Eres mía... por siempre (+18)

Autor: GabrielaCullen
Género: + 18
Fecha Creación: 15/06/2011
Fecha Actualización: 29/01/2014
Finalizado: NO
Votos: 32
Comentarios: 149
Visitas: 88420
Capítulos: 27

 

"-Nuestro próximo objeto es una joven estudiante de bachillerato, como ven es un poco vieja, pero note su piel, blanca suave– dijo Felix uno de los perros, ella estaba desnuda en medio del escenario de subasta, con una cadena al cuello – Comenzamos con 50 millones"

La mafia, es un juego... muy peligroso en donde no debes de confiar en nadia... Eso lo aprenderas de muy mala gana, Bella Swan, te viste involucrada con el tipo mas, Agresivo, Malvado, Amoroso, atento y guapo del mundo.

*Traicion, Engaño, Amor y  Pasion*

"- La llevare a tal grado de locura, en donde no pueda confiar en nadie mas que en mi..."

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 24: Cap. 6 El eclipse de una vida.

Chicas, relativamente no dire mucho solo.... estoy de vuelta en casa. Nunca las volvere a avandonar. Lo siento.

______________________________________________________________

 

 

 

 

Cap. 6 El eclipse de la vida

 

 

 

 

 

Abrí los ojos, la espalda me dolía, por más que me movía de un lado a otro mi cuerpo no podía acomodarse, la llegada de un bebé era una bendición, dos, un milagro que a decir verdad puede resultar un poco doloroso, mi cuerpo no dejaba de protestar por cada movimiento que daban mis bebés. Me estire libremente en la cama, Edward había tenido que viajar hace una semana a Inglaterra ya que uno de sus “asuntillos” se había salido de control. Claro, no estaba dentro de su naturaleza dejarme sola ¿Verdad?

 

 

Emmett estaba roncando plácidamente en la silla que estaba lado de la puerta. Me sentiría bien si fuera solo él, pero por más que discutí con Edward se empeñó – y logro – poner a cerca de 15 tipos en mi cuidado. Claro, no estaba en la habitación, y si hubiera sido así los sacado a golpes, pero si están repartidos por todo el departamento, algunos en la planta baja y otros en la azotea. Custodia completa. Y pensar que tengo que soportarlos por una semana más.

 

 

Siento que llevara años cargándolos pero... apenas 5 meses han estado conmigo, y ni pensar que aún me faltan 4 más, hace que prácticamente mi espalda quiera tomar sus maletas y huir. Todas esas dolencias y sufrimientos son eclipsados por completo, cuando siento sus movimientos, cuando pienso como serán; por cuanto los amo ya y lo que representan.

 

 

Seguí rodando sobre la cama, pero no hallaba la posición adecuada. Cuanto extraño a Edward. Sus brazos, su cuerpo… la manera en la que me abraza y  a pesar de que sabe que es una posición completamente imposible para él lo hace solo por mi comodidad, prácticamente la mitad de mi esta sobre él y si antes pensaba que pesaba, ahora creo que soy un tanque, ver sus ojeras mucho más pronunciadas me hace sentir peor. Aunque trato de evitarlo es la única manera en la que logro conciliar el sueño. No pude evitar que un agudo quejido se escapara de mi boca, rodé sobre mi costado izquierdo y comencé a patalear. En unos cuantos segundos escuche un golpe en la parte izquierda de la cama y una maldición.

 

 

- ¿Qué tienes?

 

- No puedo... – quería gritar, patalear, llorar y lo mejor de todo. Dormir. Me incorpore con la dificultad de una mujer embarazada....muy embarazada.

 

- ¡Oh! Pequeña – siento una de sus manos sobre mi espalda, ayudándome a impulsarme hacia adelante.

 

- Quiero dormir... – murmure muy despacio. Acaricié mí abultado vientre y una estúpida lágrima se desliza por mi mejilla.

 

 

Son de esos momentos embarazosos en lo que lloro solo porque una mosca pasó volando, esto del embarazo era muy complicado, los cambios de humor, el infinito sentimentalismo, las náuseas y los vómitos matutinos, todo.

 

 

- Ven pequeña. – se sentó a un costado de mí y me abrazo mientras las lágrimas salían a brotes.

 

- ... esto es estúpido

 

- Que podemos esperar... estas panzas

 

 

Una ligera sonrisa se asomó entre mi llanto al escuchar sus palabras, siempre encontraba las adecuadas y el momento preciso para expresarlas y así calmarme. Las lágrimas cesaron milagrosamente.  Tome una de sus grandes manos y la apreté. Beso la parte alta de mi cabeza y suspiro.

