LA BODA DE MI MEJOR AMIGO (+18)

Autor: cary0605
Género: Romance
Fecha Creación: 05/04/2013
Fecha Actualización: 23/03/2014
Finalizado: NO
Votos: 32
Comentarios: 40
Visitas: 51392
Capítulos: 18

Edward y Bella han sido amigos desde hace años y prometieron casarse cuando ella cumpliera 25 años. Ellos se han distanciado por dos años y falta un mes para que se cumpla esa promesa, pero de repente Edward esta a dos semanas de casarse con Victoria. Con la ayuda de los chicos Bella planeará como detener la boda de su mejor amigo. ¿Logrará frenarla?

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 16: NADIE SABE LO QUE TIENE HASTA QUE LO PIERDE.

Aviso: Los personajes de esta historia no me pertenecen, son propiedad de Stephanie Meyer, las canciones aquí mencionadas y parte de ellas pertenecen a sus correspondientes autores, no me pertenecen. Si eres menor de edad lees bajo tu responsabilidad, este fic puede contener lenguaje y situaciones adultas, ya saben, la que avisa no traiciona.

**Gracias a mi beta Jime Cullen Salvatore por betear este capítulo (Betas FFTH)


Capitulo 16: Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde.

-Te dejo en libertad porque te amo, maldito idiota- agarre un cojín del sofá y se lo rebolee, pero lo esquivo para acercarme más y tomarme en sus brazos, vi como sus ojos refulgían de furia.

-¡Y yo no quiero ninguna libertad porque también te amo!- me grito de vuelta dejándome sin aire para atrapar mi boca en un beso apasionado.

No podía pensar, no quería pensar. Solo quería besarlo con todas las emociones que me habían ahogado estos días, el amor que bullía en mi interior junto a la desesperación.

Animado por sentir que yo le correspondía el beso puso ambas manos en mi cintura acercándome más a él, yo contribuí enganchando ambos brazos a su cuello, deseando que nadie volviera a separarme de él.

Su beso era totalmente diferente a los que nos habíamos dado antes. Este beso por fin era correspondido por ambas partes, porque ahora Edward también me amaba.

Ese pensamiento me devolvió a la realidad.

Dándole un mordisco juguetón en el labio inferior me separe para tomar aire y pensar correctamente, aunque la respiración entrecortada de Edward estaba tan cerca que se confundía con la mía.

-¿Qué pasa?- preguntó roncamente mordiendo levemente mi mejilla haciéndome reír.

En venganza jale el cabello que tenía en la nuca más cercano a mis dedos, eso solo me gano un mordisco en la nariz.

¡En la nariz!

-Eres un salvaje- lo regañe entre risas- Me distraes.

-Puedo distraerte de otra manera si quieres- una chispa de diversión brillaba en sus ojos esmeraldas.

No conocía este lado juguetón de Edward, ¿Era por saber que me amaba que lo sentía diferente?

Con eso volví, me obligue a regresar a la realidad. Otra vez. ¡Concéntrate Bella!

-No es que me queje, pero- mire sus facciones esperando encontrar algo que confirmara su declaración y que no haya sido solo un producto de mi imaginación- ¿Cómo es eso de que me amas?

Su reacción parecía de sorpresa, y no de arrepentimiento o alguna otra cosa.

-¿Por qué no debería amarte?- pregunto sonriendo apretando más sus brazos- desde hace años has sido mi confidente, mi compañera, mi apoyo, mi primer beso, mi primera vez, la única que me ha visto desnudo, con la excepción de mi madre, claro- eso lo dijo guiñándome un ojo-, pero sobretodo eres mi mejor amiga, me preguntas porque te amo, pero deberías preguntar ¿Qué no amo de ti?

¡Oh por Dios!

¿Quién era este y que había hecho con mi Edward? No importaba, prefería este.

-Espera- frunció el ceño- Sí hay algo que no amo de ti.

-¿Qué?- de pronto rompió la burbuja de felicidad que me rodeaba y los planes que tenía de saltarle encima en este mismísimo momento.

-Odio completamente tu amistad con el chucho, sí yo no me hubiera interpuesto, él te habría pedido matrimonio ahí mismo.

¿Ah? ¿Dónde estaba el Edward romántico y enamorado de mí? Lo quería de vuelta.

-¿Le habrías dicho que sí por despecho?

-Creo que tu confesión me atonto, no te estoy entendiendo ni media palabra.

Edward frunció el ceño, se quedó en silencio por un rato y luego sin soltarme nos remolco graciosamente al sofá, parecíamos unos pingüinos abrazados por la manera en que caminábamos.

Tirándose en el sofá caí en su regazo, y todo eso sin soltarnos, lo cual me parecía bien, si él no quería soltarme, yo tampoco.

-Ahora que estamos sentados, contesta mi pregunta.

-¿Me explicas la pregunta?- me reí por la cara que puso.- Okey, en el caso hipotético y totalmente loco en dónde Jacob me pidiera matrimonio, le diría que no, por dos razones.

-¿En serio?- la cara de total alivio que puso me dieron ganas de besarlo, ¿y por qué no? Ahora podía hacerlo.

Pose mis labios en su oído para susurrarle la más grande las verdades.

-La primera razón es porque te amo- dicho esto pose mis labios en su mejilla para luego descender despacio hasta su boca, el me correspondió inmediatamente dejándome levemente aturdida, parecía que de ahora en adelante sería así, tendría que acostúmbrame.

Quizás si lo besaba toda la noche me inmunizaría, no creía que Edward se quejara.

-¿Y la otra razón?- me pregunto cuándo nos separamos jadeando pero felices.

-Porque Jacob ya está casado- decidí que sería muy mal educado de mi parte si me reía de su desconcierto, sus cejas se había alzado tanto que tocaban su cabello, y su boca se había abierto hasta límites insospechados.

Parecía que al final si era una maleducada porque no soporte más y estalle en risas.

-¿Casado?- pregunto una vez que se repuso de la sorpresa, aun carcajeándome asentí.- ¿Y ese anillo? ¿Y la canción? ¿Por qué lo estabas grabando entonces? No entiendo.

-No lo estaba grabando; sostenía el teléfono para que su esposa Leah lo escuchara ya que iba dedicado a ella, y lo del anillo no tengo ni idea.

Parecía que las ruedas giraban en su cabeza encajando los detalles y las verdades a medias.

-¡Ese maldito embustero!- dijo sobresaltándome.- Él dijo que esta noche te pediría matrimonio, solo lo hizo para que yo… ¡Oh vaya!, Soy un idiota.

-¿Qué? ¿Qué? y ¿Qué?- pregunte confundida por sus divagaciones.

-Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde- concluyo posando su frente en la mía, nuestros ojos observaban al otro.- De solo imaginarte de blanco caminado hacia al altar con otro que no sea yo esperándote ahí hace que quiera sacarme el corazón para que no duela más.

Sigo insistiendo, ¿de dónde había salido este Edward romántico?

-Hasta ayer pensé que había desterrado mi amor por ti- siguió hablándome con nuestras frentes unidas- Y hoy ha explotado exigiendo recuperar su lugar, y aquí estas, donde debes estar.

-¿En tu regazo?- pregunte sonriendo con ganas de llorar de felicidad, Edward me estaba dando todo lo que había querido desde el momento en que supe que lo amaba.

-También- concordó devolviéndome la sonrisa, sentí que sus nudillos limpiaban la lágrima que se me había escapado- ¿Son de felicidad?

-Claro tonto, ¿por qué mas lloraría en estos momentos?

-¿Por qué deberías estar feliz de que un idiota, tonto y egoísta esté locamente enamorado de ti?

-Espere tanto por esas palabras- dije cerrando los ojos disfrutando de la sensación de saberme amada, simplemente era excepcional.

-Y yo por decírtelas- dijo besándome una vez más.

-Dilo de nuevo- le pedí sin abrir los ojos, quería seguir nadando en las sensaciones.

-Mírame- me pidió colocando ambas manos a los lados de mi cabeza, una vez abiertos mis ojos, pude ver que sonreía. –Te amo.

Quise decirle lo mismo, pero no me dejo. Sus labios volvieron a abarcar los míos con entusiasmo, con pasión pero sobretodo con amor.

Aferrándome más si era posible, le devolví el beso con todo lo que tenía, quería sentirlo en todo mí ser, y que él me sintiera, por fin era nuestro momento.

Quizás deberíamos esperar y hablar más para aclarar las cosas y como procedería él para cancelar la boda, pero no ahora. No cuando estaba tan feliz, y nada ni nadie empañaría esta felicidad, me sentía egoísta, pero no importaba.

Pero cuando hice el intento de quitarle su camisa Edward me detuvo.

-¿Estás segura?- pregunto jadeando

Era una pregunta sensata pero lo que menos tenía en estos momentos era sensatez.

Así que sintiéndome atrevida volví a besarlo aprisionando su cuello con una mano mientras que con la otra volvía a mi trabajo de desabotonar su camisa, esta vez él no me detuvo.

-Cuando dos personas se aman hacen el amor- le dije una vez que logre soltar sus labios- ¿Así que vamos a hacer el amor o follar como antes?

