De niñera a Mamá. (+18)

Autor: caro508
Género: + 18
Fecha Creación: 06/11/2010
Fecha Actualización: 08/11/2010
Finalizado: SI
Votos: 12
Comentarios: 22
Visitas: 77458
Capítulos: 21

La vida de Bella Swan cambia radicalmente. En busca de trabajo como niñera, encuentra algo más.... una pequeña necesitada de amor. Luego de algunos sucesos ella comprende que no puede dejarla sola... donde comienza un nuevo desafío; encontrar al padre.


Hola, es mi primera vez que hago esto, esta historia no es mía, le pertenece a Pam3.C.S., yo solo la subo con su autorización, es una de  mis favoritas espero les guste...

Dis: "Los personajes son propiedad de Sthep. Meyer, tan solo  la historia es de Pam3.C.S."


+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 18:

Bella  Pov

- Bella.- llamó en un susurro Edward

No lo miré y no miré a nadie. Solté la mano que Edward me tenía sujeta y salí de esa habitación al exterior. Sabía que había llegado lejos con mi comentario y que mi padre estaba dolido por él, pero a mi me dolía que pensara siempre que cometería los mismos errores que ellos… Había oído alguna vez que ellos habían tenido que casarse porque mamá estaba embarazada, pero yo no sería igual… Los tiempos habían cambiado… Y nosotros no estábamos tomando decisiones obligadas…

- Nunca me he arrepentido de haberme casado con tu madre…- me giré lentamente al oír a mi padre.- Y menos, haberlo hecho para que nadie pudiera hablar mal de ella

- Papá…- levantó su mano para silenciarme

- Nuestro matrimonio no fue obligado por alguien. Fue por nosotros mismos, pero nunca dudes de la existencia de amor…- me miró fijamente.- Y de ese amor naciste tú.

- Lo sé papá

- Siempre vas a ser mi pequeña. Sólo tú y Seth han sido mi creación. Mi mejor y mayor creación y sería capaz de dar mi vida por no verlos sufrir

- Papá.- me acerqué y tomé sus manos.- Entiendo tus preocupaciones, pero es la ley de la vida… No siempre podrás estar ahí para nosotros. Y tendremos que aprender a vivir y a enfrentarnos a lo que nos depare el destino por nosotros mismos

- ¿Por qué no esperas un tiempo más, hija? ¿Por qué no esperas que el tiempo te diga lo que hacer?

- Porque estoy lista ahora papá.- respondí segura.- Quiero a Edward y a Estefanía en mi vida… Estoy amando ahora, y quiero hacerlo bien…

Respiró profundamente y supe que esta batalla la había ganado… Me miró y tomó de mis hombros hasta tenerme aprisionada en sus brazos. Observé por sobre él como Edward y Sue no perdían detalle de nosotros a través de la ventana. Estaba segura de querer esto y segura del paso que estaba dando… El tiempo diría si había errado, pero algo en la mirada de Edward, me hacía creer que eso nunca pasaría…

..

- Quiero que vengas a verme a mi casa para que juguemos con Tiger y mi perrito.- volvió a repetir Fifi a Seth. Y Edward volvió a poner esa mueca graciosa al oír a Tiger

- ¿Quién es Tiger, pelusita?.- cuestionó Charlie con tono de maldad

- Es mi mejor amigo y será el hijo de Tía Ang y Tío Ben.- contó ella emocionada

- Así que tú mejor amigo ¡Wow! Estás creciendo rápido pelusita. Tu papá ni cuenta se dará cuando lleves a tu primer novio.- Edward gruñó y Charlie siguió riendo a sus expensas

- Parecen dos niños pequeños.- los regañó Sue.- Y al parecer, también te tocará lidiar con un sobre protector Bella.- rodó sus ojos

- Me temo que sí.- gimotee. Y Edward me miró feo

- Mi hija es aun una bebé, y lo seguirá siendo hasta que tenga 30.- exclamó orgulloso él de su analogía

- Réstale unos 15 años Cullen.- se carcajeó Jacob.- Porque tu hija es más sociable que tú y Bella juntos.- y apuntó con su barbilla

Seth y Fifi se habían alejado de nuestro lado y estaban fascinados conversando con 2 niños más que escuchaban atentos y embobados alguna cosa que mi pequeña relataba. Uno de los niños se le acercó y tomó uno de sus rizos entre sus dedos… Y Edward explotó

- Ok, el viaje nos espera y no quiero convertirme en un asesino de infantes ¡Estefanía!

