LA BODA DE MI MEJOR AMIGO (+18)

Autor: cary0605
Género: Romance
Fecha Creación: 05/04/2013
Fecha Actualización: 23/03/2014
Finalizado: NO
Votos: 32
Comentarios: 40
Visitas: 51394
Capítulos: 18

Edward y Bella han sido amigos desde hace años y prometieron casarse cuando ella cumpliera 25 años. Ellos se han distanciado por dos años y falta un mes para que se cumpla esa promesa, pero de repente Edward esta a dos semanas de casarse con Victoria. Con la ayuda de los chicos Bella planeará como detener la boda de su mejor amigo. ¿Logrará frenarla?

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 18: FINALMENTE

Aviso: Los personajes de esta historia no me pertenecen, son propiedad de Stephanie Meyer, las canciones aquí mencionadas y parte de ellas pertenecen a sus correspondientes autores, no me pertenecen. Si eres menor de edad lees bajo tu responsabilidad, este fic puede contener lenguaje y situaciones adultas, ya saben, la que avisa no traiciona.

**Gracias a mi beta Jime Cullen Salvatore por betear este capítulo (Betas FFTH)


Capitulo 18: Finalmente.

Año: 2013

El amor es una mierda, me repetía una y otra vez, ¿De qué sirve encontrarlo si solo te hará daño?

Lagrimas surcaban mi rostro y me importaba una mierda si los demás pasajeros del avión me veían con lastima, o cuchicheaban a cerca de mí y la negativa que le había dado a Edward.

De solo recordar su petición volvía a sollozar sin control, ¡Maldito imbécil!, lo más increíble es que no me dolía su petición, sino que me lo hubiera pedido para retenerme, y sumando eso a toda la farsa de la boda tenía para llorar toda una vida.

-¿Señorita?- pregunto la azafata a mi lado con una caja de pañuelos en sus manos, supongo que las azafatas de primera clase estaban listas para todos los caprichos de los pasajeros snob, incluso con una llorica como yo, ¡Bendita Alice y su despilfarro de dinero hacia mí!

-Gracias- dije intentando sonreír, pero solo me salió un sollozo ahogado, cogí la caja de pañuelos que sería mi nueva compañera en este viaje.

Después de casi una hora y más de cien pañuelos desechables, me convencí que no podía seguir usando el vestido de dama de honor, ni el sofisticado peinado que seguro a estas alturas era un nido de pájaros.

Alice me había preparado una muda de ropa ligera en mi bolso de mano, una vez más agradecí que ella se hubiera encargado de todo, frente al espejo del pequeño baño, observe mi rostro y jadee horrorizada.

Era la viva imagen del desamparo, y Edward tenía la culpa.

Él y sus malditos secretos.

Él y sus mentiras.

Él…

El agua fría en mi rostro detuvo mis pensamientos, no servía de nada amargarme y echarle la culpa.

Es más, Edward ni siquiera debería estar en mis pensamientos, este era un viaje para mí, donde Edward no tenía cabida ni siquiera en mi mente.

Calzándome los vaqueros y la camiseta que Alice me había empacado, recordé nuestra apuesta, y sin pensarlo sonreí al espejo, Alice había perdido la apuesta, por lo tanto, estaría un año libre de sus viajes de compras, y así como vino la sonrisa, se fue fugazmente, ella había perdido la apuesta porque Edward no se casaría conmigo en mi cumpleaños veinticinco, y mucho menos en los años futuros.

o-o-o-o-o-o-o-o

Lamentablemente mi primer día en Florencia la pase encerrada en mi habitación de hotel, no estaba de ánimos para turismo, ni mucho menos para tomar otro vuelo a Roma y luego a Verona, ver el balcón de Julieta solo me deprimiría más.

Pero solo necesitaba un día más para recuperarme de la boda show y luego comenzar a sanar.

Aunque podría empezar por salir aunque sea a cenar al Restaurant del hotel, eso ya sería un pequeño paso. Mecánicamente me vestí con un vestido suelto y unos zapatos planos, y solo un poco de maquillaje para ocultar las ojeras y la palidez que oscurecían mi rostro.

Una vez lista, baje hasta el restaurant lista para salir de mi aislamiento, lastimosamente hace menos de dos semanas había tenido un día italiano con Edward.

¿Había sido una mala idea venir sin él? Después de todo siempre planeamos este viaje juntos.

¡Basta! me dije a mi misma mientras apuñalaba un ravioli con el tenedor, debía de dejar de ser dependiente de Edward, ya lo había conseguido una vez, podía hacerlo de nuevo.

-¿Posso sedermi con voi?*- pregunto una voz melodiosa, mi cuello casi se dislocó al pensar en cierto cobrizo, pero no era él, sino que un hombre con una sonrisa demasiado blanca, derrochaba autoestima, ¿Por qué me sonreía? ¿Qué era lo que me había preguntado?

-¿Mi scusi?*- pregunte con un italiano de acento americano, con Edward habíamos tomado clases de italiano desde que leí por primera vez Romeo y Julita en la secundaria y había decidido viajar a Italia algún día, por supuesto, él se quejaba cada clase diciendo que no era necesario aprender italiano.

Sí, claro. Mírame Edward.

-¿Posso sedermi con voi?- volvió a preguntar el italiano señalando la silla restante en mi mesa.

¿Quería sentarse conmigo? ¿Por qué? ¿Acaso una no puede estar sentada sola cuando los tipos vienen a querer conseguir una noche de sexo? En este momento odiaba a los hombres.

-Non*- le sonreí sarcásticamente.

-¿Perché?*- pregunto asombrado, y descaradamente se sentó sonriéndome, como si lo que yo hubiera dicho fuera una broma, quizás era de esos idiotas que creían que ninguna mujer se resistía a ellos, como Edward.

Estaba a punto de gritarle y quizás tirarle mi plato de raviolis cuando algo peor sucedió.

Edward.

En Italia, frente a mí. Mátenme por favor.

-Porque es mi novia estúpido- dijo a la espalda del italiano descarado.

-Lo siento, no sabía que ya estabas tomada- dijo en un perfecto inglés, ¿En serio? ¿Hablaba en italiano solo para conquistar mujeres? ¿Qué mierda le pasa a los hombres?

Sin decir más, el desconocido se fue, dejando a Edward de pie que ni siquiera dudo en sentarse.

-¿No podías quedarte en Nueva York y hacer por una vez lo que yo quiero?- pregunte mordazmente a modo de saludo, él parecía herido, pero se recompuso.

-Este viaje lo planeamos juntos, incluso tomé las malditas clases de italiano tres veces por semana por tus capricho, no puedes dejarme afuera ahora- dijo como si nada, encogiéndose de hombros.

-Yo no te obligué- conteste indignada ganándome varias miradas de los demás comensales.

-Edward no puedo ir sola a Italia, tienes que venir conmigo, ¿Cómo vamos a ir sin saber italiano? Quedaremos en ridículo, ya nos inscribí para las clases, empezamos el lunes, etc etc etc.-remedo mi voz chillonamente, me hubiera reído, pero ya no tenía capacidad para reír y el culpable estaba sentado frente a mí.

-Puede ser que te haya obligado, pero eso no te da derecho a interrumpir mi viaje.

-Claro que sí- perdió los estribos subiendo la voz- No puedes tirar lo nuestro a la basura así como si nada.

-¿Lo nuestro?- grite enfurecida- ¿Cuál nuestro Edward?

El mesero se acerco corriendo a nuestra mesa.-Si los señores no se calman, agradecería que se retirasen en silencio.

Típico de Edward, acarrearme problemas con solo cinco minutos de su bendita presencia.

-Disculpe, no volverá a pasar- se disculpo Edward- ¿Podría traerme lo mismo que la señorita?

Con eso el mesero se retiro un poco más calmado.

-Acabo de llegar, y ya sabes que la comida en los aviones es espantosa.- me explico desabrochándose su saco y aflojando su corbata toscamente.

-¿Por qué viajaste con traje? Es sumamente incomodo- no es que me preocupara por él, en realidad sí, pero no podía evitarlo.

-Apenas salí de una reunión tome el avión más rápido que encontré.

-Por supuesto, tu empresa- sonreí irónicamente y desvié mi mirada hacia mis olvidados raviolis, ya estaban fríos de tanto apuñalarlos.

-Si bien eres lo más importante en mi vida, - dijo con voz contendida haciéndome levantar la mirada inmediatamente- necesitaba unas horas para arreglar la situación en la empresa Bella, fueron dos putos años de conspiración, no podía dejar todo botado.

-¿Ni siquiera por mí?- pregunte decepcionada.

-Bella- dijo estirando la mano sobre el negro mantel, titubee pero decidí no darle la mano, no caería otra vez, él frunció el ceño- Dame la mano.

Negué testarudamente.

-Su comida señor- dijo el mesero pomposamente interrumpiéndonos- ¿Desean algo más?

-No gracias- contesto Edward despidiéndolo, agarro su servilleta desdoblándola con una fuerte sacudida.-A veces eres tan infantil.

Me encogí de hombros para intentar seguir comiendo mi cena, aunque ya no se veía tan apetecible como al principio, gracias al falso italiano y a Edward.

-Como estaba diciendo- dijo apuntándome con el tenedor amenazadoramente- Es por ti que estoy aquí contigo, solo por ti, en unas horas tuve que arreglar el pandemónium que causamos con Victoria para pasar el tiempo que quieras estar en este país, así que no vuelvas a decir esa mierda de que la empresa es más importante que tú, porque no es cierto, y en el fondo lo sabes.

No sabía que decir, este no era el momento, por eso había huido tan lejos, porque necesitaba un tiempo para mí, para organizar mi vida y mis sentimientos. Sobre todo cuando con solo pronunciar el nombre de la pelirroja, mi corazón parecía querer salir y golpear a todo lo que estuviera en frente por todos los golpes que había recibido.

-No estás comiendo.- por fin hablo después de que el silencio se volvió incomodo.

-Se enfrío- dije haciendo una mueca mientras destrozaba otro ravioli, sentí la risa de Edward y cuando levanté la vista casi mancho mi nariz con salsa, frente a mi tenía un ravioli humeante, ¿Ahora quien era el infantil?

-¿Tregua?- pregunto meneando el ravioli cerca de mis labios- ¿Aunque sea por los años de amistad?

Soltando un suspiro, asentí y deje me alimentará como niña pequeña el resto de la noche.

o-o-o-o-o-o-o-o

-¡Bella!- Edward aporreaba la puerta repetidas veces, casi hizo que saltara la cama, y eso que estaba dormida.- ¡Abre! ¡Es una emergencia!

Eso termino de despertarme, descalza corrí a abrir la puerta -¿Qué pasa?

-Feliz cumpleaños amor- dijo parado sonriente en medio del pasillo con un gran ramo de rosas blancas en sus brazos, ya que era un arreglo florar enorme.

Me quede boquiabierta, ¿Ya era mi cumpleaños? ¿Cómo había pasado tan rápido el tiempo?

-Sabía que te sorprendería- dijo orgulloso de sí mismo entregándome las rosas y dejando un largo besa en mi mejilla peligrosamente cerca de mis labios, pero se mantuvo en la línea tal como habíamos acordado para dejarlo estar conmigo en mi viaje, es decir, volviendo a ser solo amigos.

-Ya son las doce en punto pequeña despistada- susurró en mi oído antes de enderezarse y volver al pasillo para traer un carrito que portaba un pastel de chocolate con el número veinticinco en el glaseado, además había una cubitera con hielo y champagne, además de dos copas de cristal.

-¿Tenías todo preparado?- pregunte sonriendo, la verdad es que me había sorprendido.

-¿Qué clase de amigo sería si me olvidará el cumpleaños de mi mejor amiga?- había estado usando la palabra amigos con frecuencia desde que le impuse mi condición de solo amigos en este viaje.

-No lo arruines, por favor- le pedí sinceramente, era una sorpresa muy bonita como para que la arruinará.

-Lo siento- se río arrepentido mientras prendía las velas de mi pastel- Es la costumbre.

Había temido este día desde que Edward se había mudado con victoria a Nueva York, pero increíblemente, ya no dolía como antes, solo una punzada de lo que podría haber sido y no fue, pero…

-Hora de los deseos- Edward estaba muy emocionado, parecía que el del cumpleaños era él- Recuerda, si pides algo con el corazón se cumplirá.

¿Esa era una indirecta? Quise reírme porque pensábamos igual, él se movió y apago la luz quedándonos solo iluminado por la luz de las velas que ansiaban mi deseo.

Cerrando los ojos pensé lo que quería.

Quiero ser feliz con Edward. Con mi deseo listo sople las velas pero sin abrir los ojos.

Cuando los abrí, Edward ya había prendido las luces y me miraba intensamente, quizás él podía leer la mente y sabía lo que quería, solo esperaba que no lo arruinara, porque yo tenía la solución a nuestros problemas y pronto la pondría en marcha.

-Aunque nos den caries en la noche, no puede ser un cumpleaños si no comemos el pastel- dijo guiñándome un ojo incluso con una sonrisa más grande si es que eso era posible.

Edward hizo de mozo y empezó a cortar el pastel para nosotros dos, una vez hecho, descorcho la champagne sirviendo nuestras copas, y como la habitación solo tenía un sofá, nos sentamos en la gruesa alfombra del suelo con las piernas cruzadas.

-Feliz cumpleaños- dijo alzando su copa para brindar conmigo.

-Para que este años sea mejor que los anteriores- dije yo, por fin las piezas se habían armado en mi interior, sentía como si un peso se hubiera levantado de mi cabeza, incluso mi corazón quería abrasarse a si mismo por haber decidido lo que haríamos.

-Amén- estuvo de acuerdo Edward chocando nuestras copas.

Después de comer medio pastel entre risas y anécdotas que no eran hirientes sino divertidas, lo cual solo reafirmo mi decisión.

-Deberíamos dormir- dijo Edward levantándose y maniobrando para no tirar las migas del pastel en la alfombra- El balcón de Julieta nos espera mañana y no podemos perdérnoslo, nunca sabes si podría haber un terremoto y que este desapareciera.

-Solo a ti se te ocurren estas cosas- me reí divertida mientras dejaba mi plato y copa en el carrito que había traído.- Gracias Edward, esto fue maravilloso.

-De nada- dijo acariciando mi mejilla haciéndome apoyar mi rostro en su mano.

Fue difícil dormir cuando Edward se fue, había decidido que este sería nuestro ultimo día en Italia, no tenía porque seguir aquí, no cuando la respuesta a toda esta situación había aparecido solo una hora atrás, debería haberle dicho a Edward que preparará sus maletas, pero realmente no quería arruinar mi cumpleaños.

A la mañana siguiente, casi al mediodía ya que a ambos se nos pegaron las sabanas, partimos en un auto alquilado a la pequeña Verona, desde que había leído Romeo y Julieta soñaba con visitar este balcón, y gracias al cielo, no lo haría con el corazón destrozado, sino con la iluminación de un futuro porvenir.

-Estas muy callada- dijo Edward aparcando a unas calles del dichoso balcón.- ¿Es la emoción?

-Por supuesto que sí- le dije sin mirarlo, pensaba comunicarle mi decisión aquí, era tonto, pero quería que el balcón de Julieta sea un nuevo inicio para nosotros.

-Bien, vamos, chica emocionada- dijo abriendo la puerta al mismo tiempo que yo, los amigos no se abrían las puertas de los autos, eso era lo que le había dicho para que dejara de correr a abrir mi puerta cada vez que bajábamos de un vehículo.

Sorprendiéndolo tome su mano y caminamos por las calles de piedra de la tarde en Verona, quizás pareciéramos una pareja, pero no era así, aunque el amor no podía ocultarse.

Cuando llegamos hasta el balcón siguiendo las indicaciones fue en silencio, pero no uno denso, sino cómodo, creo que Edward intuía que algo importante iba a pasar porque su mano apretaba la mía como si yo fuera su ancla.