 

 

- Tienes que dormir.

 

 

Se recostó sobre la cama y me ayudo a acomodarme a su costado, no sentía lo mismo que cuando Edward pasaba sus brazos por mi espalada y me acurrucaba, era muy diferente, diferente en el buen sentido, era cómodo y cálido, me arropo con las cobijas y cerré mis ojos, mis bebes se movieron impaciente cuando mi vientre choco con su cadera.

 

 

- ¡¿Pero que traes ahí?! – se separó un poquito de mí.

 

- Unas motos todo terreno. Nunca dejan de moverse. – Sonreí al sentirlos moverse.

 

- Eso fue como un “aléjate de mami”

 

- No creo, yo te quiero mucho y por ende ellos también te querrán.

 

 

Me acurruco más en sus brazos e intente cerrar los ojos, mis pequeños bebes no dejaban de bailar en mi interior, Emmett colocó una mano a un costado de mi enorme vientre y se dejaron de mover, ellos también querían un abrazo. Poco a poco, el cansancio acumulado de estos días en los que Edward no había estado a mi lado, fueron apareciendo y sumándose uno a uno hasta que, sin darme cuenta, estaba completamente dormida.

 

 

- ¿Cómo mierda soporta esto? Carajo. – no muy lejos de mi nube de relajación esta palabras resoban una y otra vez, quería abrir los ojos, pero en realidad estaba muy cansada.

 

- Cállate, quiero dormir.

 

- ...

 

Y no volví a escuchar ningún ruido, simplemente sentí su acompasada respiración, arrullándome amistosamente. Me sentí cada vez mejor, con más fuerzas... poco a poco abrí los ojos, la luz de medio día pinchaba en mis ojos.

 

- Estaba a punto de llamar a un doctor. No te movías.

 

 

Emmett aún me tenía entre sus brazos, me sentía cálida, cerré los ojos y me acurruque más en su costilla, creo que le hice un poco de cosquillas ya que soltó una pequeña risa y se meneo en la cama.

 

 

- Nada de “volveré a dormir”, ya no siento la mitad del cuerpo así que anda, levántate.

 

 

Me gire rodando sobre mi enorme vientre y Emmett comenzó a carcajearse, a pesar de que se doblaba del dolor por sus extremidades dormidas, el no paraba de reír. Me senté en la cama y lo mire, esperando a que se tranquilizara. No sé por qué, pero las lágrimas se juntaron en mis ojos y después se deslizaron por mis mejillas. Se detuvo enseguida, me miro dudando y después horrorizado.

 

 

- Vamos, solo fue una risita, te ves encantadora, rodando por todas partes.

 

- Que lindas palabras

 

- En serio, pareces un lindo oso panda. - Me cruce de brazos y lo mire con la boca abierta. 1, 2, 3...

 

- Mierda – murmuro. Llore con todas mis fuerzas, las lágrimas caían a brotes y mis gritos se podían escuchar muy fuerte.

 

 

Y todo paso en un segundo, la puerta de la habitación fue derribada por un de los 15 “Guardianes” los cristales se hicieron añicos cuando 3 entraron rodando por las ventanas, todos apuntaban con sus armas a algún sitio, y por fin me quede quieta, sorbí la nariz de una manera muy poco delicada y todos me miraron. Todos los tonos de rojo pasaron por mi rostro. Me sentía muy pequeña alado de todas las miradas que me estrujaban con desaprobación.

 

 

- Discúlpenla es solo que... está embarazada.

 

 

Emmett dijo muy lentamente mirándome con una enorme sonría. Yo lo mato. Todos enfundaron sus armas y salieron de la habitación esquivando los pedazos rotos de la madera de la puerta.

 

 

- Tenemos que salir de aquí. Alguien tiene que reparar todo esto y no planeo ser yo.

 

 

Se puso de pie y camino hasta el lado de la cama en el que me encontraba. Muchos pedazos de vidrio habían votado por todas partes, busque con la mirada mis pantuflas cuando sentí sus brazos sobre mí, me cargo de una manera tan rápida que me hacía pensar que no era el tanque que yo creía que era, sino una simple pluma.

 

 

- No sonrías de esta manera, aun creo que estas un poco grandota.

 

- Quieres callarte o te acusare con Edward de que me estas molestando.

 

- Tendré el suficiente tiempo para esconderme antes de que me alcance su furia.

 

- Puede enviar a alguien

 

- Sé que prefiere hacerlo  con sus propias manos.