- Adiós.- nos despedimos de todos

Edward tomó a mi pequeña y se la puso al hombro sin esperar que se despidiera de sus amiguitos. Sue, Charlie, Jacob, Leah y Seth observaban doblados de la risa la actitud de Edward. Y yo, era arrastrada por él a través de los pasillos.

- Estoy pensando seriamente en enviarte a un colegio de monjas hasta tus 18 años.- le expuso. Puse mis ojos en blanco y Estefanía miraba sin entender las palabras de su padre

- ¿Irá conmigo Tiger?.- preguntó y Edward vio rojo

Llegamos a casa y Edward se arrulló en el sofá para dormir. Estaba realmente agotado y yo también, pero otra personita tenía claras intensiones de lo que menos haríamos, era dormir aunque fueran unas horas.

- Extraño a mi perrito.- se sentó con sus piernas al estilo indio frente a Edward

- Si amor, lo iremos a buscar mañana.- habló él con sus ojos cerrados

- Y el también me extraña a mí.- siguió ella. Yo los observaba del otro sofá y me reía disimuladamente

- Estoy seguro que sí princesa.- la voz de Edward era casa vez más un susurro

- Si yo estuviera en otro lado tantos días sin verte, me gustaría que fueras ahora mismo a buscarme.- tape mi boca para evitar una carcajada. Mi pequeña era una chantajista

- Y yo haría lo mismo.- Edward aun no comprendía los ribetes de esa conversación

- Bella.- mi angelito me miró con sus ojitos de pena.- Los animalitos también sufren ¿Cierto?

- Claro que sí bebé.- miré a Edward que abrió un ojo para observarnos a ambas

- Papa.- lo sacudió justo cuando Edward volvió a cerrar sus ojos.- Papito.- se comenzó a revolver inquieto.- Papito, yo te quiero mucho

- Ok ¿Qué pretendes pequeña bribona?.- preguntó con voz cansina

- ¿Vamos a buscar mi mascota?.- sus ojitos brillaron

Edward se sentó y nos miró. Pero cuando sus ojos cruzaron los de su hija, supe que ella había salido triunfante. Asintió y Fifi se colgó de su cuello para besarlo por toda su cara… Quince minutos más tarde, estábamos entrando en el edificio tras un torbellino que corría escaleras arriba en busca de su bolita de pelos

- ¡Hola!.- gritaron Ben y Ángela, en cuanto nos vieron en su puerta

- Vengo a buscar mi perrito ¿Y Tiger?

- ¿El entusiasmo era por esa cosa peluda o por el enano ese?.- me susurró Edward

- Se llama Tiger, y aunque te moleste creo que era por ambos.- sonreí para ver a Edward refunfuñar

- ¿Cómo les fue?.- preguntó Áng

- Todo bien.- contesté.- ¿Y Tiger?

- Estamos bastante avanzados.- comentó Ben con una amplia sonrisa.- Alice está agilizando los trámites de adopción, pero sólo podemos traerlo algunos días y hasta cierta hora

- Para que se vaya familiarizando.- terminó Ángela

- Estoy seguro que todo saldrá bien.- afirmó Edward.- Nosotros también tenemos noticias.- expuso tomando mi mano

- ¿Embarazados?.- preguntaron a coro. Rodé mis ojos

- ¿También ustedes?.- inquirí sonriente

- ¿Por qué?.- dijo mi amiga

- Charlie casi mata a Edward creyendo algo parecido.- contesté viendo como mi pequeña jugaba con su mascota

- ¿Entonces?.- apremió Ben

- Me voy del piso.- miré a ambos.- Decidimos con Edward, irnos a vivir juntos

- ¿En serio?.- saltó Ben

- Así es.- sentenció mi novio feliz

- Me alegro enormemente.- acotó mi amigo y nos abrazó a ambos. De pronto miré a mi amiga y ella solo estaba allí

- ¿Ángela?.- llamé

- V-vas a… dejarme sola.- terminó sollozando

- ¿Y qué soy yo?.- cuestionó Ben con falsa indignación

- Ángela podrás ir y podré venir todas las veces que quieras o quiera. Seguiremos siendo amigas