-Definitivamente vamos a hacer el amor pequeña- dijo terminando de quitarse su camisa- Pero no en un sofá.

Solté un grito ahogado cuando me tomo en sus brazos y me llevó a la habitación, parecía que a partir de ahora no iba a usar más mis piernas, por lo menos para caminar.

-¿Piensas dejarme caminar alguna vez?- le pregunte una vez que me dejo en la cama.

-Ahora soy tu esclavo, ¿para qué querrías caminar?- dijo simulando estar confundido mientras hacía volar mi blusa como antes.

Mi mente no podía concebir que Edward se comportara de esta manera, era como si lo hubieran cambiado de un minuto a otro, y no me importaba en lo más mínimo.

-Si eres mi esclavo, ¿cómo es que sigo vestida?

-Buena pregunta- dijo sacando mis botas rápidamente al igual que mis jeans.-He esperado mucho por esto, por tenerte conmigo una vez más, pero sabía que una vez que pasara no querría soltarte otra vez.

-¿Quién eres y que has hecho con mi Edward?- le pregunte con voz ronca, la anticipación me estaba matando, había pasado tanto tiempo desde que habíamos estado juntos.

-¿De qué Edward hablas?- lo tenía encima con nada más que con mi ropa interior mientras que él tenía sus jeans puestos aún, su pecho estaba totalmente descubierto listo para que yo lo acariciara; sin darme tregua sentí sus labios en mi cuello y luego en mi oreja- Dime de qué Edward hablas.

-No sé si lo conoces- carraspee tratando de recuperar la voz, sus labios en mi cuello me distraían, solo quería cerrar los ojos y sentirlo.- Es mi mejor amigo desde que éramos niños, solíamos jugar a que estábamos casados y teníamos una hija.

-Seguramente eso es lo que él soñaba, ¿no crees?- dijo acariciando mis pernas y besando el otro lado de mi cuello, a medida que la tensión avanzaba yo no podía parar de acariciar su espalda a mi gusto- Cuéntame más sobre tu amigo.

Animado por su juego conseguí desabrochar el botón de sus pantalones- Cuando era un adolescente él era un cachondo sin remedio, no descanso hasta que me convenció de mostrarle mis senos.

Con eso él se echó a reír- Seguramente son unos senos muy bonitos, voy a tener que comprobarlo.

Y así como así desabrocho mi sostén mandándolo lejos- Pequeño desgraciado, tu amigo tenía razón, son unos senos muy besables, tienes que dejar que los pruebe.

-¡Agh!- gemí sorprendida al sentir como mordía juguetonamente un pezón para luego pasar su lengua acariciándolo haciéndome sentir cosquillas en mi vientre.

¡Cuánto había deseado sentirlo así! Mis manos volaron casi inconscientemente hacia su cabello para mantenerlo así, más le valía quedarse ahí un buen rato.

-Dime más-pidió pasando al otro pezón haciéndome jadear, podía sentir su miembro pulsando en mi vientre.

-No se me ocurre más nada- y era la verdad, sus caricias me ahogaban de necesidad, los dos años de abstinencia no le hacían bien a nadie.

-Todos los hombres tienen obsesiones con sus chicas, ese tal Edward seguro tenía alguna- de repente dejo mis senos para ir descendiendo poco a poco por mi vientre.

-Yo…- intente recordar algo, ¡Maldito Edward y sus juegos previos! –Ya sé, cuando se emborrachaba se le daba por dar lametones a las chicas para buscarme, decía que yo era una fresa.

-Tú sabes a fresas- dijo después de darle un lametón a mi vientre-Yo creo que lo hacía inconscientemente para llamar tu atención.

-Pero si siempre tuvo mi atención.

-Imagina que él estuviera enamorado de ti y van juntos a un bar, naturalmente al ser la chica más hermosa del local atraerás la atención de varios cabrones que quieran meterse en tus bragas, entonces que mejor manera de atraer tu atención que intentado lamer a otras chicas.

Toda su explicación me dio risa, este juego de descubrir las pequeñas verdades detrás de sus actos era excitante, y más si se dedicaba a darme pequeños mordisquitos ascendentes mientras lo explicaba.

-Aunque era de lo más gracioso, yo me ponía celosa inmediatamente cuando él quería lamer a otras chicas- confesé.

-Quizás esa era la intención, quiero decir, cuando no estaba realmente borracho realmente se me daba lamer a la gente para buscarte, gracias al cielo siempre estabas presente para rescatarme, pero si aún estaba sobrio era solo para saber si sentías algo por mí, con el tiempo creí que solo tenías celos por nuestra amistad.- dijo mirándome fijamente.

¡Wow! Menudas confesiones nos estábamos dando.

-Claramente solo tenía que decirte que te amaba y luego luchar hasta que tú le correspondieras- dijo chasqueando la lengua frustrado, pero luego sonrió ampliamente dejándome pasmada, ¿Qué tramaba?- Y dime, ¿ese tal Edward tenía una linda casita rosada?

Todos estos momentos mientras me besaba perversamente no me había sonrojado ni una vez, pero ahora parecía que mi sangre fluía en una carrera loca por mi cuerpo para enrojecerme al máximo.

-Yo… no sé, ¿por qué no lo averiguas?- dije ronca moviendo descaradamente mis caderas.

-Con mucho gusto- no espero ni un segundo más para sacar mis bragas y dejarlas a un lado, mientras su boca caía en mí sexo, tal como lo recordaba sus labios se movían lentamente sin dejar un solo pliegue sin besar.

-¡Edward!- no pude evitar gritar cuando sentí que mordía mi clítoris.

-¿Quieres que pare?

-¡Dioses no!- solo a él se le ocurriría parar en momentos como estos, para reforzar mis palabras lo tome fuertemente de sus cabellos anclándolo más a mi entrepierna si es que eso era posible. Su lengua jugaba conmigo como si me hubiera extrañado, era algo mutuo.

-Alguien está ansiosa- dijo mordiéndome nuevamente.-Lastima pero no puedo dejar que te corras.

-¿Qué?- jadee tomando aire de donde podía- ¿Por qué?

-Quiero que te corras conmigo dentro, he esperado más de dos años para estar contigo- en vez de frustrarme por negarme mi tan ansiado orgasmo, me excité más al oír sus palabras, como pude empuje con mis manos sus jeans y luego seguí el trabajo con mis pies.

-Que chica tan habilidosa- me alabo terminando de sacarse él mismo su bóxer.

-Tuve que aprender, mi amigo era un apresurado cuando era joven, más de una vez término en sus pantalones por no sacárselos.- mi voz fue bajando de volumen a medida que mi vista descendía hasta llegar a su miembro que al parecer estaba feliz de verme.

Como antaño mi mano fue inmediatamente a su polla, la necesidad de acariciarlo era demasiado fuerte, aunque solo alcance a masturbarlo unas cuantas veces antes de que Edward siseara de placer y quitara mi mano. –Si haces eso, esto terminara antes de empezar.

-Y no queremos eso- dije antes de que sus labios sellaran los míos, sentía como se acomodaba para penetrarme, quería reír de felicidad, ¡finalmente estábamos juntos!

-Abre más las piernas- me susurró antes de chupar el lóbulo de mi oreja excitándome más si es que eso era posible, a estas alturas, sentía como si mi sexo fuera una fuente de tan húmeda que estaba.

-Mírame- me pidió suavemente, al fijar mis ojos en los suyos, supe que esto era correcto, nos amábamos y nada más importaba.

Edward tomo mis caderas acercándolas hacia él y con mucha lentitud entró, gemí sintiendo cómo se abría paso a mi cuerpo, lo hacía lentamente.-Eres mi casa- dijo sonriéndome y a la vez mordiéndose el labio inferior por el esfuerzo de entrar lentamente- Creo que aun esta con llave, estas muy apretada.

-Eso es porque nadie además de ti ha entrado- gemí vergonzosamente- Deja de hablar de casas y llaves y bésame.

-Lo que diga mi amor- dijo besándome, nuestras lenguas se entrelazaban con ferocidad hasta que entró totalmente con una fuerte estocada a mi cuerpo.

Pudo haberme dolido por todo el tiempo que había pasado sin uso, pero estaba tan excitada y mojada que no importo.

Solté la respiración dentro de su boca con un fuerte jadeo al sentirlo tan adentro, ¡Cuánto lo había extrañado! Él no desaprovechó la oportunidad de bajar su rostro hacia mis senos, por cada estocada que recibía Edward beso en cada pecho, estaba tan eufórico que parecía que nada lo detendría

-Te amo tanto- dijo volviendo a subir para besarme una vez más, mis manos soltaron su cabello para arañar su espalda, y mis piernas sin permiso se enrollaron en su cintura aprisionándolo, tenía esa necesidad de hacerle saber cuán bien me hacía sentir. –Di que me amas también.

-¿Acaso lo dudas?- me reí a la mar de contenta por escuchar una y otra vez que él me amaba- Te amé antes aunque no lo sabía, te amo ahora, y te amaré mañana.

-¿Y también pasado mañana?- pregunto mordiendo mi cuello.

