno fue a ayudarle?- mire fijamente a Garrett, ya que Riley seguía de espaldas con Tanya encima, aunque ella le estaba dando masajes ahora.

-Que vaya Garrett, yo estoy muerto- gimió Riley, que por milagro me había escuchado, aunque no pensaba ayudar.

-Eres un marica Riley- se rio Laurent que venía entrando de espaldas ya que cargaba una parte de la heladera, ¿Cómo había hecho para subirla por las escaleras? Estaba segura que en el ascensor no cabía.- Gracias a tu vecino, que ya es mi nuevo mejor amigo no hizo falta de ningún culo perezoso como ustedes.

Mientras el entraba pude ver que una cabellera por detrás del refrigerador, así que alguien se había apiadado de Laurent y lo había ayudado.

-Oye princesa, esto te costara unas buenas cervezas- Laurent se burló de mí.

-No soy una princesa- chille enojada, odiaba ese apodo después del incidente de hacía dos años con el idiota en Cuba.

-Princesa- gritaron a coro todas las personas del apartamento, exceptuando al ayudante supongo, él pobre debía estar exhausto manteniendo el refrigerador en el aire mientras ellos se burlaban de mí.

-¿Por qué están molestando a nuestra princesita?- los regaño Irina que venía saliendo de mi habitación, ella era decoradora de interiores y se designó a si misma a decorar mi propia habitación.

¿Por qué me molestaba también? Ella era mi hermana favorita de las trillizas, -¿Tú también Irina?

-Lo siento pequeña, pero es que la historia sigue siendo muy divertida.

Y así como así los demás se rieron, ¡Aghh! Ahora lamentaba no haber contratado un servicio de mudanza.

Laurent por fin deposito la heladera en el piso, ahora podrían arrastrarla sin romperse la espalada como decía Riley.

Y fue en ese momento cuando vi que el ayudante de Laurent era el mismísimo James Wallace.

¿Por qué el universo me odiaba? ¿Por qué estaba aquí? ¿En mi propio departamento? De todos los lugares que había visto, justo tenía que elegir uno donde viviera él.

Él también se sorprendió al verme, sus ojos me miraban fijamente sin quitarme la vista de encima.

-¿A que es hermosa nuestra niña?- pregunto Laurent dándole palmaditas a James, él aún seguía sin decir nada, parecía petrificado- Si quieres tener algo con ella no le digas princesa, se pondrá como loca.

- Laurent - le advertí tratando de que se callara, pero sabía que sería imposible, en tres años había sido imposible y con cada cuñado que se iba agregando a la familia, su sketch continuaba.

-¿Qué fue lo que te dijo ese idiota? – pregunto Garrett cruzándose de brazos sonriente.

-Nada- chille avergonzada de lo que estaba a punto de pasar, podía ver que James había comprendido que hablaban de él porque su ceño se frunció mirando a Garrett.

-Yo sé lo que dijo- chillo Kate que había dejado las malditas plantas en paz, quizás solo se estaba escondiendo para no ayudar con las cosas pesadas.

Carraspeando sonoramente para llamar nuestra atención, y con voz gruesa fue como empezó la tortura- No puedo creer que seas una princesa.

Y ahora venían las partes improvisadas, ¡Malditos todos! No pensaba darles ni una puta cerveza.

-¿Qué tiene de malo ser una princesa?- pregunto Tanya riéndose mientras parpadeaba exageradamente sentándose bien y cruzando las piernas, supuestamente me imitaba, ¿pero desde cuando me comportaba yo así?

-Eres una princesa que realmente se cree princesa- dijo Riley todo serio contribuyendo a la burla, ¿En qué momento había dejado su posición de macho enfermo en el sofá? Ahora abrazaba a Tanya mientras actuaba el también.

-Soy una puta princesa y qué- dijo Irina codeándome, ¡Traidora!

Estaba tan incómoda y podía ver que James también, bueno que se jodiera, él tenía la culpa.

-Solo te preocupas por tu cabello y tu maquillaje- negó Garrett chasqueando la lengua mirando hacia Irina reprobatoriamente.

-Él imbécil dijo eso porque no sabe cómo te ves sin maquillaje y despeinada Vicky- dijo Laurent asintiendo para sí mismo y luego fingió temblar- Es una visión que nunca se me borrara de la cabeza.

-¡Idiota!- él era como mi hermano al haberse casado con Irina primero, lo conocía de hace años, pero sus bromas me estaban hartando.

-Y para completar la escena la mando a follar con sus profesores, ¿puedes creerlo?- le pregunto Laurent al propio James que se veía bastante avergonzado, incluso sus mejillas estaban sonrosadas, se veía adorable.

¡Stop! Nada de él era agradable, si bien gracias a él había reclamado mi independencia, no quitaba que había sido cruel conmigo sin ninguna razón.

-¿Te asustamos? – pregunto mi cuñado cuando James no contesto.

Responde quise decirle, quería ver cómo se las arreglaba ahora.

-Seguro tenía la polla chica y por eso no quiso follar contigo Vic- dijo Garrett abrazando a Kate desde atrás.

-Es lo más seguro, ¿Quién no querría follar contigo?- pregunto Laurent que se había acercado hacía Irina y por la tanto a mí, así que aprovecho para despeinarme- Por supuesto que yo no, porque sería como incestuoso, te quiero como una hermana, además de que amo a mi esposa.

-Bueno ya basta- dije colorada cuando los demás se rieron, todo esto sería muy divertido si James no estuviera presenciado la escena como si fuera un fantasma.

- Y hasta el día de hoy Victoria odian que le digan princesa- le conto Riley a James divertido- Solo porque un polla chica la trato como una puta, así que cuidado con nuestra cuñadita.

-Entiendo.- asintió él bastante incomodo, y podía ver que se moría de ganas de irse, pero no lo dejaría ir tan fácilmente, y Garrett me dio la oportunidad perfecta.

-Quizás deberíamos buscarlo y enseñarle a tratar a una mujer- dijo Garrett con un tono como si fuera mafioso.

-No hace falta que lo busquen, ¿no es verdad vecino?- sonriendo tan abiertamente como podía me acerque a James- Les presento a James Wallace de Cuba.

Todos se congelaron por unos segundos hasta que estallaron en carcajadas.

-Esa fue buena Victoria- se rio Laurent.

-No bromeo- dije seria- El destino me odia tanto que decidió que fuera vecina de este tipo.

-¿Tu eres el polla chica?- se burló Riley parándose al igual que Tanya.

-No sé si golpearlo o abrazarlo- dijo mi querida hermana.

Laurent también se había acercado amenazadoramente, ya no se reía.

-Quizás deberíamos golpearlo primero y después vemos.

-Totalmente de acuerdo- acordó Garrett- Pido el primer golpe.

James trago audiblemente.

-No creo que eso sea necesario, me arrepentí al instante de lo que dije- se había girado hacia mí y me veía fijamente- Te busque en el hotel, pero nunca me diste tu apellido, y había miles de Victorias alojadas ese día.

-¿Por qué deberíamos creerte?- pregunto Kate ceñuda.-Se nota a leguas que eres un gilipollas que no sabe tratar a las mujeres.

Todo atisbo de broma había desaparecido de la sala, tal como había dicho en todas las ocasiones en que se burlaban de mí, es que me vengarían.

Esa era la ventaja de ser la hermana menor.

-Esto es entre la señorita y yo- respondió James ceñudo y para mi satisfacción un poco preocupado, estaba en la boca del lobo

-¿Así que ahora es una señorita?- preguntó Irina irónica apuñalándolo con un dedo en el pecho- ¿Ya no es una princesa superficial? ¿Una puta que se acostaría con sus propios profesores? ¿Quién rayos crees que eres? ¿El dios de la moral?

Quise reírme por la cara que James tenía, esto de ser defendida era lo máximo, me sentía tan querida y protegida que quería abrazarlos y besarlos a todos.

James soltó un largo suspiro, podía ver que una gota de sudor se escurría de su frente, quizás era porque el aire acondicionado aún no estaba encendido, pero quise creer que era porque tenía miedo de mis hermanas y sus maridos.

-Lo siento Victoria, no quise ofenderte ese día, sentí esa conexión contigo al segundo en que nos conocimos pero cuando empezaste a hablar como una niña rica y mimada me exaspere y te ataque sin razón- se disculpó James para sorpresa mía y a todos en realidad, ya que le ambiente se distendió al momento en que se disculpó.

¡Aghh! No quería perdonarlo, pero debía, después de todo, gracias a él y sus insultos, me había enfrentado a mi padre y había ganado mi independencia y mi derecho a estudiar lo que a mí se me diera la gana.

-El polla chica tiene pelotas, ¿Quién lo diría?- se carcajeo Riley, y justamente él por ser el más serio de todos causo que los demás se rieran.

-Disculpas aceptadas- dije suspirando desviando la mirada, sus ojos me veían fijamente y francamente cualquiera podía distraerse si los miraba demasiado- Solo mantente alejado de mí y todo irá bien.

-Nada de mantenerse alejado- respondió Laurent que nos observaba fijamente a ambos- Él es mi nuevo mejor amigo, ¿recuerdan? Por lo tanto nos seguirá ayudando con la mudanza.

James acepto al instante, pero antes de que siguiéramos acomodando cosas Tanya siguió con sus quejas.

-Sigo insistiendo que es demasiado pequeño.

-Si Kate me aumentara el sueldo quizás podría mudarme el año que viene a algo más grande.- le di otra indirecta a mi hermana.

-Ni lo pienses pequeña- grito Kate que había vuelto al balcón para seguir con las plantas- Si vuelvo a vivir una mudanza por tu culpa creo que moriré de cansancio, te quedaras y vivirás aquí por el resto de tu vida.

Esta vez no especule y fui a ver que hacía, y todos me siguieron.

Efectivamente Kate estaba despatarrada en uno de los sillones con una lata de Coca-Cola en las manos.

-¡KATE!- gritamos todos haciéndola saltar.

o-o-o-o-o-o-o-o

Año 2009:

Eran casi las once de la noche cuando por fin llegaba a departamento, Kate era una abusadora de poder, me hacía trabajar como una esclava, y eso que era su hermana, ¿Cómo trataría a su antigua asistente? Quizás por eso Alicia había renunciado, y ahora la comprendía ¡Pobre chica!

Si bien yo solo trabajaba en las tardes, porque en las mañana iba a mis clases de fotografía, Kate hacía que sintiera como si fuera todo el día, quiero decir ¿Cuántos locos había en la ciudad para que necesitaran una cita con ella a cada maldita hora del día? Definitivamente solo Nueva York tenía más del cincuenta por ciento de pobladores con problemas mentales.

Revolee mi bolso a una de las esquinas y me quite la chaqueta, hoy solo cenaría un poco de comida para microondas, no tenía ni la fuerza ni la voluntad para cocinar algo más elaborado.

Increíblemente había aprendido a cocinar. ¡Yo!

¡Victoria Bryce Denali sabía cocinar! Seguramente se trataba del apocalipsis que se acercaba.

Soltando un suspiro me reí de misma al recordar que antes ni sabía cómo freír un huevo, pero seamos realistas, esa mierda es muy difícil, hasta el día de hoy me costaba y eso que solo llevaba un año de práctica.

¡Un año viviendo sola!

Bueno, no tan sola, James se había metido por el culo mi petición de que se mantuviera alejado de mí, incluso éramos amigos, ver para creer.

Él venía cada vez que quería y me hacía compañía o a veces solo para burlarse de lo que yo cocinaba, pero bien que se lo comía todo después.

Unos golpes en la puerta me sacaron de mis divagaciones, ¡Hablando del rey de Roma!

-¡Esta abierto!- grite sin ganas de levantarme del sofá.

Unos paso se acercaron despacio hasta donde yo estaba hasta que el señorito se hizo presente y se dejó caer a mi lado en el sofá.

-¿Alguien volvió gruñona del trabajo?- pregunto él robándome un beso rápidamente antes de que lo alejara a golpes.

Exageradamente me restregué la boca- A veces eres insoportable.

-Definitivamente gruñona- dijo riéndose y luego se acomodó en la esquina del sofá y me acerco él poniendo ambas manos en mis hombros- Deja que tu buen amigo se haga cargo de estos nudos.

-Espera- dije antes de me adormeciera en sus brazos como siempre lo hacía. -Aún no he cenado, y realmente tengo hambre.

James soltó un suspiro exasperado, ¿Y ahora que le pasaba?

-Uno no puede darte una sorpresa, ¿Verdad?- dijo chasqueando la lengua- Ya cocine para los dos, la cena nos espera en mi departamento.

Me quede muda por unos instantes observándolo, era un encanto cuando quería, me había sentido atraída a él la primera vez, y todo este año no había sido fácil ser su amiga y evitar saltarle encima, los viejos ámbitos de zorra no se iban tan fácilmente.

-Ya sé que quieres quitarme la ropa con la vista, pero disimula un poco mujer- dijo matando mi ánimo- Ven, recibe tus masajes como buena niña y luego iremos a cenar.

Si tanto insistía en manosearme un rato, ¿quién era yo para negarme?, porque bien que se aprovechaba de los masajes para meterme mano el muy descarado. Como dije, era muy difícil no saltarle encima.

Me recosté entres sus piernas y cerré los ojos disfrutando de sus dedos que recorrían mis hombros apretando y pellizcando por debajo del bretel de mi sostén, algunas veces dejando que la palma de su mano bajara más abajo apenas rosando uno de mi senos, y en otras acariciando mi pezón por sobre el sostén pellizcando igual como lo hacía con mi hombro.

-Un día yo podría enojarme de que manosees cada vez que te da la gana, ¿sabes?- le dije sonriendo aun con los ojos cerrados.

-El día que me detengas dejaré de hacerlo- me susurró al oído roncamente mientras apretaba nuevamente todo mi seno.

¡Sin vergüenza!

Y el momento sexy se fue a la mierda cuando mi estómago rugió exigiendo comida.

-¡Qué manera de cortar el ambiente!- se río el acariciando mi estómago- Vamos.

Estaba avergonzada y excitada a partes iguales, así que solo me deje llevar por su mano hacía su apartamento.