- No malinterpretes mis lágrimas Bella. Estoy muy feliz por ti.- apretó mi mano.- Es solo que siempre hemos estado juntas.- siguió hipando

- Y no tiene por qué cambiar eso amor.- la abrazó Ben. Limpié mis lágrimas que no había notado escurrían y le sonreí

- Yo quiero que Tiger vaya a mi casa para que juegue con mis juguetes ¿Cierto papi?.- intervino nuestra pequeña

- Si, mi amor.- contestó Edward, pero lo noté serio. Y mas aun, no mostró molestia o celos por el nombre de Tiger

Luego de la pequeña visita a casa de mi amiga, nos dirigimos a mi departamento, que muy pronto sería pasado. Busqué las cosas más importantes y aquellas que eran imprescindible que llevara conmigo… Recorrí todos los rincones y volví donde Edward y mi pequeña… Noté que él observaba como ido su entorno, y me senté junto a él.

- ¿Qué pasa?.- posó su mano y en mi cabello y corrió algunos mechones sueltos

- No quiero sentir que te presiono.- comentó. Dejándome muda.- Ver lo mucho que te cuesta dejar todo esto…

- Yo quiero dar este paso Edward.- lo enfrenté.- Y no quiero oírte nunca más decir algo así. Te amo y lo único que quiero es empezar nuestra nueva etapa juntos

- Yo también te amo.- sonrió. Una cosa peludita saltó en sus piernas.- ¡Ew!.- se quejó

- Nosotros también los amamos.- gritó mi pequeña y aterrizó en el estómago de su papá

- Me queda claro princesa.- pudo decir con esfuerzo

Miré y gemí al ver la escena. Mi pequeña me había buscado reemplazo en su cama. Había extrañado tanto su mascota, que la había situado en el lugar que yo normalmente ocupaba para dormir junto a ella, las veces que me alojaba en esta casa… Edward entró a despedirse y me vio de pié junto a la cama, con pijama y buscando alguna solución

- Pensé que ya estabas acostada.- comentó

- Mmm no. Creo que no puedo.

- ¿Por qué?.- frunció el ceño. Desde su postura no podía ver al visitante

- Mira.- le indiqué mi lugar y se acercó.

Ahí estaba mi princesa aferrada a la bolita peluda que nos miraba con los ojos cerrándoseles. Sabía que Edward intentaría sacarlo, así que me apresuré a evitarlo dando una solución

- No lo quites. Dormiré en ese sofá.- lo apunté detrás de él

- Por supuesto que no Bella ¿O quito a ese peludo o duermes en mi cama?.- mi sonrojo no se hizo esperar. Lo que lo alertó.- No pienses mal. Tú duermes en mi cama y yo me quedo aquí

- ¡Claro que no!.- rebatí.- El sofá es incomodo y lo sabes…- me trabé ¿Cuál era la única solución que quedaba? ¡Ugh!

- ¿Y entonces?.- respiré asombrosamente profundo.

No se me ocurría otra idea y no había más camas. Jasper y Tanya no se encontraban en casa, y tampoco me apetecía adentrarme en sus habitaciones como una intrusa. Además volverían cansados de una larga noche de guardia ¡Jesús! Era claro

- Creo que…- carraspee evitando su mirada.- La única solución es dormir juntos ¿No?.- una risita nerviosa se me escapó

- Eh, claro. Mi cama es grande, podremos dormir bien.- él también estaba nervioso

Nos despedimos de mi pequeña y antes de abandonar la habitación, me encomendé al ángel de la guarda que protegía a mi pequeña. Mientras avanzábamos por el pasillo Edward tomó mi mano y me guió en medio de miradas y sonrisas inquietas. Mientras quitaba mis zapatillas y aprovechando que estaba de espaldas a él murmuré palabras de tranquilidad para mí. Aquellas que quedaron en alguna parte escondidas, cuando voltee y lo vi solo en unos apretados y sensuales boxer negros ¡Santa madre!

- Eh. Yo acostumbro a dormir así.- se indicó.- Pero… si te molesta

- No, no, no.- repetí con voz de boba.- Está bien

- ¿De qué lado duermes?.