Había varias parejas sacándose fotos en el balcón de Julieta, y otros esperaban su turno para representar la escena de Romeo y Julieta, otros eran turistas que solo sacaban fotos a diestra y siniestra.

-No puedo creer que por fin estemos aquí- no pude evitar chillar soltando la mano de Edward y corriendo hasta una fuente que estaba frente al balcón, gire observando todo el paisaje hasta casi quedarme mareada.

-Tranquila- se rio Edward atrapándome antes de que me cayera, sus manos se posaron en mi cintura, quedando mi espalda en su pecho, era un abrazo intimo, pero no importaba, no nos quedaba mucho tiempo, así que le correspondí apoyándome más, y poniendo una mano sobre la suya.

Cuando fue nuestro turno, yo subí primero, así podrían sacarnos la foto representando a Romeo y Julieta, esto era hermoso, luego de unas cuantas fotos, él subió conmigo casi corriendo y me apreso en un abrazo demoledor, y sin previo aviso me beso.

Le devolví e beso con todo el amor que sentía, respondiendo a la misma fogosidad que él me daba.

-¿Me amas Bella?- pregunto cuándo nos separamos.

-Con todo mi corazón, ¿tú?.

-Más que a nada en el mundo, y quiero un futuro contigo.- dijo mirándome fijamente, sus ojos brillaban felices.

-Yo también, es por eso…- no me dejo terminar sino que me soltó y se arrodillo asustándome cuando saco una cajita de terciopelo negro de su bolsillo.

-Cuando tenía diez años prometí que cuando cumplieras veinticinco te casarías conmigo, si pudiera buscaría un juez para que nos casará ahora mismo para cumplir mi promesa, pero tu mereces una boda como dios manda, yo te amo como nunca pensé amar a nadie y por algún extraño milagro tu también me amas, así que ¿Isabella Marie Swan quieres casarte conmigo?

¿Por qué?

¿Por qué siempre tenía que arruinarlo?

Edward vio mi cara y palideció- ¿Bella?

-¿Por qué siempre preguntas cuando sabes que tendré que decirte que no? Acaso no sabes lo mucho que duele negarme.

-Entonces no te niegues, cásate conmigo- dijo parándose para tomar mi mano, esta vez lo deje.

-Ni siquiera somos novios Edward- le dije queriendo explicarle lo que había decidió.

-Eso se puede arreglar, ¿Quieres ser…- antes de que terminara la frase, tape su boca con la mano libre que tenía.

-No me obligues a decirte que no por tercera vez, por favor.- pude sentir como soltó el aire en mi mano.

-No te entiendo- dijo cuando quite la mano- Anoche deseaste ser feliz conmigo, lo susurraste, pero pude escucharlo.

-Necesitamos un tiempo Edward- le dije rápido antes de que volviera a interrumpirme- A veces el amor no es suficiente para curar todas las heridas que nos causamos en el camino, perdimos nuestro rumbo aún cuando éramos amigos.

Él frunció el ceño, iba comprendiendo lo que le pedía.

-Nunca fuimos novios siquiera- le dije desolada- Nos saltamos toda la parte buena fingiendo ser solo amigos, estos días que realmente intentamos ser amigos, recordé cuanto extrañaba a mi amigo, no al que quería follarme sobre cada superficie, sino al que bromeaba conmigo, el que me escuchaba, el que estaba conmigo.

-¿Entonces de verdad solo quieres que seamos amigos?- pregunto horrorizado- Pero si nos amamos como unos locos, ¿Qué hacemos con el amos?

-No quiero ser solo amigos- dije cuidadosamente- Quiero que sanemos nuestra amistad, que empecemos con una buena superficie nuestro futuro, si es que acaso tenemos uno.

-No digas tonterías, un futuro separados es imposible- él pobre estaba desesperado.

-Te amo Edward, tanto que duele, pero si puedes contestarme a estas preguntas m casaré contigo, ¿Podrías decirme cuando fue nuestra primera cita? ¿Cuándo me presentaste a tus padres como tu novia?¿Cuando fue nuestro primer beso pensando en el otro? ¿Algún aniversario? ¿Nuestro primer San Valentín con chocolates cursis y ositos de peluche? ¿Cuándo nos mudamos juntos porque queríamos hacerlo como pareja y no por no poder sacar las manos uno del otro? – el solo estaba callado- No tenemos nada de eso, ¿Acaso no merecemos algo así? Si un día tenemos hijos, ¿Qué les diremos?

-¿Me estas pidiendo que haga todo eso antes de pedirte matrimonio?

-Sí, quiero un reinicio Edward, empezando por aprender a volver a ser amigos, como antes, y luego veremos cómo avanzar, necesito esto, por favor.

Paso un largo momento hasta que él asintió- Es hora de un reinicio.

-Gracias- dije abrazándolo cerrando así un ciclo vertiginoso que nos había dejado con cicatrices, pero que gracias a un deseo había encontrado el camino a seguir para recuperar lo que un día habíamos perdido.

o-o-o-o-o-o-o-o

Año: 2015

-¿Cómo está la pequeña más pequeña del mundo?- pregunto Edward a través del celular.

-Tengo casi veintisiete, ya no soy pequeña- me queje recostándome en el sillón mientras esperaba a Mike- Si yo soy pequeña, tu eres pequeño.

-Pero soy alto, eso lo compensa- se burló- ¿Qué haces?

-Esperando a Mike- conteste jugueteando con las llaves.

-¿Qué Mike?- pregunto, a lo lejos escuche que daba órdenes a su secretaria- Disculpa, este contrato me tiene de arriba abajo con tantas complicaciones.

-¿Eleazar te lo sigue poniendo difícil?- el casi ex suegro de Edward era un grano en el culo cada vez que Edward quería expandir las empresas ya fusionadas hace dos años, con razón el tipo se estaba yendo a la quiebra, era pésimo dirigiendo, no como mi amigo.

-Gajes del oficio- suspiro por la línea- No me distraigas, ¿Qué Mike?

-Te conté sobre él- me queje frustrada, me sentía un poco mal de que no sintiera ni siquiera una pisca de enojo porque yo quisiera salir con otro hombre- Es un editor nuevo que está trabajando con nosotros en la editorial.

-Ah sí, el orégano- se rió para sí mismo- Mientras no te deje con olor a especias esta noche me comportare y no te llamare cada cinco minutos.

Eso me alivio un poco, después de nuestro viaje a Italia Edward no volvió a hablar sobre amor ni nada por el estilo, en dos años.

Dos años.

No pensaba que tardaría tanto el periodo de amistad, pero Edward no había dado ningún indicio, y yo menos, para llegar a la meta a veces lo mejor es dar pasos de tortuga.

Aunque esto parecía la cruza entre un caracol y una tortuga.

-No le digas así- lo reprendí- ¿Vendrás para el cumpleaños de Emmett y Alice?

-Por supuesto- dijo falsamente ofendido, el cumpleaños de los mellizos Cullen sería dentro de un mes, y Edward vendría desde Nueva York para quedarse en mi departamento, sería la primera vez que dormiríamos en el mismo lugar después de dos años.- Volviendo al tema que desviaste olímpicamente.

-Yo no desvié nada- en realidad si lo había hecho.

-Recuerda que eres mía Bella, puedes experimentar todo lo que quieras, pero no hagas que me comporte como un Neanderthal reclamando a su mujer mientras me golpeo el pecho.

-Creo que te verías sexy pareciendo un cavernícola- era la primera vez que le insinuaba algo que sobrepasara la línea de la amistad, así que entendí que el se quedara callado en la línea bastante tiempo.

-Deberías averiguar cuan sexy puede ser- contesto con voz ronca.

En ese momento tocaron el timbre.

-Mike ya llego tipo sexy- le dije burlonamente- Es hora de mi cita.

-Recuerda lo que te dije Bella.- dijo rápido antes de que cortará.

-Sí papá- conteste buscando mi bolso.

-Y te quiero en casa a las diez- dijo imitando a Charlie, eso le gano una risa de despedida.

Una vez lista, fui a abrir la puerta.

Michael Angarano estaba parado en la puerta con un ramo de flores, inevitablemente me recordó a Edward en mi cumpleaños veinticinco.

Si ya empezaba así la cita, esta se iría a pique.

-Para ti- dijo entregándome el ramo, hizo el intento de pasar, pero disimuladamente me puse en frente, ¿Es que acaso ya quería pasar a mi departamento en la primera cita?

-Voy a ponerlas en agua- dije dejándolo en la puerta, Mike era mi primera cita en años, la ultima vez había sido con Jacob, pero no sé si contaban ya que Edward siempre llegaba, cuando se lo había comentado, Edward dijo que ahora éramos amigos, y si quería la estúpida experiencia de las citas infructuosa, él no se opondría, siempre y cuando sean infructuosas.

Seguía amando a Edward con todo mi corazón, pero necesitaba esto para mí, después de todo a mis veintisiete años solo había besado a Edward, y un beso fingido a James para la sesión de fotos de la boda show.

No es que planeara por ahí ir besando a todos los hombres en las esquinas, pero… ahg! A veces ni yo me entendía, pero sabía que este paso debía darlo antes de empezar algo con Edward.

La cita estaba siendo realmente infructuosa como predijo Edward, no es porque Mike fuera aburrido, y es que de verdad era aburrido, pero no paraba de compararlo con Edward, y es por eso que quería salir con alguien más, con esto quedaba más que demostrado que nunca podría salir con otra persona que no fuera mi cobrizo.

Estaba por decirle que quizás deberíamos volver a casa cuando una voz nos interrumpió.

-¿Isabella?- pregunto la voz que aún odiaba a pesar de que habíamos limado las asperezas, bueno, la mayoría, ella me había contado su parte de la historia y me había pedido disculpas por haberme "robado" a Edward, es difícil no aceptarle disculpas a una embarazada, pero después de dos años aun seguía molestándome su presencia.

-Victoria- la salude educadamente, y me di cuenta que estaba con dos niños, con el pequeño Jacob y con Jane, ambos disfrazados.

-Hola Jane- salude a la pequeña pelirroja que usaba un disfraz de osita panda, mientras que mi sobrino usaba el disfraz de monito que yo le había regalado para su cumpleaños. –Hola Jake.

Los niños se abalanzaron saludándome, la pequeña pelirroja se hacía querer y mi ahijado era un amor.

-¿Por qué están disfrazados?- le pregunte a Victoria.

-La verdad no lo sé, decidieron que serían animales desde ayer, así que les prometí llevarlos a un restaurante elegante si se sacaban esos trajes.- dijo sonriéndoles a ambos- James vendrá pronto.

-Pequeños locos- me reí acariciando las cabecitas disfrazadas.

Un carraspeo llamó mi atención.

-El es Mike - dije presentándolo- Ella es Victoria.

-¿Y Edward?- pregunto sorprendida ni siquiera mirando a Mike.

-Mucho gusto, Mike Angarano- dijo parándose y extendiendo su mano, Victoria la tomo lánguidamente mirándome y luego a Mike repetidas veces.

-¿Angarano? Algo así como el orégano- concluyo mirándolo, ¿En serio? ¿Qué tenía ella con los nombres? Y lo dijo igual que Edward, esa pequeña coincidencia me molesto.

-¿Quién es Edward?

-¿Ustedes están saliendo?- ella lo ignoró fulminándome con la mirada, los niños estaban mortalmente callados, supongo que conocían ese tono de Victoria.

-Sí, esta es nuestra primera cita- contesto Mike sorprendiéndonos a las dos, era una cita, pero no estábamos saliendo.

-Creo que la cita acaba de terminar- concluí enojada.

o-o-o-o-o-o-o-o

-No entiendo que le ves- dijo Alice mientras se probaba un nuevo vestido, después del año que paso sin obligarme a ir de compras, se había vengado haciéndome salir cada semana de compras, francamente estaba penando que ella era una compradora compulsiva.- Y tampoco puedo creer que Edward este de acuerdo con esto.

-No le veo nada, no sé porque se empeñan en emparejarnos- repetí lo mismo que le había dicho varias veces a todos los chicos, mientras enroscaba mi dedo en uno de los rizos de un dormido Noah, pobre niño, ni siquiera él se salvaba de las compras de su madre.

-Si claro, ¿Con quién iras esta noche a nuestra fiesta?- pregunto ella desde el probador.

-No podía decirle que no fuera- le dije en voz normal, si quería conversar conmigo, mas le valía hacerlo como personas normales y no con una cortina de por medio, además no quería despertar a Noah, ¿Cómo es que Jasper permitía que el niño viniera de compras?-Él es casi parte del grupo.

-No lo es- refuto ella abriendo fuertemente la cortina del probador- Tu quieres unirlo a la fuerza, y solo porque sales con él.

-¿Y si así fuera qué?- pregunté frustrada- ¿Si saliera con otra persona, me excluirían solo porque no les gusta?

-¿Así que aceptas que estas saliendo con el orégano?- cuando mis amigos decidían ser malos, eran implacables.

-Solo han sido un par de citas, y siempre son para disculparse de que la anterior haya sido pésima- le dije sabiendo que aun así no me creería.

-Eso solo tú lo crees, ¿Por qué haces esto bella?- pregunto sentándose a mi lado con el vestido elegido en las manos.- ¿Es por venganza porque Edward salió con Victoria?

-¡No!- grite haciendo que el pequeño Noah se sacudiera en mis brazos.

Ese era un punto débil, ¿Por qué seguía saliendo con Mike? ¿Es que acaso no podía decirle que no? ¿Que dejáramos de intentarlo?

No tenía respuestas.

o-o-o-o-o-o-o-o

Mike separó sus labios de los míos, no era la primera vez que lo hacía, pero si sabía que sería la última.

Esta noche llegaba Edward.

Y esto se había extendido demasiado, ya había experimentado y no había sido satisfactorio, la idea era solo una cita infructuosa, no seis citas horribles en menos de un mes donde los besos eran apenas soportables.

Sip, esto era demasiado.

Cuando nos separamos, él sonreía, ¿Acaso le había gustado? ¿No había sentido que éramos incompatibles?

-Mike, tenemos que hablar- aun estábamos dentro del auto, afuera de punto cero, hoy era el cumpleaños de Alice y Emmett, mi fecha limite.- Esto no puede seguir.

-¿Por qué? Creí que nos estábamos llevando bien.

-Y nos llevamos bien- era verdad, -Solo que no funcionamos como pareja, aunque ni siquiera estamos saliendo, lo que quiero decir, es que no habrá mas citas.

-¿Hay alguien más?

-Si- decidí ser sincera.

El no dijo nada solo abrió la puerta del auto y la cerro con fuerza.

-Así que ya no te gusto, aparece otro y quieres irte con él- dijo sarcásticamente cuando salí del auto también- Déjame decirte Isabella, que eso es de perras, nunca creí que fueras una.

-Y yo tampoco creí que fueras un imbécil, ya ves, ambos estábamos equivocados- y con eso me fui dejándolo solo, mas le valía no seguirme.

Pero si lo hizo pero manteniendo una distancia prudencial. En cuanto llegamos a nuestra mesa, Alice chillo saludándome.

Le sonreí alegre de ya no estar a solas con Mike, pero en cuanto vi a Victoria, fruncí el ceño, ¿Realmente era necesario verla en todas partes con mis amigos? ¿Dónde estaba la lealtad?

-¿Algún problema conmigo Isabel?- me pregunto con ese tono inocente que me recordaba a la Victoria de antes.

-Ninguno Verónica- le sonreír irónicamente.

-Okey, mira, creo que es hora de que superes nuestra enemistad, solo porque estuve a punto de casarme con Edward no quiere decir que lo haya hecho, ¿cierto?, no me case.- okey, lo único que faltaba, que se ofendiera porque la llame Verónica y empezará a sacar nuestros trapitos al sol.

-¿Quien es Edward?- pregunto Mike.

-¡Oh por favor! Hablamos de Edward todo el tiempo- contesto Victoria sobresaltándome y luego comenzó la verborragia-Edward es el primer y único amor de Isabella, así que no pierdas tu tiempo con ella, deberías irte.