¿Sería tan fatal dejarme llevar por una noche y follar con mi amigo aunque sea una sola vez? Nuestra amistad no podía terminar simplemente por un pequeñísimo polvo, es más sabía que valdría la pena solo intentarlo, y yo no le era indiferente, sus continuos manoseos me lo confirmaban.

-¿Que cocinaste?- pregunte cuando olfatee el aroma que se esparcía por todo su comedor.

-Para una chica especial en una noche especial- dijo con aire pomposo y una reverencia presentaba la mesa exquisitamente lista con un filete Wellington en el centro adornado con hojas de lechuga y pequeños tomates cherry alrededor.

-Wow, solo wow, ¿y esto?- el asombro teñía mi voz, era simplemente espectacular- ¿Pasaste toda la tarde cocinando para refregarme en la cara que yo no sé cocinar?

James soltó una carcajada por mis ocurrencias- Solo di "Oh alabado James, gracias por preparar esta deliciosa cena por mi cumpleaños".

-Pero si mi cumpleaños es mañana- tartamudee emocionada, esto sí que no me lo esperaba.

-Exacto, pero en menos de una hora será mañana- se encogió de hombros- Solo se cumple veintiún años una vez, y seguro mañana lo pasaras en la casa de tu familia.

Con esa frase mi sonrisa desapareció, ¿Acaso no le había dicho que no hablaba con mis padres? En todo caso los cumpleaños nunca habían sido gran cosa en mi familia, recibía montones de regalos de mi padre, y luego salía con mis hermanas a festejar por ahí, pero ahora ellas estaban casadas y no creía que mis padres quisieran verme.

-Creo que esta será la única celebración- intente sonreír, pero era en vano, realmente no me había dado cuenta que tan solitario sería este cumpleaños- Gracias.

James estaba desconcertado pero se las apaño para disimularlo y aparto la silla para que yo me sentara, él corto el filete con maestría y fue sirviéndonos hasta que culmino llenando ambas copas de vino tinto.

-¿Siguen mal las cosas con tus padres?- preguntó cuándo el silencio permaneció por más de cinco minutos.

-Prácticamente no me hablan desde que me fui, eso ya lo sabes- dije masticando lentamente, estaba delicioso, hasta en esto era perfecto el desgraciado, seguro se la pasaba cocinando para sus conquistas, por eso lo hacía bien.

-Pero nunca me has dicho por qué.

-Por tu culpa- dije sin pensarlo apuntándolo con mi tenedor haciendo que él se atragantara con el vino, casi lo escupió.

-¿Por mi culpa?- parecía ofendido- Pero si ni siquiera los conozco.

-Indirectamente es tu culpa- corregí- Después de tu discurso de las puta princesa folladora en Cuba me volví toda una rebelde en casa.

-¿Puta princesa folladora?- mastico cada palabra remarcando cada una como si no le encontrara significado- Nunca te llamé así.

-Así me sentía- le expliqué escondiendo mi vista mientras tomaba un sorbo de vino, la verdad es que nunca hablábamos de temas serios o de Cuba, fue un pacto tácito donde empezamos desde cero, quizás hoy estaba sensible por lo de mi casi cumpleaños y por eso hablaba de más.

-Sabes que realmente siento lo de ese día, ¿verdad?- pregunto, su mirada era angustiada y arrepentida, yo lo sabía, pero era bueno para el alma escucharlo así que asentí para que no volviera a disculparse.

-Fui a la universidad que papá quería, y estudie por casi dos años administración de empresas, pero cada vez que él me pedía hacer algo para la empresa o que presenciara algunas reuniones con los inversionistas no acudía, eso lo ponía furioso- le explique sonriendo, había sido la tercera guerra mundial en la mansión Denali el primer día que falte a una reunión- Cuando estaba por terminar mi segundo año no aguante más y deje la universidad.

James estaba boquiabierto, lo había impresionado.

-Siempre creí que te habías tomado dos años sabáticos- dijo para sí mismo- Por eso recién estás en tu primer año en fotografía.

-Aplausos para Sherlock Holmes- alcé mi copa como felicitándolo.

-Eres increíble.

-Y se pone mejor la cosa- le asegure mientras seguí comiendo, realmente estaba exquisito- Mi querido papi me amenazo con echarme de la casa y cancelar cada una de mis tarjetas sino volvía a la universidad, y bueno, aquí estoy, en un pequeño departamento pagado gracias a que Kate me dio trabajo y estudiando lo que quiero.

Después de un rato de mirarme de manera curiosa soltó una risita que me confundió- Eres increíble- repitió.

-Esa soy yo- le guiñe un ojo sonriendo también.

-No, en serio, eres…- se quedó callado un momento- No hay palabras, simplemente perfecta.

-Eres un adulador cuando pones empeño en ello.

-Son las doce- dijo de repente mirando su reloj, sin decir más salió corriendo dejándome sola, ¿Y ahora?, pero no tardo ni dos minutos cuando volvió con una botella de champagne en un brazo y una caja regalo en el otro. Dejo ambos en la mesa y fue a por dos copas más.

Descorcho el champagne y lo sirvió. –Por un nuevo año de vida, por ser la mujer más valiente que conozco, y por ser una ex princesa, ¡Feliz cumpleaños Vicky!

Riendo y con ganas de llorar y abrazarlo brinde con él, una vez que bebimos, tomo ambas copas y me envolvió en un torpe abrazo.

No era un abrazo como los que siempre me daba, sino uno diferente, sus brazos encarcelaron mi cintura mientras que mi cabeza quedaba hundida bajo su barbilla por la diferencia de altura, el desconcierto paso a segundo plano y le devolví el abrazo también enredado mis brazos en su cintura y deje un casto beso en su cuello- Gracias James.

No sé cuánto tiempo estuvimos abrazados, pero cuando nos separamos me miraba de manera tierna, hacía que mis piernas se debilitasen. -Tengo un regalo para ti.

-Ya lo vi y estoy impaciente por recibirlo- bromee con él.

-¿No deberías ser modesta y decir "Cariño, no te hubieras molestado"?- se río a carcajadas al ver mi rostro de falso horror.

-Cariño, soy Victoria Denali, amo los regalos- le dije extendiendo mis manos y curvando mis dedos como si fueran garras exigiendo mi regalo.

-Aún quedan rasgos de princesa, pero con esos puedo lidiar- y al fin me dio mi regalo, al que abrí rápidamente para encontrar una máquina fotográfica canon 2.0, creo que grite como una niña de cinco años cuando la tome en mis manos.

-¡Oh por dios! Yo podría besarte por esto- admire mi nueva cámara pero cuando intenté sacar la primera foto James me detuvo.

-La primer fotografía que sacarás será una nuestra- él dio vueltas un momento y después de observar a su alrededor se recostó en su sofá rojo y palmeo para que yo me sentará.

Él tenía razón, la primera foto con mi nueva cámara debía ser una nuestra, acomode la cámara en la mesa y la enfoque con el temporizador listo, dándome solo quince segundos, a último momento se me ocurrió una idea, cogí ambas copas con champagne y corrí tratando de no derramarlo, le di una y posamos esperando por el flash, estaba tan emocionada que no pude resistir a romper nuestra pose y darle un beso en la mejilla en el momento exacto que la cámara saco la foto.

-Ha sido un cumpleaños maravilloso- le susurré aún pegada a su mejilla, me sentía cada vez más entusiasmada por él- Gracias.

Finalmente me miró y tomando nuestras copas volvió a dejarlas en la mesa, pero rápidamente se acercó y tomo mi mano dándole un beso a mi muñeca –Él año que viene puedo mejorarlo, y el siguiente y el siguiente.

Yo estaba hipnotizada con su tono suave y su rastro que ahora se acercaba peligrosamente al mío- ¿Puedo besarte?

-Nunca pides permiso- dije estúpidamente cerrando los ojos esperando por su beso, pero este no llegaba- James si puedes besarme.

Y en ese momento sus labios cubrieron los míos, eran suaves y cálidos, me besaba lentamente y con entusiasmo, no como los besos rápidos que me robaba a diario, nunca había imaginado que sentiría como si mi corazón estuviera echando una carrera o algo parecido, podía sentirlo contra mi pecho rugiendo de felicidad y todo solo con un beso.

-Me devolviste el beso- dijo cuándo nos separamos jadeando, su frente estaba apoyada en la mía.

-Que inteligente- bromee sin querer abrir los ojos, era demasiado bueno para ser cierto, quizás nuestra mistad no se terminaría si nos acostáramos, pero mis ilusiones se desvanecieron cuando quise volver a besarlo y él me detuvo.

-No quiero ser otra de tus presas- dijo tomando mi barbilla obligándome a abrir los ojos- Quiero ser algo más, que nosotros seamos algo más.

Tarde unos minutos en entender lo que quería, estaba francamente sorprendida -¿Algo así como pareja?

-No- negó sonriendo, ahora sí que estaba confundida- No algo así, una pareja de verdad.

Después de lo que parecieron horas, aunque quizás solo habían pasado minutos pude imaginarme una vida a su lado, una vida feliz, y estaba impaciente por aceptar, pero no quería que se notará.-Podríamos intentarlo.

James se hecho reír antes de volver a besarme.

o-o-o-o-o-o-o-o

Año 2011:

-Más rápido- jadeé entrecortada, podía sentir los espasmos de mi sexo, estaba muy cerca.

-Silencio- me recriminó mordiendo mi cuello pero aumento el ritmo de sus estocadas a una velocidad febril, escuchaba el sonido de nuestros cuerpos al chocar, era algo erótico que aumentaba más mi excitación y solo rogaba para que no nos escucharan.

-Un poco más- chille sintiendo mi orgasmo cerca, baje la mano que tenía apoyada en la pared y la moví hasta llegar a sus testículos masajeándolos y casi exigiéndoles que se corriesen.

-¡Mierda!- gimió James golpeando casi con violencia su polla dentro de mí haciéndome sentir que los ojos se me nublaban cuando mi orgasmo llego junto al suyo con un grito sofocado por la pared revestida de cerámicos del baño, podía sentir su semen deslizándose entre nosotros a causa de la posición en la que nos hallábamos.

-¡Malditos conejos folladores!- escuche que alguien gritaba y varios pasos corriendo por el pasillo.

-¿Pusiste el seguro le pregunte?

James soltó una risita en mi cuello besándolo, no es como si pudiera hacer mucho, mi blusa aún seguía puesta.-No van a entrar ni aunque pateen la puerta.

-¡¿Es que acaso no podían esperar a que nos fuéramos?!- grito Irina desde afuera.

-Eres un maldito cachondo- le recrimine disfrutando de cómo él me sostenía, mis músculos estaban laxos por culpa del sexo, cuanto deseaba estar en una cama acurrucada disfrutando sus mimos.

-Así de cachondo y pervertido me amas- su nariz me hacía cosquillas subiendo y bajando por mi mandíbula.

-Y mucho- correspondí acariciando su cabello sonriendo, sería una imagen muy romántica sino estuviéramos encerrados en el baño apoyados en una de las paredes y con audiencia afuera de la puerta.

-Si no salen en este instante, pueden terminar la mudanza ustedes solitos- esta vez era Laurent el que gritaba y a la vez golpeaba la puerta.

-Esa amenaza suena seria- parecía que nos iban a hacer salir de nuestro estupor a la fuerza.

-¿Acaso nos les basto todo el tiempo que tuvieron para follar en Cuba?- y como siempre Tanya también tenía que aportar sus comentarios.

-Extraño estar de vacaciones- dijo por fin saliendo de mí, pasándome una toalla húmeda para que me limpiara.

-Si tanto les gusta podrían haberse quedado allá- refunfuño Riley, ¿Es que acaso están pegados a la puerta que pueden escucharnos?

-¡Ya vamos!- les grite frustrado volviendo a subir mis jeans.

-¡Yo los apoyo cuñadita! –pude escuchar a Garrett gritar a lo lejos.

Eso solo me hizo reír, esto pasaba por no contratar una mudanza, debería haberme servido de experiencia la primera vez que me mude, pero no podía dejarlos de lado en esta nueva etapa que empezábamos con James.

-Sabes que adoro a tu familia, pero en momentos como este es cuando quisiera…- e hizo señas como queriendo ahorcarse.

-Esta vez tienen razón- dije colgándome de su cuello- Deberías haber esperado a que se fueran.

-No escuche que te quejaras cuando te ataque- dijo besándome una y otra vez.

-¡Exacto! Solo llegaste y me atacaste- me reí viendo las cortinas de la ducha hechas un bollo y tiradas en un rincón- En pleno baño.

-Te amo- dijo de repente cuando dejo de besarme, sus ojos azules brillaban mientras me miraba, cada vez que lo decía mi corazón se calentaba.

-Yo te amo más- mordí su labio inferior repetidamente- Mucho más.

-No, yo…

-Par de tortolos, déjense de cursilerías- grito Kate aporreando la puerta.- Ya nos vamos, por lo menos tengan la decencia de venir a despedirse.

-Ya casi habíamos terminado, faltaban algunas cajas solamente- me explico terminando de acomodarse la ropa, luego peino mis cabellos y asintió para sí mismo- Vamos.

Tomados de las manos fuimos a encontrar a mis hermanas y cuñados, todos estaban repantigados en los sillones.

-Hasta que aparecen- bufo Tanya.

-Espero que esta sea la última vez que te mudes pequeña- Laurent fingía que se frotaba la espalda.

-No soy pequeña, ya tengo 23- dije de manera petulante.

-Supongo que por un tiempo, esté será nuestro hogar- dijo abrazándome por detrás y apoyando su barbilla en mi hombro mirando burlonamente a los demás- Cuando decidamos mudarnos nuevamente los llamaremos.

Para nosotros era un hecho que nos casaríamos dentro de algunos años, no ahora porque yo aún seguía estudiando, y él apenas estaba forjando su camino entre los demás médicos, pero ambos queríamos hijos y estábamos de acuerdo que para formar una familia se necesitaba una casa, no un departamento.

-Eso sí que no, la próxima vez se buscan una mudanza- Garrett estaba falsamente indignado- Las mujeres solo llevan cajas pequeñas mientras que los hombres somos los que trabajamos como burros.

-Se vuelven unos cobardes con la edad- se río Irina- Y sabes que siempre contaras con nuestra ayuda.