- De este.- destapé las cobijas y salté en su interior tapada hasta la nariz

- ¿Te molesta si veo TV?.- preguntó una vez acostado

- No.- dije ahogada

Había estado quedándome dormida de pié casi todo el día y justo ahora el maldito Morfeo hacía acto de desaparición. No pude evitar mirar de soslayo su pecho y sus brazos ¡Era un pecado andante! Me acurruqué más en mi lugar, sentía como si en cualquier momento una mujer cavernícola se apoderara de mí y saltaría sobre él ¡Jesús! ¡SOS! Decidí terminar con la tentación y cerrar los ojos

- Buenas noches Edward.- se volteó y acercó sus labios topando los míos

- Buenas noches amor.- mi mano rozó su pecho y me consumí

¡Contrólate! Me grité mentalmente y me pegué al último hueco que dejaba la cama. Entre más distancia era todo mejor… Comencé a tararear canciones de cuna para dormirme… Lo sentía sonreír por lo que veía o removerse en su lugar y más de alguna vez nuestras pieles hicieron contacto ¡Señor, envíame sueño para mí!... Pasados unos minutos mis ojos comenzaron a cerrarse y me dormí…

Un pequeño ronroneo y cosquillas en mi cuello me despertaron levemente… Acomodé mi cabeza y traté de volver a dormir, pero un peso extraño en mi cintura me hizo replantearme la hazaña ¿Qué era esto? Traté de enfocar mi vista, pero la oscuridad no me permitía ver donde estaba… Intenté voltearme y me sofoqué ¡Mierda, mierda y más mierda! Palpé el peso sobre mí y era un brazo… Un brazo fuerte, masculino, velludo y ¡De Edward! Comencé a híper ventilar. No había espacio entre nuestros cuerpos

¡Oh, Dios! Su cuerpo esta totalmente adherido al mío y cuando digo adherido es pegado, unido, anexado… Sentía todo su cuerpo tras mi espalda… Y mi impaciencia pudo más. Tomé suavemente su brazo y lo elevé lo justo para voltearme cara a cara hacia él. Tenía los labios entreabiertos y su hálito se colaba en el aire. No pude evitar de evidenciar si el mío era malo… Sería una total vergüenza, pero no… Parecía que no había dormido mucho…

Con mi dedo índice delinee todo su rostro y acerqué mi boca a sus labios con pequeños roces… ¡Era hermoso! Y no pude evitar hinchar mi pecho, al saberlo mío ¡Solamente mío! Mi otra mano se situó en su pecho y comencé a acariciarlo también suavemente… Pero pasados unos minutos mis toques empezaron a hacer sus efectos y poco a poco sus ojos se fueron abriendo

- No puedo recordar mejor despertar.- susurró cogiendo mi cintura y pegándome más a él

- Puedo encargarme que todos los días sea así.- dije coqueta

- No me niego.- finalizó para besarme con mayor intensidad

Nuestros brazos se ciñeron al cuerpo del otro en un afán de dejar inexistentes los espacios. Me volteó quedaron sobre mí y pude regocijarme de haberlo despertado completamente… Sus brazos se apoyaban a mis costados, dejando un pequeño espacio que aproveché para bajar mis manos por su cuerpo hasta su pequeño gran amigo… Si el estaba así de excitado, mi cuerpo estaba en llamas…

Sus besos descendieron por mi cuello, hombros y el nacimiento de mis senos ¡Bendito el momento que tuve la idea de despertarlo! Tomé su cadera y la fusioné a la mía, sintiendo como su masculinidad frotaba de manera exquisita mi centro de placer… Mientras nos volvíamos a besar con desespero… Una pugna, no por ganar, sino por dar más placer al otro…

En un movimiento rápido quitó la parte superior de mi ropa de dormir y llevó sus labios empapados en saliva a mis montes deseosos de ser absorbidos por él… Masajeaba el otro con sus expertos dedos, endureciendo aún más los pequeños brotes rosas que coronaban… Volví a introducir mis manos entre nuestros cuerpos y pude sentir esa carne cálida que ansiaba ser tocada…

- Bella.- gruñó cuando tomé toda su longitud

- ¿Qué?.- gesticulé aparentando inocencia

- No… No voy a poder detenerme.- quise gemir cuando sus labios rodearon con fuerza mi pecho

- Nadie ha dicho que te detengas.- laboree más rápido mis caricias en su miembro

Quitó mis manos y sin esperar más tiempo bajó delineando con su lengua por mi vientre ¡Santa madre de Dios! Exclamé en mi mente cuando mis ropas inferiores estuvieron en tiempo record fuera ¡Experto! Besó con sensualidad mi monte de Venus y su lengua fue llegando poco a poco al lugar que clamaba por él…