¿Incluso Victoria le tenía lealtad a Edward? El mundo estaba loco, Mike puso una cara agria por primera vez desde que lo conocí, e incluso podía decir que estaba celoso.

Pero lo que más me molesto era la mirada de mis amigos, todos ellos estaban de acuerdo con Victoria, incluso yo, porque era verdad, pero lo que realmente me molestaba era saber que si realmente quisiera a Mike, ellos no lo aceptarían.

-Con Victoria iremos por unas bebidas- dijo James llevándose a su esposa.

Cuando ellos se fueron, Mike también se excuso para ir al baño.

-¿Qué le pasa al oreganito?- pregunto Emmett.

-Aunque no estamos saliendo- dije mordazmente queriendo dejarlo en claro.-Le dije que ya no habría más citas.

-¡Aleluya!- Corearon Alice y Rosalie dispuestas a abrazarme.

-Alto ahí- las detuve- ¿Realmente no me apoyarían si decidiera salir con otra persona que no fuera Edward?

Todos se quedaron en silencio, pero fue Jasper el que tomo la palabra.

-Es difícil para nosotros verte con alguien más cuando es obvio que amas a Edward, y el también a ti.

-Lo que no sabemos es porque carajos después de dos años aun no estan juntos.- aportó Emmett.

-Necesitábamos tiempo- repetí cansinamente.

-Un tiempo sería algo así como dos meses- refunfuño Rosalie- No dos años Bella, ¿Aun lo amas?

-Voy al baño- no pensaba decirles nada, que se quedaran con las dudas.

A medida que iba avanzando evitando a toda la gente, sentí que mi enojo había sido innecesario, quizás mi periodo estaba cerca y por eso estaba tan irascible.

Irascible o no, nada me prepara para ver a Edward y a Victoria abrazados, era un especie de Deja-vu macabro que me devolvió a varios años atrás cuando los vi por primera vez besándose y luego al otro Edward se había ido. Sino gritaba sentía que el aire mismo me aplastaría.

-¡No puedo creerlo!- fue mi grito de guerra y exasperación- Después de tantos años.

-Bella cálmate- dijo Mike apareciendo de la nada detrás de mí, pero no le preste atención.

-¿Qué hacen ustedes dos juntos?- pregunte con la respiración rasposa.

-Yo estoy abrazando a mi ex prometido- dijo la pelirroja sin ninguna disculpa, pero sabía que solo lo decía para enrasarme, y lo consiguió-¿Es acaso no puedo?

-Tú estás casada.- sentía mis dientes apretándose

-Hasta que por fin lo entiendes- contesto exasperada- Deberías dejar de tener celos por algo que ya pasó, supéralo.

-¿Tú estas celosa por mí?- pregunto Edward, la alegría brillaba en sus ojos, quise rodar los míos, el sabía que yo aun no superaba a Victoria.

-¿Tú tienes celos por él?- se quejo Mike, ¿Aun seguía aquí? ¿Acaso no entendía que esto no era algo en lo que él podía inmiscuirse?

-¿Y tu quien eres?- pregunto Edward cruzándose de brazos, esto parecía un pin pon de preguntas y respuestas con gruñidos de fondo.

-Soy el novio de Bella- contesto Mike pasando un brazo por mis hombros dejándome muda, ¿El dijo qué?

-¡Basta James! Vine con Edward, y me voy con Edward- dijo una rubia con voz ultra chillona apareciendo en escena y acaparando Edward- Edward dile que me iré solo contigo.

-¿Y ella quién es?- preguntó Isabella ahogadamente, ¿Acaso el estaba saliendo con la rubia?

-Ella será nuestra peor pesadilla querida- dijo Victoria fulminando con la mirada a la chica.

Y como si fuera magia, recordé quien era la dichosa rubia, la había conocido en la boda de James y Victoria, fue algo bizarro que nos invitaran a Edward y a mí, pero ambos habíamos ido, después de todo un lazo nos unía a los cuatro.

-Eres Chelsea, la hermana de James- dije sin querer.

-Por supuesto- contesto pestañeado y mirándome- ¿Tú eres?

-Todo mundo cállese- dijo Edward frustrado- Ahora ven Bella y salúdame como Dios manda porque creo que empezaré a botar espuma por la boca de pura frustración.

Y eso fue lo que necesite para que todo desapareciera y me refugiara en sus brazos.-Hola pequeña.

-Te extrañe- le confesé abrazándolo mas fuerte.

-Yo también- su mano frotaba mis espalda relajándome- Me gustaría seguir, pero tenemos público.

-Que se joda el publico- le susurre haciéndolo reír.

-Ya escucharon a la dama- dijo Edward poniendo un brazo en mi cintura marcando territorio, yo hice lo mismo, no estaba dispuesta a que un orégano con una rubia se interpusiera entre nosotros- Que se joda el publico.

-Ya escuchaste a Edward- dijo James regañando a su hermana- Te jodes, así que volverás con nosotros.

-Esto es injusto, vine con él, y me voy con él- dijo caprichosamente acercándose a nosotros, un paso más y la abofetearía, pero se me ocurrió una idea mejor.

-Yo vine con un imbécil que piensa que soy una perra, te lo cambio por Edward- le guiñe un ojo y arrastré a Edward a nuestra mesa, en el camino nos desvíamos un poco para hablar, aun no quería compartirlo con sus hermanos.

Cuando estuvimos solos, no pude evitar preguntarle por Chelsea.

-Fue mi vecina de asiento en el avión, venía de sorpresa a visitar a su hermano, sabía que él estaría aquí, así que me ofrecí a traerla, no creí que se pegaría como chicle.

-Un chicle rosa- Chelsea se parecía a Elle Woods, con su cabello rubio, ojos azules y esa vocecita exasperante.

-Tu turno, ¿Cómo es eso de imbéciles que llaman perra a mi amiga?- podía decir que estaba enfadado pero se contenía.

-Le dije que no podíamos tener mas citas- me encogí de hombros- No lo tomó muy bien.

-Debería enseñarle modales, nadie te insulta y vive para contarlo- su mandíbula estaba apretada, pero pase mi mano para que la aflojara.

-Estoy lista Edward- le dije subiendo mi otra mano para acunar su rostro. -¿Tú lo estás?

-Es bueno que haya decidió mudarme a Phoenix, ¿verdad?- su sonrisa era hermosa, delataba su felicidad.

-¿Vuelves?

-Sí, vuelvo a ti Bella- me dijo besando la palma de mi mano- Venía dispuesto a pelear por ti, y lo haré si es necesario.

-No lo creo- me reí por lo absurdo que sonaba.

-Yo creo que sí, tu orégano piensa darnos problemas, estoy seguro.

-Y no te olvides de la chicle rosa- le dije fingiendo seriedad, Mike no sería problemas porque simplemente no tenía derechos sobre mí, en cambio la rubia parecía querer pegarse a mi Edward- También estoy dispuesta a pelear por ti.

-Y para que quede claro, esta no es una cita. –dijo dándome un toque en la nariz- Mañana ponte algo bonito, tendremos nuestra primera cita oficial.

Creo que mi corazón dio una voltereta con triple mortal en mi pecho al oír sus palabras.

Nuestra primera cita.

Sonaba a gloria.

-¿En serio?- pregunte mordiendo mi labio con ansiedad ante lo que vendría mañana.

-Si señorita, me diste una lista de que aceres en Italia, pienso cumplirlo al pie de la letra.- y como un caballero medieval tomo mi mano y le dio un suave beso- Ahora vamos, que por tu reciente explosión creo que ni siquiera les diste el Feliz Cumpleaños a mis hermanos.

Me sentí culpable, realmente no los había saludado, en realidad si lo había hecho en la mañana, pero esta era su celebración y yo solo había llegado con un Mike enojado y listo para la pelea, supongo que mi cabeza estaba volada pensando en qué Edward volvería.

Caminamos a través de la pista tomados de la mano, y con la perspectiva de que esta vez todo sería para bien.

-Pero sí son los tortolitos- se burló Emmett.- ¿No piensas saludar a tu hermanito? Ya que Bellita no nos dio ni la hora.

-No es cierto- me quejé subiendo la voz por la música- Incluso te di tu regalo esta mañana.

-Deja de ser un llorón y no la molestes- me defendió Edward y abrazo a su hermano dándole golpecitos en la espalda- Feliz cumpleaños grandote.

-¿Y yo?- preguntó Alice haciendo pucheros- Solo porque ya sea una madre, casada y madura no significa que no quiera un abrazo de mi hermano.

-Hoy todo el mundo está susceptible- dijo Edward con voz dramática haciéndonos reír pero abrazando y levantando del piso a su hermanita- Feliz cumpleaños duende.

-El verde está de moda genio- dijo ella girando con su vestido verde duende.- Tu mujercita podría decirlo ya que siempre insiste en pegarse a mí cuando voy de compras.

-¡Tu pequeña conspiradora!- dije indignada- Incluso el pequeño Noah se durmió ayer mientras te probabas vestido tras otro, nunca envidie tanto a un niño.

-¿Y mis sobrinos?- preguntó girándose como si sus hermanos los hubieran escondido detrás de las sillas o algo así.

-Se quedaron con Esme, no podíamos traerlos- dijo con voz pesarosa, sabía que ella adoraba a Adela, esa niña era una Rosalie en miniatura que pronto estaría robando los labiales de Rose y estaba segura que ella le aplaudiría.- Pero lo importante es, ¿Para cuándo Renesmee? Mi pobre niña necesita una prima urgente, Noah solo le hace caras cuando ella le presta sus muñecas.

-Mi hijo no es ningún afeminado para que esté jugando con muñecas- se indigno Jasper haciéndonos reír.

-En cuanto a Renesmee, podríamos estar haciéndola pero teníamos que asistir a un estúpido cumpleaños- suspiro Edward resignado ganándose un codazo mío en las costillas.

-Eso no se dice cuando ni siquiera has tenido una cita con la chica- le advertí.

-Agradecería que dejaran de hacerme meter la pata- les riño Edward a los demás que estaban sorprendidos por nuestra interacción.

-¿Entonces se acabo la mierda de solo amigos?- pregunto Emmett casi saltando como lo hacía Alice, quise reírme por el parecido.

-Ahora solo somos amigos- dije para picarlo pero quiñándole un ojo a Edward.- Y no es algo que les incumba, volviendo a esos adorables niños, creí que Adela jugaba a diario con Jane.

Era increíble como Victoria se había apegado a nuestras vidas, una vez que dejo claro que solo le tendía cariño a Edward y que amaba profundamente a James, para los demás paso a ser una amiga más.

-Jacob junior nunca quiere compartir a Jane, creo que ella un día lo odiara por acapararla, eso espero, no estoy dispuesto a seguir compartiéndola con él- dijo James apareciendo de la nada, las personas deberían dejar de aparecer así como así, asustaban a las personas normales.

-Supongo que del odio al amor hay un solo paso, ¿verdad?- contesto Victoria a su lado sonriéndole a su marido

-Créeme, los Black son como un grano en el culo, hasta el día de hoy no puedo deshacerme del padre de ese niño- se quejo Edward estando de acuerdo con James, que ni lento ni perezoso empezó a darle todas las quejas del "cachorro pegajoso", apodo que mi ahijado se había ganado a pulso.

-¿Y tu cuñada?- pregunte queriendo asegurarme que no se nos acercara por detrás.

-Se fue con tu orégano- me sonrió- Espero que él la mantenga ocupada los días que piensa quedarse.

-¿Chelsea esta aquí? – Pregunto Alice, viendo la cara de Victoria al escuchar ese nombre fue toda una respuesta afirmativa

-Aún no puedo creer lo que te hizo- negó Rosalie.

Eso fue la pólvora que encendió una suculenta charla donde solo nos dedicamos a criticar a Chelsea, lo cual era música para mis oídos, a nuestro lado los hombres hablaban de no se qúe, pero todos reían, al igual que nosotras.

Este momento donde todo estaba en su lugar supe que había decidido bien en mi cumpleaños veinticinco, porque ahora solo quedaba esperar el futuro que no tardaría en llegar.

o-o-o-o-o-o-o-o

-Y entonces Adela empezó a llorar porque Emmett no quiso besarla en la boca- se carcajeo Edward contagiándome la risa- La cara de Emmett era todo un poema.

-Esa niña adora a Emmett- concluí corriendo mientras imaginaba la escena.

-Eso no pasaría si él no estuviera sobre Rosalie las veinticuatro horas del día aspirando su boca como si no hubiera un mañana- aseguró él mientras cortaba un nuevo pedazo de filete y me alimentaba como esa noche en Italia.

-Te dije que deberías haberte quedado con Alice y Jasper- dije después de haber tragado el bocado que me había dado.

Edward no se había quedado conmigo como habíamos acordado, ya que él pensaba mudarse a la ciudad y necesitaba un departamento propio, y nuestro nuevo status de personas que salían en citas no permitía que viviéramos bajo el mismo techo.

-Nunca volveré a cometer ese error- dijo haciendo una mueca mientras masticaba, una vez que trago siguió hablando- Ella y Jasper hacen rutinas de ejercicio bastante temprano, creo que colapsaría los primeros minutos.

-Perezoso- me reí burlonamente, era una suerte que nuestra mesa estuviera en un apartado del Restaurante, nos habíamos reído demasiado bastante alto esta noche, después de todo era nuestra primera cita oficial, y la emoción burbujeaba en mis entrañas, o quizás eran las mariposas, pero solo tenía ganas de reír a cada cinco minutos.

-¿Te dijo algo el orégano por lo de anoche?- preguntó un poco serio cuando terminamos nuestra cena, las velas estaban casi consumidas, oh sí, había sido una cita con velas, el Edward romántico había vuelto renovado.

-Mike- remarque su nombre,- No, hoy estuvo mortalmente serio, lo cual esta bien para mí.

-Si tienes problemas con él, me lo dirías, ¿cierto?

-Por supuesto, pero no habrá problemas- le aseguré- Además en la editorial están los chicos, ¿Crees que ellos le dejarían hacer algo?

Eso pareció calmarlo, y cuando nos trajeron el postre, me asegure de alimentarlo yo, éramos como unos adolescentes en su primera cita de lo melosos que estábamos, pero no podíamos evitarlo, después de años de espera, nos lo merecíamos.

En toda la noche, él no había intentado besarme, lo cual no sabía si era algo bueno, no es que tuviera una lista de puntos a seguir en una primera cita, pero yo quería besarlo.

Y mucho.

Quizás me besaría antes de irse, eso era lo que se hacía, ¿cierto?

-¿Fue una buena primera cita?- preguntó el acariciando con su pulgar mi mano.

-Le doy un nueve, ¿Qué clase de Restaurante no tiene helado de chocolate con fresas como postre?

-Uno muy elegante.

-Hubiera sido feliz si me llevabas a Burger King, ¿Lo sabes, cierto?

-¿Cómo es que dijiste en Italia?- fingió pensar- ¿Qué les diremos a nuestros hijos cuando pregunten por nuestra primera cita? No puedo decirles que te lleve a comer a un puesto de hamburguesas, debo dar el ejemplo.

-Eres un tonto- me reí.

-Las próximas citas te llevare a Burger King, y también a McDonald's.

-¿Sabes lo que sería romántico en un McDonald's? Que me dieras tu juguete de la cajita feliz, eso atrae a cualquier chica- él solo se rio negando con la cabeza, pero su risa se detuvo cuando vio que frente a la puerta de mi apartamento había docenas y docenas de rosas rojas.

-Me gusta este Edward romántico- le dije emocionada mientras soltaba su mano y corría a las flores- Con un ramo me hubiera conformado, no tenías por qué desbaratar las florerías de Phoenix.

Cogí un ramo bastante grande y abrí la tarjeta para leerla en voz alta.

-Lo siento por lo de anoche, Chelsea no significo nada, lo juro. Mike.