Por eso adoraba a mi hermana, siempre supe que ella me apoyaría en todo.

o-o-o-o-o-o-o-o

Un mes había pasado desde que James y yo vivíamos juntos, un mes de pura dicha, nos acoplábamos tan bien que incluso me daba miedo tanta felicidad, y había tenido razón.

Casi me temblaban las piernas mientras esperaba en el despacho de mi padre, por primera vez en tres años había vuelto a pisar la mansión Denali, todo estaba igual a como lo recordaba, lo cual era raro, mamá se la pasaba cambiando la decoración a diestra y siniestra.

Trate de enfocarme en lo importante, mi papá me había solicitado amablemente a que me reuniera con él, tenía altas esperanzas con este encuentro. Realmente quería enmendar mi relación con él, y parecía que había llegado el momento cuando la puerta se abrió y mi padre hizo su entrada, como siempre elegante y de traje aunque no podía pasar desapercibido su desmejoramiento con la edad.

-Vicky- me saludo afectuosamente con un beso en la mejilla, quise reír de alegría, él venía en son de paz.- Tanto tiempo sin vernos, disculpa mi demora.

-No importa, solo fueron unos minutos- conteste abrazándolo sin poder contenerme- Te extrañe.

Él me vio con una mirada escrutadora después de mi abrazo al que había correspondido con unas palmaditas un poco incómodo. Cierto, a Eleazar Denali no le gustaban las muestras de afecto.

-Me alegro que hayas venido- dijo sacándose la chaqueta y quedándose con el chaleco y la camisa, sin contar con la corbata altamente ajustada.- Necesitamos hablar.

-Por supuesto, yo…- pero con un gesto de la mano me indico que me detuviera, parecía que estaba fuera de práctica con tratar a mi padre, ya que había olvidado que él detestaba que lo interrumpieran.

-Necesito tu ayuda- dijo golpeando rítmicamente con los nudillos su escritorio y luego de observarme un largo rato sustrajo de uno de los cajones unos documentos y me los dio- Creo que son bastante fáciles de entender incluso para alguien como tú.

¿Alguien como yo? ¿A qué se refería? No me gustaba el tinte que estaban tomando las cosas. A medida que iba leyendo el documento fui comprendiendo lo que estaba pasando, con mis dos años de estudios aún entendía algo de valores y lo que leía no era nada bueno.

-¿Estas por quebrar?- dije ahogadamente- ¿Cómo? ¿Qué paso? Creí que las cosas en la empresa iban bien.

-Iban- dijo con los dientes apretados- Hasta que mi heredera abandono sus estudios dejándome solo, me he vuelto viejo y ya nadie confía en un vejestorio que ni siquiera tiene a quien cederle su puesto.

-¿Y qué hay del vicepresidente? ¿O de los demás?- dije poco dispuesta a que me echara la culpa de sus problemas, era simplemente inaudito.

-Unos malditos inútiles- su puño golpeo el escritorio tan fuerte que me hizo saltar de mi asiento- Tú tenías que estar a mi lado, te moldee desde pequeña a mi imagen y semejanza, cuando me di cuenta que tus hermanas no me servirían para nada.

-Porque ellas siempre fueron independientes, nunca te hicieron ni el más mínimo caso, eran y son libres- le recrimine perdiendo los estribos.

-¡No me interrumpas!- rugió levantándose y mirándome desde arriba- Te di todo, cumplí todos tus caprichos, cada maldito viaje que querías y cuando llego la hora de devolverme aunque sea un poco de lo que te di me abandonaste, ¿Qué clase de hija hace eso?

-¿Qué tiene de malo querer estudiar otra cosa que no sea economía?- susurré un poco intimidada, todo mi valor se había esfumado, hubiera sido buena idea que James me acompañará, tonta de mí por hacerlo desistir.

-Que lo hiciste solo para demostrar rebeldía, para molestarme- volvió a sentarse y se sereno- Pero eso se acabó, vas a ayudarme a salir de este embrollo.

-No voy a estudiar otra…

-No me interrumpas y es mi última advertencia- su rostro estaba serio, una vez que volví a estar en silencio me dio otro documento que tenía varios papeles y fotografías, procedí a leer sin entenderlo ni un poco, levanté la mirada para preguntar, pero una sola mirada me basto para callarme y seguir leyendo hasta el final.

-Ese es el perfil de tu futuro marido- dijo como si nada cuando quise devolverle el documento- Puedes quedártelo, lo vas a necesitar.

-No estoy entendiendo.

-¿Tres años lejos de mí te han helado el cerebro?- pregunto sarcásticamente- Edward Cullen es el presidente de Cullen Co. y tú vas a casarte con él.

-No voy a casarme con un desconocido- grite histérica- Estamos en el siglo veintiuno no en la edad media, además tengo novio.

-James Wallace un recién graduado en medicina, ¿Qué horrible sería que se le cerrarán las puertas en cada hospital y clínica en la ciudad?

-¿Me estás amenazando?- pregunte incrédula, ¿Hasta dónde llegaría mi padre con esta locura?

-Por supuesto que no, me ofendes- sonrió cínicamente- Solo estoy diciendo algo que podría pasar, al igual que tú, si quiero podrías ser desempleada por el resto de tu vida solo sacando fotografías en cumpleaños de tus vecinos.

-¿Por qué tengo que casarme para resolver tus problemas?- no quería aceptar, pero por lo menos averiguaría que es lo que quería.

-He estado comprando acciones de Cullen Company, actualmente solo tengo el quince por ciento, pero necesito más si quiero recuperar lo que una vez fue nuestro.

-Papá, eso fue hace muchísimo tiempo, ya ni siquiera deben existir los huesos de los primeros propietarios, esa empresa no nos pertenece- era inútil hacerlo entrar en razón sobre esa cuestión.

-¡Patrañas!- volvió a alterarse- Esa empresa debería haber regresado a nuestras manos antes, pero lo hará ahora y tú serás la encargada.

-Papá…

-¿Qué piensas hacer después de que te cases con James? ¿Piensas tener hijos? ¿Qué futuro les darás cuando ambos padres son desempleados sin ninguna oportunidad de prosperar ni ahora ni después?- me lanzo pregunta tras pregunta sin dejarme responder.

-¿Y pretendes que tenga hijos con un Cullen?- pregunte a penas con voz, como podía ser que una simple reunión con mi padre se estaba transformado en una decisión de mi futuro con James.

-Primero muerto antes de que nuestra sangre se mezcle con la de los Cullen- parecía que quería vomitar ante la idea.

-¿Así que pretendes que me case con un tipo que no conozco y además que ni siquiera tenga hijos?- pregunte para saber si había entendido toda esta locura, porque realmente era una locura.

-No seas tonta por favor- me regaño- Estarás casada con Cullen por un tiempo, quizás solo sea una semana dependiendo el tiempo que me lleve obtener otras treinta acciones.

-Pero así solo tendrías el cuarenta y cinco por ciento, no es suficiente para que una empresa te pertenezca, necesitas más del cincuenta por ciento- no sé ni porque le contestaba, ni siquiera quería considerar lo que me pedía.

-Parece que sabes algo de economía después de todo- sonrió un poco- Solo un cincuenta y cinco por ciento de acciones están repartidas entre todos los Cullen pero legalmente Edward Cullen es quien las representa, hay una cláusula dónde la empresa obliga a Cullen a darle diez por ciento de las acciones voluntariamente a su actual esposa, tu conseguirás ese diez por ciento.

-¿Estas apoderándote de esas acciones de manera legal?- quise desviar el tema, no me gustaba que mi mente estaba empezando a maquinar cosas que ni yo sabía que quería.

-Eso es algo que no te incumbe- enarco una ceja esperando a que volviera a recriminarle- No tienes por qué preocuparte, el diez por ciento que tu conseguirás será totalmente legal ya que está estipulado que sea de esa manera, una vez que estén en tu poder me las cederás a mí.

-¿Y podre divorciarme entonces?- pregunte sin darme cuenta

-Después de que firmes la cesión a mi nombre ni un minuto más ni un minuto menos- me aseguró- Solo piensa cuánto dinero ganaras con tu pequeño sacrificio, volverás a recibir mi apoyo económico tanto para ti como para ese noviecito tuyo y por supuesto mis futuros nietos.

-No sé- conteste sinceramente, estaba hecha un lío, sino aceptaba tanto James como yo podríamos quedar en la calle en cuestión de días, y si aceptaba tendría que casarme con otro, dejar a James, al amor de mi vida, a la persona con la quería compartir mi futuro.

-Si lo que te preocupa es Wallace, él debería entender que lo haces por los dos, es más, el mismo podría ayudarte, en el informe que te di habla de Isabella Swan, ella podría ser un problema, tu amorcito podría ocuparse de ella.

Sus palabras me sonaban lejanas, porque sabía que estaba por aceptar y mi mente solo proyectaba las imágenes de las consecuencias que podría tener todo esto.

o-o-o-o-o-o-o-o-o

-Aún estamos a tiempo de arrepentirnos- dijo James apretando el volante más fuerte de lo normal, sus nudillos estaban blancos.

-Sabes que no tenemos opción- repetí por enésima vez ya cansada, le había contado todo a James y después de gritar, llorar y patalear y tener la pelea más grande de nuestra relación, él había llegado a la misma conclusión de que no teníamos alternativa.- Solo recuerda que lo hacemos por nosotros, por nuestro futuro.

-No sé si voy a poder verte con otro Victoria- gimió cerrando los ojos, desabroche mi cinturón y como pude me senté a ahorcajadas en él.

-Te amo y eso no va a cambiar, cada vez que lo bese solo pensare en ti- le dije besándolo en cada pedacito de su rostro.- Seremos los Bonnie y Clyde del siglo veintiuno.

Mi broma no lo afecto.

-No te acuestes con él- dijo por fin abriendo los ojos, su mirada era triste y me rompía el corazón.- Júralo.

-Lo juro- dije solemnemente esperando que viera el amor en mis ojos, así como yo veía amor en los suyos - Recuerda, esto es por nosotros.

-Por nosotros- repitió apoyando su frente sobre la mía para besarme una última vez esta noche.

Salimos del coche para entrar a Punto Cero, según los informantes contratados por mi padre, esta noche Edward Cullen estaba aquí con unos amigos, era el momento adecuado para conocernos accidentalmente y dar comienzo a esta locura.

Ambos lo buscamos disimuladamente mientras bailábamos por cada rincón hasta que James lo vio, pero no estaba solo, sino que estaba con Isabella Swan, los informes tenían razón, ella iba a ser un problema porque estaban besándose sin restricción.

-Hay que esperar a que se separen- suspiré abrazándolo, sentía mi piel hormiguear de tan solo pensar que pronto tendría que besar a otra persona, se sentía tan incorrecto.

-Tranquila- me consoló James frotando mi espalda- Todo saldrá bien.

Paso un tiempo hasta que ese par dejo de besarse para luego bailar en la pista junto a los demás Cullen, hasta que él la dejo dirigiéndose a la barra.

-Vamos, hora de entrar a escena, debes ir con ella y mantenerla ocupada.- le dije a James que de pronto estaba paralizado- ¿James?

-Por nosotros- susurró apenas, luego dejo un beso en mi frente y sin mirarme a los ojos se dirigió hacia Bella.

Sentía un vacío al ver como se alejaba de mí, ¿Cuántas veces me sentiría así a partir de ahora? ¿Valía realmente la pena? ¿Esto era lo correcto?

Las preguntas me bombardeaban al igual que los remordimientos, pero no tenía tiempo de ponerme a pensar, era hora del show del que dependería mi felices para siempre. Supongo que después de todo aún era una princesa que soñaba con finales felices.

Fui a la barra buscando a Edward con la mirada, estaba esperando en la fila mientras no dejaba de mirar hacia donde se suponía que estaba Isabella, no paraba de ponerse en puntillas para lograr verla.

Parecía estar muy al pendiente de ella, ¿Qué sentiría realmente por Isabella? En los informes solo decía que eran amigos desde hace años, pero la escena que presenciamos con James no era para nada una de amigos solamente.

Me posicione detrás de él simulando también estar en la fila de la barra.

-Parece que no avanzará nunca- me queje en voz alta.

-Hay unos idiotas adelante que piensan llevarse todas las bebidas de un solo toque- increíblemente me contesto pero sin mirarme.

-¡Oh genial!- refunfuñe- Por lo menos tengo alguien con quien charlar mientras espero.

Él se giró y me dio una sonrisa cortes y antes de que se girara nuevamente para observar hacia Bella me presente.

-Soy Victoria- dije acercándome y dándole un beso en la mejilla, era un poco osado, pero necesitaba acelerar las cosas, este tenía que ser el principio de nuestra relación y me encargaría de ello gracias a James.

-Edward- me sonrío alejándose- No es que quiera ser descortés, pero mi amiga me está esperando, y ya debe estar aburrida, suerte.

Y así como así se fue.

¡Me dejo sola!

¿Cuál es su maldito problema? ¿Acaso yo había perdido mis dotes de seducción? Edward Cullen no sabría que lo golpeo cuando acabara con él.

-Voy contigo- le dije cuando lo alcancé tomándolo del brazo- Mi amigo también está esperándome, somos nuevos en Phoenix y no conocemos muy bien el lugar, ¿Me ayudarías a buscarlo?

Esperaba que James ya estuviera con Isabella, sino, todo esto sería en vano y Edward se iría con su amiga recordando a una pelirroja molesta.

-Claro- murmuro sin prestarme atención solo que disimuladamente se soltó de mi agarre.

Avanzamos un poco más hasta que estuvimos a unos metros donde estaba Isabella con otro muchacho, pero no era James ¿Dónde estaba?

Edward se quedó petrificado cuando los vio, y fue a un peor cuando ella se echó a los brazos del otro, el chico casi se caía por el impulso de ese abrazo, este era mi momento, se suponía que James actuaría, pero tomaría lo que fuera que estaba pasando.

-Creí que buscabas a tu amiga, no a una pareja- me reí un poco- ¿Deberíamos interrumpirlos?

-No- les dio la espalda quedando frente a mí, tomo mi rostro de forma brusca y estampo sus labios con los míos, en un acto reflejo lo empuje.