Sus dedos masajearon el lugar y aferré con mis dientes mi lengua para no gritar… Si el infierno prometía esta clase de gozos, estaba dispuesta a convertirme en pecadora los días y años que me quedaran ¡Dios! Dije bajito cuando sentí su suave lengua irrumpir en mi lugar recóndito… No era una santa, había tenido experiencias… Me daba gratificaciones en soledad, pero nada se comparaba a esto…

- Edward.- susurré cuando su lengua tocó la fibra más sensible del lugar

- ¿Te gusta?.- incapaz de decir nada asentí como posesa.- Dime donde quieres que te toque Bella

- ¡Justo ahí!.- grité y llevé mis manos a mi boca recordando que mi princesa estaba solo un cuarto más allá

Edward prosiguió explorando todos los lugares que mi intimidad le ofrecía y yo estaba por prenderle velas a quienes habían pasado antes y me habían dejado un verdadero maestro ¡Pero ahora era mío! Sentí mi orgasmo cerca, más aun cuando sus dientes intentaron apresar ese pequeño botón que me llevaría a la gloria y mas allá… Mis manos se aferraron a sus cabellos y una Bella en mi cuerpo lo guío hasta que mis ojos rodaron en mi cabeza, mi respiración estaba a kilómetros y mi cuerpo se retorcía de la maravilla alcanzada…

Subió hasta estar a mi altura y selló sus labios a los míos ¡Era erótico sentir mi sabor mezclado con el suyo! Sus dedos mágicos no quedaron quietos y volvieron a trabajar mis senos… Lo quería ahora ¡Ya! Y aunque todo tenía que ir paso a paso ¡Lo sentía! Pero necesitaba un salto o nada…

- Hazme el amor.- mordisquee su cuello y mis manos comenzaron a bajar sus boxer

- ¿Estás segura?.- inquirió agitado ¿Por qué preguntaba?

- Edward. Los roces en cada sesión de besos no han sido infructuosos y necesito apagar el fuego, antes de morirme calcinada.- dije rápidamente

- Romántica forma de pedirlo.- rió dando mordidas a mis labios

- Hazlo ahora.- urgí. El acercó su mano a la mesa de noche y noté un preservativo

¡Bingo! Dejaría de ser una virgen. Podía morirme tranquila… Mientras Edward batallaba con él, miré sin disimulo al nuevo invasor que acogería ¡Cielos! Pensé, mis ex no eran tan bien dotados o al menos no lo percibía así… Edward volvió a recostarme y se posó sobre mí…

- Va a doler un poco ¿Si?.- quise rodar mis ojos ¡Lo sabía!

- Lo sé

- Si te duele demasiado. Me detengo.- asentí.- Te amo

- Yo también

Sus dedos volvieron a acariciar mi parte íntima. Mientras él me observaba atento y daba pequeños besos en mis labios ¡Sería suya completamente! Quería llorar, reírme y saltar. Pero ahora había algo más importante… Algo que Edward acercaba a mi entrada y rozaba tentándome a voltearlo y violarlo… Una pequeña presión me hizo gestar una mueca, que reprimí inmediatamente al ver el terror en la cara de él

- Estoy bien.- lo alenté y me obligué a permanecer con mi rostro sereno

- Está bien. Te amo.- volvió a repetir

Tomé su cara y la acerqué a mí para besarlo con pasión, al tiempo que sentía como su órgano se iba abriendo paso en mi ¡Ok! La que dijo que no era doloroso, mentía y la que se jactó de no ser nada, igual… Era un pequeño dolor que se acentuaba con la presión ejercida… Yo seguía colgada de los labios y su lengua… Sentí que ya no podía llegar más allá y me comencé a relajar

Edward se mantuvo quieto totalmente por unos minutos y elevé mis caderas al sentir que lo peor había pasado… Nuestro vaivén era lento, pausado y sin apuros… Era una entrega absoluta en conexión con nuestras miradas ¡No me arrepentía! Y sonreí al recordar las veces en que mis antiguas parejas habían querido llegar a este punto… Era por esto que nunca había cedido, porque mi mayor tesoro sería entregado al único y el mejor… A quién amaba con mi vida y que traía consigo mi otra mitad de corazón, mi pequeña princesa…