-Siempre te amare tontito- dije devolviéndole el mordisco en su oreja

-Yo también, no lo olvides, te amaré siempre, no importa lo que pase, lo que haga o que no lo parezca, siempre seré tuyo- dicho esto empezó a empujar con mucha fuerza y rapidez, cerré los ojos disfrutando su impulsividad, sus declaraciones de amor y de su lengua tibia sobre mi piel.

Su miembro entraba y salía con mucha velocidad a pesar de que mi sexo empezaba a aprisionarlo, sentía que pronto me correría.

-Edward- gemí al sentir como cerraba sus manos en mi rostro para besarme, él también estaba a punto porque empezó a jadear con más fuerza cuando dio su última estocada y sentí su liberación cálida y húmeda dentro de mí. La sensación de volverlo a sentir dentro de mí mientras tenía un orgasmo era simplemente deliciosa, sentía que los dedos de mis pies se curvaban de puro placer.

-Mi bella- suspiro amorosamente en mi oído y luego se puso a dar besitos por mi mejilla hasta que llego a mi boca- Siempre mi Bella.

Quizás no hay que comparar un orgasmo con un beso, pero un beso de Edward después de un orgasmo era simplemente el cielo.

Sin salir de mí, nos acomodamos en la cama, yo perezosamente enredaba y desenredaba su cabello, mientras que Edward por su parte estaba recostado en mi pecho jugando con uno de mis pezones, lo apretaba y luego lo besaba, y así sucesivamente.

No hacía falta decir nada, estábamos en paz, en una burbuja que era resistente a cualquier terremoto que se nos acercara.

-El pequeño Eddie ya se sentía indigente al estar tanto tiempo fuera de su casa- bromeo él sin dejar su juego en mis senos.

-Creí que el pequeño Eddie ya había encontrado una casa pelirroja- le dije, y quise patearme por ser el terremoto que rompería la burbuja, pero Edward soltó una carcajada como si nada.

-El pobrecito le tiene miedo a las vaginas pelirrojas.- dijo y como para hacerme saber la opinión del propio Eddie me dio una embestida que me hizo jadear debido a que seguí dentro de mí.

-Deberías darle las gracias a Jacob, gracias a él ya no eres un indigente- dije volviendo a mi tarea de enredar su cabello.

-Por favor no hables del chucho cuando aún estoy adentro tuyo- su voz era suplicante.

-Antes de que cagues este momento idílico- tironeé uno de sus mechones más fuerte de lo normal, lo supe por la mueca que puso- Recuerda que él está casado y para que lo sepas Leah está embarazada, yo soy la madrina.

-Es increíble cuan imbécil puede ser una persona- dijo con un suspiro.

-¡Edward!- lo regañe, ¿Encima de que Jacob nos ayudaba le decía imbécil?

-No me refería a él, sino a mí- pude sentirlo frunciendo el ceño, y era un ceño profundo porque pude sentirlo arrugar su frente en mi pecho.- Cuando te escuche esa mañana de resaca creí que hablabas de tener un mini chucho con Jacob, y tú misma dijiste que querías decirle Jey- Jey o algo por el estilo, y ahora resulta que en realidad eres la madrina.

-¡Eres un imbécil!- concluí bostezando, era increíble que ese día me había lastimado cuando él pensó que estaba con Jacob, pero ahora estaba en un mar de dicha que no me dejaba enojar por nada.

-¿Tienes sueño?- pregunto dudoso soltando por fin mis pezones, mañana dolerían una cantidad sino los dejaba en paz, no es que me quejara.

-Son las cuatro de la madrugada- dije después de ver el reloj en la pared- Y me has agotado.

-Pero yo todavía tengo ganas- su fingido puchero era terriblemente adorable, y lo más adorable, es que lo usara para pedir sexo- Será uno rapidito, mañana debemos levantarnos temprano.

Y con eso me convenció, él tenía razón, no sería fácil encarar a tantas personas a la hora de cancelar una boda, tendría que hablar con sus futuros ex suegros, y a la propia Victoria, pero ella tendría por fin a James, así que quizás hasta nos agradezca, luego estaban sus padres, pero ellos no serían un problema, seguro que Esme haría una fiesta en honor a la ruptura.

Quizás el que se enojara sería su abuelo, Edward Masen era estricto, pero siempre había sido un abuelo más para mí, no había nada de que temer, de pronto veía como el futuro color rosa se extendía para nosotros.

-Si estás pensando es porque no estoy haciendo bien mi trabajo- dijo dándome una estocada y reclamando mis labios otra vez.

No sabía si es que era porque estábamos cansados o porque esta vez queríamos tomarnos nuestro tiempo de redescubrirnos, o quizás porque cuando uno planea algo no es lo que sucede, no fue un rapidito, al contrario hicimos el amor con devoción como si fuera un lento danzar de dos amantes que tenían todo el tiempo del mundo para amarse.

o-o-o-o-o-o-o-o

Lo primero que sentí fue una caricia en mi mejilla, era tan delicada que parecían alas de mariposa.

-¿Amor?- pregunto Edward, era imposible no reconocerlo- Despierta.

Las caricias siguieron, estas se desplazaban desde mi cuello hasta mi vientre, ida y vuelta- No seas perezosa.

-No quiero despertar- dije sonriendo sin abrir los ojos- Estoy soñando algo muy bueno.

-¿Y qué es tan bueno para que no quieras despertar?- dijo siguiéndome el juego, ahora sentía sus caricias delinear mis muslos.

-¿Recuerdas que te hable de mi amigo Edward? Pues resulta que en mis sueños él decía que me amaba mucho mucho mucho- abrí mis ojos sonriendo para verlo, y vi que la supuesta mariposa era una rosa blanca, ¿De dónde la habría sacado?

-Ya era hora de que ese idiota se diera cuenta de lo mucho que te ama y que seguro moriría sino te tiene a su lado- me guiño un ojo y de repente se movió tan rápido que me sorprendí por sus movimientos, ahora lo tenía sobre mí con ambos brazos creando una jaula en mi cuerpo y sus labios robando besos pequeños cada dos segundos- Buenos días preciosa.

-Buenos días- sonreí abiertamente.

-Debo haber hecho algo muy bueno para que un ángel tan bello como tú esté en mi cama sonriendo de esta manera.

-Si me estirara tendría dolores en lugares altamente deliciosos- sabía que su ego se inflaría como globo con helio, pero no importaba- Además de que es bueno despertar así, contigo a mi lado.

-Yo me desperté y dije: Por fin puedo despertarla como siempre planeé –dijo mientras rebuscaba entre las sabanas la rosa que me había despertado.- Para mi bella dama.

-Gracias- tome la rosa para respirar su aroma perfumado- ¿Cuándo planeaste esto?

-Puf- abrió los ojos más grande de lo normal- Desde hace años, pero ya sabes, creí que la recibirías alegando que seguro te la daba por ser buen amiga o algo parecido.

-Yo también creo que te hubiera dicho eso- reí imaginado la situación, la verdad que éramos tan tontos en aquella época.

-El plan seguía donde nosotros íbamos a la bañera y ya sabes- dijo meneando las cejas al estilo Milhouse de los Simpsons-, pero ya es mediodía, y aún tenemos que desayunar, nos espera un largo día.

¡Cierto! Hoy era el gran día.

Me levante enrollando la sábana en mi cuerpo.

-¿Entonces me tengo que bañar sola?- pregunte haciendo cara triste y soltando la sabana quedando totalmente desnuda, pero solo era para molestarlo y tentarlo, había una boda que debía ser cancelada y nosotros no estábamos ni cerca de estar listos.

-Te prometo que esta noche la estrenaremos sin falta- me dijo dándome una nalgada conduciéndome al baño- Es más, te dejare estar arriba.

-Si tanto insistes- dije encogiéndome de hombros mientras entraba a la ducha y más me emocionaba pensando en la noche que tendríamos.

Supuestamente hoy sería la cena de ensayo, pero en cambio Edward estaría conmigo en una bañera disfrutando por fin de su libertad.

La vida era tan hermosa, hasta incluso estaba feliz por Victoria, más bien por James, si él la amaba y ella también, deberían estar juntos.

A medida que lavaba mi cuerpo me di cuenta que anoche había tenido razón, hoy mis pezones estaban adoloridos y rojizos, y ni que decir de mi entrepierna, la falta de uso de dos años y el excesivo uso de anoche dejaron machacada a la pobre.

Cuando termine con mi baño, me envolví en una bata y salí en busca de la ropa de anoche, tendría que usarla hasta que llegáramos a mi hotel en busca de una muda limpia.

Una vez lista salí en busca de Edward, él ya estaba sentado con el desayuno listo esperando por mí, abrió los brazos y no dude ni un segundo en sentarme en su regazo, al igual que él no tardo en envolverme con sus brazos.

Podía sentir la alegría burbujear en mi estómago, tenía que ser ilegal tanta felicidad en tan pocas horas, pero era así como me sentía.

-Te amo tanto.

-Yo también- contesto besándome tiernamente- No sabes cuánto tiempo espere por escuchar esas palabras.