Me llevo hasta el baño y me deposito cuidadosamente en el piso

 

- Te dejo hacer tus necesidades, date prisa. Odio estar encerrado aquí.

 

--

 

Como odio esto, caminaba por la calle colgada del brazo de Emmett mientras dos de mis niñeras lo hacían enfrente, dos atrás de nosotros y un auto negro nos seguía muy de cerca, no podía evitar ponerme colorada, cuando las personas que pasaban a un lado nos miraban insistentemente, buscando a alguna celebridad o alguien que mereciera tanta seguridad.

 

 

- Quiero ir a casa. No soporto esto.

 

- ¿Querías estirar las piernas no? Pues, aguántate.

 

- Yo no era la nena que lloriqueaba “odio estar encerrado”...  y yo me refería a despistar a todos estos, me ponen más nerviosa.

 

- Ya, cálmate. Ellos solo están siguiendo las estrictas órdenes de Edward. Te aseguro que todos valoran su vida.

 

- ¿Por qué dices eso?

 

- Me sorprende que aún lo preguntes. Sabes que si... si algo te llega a pasar, cada uno de los que estamos bajo tu cuidado sufriremos una muerte lenta y dolorosa.

 

- ahh!

 

 

No volví a abrir la boca, sabía que Edward podía ser algo estricto y protector, muy protector... y dentro de los más recóndito de mi cabeza sabía que él podía hacer eso. Creo que ellos no tienen la culpa así que mejor me concentraré en seguir sus indicaciones, mantenerme segura, y no hacer nada peligroso ni estúpido.

 

Seguimos caminando por una de las aceras hasta que nos detuvimos enfrente de una enorme tienda de bebes. Mire a Emmett y me sonreía.

 

 

- Quiero comprarles algo a mis sobrinos.

 

 

Caminamos dentro de la tienda y en cuanto cruzamos las puertas recordé las primeras compras para los pequeñines.

 

------

Mi muy poco usual vientre de 3 meses aun me permitía correr por todos lados mirando los conjuntos, vestidos, biberones. Me sentí muy feliz, un cumulo de emociones recorría todo mi cuerpo mientras miraba estas cositas. Por más que Edward me regañaba de que me lo tomara con calma, que no estaba en condiciones de correr, lo ignore olímpicamente y seguí buscando lo necesario para mis 2. Si, 2 bebes que alumbrarían mi vida. Bueno, nuestra vida.

 

 

- Esto es hermoso. Edward ven aquí... mira. – le extendí el pequeño vestido de marinerita color azul cielo, tenía unas bonitas botitas, un gorrito y unos guantes a juego.

 

- Pero aún no sabemos si alguno de los bebes es niña. – me miro serio y se giró a ver no sé qué cosa.

 

- ... yo lo quiero, es hermoso. – lo extendí a un lado de su rostro un poco cerca.

 

- No creo que... –  volvió a centrar su mirada en mí. Mi labio inferior comenzó a temblar, mi vista se nublo a causa de las lágrimas que se acumulaba. Trato de mirarme serio y cuando un ligero sollozo y algunas lágrimas resbalaron por mi rostro, hizo una mueca y luego suspiro.

 

----

 

Y fue así como conseguí que prácticamente la mitad de la tienda estuviera en uno de los cuartos del departamento. No me entro el sentimiento de remordimiento hasta que vi el Volvo repleto de bolsa y aun así, una de las camionetas de la tienta transporto las cosas más grandes. Era el día de suerte en la tienda, la vendedora, que no dejaba de comerse a Edward con la mirada de seguro se llevó una buena comisión; ni decir de todos los miles y miles de dólares que dejamos en ella. Quise regresar todo, pero Edward diplomáticamente me dijo que si yo lo había pedido que ahora me aguantara y que si no lo ocupábamos con estos bebes siempre y cuando podíamos tener más. Lo cual me dejo en absoluto shock. Él no es quien sufre los dolores de espalda, ni las punzadas en las plantas de los pies, ni los mareos y vómitos, ni tampoco tendrá que sufrir para bajar los kilos de más que se acumula gracias a los antojos.

.

.

.

.

 

Cuando regresamos al departamento y para ser más exactos a mi habitación, todo ya estaba reparado y acomodado en su lugar. Emmett dejo las bolsas sobre uno de los sofás que estaba en la habitación. Me dejo unos minutos para que me pusiera cómoda, mientras él iba a buscar algo para comer.  Me deje caer de espaldas sobre la cama, patalee hasta que si zapatos salieron volando gire mi cuerpo y quede por completo recostada, había caminado mucho, primero estuvimos en la tienda y de ahí me llevo a comer un helado al parque. Era muy hermosos ver a las madres jugando con sus hijos, mi mente trabajo al cien mientras me imaginaba corriendo detrás de mis dos bebes. Sus sonrisas, las mías.