- No voy a durar mucho.- medio sonrió apenado

- No importa. Tenemos toda la vida para volver a hacerlo amor.- pasé mi mano quitando los restos de sudor que perlaban su frente

- Toda la vida.- repitió y sus embestidas fueron más fuertes…

Levantó su torso y su mano se perdió entre la unión de nuestros cuerpos… Llegó a mi punto exacto y me volví a entregar al éxtasis… Sus gemidos se hicieron más rápidos y feroces y los míos le hicieron compañía… Su rostro se contrajo de placer, y supe que su rendición había llegado… Pero me llevó por segunda vez con él… Sus dedos me llevaron a la cima y me devolvieron al terrenal…

- Te amo.- me posicioné con la mitad de mi cuerpo en el suyo. Minutos después de todo

- Yo más. Gracias.- susurró y me besó

- Necesito seguir aprendiendo.- juguetee con los vellos que adornaban su pecho

- Todos los días y las horas que quieras. Pero ahora tu cuerpo tiene que reponerse.- hice un puchero.- ¿Todavía tienes ganas?.- preguntó sonriendo sorprendido

- En realidad estoy bien… ¡Por hoy!.- me reí. Una pequeña incomodidad se alojaba allí

- Duerme amor.- me besó mi frente.- Y desde hoy dormirás aquí. No creo poder acostumbrarme solo nuevamente

- Y soy yo la que quedó con ganas.- me burle


 

 

 

Edward Pov.

Desperté sintiendo un cálido cuerpo enrollado al mío. No tuve que hacer memoria para que los destellos de una noche como ninguna volvieran a mí… Pasé mis dedos por su espalda desnuda ¡Estábamos comenzando algo! Y de qué manera… Pero el rostro de un hombre con bigote, vestido de uniforme y un arma colgando de su cinturón… Mataron todas mis ilusiones y mi amigo se escondió nuevamente… Gracias a Dios mis neuronas no habían quedado muertas por el calor del cuerpo y nos habíamos protegido…

- ¿Qué hora es?.- gimió Bella sobre mi pecho

- Temprano amor. Vuelve a dormir.- levantó su cara y su pelo era una maraña

- No me mires, sé que tengo un nido de pájaros en la cabeza.- bufó

- Tendremos que acostumbrarnos. Y nadie dijo que al despertar fueramos modelos de pasarela

- A ti poco te falta.- acusó haciendo un mohín

- Te amo con o sin nido de pájaros. Y para mí estás preciosa.- capturé sus labios antes que pudiera escabullirse

- ¿Qué es ese ruido?.- levantó más su cabeza y se dispuso a escuchar

No escuché, no me aseguré y sólo advertí cuando dos adultos, una niña y una bola de pelos abrieron la puerta de mí habitación de par en par y quedaron estancados allí. Mientras Bella se tapaba entera y rebuscaba sus ropas por la cama… ¡Mala idea! Estaban a los pies de Jasper y Tanya

- ¡Oh, mierda!.- dijeron los dos al mismo tiempo

- ¿Tienen calor?.- preguntó mi princesa. Oí a Bella gemir y quise enterrarme.- Están sin ropa. Esta es la pijama de Bella.- cogió todas las prendas y yo sentía mi cara arder

- Jasper. Tanya.- dije entre dientes ¿Pensaban quedarse parados allí?

- ¡Seh!.- gritó Jasper.- Vámonos Fifi, tu papá y Bella deben buscar el tesoro perdido.- sonrió y quise golpearlo

- ¿En serio?.- consultó emocionada.- Yo también quiero

- ¡No!.- gritamos todos cuando la vimos con claras intensiones de tirarse sobre la cama y rebuscar como lo estaba haciendo Bella

- Ustedes dos ¡Abajo!.- les ordenó Tanya. Luego se volteó a nosotros.- Y ustedes dos, a tomar un curso para cerrar puertas ¡Par de pervertidos!

Solté todo el aire retenido cuando por fin cerraron la puerta. Bella se destapó y su cara llegaba a brillar de tan roja que se encontraba… Se levantó de un salto y comenzó a correr de aquí para allá tratando de vestirse… Y yo me quedé embobado observando su cuerpo…

- Amor, si no quieres otra bochornosa escena ¡Levántate!.- tomó mis manos y tiró de mi descubriendo mi desnudez. Me soltó veloz y se giro.- ¡Y tápate!