¡Oh por dios! ¿Qué estaba haciendo? Se suponía que él iba a ser mi futuro marido, pero no podía darle ni un mísero beso, la misión se iría a la mierda apenas unos minutos después de empezar.

¡No! Mis felices para siempre estaba en juego.

Haciendo tripas corazón, cerré los ojos y con una mano tome su nuca acercándolo a mí para volver a besarlo casi con furia, aunque trate de suavizarlo a medida que él me correspondía el beso, ¿Cuánto más faltaba para que me soltará? Bueno, si él no lo hacía, lo haría yo.

-Eso fue intenso- me reí porque él tenía los ojos fuertemente apretados, a lo mejor no era la única que había estado pensando en otra persona mientras nos besábamos, pues que se joda, a mí tampoco me había gustado, besaba horrible, ni de cerca como James.

-¿Cómo era tu nombre?- pregunto una vez que se dignó a abrir los ojos.

-Victoria Denali.

-¿Denali?- pregunto frunciendo el ceño- ¿De los Denali de Nueva York?

-Exacto- me reí un poco nerviosa, esperaba que no fuera de los Cullen que odiaban a los Denali, sino, esto sería más difícil- ¿Cómo sabes que soy de Nueva York?

-Soy Edward Cullen y tu familia ha estado fastidiando a la mía desde hace milenios- contesto sonriendo irónicamente pero luego se echó a reír de mi cara de estupefacción- No te preocupes, no soy un anti- Denalis.

Casi suspire de alivio, me había asustado por unos enormes segundos.

-En realidad nosotros somos los que deberíamos maldecirlos y esas cosas, ya sabes- me reí tontamente- Después de todo fue tu tatarabuelo el que anulo su matrimonio con mi tatarabuela al día siguiente de casarse.

-Si ellos hubieran seguido con su matrimonio, nosotros ni siquiera existiríamos- sonrío- Así que demos gracias que ese matrimonio se anuló.

La verdad es que tenía razón, y era gracioso pensar que gracias a que nuestros tatarabuelos se separaron la empresa se dividió en dos quedando hoy en día Cullen Co. y Denali Co., y precisamente sea yo la que pretendía volverlas una con un matrimonio arreglado. ¡Graciosísimo!

-Dijiste que estabas buscando a tu amigo-con una mano tomo mi cintura y yo hice lo propio pasando mi brazo por su cintura, ni siquiera encajábamos bien, pero nos las arreglamos para caminar en busca de James, esperaba que él ya hubiera encontrado a Isabella, aunque con el abrazo que Edward había visto con el otro chico había sido suficiente.

No tardamos mucho en encontrarlo pero no estaba solo, sino que estaba abrazando a Isabella, o casi, su mano se pasaba repetidamente por la espalda de esta, también estaban dos chicas con ellos.

Trataría de no verlo demasiado, si lo hacía querría tirarme sus brazos y decirle que esto era una muy mala idea, aunque ya había dado el primer paso de la innumerable escalera hacia la locura.

-Ahí está- le dije señalándolo y en cuanto vio la misma escena su rostro perdió todo atisbo de sonrisa y se colocó una máscara feroz de ira, quizás Edward era bipolar, ¿Cómo podía cambiar tan rápido de estados de ánimo?

-Tú eres el nuevo médico del Hospital Central de Phoenix – una rubia le dijo a James, y era verdad, habíamos orquestado todo para mudarnos acá, pero todavía no habíamos realizado la mudanza, todo dependía de este encuentro, pero James había sido aceptado en el Hospital bastante rápido.

-Eh si- contesto James incomodo, él tampoco contaba con que lo reconocieran tan rápido- Me acaban de transferir.

-James aquí estas- lo llamé, era hora de nuestra entrada- Con Edward te estábamos buscando.

Isabella se giró y por la mirada que me dio pude ver que me había reconocido, sus ojos se agrandaron y su boca hizo un rictus de disgusto ¿Ella había visto nuestro beso? Esperaba que sí, y a la vez no, me sentía mal por ella, si ella estaba enamorada de Edward yo había venido a arrebatárselo y no me parecía justo, pero, ¿Qué había de justo en mi situación?

-Chicas no encontramos a Eddy, el bar se lo trago- dos chicos se aparecieron de la nada atrás nuestro, uno era rubio y el otro era Emmett Cullen, él estaba en los informes que me habían dado.

-Acá estoy Em- Edward saludo a su hermano.

-Aquí estas- volvió a confirmar Emmett casi graciosamente, ¿Cómo podía reírse? La tensión podía sentirse en cada uno de nosotros, pareció darse cuenta porque nos observó tanto a James como a mí tratando de reconocernos.- ¿Y ella quién es? ¿Y él?

-Ella es Victoria- me presento Edward apretando más su brazo en mi cintura, ¿Era realmente necesario que me apretara más? Parecía del tipo territorial, y era lo que menos quería con James presente, pude ver que puso una mueca de enfado fulminando la mano de Edward, pero nadie se había dado cuenta salvo yo.

-Él es James- dijo Isabella, ¿Por qué tanta confianza con él? ¿Se sentía interesada con mi novio? ¿Es que no le bastaba con Edward, el chico moreno de hace unos momentos y ahora quería a mi James? Después dicen que la zorra soy yo.

-Ah- fue lo único que dijeron los demás confundidos. Un silencio incomodo nos rodeó, sin que nadie se atreviera a cortarlo.

-Debo irme, estoy cansada- quise aplaudirle, sin ella esto sería más fácil, había sentido un poco de simpatía por ella al principio y si ella no quería sufrir más de la cuenta debería retirarse de la partida.

-Bien vamos- dijo Edward soltándome y caminando hacia Isabella para tomarla del brazo, este chico tenía problemas con las mujeres, no puedes soltar a una y luego agarrar a otra, ¿Es que nadie le enseño a tratarlas? James jamás me haría algo así- Viniste conmigo, ¿recuerdas?

-No puedes dejar sola a Verónica- dijo ella sin girarse, ¿Dijo Verónica? ¿Me llamo Verónica? ¿Cuál era su problema? Adiós a la simpatía, yo me había tomado el tiempo de leer el informe y memorizarme su nombre.

-Es Victoria- apreté los dientes para no soltar una maldición, tenía que comportarme como niña buena.

-Como sea- me dio una sonrisa irónica, ¡JA! El informe decía que era una chica tranquila y pacífica, ¡pacifica las bolas que no tenía!, no sabía si aplaudirle por ser así o seguir con mi papel y sentirme ofendida- Quédate, tomaré un taxi- le dijo a Edward.

Cruce miradas con James, él tenía que hacerse notar.

-Yo puedo llevarte- ofreció James.

-No, ella vino conmigo y se irá conmigo- gruño Edward ahora más enojado que antes, ¡Chico, ya la haz cagado besándote conmigo! Quise decirle.

-Si no te diste cuenta, no quiere ir contigo.- y era tan típico de James saber lo que las mujeres quieren, era algo propio de él salvar a las damiselas en apuros, eso no me molestaba, después de todo, yo había sido una de ellas.

-Eres un extraño, no te metas donde no te llaman- Edward se acercó peligrosamente a James, si le llegaba a tocar un pelo la misión se iría a la mierda, yo no saldría con ningún violento y menos con un que se atrevería a golpear a mi novio.

-Edward él es mi amigo- dije defendiéndolo, no iba a aceptar esta situación, cuando James me dio una mirada alarmada supe que tenía que componer lo que había dicho- Si él quiere acompañarla es su problema, no el nuestro.

Eso estaba mejor, ¿Cierto?, no, esto era un desastre.

-Nosotros podemos llevarte Bells- dijo Jasper Hale, ahora podía reconocerlo, él era el marido de Alice Cullen, bendito informe que tenía información de todos- Alice ya quería irse, ¿verdad?

Todos acordaron irse, pero necesitaba unos minutos más con Edward, para cerrar la noche, solo un momento más y me iría a encerrarme con James en la primera habitación donde pudiéramos estar juntos.

-Quedémonos un rato más, ¿por favor?- dije tomando su mano para remarcar la petición, el miro un momento y luego asintió.

Isabella parecía indignada y se fue con los demás.

-¿Ella es tu novia?- le pregunto James a Edward cuando quedamos los tres solos.

-¿Y por qué te interesa?- volvió a mirarlo amenazadoramente, ¿Por qué no tenía alguna inyección para doparlo a mano? Simplemente no podía controlarlo, mejor dicho, no se le podía controlar cuando se trataba de Isabella.

-No estoy interesado, yo tengo novia y la amo demasiado como para andar buscando chicas en un bar- dijo guiñándome un ojo rápidamente, ¡Oh por Dios! ¿Acaso podía ser más tierno? Quería besarlo pero ya, casi ni recordaba porque le había pedido a Edward que se quedará.

-Ella es solo mi amiga, casi una hermana- dijo Edward con voz monótona, si claro, y yo era rubia, bueno, si él se creía esa mentira, ¿Quién era yo para sacarlo de su error? Debería celebrar que él fuera un lento en temas del corazón, sino lo tendría más complicado.

Tarde me di cuenta que Isabella estaba escuchando, ¡Joder con la chica! ¿Acaso no podía estar separada de Edward cinco minutos? Francamente no sabía lo que le veía, a leguas se notaba que Edward era un idiota y eso que solo lo había conocido esta noche. ¡Este iba a ser un noviazgo muy largo!

-¿Se te olvido algo?- mi voz salió más dura de lo que creía, pero ya estaba de mal humor, no era mi culpa.

-Tu pañuelo- se lo entrego a James, ¿Por qué ella tendría su pañuelo?- Muchas gracias, por… todo.

-Cuando gustes- él le sonrió, ¿Ves Edward? Eso es un caballero, podrías aprender.

Ella se despidió y volvió a desaparecer.

-¿Puedes prestarme tu celular?- le dije cuando parecía que quería seguir a Isabella, él casi ausente me lo entrego, guarde mi número y se lo devolví.- Ahí tienes mi número, puedes llamarme cuando quieras, estaré dando vueltas por Phoenix por un tiempo.

-Claro- dijo guardando su celular- Yo… necesito tomar aire, nos vemos después.

Una vez que se fue quise gritar de frustración.

-No me gusta para nada- le confesé a James y él no espero más para envolverme en sus brazos, por fin estaba en casa, sus brazos eran mi hogar.

-No salió tan mal- me consoló- Incluso Isabella los vio en pleno beso, la chica parecía que iba a deshacerse en lágrimas, ella realmente va a ser un problema.

Supe que estaba enojado pero no me diría nada, al igual que yo no quería más peleas entre nosotros, debíamos mantenernos unidos.

-No se parece en nada a ti- le aseguré con certeza- ¿Qué tipo besa a otra al segundo siguiente de estar con otra? No quiero casarme con él.

-Supongo que es bueno que no se parezca a mí, así no nos confundirás- se rio al ver mi cara de horror, pero me recompenso con un beso que me dejo en las nubes sin ganas de regresar, este si era un beso.

-Vamos al hotel- susurró mordiendo mi cuello, no hubo necesidad de contestarle, casi salimos corriendo hacia el auto y volamos por la ciudad hasta que llegamos a nuestra habitación.

Siempre habíamos sido bastante apasionados, pero esta noche rayaba la intensidad en cada caricia y beso, ambos queríamos remarcar nuestra pertenencia en cada uno.

Eran cerca de las nueve de la mañana cuando mi celular empezó a timbrar despertándonos.

-No pienso contestar- le dije al pecho de James, me acurruque más a su lado, él también estaba amodorrado porque gruño y me apretó más a él.

El bendito celular dejo de sonar y nosotros suspiramos de alivio.

-Buenos días- no sabía si me lo decía a mí o a mi trasero, ya que su mano había descendido hasta acariciarlo de lado a lado.

-Eres incorregible- dije por fin abriendo los ojos y apoyándome en su pecho para observarlo mejor, ¿Por qué tenía que ser tan perfecto?

Mi celular volvió a interrumpirnos timbrando quien sabe dónde- Si lo atiendes, voy a recompensarte.

-¿Será una buena recompensa?- me reí por su soborno, pero se me corto la risa cuando uno de sus dedos empezó a acariciar mi sexo lentamente.

-¿Tu qué crees?- me pregunto despegándose de mí, quise gemir por su lejanía.

-¿Dónde está ese puto teléfono?- dije frustrada cuando dejo de sonar por unos segundos cuando volvió a timbrar, al parecer alguien estaba muy interesado en comunicarse conmigo- Si es mi padre, juro que lo mandaré al mismísimo infierno.

-Aquí esta- me lo tendió James pero no me miraba sino que fruncía el ceño al ver la pantalla.

-Es mi papá, ¿cierto? – dije envolviéndome con la sabana, sería muy tétrico hablar con mi padre desnuda.

-Es un número desconocido, pero con característica de Phoenix.

Solo una persona en Phoenix tenía mi número, pero no podía ser Edward.

-Si es Edward me pegó un tiro, ¿es que no puede ser más denso?- pregunte a nadie en particular.

James no dijo nada y me entrego mi celular- Hola.

-¿Victoria?- sí, era Edward, podría empezar a buscar el revólver.

-Buenos días, ¿Qué pasa?

-Sé que es un poco apresurado, pero necesito tu ayuda.

Toma un número chico, ¿Quién no necesitaba mi ayuda últimamente?

-Claro, ¿Qué necesitas?- tenía que limitarme a mi lenguaje suave, sino, no le agradaría ni un poquito la otra Victoria, esto de jugar a dos caras sería exhaustivo.

-Me voy a mudar a Nueva York.

¿Qué? Pero si yo estaba por mudarme a Phoenix por él y ahora Edward se iba.

-¿A Nueva York?- pregunté ahogadamente preocupando a James que vino inmediatamente a sostenerme- ¿Y qué vas a hacer allá?

-Tengo que resolver algunos asuntos personales, pero es definitivo, y quería que tú me ayudaras a instalarme allá.

-¿Yo?, sí claro, ¿Cuándo viajas?

-Mañana.

-¡¿Mañana?!- grite, ¿Es que estaba loco? ¿Se iba así como así? ¿Cuál era su problema? ¿No se suponía que éramos las mujeres las que tomábamos decisiones apresuradas?

-Disculpa, primero debería haberte preguntado cuando regresabas tú.