-Bueno…- dije sin saber que mas decir- Esto es inesperado.

-Dijiste que él no daría problemas- dijo Edward serio mientras destrozaba una rosa, lo cual era una lástima, las flores eran muy bonitas, pero eran de la persona equivocada.

-¿A qué se referirá con lo de Chelsea?- pregunte curiosa, no enojada como si estaba Edward, parecía al borde de la furia, quizás si rompía mas rosas se le pasaría.

Cogí otro ramo buscando la tarjeta- Lo siento. Mike.

Frunciendo el ceño, busque otra tarjeta- No volverá a pasar, lo juro. Mike.

En casi todas las tarjetas Mike me pedía disculpas, pero no sabía por qué, a menos que sea lo que estaba pensando, ¿Se habría acostado con Chelsea? Sí era así, no sabía porque se disculpaba.

-Creo que Mike paso la noche con Chelsea- le dije a un Edward que seguía rompiendo rosas- Eso resuelve los problemas que según tú iba a darme.

-Esto es un problema- dijo abarcando las rosas con ambas manos- Mañana hablaré con el tipo, esto no volverá a pasar.

-Edward, el tipo- dije remedándolo- Se acostó con Chelsea, eso a nosotros no nos incumbe.

-¿Y porque te mandaría rosas?

-Supongo que se sentía culpable, ya sabes- me encogí de hombros acercándome a él- Hasta ayer teníamos algo.

-Aún estoy enojado por ese algo- dijo enojado, pero podía ver que ya no tanto.

-Ese algo ya terminó- le aseguré.

-¿Y si no es así?

-¿Es que acaso no estás listo para una sana competencia? – me reí burlonamente, pero él no sonrió.

-Si eso es lo que hace falta, te lo dije, pelearé por ti- sus manos tomaron mi cintura, mientras que sus ojos no se despegaban de mis labios, ¿Iba a besarme? Esperaba que sí, porque yo ya no recordaba ni siquiera mi nombre, ni porque estábamos rodeados de rosas rojas, solo quería mi primer beso después de una cita.

El condenado sonrió sabiendo que es lo que quería, se acerco lentamente, su mirada era tan cegadora que cerré los ojos, esperando por él.

Cuando sus labios rozaron a penas los míos, mi corazón empezó a cantar atronadoramente, no pude evitar que mis manos también se deslizaran por su cintura queriendo que se acercara más, él lo hizo, pero él beso fue suave, sus labios se movían acompasados con los mío, lentamente, seduciéndome, probándome, y desapareciendo nuestro alrededor.

Solo estábamos él y yo. Nadie más.

O eso es lo que pensaba, ya que una salva de aplausos nos separó, con la respiración entrecortada nos sonreímos y observamos a nuestro público.

-Creo que voy a llorar- dijo Alice recargándose en el pecho de Jasper.

-Ya ves amor, yo aprendí a besar por los consejos de mi hermano- Emmett nos sonreía abiertamente con un brazo sobre los hombros de Rosalie.

-¿Podrían explicarnos que hacen aquí?- logro decir Edward, su rostro estaba sonrosado, ahora si podía morir feliz, ¡Edward estaba sonrojado!

-Las chicas nos llamarón para ayudarlas a deshacerse de las flores de tu apartamento- dijo Jasper, ahora que los observaba mejor, los cuatro tenían algunos pétalos rojos pegados en la ropa.

-Se suponía que ustedes se irían después de que Edward me recogiera- mire a mis amigas que se veían culpables, ellas habían venido a ayudar a prepararme, porque según Alice, este era un momento épico donde ellas tenían que intervenir.

-Estábamos por irnos cuando las flores empezaron a llegar, creímos que eran de tu amorcito- Rose señalo a Edward, sus manos estaban con algunos rasguños- Cuando ya no quedaba lugar en tu habitación, los floristas empezaron a llenar el comedor y el living, las ultimas solo alcanzaron a quedarse en el pasillo.

-La curiosidad pudo con nosotras- siguió relatando Alice con una mueca de disculpa- Abrimos una tarjeta y estaba firmada por el orégano, así que llamamos a los chicos para que nos ayudaran a deshacernos de todas.

-¿Y pudieron?- pregunto Edward esperanzado.

-Claro que sí- Emmett contesto pagado de sí mismo- Estábamos por despejar el pasillo cuando los vimos comerse el uno al otro.

Empecé a reírme sin parar, ¿Quién necesitaba una cita normal cuando los tenía a ellos?

-Gracias a ellos, la cita tiene un diez- le dije a Edward sorprendiéndolo con un pequeño beso que no lo deje profundizar.

-Son tan malditamente adorables- concluyo Rosalie.

o-o-o-o-o-o-o-o

La semana siguiente paso entre citas y docenas de rosas blancas, según Edward, solo él podía darme rosas, y Mike se había adelantado dejándolo mal parado, yo solo reía y aceptaba sus flores y pequeños peluches que hacían que tuviera una sonrisa boba todo el día, Edward me estaba dando la relación típica de adolescentes que nos habíamos perdido, eso solo me hizo amarlo más, si es que eso era posible.

Había algo que empeñaba este pedazo de paraíso.

¿Quién iba a decir que Mike podía ser tan insistente?

Yo le aseguraba que todo estaba perdonado, aunque realmente no había nada que personar.

Y después de las clásicas disculpas, venían las peticiones para salir con él por última vez para recompensarme debido a su desliz con Chelsea. Pero por más que yo le decía que estaba con Edward, él aseguraba que solo saldríamos como amigos.

Si él supiera mi historial de "solo amigos" entendería mis negativas.

Era tarde cuando salía de la editorial, y Edward como venía haciendo esta semana me esperaba en su auto, yo lo molestaba diciendo que solo lo hacía porque tenía mucho tiempo libre, eso sería hasta que el tomará el cargo nuevamente de Cullen Co. en la sede de Phoenix.

-Hola- lo salude dándole un beso en la mejilla, pude sentirla dura en mis labios.

-¿Qué ocurre?

-Iremos a hablar con Mike, ya ha pasado una semana, y sus intentos no cesan- su ceño estaba fruncido, y sus manos aferraban fuertemente el volante- No quiere convertirme en un loco celoso Bella, estamos más que bien, no quiero que nada lo arruine.

-¿Y piensas que si golpeas frente a mí no lo arruinaras?- a veces me gustaría entra en el cerebro de los hombres y ver su razonamiento.

-No voy a golpearlo, tú me detendrás si eso pasa- su sonrisa por fin apareció- Solo vamos a hablar con él civilizadamente y le explicará que mi chica ya no está disponible, ¿Suena eso educado?

-Esto será interesante.

Dejando a Mike de lado, conversamos sobre los manuscritos que estaban llegando, uno me había llamado la atención mientras lo leía, un profesor que hablaba italiano y que tenía una relación prohibida con su alumna.

-Si quieres puedo alquilar un traje de profesor y hablarte en Italiano- me dijo riéndose- Así no pensaras en otros tipos.

-Pero solo es un personaje de ficción.

-Sigue siendo un tipo- me aseguro Edward apagando el motor frente a la casa de Mike- ¿Lista para detenerme si llego a los golpes?

-Dijiste que serías educado- le recordé- No me hagas llamarle a Esme para preguntarle que educación te dio.

-Traidora- dijo mientras abría mi puerta ayudándome a bajar, las viejas costumbres no mueren, y estaba encantada con ellas.

Caminamos por el camino de grava hasta llegar a la puerta que estaba levemente abierta, eso me dio mala espina, ¿Y si habían entrado a robar?

-¿Deberíamos entrar?- preguntó Edward considerando las opciones- Por más que me disguste el orégano, podría estar en problemas.

-Vamos- le dije queriendo entrar.

-Nada de vamos, tú te quedas aquí y llamarás a la policía si algo pasa- dijo dejando un beso en mi frente para luego entrar.

Era increíble como cambiaban las cosas en menos de un minuto, veníamos a hablar con Mike y ahora tenía órdenes de llamar a la policía.

Pero no pasaron ni dos minutos cuando Edward salió corriendo y tomo mi mano- Tenemos que salir de aquí o ellos sabrán que estuvimos aquí.

-¿Qué?- ¿Habría encontrado a Mike muerto? ¿Estábamos escapando de la escena de un crimen?.

-Vamos- dijo jalándome pero me resistí, no podíamos dejar a Mike muerto y solo, eso no hacían las buenas personas.

Me solté y entre corriendo a la casa escuchando los gritos de Edward a mis espaldas. El living estaba ordenado, así que seguramente, él pobre Mike estaba en su habitación de la que se escuchaba música.

Música sensual.

¿Qué carajos? Es que acaso además de matarlo, su asesino se burlaba del cuerpo poniendo música sensual? Mike se creía una bomba sensual, pero no era para que se burlaran de él, y menos si ya estaba muerto,

Me arme de valor y abrí la puerta.

-No entre Bella- me pidió Edward corriendo a mi lado.

Nadie me habría preparado para semejante escena, la habitación estaba totalmente roja, la música desbordaba mis oídos y una Chelsea casi desnuda bailaba frente a la cama y haciendo un movimiento estilizado se desabrocho su sostén tirándolo a su espalda, es decir hacia mí.

-No mires- fue lo único que se ocurrió pensar tapando los ojos de Edward, por supuesto, eso nos delató.

-¡Aaah!- Grito la rubia tapándose los senos con los brazos.

-¿Qué hacen aquí?- dijo Mike parándose rápidamente para cubrir a Chelsea.

-Nosotros veníamos a- intenté decir- La puerta estaba abierta y nosotros creímos qué…

-¿Ya puedo ver?- preguntó Edward que aun tenía los ojos tapados con mi mano.-¡No!- grito Mike corriendo a buscar la ropa de Chelsea- ¡Largo de aquí.

-Sí, nosotros- asentí rápidamente y más nerviosa que nunca, ¡Había visto a Chelsea desnuda!

-¡Fuera!- grito Mike otra vez mientras ayudaba a Chelsea a vestirse.

-Qué vergüenza- gemía la rubia una y otra vez.

Retrocedí llevando a Edward hasta el living.

-Te dije que no entraras- me regaño Edward, pero al ver mi cara consternada, se río fuertemente.

-¿La viste?- pregunte asustada recordando el momento en que Chelsea me arrojo su sostén.

-No tienes reflejos rápidos- se disculpo, y pude ver que también estaba nervioso por lo que habíamos presenciado.

-Te dije que esto sería interesante- hice una mueca, realmente la vida daba tantos giros que ya parecía montaña rusa.

Pasaron cerca de diez minutos en los que nos debatimos sin irnos o no.

-¿Por qué aún están aquí?- chillo Mike enojado, su cara estaba roja.

-Me dijiste que habían terminado- se quejo Chelsea totalmente vestida, y trataba de lucir lo más digna posible, no sé si eso alguna vez pasaría.

-Y es así- contestamos los dos.

-¿Entonces qué haces aquí?- me pregunto con su aguda voz causando que me dolieran los tímpanos- No te basto con quitarme a Edward, ahora también vienes por Miki.

-¿Perdón?- pregunte asombrada- ¿Cuándo te quite a Edward?

Esa pregunta la dirigí a Edward, él me había asegurado que no pasaba nada con Chelsea.

-No sé de lo que habla, lo juro- dijo él levantando las manos excusándose- La reconocí en el avión y se la llevé a James, nada más.

Con esa respuesta fue más que suficiente, volví a mirar a Chelsea esperando. Mike, Miki u orégano, o como sea que se llamará ahora también la veía.

-En la boda de mi hermano, yo lo vi primero, pero llegaste y me lo quitaste, no tenías derecho.

La chica estaba loca, literalmente.

Si hacíamos una lista de las mujeres que llegaron a Edward primero, sin contar a su familia, yo abracaba el podio del primer lugar, así que ninguna rubia con sabor a chicle iba a venir a decirme lo contrario.

-No seguiré con esto- negué haciendo una mueca, ya había tenido suficiente por hoy- Mike agradecería que dejarás de pedirme citas, estoy con Edward, no aceptaré a otro.

-Eso- dijo Edward que había quedado medio atontado por las locuras de Chelsea- Es mía orégano, deja de molestarla, somos como sal y pimienta, siempre juntos, nunca separados.

-¿Le has estado pidiendo citas a otra, mujer mientras estabas conmigo?- oí que ella le reclamaba mientras salíamos.

-Creo que salió bien- dijo Edward.- Me comporte, y no di golpes, voy progresando.

o-o-o-o-o-o-o-o

Fue una noche de invierno cinco meses después cuando el suceso más hermoso de mi vida hasta ahora ocurrió.

Afuera nevaba intensamente y el frío calaba hasta los huesos, no había ido a trabajar porque la gripe me había atacado dejándome en cama con un Edward como enfermero.

Era bastante paciente con mis quejas. Ahora mismo estaba bajo nieve en busca de unos analgésicos con sabor a miel, los otros eran muy amargos.

Escuche la puerta abrirse, supuse que era Edward.

Pasaron unos minutos, cuando el entro con un taza de té que previamente había hecho, según él para que lo tomara tibio y no hirviendo.

-¿Cómo esta mi paciente favorita?

-A punto de morirme en un mar de mocos y pañuelos.- dije con vos nasal, seguro que me vería adorablemente asquerosa.

-No digas eso- se río sentándose en mi cama y entregándome los analgésicos y el té, sus manos estaban frías, una vez medicada, tome sus manos y las puse en mis mejillas.

-Parece que tienes fiebre- chasqueo la lengua.

-O quizás tu estas muy frio- dije bostezando- Tengo sueño.

-Duerme un poco, yo estaré aquí- me acaricio el cabello haciéndome sentir mejor.

-¿Quieres dormir conmigo?, podrá contagiarte, pero quiero tenerte a mi lado- le pedí casi haciendo pucheros, me sentía un poco alicaída y quería a Edward conmigo- Por favor.

Sin decir nada se acostó y me atrajo a sus brazos, volver a sentir su pecho bajo mi mejilla era el puto cielo, y cuando sentí que depositaba un beso en mi frente me abandoné al mundo de los sueños.

-Bella- sentí caricias en mi espalda- Despierta, es hora de tus pastillas.

-Pero si recién tomé una dosis- me queje aun con los ojos cerrados, mi garganta picaba y ardía.

-Eso fue hace seis horas dormilona.

-¡Aguafiestas!- le dije cuando me dejo sola en la cama, rodé entre las sabanas y mantas, tenía calor así que patee una para que cayera al piso.

Una vez que tome las pastillas sabor a miel, Edward se quedo mirándome hasta que se acerco a la cama.

-¿Sabes? Quería hacer esto de manera diferente, que tuvieras un lindo recuerdo para contarle a nuestros hijos, pero no puedo esperar más, y no quiero que vuelvas a tener que pedirme por favor que me acueste a dormir contigo, es una blasfemia, siempre que me necesites estaré para ti, y eso no cambiará aunque pasen cien años y estemos viejitos y arrugados- dijo todo de corrido quedándose sin aire, si yo no estuviera débil, le saltaría encima y lo besaría hasta el desmayo, porque sus palabras me habían llegado al alma, él se acerco y acuno mi rostro- Bella Swan, ¿Quieres ser mi novia?

¡Oh por Dios!

Estaba ocurriendo.

Realmente estaba ocurriendo.

Sacando fuerzas de donde no tenía me arrodille en la cama y lo abrace estrujándolo.

-¿Eso es un sí?- pregunto él riendo en mi cuello.

-Mil veces sí- reí feliz, Edward finalmente era mi novio.

Abran paso perras, Edward era mío oficialmente.

Y a él no le importo si podía contagiarlo, sino que tomo mi rostro y me dio el beso más dulce que existía, sus labios cepillaban los míos delicadamente, pero con un toque de pasión, que paso de uno a cien, pronto nos estábamos quitando la ropa como desquiciados, y es que era así, parecía que nuestros periodos de abstinencia siempre eran de dos años.