- Anoche no te quejabas.- me carcajee de ella

- No había mucho de qué quejarse.- puso sus manos en jarra y se giró nuevamente a mí. La miré entrecerrando mis ojos por su broma

- Cuidado con tus palabras.- le advertí jocoso

- Y tú con las tuyas.- me devolvió.- El regalo de anoche puede convertirse en obsequio de Navidad ¡Una vez al año!.- dijo seria y tragué saliva como loco

- Bromeas.- me reí

- Pruébame.- sonrió con maldad y no quise arriésgame.- Saca tu lindo trasero Cullen. Esta ropa se va al lavado.- quitó la sábana que seguramente tenía huella y salió de mi habitación

Los días y semanas que sucedieron, fueron simplemente perfectas. Teníamos nuestras pequeñas diferencias, pero al menos yo, había aprendido a hablar con franqueza hacia ella… Tanya dejó la casa para irse a vivir con Liam y Jasper cada día se veía más idiota por Alice. Aunque su esencia no lo abandonaba del todo, pero ahí estaba el carácter hecho mujer de Alice y en más de una ocasión, cuando mi amigo se hacía el demasiado amable con alguna interna. Ella no reparaba en dejarles claro a todos, que ya estaba apresado.

Los papeles de adopción de Tiger iban encaminados en buena dirección. Y ahora se le permitía dormir en ocasiones bajo el techo de los que serían sus padres; Ángela y Ben… Emmett y Rose estaban trabajando, junto a Fox y Sthep en el mismo lugar donde habían realizado sus residencias, al igual que nosotros. Y cada día oía el repiqueteo de campanas de boda más cerca… Esperaba que mi hermana no se contagiara con ese virus.

Riley había tenido que tragarse todos y cada uno de los abusos que había cometido contra mi amigo. Ahora estaban al mismo nivel, y le jugaba en contra cualquier movimiento en falso hacia el novio de la hija del dueño del Hospital… Y Amanda, aun no entendía que estaba formando una familia y no tenía intensiones de estropearla por ella… Ni el hecho que Bella trabajara aquí mismo, la ahuyentaba…

- ¿Cómo haz estado Edward?.- seguí tomando mi café, mientras ella se sentaba frente a mí

- Muy bien. Aun decorando la casa.- fui sutil en mi indirecta

- Aun no entiendo que siendo un médico con futuro estés involucrado con la secretaria de Alice.- fue mordaz

- Creo haberlo repetido antes.- dije cansinamente.- Ella tiene, lo que otras no me dan

- Deberías probar antes de asegurar eso.- fue sugerente

- No estoy hablando del plano físico.- escupí.- Aunque en eso tampoco puedo quejarme.- sabía que no era educado pregonar nuestros encuentros íntimos, pero esta mujer no se agotaba

- ¿En serio? Parece ser una mujer…- la corté

- Voy a pedirte en tono amable que guardes tus comentarios para otra persona Amanda

- ¡Wow! El gatito saca las garras.- dijo en tono sorprendido

- Piensa lo que quieras.- iba a retirarme cuando tocaron efusivamente la puerta

Bella se encontraba de pié y con la respiración agitada frente a mí. En un minuto pasaron cientos de imágenes e ideas por mi cabeza. Y ninguna mejor que otra. La tomé y la saqué fuera de allí, no quería que esa mujer se enterara de más cosas.

- Tenemos que ir al Jardín.- dijo al fin. Me alarmé

- ¿Qué le pasó a Estefanía?.- el temor recorrió mi cuerpo

- Tranquilo.- me apremió y comenzamos a caminar al ala externa.- Susy, solamente me ha dicho que está callada. Demasiado.- eso ya era extraño, pues mi princesa parloteaba todo el tiempo

- Si alguien le ha hecho algo, los voy a matar.- sisee y Bella me atajó antes de entrar

- Edward Cullen. Estás hablando de niños. Los niños son crueles algunas veces

- Corrección. Los voy a desmembrar y quemar.- volvió a sacudirme más violentamente

- Deja de actuar como un demente. Estás hablando de niños que apenas llegan a tu cintura y tienen 20 años menos que tú. Si no serás de ayuda, puedes marcharte.- y cruzó sus brazos obstaculizándome el paso. Me derrotó

- Está bien. Seré pacífico.- prometí. Alzó una ceja.- ¡Lo juro!.- con eso asintió

Entramos y Susy, la encargada del jardín, nos indicó a mi pequeña regalona. Estaba sentada con su mirada puesta en un papel que sostenía en sus manitos. Tiger la acompañaba sin decir nada… Bella se acercó a Susy y yo fui donde ella…

- Princesa.- la llamé. Ella se giró y aferró sus bracitos a mi cuello.- ¿Qué pasa amor?