-Descuida- susurré al punto de la histeria, -también regreso mañana, voy a acompañarte.

-Perfecto, más tarde te llamo para ultimar detalles.

Pasaron varios minutos sin que ninguno cortara el silencio.

-¡Aaaaghh!- dije aporreando el colchón.

-¿Así que regresas a Nueva York?- pregunto James sin mirarme, podía ver que sus puños estaban cerrados y que una vena se marcaba en su sien, se suponía que ambos estaríamos juntos en todo esto, él mantendría alejada a su amiguita mientras yo tendría un noviazgo casto y virginal al estilo 1810 con Edward, y por las noches podría estar con James tratando de quitarme el gusto de Edward de la boca.

Pero ahora parecía que íbamos a estar separados y tenía ganas de llorar de solo pensarlo.

-No es necesario que te quedes- dije desesperada- Una vez que nos vayamos Isabella no podrá hacer nada.

-La viste anoche, sabes que no se quedara con los brazos cruzados- seguía sin mirarme- Ellos dos se aman como nosotros, solo que no lo saben.

-¡Esto no es justo!- no pude evitarlo y solté una lagrima y luego otra y otra, hasta que me di cuenta que James estaba a mi lado pero sin tocarme, era como si estuviera a miles de kilómetros de distancia.

-Tenemos que aprender a estar el uno sin el otro- me explico pero no aguanto mucho cuando por fin me abrazo con más fuerza de la necesaria.- ¿Cuánto crees que tardara en pedirte matrimonio?

-Más le vale que sea la próxima semana, no sé cuánto podré aguantar- dije un poco más repuesta, pero aun sollozando.

James me mecía calmándome como solo él podía hacerlo.

-Quiero mi recompensa- dije aun estando mal, quería sentirlo tantas veces como fuera posible antes que tuviera que irme.

o-o-o-o-o-o-o-o

Año 2013

-Vamos James, contesta- me paseaba por la habitación como una posesa, ya iban varias veces en las que su celular me mandaba al buzón, ¿Por qué no me contestaba?

-La línea a la que usted desea comunicarse…- corté antes de que el mensaje siguiera, necesitaba hablar con James, no podía dejarle un mensaje, la culminación de nuestra misión había llegado casi al final y él debía saberlo.

Marque una vez más esperando tener suerte, la emoción por saber que estos dos años habían dado frutos hacían que quisiera ponerme cantar, esta noche por fin el lento de Edward Cullen me había pedido matrimonio, todo lo que había pasado por fin valía la pena.

Literalmente fueron los dos años más largos de mi vida, James venía a verme un fin de semana de cada mes pero no era suficiente, sentía que nuestro amor se iba apagando con cada minuto que pasaba y eso me asustaba, tenía miedo en que llegara un día en el que nuestros corazones no se reconocieran y decidieran seguir un camino diferente en el que permanecíamos separados.

Pero esos miedos habían quedado atrás, en dos semanas iba a casarme y luego de que firmara la dichosa cesión de las acciones a mi padre sería libre.

Al quinto timbrazo James finalmente me contesto- ¿Qué pasa Victoria?

Su tono seco no me sorprendió, últimamente nuestras llamadas eran así, pero ahora todo cambiaría.

-En dos semanas seremos libres amor, solo faltan dos semanas para acabar con este calvario- y es que el noviazgo con Edward Cullen había sido un infierno, el chico simplemente no tenía madera con las mujeres, había llegado a tenerle cariño y seguro que hubiéramos sido buenos amigos, pero ¿pareja? Eso sí que no.

-Así que vas a casarte, ¿Debería felicitarte?- su ironía me lastimo un poco, sabía que él estaba enojado, muchas veces me había pedido que desistiera, que nos las arreglaríamos con las consecuencias pero yo me había negado.

-Si Wallace, deberías felicitarme por que conseguí que la boda sea en dos semanas- corte la llamada frustrada, los antiguos miedos volvieron a mí, ¿De qué serviría todo esto si James no disfrutaría conmigo? Tenía ganas de llorar.

No pasaron ni dos minutos cuando mi celular sonó, y como yo no era de las que devolvía el golpe, conteste enseguida- Lo siento, es solo que… ya había perdido las esperanzas de que este día llegara y es difícil hacerme a la idea.

-Te entiendo, yo misma no puedo creerlo, pero ve haciendo una reservación porque en quince días nos vamos a Cuba y que el mundo se pudra a nuestro alrededor- de solo recordar nuestras antiguas vacaciones la piel me hormigueaba al imaginarnos a ambos otra vez en ese paraíso.

-¿Piensas casarte y al otro firmar la cesión?

-Y la anulación, no olvides la anulación- me reí como niña pequeña recostándome en la cama acariciando mi plano vientre, solo había un lugar donde darle la noticia a James y era en nuestra isla, sabía que se emocionaría tanto como yo cuando me entere.

Él sería un papá grandioso.

-¿Le dijiste a tu noviecito qué voy a ser tu padrino de bodas?- preguntó con voz socarrona, podía sentir su sonrisa sin verla, ¡Esa era la actitud que quería!

-No puso ninguna objeción siempre y cuando Isabella sea la madrina- dije rodando los ojos, solo alguien tan estúpido como Edward le pediría a la de la cual está enamorado que sea la madrina de bodas.

La diferencia entre él y yo, es que James sabía la verdad y él mismo me había pedido ser el padrino, después de todo, el padrino tiene que estar en todos los eventos junto a los novios.

-Así que por eso él la llamo esta noche- comentó el para sí mismo, ¿Cómo sabía él que Edward había llamado a Isabella?- Antes de que tu lado celoso salga a la luz y empecemos una pelea innecesaria…

-Te escucho amorcito- él tenía razón, los celos eran algo que estos dos años habían evolucionado en mí gracias a la pequeña Isabella, ellos dos se habían convertido en grandes amigos, y a pesar de que antes yo estaba segura del amor de James, ahora no tanto, la distancia y las constantes peleas habían minado mi seguridad.

-Estamos en casa de Bella, porque ella estaba un poco deprimida.

-¡Que novedad! ¿Cuándo esa chica no está deprimida?

-Gracias por la interrupción, esta sensible porque en un mes cumplirá veinticinco, y tu novio le hizo una promesa, en la que los dos se casarían el día en que ella cumpliera veinticinco.

¿En serio? ¿Qué estaba mal con Edward?

-A veces quisiera defender a mi prometido, pero es que no tiene remedio, ¿por lo menos habló con ella para disculparse por romper la supuesta promesa?

-Según Emmett no, ya sabes, él es mi fuente, Bella sigue siendo hermética en lo que se refiere a Edward.

-Pobre chica- concluí un poco triste- Quizás debería hacer una buena obra y decirle que pienso anular mi matrimonio al día siguiente, eso compensaría haberle robado a su idiota, ¿Cierto?

-¿Victoria Bryce Denali haciendo una buena obra?- se río burlándose de mí- Eso sería bueno, siempre y cuando ella guardara el secreto.

-Dejemos de hablar de ese par y pasemos a lo importante, ¿Podrías viajar esta noche? Te extraño- y era verdad, hace un mes que no lo veía y ya tocaba su fin de semana conmigo, solo íbamos a adelantarlo.

-Te prometo viajar mañana, después de todo tengo que pedir licencia mujer, me voy por un largo tiempo, no sé tú, pero pienso quedarme una buena temporada con mi novia en Cuba.

-Me suena al paraíso- le dije queriendo besar al mismísimo celular.- Todo saldrá bien, ya falta poco.

o-o-o-o-o-o-o-o

Nada estaba saliendo bien, esta era mi despedida de soltera y las cosas con James estaban cada vez peor, vivíamos en un constante mal humor en los que mis hormonas del llanto parecían estar programadas para los peores momentos de una pelea.

Y para colmo de la situación, Isabella había venido con el firme propósito de detener la boda ¿Quién rayos se creía que era? Ella iba a tirar por la borda todo mi maldito trabajo, habrían sido dos años para nada si ella conseguía detener la boda, sus intenciones acabaron con todas mis ganas de decirle la verdad, ella era un peligro en potencia.

Entiendo que en la guerra y el amor todo se vale, pero ¿Era necesario cambiar mi nombre por el suyo en las invitaciones de boda? ¿Cuán patético era eso?

¡Incluso estaba viviendo con Edward! Bueno, James estaba conmigo, pero este era nuestro departamento, él tenía tanto derecho de vivir en él como yo.

Y la última de sus maldades, ¡Me había teñido el cabello de rubia! , eso era lo que más me molestaba de todo lo que había hecho, si bien no estaba comprobado que las tinturas para el cabello fueran perjudicial para el embarazo, ella había puesto en peligro la vida de mi bebé.

Gracias al cielo, las estilistas me habían asegurado que podía volver a mi color normal utilizado tintes naturistas, pero aun así había pasado un miedo terrible cuando me vi rubia, pero no todo era culpa de Isabella, sino de Tanya, mis hermanas estaban como locas y a veces no entendía si apoyaban mi boda o no, claro, ellas tampoco sabían la verdad.

Me sentía tan sola, antes contaba con James para enfrentarme a todos, pero ahora ni eso, podía sentir la música resonando en las paredes, había venido a la sala de mantenimiento a descansar un poco, tanto ruido me estaba aturdiendo y no podía explicarles a mis hermanas que me negaba a beber porque estaba embarazada, lo único que faltaba es que todos se enteraran, ese sería el fin de mi compromiso ya que con Edward no habíamos intimado ni siquiera una vez, incluso yo me le había insinuado unas cuantas veces por curiosidad a ver si reaccionaba y lista para darle una patada en las bolas si intentaba hacer algo, pero no, siempre me detenía alegando que lo habían educado para respetar a su novia hasta que dieran el sí en altar.

A veces pensaba si realmente él era virgen, digo, él no era un experto en mujeres, yo podía dar fe de ello, quizás ni siquiera había follado con Isabella.

De repente la puerta se abrió con James a la vista, no pude evitar sonreír, él tenía un don para encontrarme.

-¿Qué estás haciendo aquí? –me pregunto hoscamente, ¡Genial! Lo único que me faltaba en estos momentos era que peleáramos.

-Quería estar sola- me encogí de hombros.

-O quizás estas esperando a tu prometido, ¿Es que ya no pueden esperar hasta la noche de bodas?

Ni siquiera le conteste, cuando todo había comenzado yo le había jurado que nunca me acostaría con Edward, y ahora cada vez que estábamos juntos, él me atacaba de esta manera, podía sentir la humedad en mis ojos y eso no era bueno ¡Malditas hormonas! Parecía que ya no podía pasar una pelea sin llorar, yo no era así, siempre plantaba la cara para todas las batallas, pero ahora me sentía tan frágil y era por su causa.

-Si vas a venir a insultarme, puedes retirarte- le dije volteando el rostro para no verlo.

Él soltó un suspiro, pero no se fue, cerró la puerta y vino hacia mí, sentí su brazos posicionándose en mi cuerpo, pero ahora me quemaban así que me solté inmediatamente, ¿Cuánto más podríamos sostener una situación así?

-Lo siento- dijo desconcertado por mi reacción, yo nunca lo había rechazado, siempre había sido él el que despreciaba mis caricias, cada rechazo equivalía a un paso más alejado de mí, a estas alturas ya sentía que esa distancia equivalía a miles de kilómetros.

-No te cases- pidió repentinamente tomando mi barbilla para que lo mirase- Por lo que más quieras no te cases.

-James, la boda es pasado mañana.

-No voy a poder soportarlo Victoria- me soltó y se puso a caminar por la pequeña habitación.

-Esto es por nosotros, ¿recuerdas?- grite totalmente furiosa, faltaban dos míseros días y él quería que nos rindiéramos.

-¡No!- rugió golpeando la pared asustándome- Esto es por el maldito dinero y lo sabes.

-¿Y qué pasa con las amenazas de mi padre, eh? Dime, que haremos cuando ni tú ni yo tengamos trabajo.

-Si su querida empresa se va a la quiebra no va tener influencias para atacarnos, incluso podemos ir a otro país, tenemos otras opciones Victoria- dijo tomando mi rostro entre sus manos, podía ver que estaba desesperado.

Cubriendo mis manos con las suyas, me di cuenta que las suyas estaban heladas- Teníamos opciones James, él ya es dueño del cuarenta por ciento de Cullen Co., con eso puedo arruinarnos en cualquier parte.

-¿Y vas a arruinar a otra familia? ¿A los Cullen? Son mis amigos Victoria, no puedes hacerlo.

-Te recuerdo que estamos en esto juntos- lagrimas empezaron a correr por mis mejillas- Estuviste de acuerdo en quitarles la empresa, no puedes decir que yo voy a arruinarlos, no puedes.

-Voy a decirles la verdad, les diré que tu padre es el que está comprando las acciones ilegalmente, les diré que todo esto es una farsa.

-Si haces eso, mi papá irá a la cárcel- estaba respirando agitadamente, tenía que calmarme, por mi bebé, por nuestro niño tenía que parar esto.- Son solo dos días James.

-Si te casas me perderás Victoria, tenlo por seguro, no volverás a saber de mí.

-¿Me estas dejando?- esas palabras salieron atragantadas de mi ser, las paredes incluso me daban vueltas.

-Esa es tu decisión, si te casas con Edward sabré que habrás elegido al dinero antes que a mí- concluyo cerrando la puerta dejándome en el más horroroso de los silencios, los oídos me pitaban, y tenía ganas de vomitar, ¿Cómo habíamos llegado a este punto? ¿Qué iba a hacer? No podía perder a James, eso era impensable, salí en su búsqueda dispuesta a rogar que no se fuera, no podía dejarme, no podía dejarnos, ahora éramos dos y él ni siquiera lo sabía.

Pero apenas ingrese al salón mi cuñado hablo y quise matarlo.

-Este tema tiene que cantarlo la novia- dijo Emmett leyendo el papelito- Estas un poco achicopalada, así que vamos Vicky, el temas es ¡Las chicas grandes no lloran!

¿Qué no veía que acababa de llorar? Para este tipo todo era bromas y juegos.

