Eres mía... por siempre (+18)

Autor: GabrielaCullen
Género: + 18
Fecha Creación: 15/06/2011
Fecha Actualización: 29/01/2014
Finalizado: NO
Votos: 32
Comentarios: 149
Visitas: 88410
Capítulos: 27

 

"-Nuestro próximo objeto es una joven estudiante de bachillerato, como ven es un poco vieja, pero note su piel, blanca suave– dijo Felix uno de los perros, ella estaba desnuda en medio del escenario de subasta, con una cadena al cuello – Comenzamos con 50 millones"

La mafia, es un juego... muy peligroso en donde no debes de confiar en nadia... Eso lo aprenderas de muy mala gana, Bella Swan, te viste involucrada con el tipo mas, Agresivo, Malvado, Amoroso, atento y guapo del mundo.

*Traicion, Engaño, Amor y  Pasion*

"- La llevare a tal grado de locura, en donde no pueda confiar en nadie mas que en mi..."

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Capítulo 23: Cap. 5 Preguntas y Respuestas

 Soy una maldita lo sé!!! Las abandone por demasiado tiempo,... como a muchas les comente e tenido muchos problemas y si sigo viva es por pura chingadera... sé que esta historia es una responsabilidad así que no pienso abandonarla tal vez me tarde pero no la dejare!!

 

 

Emmett

 

Me sentía cansada el cuerpo me pesaba y mi mente estaba agotada... todo mi cuerpo era ageno a mis deseos, quería abrir los ojos, girar y besar al delicado cuerpo que se encontraba a mi costado. Ella ya estaba fuera de mi alcance por completo, si antes pensaba que podía protegerla y amarla, tal ve solo tal ve, lograr que dejara a Cullen y llevármela lejos de este mundo, el cual es demasiado peligroso, pero ahora... ya no sería probable, dentro de ella llevaba a un pequeño ser, quizás fruto de un amor, pero no por eso un amor descuidado. Sigo pensando que lo quiero castra, como coño no pensó en algo básico.

 

Tan solo me queda permanecer en la obscuridad, ser el mejor amigo del hombre al que ama y convertirme en uno para ella, en alguien en quien pueda confiar, en alguien en donde ella pueda encontrar un refugio.

 

Abrí los ojos, la noche ya había caído ya que el cuarto se encontraba en completas penumbras, me removí pero Bella estaba recostada prácticamente sobre mí, su mejilla se ceñía a mi pecho y sus manos se aferraban a mi torso, tenía una de sus piernas encima de las mías y por una extraña razón las mías la entrelazaban, trague en seco. Como me encantaría despertarme con esa imagen todos los días. Trate de ver su rostro entre la obscuridad.

 

- Enternecedora la imagen ¿No?

 

 Escuche no muy lejos la voz de Edward, me hubiera entrado un pánico hace unos meses, pero ahora ya no me provocaba nada, bese su frente y me deshice de nuestro abrazo, la acomode en la cama y me senté, recargue mis codos en mis rodillas y me sobe un poco las cienes, tenía unas endemoniadas ganas de levantarme y partirle la cara – otra vez – por estúpido – otra vez – escuche como suspiraba y luego el crujir del sillón que se encontraba al otro extremo de la habitación.

 

- Tengo que hablar contigo – los pasos que se dirigían a mí se detuvieron en seco, escuche una de sus muy conocidas sonrisas burlonas, el remolino de fuego que tenía dentro amenazaba con salir, pero no podía permitírmelo con ella dormida a muy poco de distancia.

 

Me puse de pie y sin intentar buscarlo en las penumbras me acerque a la puerta y la abrí sin mirar atrás, la sala estaba completamente iluminada, las cortinas de los grandes ventanales estaban abiertas dando una hermosa imagen de la ciudad.

 

- ¿ y bien?

 

Gire y vi como cerraba la puerta por la que anteriormente habíamos salido los dos, apreté uno de mis puños y luche por que mi estado más primitivo no me invadiera y lo estrellara en su cara.

 

- ¿Sabes lo que le pasa a Bella? 

- ¿A qué te refieres?

- Me han contado que ella ha tenido algunos problemas de salud, ¿Ya sabes de que se trata?