-Te amo, te amo, te amo, te amo- dije juguetonamente mientras besaba sus mejillas, su frente, y finalmente sus labios.

La verdad es que parecíamos dos adolescente, pero que diablos, estaba radiante de felicidad.

-¿Alguien está muy feliz?- pregunto sonriendo apretando mi cadera- Porque yo sí.

-Muy feliz- dije agarrando una tostada- Pero también muy hambrienta.

-En eso coincidimos, dejarías agotado a cualquier hombre, lastima por aquellos que nunca lo sabrán.

-Eres tan posesivo.

-Muy- dijo hincando un cubo de manzana con el tenedor para dármelo en la boca.

-¿Acaso soy una niña para que me des de comer?

-Es mi mañana planeada, ¿recuerdas?- esta vez me dio un cubito de naranja- Ahora compórtate como toda mujer enamorada y sonríe mientras te alimento.

-Eso hacían los hombres de las cavernas, supongo que el hombre no ha evolucionado mucho que digamos.

-Arrgh arrrgh arg- dijo o gruño como un hombre de las cavernas, sin poder evitarlo me carcajee hasta que me dolió el estómago.

El desayuno, o almuerzoyuno porque pasaba de mediodía, transcurrió entre risas y besos robados, reafirmando mi noción de que estaba en el paraíso, aunque había una nube que me estaba molestando.

-¿Que vas a decirle a Eleazar? – él me miro confundido.

-¿Decirle qué?

-Ya sabes, sobre cancelar la boda- dije un poco incomoda al ver su ceño fruncido, de pronto mi supuesto paraíso estaba nublándose precipitadamente.

-Bella, tenemos que hablar- en ese momento el nudo que no había tenido en las últimas horas volvió a aparecer para estrangularme la garganta, no había nada peor que un ceño fruncido seguido de las palabras "Tenemos que hablar".

Pero no llego a pronunciar palabra cuando el timbre empezó a sonar estridentemente una y otra vez, y luego un golpeteo en la puerta.

-¡Ábreme maldita sea!- esa era Victoria, ¿Qué hacía aquí?

¡Oh dios! ¿Venía a hacer una escena de celos típica de novios? Y lo peor es que estaba en su derecho.

-¡Edward!- volvió a aporrear la puerta.

Lentamente me levante de su regazo, dándome una mirada preocupada le abrió la puerta, pero ella entro como un vendaval, con su cabello nuevamente pelirrojo que parecía arder tal y como estaba su cara llorosa y roja.

-¡Estoy harta de todo esto! –dijo apenas entro, y luego sorprendiéndonos a ambos empezó a golpear el pecho de Edward con bastante fuerza puedo decir- Tú, mi padre, la empresa y la maldita boda se pueden ir a la mierda, no voy a casarme.

-Victoria cálmate- Edward apenas pudo apresar sus puños para que ella dejara de golpearlo- Estas histérica, cálmate.

-¡No pienso calmarme!- le grito a la cara, pero al notar mi presencia en la sala se echó a llorar desconsoladamente tratando de zafarse de Edward.

-¿Estas con ella?- pregunto restregándose los ojos dejando manchas negras de rímel, pero parecía no importarle.- Que pregunta tan idiota, claro que estas con ella, y ahora soy cornuda, ¿Qué más me puede pasar hoy?, y dime Isabella, ¿te acostaste con mi novio aun sabiendo que mañana va a casarse conmigo? Supongo que tu plan funciono a las mil maravillas, lograste impedir la boda, pero ¿sabes qué?, no me importa porque James se fue, ya nada importa - se le quebró la voz cuando pronuncio su nombre.

Y otra vez volvió a llorar cubriéndose el rostro con las manos, parecía estar al borde de la locura- ¡No me importa!- esta vez me grito furiosa- Puedes quedártelo, no va a haber boda ni mañana ni nunca.

-Estás alterada- dijo Edward tratando de calmarla aunque no daba resultado- Todas las novias se alteran antes de la boda, ven, vamos a hablar y a solucionar nuestros problemas que la boda es mañana.

-¿Qué?- se me escapo sin querer, Victoria venía a cancelar el compromiso, y Edward intentaba convencerla de lo contrario. Creo que iba a vomitar en cualquier momento.

-Estás loco- dijo Victoria enojada, abrió la puerta y se fue dando un portazo

-Bella, después te explico, quédate aquí y espérame por favor- y así sin más se fue dejándome en la puerta para ir corriendo en busca de Victoria.

Estaba haciendo un esfuerzo por respirar, todo esto estaba mal, cuando creía que había alcanzado a Edward, él simplemente elegía a Victoria una vez más.

¿Por qué siempre tenía que elegirla a ella?

-¿Bella estas bien?- pregunto una sorprendida Charlotte que quien sabe de donde habría salido.

-Yo…- intente contestar, pero no sabía que decir y mi garganta no respondía, no estaba bien, no sabía cómo estaba en realidad, ¿todo lo que había pasado era real? ¿Edward me había confesado que me amaba y luego se negaba a cancelar la boda con Victoria? ¿Qué estaba mal con él? O mejor dicho ¿Qué estaba mal conmigo? ¿Eran tan mala opción que prefería seguir con Victoria que conmigo?

Las preguntas daban vueltas en mi cabeza a un ritmo constante que no me dejaban pensar con claridad, lo único que tenía claro es que tenía que salir de aquí, rápido, quizás esos dos se reconciliarían y volverían al departamento, me rehusaba a verlos.

Sin decir nada, cerré la puerta y salí rumbo a cualquier lado, lo importante era estar lejos.

-Espera- no la escuche, solo seguí caminando hasta que ella me dio alcance cuando me detuve a esperar el ascensor- Bella, no puedes ir a ningún lado así, parece como si te fueras a desmayar o algo.

Asentí de acuerdo con ella, quizás me desvanecería por ahí, pero no importaba, mientras fuera lejos del edificio y no tuviera que verle la cara de nuevo a Edward, mejor todavía.

-¿Necesitas ayuda?- pregunto entrando al ascensor conmigo, solo acerté a negar, ni siquiera podía mirarla a los ojos, ¿Qué vería en mí? No sabía que expresión tenía mi rostro, pero seguro no era nada bonito.

-¿Quieres que te lleve a tu hotel?- negué rápidamente, de solo pensar en ver a los chicas se me encogió el corazón, ellos querrían respuestas, y yo no podía dárselas, estaba en un punto crítico donde pensaba que mi corazón no volvería a latir y mi voz no volvería a sonar.

-¿Quieres ir a mi casa?- pregunto cuando me llegamos al lobby y me vio dispuesta a seguir algún camino- Está lejos y tengo mi coche aparcado atrás.

La mire fijamente queriendo decirle cuanto le agradecía su oferta, quería ir con ella, en estos momento parecía la mejor solución.

-Ven- dijo tomando mi mano y llevándome sin que me opusiera por la calle hasta su auto. –Iba a visitar a Peter, pero una tarde sin mí no le haría mal, ¿Tú estabas con Edward?

Su solo nombre causo un sordo dolor en mi pecho.

-Tema delicado, bien, veamos, ¿Tienes tú celular contigo?- pregunto y negué dos veces, recordé que hasta ahora no había encontrado mi celular- ¿Quieres que llame a alguien?

Volví a negar.

-Sin palabras- contesto con un suspiro- Bueno, entonces hablare yo.

Esperaba sinceramente que no me hiciera un psicoanálisis, o por lo menos que tuviera la delicadeza de no decirlo en voz alta.

-Hoy hice unas galletas de chocolate que me salieron de maravilla, justamente, le estaba llevando unas cuantas a Peter, pero él puede comprarlas en el súper, nosotras tendremos una tarde de chicas con todo el chocolate que podamos comer- si esa iba a ser su charla, podía quedarme tranquila, es más me recordaba a Alice- Hace mucho que no tengo una tarde de chicas, mi ex me acaparaba por completo, creo que por eso Peter quería golpearlo a cada momento, y ojala lo hubiera hecho, era un gilipollas desde los pies hasta la cabeza.

Casi hizo que sonriera.

Casi.

Su charla o mejor dicho monologo, siguió todo el camino hasta su casa. Mi silencio no la desanimaba, ella hablaba hasta por los codos.

-Bienvenida a mi humilde morada- dijo abriendo la puerta del auto contemplando la casa desde afuera- No seas tímida, ven, tenemos una tarde de chicas en marcha.

Haciéndole caso baje del auto siguiéndola hasta adentro de "su morada", apenas entre creí que me había equivocado de casa, pestañee y vi que realmente había un desorden estrambótico en la sala de estar, había libros, carpetas, cuadernos y hojas de papel en todo el piso, y en un sillón ajena a todo estaba una chica sentada ojeando unos papeles resoplando.

-Ignora a mi hermana- dijo Charlotte como si nada- Está a punto de rendir un examen y creo que va a volverse loca.

-Tú eres la loca que trabaja con locos y que me va a volver loca- contesto ella sin levanta la mirada. –Hola amiga de mi hermana que no piensa saludarme.

-Bree-la regaño su hermana.