-El sendero en el que estoy caminando, debo atravesarlo sola, debo da pasitos como de un bebe hasta que haya crecido- cantaba sin ánimos, leyendo la pantalla para saber que seguía, la siguiente frase me marcó porque era la más cruda de las verdades.- Los cuentos de hadas no siempre tienen un final feliz, es cierto.

Pero yo quería mi final feliz junto a James y a nuestro bebé, tenía que hablar con él otra vez, las cosas no estaban todas dichas, y este no era el final que quería, no señor, empecé a buscarlo con la mirada pero no lo encontraba, cuando finalmente termino la dichosa canción pude ver que se acercaba a Emmett, este asintió y me pidió el micrófono despidiéndome.

¿James iba a cantar?

-Tengo un pedido especial de mi gran amigo James- dijo Emmett presentándolo- Con ustedes, ¡Adiós mi amor!

¡Oh por dios! ¿Era para mí? Por primera vez iba a cantar para mí y lo iba a ser para terminar conmigo.

-Quiero dedicarle esta canción a mi gran y único amor- dijo James suspirando mientras unos acordes de piano se escuchaban en el sistema de audio, las luces bajaron y solo fui consciente de su presencia, a mi lado mis hermanas suspiraban y teorizaban que la canción era para mí.

-¿Te decepcioné o te defraudé?¿Debería estar sintiéndome culpableo dejar que los jueces me enjuicien? – James empezó a cantar sin mirarme, su vista estaba fija en el horizonte como perdido en sus pensamientos- El amor es ciego y eso lo supe cuandomi corazón fue cegado por ti.He besado tus labios y sostenido tu cabeza,compartido tus sueños y compartido tu cama,te conozco bien, conozco tu olor,he sido adicto a ti.

Mi pobre James, se notaba que sufría al igual que yo, él tenía razón, nuestra relación no soportaría una boda con otro, las lágrimas nuevamente pugnaba por salir pero yo las mantenía a raya, no podía perder ahora, tenía que ser fuerte.
-Adiós mi amante,adiós mi amiga,has sido especial,has sido la única para mí.- cantó con su hermosa voz mirándome fijamente, adiós a la contención, las lágrimas fluían libremente, porque podía ver que realmente se estaba despidiendo de mí, ya era demasiado tarde, él ya había tomado una decisión y no importaba lo que yo hiciera él se había rendido.- Recuérdanos a nosotros y todo lo que solíamos ser,te he visto llorar, te he visto sonreír,te he visto dormir durante un rato,sería el padre de tu hijo,habría pasado una vida contigo,conozco tus miedos y tú conoces los míos,hemos tenido nuestras dudas pero ahora estamos bien,y te quiero, te juro que es verdad,no puedo vivir sin ti.

¡Aghh! Maldita vida injusta, yo solo quería un fututo con él ¿Era mucho pedir? Parecía que sí, porque ese futuro se acababa de romper frente a mis ojos, el amor que tanto había resistido se había acabado dejando solo las cenizas y el rescoldo quemando en mi corazón.

-Shh shh, no llores pequeña- dijo Irina a mi lado abrazándome- Él tenía que entender que si te casas con otro es porque lo suyo ya no existe, él ahora lo entendió, no llores.

Con eso solo llore más, ¿Qué sabían ellas de mí? Nada.

-Se está poniendo histérica- dijo Laurent preocupado, es mejor llevarla a casa.- ¿Quieres irte Vic?

Solo logre asentir, como un zombie me deje llevar de la mano hasta su coche rumbo a su hogar, solo quería dormir o desmayarme y dejar de pensar en todo esto, quería olvidar sus palabras y su despedida, quería olvidar para mañana despertar y saber que todo era una simple pesadilla, que en realidad estaríamos en una casa, ya casados disfrutando de mi embarazo ya avanzado mientras él me consentía y celebraba cada día a mi lado, si ese era un buen pensamiento para dejarme llevar a la inconsciencia de los sueños.

o-o-o-o-o-o-o-o-o

¡Qué bellos son los sueños mientras estas en ellos!

Pero cuando vuelves a la realidad te das cuenta que los sueños, sueños son, no existen, y son solo una plaga que te contaminan con la falsa felicidad en unas horas, porque cuando despiertas te das cuenta que tu realidad es una mierda y sigues comprometida con Edward Cullen mientras que James está muy lejos de aquí.

Lo siento Victoria, ya no puedo más, no puedo verte casarte con otro, simplemente no puedo, si te arrepientes aunque sea en el último momento, te estaré esperando con los brazos abiertos donde una vez fuimos felices juntos.

Te amo.

James

Volvía a releer su nota una y otra vez, James se había ido, su ropa no estaba al igual que su documentación y maletas.

Había sabido bien leer en su canción de anoche, él se había despedido de mí.

Una furia ciega me atenazaba el corazón, una furia contra mí misma, había dejado que se fuera, él se había rendido, pero yo lo había dejado rendirse, tenía que buscarlo, la boda se podía ir a la mierda.

Victoria Denali no era una princesa que seguía las órdenes del rey, había estado subyugada dos años, no más.

Lo primero era cancelar la boda, Edward no estaría feliz, ya que se suponía que fusionaríamos las empresas para salvar la suya, bueno eso creía él.

Maneje lo más rápido que pude pero teniendo cuidado hasta su edificio, tenía que hablar con él y más vale que cooperará sino me pondría violenta.

Cuando por fin llegue corrí hasta el ascensor y espere pacientemente hasta su piso, nunca había venido, pero el lado psicópata de mi padre me había brindado información suficiente sobre su trabajo y su dirección, como dije, ¡Psicópata!

Toque la puerta, pero nadie atendía ¿Es que acaso estaba durmiendo? Yo tenía la excusa de dormir más de lo necesario por mi embarazo, pero él era un perezoso, volví a tocar la puerta, pero nada.

Que conste que yo quería hacer esto civilizadamente, además cada minuto que pasaba acá eran minutos lejos de James, ya había perdido demasiado tiempo junto a Edward, sería irónico que perdiera más.

-¡Ábreme maldita sea!- esta vez grite mientras aporreaba la puerta.

Nada.

Lo último que faltaba es que no estuviera.

-¡Edward!- volví a golpear la puerta, y gracias al cielo por fin la abrió, lamentablemente mi paciencia se había esfumado.

-¡Estoy harta de todo esto! –Dije y su cara de estupefacción me basto para querer golpearlo, había aguantado todo esto por nada, necesitaba descargarme- Tú, mi padre, la empresa y la maldita boda se pueden ir a la mierda, no voy a casarme.

-Victoria cálmate- Edward agarro mis muñecas deteniendo mis golpes- Estas histérica, cálmate.

¿Cómo se atrevía a decirme histérica?

-¡No pienso calmarme!- le grité, todo estaba mal, y él quería que me calmara, y para terminar todo me di cuenta que no estábamos solos, sino que Isabella estaba presenciando todo esto y nos miraba cautelosamente, ¿¡Que más me faltaba hoy!? Sin poder evitarlo me eche a llorar, Edward si estaba con ella, y James me había dejado, ¿Por qué ellos si estaban juntos? ¿Ellos si tendrían un final feliz?

-¿Estas con ella?- pregunte intentando calmarme mientras me limpiaba las lágrimas, ¡Basta de llorar! Este no era el momento.- Que pregunta tan idiota, claro que estas con ella, y ahora soy cornuda, ¿Qué más me puede pasar hoy?, y dime Isabella, ¿te acostaste con mi novio aun sabiendo que mañana va a casarse conmigo? Supongo que tu plan funciono a las mil maravillas, lograste impedir la boda, pero ¿sabes qué?, no me importa porque James se fue, ya nada importa.

Él solo pronunciar el nombre de James volvió a romperme en lágrimas, él tenía que estar conmigo en esto, pero me había dejado y yo estaba perdiendo el tiempo con estos dos en vez de ir a buscarlo.

-¡No me importa!- esta vez me dirigí a Isabella, si ella quería intentar estar con el idiota, buena suerte con eso, no aguantaría ni un día a su lado- Puedes quedártelo, no va a haber boda ni mañana ni nunca.

-Estás alterada- la voz de Edward era suave, casi asustada- Todas las novias se alteran antes de la boda, ven, vamos a hablar y a solucionar nuestros problemas que la boda es mañana.

-¿Qué?- susurró la chica, ¿Ves? Es un idiota, quise decirle, y realmente competía con mi padre en la locura.

-Estás loco- le dije saliendo de ese lugar, esa era la verdad y yo no iba a gastar más mi tiempo, si él quería ir mañana y esperarme el altar, era libre de hacerlo, yo no me presentaría y él ahora lo sabía.

Estaba llegando a mi auto cuando una mano me sujeto del brazo, era Edward que estaba todo rojo y agitado, parecía que había venido corriendo.

¿Había dejado a Isabella por venir en mi búsqueda? Yo tenía razón, la chica necesitaría mucha suerte para lidiar con Edward.

-Me puedes explicar que carajos te pasa, vienes a mi casa y me gritas que quieres cancelar la boda.

-Es la verdad, no voy a casarme- le dije más tranquila, ahora que había sacado un poco de mi furia al exterior, podía razonar un poco más.- Y tú tampoco quieres casarte, dejémonos de mentiras Edward, tú quieres a Isabella, y yo amo a James.

-Yo amo a Bella- me contradijo.

-¿Entonces qué haces aquí?

-Tenemos que casarnos, la fusión tiene que ser hecha y luego…

-¿Solo quieres casarte conmigo por la fusión?- quise reír, ¡Ambos éramos unos malditos ambiciosos que nos casábamos por las razones incorrectas!- Si la fusión se lleva a cabo mi padre se quedara con tu empresa, así que no creo que quieras eso.

-¿Entonces si es tu padre él que está comprando las acciones?

-¿Sabes? Estoy perdiendo el tiempo, tengo que buscar a James- le dije intentando abrir otra vez la puerta de mi auto.

-¿Quieres que tu padre vaya a la cárcel?-

-¿Me estas amenazando? ¿Qué le pasa a todo el mundo que se cree con la libertad de amenazarme para hacer lo que ellos quieren?- grite otra vez perdiendo los estribos.

-¿Quieres calmarte? Me estas poniendo de los nervios con tus cambios de humor.

-Porque estoy embarazada imbécil- volví a gritar, es que acaso no me dejaría ir en busca de James, esperaba que aún hubiera vuelos disponibles hoy porque si no ardería Troya.

-Ese niño no es mío- salto para atrás soltándome como si yo quemara, parecía a punto de vomitar, se veía descompuesto, rodé los ojos exasperada, ¿En serio creía que yo le iba a achacar a mi bebe?

-Claro que no es tuyo, y aun sabiendo que no es tuyo tienes el tacto de un culo de hierro, no puedes decirle a una mujer embarazada "Ese niño no es mío", ¿Dónde están tus modales ingleses? ¿Dónde está la educación de Esme? Te he aguantado dos años de mi vida, dos años en lo que pensabas y vivías por otra mujer a la distancia y prácticamente me lo restregabas en la cara, Bella hace esto, Bella hace aquello, a Bella le gusta esto, a Bella le gustaría esto, hoy no puedo porque tengo que llamar a Bella, Bella debería haber venido, ¿Por qué Bella no viene a visitarme? ¿Crees que Bella está saliendo con alguien y por eso no viene? Debería viajara para ver a Bella, quiero que Bella sea la dama de honor, Bella, Bella y más Bella- por fin lo había soltado todo, sentía como si me hubieran sacado un bola de boliche del estómago, incluso creo que mi bebe guisante se acomodó mejor en mi vientre gracias a mi explosión- Ahora haz el favor de ir con tú Bella y dejarme buscar al padre de mi bebé.

-No conocía esta cara tuya- sonrío, el muy cabrón estaba sonriendo.

-Esta es la verdadera Victoria, estoy cansada de hacerte ojitos y sonreírte a cada momento del día, y amigo, no sé lo que piensa Isabella, pero besas horrible, deberías trabajar en ello.

-Me gusta más esta Victoria, pero tenemos cosas que resolver, por ejemplo, quiero que tu padre me devuelva mis acciones, y tú te encargaras de eso.

-¿Otra vez tengo que hacer el trabajo sucio?- pregunte retóricamente- En tus sueños, porque yo tengo cosas que hacer.

-Si me ayudas, tu padre no irá a la cárcel, la empresa volverá a ser mía y las fusionaremos, incluso te dejare ser parte de la nueva unión, así todos ganamos- él estaba tratando de convencerme, pero ni muerta me casaría con él, James definitivamente no me lo perdonaría- Y ni quiera necesitaremos casarnos, solo será un show al que todos asistirán, después de eso serás libre de irte a donde quieras.

o-o-o-o-o-o-o-o-o

-Vicky cariño, ¿Qué es lo que puedo hacer por ti? – fue el dulce saludo de mi padre.

-Eleazar- asentí con toda la frialdad que me rodeaba.

-¿Esas son las formas de saludar a tu padre?- dijo sentándose, sus ojos eran escrutadores.

-Dejaste de ser mi padre hace mucho, ahora quiero hablar de negocios- dije golpeando con un bolígrafo su pulcro escritorio.

-¿Negocios?- pregunto burlonamente- ¿Qué puede saber de negocios una simple fotógrafa?

-Lo suficiente- le sonreí irónica- Debo proteger mi futuro, y contigo no está a salvo.

-¿A qué viene la desconfianza?

-James termino conmigo y esta vez para siempre, y yo estoy embarazada, como veras, tengo que proveer mi futuro.

Él parecía francamente fascinado por lo que le contaba.

-¿Quién diría que sería mi hija menor la que me daría mi primer nieto?

-Será tu primer nieto, por lo tanto tu heredero, ¿Correcto?- pregunté esperando que me siguiera- Quiero que todas las acciones Denali y las que compraste de Cullen Co. estén a mi nombre, lo quiero todo.

-¿Estás loca?

-No me interrumpas- dije sonriente- sabes bien que yo no podría manejarlas, aun así las quiero para mí, pero… Tú serás quien las administre y las maneje, cuando mi hijo crezca le pasaras el mandato a él.

Él estuvo callado por un largo tiempo, se levantó y camino alrededor del estudio varias veces hasta que sentí sus manos en mis hombros- Sabía que algo de la educación que te di tenía que haber quedado en esta cabecita pelirroja, y no me has decepcionado, ¿Cuándo quieres hacer la cesión?