Cuando por fin entró en mí, fue como si él cielo se abriera y me iluminará, porque ahora si era correcto, no había falsos sentimientos, no había bodas shows, no había Victorias ni Jacobs a la vista, solo nosotros dos unidos más allá de la intimidad.

Los Te amos que pronunciábamos no eran suficientes para demostrar lo que por tantos años habíamos deseado, deberían existir mas palabras para el amor, o quizás era cierto la frase "una acción vale más que mil palabras", con las ultimas embestidas él se apresuró para hacerme llegar, y yo lo envolví como un mono araña, mis piernas rodeaban su cintura, y mis brazos su espalda, él entendió lo que hacía y aumento él ritmo rompiéndome en mil pedazos mi mente cuando mi orgasmo exploto.

-Te amo- dijo besando mis parpados que permanecían cerrados.

-Al fin- le respondí sonriendo, por supuesto el entendió a lo que me refería, en estos momentos nuestra conexión era más fuerte que nunca- Te amo.

-Me haces tan feliz- su nariz pasaba por mi cuello una y otra vez depositando besitos aquí y allá.

-Ya somos dos- concordé con él poco a poco desprendiéndome de su cuerpo- Vas a contagiarte.

-Si es así, valió la pena, obtuve una novia maravillosa, un orgasmo enloquecedor, y el Te amo más esperado de mi vida, comparado con eso, un resfrió palidece.

-Vas a hacerme llorar- golpee su hombro juguetonamente, las lágrimas eran de verdad, la gripe me ponía muy susceptible,

-Deberíamos bañarnos, pero tu estas enferma, tienes que conservar tu calor corporal.

-Ya me diste tu calor corporal, podrías mantenerme caliente si quisieras- me mordí el labio deseándolo una vez más, ya casi había olvidado que era lo que me dolí.

Él solo se río, pero me abrazo tapándonos con las mantas que yo había tirado, prácticamente nuestras cabezas estaban cubiertas también, y no sabía porque estábamos susurrando bajo ellas como si estuviéramos en gran hermano.

-Los demás van a enloquecer- Edward tenía razón, ellos prácticamente preguntaban a diario si ya éramos pareja, después del incidente de Mike con Chelsea, eran ellos los que molestaban nuestros pasos de tortuga.

-Diría que lo mantuviéramos en secreto, pero no quiero, y ellos se darían cuenta al instante.- de eso estaba convencida.

-Sobre todo si quiero besarte- me dio un pequeño beso en los labios- y acariciarte- sus manos paseaban desde mi trasero hasta mi cuello- A cada momento del día.

-¿Volveremos a ser unos adolecentes cachondos?- le pregunte recordando aquella época.

-Nena, mi pobre Eddy ha estado en abstinencia casi cuatro años, solo tuvo un poquitín de acción aquella vez hace dos años, estaba preocupado de que hubiera muerto casi virgen.

-Tu pene no tiene nada de virgen- me reí a carcajadas y luego le sonreí pícaramente- Me encargue de eso.

-No puedo esperar a que te cures, no tendré piedad de ti- pellizco uno de mis pezones haciéndome sisear.

-No me quejaría si comenzamos ahora, no eres el único que ha estado en abstinencia- pase un dedo acariciando su pecho descendiendo por su caminito feliz.

-Muy tentadora tu oferta- detuvo mi dedo- Pero necesitas recuperarte, mejor dime cuanto me amas, eso te distraerá.

Y así lo hice, los dos hicimos comparaciones estúpidas de hasta donde llegaba nuestro amor.

Lastimosamente, Edward también cayó enfermo al otro día, por lo tanto nuestra celebración quedo aplazada varios días después donde recibimos burlas de nuestros amigos que no tardaron en darse cuenta que es lo estuvimos haciendo para que Edward se enfermará.

Pero como él dijo, valió la pena.

Año 2016:

Faltaban solo dos días para nuestro aniversario, y tenía todo preparado para que esa noche fuera perfecta, Edward fliparía cuando lo viera.

¿Quién diría que Chelsea fuera la causante de algo bueno? Gracias a ella indirectamente por supuesto, tenía la sorpresa ideal.

Incluso Alice había contribuido, mientras comprábamos vestidos para la exposición de Victoria, en realidad solo ella, yo me había decidido por otro conjunto, había visto un bonito conjunto de lencería, que tenía firmemente planeado usar para ese día tan especial.

Mientras me maquillaba recordaba nuestros altibajos con Victoria, realmente era un milagro que fuéramos algo así como casi amigas, pero nos unía la aversión que le teníamos a su cuñada.

Escuche unas llaves y supe que Edward había llegado, él tenía las llaves de mi departamento así como yo tenía las de él, no había sido el gran paso, después de todo éramos Edward y Bella, la incomodidad se había ido hace mucho, al igual que las dudas, los celos, ahora solo teníamos las partes buenas, e incluso el sexo de reconciliación por peleas absurdas de quien se comió la última porción de pizza, esa era nuestra favorita.

-¿Por qué sonríes?- dijo Edward a mi espalda, podía observarlo desde el espejo mientras me aplicaba rubor.

-Estaba recordando lo mucho que me enfade cuando te comiste mi porción de pizza de extra queso.

-En realidad estas recordando lo que viene después- se rio también recordando- Sabía que las clases de yoga en pareja traerían ventajas.

-Pervertido- lo acusé cerrando el estuche de maquillaje- Estoy lista.

-Tan hermosa como siempre novia- dijo dando vueltas a mi alrededor.

-Si vas a besarme, hazlo ahora para reponer mi labial.

Él no objeto nada, sino que me beso dejándome sin respiración y con ganas de más, pero ya íbamos con retraso, Victoria nos descuartizaría si no llegábamos a tiempo.

Y era verdad, apenas llegamos con minutos de retraso, pero ella nos fulmino con la mirada como si hubiéramos llegado para el cierre, supongo que eran los nervios.

Ambos paseábamos de aquí y allá observando las fotografías hasta que nos topamos con algo desagradable.

-¡Bella!- me chillo Chelsea mientras me abrazaba, si, me abrazaba, la muy descocada creía que éramos amigas, aunque yo le dejara en claro mi desagrado, ella siempre me disculpaba diciendo que yo era graciosa.

¿Qué se podía de esperar de una chica que grito "Yo me opongo" en la boda de su hermano solo por diversión?- Creí que ya no vendrían.

Cuando me soltó, su novio también me saludo.

-Mike, tanto tiempo- me burle, ya que lo había visto en la mañana en la editorial, él me abrazo un poco más del tiempo necesario en un saludo, internamente sabía que siempre hacía eso para molestar a Edward, nunca le perdonaría que él la hubiera visto desnuda, esta era su venganza, y me parecía una muy justa.

-Manos fuera orégano- se enojo Edward jalándome del abrazo de Mike- No me obligues a golpearte en medio de la exposición.

-Por supuesto pimienta- se burlo Mike.

-Tan Neandertales como siempre -Chelsea río a mi lado.

Edward no dudo en alejarnos de la pareja, y porto un mal humor toda la noche, estaba realmente por golpearlo, después de un año, el sentimiento de violencia floreció en mí lista para hacerlo comportarse.

-Edward- lo llamo Victoria- Necesitamos hablar, sé que Eleazar te ha dado problemas.

Ellos se enfrascaron en una charla de negocios bastante aburrida, aproveche y me escabullí para buscar a Leah y a mi ahijado, los había visto pero no había tenido la oportunidad de saludarlos.

Cuando los encontré no pude evitar alzarlo por sorpresa obteniendo un gritito.-¿Qué hace el niño más hermoso del mundo llamado Jacob?

-Madrina- se río Jacob junior depositando un húmedo beso en mi mejilla.

-Ya sabía que era hermoso, pero lo agradezco- dijo Jacob, él en cada ocasión que podía fingía que le hablaban a él cuando en realidad hablábamos de su hijo, esa era la manera más madura que tenía para aceptar su derrota cuando Leah pidió apoyo para nombrar a su hijo.

-¡Oh cállate!- le reñí besando a mi niño.

-¿Cuándo te pasaras por casa?- me pregunto Leah saludándome con un beso en la mejilla.

-Cuando dejes de pasar tanto tiempo con Victoria- bromeé.

-Creí que eran amigas.

-Casi.-Y era la verdad.

Paso media hora y cuando vi a Victoria pasar con James, me desespere porque Edward no aparecía, la maldita galería era enorme, incluso le mande un mensaje de texto, pero no contestaba.

Empecé a buscarlo cuando volví a toparme con la pareja, aún no podía creer que ellos sean una constante en nuestras vidas, Chelsea se había mudado a Phoenix para estar con Mike, lo cual me hizo sentir un poco mal, ya que ella sin dudar cambio toda su vida para seguir a su amor, en cambio yo había dejado ir a Edward con Victoria aquella vez.

-Perdiste a tu pimienta- se rio Mike.- Creí que ustedes nunca se separaban.

-Sal y pimienta siempre juntos, nunca separados- remedó Chelsea lo que Edward le había dicho el año pasado cuando la vimos en toples.

-Por lo menos nosotros congeniamos, no como un chicle y un orégano- eso se tomaría como un insulto, pero valla a saber cómo lo captaba su cerebro, ya que solo rieron en armonía, eran el uno para el otro.

Mike chasqueo la lengua, y paso un brazo por mis hombros- ¿Qué vamos a hacer contigo Bella?

-Quizás soltarla antes de que te parta el brazo- genial, Edward aparecía siempre en los momentos inadecuados, creí que ya se había curado de ese mal.

-Edward cálmate, no pasa nada- suspire, esperaba que nuestra primera pelea verdadera de novios no fuera por Mike, eso realmente sería patético.

-No- gruño- Primero te abraza más de lo debido y ahora aprovecha que no estoy para ponerte las manos encima.

-Amigo, realmente deberías comprarte lentes, haces que suene como si la estuviera manoseando- dijo él presionando mas su brazo en mis hombros, Chelsea solo sonreía a la escena, yo también reiría si no fuera porque Edward realmente parecía cabreado.

En un movimiento ninja me arrastro lejos de Mike y estaba dispuesto a darle un puñetazo pero lo detuve, no sé cómo.

-Golpéalo y juro que me conocerás enojada- rechine mis dientes, esto era absurdo, ¿Dónde estaba el raciocinio de Edward?

-¿Lo defiendes?

-Esto es absurdo Edward, estás haciendo una tormenta en un vaso de agua.

-¿Qué tengo que hacer para que te des cuenta que ella es mía?- su voz era gruesa por el enojo hacia Mike.

Él fingió pensar y le dio una respuesta que casi me hizo caer- Nunca me metería con una mujer casada-

-Mi Miki siempre tan leal- arrullo Chelsea a su novio.

Él pareció pensarlo mucho y luego se giro hacia mí, esperaba que no dijera lo que estuviera por decir, porque tendría que aceptar, y a la mierda todo el romanticismo que habíamos creado.

-Edward- le adverí.

-Él tiene razón.

-No es el momento.

-¿Y cuando lo será?- grito caminando como león enjaulado.

-Sabes que diré que sí, pero…

-¡Entonces cásate conmigo maldita sea!- grito atrayendo la mirada de todos.

¡Oh por Dios!- chillo Chelsea casi al borde las lagrimas, pero no me importo, yo solo quería golpear a Edward en este momento y estaba a punto de hacerlo pero la rubia volvió a hablar

-Esto es tan romántica, es como si fuera la era medieval donde un caballero lucha por su doncella, creo que nunca vi algo tan hermoso.

Definitivamente le faltaba una tuerca.

Edward pareció darse cuenta de lo que había dicho- Mierda, no, no, no ¿Qué carajos hice? Yo… yo, yo, el plan, y los malditos violines y el balcón de Julieta.

Balbuceaba sin parar.

-Pues te jodes porque no voy a dejar que lo cambies- hice una mueca de fastidio- Y acepto casarme contigo.

-Mi hermano es un idiota- dijeron Alice y Emmett a la vez, ellos tambien habían presenciado la escena.

-Esme va a matarlo- comento Rosalie.

-Eso ni lo dudes, las madres siempre se enojan cuando sus hijos piden mal una mano- concluyo Jasper.

¡Genial! Todos estaban presentes.

-¡Espera!- Edward volvió en sí- ¿dijiste que sí?

El pobre se veía tan feliz pero asustado, eso lo hacía adorable, pero decidí hacerlo sufrir un poco más.- Supongo que tendremos que decirles a nuestros hijos que no sigan tu ejemplo, mira que pedirme matrimonio así, te doy un tres, y eso que estoy siendo piadosa.

-Bella- Edward corrió hacia mi levantándome en el aire- Dijiste que sí.

-Por supuesto, ¿Cómo decir que no?- era algo irónico.

-Vamos a casarnos- susurró extasiado.

-Eso parece- me reí por su expresión.

-Soy un idiota- dijo mirándome, sus ojos estaba arrepentidos.

Muchas personas corearon en acuerdo, fue ahí que me di cuenta que estábamos en público OTRA VEZ.

-Vámonos- dijo soltándome, menos mi mano.

Mientras íbamos a mi departamento, se me ocurrió que tendría que adelantar la sorpresa de aniversario, este parecía el momento adecuado.

-Cuando lleguemos a casa te tengo una sorpresa.

-Creo que acabamos de tener una súper pelea, eso corresponde a una súper reconciliación, además de que acabamos de comprometernos, deberíamos despejar nuestras agendas por una semana, no pienso salir de tu departamento hasta que me tengan que obligar.

Solo me reí por sus ocurrencias, Edward a veces era un pervertido que solo pensaba en follarme de diferentes maneras.

-Vas a mantener tus manos para ti mismo por lo menos unos minutos- le advertí mientras buscaba mis llaves, ya que sus manos estaban en mis caderas y su boca humedecía mi cuello.- Ahora ve y espérame en mi habitación

-No eres divertida- se quejo haciendo pucheros mientras iba hacia mi habitación arrastrando los pies como niño pequeño.

Rápidamente hice volar mis zapatos de tacón alto, había practicado un poquitín, y los zapatos no ayudarían en mi improvisación.

Corrí al refrigerador a buscar el chocolate líquido que ya había comprado, las fresas tendría que obviarla ya que mi querido prometido…

Qué lindo sonaba la palabra "prometido" en mi mente.

¡Concéntrate!

Con el chocolate en la mano, rebusque entre los cajones del living buscando en pendrive con la música que usaría, era la más conocida y tradicional para un streap tease.

¡Mierda! Realmente iba a hacerlo.

-¡Bella!- me llamo Edward desde mi habitación.

-Ya voy- grité corriendo- Más vale que cierres los ojos o no entraré.

-Esto me está gustando- lo oí a través de la puerta, lo espié por la ranura y vi que tenía los ojos cerrados y ya estaba solo en bóxer ¡Se me había adelantado!

Sigilosamente entre y prendí el equipo de música insertando el pendrive, le di pausa, mientras respiraba para calmarme y tomar valor.

Solo es Edward me repetía mentalmente.

Me di la vuelta y le di play, la música empezó a sonar y podía decir que Edward jadeó al reconocer la melodía.

-Santa mierda- su voz era ronca, aun estaba de espaldas así que empecé a desprender mi camisa dejándomela puesta, aun tenía mi blusa cubriéndome. –Creo que morí y resucite hace cinco segundos.

Me reí divertida por sus ocurrencias, y gatee hasta a la cama hasta donde el cabecero donde él estaba sentado, me arrodille y termine de sacarme la camisa para engancharla en su cuello y sosteniéndola por los dos extremos lo atraje hacia mí para besarlo, cuando quiso profundizar lo solté dejándole la camisa y me baje de la cama.

-Te estaba besando- se quejo mientras se acercaba más a mí.

Con mi dedo negué y le guiñe un ojo para volver a bailar frente a él haciendo amagos de sacarme la blusa.

-Quítatela- me ordeno desesperado.