-¿Acaso eres muda?- pregunto por fin levantando el rostro, sus ojos me miraron fijamente- Auch, ¿rompiste con tu novio o falleció algún familiar?, valla mierda, mi novio término conmigo hace dos meses y me veía como tú, pero sabes una cosa: todas tenemos un príncipe azul, solo que una tiene que besar bastantes sapos hasta encontrarlo.

-Bree- grito Charlotte.

-¿En realidad falleció algún familiar? si es así, mi más sentido pésame, y disculpa, este examen está matando las únicas neuronas que me quedan.

Increíblemente me reí, entre ella y Charlotte habían conseguido que el nudo que atenazaba mi garganta se disipara, por lo menos un poco.

-Mucho gusto Bree, soy Isabella, pero todos me dicen Bella.

-Qué bueno que no eres muda- dijo riéndose- Entonces, si te reíste, es porque terminaron contigo, ¿Verdad?

-Okey, basta de interrogatorios- chillo Charlotte- ¿Acaso no estabas estudiando?

-Que egoísta eres- se quejó Bree con una mano en el pecho- Estoy nadando con tanto estudio y tú no quieres que me distraiga.

-Estas incomodando a Bella- me defendió Charlotte.

-Solo le pregunte una cosita pequeñita.

-En realidad no es mi novio- le conteste de todas maneras, no quería que las hermanas se pelearan.

-¡Aja!- grito Bree sobresaltándonos a las dos- Bella quiere hablar conmigo.

-Yo solo quería…- pero no me dejaron terminar, ambas se enzarzaron en una pelea que solo entendía palabras sueltas, parecía que era algo habitual en ellas, así que me senté en el sofá que está en frente de Bree, y las deje discutir a gusto, era mejor escucharlas que adentrarme en mi cabeza y seguir pensando en Edward y Victoria.

o-o-o-o-o-o-o-o

No me había dado cuenta cuantas horas pasaron hasta que vi por la venta que ya era de noche, tanto Bree como Charlotte no preguntaron por mi estado de ánimo, solo se dedicaron a charlar y servir chocolate a diestro y siniestro, incluso me habían invitado a pasar la noche con ellas para mi "total recuperación" según Bree, ella me caía bien, solo tenía diecinueve años y estaba estudiando medicina, por eso había venido a vivir con su hermana mayor hasta que terminara sus estudios, Charlotte le había permitido quedarse con nosotras porque su hermana conseguía hacerme reír sin pensarlo.

Era como mi padre, en esos momentos que más triste me sentía, siempre me sacaba una sonrisa.

De repente tuve un pensamiento que me aterro totalmente, mi padre ya debería estar en Nueva York.

Mierda, mierda, mierda.

Y no solo mi padre, también los padres de Edward, incluso Marcus y Dídima ya estarían en el hotel listos para acudir a la cena de ensayo.

No podía seguir escondiéndome, pero no estaba lista para enfrentar a la parejita, pero seguramente los demás estarían preocupados.

-¿Me prestas tu celular?- le pedí a Charlotte, cuando ella me lo dio, marque el número de Charlie yendo hacia la cocina para no ser oída.

-Diga- contesto la voz de mi padre, inmediatamente quise llorar como niña pequeña y refugiarme en sus brazos.

-Hola papá.

-¡Bella!- contesto emocionado- ¿Dónde estás niña? Todo el mundo está revolucionado por acá esperando por ti.

-¿Esperando qué?- pregunte confundida y obviando responderle donde me encontraba.

-Alguien menciono que tenías que dar un discurso en la cena de ensayo o algo así.

-Ni de coña, no pienso aparecer por ahí, que se arreglen con las otras damas de honor.

-Sabía que dirías eso, no te preocupes estas en todo tu derecho de negarte- me reconforto- Si no quieres venir está bien Bella, nadie puede obligarte.

-Gracias- le dije sinceramente.

-No tienes que agradecer, si quieres puedo ir contigo, saldremos a cenar en un buen restaurant y te contare historias de cuando eras pequeña- parecía emocionado con su plan, incluso a mí me emocionaba un poco, quería estar con mi padre, pero no era justo.

-Papá, viniste por la boda de Edward- me obligue a decir su nombre, tenía que acostumbrarme al dolor nuevamente, ¿Es que alguna vez se acabaría?- Además, seguro que habrá buena comida, no puedes perderte un evento así.

-Me importa un bledo el tal evento, tú eres mi hija y me importas más que cualquier boda- dijo ferozmente, sus palabras fueron como un bálsamo para mi corazón.- Dime donde estas, voy enseguida contigo.

-No, quiero estar sola, por lo menos esta noche,- carraspee aclarándome la garganta- ya sabes, para tener fuerzas mañana y no hacer un papelón llorando en toda la ceremonia.

-Bells- susurró afligido- Realmente no tienes que ir.

-Iré- dije fervientemente, quizás con eso se me quitara la venda de los ojos, quizás Edward me amaba, pero no era suficiente si estaba dispuesto a casarse con alguien más.

-Alice quiere hablar contigo- dijo mi padre antes de escuchar un poco de ruido como si el teléfono fuera arrancado de las manos de Charlie, lo cual era posible si Alice estaba cerca.

-¿Dónde diablos estas?- chillo con voz aguda- Me pasaron mil teorías de lo que podía haberte pasado, lo último que supe fue que Edward te saco en hombros del karaoke de anoche y luego desapareciste, él no me quiere decir nada, esta como loco preguntando por ti y tratando de sonsacarnos algo, pero es algo difícil cuando ni siquiera nosotros sabíamos de ti, apuesto a que la cago contigo nuevamente, ¿Cierto?

-Así es- conteste decidiendo decirle la verdad, pero no pensaba contarle los detalles- Tu hermano es el ser más idiota que he conocido en mi vida, si lo ves, asegúrate de decirle que no quiero verlo más que lo necesario.

-¿Qué hizo ahora?- gimió frustrada.- Voy a matarlo.

-Solo dile eso, mañana será la última vez que lo vea, puede considerarse muerto para mí- dije con la voz forzada, me había negado a llorar por él, y ahora el dolor se había convertido en ira.

Edward me había decepcionado por última vez, ya no más, dolería como la mierda verlo casarse por la mañana, pero eso solo reafirmaría mi decisión de superarlo y dejarlo en el pasado.

-¿Vas a asistir a la boda?

-Sí, no me la perdería- conteste ácidamente.

-James se fue- dijo cortando mis pensamientos tortuosos donde veía a victoria caminado hacia el altar donde Edward la esperaría sonriente- Riley va a reemplazarlo en la ceremonia.

-Pobre James- y pensar que esta mañana estaba feliz por él de que por fin podría estar con Victoria, que ilusa había sido.- Si yo fuera menos masoquista lo imitaría, es más, podría irme de tour por Italia, siempre he querido ir, pero lo he estado aplazando por tu queridísimo hermano, podrías preparar mis maletas, una vez terminada la boda, pienso irme.

-Bella, creo que te estás apresurando- dijo cuidadosamente.

-Al contrario- refuté enérgicamente- Es una gran idea, no necesito de Edward para hacer ese viaje, puedo hacerlo sola, ¿Podrías poyarme por favor?

Oí un fuerte suspiro antes de que ella contestara- Creo que estás loca, pero haré las maletas por ti.

-Y tienes prohibido decirle a Edward, con lo egoísta que es, tratara de detenerme- si decía su nombre enojada no sentía las oleadas de dolor que sentía constantemente.

-¡Bella! ¿Qué es lo paso para que estés tan enojada con él?- pregunto angustiada.

-Nada importante, solo que se acostó conmigo jurando que me amaba una y otra vez, y aun así va a casarse mañana- sentí que se me quebró la voz cuando finalice la frase- ¿Estas contenta? Ya me has hecho llorar, típico de los hermanos Cullen.

-Okey, entiendo, estas enojada y dolida y que quieras irte y… ahora yo también quiero llorar- podía sentir como ahogaba un sollozo e inmediatamente me sentí culpable, lo cual solo desato más lagrimas- ¿Qué está mal con mi hermano? ¿Se habrá caído de la cuna cuando era pequeño? Quizás se golpeó la cabeza y se convirtió en un asno.

Entre lágrimas conseguí reírme -¿Entonces prepararas mi equipaje?

-Si quieres podemos viajar juntas, le diré a Rosalie, revolucionaremos Italia.

-Quiero hacer esto sola, será algo así como un viaje de autoayuda- ya estaba más calmada al saber que podría contar con varias personas cuando estuviera mal.

-Está bien, hablare con Marcus para que te de dos semanas más, tú déjamelo a mí, incluso te reservare un vuelo para mañana- al mencionar a mi jefe, supe que mi plan hacía aguas por todos lados, pero con Alice ni un cabo quedaría suelto- Y ahora te excusare que estas enferma, es solo una maldita cena, que te reemplace Irina y fin de la historia.

-Eres un sol Alice- le agradecí sinceramente, pero luego recordé algo. -¿Y Jacob?

-Viajo anoche creyendo que había ayudado a que estuvieras con Edward, lo cual hizo, pero no contábamos con que Edward lo arruinara una vez más.