-En este mismo instante, mañana es la boda y no quiero contratiempos cuando fusionemos ambas empresas.

-Muy bien, se hará como tu decidas- dijo dejando una caricia en mi cabello, hasta donde yo recordaba, esa era la única muestra de afecto que él había tenido para conmigo, que lastima que hay tenido que comportarme como una arpía ambiciosa para conseguirla, incluso yo me sentía asqueada por mi actuación, pero todo esto era por mi hijo y por James, por nosotros, con esto me aseguraría de que todo el sufrimiento habría valido la pena.

o-o-o-o-o-o-o-o-o

-¡Victoria!- gritaban varias voces detrás de mí, con gran placer me quite el velo de novia y lo arroje.

-Espera un momento- esa era Irina.

-Con un demonio quieres detenerte- grito Tanya, pero yo no tenía tiempo, mi vuelo salía en media hora, tenía que llegar al aeropuerto y rápido.

-¡Victoria!- gritaron las tres al unisonó cuando me subí a mi auto, pero fue Irina la que me detuvo ya que se puso en frente del auto impidiendo que avanzara mientras las otras dos se subían en el asiento trasero, cuando vio que no iba a avanzar Irina se relajó y subió al auto por el lado del copiloto, apenas cerró la puerta, pise el acelerador abriéndome paso por la avenida esperando que ningún policía me detuviera por velocidad alta.

-¿Podrías decirnos a donde carajos vamos?- grito Tanya desde atrás cuando cogí una curva en busca de un atajo hacia el aeropuerto.

-Al aeropuerto.

-¿Y tu marido?- Kate se adelantó metiendo su rubia cabeza entre Irina y yo- ¿Lo dejaste olvidado, ¿O qué está pasando?

-No me case, fue todo una farsa, en realidad fusionamos las empresas, le devolví las acciones que papá robo a Edward y lo nombre presidente de Denali co.

-¿Hiciste qué?- gritaron las tres al unisonó.

-Agradecería que no me distraigan, voy con prisa, mi avión sale en veinte minutos- les expliqué- James me está esperando en Cuba.

-¿James?

-Miren, todo esto fue una farsa ideada por papá hace dos años, él quería quedarse con la empresa de Edward y yo le ayudaría dando el golpe final, pero todo se fue al demonio, James me dejo y…- malditas lágrimas, pero no sabía si eran de alegría por el reencuentro o por el medio que sentía si James no me aceptaba de vuelta- Y ahora hice lo correcto.

-Pero le diste nuestra empresa a Edward- se quejó Tanya.

-Yo tengo más derecho que ustedes a esa dichosa empresa, desde que tengo dieciocho he estado sufriendo por culpa de este tema, pero ya no más, ahora me pertenece- les sonreí- Pero no se preocupen, les repartiré equitativamente a ustedes y a mamá lo que les corresponda.

-¿Desde cuándo te volviste tan…- Kate buscaba la palabra correcta-

-Fría- terminó Irina por ella.

-No soy fría solo por querer la recompensa que se me prometió cuando comencé toda esta farsa del noviazgo con Cullen, solo Dios sabe que me corresponde- me excuse atenta a la última salida que me llevaba por la autopista al aeropuerto.

Ellas estuvieron mortalmente calladas el resto del camino, y así lo prefería, no necesitaba que me dieran discursos de moral en estos momentos.

Llegue con el tiempo justo para abordar el avión, ellas se despidieron escuetamente y me dejaron abordar sin más preguntas.

En el avión, todos me veían raro por llevar un vestido de novia, a lo mejor pensaban que me iba de luna de miel sin mi marido, o era una chica abandonada, las opciones era muchas, pero no les di importancia y cerré los ojos esperando que las horas de vuelo se acortasen.

-Eh señorita… quiero decir señora…- me sacudía la azafata hasta que parpadee confundida- Ya llegamos.

Me despabile rápidamente y con su ayuda descendí rápidamente, quizás en vez de dormir, me hubiera cambiado en el baño, pero ya era tarde, me cambiaría en el hotel donde siempre nos hospedábamos con James y lo buscaría por todos lados.

Cuando recogí mis maletas trate de evitar las curiosas miradas que me daban los demás pasajeros, sí, debería haberme cambiado.

-Señorita, creo que sí la están esperando- me susurró una anciana riéndose mientras apuntaba a alguien adelante.

Alguien que tenía un cartel que tenía escrito: ¡Bienvenida novia fugitiva!

James estaba esperándome, no pude evitar correr hacia sus brazos, él me recogió sonriendo y abrazándome hasta que mis huesos se quejaron pero no me importo, luego él empezó a repartir besos por todo mi rostro al igual que yo, ambos no dejábamos de repetir "Lo siento", una y otra vez, cuando él sintió mis lágrimas se detuvo.

-Ey, no llores,- me dijo acariciando mi mejilla tiernamente, había extrañado tanto que me tratara con cariño- Edward dijo que esto funcionaría, pero no sabía que lo haría tan bien.

-¿Edward?- pregunte confundida mientras el limpiaba mis lágrimas, pero me asuste cuando su otra mano bajo hasta mi vientre acariciándolo, ¿Él sabía?

-Sí, él ha hecho que crea en los milagros, si un tipo como él puede tener gestos románticos, creo en cualquier cosa- se río divertido- El me llamo para reclamarme haber abandonado a mi novia embarazada, y que más me valía venir a esperarte al aeropuerto con un cartel cursi.

-¿Un cartel cursi?- me reí viendo que el cartel estaba lleno de corazoncitos.

-Según él, Bella se lanzó a sus brazos por un cartel cursi que le escribió cuando ella llego a Nueva York.- Típico de Edward, Bella esto y Bella aquello, quizás ellos si tendrían una oportunidad.

-Ahora mi novia fugitiva me va a decir porque no me conto sobre nuestro bebé- me dijo en un falso reproche mientras seguía acariciando mi vientre, incluso podría jurar que mi guisante bebe estaba encantado por reencontrase con su papi.

-Quería decírtelo aquí, donde una vez fuimos felices- le dije sonriendo feliz, las cosas habían salido mejor de lo que esperaba, aunque el escenario no era el idóneo teniendo en cuenta que aun estábamos en el aeropuerto.

-Si por mí fuera nos quedaríamos a vivir aquí, parece que nada puede alcanzarnos acá, incluso me sentí pésimo conmigo mismo por haberte dejado e iba a volver, pero Edward me lo impidió.

-¿Entonces me perdonas?- le pregunte un poco insegura.

-Si tú me perdonas a mí por haberte abandonado cuando más me necesitabas- yo asentí rápidamente, entendía por qué lo había hecho- Entonces si ambos estamos perdonados, ¿podemos ir al hotel y hacer el amor hasta que olvidemos todo lo que paso?

-Sí, por favor- dije fervientemente lo necesitaba más que a nada.

-Aunque no quiero olvidar todo, este pequeñín no tiene que ser olvidado por nada del mundo- su mano aún seguía en mi vientre parecía que nunca saldría de ahí.-Tenemos que tener cuidado.

Bueno, nadie dijo que sería fácil un embarazo.

o-o-o-o-o-o-o-o-o

Año: 2015

-Dime otra vez porque tenemos que estar ahí- repetí cansinamente a mi marido.

-Porque es el cumpleaños de mis amigos, y nos invitaron.- James sonrío.

-Podrías haber venido solo tú, sabes muy bien, que aún no les caigo bien, y además estará ella con su orégano.

-Repite conmigo- se burló apretando una de mis mejillas sin verme ya que estaba conduciendo- Ella se llama Bella y él Mike Arangano.

No pude evitar reírme- A veces eres un tonto.

-Y así me amas.

-Mucho- le confirmé con una sonrisa.-Aun me siento un poco mal de que las cosas entre ellos no funcionaran.

-No funcionan porque ellos no quieren, Edward podría haber vuelto a Phoenix, o Bella podría haberse mudado a Nueva York con él.

-¿Crees que aún tienen esperanzas?

-Antes si lo creía, pero ya han pasado dos años y nada, además Bella tiene pareja.

-Pero si el orégano es un asco, incluso Edward le gana, y eso mucho decir- concluí una vez que aparcamos en Punto Cero, el lugar donde todo comenzó y donde los mellizos Emmett y Alice festejarían sus cumpleaños.

-Eres terrible- me abrazo una vez que abrió mi puerta para dejarme salir, sip, mi marido era todo un caballero.

No tardamos mucho en encontrarlos, ya que Emmett como siempre era el que hacía más escándalo en todo el local.

Una vez que los saludamos nos embarcamos en una conversación amena.

-¿Con quién dejaste a Jane?- me pregunto Rosalie.

-Con la niñera del pequeño Jacob junior, Leah estuvo de acuerdo así él no se sentirá solo- con la que mejor me llevaba era con Leah, era una pena que no estuviera aquí, con ella me sentiría más segura, pero ella junto a Jacob tenían una cena de negocios y no habían podido asistir.

-Adela se quedó con Noah en la casa de Esme- me explico ella, tanto Alice como Rosalie increíblemente solo habían tenido un niño cada una, todos esperábamos a que tuvieran mellizos, pero no, pero en la siguiente tanda seguro que sí y que Dios nos ayudase.

-¡Bella!- chillo Alice asustándonos.

Bella venía acompañada de su novio, parecía que habían discutido ya que ambos estaban distantes uno con el otro, su mirada se posó en mí e hizo una mueca de fastidio, aún no le caía bien, y eso que ya llevaba un año y medio casada con James.

-¿Algún problema conmigo Isabel?- le pregunte inocentemente.

-Ninguno Verónica- respondió ella con una falsa sonrisa, como en los viejos tiempos.

-Okey, mira, creo que es hora de que superes nuestra enemistad, solo porque estuve a punto de casarme con Edward no quiere decir que lo haya hecho, ¿cierto?, no me case.- le dije exasperada.

-¿Quién es Edward?- pregunto Mike.

-¡Oh por favor! Hablamos de Edward todo el tiempo- le conteste mordazmente, nunca me había caído bien el tipo.-Edward es el primer y único amor de Isabella, así que no pierdas tu tiempo con ella, deberías irte.

Isabella parecía indignada, y el orégano me miraba furioso, pero los demás parecían querer abrazarme.

-Con Victoria iremos por unas bebidas- dijo James jalándome y llevándome lejos.

-Por favor no me regañes- le pedí antes de que empezara.

-Eso estuvo asombroso, él tampoco me cae bien- dijo abrazándome llevándome a la fila.

Entre arrumacos y besos rápidos esperamos por nuestras bebidas hasta que una voz nos alertó.

-Aún después de tanto tiempo siguen siendo unos melosos- ¡Oh por dios! No dejes que sea ella, por favor que no sea ella.

-Chelsea- saludo James con sorpresa cuando se giró, me negaba a girar, no iba a saludarla.

-¿No vas a saludarme cuñadita?- se río ella con esa vocecita de niña buena, esa vocecita que había gritado "Yo me opongo" cuando el sacerdote nos estaba casando a James y a mí, desde ese día no le hablaba pero James se lo había tomado a broma diciendo que su hermana era muy sobreprotectora.

-¿Vamos Victoria, ni siquiera me saludarás a mí?- no, simplemente, no, ¿Edward y Chelsea juntos?, eso tenía que verlo.

Efectivamente, mi cuñada estaba abrazando a Edward por la cintura y parecía reacia a soltarle, esperaba que ellos no estuvieran juntos porque me desmayaría en esos momentos.

-Edward- lo salude rígidamente, la visión de la rubia me estaba quemando las entrañas de resentimiento, James viendo mi mirada decidió alejar a Chelsea de mi mirada, una vez que se fueron, juro que empecé a ver el puto arcoíris de la felicidad- ¿Cómo ha estado mi ex prometido?

-Aún no puedo creer que la sigas odiando, no te tenía por rencorosa, ¿Dónde quedó mi dulce novia virginal que todo lo perdonaba?

-¿De quién rayos hablas?- me carcajee recordando a la otra Victoria.- Antes de que pases a mi lista de los más odiados, podrías explicarme ¿qué haces en Phoenix?, y lo peor, ¿Qué haces con Chelsea?

-Sip, no quedo nada de mi ex prometida- bromeo obligándome a abrazarlo a pesar mis protestas- Te recuerdo que somos amigos, ahora salúdame como dios manda.

Casi me reí por sus ocurrencias, pero correspondí al abrazo, ya que realmente éramos amigos, pero no duro ni medio segundo cuando un grito nos separó.

-¡No puedo creerlo!- grito Isabella apareciéndose de la nada pero no nos miraba sino que miraba hacia al techo totalmente exasperada, incluso dio una patada al piso- Después de tantos años.

-Bella cálmate- dijo el orégano queriendo tocarla pero ella rehuyó a su toque.

-¿Qué hacen ustedes dos juntos?- pregunto fulminándonos con la mirada.

-Yo estoy abrazando a mi ex prometido- le dije encogiéndome de hombros contenta de aguijonearla un poco- ¿Es acaso no puedo?

-Tú estás casada- me recordó furiosa.

-Hasta que por fin lo entiendes- conteste exasperada- Deberías dejar de tener celos por algo que ya pasó, supéralo.

-¿Tú estás celosa por mí?- pregunto Edward extasiado mirándola.

-¿Tú tienes celos por él?- se quejó Mike, alias el orégano.

-¿Y tú quién eres?- pregunto Edward cruzándose de brazos, esto parecía un pin pon de preguntas y respuestas con gruñidos de fondo.

-Soy el novio de Bella- pasando un brazo por los hombros de Isabella, ¡Joder con el orégano!

-¡Basta James! Vine con Edward, y me voy con Edward- se quejó Chelsea entrando otra vez a escena, su rubia cabeza apareció entre nosotros y se colocó frente a Edward- Edward dile que me iré solo contigo.

-¿Y ella quién es?- preguntó Isabella ahogadamente.

-Ella será nuestra peor pesadilla querida- le contesté, estaba segura que ella la odiaría al igual que yo, quizás eso nos uniría en un futuro.

o-o-o-o-o-o-o-o-o

Año 2016:

-Coloquen esas flores por allá- le grite a uno de los acomodadores, eran los últimos detalles y no podía creer que esas flores estuvieran en los lugares equivocados- ¡No! Más allá dije.