- Vuelvo luego.- anunció Tiger y se fue hacia otro lado

- ¿Amor?.- intenté apartarla de mí, pero ella se enrolló mas fuerte

Miré a Bella que asentía a lo que Susy le relataba y luego se acercó a nosotros. Me extrañó que no intentara acercarse a mi hija y fijara su atención en las hojas esparcidas por la mesa… De pronto sus ojos y los míos se concentraron en un dibujo. Hija, Papá y Mamá rezaba el índice y en cada figura dibujaba resaltaban tres nombres: Fifi, Edward y Bella.

- ¿Pequeña?.- susurró Bella y sus brazos ejercieron más presión. Fruncí el ceño por su reacción.- Estefanía, mírame.

El tono que usó Bella, era el que ocupaba para que mi hija dejara su testarudez en algo y pusiera atención a lo que decíamos. Poco a poco me fue soltando y me dolió ver sus ojitos rojos repletos de lágrimas ¿Qué estaba pasando?

- ¿Qué sucede bebé?.- Bella volvió a su tono cariñoso

- Yo…

- Princesa, puedes decirnos lo que quieras. No vamos a molestarnos.- la insté

- Dibujé a mi familia.- soltó al fin. Pero igualmente quedé contrariado

- ¿Y qué hay con eso? Está muy lindo tu dibujo.- la elogié. Estaba seguro que Bella ya estaba enterada

- Es que…- se mordió el labio y reprimí una risita al darme cuenta que lo había aprendido de Bella

- ¿Y?.- apremié

- Tuve que salir a decirlo adelante. Entonces Brenda me dijo que esa no era mi familia

- ¿Quién es Brenda?.- inquirí y Bella me asesinó con la mirada. Tuve que quedarme allí, viendo llorar a mi hija y a esa niñita impune

- ¿Y qué mas pasó?.- esta vez fue Bella quien cuestionó

- Que yo le dije que sí. Que… que yo tenía mi mamá.- una punzada me llegó directo al pecho.- Y que… que era Bella.- terminó susurrando

Sentí mis ojos picar y miré inmediatamente a Bella. Sus ojos estaban cristalinos y quise lograr un mínimo de entendimiento al actuar de Victoria ¿Cómo pudo llegar a dañar tanto a su hija? Ella no tenía corazón…

- Amor…- Bella me cortó

- ¿Y por qué lloras bebé? Deberías sentirte contenta de dejarla como mentirosa. Porque los niños no deben mentir ¿Verdad?

- Pero yo mentí.- habló quedito

- ¡Claro que no!.- sonreí a las palabras de mi novia.- Yo sí soy tu mamá. Y tú eres mi pequeño pedacito de cielo.- los ojos de Fifi se iluminaron ante esas palabras.- ¿Recuerdas lo que dijo Mama Sue?.- ella asintió vigorosamente

- Que los hijos nacen de aquí y aquí.- tocó su pancita y luego su corazón.- ¿Y yo nací de aquí, Bella?.- extendió su manito y la puso sobre el pecho de Bella

- Exacto amor. De aquí naciste tú y siempre vas a estar allí ¡Siempre!

- Entonces… ¿Puedo llamarte mamá? ¿No te enojarás?.- preguntó con timidez

- Estoy esperando que lo hagas bebé. Por supuesto que no me enojo preciosa.- la abrazó y yo me quedé viendo a las dos mujeres más importantes de mi vida con una eterna sonrisa

- Te quiero mucho mamá.- exclamó mi hija. Susy nos miró sonriente. Mi princesa miró a todos lados y localizó lo que quería.- ¡Brenda!.- gritó. La niña la miró feo y quise gruñirle.- Te va a crecer la nariz fea por mentir. Ella es mi mamá.- señaló orgullosa a Bella, y se apresó a su cuello para luego… mostrar su rosa lengua a la niña…

¡Esa era mi hija!

Continuará…

Capítulo 17: Capítulo 19:

 
14458360 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10769 usuarios