-¿Alguien está ansioso?- me reí mientras tomaba con ambas manos mi blusa para dejarla caer al piso, cuando él me vio, jadeo atragantándose.

-¿Estuviste sin sostén toda la noche?- su vista no se apartaba de mis pechos, siempre había tenido una fijación por ellos, en realidad, creo que todos los hombres tenían una obsesión por los pechos, deberían implantárselos si tanto les gustaba.

-Eso debe ser castigado- dijo extendiendo su mano y jalándome en su regazo.

-Esto no es Cincuenta sombras de Gray amor- me reí moviendo mis senos, sin poder contenerse, él poso una mano por ellos, pero enseguida la quito cuando le di un manotazo.

-¿No quieres que siga bailando?- pregunte mordiendo mi labio.

-Yo…- sus labios mordieron mi cuello- Te necesito ahora.

-¿Y el chocolate?- me queje.

-Ya lo había visto, y créeme no hay nada mejor que mi pequeña fresa rosada con chocolate- cuando entendí a o que se refería me sonroje furiosamente, esto no debería ser así, yo lo había traído para usarlo en él, no al revés.

Pero perdí toda cordura cuando su mano bajo hasta mi entrepierna que aun estaba cubierta por mis ajustados pantalones, la simple fricción de sus dedos hizo que mi mente olvidará que es lo que había planeado para hoy.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Año 2017

-¿Edward Anthony Cullen aceptas por esposa a Isabella Marie Swan y prometes serle fiel en las alegrías y en las tristezas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?- preguntó el sacerdote.

-Yo Edward Anthony Cullen te acepto por esposa a ti Isabella Marie Swan para serte fiel en las alegrías y en las tristezas, en la salud y en la enfermedad para amarte y respetarte por el resto de nuestras vidas, no importa si vivimos un día o una eternidad, siempre formaras parte de mi corazón, y no puedo esperar a vivir nuestro futuro juntos- recito Edward con una gran sonrisa mirándome, había sido hermoso como siempre.

-¿Isabella Marie Swan aceptas por esposo a Edward Anthony Cullen y prometes serle fiel en las alegrías y en las tristezas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?- pregunto esta vez mirándome.

Casi no podría hablar de lo emocionada que estaba.

-Yo Isabella Marie Swan te acepto por esposo Edward Anthony Cullen y prometo serte fiel en las alegrías y en las tristezas, en la salud y en la enfermedad, para amarte y respetarte por el resto de nuestras vidas, así como en las siguientes, ten por seguro que te buscare y te encontrare porque somos almas gemelas y nuestro amor es tan grande que vivirá por varias generaciones, pero ahora quiero vivir nuestro maravilloso presente y esperar con ansias el futuro que nos espera- lo dije con voz entrecortada a causa de las lagrimas, menos mal que las chicas me habían puesto maquillaje aprueba de agua.

Se escucharon varios suspiros a lo largo de los invitados, era un milagro que Chelsea no se haya echado a llorar en plena ceremonia, sería tan típico de la rubia.

-Si alguien tiene alguna razón para oponerse a esta unión que hable ahora o calle para siempre- dijo por último el sacerdote, Edward se giro y miro amenazadoramente a la audiencia, pasaron solo unos segundos hasta que el sacerdote me sonrió y miro reprochándole a Edward- Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre, y con el poder que me confiere nuestro señor, los declaro marido y mujer.

Antes de que el padre le dijera a Edward que me besará, él tomo mi rostro amorosamente y deposito un beso suave y delicado en mis labios, no lo profundizo sino que lo alargo hasta que los aplausos nos ensordecieron.

-Damas y caballeros les presento al señor y la señora Cullen- el padre estaba divertido por nuestras acciones.

-Al fin- fue el coro en general, era un suerte que la boda haya sido al aire libre porque si no, hubiera sido ensordecedor las aclamaciones que se extendía.

-Vamos señora Cullen- Edward estaba extasiado, tomando mí mano nos condujo por la alfombra roja que simulaba un pasillo, después de todo, el césped de la casa Cullen era firme, pero mis tacones se hubieran hundido, a medida que caminábamos los invitados nos arrojaban arroz, caminar con el vestido era un poco difícil, ya que era enorme, después de que me había negado a usar el vestido que Miranda le había confeccionado a Victoria en primer lugar, ella dijo que se ocuparía rápidamente y crearía uno solo para mí, y lo había hecho, cuando lo vi por primera vez tuve ganas de llorar por lo hermoso que era, solo Miranda era capaz de crear algo majestuoso y sencillo que combinará conmigo.

Al final de las filas de sillas, nuestros padrinos y damas de honor nos esperaban también con bolsas de arroz mesclados con pequeñas flores, no sabía cómo los ocho se habían escabullido de nuestro lado, quizás mientras nos besábamos.

Ellos se abalanzaron hacia nosotros, las chicas me dieron un abrazo en conjunto y los hombres palmeaban la espalda de Edward, siendo Jacob el mas burlón, había sido una batalla campal que él aceptara a Jacob como uno de sus padrinos, pero si yo había aceptado a Victoria y a James, él tuvo que ceder, después de todo Leah y Jacob también eran parte de nuestra historia, y aquí estaban las ocho personas que ayudaron y estuvieron presentes desde el principio hasta el fin, y seguramente más allá del fin.

o-o-o-o-o-o-o-o

-Fue una tarde de abril que supe que mi vida iba a cambiar, cualquiera diría que, cuando tu hermano mayor llega corriendo a contarte que conoció a una niña que olía a fresas, no es un evento importante, pero no señor, a todos los que tengan hijos así como yo, estén atentos cuando esto ocurra, podría ser que el niño o la niña han encontrado al que será el amor de su vida, en mi caso sacaré una escopeta, Adela es igual de hermosa que su madre, los cabrones babearan en ella. –Emmett negó con la cabeza enojado, luego se acerco el micrófono nuevamente y siguió con su discurso, semanas enteras estuvo rogando por hacer el brindis principal de la boda, por cansancio habíamos aceptado, ye el incluso había hecho un videos con fotos, con la canción "A thousand years" de fondo- Como decía, mi vida cambio a partir de ahí, mi hermano simplemente estaba perdido, no paraba de hablar de Bella, a mi me daba curiosidad conocer a esa niña tan maravillosa, pero también tenía miedo de enamorarme de ella, después de todo, según Eddy era la niña perfecta, y para mis cortos cuatro años de vida, solo mamá era perfecta.

Detrás de él apareció una foto nuestra de niños, Edward era tan adorable de niño que me daban ganas de besaron aun que tacharan de pedófila.

-Mi niño- moqueo Esme a nuestro lado en la mesa familiar, ella había estado emocionada toda la boda llorando a raudales siendo consolada por Carlisle.

-Pero cuando la conocí, pensé ¿Qué tiene esta niña en especial? Tenía el pelo marrón, no chocolate como me había asegurado Eddy, sus ojos también eran marrones, no del color del café con leche, y el supuesto olor a fresas, era el uso de un buen shampú, lo siento Bella, cuando te conocí solo pude pensar que mi mamá seguía siendo perfecta, y que Eddy era un traidor por pensar eso de alguien más.

Más fotos de nosotros dos cuando teníamos seis años y otras un poco más grandes.

-¿Chocolate- le pregunté a mi marido, la emoción burbujeaba en mi estomago.

-No me hagas pensar en cosas pervertidas- me susurró al oído dejando un pequeño beso en el lóbulo de mi oreja.

-Pasaron cuatro años, solo cuatro años, y mi hermano decidió que se casaría con Bella, ¿Pueden creerlo? El mocoso solo tenía diez años y ya estaba pensando en echarse la soga al cuello- varios se rieron y él recibió una mirada fulminante de Rosalie- ¡Te amo rubia! Como decía, yo había ganado una hermana más, porque estos dos parecían estar pegados de la mano, y según Eddy lo lógico sería que se casaran un día, nos tuvo a Alice y a mí toda la noche haciendo mapas y listas ya que estábamos atrasados, las bodas toman mucho tiempo en armarse, sino me creen vean esto.

Todos dirigimos la vista a la pantalla donde se veían fotografías de unos planos arrugados que tenían trazos desiguales y poco legibles, en él mostraba el patio de la casa Cullen, varias filas de asientos con flores en ellos, nosotros dos tomados de la mano frente a otro hombre que supongo era el sacerdote.

-¿Edward?- mis ojos picaban, ¿él había hecho esto? Siempre creí que era una broma cuando Emmett y Alice me lo dijeron.

-¿Ven? Mi hermano estaba loco, todo lo que está armado en estos momentos lo planeó él cuando era un niño, así que sepan disculpar el frío de Forks, pero la boda ya estaba planeada así desde hace diecinueve años- varios respingaron mirándonos asombrados.

-No debimos dejar que Emmett se hiciera cargo del discurso- dije un poco avergonzada, Edward tomo mi mano por debajo de la mesa.

-Yo debería ser el avergonzado- su rostro estaba ruborizado.

-Y también la lista de invitados- dijo con voz macabra señalando a su espalda, todos nuevamente miramos la pantalla donde nuevamente se veía una fotografía de un papel arrugado con varios nombres y otros tachados repetidamente.

-Como verán desde pequeño mi hermano era un celoso sin igual, ¿Dónde estás Ben?- en una de las mesas Ben alzó la mano confundido- Tú no estabas en la lista original, porque parece que un día le diste una galleta a Bella, y eso era una infamia, un ultraje para mi hermano, solo él le daba galletas a Bella.

Todos estallaron en sonoras carcajadas.

-Lo siento Ben- le grito Edward también riendo abiertamente, él solo asintió y parecía que quería recordar cuando carajos me dio una galleta.

-Oh y como olvidar a Mike Newton- señalo a nuestro antiguo compañero de clases- Tu tampoco estabas invitado, creo que solo por mirar a Bella, y quiero decirte que tus miraditas le dieron a Bella un montón de chupetones que tuvo que ocultar de Charlie.

-¡Emmett!- dijimos Edward y yo a coro, esto estaba tomando un color incomodo, aunque los invitados sonreían y rían con cada foto y párrafo de Emmett, quizás él debería ser comediante.

-¿Sabes Bella? Creo que tienes un imán para los Mike del mundo, ¿Cómo es que hiciste para encontrar a otro Mike en el mundo que se fijara en ti? Si, Mike orégano, estoy hablando de ti.

-Es Arangano- le grito él susodicho recibiendo un beso en la mejilla de Chelsea.

-Siempre será oregano amigo- se carcajeo Emmett- Al igual que Jacob siempre será el chucho.

-No le digas así a mi hijo- se quejo él socarronamente.

-Papá, el habla de ti- Jacob junior dijo en voz quedita- Yo soy el cachorro.

Mi ahijado era tan adorable, a veces solo quería comérmelo a besos.

-El chucho intento salir con Bella, pero ni siquiera tuvo oportunidad, mi también se creía perro y los rastreaba a cada cita que ellos planearan, creo que ni un beso se dieron, eso solo confirmaba mi teoría, Bella no estaría con nadie más además de mi hermano.

-¡Salud!- dijimos Edward y yo de acuerdo, todas las mesas también brindaron con nosotros interrumpiendo el discurso de Emmett, su copa a estas alturas tendría el champagne caliente.

-Seguiría hablando contándoles como este par paso una adolescencia muy caliente, manoseándose cuando creían que no los veíamos, o metiéndose en la habitación de mis padres para…- él meneo las cejas sugestivamente haciendo que los demás se partieron de risa, mientras que Carlisle y Esme estaban con la boca abierta, y Charlie parecía considerar dejarme viuda con apenas una hora de casada- Les contaría eso, pero hay menores cerca, en fin, pasaron más años y ¿Qué creen?

-¿Qué?- preguntaron varios, esto era ridículo, pero no podía estar más feliz.

-Ellos… ellos- fingió limpiarse una lagrima junto con los mocos, se aclaro la garganta volvió a hablar- Ellos se separaron, y todo por una pareja, hagan el favor de levantarse, los invitados quieren conocerlos.

Victoria y James se pararon y saludaron a los demás muy sonrientes.

-Ellos llegaron a nuestra vida con un plan macabro, la pelirroja quería casarse con mi hermano- jadeos sonaron en el patio, estábamos bajo un enorme gacebo adornado con flores y luces intercaladas, era necesario observar la decoración para asegurarme que en realidad estaba en mi boda y no en un show de comedia.- ¿Quién en su sano juicio querría casarse con mi hermano además de Bella? Solo Victoria, pero de verdad, o miento, era todo un plan que nos comió la cabeza a más de uno, estuve a punto de entregar a Bella a James de tan confundido que estaba por la situación, pero… todo se arreglo, y ellos ahora son padrinos de la boda, si alguien me lo hubiera dicho hace cinco años, lo hubiera mandado a San Mungo.

Cuando nadie se río, Emmett parecía decepcionado- En Nueva York parecía que nadie leyó los juegos del hambre, ¿y en Forks nadie leyó Harry Potter?, el mundo sería mejor si leyeran más.

-Emmett- pido Carlisle.

-Ya casi termino pa- se rio el grandote- Como ven, la pareja ha pasado por mucho, ellos deberían haberse casado a los dieciocho años, y luego a los veinticinco, pero por cosas del destino, todos tuvimos que esperar hasta el día de hoy para asistir a su boda, así que para agradecer este milagro, todos vamos a ponernos de pie para desearles lo mejor y muchos años de felicidad.

Todos se pusieron de pie al igual que nosotros.

-¡Por Edward y Bella- dijo Emmett alzando su copa.

-¡Por Edward y Bella! Corearon todos los invitados, por alguna razón esto hizo mi corazón calentarse, Emmett podía ser un tonto, pero su discurso me había llegado al alma.

-Por nosotros- dijo Edward chocando su copa con la mía.

-Por nosotros- le sonreí con todo el amor que sentía.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Año 2018

-Y si es solo una falsa alarma- dije caminado por el pasillo ida y vuelta, sin poder quedarme quita.

-Te hiciste cinco pruebas, y cuatro dieron positivas- Edward estaba sentado observándome, parecía tranquilo, pero podría ver que su pie se movía nerviosamente haciendo un pequeño golpeteo que también me estaba poniendo nerviosa, en realidad todo me estaba poniendo nerviosa.

Esto ya no era un juego de muñecos donde simulábamos tener una hija, esto podría ser real, quería que sea real, cualquiera pensaría que hubiéramos querido más tiempo de casados antes de tener hijos, pero con Edward teníamos nuestro propio ritmo.

-Me estás mareando.

-Si estoy embarazada, la que tendrá mareos seré yo, la que cargue con una adorable bola de boliche seré yo, la que vomitará hasta la papilla que comí de niña seré yo, no tienes derecho a estar mareado- no sé ni por qué lo dije, simplemente la verborragia verbal tomo posesión de mi boca.

Edward estaba asombrado observándome- No necesito los exámenes, lo que acabas de decir sonó a hormonas de embarazada.

El muy desgraciado tenía la desfachatez de sonreír, se estaba riendo de mí.

-Quita esa cara- se paro y vino hasta mí alisando con su pulgar la arruga que había entre mis ojos.- Si no estás embarazada seré feliz, y si lo estas lo seré mucho más.

-¿Seguro?- pregunte acongojada.

Muy segura, ahora ven y siéntate, aun falta media hora para tener los resultados.- Dicho esto tomo mi mano, se sentó, y a mí sobre él acunándome como si fuera una niña, quizás ya estaba practicando.

-Tendremos que empezar a comprar las cosas para el bebe.

-Y poner una orden de restricción para Alice, no sé tú, pero a mí me gustaría elegir las cosas para nuestra hija, no Esme, Alice, Rosalie, Leah, Victoria y estoy seguro que Chelsea querrá sumarse.- incluso su mano ya descansaba sobre mi muy muy muy plano vientre, no veía las horas de verlo redondito- Esto es algo nuestro Bella.