-Tranquila amor- dijo James masajeando mis hombros- Todo saldrá bien.

-Estoy muy nerviosa- confesé mordiendo mi labio.

-No te mueldas mami- me regaño mi pequeña Jane jalando mi vestido.

Quise reírme por su pequeño ceño fruncido, junto a sus ojos azules, emulaba bastante bien a su papá, exceptuando por su cabellera pelirroja.

-Está bien- le dije guiñándole un ojo ganándome una risita.

-Ven Jane- James le extendió una mano- Vamos a ver aquellas fotografías.

-Quielo estal con mami- se quejó cruzando sus pequeños bracitos, ¡Era tan adorable!

-Y yo quiero estar con Jane- también me crucé de brazos imitándola antes de que nos echáramos a reír.

-Ustedes van a ser mi muerte- negó James observándonos a ambas.

-¡Jane!- grito una vocecita emocionada, era el pequeño Jacob que tenía una obsesión con Jane, pero por alguna razón, a ella parecía no caerle bien.

-Jacob, ven aquí- dijo Leah que venía corriendo torpemente a causa de sus zapatos.

-Sí estoy aquí.- le grito su esposo que había quedado atrás.

-Sabes muy bien que le hablo a mi hijo- le dijo ella cuando por fin alcanzo al niño que parecía estar discutiendo con Jane con la mirada, simplemente adorables.

-Te advertí que sería un problema sí lo nombrábamos Jacob- se jacto él después de saludarnos.

Para evitar más peleas, intervine agradeciéndoles profundamente que vinieran a mi primera exposición fotográfica, estas fotografías eran mi orgullo, y poder exponerlas era simplemente otro de mis sueños cumplidos, mi final feliz estaba siendo el más feliz de los cuentos de hadas.

A medida que llegaban los demás invitados y críticos me emocionaba, todas las personas que habían hecho posible estaban aquí, mi familia al completo exceptuando a mi padre, pero ni siquiera me dolió, lo más cómico fue ver a todos los Cullen y los Denali reunidos, seguro esto era un momento épico para la historia, incluso Bella había venido, ya nos llevábamos bien, tal como lo había predicho, ella odiaba profundamente a mi cuñada, ¿Y quién no odiaría a Chelsea?, cierto, su novio no la odiaba, pero estaba segura que por lo menos una vez al día tenía ganas de estrangularla, y hablando de novios pacientes, ¿Dónde se había metido Edward? Ayer mi abogado me había llamado por unos problemas que estaba causando Eleazar, tenía que hablar con él.

-La verdad es que tienes talento- dijo la peor voz de muñeca que existe en el mundo, Chelsea estaba observando una de mis fotografías, ¿Quién la había invitado? Yo no.

Aún me negaba a creer que ahora viviera en Phoenix, como Edward se había mudado, ella también, estaba segura que ese había sido un duro golpe para Isabella.

-Gracias- conteste sin mirarla y me dirigí a otro lado esperando no toparme con ella el resto de la noche, pero si me topé con el orégano, ¿En serio? ¿También estaba aquí? ¿Quién invitaba a gente tan desagradable? ¡Dios dame paciencia!, y estaba hablando con Isabella, pobre chica, no sé cómo lo aguanta aún, yo lo hubiera mandado a la mierda hace mucho

-¿De quién estas escapando?- me atrapo James haciéndome girar.

-De personas incomodas- él sabía que hablaba de su hermana, era una suerte que me llevara maravillosamente bien con sus padres, eso compensaba mi enemistad con la rubia.

Él solo se río y me acompaño el resto de la noche protegiéndome de su hermana aunque esta vez ella no había hecho nada y se lo agradecía, es más agradecía a la divina providencia de que esta noche fuera un éxito y que varias de mis fotografías se hubieran vendido, estaba extasiada con el resultado.

Pero agradecí demasiado pronto.

-Entonces cásate conmigo maldita sea- grito Edward a lo lejos, yo sabía que él tenía cero tacto, pero creí que a los veintiocho años ya habría aprendido algo.

-¡Oh por dios!- grito Chelsea emocionada hasta las lágrimas ¿En serio? ¿Iba a ponerse a llorar?, y para completar la escena, Isabella tenía el ceño fruncido y parecía que quería golpear a alguien, por lo menos no se echó a llorar como la rubia, ¡Bravo por ella!

o-o-o-o-o-o-o-o-o

Año 2018:

-Tranquila amor- dijo James a mi espalda, me decía eso cuando él estaba a punto de un ataque de nervios.

-Cállate- grite arañando su puño como pude y tratando de respirar normalmente.

Él empujo la silla de ruedas por la gravilla hacia la entrada del hospital, ser médico del mismo le daba ciertos privilegios, por ejemplo tener esta silla de ruedas en la cajuela.

-Aaah- grite nuevamente cuando otra contracción me estremeció el cuerpo- James me duele mucho.

-Lo sé amor- dijo besando el tope de mi cabeza- Ya llegamos, ¡Doctor Gerandyyyyyy!

A pesar de que les dije que ya estaba lista, James y el doctor Gerandy me aseguraron que faltaba dilatar más.

Yo sentía que con cada contracción mi cuerpo recibía una descarga eléctrica, James ya no intentaba consolarme sino que soportaba conmigo el dolor, cuando me dijeron que ya estaba lista y procedieron a llevarme a una camilla a la sala de partos, creo que oí el coro celestial en mis oídos, pero inmediatamente se apagó.

La culpable por supuesto era Chelsea que se aferraba a Edward, sus manos sostenían su abultado vientre.

-Edward- chilló la rubia a punto de caerse si no fuera porque Edward la sostenía.

-Tranquila Chelsea.- le dijo él con voz suave.

Eso fue todo lo que escuche porque habíamos llegado a la famosa sala de partos- ¿Por favor dime que tu hermana no está pariendo el mismo día que yo?

-No quisiera mentirte en un momento tan importante- dijo sonriendo mientras se posicionaba a mi lado para sostener mi mano, después de Jane, ya era todo un experto.- Así que si, por lo que vi, Chelsea a tener su bebe hoy

-Bien Victoria, es hora de…

-Maldita perra desgraciada- grite cuando vino una contracción, ¿Es que acaso no podía dejarme un momento de gloria? Era el nacimiento de mi bebé, pero no, ella tenía que colarse también, ¡Maldita sea la hora en que se mudó a Phoenix!

-Sí, bueno- se aclaró la voz el médico- Cuando te diga debes pujar, ¿okey?

No tendría más hijos, con dos niñas más era suficiente, sino díganle a mi pobre vagina que sufría cada vez que pujaba.

Finalmente después de media hora, el doctor llamó a James para que cortar el cordón umbilical, una vez hecho lo escuche saludarla con voz estrangulada- Bienvenida Emma Caroline Wallace- ella solo lloro más enojada, supongo que era su manera de decir "Hola".

Paso un tiempo hasta que recobre la conciencia que ni recordaba haber perdido, entorne los ojos y vi como James sostenía a Emma lo suficiente bajo para que Jane la examinará, mi pequeña con cuidado toco la mejilla de la nueva integrante de la familia y le sonrió a su padre , luego como si presintiera mi mirada, él levanto su rostro y me dio una sonrisa brillante, sus ojos estaban húmedos, o quizás los míos, pero me tenía permitido llorar, este era mi felices para siempre, lo habíamos conseguido y era tan maravilloso como pensé que sería.

o-o-o-o-o-o-o-o

Año 2040:

-Aún no puedo creer que esto esté pasando- le susurré a James totalmente indignada- Es más, yo no tengo por qué estar aquí.

Incluso Emma no había asistido, ella le era fiel a su hermana, pero estaba segura que era por otras circunstancias que no había venido.

-Shhh- me callo el dulcemente- Ellos son familia.

-La hermana de ese niñato arruinó la boda de Jane- aún estaba dolida por eso, mi hermosa Jane ahora estaba en Cuba, con su padre le aseguramos que allí encontraría la paz que necesitaba, deberían prohibir la oportunidad de que alguien dijera "Yo me opongo" en una boda, una vez que la pareja estaba en el altar no había vuelta atrás y punto.

-Y estoy feliz por eso- sin evitarlo lo codee con toda la fuerza que reuní- No me mal intérpretes, solo digo que Jane se merece a alguien que la ame de verdad, a la larga no hubieran funcionado, y ahora silencio, quiero escuchar.

No sé porque quería escuchar, a mis cincuenta y dos años ya había asistido a varias bodas, y en todas las ceremonias religiosas, el sacerdote decía lo mismo.

-¿Sophia Danielle Angarano aceptas por esposo a Alexander Ethan Cullen y prometes serle fiel en las alegrías y en las tristezas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?

-Sí acepto- dijo Sophia segura de sí misma, como siempre, ella estaba radiante, su sonrisa era enorme y se acentuaba más ya que su largo cabello caoba estaba recogido en un elegante rodete que sostenía al velo.

Se escuchó un sollozo en la iglesia y supe que era por mi cuñada Chelsea, ella no podía estar sin llamar la atención ni siquiera aunque fuera la boda de uno de sus hijos, creo que Isabella quería estamparle algo para que se callará.

Oh sí, aún no podía creer que Bella iba a ser consuegra de la rubia, me había burlado de ella por horas cuando los jóvenes anunciaron su compromiso, claro, después de consolar a una llorosa Emma, pensar en mi niña estando triste y sola sin conseguir su final feliz me estremecía, yo debería estar con ella, no presenciando esta estúpida boda, aunque eso solo enojaría a Isabella, y solo hace pocos meses habíamos llegado a una tregua por la reciente pelea.

-¿Alexander Ethan Cullen aceptas por esposa a Sophia Danielle Arangano y prometes serle fiel en las alegrías y en las tristezas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?- preguntó el sacerdote, mire fijamente al chico, era un calco de Edward, en todo, desde los rasgos, hasta el problema para tratar con mujeres, exceptuando su cabello que era un rubio que era igual al oro, pero eso solo lo hacía más guapo, mi pobre Emma había caído redondita por él.

-Di que no, di que no- susurré, por lo menos a la distancia sería el apoyo moral de mi hija, aunque me ganara una mirada enojada por parte de James, claro, él no sabía nada, pero yo sí, una madre sabe todo acerca de los corazones de sus retoños, y más si estos sufren.

-Yo…- miro hacia todos los invitados y suspiro- Acepto- dijo el rubio desgraciado después de titubear, incluso creí escuchar el llanto de Emma a la distancia, pero lo más seguro es que se tratará de Chelsea ahogando los mocos en su pañuelo.

-Si alguien tiene alguna razón para oponerse a esta unión que hable ahora o calle para siempre- esa es la frase que debería estar prohibida, solo arruinaba vidas dando pie a que otras personas se inmiscuyan en la pareja y luego ¡chau boda! así como a mi pobre Jane.

-Yo me opongo- retumbó en la Iglesia, ¡Oh carajo! ¿En serio? ¿Otra vez?

-Emma- susurró James asustado.

-Tienes razón, no sabía que Emma tuviera más competencia, Alexander es todo un rompecorazones.

-Es Emma- dijo cogiendo mi cuello para hacerlo girar, y tenía razón, mi niña estaba parada en medio del pasillo con lágrimas en los ojos deteniendo la boda.

-Es el gen de tu hermana- le dije a James negando con la cabeza en falso reproche, pero feliz por esta única vez de que compartiéramos ADN con la rubia.

o-o-o-o-o-o-o-o

-En la próxima boda no llevaré regalos hasta que no estén casado- declaré besando el pecho de James para que me prestara atención y dejara de sobarme.

-Cariño, estoy ocupado- dijo amasando mi trasero con ímpetu.

-Ya estas viejo para que sigas siendo un pervertido- le dije riendo- Lo digo en serio, los jóvenes de hoy en día toman las bodas como un juego.

-Parece que hoy no habrá acción para mí- dijo pellizcándome una nalga.

-¿Sería mucho pedir que nuestras hijas tengan su felices por siempre?- pregunte.

-¿Felices por siempre? ¿Cómo en los cuentos de princesas?- preguntó con una sonrisa socarrona, pero no sabía por qué.

-Sí, ya sabes, cuando nació Emma, supe que nosotros lo habíamos conseguido, quiero eso para Jane y Emma.

-No sabía que mi esposa aún creía en las princesas.

-¡Oh cállate!- me reí recordando cómo me había insultado cuando nos conocimos.

-Ella tendrán su final feliz, pero tendrán que trabajar para conseguirlo- dijo por fin prestándome atención.

-Espero que no tanto como nosotros.

-Vicky, ellas ya tienen en sus listas una boda frustrada cada una aunque sea de diferente manera, ya está ese punto, ahora solo les falta lo demás.- su mano acariciaba mi cabello una y otra vez- A comparación de nosotros, ella lo tienen fácil.

-Pero valió la pena- volví a besar su pecho, lo amaba tanto que le daría su noche de acción aunque estuviera cansada, después de todo, los años no vienen solos.

-Valió la pena- dijo besándome.


Y eso es todo :D ¿Alguien quiere matarme?¿ Nadie…? Se agradece entonces, jajajjajaja

¿Qué tal? ¿Qué les pareció? Personalmente, me gusto escribir el otro lado de la historia, donde Victoria no es una Vicxorra sino una ex princesa, jajjajjajja

Y solo queda un capitulo señoras y señoritas, solo uno para que Carina arregle todo lo que desarreglo a lo largo de los años ;)

Espero firmemente sus reviews, y agradezco con el alma los que recibí en el capitulo pasado, fue el capitulo mas comentado a lo largo de todo el fic y me hicieron saltar igual que una niña de cinco años, así que les agradecería que lo volvieran a hacer xD

Ah y otra cosa más, para las que todavía no se unieron al grupo Cary0605 . fics en facebook, las espero en www . facebook groups / 498971040191241 / 557911370963874 / ? notif _ t = group _ comment (Todo sin espacios)

Eso es todo por hoy, espero sus comentarios ;)

Saludos

Cary0605

Capítulo 16: NADIE SABE LO QUE TIENE HASTA QUE LO PIERDE. Capítulo 18: FINALMENTE

 
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