 

 

- Panzas, ¿Macarrones con queso y una ensalada de verduras? – Emmett asomo la mitad del cuerpo y sonrió. Su sonrisa era hermosa y me hacía feliz verlo así; Claro, siempre y cuando no fuera a costa de mi grande vientre

 

- Si, eso está bien.

 

- Regreso enseguida.

 

 

Mire el techo de mi habitación, me sentía un poco extraña, mi pecho se contraía y me faltaba la respiración, no era que en realidad fuera algo relacionado con mi cuerpo, simplemente, tenía un mal presentimiento. Mis bebes no dejaban de moverse de un lado a otro, tanta era su actividad que llegue a pensar que ellos compartían la misma angustia que a mí me corroía. Lleve una amo a mi vientre y lo sobe muy despacio, quería decirles que todo estaba bien, que solo eran tontos pensamientos de una loca embarazada pero no podía. Poco después mis parpados pesaban tanto que el sueño comenzó a llevarme...

 

 

Un fuerte estruendo me hizo saltar y juro que mis bebes también lo hicieron. El miedo regreso a mi cuerpo cuando los sonidos de disparos llenaron el ambiente, al igual que los gritos de varios hombres, golpes, cosas rotas. Algo está mal, muy mal.

 

 

- Mierda – Emmett entro corriendo, traía un arma en su mano izquierda ya que tenía manchas de sangre en el antebrazo derecho. – Muévete. Ahora. – me grito, pero mi cuerpo y mi cerebro no estaban en sintonía, nada me respondía.

 

 

Se acercó a uno de los sillones y comenzó a empujarlo hasta que atranco la puerta, acercó más muebles hasta que casi no se podía ver la puerta. Corrió hasta mí y me ayudo a levantarme.

 

 

- Lo siento, lo siento. Eso solo nos dará unos minutos.

 

- Emmett – susurre su nombre mientras me abrazaba a su cuerpo. Me ayudo a llegar hasta el cuarto de baño. Abrió la pequeña portezuela que estaba oculta detrás del gran espejo de baño y me coloco dentro de ella

 

- Quiero que pase lo que pase, no salgas de aquí. Cuídate mucho, cuida a mis sobrinos. – escuche como comenzaban a tirotear la puerta de mi habitación, no pude evitar soltar un sollozo cuando me di cuenta que el no entraría conmigo, venían por mí... por él.

 

– Toma, retira el seguro y dispara, no tienes que recargar es automática. – deposito una pistola plateada y saco otra de su costado derecho. Las cosas que atrancaban la puerta se oían horribles cuando impactaban contra el piso, tomo con ambas manos mis mejillas y me beso en la frente.

 

- Isabella. Te amo – deposito un casto beso sobre mis labios y se apartó, cerro la portezuela dejándome en completo shock y con un hueco en el pecho... Dios.

 

 

Trate de ahogar mis sollozos cuando más sonidos disparos llegaron a mis oídos y algo rompiéndose.

 

 

- Mira que sorpresa. Mi hermoso y suculento... Emmett.- era una voz femenina muy dulce, casi angelical. - ¿En dónde está?

 

- ¿De quién hablas?

 

- No te quieras hacer el gracioso conmigo. Te lo repito... ¿En dónde está la perra esa con la que folla Edward? – lo sabía, vienen por mí... quería llorar del miedo, pero canalice todo ese dolor en lo más profundo de mi cerebro, tenía que tranquilizarme, no solo era mi vida la que corría peligro, también era la de mis angelitos.

 

- Ya la ha botado. Busca una nueva perra ¿Te apuntas? – escuche un nuevo disparo y luego un pequeño quejido.

 

- No juegues conmigo – la dulce voz se tornó en un sonido amenazante. Di un salto cuando la puerta se abrió de repente, un hombre de piel oscura y corpulento, me miraba con una horrible sonrisa. Me tomo del cabello y comenzó a jalarme. No pude evitar el grito de dolor cundo sentí que me arrancaría el cuero cabelludo de la cabeza.

 

- Señora – me arrojo al piso, caí de rodillas intentando proteger mi vientre del golpe, mi cabello se fue hacia enfrente creando una capa que cubría mi rostro.

 

- Dios, por fin en mis manos -  la melosa voz se fue acercando a mí, sentí una mano tomar mi cabello y halarlo hacia atrás. Era una mujer hermosa, sus cabellos dorados caían sobre su fino rostro, era como un ángel, digo era porque en su mirada podía ver el odio gravado. – Así que estas embarazada. Por fin lo ha conseguido.

 

- Maldita puta. – susurro Emmett, estaba tirado a un costado de lo que era mi cama, tenía más manchas de sangre en la pierna y aun la miraba retador.

 

- Ya no te necesito – la rubia sonrió y levanto un arma. Disparo.

 

 

El miedo y el horror se apodero de mi cuerpo, mi corazón se detuvo, todo mi mundo lo hizo, la punzada de dolor recorrió mi cuerpo cuando vi la sangre brotar de su pecho, escurriendo por todas partes. El grito ahogado quedo en mi garganta y él se desplomo... sin vida. La demencia, estaba muy cerca de ella, muy cerca.

 

- No, no, no, no... Edward. Ayúdame. – susurre una y otra vez, esto no estaba pasando. Emmett no podía... el no. Las lágrimas fluyeron libremente mientras los mis voz regresaba a mi cuerpo.

 

- Y ese es tu destino. Tú no me conoces, pero yo sé todo de ti... Isabella. Eres una maldita mustia, con tu puto intento de inocencia me lo has quitado. Pero he venido a reclamar lo que es mío. Edward es mí puto perro y lo quiero devuelta.  – se acercó a mí y con mucha velocidad deposito una patada a un costado de mi vientre. 

 

 

El dolor de apodero de mi cuerpo, mis bebes se movían impacientes, a pesar de que intente interponer mi brazo el dolor me recorrió el vientre. Mire aquellas prendas que hace unas horas él había comprado para mis bebés, sucias, rotas... nunca los veria. Mi corazón se partí cuando todo lo que había creído mi hogar y el lecho  que albergaría a mi familia fue destruido por esa mala mujer. Las lágrimas brotaron en una mayor proporción y un grito de dolor escapo de mi boca. El hombre que me había sacado de mi escondite, me puso de pie y me sentó en uno de los mal trechos sillones, para después colocarse detrás de mí sosteniéndome de los hombros. La rubia de coloco enfrente de mí.

 

- Tanya. Recuerda mi nombre. Yo era el ama de ese hombre, lo tenía lamiendo mis pies, hasta que tú apareciste. Hace casi 3 años, ver como lo estaba perdiendo... mí esclavo estaba despertando. Siempre quiso un estúpido caga pañales, jamás iba a arruinar mi esplendida figura. – Me dio una bofetada – Va a ser el castigo perfecto por dejarme. Saber que se follo a la mujer que quería y que además tuvo un hijo con ella, debió de ser su paraíso, pero también será su infierno. Saberse burlado por la vida, sin mujer y sin bastardo. Sigo preguntándome – bofetada - ¿Por qué  – bofetada – carajos – bofetada – no – bofetada – te moriste – puñetazo – en el puto – bofetada – accidente? El carro estaba diseñado para que tuvieras la peor de las muertes... eres peor que un gato, tienes más vidas. Pero esta es la última. Game Over.

 

 

Sentí como el arma se posaba en mi frente, se acabó. Este era el fin. Lo era. El miedo me recorrió por dentro. Primero Mike y ahora Emmett, ella tuvo que ver en todo lo que me paso, Edward... a él yo lo conocía, ya lo había visto pero eso ahora eso ya no importaba,  jamás iba a volver a ver su rostro, sentir su manos, su piel, su olor, su amor. Las lágrimas se derramaron por mi rostro, lleve mis manos a abrazar a mi dolorido vientre, mis bebes no dejaban de moverse. Eso me partía aún más el alma, yo les había prometido la vida, yo quería dársela y ahora me sería imposible... Edward te amo.

 

 

El clic del gatillo resonó en mis oídos y después dos disparos simultáneos, todo esto ocurrió en la fracción de segundo en la que apreté mis parpados... la oscuridad me sedujo, la muerte se acerca. Pero aquel pequeño brillo celestial me llamaba aún más, tenía más poder sobre mi voluntad. Todo dejo de tener sentido, era el nada y mi todo. Era negro pero también blanco. Todo era conciso pero a la vez confuso. Luchar para sobrevivir o descansar para dejar de existir.

 

 

 

 

 

 

 

_____________________________________________________________

 

Gracias por esperarme y bueno... gracias

((GbCulLeN))

 

 

Capítulo 23: Cap. 5 Preguntas y Respuestas Capítulo 25: Cap. 7 Alma

 
14439881 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10757 usuarios