- No... ¿Te conto algo?

 - Eres un idiota... no lo puedo creer, lo tienes frente a ti y no te das cuenta.

 - ¡Déjate estupideces tú y habla!

 -Antes que todo hermano – me acerque a él, su mirada era fuerte y penetrante, nada que no hubiera visto antes, puse mi mano izquierda en su hombro y trate de controlarme – Esto es para el futuro padre – y no me controle... mi puño dio de lleno en su estómago, provocando que se doblara, intento tragar aire y no deje que callera al piso, lo sostuve por los hombros y lo enderece - ¡¿Por qué ella?! Si querías un heredero... hay cientos de mujerzuelas encantadas de dártelo.

- ¿Va a tener un bebe? – alcanzo a susurrar con el poco de aire que le quedaba

- No pendejo un Alíen... Claro que un bebé, tu hijo. – estaba molesto, mucho más de lo que debería a decir verdad. Lo empuje y me gire para caminar al pequeño bar, tome un caballito y me serví un tequila, el licor raspo mi garganta y l hizo frente al remolino de furia que traía dentro, respire hondo y me serví uno más.

- Hijo... mi hijo – No se por qué su reacción, su mirada, su estúpida sonrisa me exasperaban, tenía ganas de golpearlo hasta que quedara inconsciente - ¿Cómo te enteraste?

- Yo... 

- Emmett no... – ambos volteamos a la puerta de la habitación; hay estaba, tan pequeña y delicada, tenía una mono sobre su vientre y la otra se recargaba e la puerta, su cabello estaba algo alborotado y su mirada estaba cristalina.

 

Sentí un nudo en la garganta, era un sensación de esas en las que dices “La he cagado” y creo que era verdad. Me tome el  caballito, le di una  última mirada y pude ver que me sonreía, le regrese el gesto y camine a la salida... quería irme, manejar hasta algún bar, conocer a alguna chica y llevármela después a algún hotel, regresar a como era antes, pero ya nada era igual; ahora sabía lo que sentía por ella, lo que quería y lo que jamás podría conseguir. Llegue hasta mi auto y entre en el... no me iría tendría que cerciorarme de que estuviera bien.

 

 

 

Bella

 

En cuanto escuche unas boses salir de la habitación sabía que algo no estaba bien, primero la sonrisa burlona de Edward y después el tomo serio que utilizo Emmett para hablarle, en cuanto la luz que se colaba de la sala desapareció m e puse de pie y camine hasta la puerta y pegue mi oído.

 

- ¿y bien?

- ¿Sabes lo que le pasa a Bella?

- ¿A qué te refieres?

- Me han contado que ella ha tenido algunos problemas de salud, ¿Ya sabes de que se trata?

- No... ¿Te conto algo?

- Eres un idiota... no lo puedo creer, lo tienes frente a ti y no te das cuenta.

- ¡Déjate estupideces tú y habla!

-Antes que todo hermano – no escuche nada, mi corazón se encogió y... ¿Si lo sabía? – Esto es para el futuro padre ¡¿Por qué ella?! Si querías un heredero... hay cientos de mujerzuelas encantadas de dártelo.

 

Escuche su voz pero no alcance a descifrar lo que quiso decir, era débil

 

- No pendejo un Alíen... Claro que un bebé, tu hijo.  

 

Todo dejo de tener sentido para mí, me sentía mareada. Él lo sabía... ¡¿Cuál sería su reacción? Me arme del poco de valor que poseo y abrí la puerta Emmett estaba alado del pequeño bar del departamento y Edward estaba encorvado, sosteniéndose del sillón, no sabía lo que pasaba, todo me era tan confuso.

- Hijo... mi hijo

- Yo...

- Emmett no... – alcance a decir, antes de que terminara lo que me correspondía. Ambos me miraron asombrados, el enfado que afloraba en el rostro de Emmett se desvaneció enseguida y en Edward su rostro era hermético pero sus ojos... centelleaban como dos grandes estrellas. Dijo “Mi hijo” con esa simple palabra... él lo reconocía. Solo pude sentir la mirada de Fortachón sobre mí, le sonreía mientras el salía del departamento, esto ya había llegado muy lejos, tendría que ingeniármelas pero ya y contestar a todas las preguntas que Edward me hiciera.

 

La habitación estaba sola, solo el y yo, sentía ue el airee me faltaba cuando posos su mirada sobre mi.

- ¿Es verdad?... Voy a ser papá?

- Yo... Sí, estoy embarazada – las palabras salieron titubeantes, trague saliva y entrelace mis dedos

- ¿Desde cuándo lo sabes?

- Me entere hace unas semanas he intentado decírtelo... pero me daba miedo – levante la mirada y la suya era de acero puro y sus facciones eran rígidas, no pude sostenerla por mucho tiempo y volví a inclinarme

- ¿Por qué tenías miedo?

- ...

-Dime

- De que no quisieras al bebé, no sé pero tengo ese miedo, que no lo quieras y me intentes obligar a abortar – levante el rostro y mire en el suyo consternación – Y si es lo que quieres... estas equivocado te amo demasiado, pero también amo a lo que este bebé repre...

 

En menos de lo que pensaba acorto la distancia me tomo de los hombros y me beso profundamente, algunas lágrimas se deslizaron por mis mejillas y poco a poco cerré mis ojos, deslizo sus manos por mis brazos hasta que llego a mi caderas y me pego a él, subí mis manos a su cuello y me abrace a él. La falta de oxigeno me obligo a separarme, con su nariz delineo mis labios y luego beso mi frente

- Imagino a una pequeña Bellita, sonriente, de cabellos marrones y unas a adorables chapitas sonrosadas, pero... no voy a mentirte, tengo miedo

- ¿A que le temes?

- A no ser un buen padre, a que algo les pase... por  lo que me dedico. Me atemoriza.

- Siempre estaremos contigo

- Me lo prometes... – abrí los ojos y en su mirada encontré duda, le sonreí y deposite un caasto beso en la comisura de sus labios, cerré mis ojos cuando una de sus manos acaricio mi mejilla, para descender a mi cuello, bajar por en medio de mis senos y depositarse delicadamente en mi vientre.

 

Esa noche fue una de las mejores de mi vida, fue muy dulce y cuidadoso, no perdía oportunidad para besar mi vientre y murmurarle unas cuantas palabras que no lograba entender.

- ¿Por qué lloras? – se detuvo dejando ese silencioso vaivén de cadera, se inclinó hacia un lado y con una de sus manos limpio mis lágrimas, su respiración era errática y la mía no pintaba mejor, como pude le respondí.

- No... No te detengas – estire mi cuello y atrape sus labios; mis manos se aferraban a las sabanas de la cama  se movieron hasta llegar a sus brazos y atraerlo a mí – por favor

- Mi hermosa y pequeña mujer – susurro y reanudo sus envestidas.

Aquel remolino de sensaciones que se formaba cada que nuestros cuerpos se unían, amenazaba en estallar, recorrí con mis uñas toda su espalda, eleve mis piernas hasta sus caderas, aprisionándolo, solo para mí. Aquella sinfonía de gemidos y gruñidos era como fuego, que atentaba con prender la mecha de las sensaciones, aumento la velocidad y sentí como mi cuerpo se contraía en torno al suyo, coloco su frente contra la mía, le mantuve la mirada, s rostro era puro placer y extasías. Mi cuerpo convulsiono de un momento a otro, sin previo aviso, levante mi caderas para recibirlo por completo, atrape su labios y en medio de nuestro beso se perdió aquel potente gruido y luego sentí como su cálida esencia me envolvía por dentro, durante unos instantes se dejó caer encima mío. Aun entre mis pierna y en mi cuerpo se incorporó apoyándose en los codos

- Gracias por todo lo que me das, tu amor, tu cuerpo y ahora... una familia.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, las cuales se deslizaron incontrolablemente, me aferre a su cuello y lo abrace con todo el amor, la ternura y la pasión que tenía.

- Solo nos queda... disfrutar esa dulce espera.

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Se que meresco la decapitacion y todo eso... pero se los prometo no las volvere a avandonar... nunca... nos lemos pronto ((( espero)))

 

 

Capítulo 22: Cap. 4 No es cierto ¿Verdad? Capítulo 24: Cap. 6 El eclipse de una vida.

 
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