Cuanta razón tenía, mi amigo nos había unido y Edward desperdiciaba otra oportunidad.

-Gracias- le dije nuevamente - Te veo mañana.

-No hay de que amiga- se despidió devolviéndole el celular a mi papá.

-Por lo que logre escuchar estas mal a causa de Edward, lo golpearía, pero mañana es la boda, no se verá nada bonito sino lincho.

-¿Desde cuándo eres un cotilla?

-Desde que mi niña está desaparecida en la gran ciudad.- refunfuño- Y para que lo sepas, pienso que es maravilloso que quieras irte de viaje, un nuevo aire te ayudara a despejarte.

-¡Charlie!- lo regañe riéndome, ¿Cuánto más habría escuchado?- con la edad te vuelves más chismoso, te veo mañana pá.

-Buenas noches Bells- se despidió.

o-o-o-o-o-o-o-o

Ni siquiera podía recordar cómo había transcurrido la mañana, tenía leves recuerdos donde las damas de honor y los padrinos nos vestíamos en las mismas salas donde nos habíamos probado los trajes, a excepción de Riley, él parecía estar aburrido con todo esto.

No podía culparlo, yo misma trataba de concentrarme en otra cosa y no en la ceremonia, pero era difícil cuando ellos estaban frente mío, mejor dicho Edward estaba frente mío sin quitarle la vista de encima a Victoria.

¿Cómo era posible que esto estuviera pasando? ¿Cómo lo permití? Lo hiciste por él me dijo mi subconsciente, quise negarlo a mí misma, pero era la verdad, había venido por él y nada más que por él.

Dicen que si amas a una persona, debes dejarla ir, bueno, yo no pude, me negué a dejarlo ir, aun así mis esfuerzos no fueron suficientes, o quizás nunca fui suficiente para él.

Un leve codazo de Alice me saco de mis pensamientos, aunque hubiera preferido que no lo hiciera, no quería presenciar este momento pero debía hacerlo, mi lógica era simple, si no prestaba atención no lo recordaría en un futuro, ¿verdad?

Verlos parados frente al sacerdote, fue suficiente para volver a abstraerme en mis pensamientos, recordando los hechos de la última semana, si lo veía con otros ojos, incluso fue hasta divertido, todos esos planes locos ideados por Rosalie y Alice, incluso Emmett y Jasper habían intervenido a nuestro favor, pero recordar eso también significaba recordar que los planes no funcionaron y por eso estoy aquí parada siendo la dama de honor de la boda de mi mejor amigo, sentí una punzada de dolor al escuchar las palabras del sacerdote, tal parecía que si estaba prestando atención a la ceremonia…

-¿Victoria Denali, aceptas por esposo a Edward Cullen?- Pregunto el sacerdote mirando a la pelirroja.

-Si acepto- Fue su respuesta, clara y firme como siempre, estoy segura que yo hubiera tartamudeado. Como buena masoquista, enseguida busque los ojos de Edward, esa ventana al alma que demostraba más de lo que él quisiera demostrar, él miraba a Victoria… con amor, esos ojos verdes que había contemplado por tantos años, ahora solo la miraban a ella, ¿Era egoísta querer esos ojos me miraran a mí?

-¿Edward Cullen aceptas por esposa a Victoria Denali?- dijo el sacerdote.

Por favor di que no, di que no pensaba esas palabras como si fuera un mantra, quizás así funcionaría, di que no, di que no… no funciono, él ni siquiera dudo.

-Acepto- respondió con esa voz que me hacía temblar las piernas, pero esta vez el que tembló fue mi corazón, ¿La iglesia habría escuchado su último latido? ¿Cómo seguía de pie? Es más ¿Que hacía aquí todavía? Tenía que salir de aquí, no quería seguir presenciando la ceremonia.

Al parecer no estaba siendo nada sutil, Alice otra vez me había dado un codazo, ¿Cómo podía siempre adelantarse a mis actos? Ella sabía que esto era difícil para mí, entonces ¿Por qué no me dejaba ir? Y como si lo hubiera invocado, la imagen de Edward vino a mi mente, esa era la respuesta, debía quedarme por él, ya había interferido mucho en esta boda, no podía arruinarla aún más, él merecía ser feliz.

Una salva de aplausos me despertó de mis pensamientos nuevamente, ¿Qué me perdí? ¿Por qué aplaudían?

Y entonces los vi, y no quería aplaudir, quería llorar, la boda había llegado a su fin con el beso de la pareja.

-¡Bella!- me zarandeó alguien. -¡Despierta!

-¿Qué? ¿Qué pasa?- desperté medio dormida tratando de sacudirme la horrible pesadilla de la boda, al enfocar la vista pude ver que la que me zarandeaba era Bree.

-Ya son las ocho y media- dijo con los ojos lagañosos aun, y su largo cabello estaba despeinado- dijiste que te levantara más temprano, pero me dormí.

-Si te hubieras dormido una hora más te lo hubiera agradecido de mil amores- contesté roncamente, ¿Por qué era tan masoquista? No era necesario ir a la boda, bueno, si era, como en el sueño, tenía que ir, era la boda de mi mejor amigo, aunque él fuera un imbécil con mayúsculas, seguía siendo mi amigo, y seguía siendo su boda, debía ir.

-Creí que era urgente que te levantara temprano- dijo frunciendo el ceño.

-Y lo es- conteste secamente imaginando el día que tenía por delante, si todo salía bien, apenas terminara la ceremonia huiría a otro continente.

No, no estaba huyendo me recordé, estaba haciendo un viaje para despejarme de todos los problemas que tenía.

-Bueno, es hora de enfrentarse al gran día- dije haciendo una mueca.

o-o-o-o-o-o-o

Edward's Pov

Todo estaba detalladamente perfecto.

Cara rosa roja destilaba un perfume sutil, cada copa y cubierto estaba en su lugar, y cada mantel lucía un blanco inmaculado, incluso los muñequitos del pastel de bodas estaban rectos en el centro sin ni un milímetro de desvío, la sala donde se celebraría la fiesta después de la boda lucía una perfección que me ponía enfermo, solo quería que este día y la ceremonia pasaran rápidamente.

-Ya deberías estar en el altar- dijo mi abuelo a mis espaldas.

-Aún falta media hora- conteste apretando los dientes, necesitaba esperar en esta sala hasta que Bella llegara, ella sí o sí tenía que pasar por aquí para poder entrar con Victoria hacia el altar, necesitaba hablar con ella antes de casarme.

-Haz llegado muy lejos como para tirarlo todo por la borda- mi abuelo puso su mano en mi hombro intentando que lo mirara.- La ceremonia pasara volando, será rápido, como si te sacaran una curita.

-No soy un niño para uses ese tipo de analogías- podía sentir el enojo corroerme, solo buscaba pelear y mi abuelo lo sabía.

-Entonces comportarte como un hombre y ve a esperar a tu prometida al altar- contesto con voz seria.

-¿Cuántas acciones tiene el fantasma ahora?- pregunte cambiando de tema y queriendo hacer tiempo, Bella podría llegar en cualquier momento.

-Sigue teniendo solo el cuarenta por ciento, la mayor parte sigue estando a nombre de la familia – como olvidar el cincuenta y cinco por ciento que marcaba mi vida, y que pronto solo serían cuarenta y cinco una vez que me casara- pero tú y yo sabemos que intentara comprar a cualquiera de nuestros accionistas el cinco por ciento restante cuando des el sí para evitar la fusión.

-Sé lo que está en juego, un poco de confianza en tu nieto no haría mal- conteste mordazmente- Deberías ir a sentarte abuelo, ya iré yo.

Él no me contesto y se retiró silenciosamente.

Pasaron otros quince minutos, ¿Por qué no llegaba Bella? ¿No iba a venir?

Debería haber hablado con ella primero y no con Victoria, me dolía de solo recordar todo lo que me había mandado a decir con Alice, ¿Tanto le costaba quedarse en mi departamento unos momentos? ¿Es que acaso las horas que habíamos pasado amándonos no significaban nada para ella?

¿Era egoísta necesitar su presencia en estos momentos?

Sí, era egoísta, pero joder, la amaba tanto, con solo mirarla sabía que podía dar este paso.

De repente sentí unos tacones detrás de mí, quise sonreír, Bella había llegado, pero al darme vuelta era mi hermana la que estaba ahí frunciéndome el ceño y parecía tener ganas de golpearme.

-¿Ya llego Bella?- pregunte ansioso.

-Deberías preguntar si ya llego tu novia, pero bueno, eres un bruto insensible, así que solo te responderé que ya estamos listas todas las damas de honor y Victoria está esperando que vallas al altar pata poder hacer su entrada.

-¿Y Bella?- no pensaba hacer esto sin ella, tenía que escuchar mis razones, solo así sería menos doloroso el golpe cuando diera el sí, sabía que su corazón se rompería en pedazos y quería evitarlo a toda costa.

-Ha dicho que hará un escándalo tan grande si intentas hablar con ella que hasta las estrellas de Hollywood sentirán vergüenza ajena.