-De la única que aceptaría un poco de ayuda sería de Victoria- le dije sorprendiéndolo- Ella ya tiene cuatro meses de embarazo, se cansara antes de que siquiera lleguemos a la primera tienda.

-¿Me pregunto por qué no elegiste a Chelsea de todos los nombres que dije?- él me pico sonriendo, sabía perfectamente que no podría soportar a una Chelsea embarazada ni aunque quisiera, y no quería, ella solo hacía mes había anunciado que estaba embarazada, pobre Mike, ellos aún se habían casado, pero vivían juntos y ya esperaban a su primer hijo, ¿Qué clase de broma del destino era que estuviéramos embarazadas las tres juntas? ¿Por qué no podía estar embarazada junto con Alice y Rose?

-El día del parto de Chelsea me aseguraré de estar en Argentina- negué con la cabeza, no quería ni imaginarme como sería presenciara tal cosa, un estremecimiento me recorrió- Argentina esta muy cerca, vamos a Londres, la abuela Elizabeth estará feliz de que la visitemos.

-De que la visites dirás, ella aun no me perdona todo el show de la boda con Victoria, recuerda que el abuelo durmió dos meses en el sillón, ni siquiera lo dejo dormir en alguna habitación de huéspedes.

-Le mande una tarjeta de agradecimiento cuando me conto su venganza en mi nombre- me reí de solo recordar el regalo de disculpas del abuelo Masen.-

-Mujeres, no puedes vivir con ellas ni sin ella- su mano seguía en mi vientre manteniéndolo calentito, lo cual solo calentaba otras partes más dirigidas al sur.

-Quisiera comprar un libro de nombres- le confesé, era tonto, pero siempre quise un libro de nombres para elegir nombres que tuvieran un significado.

-¿De esos que traen significados?- pregunto confundido.

-Sí, quiero uno, no quiero elegir los nombres de nuestros hijos al azar.

-¿Hijos?- sonrió

-Si piensas que seré de esas mujeres que solo tienen un hijo, debiste leer la letra chiquita de nuestro contrato- ¿Es que acaso no entendía que los nombres eran importantes?

-Muchos hijos, entendido, tendré que trabajar mucho entonces- beso mi cuello castamente, estábamos en una clínica, teníamos que comportarnos.

-Quiero un libro de nombres- volví a insistir tercamente.

-En realidad es algo estúpido amor, si es niña la llamaremos Renesmee, y si es niño algún nombre que convine con Edward, es una tradición familiar que el primer varón de la familia Masen, lleve el nombre Edward.

-¿Ya decidiste los nombres y ni siquiera me consultaste?- me sentí indignada y triste, me hacía ilusión elegir juntos el nombre de nuestros hijos, quizás si estaba embarazada porque tenía unas ganas inmensas de llorar.

-No quise decir eso, ¿Bella?- preguntó Edward preocupado, no quería mirarlo, el padre de mis posibles hijos era un desconsiderado.- ¿Qué pasa?

Negué tercamente, mi mirada estaba fija en la pared.

-Amor, dime que pasa.- pidió tiernamente.

-Los nombres son importantes- susurré.- Reneé eligió el mío sin consultarle a papá y luego me abandono.

-No sabía que era algo importante para ti.

-Es para los dos, hace un momento estabas diciendo que esto era algo nuestro, y a la primera eliges los nombres sin consultarme- mi labio temblaba, lo atrape entre mis dientes para que se quedara quieto.

-Lo siento- dijo quitando mi labio para que dejara de morderlo, lo aliso con el dedo de un lado al otro- Parece que tendré que tener cuidado contigo durante el embarazo, estas un poco susceptible.

-Ni siquiera sabemos si estoy embarazada- me queje abrazándolo, quería sentirlo otra vez, no me gustaba ese sentimiento cuando me enfadaba con él.

-Para mí ya no quedan dudas- dijo sin soltar mi vientre con una mano, y con la otra froto mi espalda de arriba abajo.- Al salir de aquí podemos ir a buscar tu libro, tiene que ser uno grande.

-¿Por?- pregunte entusiasmada.

-Así tendremos muchas opciones, dijiste que querías muchos hijos, necesitaremos muchos nombres.

-Gracias- me reí abrazándolo mas fuerte si era posible.

Pasamos el resto del tiempo armando planes y listas imaginarias de lo que queríamos y de lo que haríamos cuando el bebe llegará.

-Cullen- dijo el altavoz que estaba encima de la puerta.

-Es la hora- hice mis manos puños una y otra vez nerviosa.

-Es la hora-confirmo Edward.

Abrí la puerta y la secretaria nos dio la bienvenida y nos entrego un sobre.

-Denle esto a la doctora, son los resultados.

-¿Y qué dice? ¿Estoy embarazada?

Ella parecía nerviosa- La doctora Fray hablará con ustedes.

Eso me asusto, y si algo estaba mal conmigo.

Edward sintió mi nerviosismo, y tomo mi barbilla y deposito un beso tranquilizador, por supuesto el no podía dejar de demostrar afecto en público.

Cuando avanzamos a la siguiente puerta, la abrí temblorosamente, una doctora pelirroja, era claro que las pelirrojas eran una mala señal, ella nos esperaba sentada detrás de un escritorio y nos sonreí, antes de que siquiera nos sentáramos hable: No puedo tener hijos, ¿cierto?

Ella abrió los ojos sorprendida y luego se río- ¿Por qué piensas eso?

-Ella está un poco nerviosa- me defendió Edward instándome a tomar asiento, mientras le daba el dichoso papel a la doctora Fray, que lo abrió y leyó durante unos minutos.

-Ya veo- asintió para si mima.

-¿Qué ve?- pregunto Edward, sabía que él también estaba asustado, pero lo disimulaba por mí, lo ame más en estos momentos.

-Una pequeña sorpresa extra- nos guiñó un ojo- Felicidades, estas embarazada de seis semanas.

El silencio reino en el consultorio, si una mosca volara, sus alas serían ensordecedoras.

-Creí que deseaban un hijo… yo- tartamudeo la doctora.

-¡Oh por Dios!- Reaccione tardíamente, ambas manos volaron a mi vientre.-Edward.

-Bella- consiguió decir el también emocionado llevando una mano a mi vientre, presionándola sobre las mías- Seremos padres.

-Sí- asentí varias veces lagrimeando como una tonta, pero eran merecidas, pronto sería madre, tenía permitido llorar.

La doctora amablemente no nos interrumpió al momento silencioso donde ambos compartíamos la mirada con ganas de tirarnos uno sobre el otro.

-¿Y cuál es la sorpresa?- dije recordando lo que ella nos había dicho.

-Primero te haremos tu primera ecografía- su sonrisa parecía como el gato de Alicia en el país de las maravillas.

Me hizo sentarme en una camilla y subir mi camisa al máximo posible, ya que me había negado a cambiarme, quería ver a nuestro bebe ya, paso un gel bastante frio por mi vientre y con una cosa de la cual no sabía el nombre, que era la que mostraría a mi bebe en la pantalla la paso repetidamente por mi vientre.

-¿Listos?- pregunto.-

-Sí- Edward estaba más ansioso que yo, su mano estaba toda sudada y casi se resbalaba de la mía.

-Ahí estan- dijo señalando dos puntos blancos en la pantalla.

Casi doble la cabeza intentando comprender.

-¡Santa mierda! – dijo Edward con los ojos abiertos con la mano extendida como si quisiera tocar la pantalla.

-¿Es normal que vea a mi bebe partido en dos?- pregunte un poco temerosa.

-No está partido en dos Isabella- se río la doctora- Son dos.

-¿Dos?- pregunte apretando la mano de Edward que ya parecía una fuente de lo húmeda que estaba.

-¡Dos!- confirmo él apretando su frente sobre la mía- No bromeabas cuando decías que querías muchos hijos, ¿cierto?

-El que tiene los genes de embarazos múltiples eres tú- lo acusé pero sin perder la sonrisa que se había instalado en mi rostro desde que tuvimos nuestra primera cita.

o-o-o-o-o-o-o-o-o

Edward estaba siendo muy paciente conmigo, en los ocho meses de embarazo en ningún momento me había hecho enojar, mis hormonas me pedían a gritos una pelea los primeros meses, pero no, él simplemente me sonreía y cumplía cada capricho estúpido, lo único que podía era pasar la crema anti estrías por mi vientre, además de su momento padre e hijos, ya sabíamos que serían mellizos, un niño y una niña, un sueño hecho realidad, Edward amaba reposar la cabeza en mis protuberantes pechos y masajear mi estomago, era una posición difícil, pero él se las amañaba para hacerlo.

Y el sexo era un tema aparte.

Si no fuera porque creía que mis pies no volverían a su tamaño original, me mantendría embarazada toda la vida, Edward se descontrolaba cuando embestía una y otra vez dentro de mí, y no sabía como hacía para ser realmente dulce a la vez.

Yo llamaba a nuestras sesiones "Dulce lujuria", no había otra manera de definirlo, ¿Cómo es que hacía para satisfacernos a los dos de manera segura pero salvaje?

Supongo que ese conocimiento ya venía en el cromosoma Y listo para ser usado cuando la esposa estaba embarazada de mellizos.

La rabieta de los nombres había quedado a segundo plano ya que él eligió los primeros nombres, y yo los segundos, había sido más sencillo de lo previsto, y solo nos tomo una charla.

Flash Back

-A veces pienso que desearías estar embarazado- sus manos aún seguían acariciando mi vientre sin ni siquiera detenerse por mi broma. –Creo que te verías guapo con mi pancita.

-Hoy estas muy bromista- podía sentir su sonrisa en mi cuello, pero claro sus manos no me soltaban, estaba en su momento "Padre e hijos" donde yo no podía intervenir, aunque los niños estuvieran dentro de mí.

-No estoy segura de querer llamarla Renesmee- eso sí capto su atención- Sería como volver a…

No me dejo terminar, me mordió en el cuello y n siquiera se disculpo.

-Éramos niños cuando elegimos su nombre, en esos momentos todo era correcto- su voz era seria, pero cariñosa, me preguntaba cuándo volvería a la normalidad, el embarazo lo había transformado- Estuve leyendo ese dichoso libro, me gusta el nombre Alexander.

-¿Por qué?

-Porque significa protector, junto a él protegeremos a Renesmee de todos los bichos que se le acerquen.- sus manos apretaron ligeramente mi vientre para reafirmar sus palabras- Alexander y Renesmee Cullen, ¿Suena bien, cierto?

-Mas que bien- estuve de acuerdo, Renesmee significaría nuestro comienzo, mientras que Alexander sería su protector, sus nombre serían mas que perfectos

Fin del Flash Back

-¿Ya estas lista?- preguntó Edward ansioso.

-No- estaba acostada leyendo un libro- No pienso ir, es ridículo.

-No es ridículo.- Dijo acercándose a la cama para intentar convencerme, sus tácticas conllevaban besarme hasta la saciedad, recibir masajes en la espalda y un arsenal de chocolates con maní que aparecían mágicamente en sus bolsillos.- Quiero que estemos preparados.

-Puedes ir solo- le dije pasando a la siguiente pagina de mi libro, el mundo de los cazadores de sombras me tenía atrapada.

-No pienso dejarlos- se quejo acariciando mi abultado vientre, esto de tener mellizos hacía que una pareciera como si se hubiera tragado dos sandías juntas, era un misterio como lograba parame y no ayudaba que Edward se haya tomado licencia por maternidad,

¿Acaso el iba a parir a dos hermosos bebes? No, pero aún así pasaba las veinticuatro horas del día pendiente a mí, cuando le pregunte porque lo hacía, solo negó con la cabeza como si le hubiera dicho algo estúpido, "Ustedes son mi vida ahora, no voy a perderlos por un estúpido contrato en la empresa", escuchar eso después de lo que había pasado años antes llenaba mi corazón con un amor incalculable.

-Edward falta un mes.- quise razonar con él bajando mi libro.

-Exacto, debemos estar preparados- sonaba desesperado.

-Si vamos ¿Te calmaras?- sabía que estaba accediendo a tres días de incomodidad, pero parecía como si Edward fuera a desmayarse sino aceptaba.

-¿Entraras en crisis si no conseguimos un turno en la clínica?

-Es lo más probable, pero tengo todo controlado, he buscado otras clínicas opcionales de muy buena reputación, vamos a esta porque allí está tu doctora.- Todo eso decía mientras me ayudaba a vestirme, claramente él me creía incapaz, al principio era tierno, pero estaba tan malcriada que no sabía cómo sobreviviría sin él después del parto.

Cogiendo mi bolso, me ayudo a bajar las escaleras, conseguir una casa perfecta en Phoenix había sido muy difícil, pero con diez personas buscando a la vez, fue posible encontrar esta y lo mejor es que estaba cerca de Alice y Jasper, la mudanza había sido divertida, según Victoria, ella era una experta en mudarse, así que asesoro todo dos días antes de la boda para que la estrenáramos la noche siguiente, los recuerdos aún hacían que mis dedos se curvaran.

Flash Back

-Entonces señora Cullen, ¿Qué es lo primero que quiere hacer en esta casa?- él me cargaba sin ningún esfuerzo cruzando la puerta como lo dictaba la tradición.

-Estrenar la habitación- susurré conspirativamente.

-No se diga más- cerró la puerta de una patada, y subió las escaleras conmigo en sus brazos.

Apenas cruzamos el umbral empezó a desvestirnos, ese era el problema con nosotros, nunca podíamos esperar para planear algo sexy, la última vez él había arruinado mi streap tease abalanzándose sobre mí.

Apenas y logro sacarme la falda color crema, desabrocho sus pantalones y se sentó en el borde de la cama dejando su pene al aire libre apuntando hacía llamándome a gritos, no pude esperar más, y me subí a él dispuesta a ensartarme yo misma, pero él tomo mis caderas jadeando y las fue descendiendo suavemente hasta que mi vagina le dio la bienvenida a Eddy .

-¿Por qué carajos sigues tan apretada después de todas las veces que te folle?- jadeo, medio suspiro, medio gruño, era difícil entenderlo, cuando podía sentirlo abrirse camino dentro de mí, nunca lo habíamos hecho con condón, y no sabía como las demás parejas lo usaban, yo sentía que si hubiera una barrera entre nosotros no tendríamos la misma conexión.

-Creí que eso era algo bueno.

-Demasiado bueno- gruño cuando termino de bajar de golpe mis caderas, y juro que pude sentir su embestida hasta la garganta dejándome sin aire.

-Agh- gemí de placer- Mantenme ahí.

El no se movió, pero si lo hice en círculos, sintiendo como me llenaba más que nunca y apretaba más mis músculos internos hasta que siseó de placer volviéndose loco chupando mis pechos por encima de la blusa, parecía que quería comerlos con tela y todo, pero tampoco se quedo quieto, sino que empezó a moverse embistiéndome de a poco, para luego hacerlo frenéticamente, yo pude doblar mis rodillas a cada lado sus muslos para acompañarlo en los movimientos haciéndonos gemir.

-Esto solo mejora con los años- dijo chupando mi cuello dejando marcas de saliva por todo lados- De verdad seremos unos cuarentones cachondos.

-Claro que sí- dije extasiada tomando fuertemente sus cabellos para balancearme más, su boca estaba demasiado cerca de la mía, necesitaba morderlo, besarlo, chuparlo, todo junto, el lo sabía así que se adelanto dejándome sentir su lengua por toda mi boca batallando con la mía, nuestros sexos adquirieron una velocidad casi dolorosa, sentía que mi pubis ardía, pero era un doloroso placer.

-Un poco más- jadeé mordiendo su mejilla.

-El soltó un pecho aún cubierto a medias por el sostén y la blusa mal desabrochada, me ofreció su mano, capte lo que quería y chupe sus dedos de la manera mas pervertida posible, sabía que se estaba imaginando cuando le hacía una mamada, porque sus ojos estaban enfebrecidos, su polla golpeteaba sin descanso, una vez que saco sus dedos de mi boca los llevo hasta mi pubis y luego sorprendiéndome, me pellizcó el clítoris haciéndome gritar, luego lo acaricio dejándolo más húmedo si eso era posible.

-¡Mierda!- le mordí un hombro como venganza, el volvió a hacerlo y no supe mas, el orgasmo exploto por todos lados, veía fuegos artificiales y solo podía gritar el nombre de Edward mientras sentía como su semen caliente se desparramaba en mi interior.

Paso mucho tiempo hasta que recuperé mi voz, mi mejilla estaba poyada en su hombro, su camisa estaba hecha un asco, cubierta de saliva, sudor y labial, incluso le faltaba algunos botones porque intente romperla y no pude.

Edward dejaba pequeños besitos en mi cuello, con sus manos cubriendo mi trasero sin soltarlo, seguro tendría marcas en la mañana.

-¿Qué más quieres estrenar?- su voz estaba ronca, y sus ojos cerrados, era tan adorable que sabía que ni en mil años mi amor moriría.

-Te amo- fue mi respuesta- abrazándolo más fuerte.

´Su sonrisa era enorme, su cabello maquiavélico le daba un aspecto de loco, pero era mi loco.- Yo también.

Fin del Flash Back.

-Llegamos- dijo Edward abriendo mi puerta.

-¿Qué?- le pregunte distraída, en un momento estaba teniendo sexo caliente con mi marido, y ahora parecía una morsa embarazada que estaba sentada en un auto.

-¿Estas sonrojada?- dijo pícaramente posando una mano en mi mejilla- ¿En qué pensabas?

-Recordaba como bautizamos la casa- fui sincera como siempre, eso le sorprendió y tosió disimuladamente.

-Me gusto la cocina, aunque de solo pensar que nuestros hijos comerán en esa mesa…- se estremeció, mi marido y sus ocurrencias era todo un caso- Vamos pequeña y pequeños.

Solo le seguí la corriente, todo sea por la paz mental de mi marido.

Estábamos por pedir turno para hospitalizarme tres días antes de la fecha de parto, ya que Edward no quería ni una mínima posibilidad de que algo saliera mal, pero no pudimos, ya que una vocecita chillona nos interrumpió.

-Ya sabía yo que debía quedarme en casa leyendo Ciudad de Cenizas- murmure para mí misma.

-Bella- me saludo alegremente Chelsea golpeando su vientre con el mío, esto de estar las dos embarazadas siempre complicaba a la hora de saludarnos.

-Cuidado- se quejo Edward cruzando sus brazos desde atrás y protegiendo mi vientre, no es que abracara mucho, yo estaba enorme, incluso sus manotas parecían diminutas a la hora de posarlas en mí.

-Eres tan sobreprotector- río Chelsea- Mike si sabe comportarse.

-Por supuesto, no soy un Neandertal- y demostrando lo contrario, paso un brazo por los hombros de la rubia acercándola a él.- ¿Para cuándo esperan?

-Para el diez de Septiembre- contesto Edward rápidamente, él pobre estaba traumado con la fecha.

-¡Oh por Dios!- chillo Chelsea dando pequeños saltitos- Sophia nacerá el primero de Septiembre, solo se nueve días.

-Eso es genial- intente sonreír.

-¿Y cómo se llamarán?

-Alexander y Renemee- Edward parecía un alumno escolar, respondía todo mecánicamente y rápido, era adorable.

-¡Dios mío!- grito ella tocando su vientre- Sophia pateo cuando dijiste Alexander, ¿Te imaginas si ellos terminan juntos?

-Dios- gemí también apretando mi vientre, por favor no, quise gritar, todo menos eso.

-Ya puedo imaginarme su boda- ella estaba emocionadísima y no paraba de saltar siendo apenas contenida por Mike- Y si…

Ella se calló repentinamente, sus ojos se abrieron al máximo y dejo de moverse, su vista descendió hacia sus piernas, bajo ella había un charco de agua, y no era precisamente agua.

-¿Rompiste fuente?- susurró Mike poniéndose verde, parecía que iba a vomitar.

-¡Oh mierda!- dijo Edward moviéndonos un paso atrás para la hecatombe que se aproximaba, pero nada ocurrió, Chelsea se quedo congelada por primera vez en su vida y Mike estaba en el piso sentado con la espalda apoyada en el pared, lucía un poco desmayado.

-Debes ayudarlos- Edward estaba absorto, no me hacía caso ¿Era la única normal hoy?- Eso te servirá de práctica para cuando nos toque a nosotros.

Eso llamo su atención por completo- Te quedas aquí sentadita y me esperas, ¿Si?

-Sip.

-Si quieres puedes hablarle al orégano, Chelsea va a necesitar al idiota.- parecía disgustado de dejarme, luego suspiro y fue hasta la rubia petrificada- Vamos Chelsea.

Ella se dejo llevar, mientras se iba, pude escuchar que le venía una contracción y chillo como una vaca descuartizada, sabía que debía haber ido a Argentina o a Londres este día, me di cuenta que no estaba sola, Mike aun no reaccionaba.

-Mike- probé- Mike.

Nada.

-¡Mike!- grite, ¿Con tantos gritos porque no venía una enfermera?- quizás varias mujeres se habían puesto de parto y por eso el pasillo estaba vacío.

-¡OREGANO!- eso siempre lo enojaba, pero esta vez siguió mirando a la nada, bien, a causas desesperada, soluciones desesperadas, con mucho cuidado y esfuerzo me quite uno de mis zapatos y se lo arroje desde donde yo estaba sentada.

Le di en la cabeza.

-Auch- se quejo Mike sacudiendo su cabeza, observo su entorno- ¿Y Chels?

-Entro en parto y tu grandísimo idiota no estás con ella.- él parecía horrorizado.

-CHELSEA- salió corriendo y aun así escuchaba sus gritos- SOPHIA.

Pasaron unos minutos en los que la pase reflexionando, cuando Edward apareció, lo hizo corriendo y jadeando.

-¿Estás bien?- preguntó cuando tomo aire, luego me observo bien y frunció el ceño- ¿Y tu zapato?

-Creo que tienes razón- él se sorprendió- Debemos estar preparados para cualquier cosa.

Edward sonrió victorioso.

-Gracias, significa mucho para mí que me permitas cuidarte a ti y a los niños, por cierto, Victoria está en la sala de partos, ella y Chelsea tendrán sus bebes el mismo día.

-Pobre Victoria- me reí.

o-o-o-o-o-o-o-o-o

10 de Septiembre de 2018

-Solo una foto mas- rogaron Esme y Charlie, si, Charlie estaba enternecido por sus nietos, ambos posabamos mientras Edward sostenía a Renesmee y yo a Alexander, ambos estaban dormiditos, y vestidos con unos monitos rosa y azul, min niños eran perfectos, tan pequeñitos que me daba miedo sostenerlos.

-Solo una- Edward estaba feliz pero despeinado por los tres días adicionales que me había obligado a hospitalizarme, los dolores comenzaron habían comenzado esta mañana muy temprano, cuando menos me di cuenta, estaba en la sala de partos sintiendo que me parían en dos, no volvería a tener hijos de la manera natural, una cesaria sería más que bienvenida.

El flash despabiló a Alexander que empezó a hacer pucheros comicamente y luego se echo a llorar.

-¿Qué le paso?- pregunto Edward inmediatamente parándose con Renesmee en brazos acercándose a mí para tratar de calmar a nuestro niño, pero sus manos estaban ocupadas y le aterraba igual que a mí acunar a Renesmee con una sola mano.

-Mi pequeño- lo acune amorosamente cerca de mi pecho, cuando él balbuceo cabeceando hacia mis senos, supe que tenía hambre, estaba por desabrocharme mi vestido de maternidad, pero Edward me detuvo.

-Nadie vera a mi mujer medio desnuda, y menos el chucho- dijo Edward apuntando la puerta con la cabeza para invitarlos educadamente a que se retiraran, en la habitación estaban Carlisle, Esme, Emmett, Rosalie, Adela, Alice, Jasper, Noah, y por ultimo Leah y Jacob con Jacob junior, cada uno se fue riendo por la petición de Edward diciendo que la lactancia era lo más natural del mundo.

Solo el pequeño Jacob fulmino a Edward con la mirada antes de salir.

-El cachorro se parece demasiado a su padre- negó Edward cerrando la puerta con la cadera, yo ya no le hacía caso, estaba acariciando la rubia cabecita de Alexander que mamaba con fuerza pellizcando mi pezón casi hasta el dolor.

-Carlisle parecía un papa gallo cuando vio que Alexander rubio- comente riéndome de la mirada orgullosa de mi suegro, y solo porque Alexander era rubio como él.

-La abuela Elizabeth le mando a callar diciendo que ella era rubia natural, por lo tanto, el gen es Masen, no Cullen- él también acariciaba la cabecita de Renesmee, al contrario que su hermano, ella tenía el mismo tono de cabello de Edward, que al igual que su padre, no paraba de comentar que su similitud con su hija.

-¿Duele?- pregunto él preocupado cuando vio hacerme muecas.

-Un poco, pero el sentimiento lo supera con creces- sonreí mirando hacia mi hijo fascinada por tenerlo finalmente entre mis brazos.

-Si Alexander salió a mí, no querrá salir de ahí en mucho tiempo- suspiro para si mismo.

-No puedo creer que hayas dicho algo pervertido en frente de unos recién nacidos- me carcajee recibiendo un tirón de Alexander, pero mi risa despertó también a Renesmee que empezó a llorar desconsoladamente.

La puerta se abrió inmediatamente, y un niño de cinco años entró corriendo asustado, era Jacob junior- ¿Qué le pasa a Nessie?

-¿Nessie?- pregunto Edward parándose para depositar a Renesmee en mi pecho para poder alimentarla también, hacerlo con los dos a la vez era todo un reto.

-Nessie quiere estar conmigo y tu no la dejas, ¿cierto?- pregunto Jacob enfadado dándole una patada a Edward en la espinilla.- Ella esta llorando porque quiere estar conmigo.

No sabía si reírme o reprender a mi ahijado.

-Cachorro del demonio- renegó Edward.

-Jacob sal de ahí ahora mismo- gritaba Leah desde afuera.

-Nessie es mía- me dijo acariciando el bracito de Renesmee y luego se dio a la fuga.

-¿Acaba de pasar lo que acaba de pasar?- pregunte riéndome un poco adolorida a hora que mis dos pechos eran jalados continuamente, ya debería haberme acostumbrado con Edward que lo hacía todo el tiempo, pero esto era diferente.

-Ese niño nos traerá problemas- negó enojado mientras me ayudaba a sostener a los mellizos

o-o-o-o-o-o-o-o-o

Año 2038

-¡Mamá!- gritaron Faith y Hope a coro bajando en tropel de las escaleras.

-¡Tía!- esta vez eran cuatro voces.

Parecía que era una emergencia si las seis venían corriendo y gritando, deje las fotos del día de la boda de Chelsea, en la foto estaban Alexander, Renesmee, Sophia y Emma vestidos iguales y de blanco, ellos habían sido los encargados de llevar la cola del vestido de novia, ya que ella lo había diseñado con una enorme cola, nadie podía negar que Chelsea tenía estilo hasta para casarse.

-Alerta roja- jadeo Hope.

-Es código rojo- la corrigió Faith igual de trastornada que su gemela.-Eso no importa, todo se fue al carajo.

-El lenguaje- la reprendí.

-Pero tía, es una emergencia- protesto Maia, su gemela Tatiana asintió vigorosamente.

-Si no lo detienes Alexander cometerá un asesinato- Brenda como siempre exageraba las cosas, pero ahora parecía sería.

-Y uno muy violento aportó-Lindsay abriendo sus brazos lo más que pudo.

-Explíquense- las detuve antes de que marearan, a sus quince años, las seis estaña en plena adolescencia volviéndonos locas tanto a Alice, Rosalie y a mí. Había sido una sorpresa cuando descubrimos que las tres estábamos embarazadas y de gemelas, nada menos que gemelas, las seis eran inseparables, y la vez las confabuladoras de la familia.

-Jacob llamo a Nessie- Faith parecía que iba llorar.

-Y le dijo que iba a casarse con Jane- Hope término la frase de su hermana, consolándola.

-¡Con Jane!- gritaron las otras cuatro aturdiéndome.

-Nessie está llorando- moqueo Faith.

-Y Alexander fue a matar a Jacob- Lindsay era la más consternada.

Chasqueando la lengua, subí las escaleras hasta el cuarto de Renesmee, las cuatro chicas se quedaron abajo, solo mis gemelas subieron, sin tocar entre, ella estaba en una posición fetal y sus lagrimas corrían libremente por sus mejillas, Faith y Hope se apresuraron y subieron a la cama para abrazarla, para ellas Renesmee era su heroína, y verla así las ponía mal.

Cuando ella me vio soltó un sollozo que me rompió el corazón, conocía ese sentimiento, lo había vivido en carne propia.

-Mamá- gimió mi niña abrazándome fuertemente como si quisiera fundirse en mi piel- JA- ja- Jacob

-Lo sé- la consolé acariciando su cabello, las gemelas también se unieron a nuestro abrazo, ellas eran idénticas, pero su aura era distinta, pero cuando se las necesitaba ellas eran como una sola entidad.

Paso cerca de una hora en la que ella lloró, yo llore, y las gemelas lloraron, todas sabíamos lo que Renesmee sufría cuando Jacob la trataba como su amiga.

La puerta se abrió repentinamente, con Edward a la cabeza aun de traje, y con un Alexander cabizbajo, ambos vieron la escena y se sumaron al abrazo familiar.

-Papá no me dejo matar al chucho- le dijo Alexander a su melliza.- Se suponía que sería tu protector, y mira como estas, te he fallado.

-No es así- sonrió Renesmee a penas aceptando el abrazo de Alexander, desde pequeños, habían sido unidos por ser mellizos.

-Basta de llorar- dijo Hope limpiando sus mejillas sucias por el maquillaje- Tenemos que hacer un plan, él no puede casarse con Jane.

-Es cierto, el te ama a ti- coincidió Faith.

-Chicas- negó Renesmee aun en los brazos de Alexander.

-Ellas tienen razón- dijo Edward a mi lado- Ese maldito cachorro ha estado detrás de ti desde que naciste, incluso me pateo cuando escuchó tu llanto.

Casi reí al escucharlo, mi marido haciendo de Cupido, él vio mi sonrisa y me guiño un ojo.

-Papá está con nosotras- festejaron las gemelas.

-Con Fe- dijo Faith señalándose a sí misma.

-Y esperanza- dijo Hope señalándose también.

-Todo es posible- terminaron Renesmee y Alexander el lema familiar.

-Pregúntale a tu madre todo lo que hizo para detener mi boda con Victoria.

Los cuatro hermanos se sentaron en la cama de Renesmee y escucharon atentamente lo que iba a decir, Edward se situó a mi espalda y puso ambas manos en mis hombros- Vamos amor, díselo.

Suspirando pesadamente sonreí, y empecé a aconsejarla como detener la boda de su mejor amigo.

FIN…


Y eso es todo, fin, the end, finish, no puedo creerlo, estoy lagrimeando, mi primer fic está terminado, y pensar que toso esto comenzó porque el año pasado desaprobé el examen que me permitía cursar el tercer año en mi carrera, y hace solo una semana aprobé el dichoso examen y ya estoy cursando…

Solo me queda decirles MIL GRACIAS por acompañarme en este viaje que emprendí aventurándome a escribir algo propio, así que GRACIAS por estar en todo este año, sepan disculpar las tardanzas excesivas, pero todo cuesta.

Y recuerden el lema familiar: CON FE Y ESPERANZA TODO ES POSIBLE!

Y pos supuesto esta demás pedirles sus reviews, las quiero chicas y otra vez gracias por estar conmigo y leer estas locas cosas que escribo.

Nos leemos en el grupo.

Saludos Cary0605

Capítulo 17: FELICES POR SIEMPRE.

 
14445867 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios