De niñera a Mamá. (+18)

Autor: caro508
Género: + 18
Fecha Creación: 06/11/2010
Fecha Actualización: 08/11/2010
Finalizado: SI
Votos: 12
Comentarios: 22
Visitas: 77463
Capítulos: 21

La vida de Bella Swan cambia radicalmente. En busca de trabajo como niñera, encuentra algo más.... una pequeña necesitada de amor. Luego de algunos sucesos ella comprende que no puede dejarla sola... donde comienza un nuevo desafío; encontrar al padre.


Hola, es mi primera vez que hago esto, esta historia no es mía, le pertenece a Pam3.C.S., yo solo la subo con su autorización, es una de  mis favoritas espero les guste...

Dis: "Los personajes son propiedad de Sthep. Meyer, tan solo  la historia es de Pam3.C.S."


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Capítulo 9:

Bella Pov

Compré mi boleto de avión sin siquiera oír lo que me decía la chica que me había atendido. Y me senté a esperar la salida de mi vuelo. Mientras esperaba, mi vista viajó por las personas que deambulaban sin preocupaciones aparentes. Algunos estaban sonrientes, otros ensimismados en sus pensamientos y los últimos, que al parecer era sólo yo. Lo único que deseaban era meter su cabeza bajo tierra y dejarla ahí, hasta ya no respirar.

Me encontraba de camino a Forks. Alice había sido enfática en aclararme que no podía quedarme con Fifi mientras tanto encontrara a su padre. Que eso me podría acarrear miles de problemas. Me acurruqué más en mi asiento si era eso posible ¿Cómo le iba a explicar a Fifi que debía separarme de ella? Ni yo misma podía pronunciar esas palabras, sin que la garganta se me cerrara como una planta carnívora que embauca su presa.

Cuando por fin mis pies se detuvieron frente a la casa de mi padre. Mi opresión en el pecho, parecía estarme rasgando de extremo a extremo el mismo. Iba a entrar, cuando mi teléfono detuvo mis pasos. Era Phil, y pensé si contestarle o no; estaba segura que querría enfatizar los puntos que Alice había expresado y no me sentía con ganas de oír como una maldita sentencia, que me quedaban horas solamente en compañía de Fifi.

- ¡Bella!.- levanté la cabeza bruscamente al escuchar esa hermosa vocecita

- Pequeña.- susurré conteniendo mis ganas de llorar. Abrí mis brazos y mi bebé corrió a refugiarse en ellos.

- ¡Te estañé!.- me repetía, mientras sus bracitos se alojaban como tenazas alrededor de mi cuello

- No hubo caso que se amistara con la R.- me informó divertido Jacob saliendo a recibirme

- ¡No. Puedo.!.- remarcó mi princesa cada palabra

- ¿Bella?

Levanté mi vista hacia Jacob que me miraba intrigado, y luego la desvié a esos hermosos ojos azul cielo que estaban a centímetros de mi cara que me miraban curiosos. Al parecer mi semblante hablaba a gritos que me sentía morir. Suspiré hondamente y esforcé mi mejor sonrisa. La cual se hizo más ancha cuando por acto reflejo mi bebé me mostró sus pocos dientecitos, con una sonrisa igual a la mía

- ¿No te volvedas a id?.- inconcientemente la estreché mas contra mi

- No.- susurré y miré a Jacob pidiendo ayuda. Me dolía tener que mentirle a mi pequeña

- ¡Ey! Sue está preparando un rico chocolate caliente ¡Vamos!.- invitó

Fifi movió impaciente sus piernitas y la bajé, para verla correr dentro de la casa, seguido de unas risas en el interior.

- Algo malo ha pasado ¿Verdad?.- inquirió Jacob mirándome preocupado. Asentí sin poder hablar.- ¿Qué es?.- indagó acercándose a mi y poniendo sus enormes manos en mis hombros

- T-tengo que…llevarla. N-no puedo quedarme con…ella.- farfulle

- ¡Uf! Creo que no serás tu solamente la que tenga esa cara cuando ella se vaya.- afirmó. Lo miré ceñuda, sin entender.- Lo comprobarás tu misma

Entramos a la casa y quedé con la boca abierta al ver la escena frente a mis ojos. Charlie y Sue estaban sentados, casi encima de mi bebé. La que muy alegremente, se balanceaba en las piernas de mi padre, mientras los dos adultos untaban galletas en el tazón con chocolate y le daban de comer como si de un bebé de meses se tratara. Sue, levantó su vista y me sonrió, para luego volver la atención a mi pequeña que cada tanto les regalaba un beso en la mejilla de cada uno

- ¿Lo ves?.- Jacob golpeó ligeramente mi hombro, indicándome con su barbilla la escena

- Lo veo.- susurré encandilada

Me acerqué a la mesa y saludé a cada uno. Me causó gracia que Charlie apenas besó mi cara, se volteó para seguir con su labor con mi bebé. Recordé hacía pocos días atrás, cuando estaba tan enojado por que Fifi se quedaría. Podía apostar que si ahora le pidiera lo mismo, sería el primero en saltar como niño pequeño de alegría. Más eso ya no sería posible…y de sólo recordarlo mi piel se erizaba y mis ojos empezaban su labor de hormigueo.

- ¡Fifi!.- se escucharon gritos desde la sala

Mi pequeña de un brinco estaba en el piso corriendo en dirección a su llamado. Y de pronto, dos torbellinos aparecieron por una puerta para chocar directamente con mi bebé. Hice el amago de socorrerla, pensando que se había dañado, pero cuando sus risas resonaron por toda la casa…suspiré aliviada.

- ¿Cómo les fue?.- preguntó Fifi animada a Seth y Leah

- ¡Bien!.- canturrearon los dos.- ¡Tenemos que pintar!.- agregó solemne Seth. A lo que Fifi optó su mejor cara de seriedad y asintió

- Yo te ayudo.- ofreció, como si fuera una experta. Reí ante la panorámica

- Pelotita se ha convertido en la ayudante número uno de esos dos.- apuntó Jake

- ¿Pelotita?.- pregunté divertida

- ¡Si vieras como come esa niña! En una par de años no bajará caminando las escaleras. Rodará por ellas.- bromeó

- Eso es ser una niña sana.- defendió Sue.- Así hubiera querido un hijo yo. Que no se enfurruñara cada vez que tiene un plato de verduras delante.- los tres chicos arrugaron la nariz

¿Y como no? Pensé. Si la bruja le daba de comer verduras todo el tiempo ¡Claro! Para que no engordara un céntimo, y poder luego… ¡Grr! ¡Que rabia!... Pero luego recordé las palabras de Jake y la pena volvió "en un par de años". En un par de años, ni ella sabría de mí, ni yo de ella. No pude evitar el sollozo que se escapó de mis labios

- ¿Bella? ¿Qué ocurre?.- se acercó presurosa Sue

- N-nada.- contesté a duras penas

- Jake. Lleva a los niños arriba.- apremió. Tomó mi mano y me guió a una silla

- ¡Enanos!.- escuché a Jake que gritaba.- ¡Vamos arriba por las tareas y luego maratón de películas!.- todos gritaron emocionados y sentí los pasos escaleras arribas.- ¿Dónde vas?.- oí a Jake nuevamente. Y en forma rápida sequé las lágrimas que habían escapado de mis ojos. A tiempo para cuando mi pequeña llegó a mi lado

- ¿Vamos Bella?.- preguntó tomando mi mano en la suya

- Bella irá enseguida Pelusa.- contestó Charlie por mí. Y no pude evitar reír con nostalgia, al parecer todos le habían puesto un apodo a mi bebé

- Tengo el estómago vacío bebé.- me sobé la panza para darle mas realismo.- Pero subo en cuanto termine de comer el rico chocolate de Sue

Ella sonrió en respuesta y me dio un exquisito beso antes de tomar la mano de Jake y subir las escaleras…

Ese fue mi momento para soltar todo lo que tenía dentro. Me acurruqué en el regazo de Sue y lloré como una niña pequeña. Nadie dijo nada, sólo sentía las cálidas manos de Sue acariciar una y otra vez mi cabello, reconfortándome. Y poco después, las grandes y surcadas manos de mi padre en mi espalda…

- Bella.- llamó mi padre despacio

Me levanté del regazo de Sue sollozando amargamente. Mi padre tenía una expresión triste en el rostro, pero más aun se notaba contrariada. Sequé mi cara y me dispuse a contarles lo que me tenía en este estado

- D-debo…debo…llevarme a…Fifi.- mi voz volvió a quebrarse en el nombre de mi bebé

- Podría quedarse un tiempo más.- propuso con un brillo especial en sus ojos.- La…- carraspeó para aclarar su garganta.- No se porta mal, y ayuda a mantenernos a todo a raya.- expuso con una sonrisa

- La abogada dice…que debo entregarla a las autoridades.- expliqué.- Que al no haber familiares que reclamen su custodia…ella deberá estar en un hogar

- Bella. Esto era una posibilidad.- trascendió Sue delicadamente

- ¿No se puede hacer nada?.- cuestionó Charlie, ante mi sorpresa

- Creo que no.- me sorbí la nariz

- Bueno…Puedes ir a verla de vez en cuando. Nosotros mismo podríamos ir a visitarla.- intentó animar Sue

- Me…han dicho que no.-

Nos quedamos los tres en un silencio absoluto. Charlie se acercó a la ventana y se quedó allí, observando con la mirada totalmente perdida en el paisaje que se mostraba fuera. Un paisaje que al parecer reflejaba nuestros estados de ánimo.

- ¿Cuán…cuándo se irán?.- preguntó de pronto

- Mañana por la mañana.-

- Bien.- declaró de pronto, volteándose nuevamente.- Entonces prepararemos algo

- ¡Haré un rico pastel!.- lo secundó Sue tratando de sonar alegre. Comenzando su carrera en la cocina

Quise decirles que no era necesario, pero al mismo tiempo pensé en que mi bebé merecía irse feliz. Y aunque sintiera que estaba traicionando la promesa que le había hecho, al menos esperaba que cuando me recordara con rabia por haberla dejado…por lo menos una pequeña sonrisa surcara su hermosa carita…aunque no pudiera verla directamente.

La tarde transcurrió en un agradable y jovial ambiente en lo que cabía. Leah, Seth y mi pequeña. Ajenos a todo lo que pasaba y a la verdadera razón de la mini-celebración de las cual estaban siendo participes, irradiaban felicidad. Jacob, mi padre y Sue, por otro lado, estaban aparentando estar igual de dichosos que todos los demás. Pero la realidad, distaba mucho de ser una celebración. Era el disfraz, de la verdadera razón por la que comíamos pastel. Era la despedida de mi bebé…

La noche calló y cada uno fue a sus habitaciones. Mi pequeña y yo nos acurrucamos bajo las mantas. Era una noche helada, así que mi bebé estaba pegada como una segunda piel a mí. Me preguntó por su tía Angie y tío Ben. Comentaba todo lo que había hecho estos tres días. Al parecer, mi padre había dejado su trabajo de lado, porque cada cosa que mi bebé contaba. Charlie era el primero en salir en la lista.

- Me gusta estad aquí, pedo también me gusta tu casita Bella.- comentó de la nada. Un golpe parecía haber sido recibido en mi estómago

- Fifi.- acaricié su mejilla.- Quizás…no podamos ir a casa.- comencé. Teniendo que controlar mi respiración

- ¿No?.- preguntó levantando su carita para verme. Negué sin hablar.- Bueno…- se quedó pensativa.- Entonces no impodta.- encogió sus pequeños hombros

- ¿Por qué no importa?.- cuestioné con sorpresa

- Donde estemos, no impodta. Lo que si, es que estemos juntitas.- y se abrazó más a mí

No dije más. No porque no tuviera nada que decir, sino que el llanto que había tratado de obstaculizar, arribó de la misma forma en que la tormenta se dejó caer fuera… Las cálidas lágrimas recorrían de mis ojos a la punta de mi nariz, saltando al resplandeciente cabello de mi bebé…

Intente dormir, pero era imposible. Arropé a Fifi y me levanté. Bajé las escaleras intentando no hacer ruido, no quería tener a todo el mundo compartiendo mi insomnio y, por otro lado, necesitaba estar sola para desahogarme con tranquilidad. La tormenta seguía azotando fuertemente y me vi acompañándola muy luego.

Me senté frente a la ventana, poniendo mis codos sobre mis rodillas y tapando mis ojos, me derrumbe. El rugido de los truenos, era mi aliado cuando los sollozos más fuertes, se escapaban de mi boca… Mil ideas habían pasado por mi cabeza estos días, pero al final terminaba por entender, que ninguna era viable.

Nunca me había imaginado como madre. Lo veía lejano un tiempo atrás. En cambio ahora me sentía segura y confiada en hacerlo bien, si me dieran la oportunidad. Visualicé a mi Fifi en mi mente ¡La sentía parte mía!... Y ahora…me tendría que alejar de ella. Tendría que dejarla, así mismo como su madre la había dejado todos estos años ¡No quería hacerlo! ¡No podía hacerlo! Esa bebé se había convertido en la luz de mi vida. Y sin esa luz…yo vagaría por la oscuridad toda mi vida. Ahora lo comprendía…yo no podía estar sin ella. En tan poco tiempo, mi pequeña se había tatuado a fuego en mi piel, en mi alma y mi corazón ¡La amaba!

- ¿Estás bien?.- di un respingo al oír a mi padre a mis espaldas y en la obscuridad

- No podía dormir.- susurré.- Y no quise incomodar a Fifi y a nadie. Lamento si te desperté

- Estaba despierto.- admitió, sentándose a mi lado.- Creo que la mayoría lo estamos

- ¿Por qué dices eso?.- me volví hacia él

- Jacob fue a la habitación a decir que saldría. Sue esta rezando desde que se acostó. Y yo estaba como león dando vueltas en la cama, sin poder pegar un ojo.- sonreímos con tristeza

Nos quedamos unos minutos en silencio. El único ruido que se oía, era el proveniente del repiqueteo de la lluvia.

- ¿Te sientes preparada para dejarla?.- no había necesidad de preguntar sobre quién hablaba

- No.- dije en un hilo de voz

- Es una pequeña adorable.- sonrió con nostalgia.- Yo tampoco…estoy preparado.- lo miré detenidamente.- Cuando tu eras pequeña…yo vivía abocado al trabajo y era poco el tiempo que tenía para estar contigo…

Recordaba a la perfección su comentario. Casi nunca lo veía de pequeña. Cuando llegaba a casa, yo siempre estaba dormida. A pesar que cada noche intentaba con todas mis fuerzas esperarlo despierta. Y por las mañanas, siempre se iba antes que despertara. Sólo los fines de semana, eran un poco diferentes. Y todo esto, se acrecentó cuando mis padres se separaron. Mi padre volcó su pena y frustración, cien por ciento a su trabajo. Fue ahí, donde me convertí una adulta en miniatura…

- Sé que cometí errores hija.- tomó mi hombro en su mano.- Sé que…cuando Seth llegó, tú sentiste que hubo un cambio en mí.- mis ojos volvieron a aguarse.- Pero…no es porque el amor por ti sea menos.- explicó con su voz quebrada.- Tú eres mi orgullo. Eres mi tesoro más grande Bella. Pero cometí errores contigo…errores que no quise volver a realizar

- Nunca me he sentido celosa de Seth.- dije con convicción.- Lo amo con todo mi corazón

- Porque eres una persona maravillosa hija.- me sonrió.- Lo que estás haciendo por esa niña.- indicó hacia el segundo piso.- Es una prueba fehaciente de la hermosa mujer que eres

- Adoro a esa niña…papá.- me tiré a sus brazos como una bebé. Mi padre me recibió y comenzó a susurrar palabras de aliento

- Ella me recuerda a ti.- bisbiseo. Acariciando mi espalda.- Quizás…por eso me he encariñado con ella en estos cortos días…He aprovechado a esa pequeña, lo que debería haber hecho con mi propia sangre… Tu madre y yo…no somos mejores padres que esa mujer…

- No…papá…- dije entre sollozos.- Tú…eres mi héroe…

No sé cuanto rato pasó. Pero poco a poco mis ojos se fueron cerrando, mientras oía como mi padre me pedía perdón por no haber estado para mí cuando lo necesitaba.

Desperté con la boca seca, un enorme dolor de cabeza y con el cuerpo adolorido. Sentía calor sofocante por todo el cuerpo, pero parecía ser con mayor intensidad en mi cabeza. Unos pequeños toques fríos de manitas pequeñas me despertaron bien. Abrí mis ojos y enfoqué mi vista en el cuerpito de mi bebé. Fruncí el seño al verla de pié con su manitas sobre los vidrios de la ventana… Se volteó y corrió hasta donde estaba yo y puso nuevamente sus manitas en mi frente…

- Bella.- me regaló en besito en mi nariz

- Hola bebé.- mi garganta ardió por el dolor que me provocó hablar

- No tienes que hablad.- negó con su dedito.- Estas enfedma

- ¿Enferma?.- intenté incorporarme, pero sentí como si todos mis huesos se rompieran

- ¿Despertó la Bella Durmiente?.- Sue ingresó con sus manos llenas de cosas.- ¿Cómo te sientes Bella?.- preguntó, poniendo su mano en mi frente

- C-como…si un camión me hubiera pasado por encima.- dije con mi voz estrangulada

- Haz estado ardiendo en fiebre desde las siete de la mañana hija. Es normal que te sientas así.- repetí las palabras de Sue en mi cabeza…

- ¿Desde que hora? ¿Y que hora es?.- luego de eso me vino un ataque de tos infernal

- Respira. Tienes que estar tranquila. Son las dos de la tarde.- abrí mis ojos desmesuradamente

- Pero…- iba a decir que tenía que llevar a Fifi con Alice. Lo que me arrepentí al verla nuevamente con sus manitas en el vidrio

- No podrás viajar hasta que te mejores.- me cortó Sue. Asentí. La verdad es que no me sentía ni como para bajar las escaleras

- Yo sede tu enfedmeda.- me sonrió mi bebé

- ¡Oh, si!.- apoyó Sue.- Y…¿Bella?.- giré mi rostro hacia ella.- Por algo pasan las cosas.- sonrió y salió

Quedé con mi mirada fija hacia la puerta. Y mi mente procesando las palabras de Sue "Por algo pasan las cosas". Era cierto. Miré sonriente a mi bebé, que se recostó y puso su cabecita sobre mi estómago. Acaricié su suave cabello…

- Fifi.- dije de pronto.- No deberías estar aquí. Estoy enferma y puedo contagiarte.- traté de levantarla, pero ella se aferró a mis piernas como una lapita y negó con su cabecita, moviendo sus coletas a todos lados

- Mamá Sue me dio agüitas para no enfedmadme.- se volvió a acomodar sobre mi estómago.- Y yo no me voy a id. Tu dijiste que nunca me ibas a dejad. Yo tampoco.

La miré un buen rato, mientras ella con su manita trazaba círculos en mi estómago y con su otra mano jugueteaba con la mía. Confiaba en Dios. Y si me había mandado esta enfermedad, solo esperaba que fuera por algo. Y ese algo tuviera que ver con mi bebé… Los milagros existían. Yo tenía uno de ojos azul cielo hipnotizantes y cabellos de oro frente a mí. Esperaba que siguiéramos bendecidas. Siempre…

Tres horribles días pasé en cama. Mi enfermera particular nunca se separó de mi lado y estaba constantemente preguntándome si necesitaba algo. Sin embargo, lo único que necesitaba nunca llegó. Y mañana partiríamos de vuelta… Mañana sería el día, el maldito día que creí se borraría por algún milagro. Pero nunca pasó.

Alice había entendido que no estaba en condiciones de viajar. Pero me había vuelto a recalcar que quisiera o no, debía entregar a Fifi. Que era lo correcto y lo mejor. También me había mencionado, que del supuesto padre de Fifi no había noticias aún. Y eso me ponía peor.

- ¿Estás mejor?.- preguntó Charlie. Miró hacia mi lado y se encogió de hombros. Fifi dormía placidamente

- Si, lo estoy.- acaricié la cabeza de mi niña

- Tu madre llamó para preguntar por ti, pero no quise despertarlas.- informó.- Al parecer el virus que te atacó, anda por todos lados

- ¿Por qué? ¿Está enferma?

- Ella no. Pero Helena se contagió de un resfrío demasiado fuerte y está hospitalizada

- ¡¿Qué?.- grité y me reprendí de inmediato al ver removerse a Fifi

- Tranquila y silencio.- me regañó.- Helena está bien. Le bajaron la fiebre y sólo le queda un tanto de tos

- La voy a llamar.- me erguí a tomar mi móvil

- Llama a sus móviles. No están en casa. Fue asi como se contagió Helena. Phil tuvo que viajar por trabajo, así que ellas le acompañaron.- indicó.- Quizás el cambio de temperatura

- Es lo más probable.- dije, mientras escuchaba el tono de marcado

- ¿Bella? ¿Cómo estas?.- respondió atolondrada mi madre

- Hola mamá. Estoy bien.- dije sonriendo.- ¿Cómo está Helena?

- Igual que tú.- suspiró.- Dándome sustos tremendos ¿Estas segura que estás bien?

- Sí mamá.- respondí como cuando era pequeña.- ¿Helena aún está hospitalizada?

- Si. Pero es sólo por precaución.- comentó.- Está feliz de la vida con un médico joven que me recuerda tanto a Patch Adams.- sonreí ante la imagen

- Es bueno que hayan médicos así.- miré a mi bebé durmiente.- Los niños lo agradecen

- Además…es bastante guapo.- susurró divertida. Me imaginaba que Phil estaría por allí.- Eso es un buen remedio también para las madres.- rodé los ojos por su comentario

- ¿Acaso Phil tiene competencia?.- bromee

- Podría.- cortó abruptamente su diálogo. De seguro alguien había interrumpido su sarta de piropos.- ¡Oh Bella! El Doctor McCarty, es un muy buen profesional

Salté de la cama sin importarme nada. Miré con ojos desorbitados a Charlie, quién me observaba como si tuviera tres ojos. Mi madre había dicho McCarty ¡McCarty! ¡Ese era el apellido que esa mujer había dado! Mi padre iba a decir algo, pero con un gesto de mano, le pedí que se guardara lo que fuera que quisiera hablar.

- ¡Mamá!.- la llamé desesperada.- ¡Mamá!

- ¿Qué pasa Bella? Aun estoy aquí

- ¿C-como dijiste que…- tragué en seco.- se llamaba el…Doctor?

- McCarty.- repitió como bien había oído.- Bella. Es un amor, creo que podría ser un buen part-

- ¡Quiero el nombre!.- la corté.- ¡Como es! ¿Dónde estas?

Inconcientemente empecé a sacar todas mis pertenencias y tirarlas en mi bolsa. Mi madre estaba hablando algo del otro lado. Por lo que oí, preguntaba los datos del Doctor.

- Bien. Tengo malas noticias.- mi corazón latió como loco ¿A qué se refería?.- Está absolutamente comprometido.- quise gritarle por la estupidez que estaba hablando

- ¡Mamá!.- rechiné los dientes.- ¡Responde lo que te pregunté!

- Ok. Ok. ¡Uf! Que genio.- mascullo.- Es alto, musculoso, pelo negro….- con cara característica que daba, sentía mi pulso más acelerado.- …Emmet McCarty

Dejé de respirar. Mi cuerpo se congeló y creí haber muerto y resucitado en un minuto. Sentí a Charlie sacudirme. Y de un momento a otro mis ojos comenzaron su labor habitual, llorar

- ¿Bella? ¿Me escuchas?.- borboteaba mi madre

- ¡Mamá! ¿Dónde estás?.- demandé jadeante

- California. Específicamente en el Hospital del mismo nombre.- colgué in situ

Corrí por mi habitación tirando todo. Olvidé mi convalecencia y más aun los dolores de cuerpo que aun me aquejaban, luego de la alta fiebre con la que había estado estos días. Mi padre estaba de pié frente a mí. Veía sus labios gesticular, pero no prestaba atención a lo que intentaba decir. Cundo tuve la pequeña maleta preparada, detuve mi deambular enajenado. Voltee a ver a mi padre…

- Dime que la fiebre no ha hecho añicos tu cerebro ¿Por favor?.- pidió observándome preocupado

- Tengo el paradero del papá de Fifi.- dije sin rodeos. Su cara pasó por todas las emociones posibles

- ¿D-donde? ¿Q-quien?.- balbuceaba aturdido

- No sé. Esto es un milagro papá.- chillé emocionada.- Sue tenía razón ¡Todo pasa por algo!

- Pero… ¿Estás segura que es él?

- Esa mujer lo dijo.- no quise pensar negativo.- Tengo que ir allí. Tenemos que ir.- apunté a mi bebé que aun dormía

- Ok.- luego quedó pensando.- Pero no irás sola. Jacob te acompañará

Las despedidas fueron menos agridulces de lo que pensé primeramente que serían. Había un sentimiento de esperanza enorme. Y rogaba a Dios que todo saliera bien. Que esta vez, así mismo como en los cuentos de princesas, la mía tuviera su final feliz.

- ¿Dónde vamos Bella?.- preguntó mi bebé que iba feliz sentada en mis piernas

- Tengo que ir hacer unos trámites mi amor.-

- ¿Bella?.- susurró Jacob para que me acercara a él.- ¿No crees que primero deberías hablar tu con el?.- musito bajo.- Digo. Antes de ver a su supuesta primogénita

Bajamos del taxi. Mi cuerpo aun sentía molestias por el viaje. Además unido a mi resfrío no sanado al ciento por ciento ¡Me sentía fatal! Pero eso no menguaba mi ansiedad y más aun mi nerviosismo. Miré el Hospital frente a mi en forma detenida. Me parecía mentira que por fin, la solución estuviera a unos pasos de mí… Sin embargo, el miedo comenzó a corroer mi cuerpo ¿Y si la mujer había mentido? ¿Si el no era nadie? O peor aun… ¿ÉL querría hacerse caso de mi pequeña?

¿Me alejaría de ella?

Sí, esa pregunta rondaba mi cabeza a cada instante. Al entregarla a su verdadero padre, al menos, pensaba en tener una mínima posibilidad de verla. Aunque fuera una vez cada año… No así en un Orfanato. Ahí, perdería toda esperanza… Quizás era ilusa, pero mi única razón…era la Fé…

- ¿Po`qué estamos en el hospital?.- curioseo mi pequeña mirando asustada el lugar.

- Tranquila bebé. Yo soy la que tengo que venir.- abrió sus hermosos ojos atónita

- ¿Todavía estas enfedmita Bella?.- se aferró a mi.- ¿Te sientes mal?

- No mi amor.- la tomé en brazos.- Mi hermanita está aquí…Y…- preferí reservarme cualquier otro comentario.-…Tengo que venir a verla. Tú te quedarás con Jacob ¿Bien?

- Bien.- bajo de mis brazos y corrió donde Jake

- Deséame suerte.- le pedí a Jake. Él sólo elevó sus pulgares y sonrió infundiéndome valor

Cada paso que daba, sentía como si las piernas me fueran a fallar. No sabía muy bien como abordaría el tema. Tampoco había querido llamar a Alice, pues su respuesta hubiese sido clara "No hagas nada". Y yo no podía dejar de actuar. No ahora que veía la posibilidad de que mi pequeña por fin tuviera a alguien que le diera un futuro mejor.

Cuando estuve frente a la habitación de Helena, mi cuerpo se estremeció ¡Era ahora o nunca!

Abrí la puerta y mi respiración pasó de errática a jadeante. Junto a mi madre, un hombre alto y musculoso, vestido con una bata infantil y nariz de payaso hablaba animadamente. Me acerqué sin que notaran mi presencia. Me dediqué a observarlo, pero no veía ninguna similitud con mi Fifi… Sus ojos de un momento a otro se posaron en mi

- Buenas.- saludó cortésmente.

- ¡Oh Bella! Doctor, ella es mi hija mayor ¿Cuándo haz llegado?.- siguió mi madre parloteando, pero mi vista estaba clavada en el hombre frente a mi

- Hace unos minutos.- contesté ausente.- Bella Swan.- extendí mi mano hacia él.- ¿Usted es…?.- dejé inconclusa mi frase. Y comencé a sentir el martilleo de mis latidos en mis oídos

- Cameron. Soy el Doctor Elliot Cameron.- saludó, y mi mano que antes era estrechada por él cayó sin vida a mi lado

- ¿Cameron?.- repetí entre desanimada y atolondrada.- ¿No es usted McCarty?.- mi madre soltó unas risitas y el hombre me miró enarcando una ceja

- McCarty es residente.- explicó.- El solamente es observador en estos momentos.- hizo un además.- Permiso.- y se retiró

- Así que…el Doctor McCarty ¿Eh?.- consultó mi madre con risitas tontas

- No es lo que te imaginas.- dije al fin, saliendo de mi trance y decepción

- Lo que digas.- rodé los ojos por su actitud.- ¿Cómo está la pequeña?.- inquirí acercándome a la cama donde descansaba Helena

- Está de alta. Nos la podemos llevar hoy mismo.- asentí

Minutos más tarde hizo su ingreso Phil. Mi madre y hermana estaban listas para abandonar el hospital. Y yo intentaba mostrar mi mejor sonrisa, pero lo cierto era que lo menos que recorría en mí en este momento, era felicidad. Caminé tras ellos por el pasillo. Miraba a todos lados ¡Como si supiera exactamente quien era él!

Caminaba tan absorta por los pasillos, que cuando observé delante de mí. Phil, mi madre y Helena no estaban en mi campo de visión. Giré mi cabeza hacia todos lados y sin resultados, salí disparada por una puerta… Dando de lleno contra una pared. O al menos eso creí

- Lo siento. No te vi.- se disculpó la pared con patas

- No te preocupes.- respondí acariciando mi brazo.- Iba distraída

- Deberías fijarte.- comentó. Y lo miré con mi mejor cara de odio. Lo que hizo aparecer una enorme sonrisa en mi contrincante.- ¡Ey! Podría haberte matado. Soy un oso, en comparación contigo.- rió. En cambio yo no encontré nada divertido en su comentario

- Lo que digas.- masculle entre dientes.- Permiso

- Adelante.- hizo una reverencia con su brazo. Puse mis ojos en blanco y seguí mi camino. Más no avancé mucho…

...

- ¡Emmet!.- al oír ese rugido tras de mi, me voltee en automático

Una chica rubia, de aspecto que dejaría a la Miss Universo con la boca abierta. Estaba regañando al hombre…¿Con el que había chocado? ¡Oh Dios mío! ¡Era él! Destrabé mis pies de la tierra y aunque sabía que me sacarían a patadas de este recinto por correr como una loca de remate por el pasillo, lo hice.

- ¡Ey, tú!.- le grité cuando estuve casi a su alcance

- ¿Yo?.- se indicó cuando volteó a mi grito.- Pero si eres la chica esquelética que casi maté. Mira bebé, era ella.- bufé por su comentario. No obstante, lo que me traía a él era más importante que pelear por mi apariencia

- ¡Tú…!.- lo volví apuntar cuando llegué a su lado. Más el aire no llegaba a mis pulmones

- ¿Quién eres?.- cuestionó la rubia. Inspiré fuerte y hablé

- Soy Bella Swan.- dirigí mi mirada al chico.- ¿Te llamas Emmet?

- Eh…¿Sí?.- estaba con una duda ¿Era él o yo, la que tenía dudas sobre su identidad?

Lo miré con una cela alzada. Y él parecía tener un debate interno, pues alternaba su fijación entre la rubia y yo. La que a su vez me estaba taladrando con esos ojos azules, tan parecidos a mi bebé ¡Mi bebé!

- Eres Emmet McCarty ¿Si o No?.- cuestioné acuciante

- ¡Claro que es Emmet McCarty! ¡¿Quién eres ?.- bramó la rubia hacia mí

- ¡Oh!.- jadee de la emoción ¡Era él! ¡Dios! ¡Era él!.- ¡Te encontré!.- chillé, atrayendo miradas de todos lados

- ¡¿Qué?.- gritaron al unísono la rubia y el papá de mi bebé

- ¡Eres tú!.- seguí con mis expresiones exasperantes para los demás. Sin embargo, yo estaba que no cabía más de felicidad

Por la emoción reinante que me embargaba. No pensé en mis acciones. Y de un momento a otro estaba colgada-literalmente-del cuello del chico….Y al otro, saludaba el frío piso del Hospital con mis partes bajas. Miré hacia arriba y la asesina ojeada que me brindaba la rubia, me dejó en claro que gracias a ella estaba sentada en el piso

- ¡¿Qué mierda te pasa?.- me gritó acercándose a mí

- Bebe. Tranquila.- susurró el chico, tomándola por la cintura.- ¡Ouch!.- se quejó de pronto y llevó sus manos a su estómago. La chica le había propinado un contundente golpe

- ¡No me digas lo que tengo que hacer!.- le increpó.- ¡Y ahora explícame! ¡¿Quién jodidos es esta?.- preguntó encolerizada apuntándome

- ¡No lo sé!.- le respondió el, con tono desesperado. Me miró perdido en serie- ¿Quién eres? Bueno, sé que eres la chica que casi maté. Pero no tienes que agradecerlo tanto.- decía, mientras seguía acariciando su estómago.

Decidí que era tiempo de intervenir. Al parecer las cosas estaban yéndose por otros caminos. Me levanté con toda la dignidad que tenía y bajo todas las miradas curiosas que se apostaban a nuestro alrededor.

- No soy nada de él y tampoco estoy agradeciendo la salvación de una supuesta casi muerte.- rodé mis ojos. Y me puse seria.- He viajado hasta aquí porque necesito hablar contigo.- lo señale. Y antes que me interrumpieran, hablé nuevamente.- Tengo noticias que darte. Y también debo preguntarte cosas…Sobre Victoria Harrison

Y esa fue mi respuesta sin palabras de su parte. Su cara pasó de una confusión total a una pequeña fracción de pensamiento absoluto. Para luego observarme con el rostro inyectado en terror… ¡Conocía a Victoria! ¡Sabía de la bruja!… Y estaba completamente segura, que se conocían mucho más de lo que imaginaba… Y muchísimo más, de lo que le gustaría a la rubia. Y lo que a él, le gustaría que ella supiera… ¡Era él!

...

Continuará...

 

Capítulo 8: Capítulo 10:

 
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