-Pero…- proteste.

-¡Edward!- chillo Alice- ¿Es que acaso no la has lastimado lo suficiente?

-Eso es lo que trato de evitar- le grite ya fuera de mi mismo.

-Y ahora me gritas- dio un taconazo en el suelo- ¿Qué está mal contigo?

-¿Qué está mal con ustedes dos?- preguntó un Emmett acercándose a nosotros apresurado- Mira que ponerse a pelear cinco minutos antes de la boda.

-Emmett llévate a tu hermano, solo nos está retrasando.

-¿Acaso dudas?- pregunto él sorprendido- Si es así, estamos a tiempo, decimos que no habrá boda y ya, los invitado lo entenderán.

-No digas idioteces, él no está dudando, ¿o sí?- Alice sonaba sorprendida y emocionada- Sabía que entrarías en razón, le diré a Bella, veras que te perdona rápidamente y podrán irse…

Me rompía el alma tener que decepcionarlos a ellos también,

¿A cuántas personas más tendría que decepcionar? Si por mí fuera, la empresa podía irse a la quiebra, pero el patrimonio de mi familia, la vida entera de mi abuelo, y como la cabeza de la familia tenía que tomar mis responsabilidades y llevar la empresa a buen recaudo tal y como mi abuelo me la entrego.

-Vamos- les dije haciendo una mueca- Es hora del show.

-¿Entonces si habrá boda?- pregunto Alice alicaída.

-Si enana.

-Eres un…- amenazo con golpearme con el ramo de orquídeas que sostenía.

-Era demasiado bueno para ser verdad- dijo Emmett palmeándome la espalda mientras me encaminaba hacia el altar.

A medida que avanzaba veía a cada uno de los invitados, todos sonriéndome, saludándome, en las primeras filas izquierda estaban mis padres que me dieron una cálida sonrisa, supongo que en el fondo intuían que necesitaba apoyo.

En el altar ya estaban los padrinos, menos James que según Victoria se había ido a alguna isla en Cuba, o eso es lo que entendí cuando trato de explicarme en llantos, en su lugar estaba Riley que intentaba sonreír por sugerencia de su esposa Tanya que lo regañaba desde uno de los bancos de la parte derecha.

Detrás del altar estaba mi buen amigo Amun, un juez de paz que sería él que oficiaría la boda, con Victoria habíamos decidido solo casarnos por civil, y daba gracias por eso.

A los lados de la sala estaban tanto los abogados de Victoria como los míos, todos con celulares en mano, listos para entrar en acción una vez que nuestras firmas estuvieran en el papel.

Eleazar no iba a esperar ni un segundo para asentar la fusión, la quería en el acto al igual que mi firma garantizaría que yo le cedería un diez por ciento a Victoria por ser mi conyugue.

Supongo que el abuelo era un romántico empedernido que pensaba que donar acciones a su esposa era un gesto romántico en aquellos tiempos, pero a la abuela Elizabeth ni siquiera le intereso, se las devolvió al minuto siguiente.

Seguro que si me estuviera por casar con Bella, ella haría lo mismo que mi abuela, me las devolvería.

¡Mi Bella!

Solo pensar en ella bastaba para calmarme, si tan solo hubiera podido hablar con ella estaría más tranquilo.

De repente la marcha nupcial comenzó a sonar aturdiéndome, las puertas se abrieron y dieron paso a las damas de honor con Bella a la cabeza, estaba tan hermosa, su vestido se ceñía perfectamente a su cuerpo, llevaba su ramo de orquídeas al frente y su mirada era altiva, ni siquiera cruzo sus ojos con los míos.

Estaba molesta, en realidad, furiosa, pero también podía ver su dolor que escondía perfectamente.

Su dolor era el mío porque yo lo había causado.

Gaste todo mi tiempo observándola que no me había dado cuenta que Victoria tomada del brazo con su padre estaban frente a mí, él me miraba con el ceño fruncido, y ella ni siquiera se molestó, estaba expectante.

Ayer estaba tentado en llamar a un exorcista para que la calmara, pero gracias al cielo solo había necesitado hablar tranquilamente y también obligarla a que me escuchara y se diera cuenta que esto era lo mejor.

-Mucho cuidado con ella- me dijo Eleazar cuando deposito la mano de Victoria en la mía.

Solo asentí, esperaba que después de esto no tener que verlo en mucho tiempo.

-Estamos aquí reunidos para presenciar la unión de Edward Anthony Cullen y Victoria Bryce Denali.

Y así comenzó la tortura, quiero decir, mi boda, le había dicho a Amun que diera un discurso pequeño e hiciera que la ceremonia fuera rápida, pero él se tomó su tiempo y solo dio vueltas.

Prefería de a ratos observar a Bella a ver si la pillaba mirándome, pero no, se dedicaba a mirar el ramo de rosas rojas que Victoria le había dado y luego el suyo propio.

Carraspeando el juez para llamar mi atención, hizo la pregunta de rigor- Edward Cullen, ¿Aceptas por esposa a Victoria Bryce Denali?

Trate miserablemente de no ver a Bella, pero su mirada atrajo la mía, ella me miraba fijamente y podía ver que sus ojos estaban aguados luchando por no llorar, me sentí tentado a decir "no acepto" solo para evitarle este dolor, pero lamentablemente eso no era posible.

-Acepto- dije apartando la mirada cuando vi que una lagrima descendía por su mejilla, no podría seguir si contemplaba su dolor, quería patearme solo por poner lágrimas en su rostro.

-Victoria Bryce Denali, ¿Aceptas por esposo a Edward Anthony Cullen?- pregunto Amun con voz seria.

Ella no dudo ni un momento, la ausencia de James la había hecho decidirse ayer cuando fue en mi búsqueda- Si, acepto.

Por el rabillo del ojo veía que Eleazar se había levantado y para hablar con su abogado. Solo verlo caer en la trampa me hacía querer reír de alivio, todo esto no había sido en vano.

¡Muy pronto Bella! Me prometí a mí mismo, su hermoso rostro estaba repleto de lágrimas, quería consolarla, pero solo faltaban unos minutos para que todo acabara.

-Muy bien- dijo Amun interrumpiendo mis pensamientos, y luego de dar un vistazo por toda la sala- Señorita Victoria haría el favor de firmar.

-Por supuesto- contestó ella radiante, parecía que le faltaba el aire de tan acelerada que estaba, una vez firmado el primer papel, solté el aire que estaba conteniendo, y cuando firmo la última hoja me pase la mano por mi cabello, miro hacia mi abogado y cuando levanto un pulgar en señal de que estaba todo bien quise gritar

¡Lo habíamos conseguido!

-¿Eso es todo?- le pregunto en voz baja Victoria al juez y a la vez escribano, claro que solo nosotros lo sabíamos.

-Sí, la transacción está completa- susurró él, atrás nuestro podía escuchar los murmullos tratando de captar nuestras palabras, y supongo que tratando de adivinar porque no nos besábamos concluyendo así nuestra unión.

Victoria soltó un suspiro y sonrió radiantemente para luego abrazarme, mejor dicho estrujarme en un abrazo, de tan emocionado que estaba por habernos salido con la nuestra también la abrase levantándola del suelo, eso solo le causo risa.

Los invitados intentaron un leve aplauso primero y luego estallaron en vítores y canturreando "¡Beso! ¡Beso!", ellos seguían creyendo que estábamos en una boda.

-Buena suerte muchachos- dijo Amun retirándose con mis abogados por detrás.

-Tengo prisa- dijo Victoria y se soltó de mi abrazo abriéndose paso por todas las personas que se levantaban para felicitarnos, yo por mi parte buscaba a Bella que no se hallaba por ningún lado, con tanta gente a nuestro alrededor era difícil buscarla.

-¡Buena suerte!- me grito Victoria mientras se iba por el pasillo.

-¿A dónde crees que vas?- grito Eleazar cuando ella estaba cerca de la puerta.

-Adiós papi- le hizo unas señas obscenas con el dedo medio- Me voy a buscar a James, suerte con tu empresa.

Ella siguió su camino tirando el velo y siendo seguida por sus hermanas que corrían gritando su nombre.

-¿Tu esposa te acaba de dejar plantado en el altar?- pregunto Emmett confundido acercándose

-Ella no es mi esposa- dije parándome de puntitas buscando a Bella ¿Se habría ido?

-Hermano te acabas de casar- dijo él lentamente como si yo fuera un niño, para ese momento el abuelo y mis padres se acercaron también confundidos por la escena reciente.

¿Dónde esta Bella?

-Si me hubiera casado lo sabría, esto solo era un pantomima para que ella me cediera las acciones que su padre nos robó- le dije rápidamente ¿En dónde esta Bella?.

-¿Me puedes explicar que es todo esto?- pregunto mi abuelo con Carlisle a su lado mirándome dudosamente.

-Victoria nos devolvió las acciones que su padre compro ilegalmente, la empresa sigue siendo nuestra- contesté cesando mi búsqueda solo por unos minutos- Y ni siquiera tuve que casarme con ella para que me las cediera.

-¿Y tú que tienes que ver en esto Edward?- pregunto la abuela Elizabeth mirando fijamente a mi abuelo- ¿Acaso tú estabas obligando a mi nietecito a casarse con esa chica?

-Lizzie, no es lo que piensas…- se excusó él.

-¿De qué estás hablando hijo?- mi pobre madre no entendía nada, Alice estaba a su lado boquiabierta por lo que escuchaba.

-No hubo boda, punto, solo fue un show- conteste exasperado.

-Has hecho sufrir a mi hija por un estúpido show.- dijo Charlie apareciendo de la nada y dándome un puñetazo que me hubiera tirado al suelo de no ser por Emmett que me sujeto a tiempo.

-Te lo merecías- dijo Alice ayudando a ponerme sobre mis pies correctamente- ¿Si solo fue un acto, no podrías haberle dicho a Bella?

-Lo intente, pero ella no quiso hablar conmigo desde ayer, no tuve tiempo de explicarle- ¡Agh! Me dolía la mandíbula horrorosamente, el jefe Swan tenía un buen gancho.- ¿Alguien me puede decir donde esta Bella?

-¿Y te atreves a preguntar por mi hija?- me amenazo Charlie pero fue frenado por mi padre.

-Edward, ella no llego a ver el final de la ceremonia, apenas Victoria dio el sí, se excusó y se fue.

Era de suponerse que las cosas entre nosotros no se arreglaran fácilmente, siempre había algo que se interponía.

-Debo ir a buscarla- les dije a toda la familia que me rodeaba, los demás invitados ya se habían ido indignados porque no había habido boda.

-Ella se fue- me explico Alice- Lejos.

-¿Cómo de lejos?- pregunte asustado.

-Planea abandonar el continente dentro de…- agarro el brazo de Emmett y lo giro para mirar su reloj- Cuarenta y tres minutos.

-¿Cómo que fuera del continente?- pregunto mamá asombrada.

Si planeaba irse a otro lado, significaba que estaba rumbo al aeropuerto, ¿Llegaría a tiempo para detenerla? Si no era así la seguiría aunque sea en otro avión.

-Se supone que no te diría nada- dijo ella cruzándose de brazos.

-Habla niña, que nos tienes en ascuas- el tío Marcus parecía desesperado y no paraba de darme miradas molestas al igual que su esposa Dídima, tanto él como ella querían a Bella como si fuera un hija, debía cuidarme de que él no me diera otro puñetazo como Charlie.

-Se va Italia, ya sabes que ella siempre quiso ir, esta parecía ser una oportunidad.

-Vamos a buscarla- la abuela Elizabeth ya se encaminaba a la salida.

-De acá no se mueve nadie, solo el idiota que la viene arruinando desde que aprendió a hablar- Rosalie como siempre poniendo orden a las cosas- Y tú, más vale que regreses con mi amiga Edward Cullen, y la quiero con una sonrisa.

-No te prometo nada- apenas dije eso salí corriendo dejando atrás a toda mi familia que increíblemente estaban dándome ánimos y me deseaban buena suerte, espero que sus ruegos funcionaran porque la necesitaría.

o-o-o-o-o-o-o-o

El trafico rumbo al aeropuerto fue solo una pérdida de tiempo, cada minuto que pasaba era como si una guillotina se fuera acercando a mi cuello.

Con contados minutos llegue para estacionar de manera ilegal y lanzarme a los andenes, Bella tenía que estar en algún lado, aun me quedaban ocho minutos.

-Pasajeros con destino a Florencia pasen por la puerta 166- sonó en el altavoz-¡Gracias!- le grite a quien fuera que estaba detrás de los altavoces.

Corrí y corrí hasta que llegue a la puerta 166, pero ni rastros de Bella, ¿Ya se habría marchado?

-Permiso- dijo una voz armoniosa a mi espalda, ella no me mira, sino que batallaba con su maleta y su largo vestido de dama de honor.

-¡Bella!- grite emocionado tomándola con mis brazos y besándola furiosamente, ¿Cómo se le ocurría alejarse de mi lado cuando por fin yo era libre?, el beso solo duro unos pocos segundos porque ella me mordió tan fuerte que mi labio sangro.

-¡Suéltame!- dijo contorsionándose hasta que logro que la soltara- No vas a venir a entorpecer más mi vida de lo que ya está, ¡¿Cómo te atreves a besarme? ¡Estas casado!

-No me case- le dije limpiando la sangre de mi boca, entre Charlie y su hija ya me habían desfigurado la cara por hoy.

-Escuche perfectamente cuando ambos dijeron "si acepto"- dijo empujándome para pasar a la fila de embarque que para mí mala suerte se movía rápidamente.

-Solo fue un show para que Eleazar creyera que estaba terminando de robar la empresa- dije rápidamente sin tomar aliento, necesitaba que me escuchara, ella no podía irse- En realidad Victoria me estaba cediendo las acciones que su padre compro ilegalmente, te dije que un fantasma nos estaba quitando las acciones, era Eleazar.

-¿Y porque rayos no me lo dijiste?- grito totalmente roja de rabia- Me hiciste pasar el peor momento de mi vida viendo cómo te casabas con otra mujer.

-Tú no querías hablar conmigo- le recordé también gritando.

-Estoy hablando de antes, he estado aquí dos semanas y nunca se te ocurrió comentarme que solo planeabas casarte a medias.

-Pero si recién ayer planeamos todo esto con Victoria cuando vino llorando a mi departamento queriendo cancelar la boda.

-¿Es decir que antes de ayer seguías con planes de casarte?- sus ojos escrutando los míos buscando la verdad que tanto le había negado.- ¿Te acostaste conmigo aún consciente de que te casarías con otra?

-Sí, pero luego lo anularía- dije rápidamente, y quise morir, viéndolo desde su punto de vista se veía fatal.

-¿Y porque no podías decírmelo?-sus preguntas eran pausadas y metódicas, me estaba causando escalofríos por la forma en que me miraba.

-Mi abuelo me pidió total discreción y que no se lo contara a nadie.

-¿Yo soy nadie para ti Edward? ¿No podías confiar en mí?- volvió a gritarme- Todos estos días he vivido un infierno solo porque a ti y a tu abuelo se les ocurrió hacer un teatro de una boda.

-No es así- quise tomar su mano pero no me dejo.

-Señorita su pasaporte ¿Por favor?- dijo la encargada del embarque extendiendo su mano, Bella fue más rápido que yo y le dio su pasaporte antes que yo se lo quitara.

-Déjame ir Edward, todo esto es demasiado para mí, has elegido a tu empresa, a tu abuelo y a Victoria por sobre mi demasiadas veces, he llegado a mi limite- dijo sin mirarme.

-No puedes irte- agarre su codo evitando que cogiera su pasaporte- Quédate conmigo.

-No- dijo soltándose- Este es mi momento de libertad, se dio vuelta y tomo su pasaporte alejándose a la puerta

Mi mente corría a velocidad sobrehumana buscando argumentos para que se quedara hasta que encontré uno que era bastante convincente.

-¿Quieres casarte conmigo?- le grite para que me escuchara, pude ver como su espalda se ponía rígida y detenía el paso que estaba por dar, luego pude escuchar como soltaba un sollozo.

-¿Bella?- dije intentando pasar por el molinete dirigido por la azafata que me repetía una y otra vez que llamaría a seguridad si seguí intentando pasar.- Responde, ¿Quieres casarte conmigo?

Apenas y giro su rostro y pude ver como sus mejillas estaban empapadas de lágrimas y maquillaje- No.

Dicho esto se giró y se fue lo más rápido posible alejándose de mí.

Cada paso que daba era como si se llevara mi corazón con ella, dejándome desangrado en el andén frente a muchos espectadores que seguramente esperaban un "Si" como en las películas.

Más que nunca pensé en que yo tenía razón: "Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde".


Espero sus reviews si les gusto el capitulo, y si no les gusto, también espero sus reviews ;D

Oh my god! Le dijo que No! Pueden creerlo? Jajjajajja ni yo misma me lo creo, y eso que lo escribí xD Al final no hubo boda! Era lo que pensaban? O esperaban otra cosa?

En fin, un capitulo más y es el fin chicas, que nervios! Casi casi termino mi primer fic propio :D

Ah y otra cosa más, para las que todavía no se unieron al grupo Cary0605 . fics en facebook, las espero en www . facebook groups / 498971040191241 / 557911370963874 / ? notif _ t = group _ comment (Todo sin espacios)

Eso es todo por hoy, espero sus comentarios ;)

Saludos

Cary0605

**P/D: PARA LAS QUE ME PREGUNTAN POR "LEYENDO ECLIPSE"QUIERO EXPRESAR MIS MAS DISCULPAS POR LA DEMORA, UNA VEZ QUE TERMINE ESTE FIC ME PONDRE A TRABAJAR EN LAS TRADUCCIONES PRA HACER UNA MARATON DE ACTUALIZACIONES, SOLO PIDO UN POCO MAS DE PACIENCIA :D

Capítulo 15: JACOB AL RESCATE Capítulo 17: FELICES POR SIEMPRE.

 
14445714 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios