De niñera a Mamá. (+18)

Autor: caro508
Género: + 18
Fecha Creación: 06/11/2010
Fecha Actualización: 08/11/2010
Finalizado: SI
Votos: 12
Comentarios: 22
Visitas: 77464
Capítulos: 21

La vida de Bella Swan cambia radicalmente. En busca de trabajo como niñera, encuentra algo más.... una pequeña necesitada de amor. Luego de algunos sucesos ella comprende que no puede dejarla sola... donde comienza un nuevo desafío; encontrar al padre.


Hola, es mi primera vez que hago esto, esta historia no es mía, le pertenece a Pam3.C.S., yo solo la subo con su autorización, es una de  mis favoritas espero les guste...

Dis: "Los personajes son propiedad de Sthep. Meyer, tan solo  la historia es de Pam3.C.S."


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Capítulo 15:

Bella  Pov

Agradecía no haber estado tan en la luna cuando Bella se abalanzó-literalmente-encima mío. De haber tenido mi mente a kilómetros, en estos momentos estaríamos los dos esparcidos por el piso…

Pero no, ella estaba intentando apaciguar sus nervios para besar mis labios. Podía sentir como tiritaba entera y su labio inferior daba pequeños toques en los míos. Olvidé el dolor en mi nariz por su irrupción espontánea y veloz, y poco a poco puse mis manos en su pequeña cintura…

No entendí una sola palabra de lo que había dicho, pero no me quejaba en absoluto de su demostración práctica sobre sus dichos. Subí mi mano a su mejilla y suavemente la tomé para acercarla más a mí si eso podía ser posible… Sus labios eran demasiado suaves y tibios y llamaban a perder la cordura con ellos…

Poco a poco fui yo quien tomó el control de ese acto y saboree a mi gusto su esencia. Puse todo mi sentir en él, y no dudé en delinear sus labios con mi lengua ¡Quería más de ella! ¡Necesitaba más de ella!

De forma tímida me dejó irrumpir en ella. Busqué su lengua con la mía y fue una unión perfecta. Era como si todo lo de ella, se acoplara a la perfección a lo mío. Su sabor no tenía comparación y me embriagué sintiéndola milímetro a milímetro…

Pero la maldita condición de seres vivos y el tener que respirar terminó con mi burbuja… Di pequeños besos antes de separarnos totalmente… No quería que terminara

- Yo…- se mordió su labio. Estaba rojo e hinchado y me sentí poderoso de saber que yo había provocado eso

- ¿Qué significó esto?.- volví a rozar mis labios con los suyos

- No… no…- balbuceo.- No logro concentrarme cuando estás tan cerca.- habló de tirón

- Está bien ¿Así?.- dije risueño y me alejé unos pasos

- Bien.- exhaló.- Yo… Tenía miedo. Amo a Fifi y siento muchas cosas por ti, pero… tenía miedo de que… estuvieras confundiendo las cosas

- ¿Cómo?¿Confundir qué?

- Sé que suena tonto, pero… Edward, yo no quería que tú sólo estuvieras conmigo porque necesitas una mamá para Fifi ¡No me mal interpretes! Sabes que daría todo por ella, pero quiero que las cosas vayan juntas y separadas ¿Entiendes?.- hizo una graciosa mueca

- Algo.- admití y me afirmé en la muralla descansando mi cabeza en ella

- ¿Qué pasa?.- inquirió con tono preocupado

- Bella.- hablé suave.- Entiendo tus miedos. Yo no estoy buscando reemplazos. Pero no puedo mentirte. Desde este momento yo no puedo pensar sólo en mí. Mi hija viene conmigo

- Lo sé, es sólo que no quisiera que confundieras las cosas y luego te dieras cuenta que no sientes nada por mí. No quiero ser utilizada.- bajó su cabeza

Tomé su mano y tiré de ella hacia mí. Envolví mis brazos alrededor de ella, era tan cálido estar así, se sentía natural y familiar. Sus frágiles brazos se enrollaron a su vez en mi cuerpo. Descansé mi barbilla en el tope de su cabeza y dirigí mi mirada a mi hija. Ella ahora era mi complemento.

- Bella. Te mentiría si te dijera que mi hija no tiene nada que ver en mi decisión de querer estar contigo.- le hablé sinceramente.- Pero no de la forma que crees o puedes llegar a creer

- Explícame.- pidió en un susurro con su cara enterrada en mi pecho

- Te quiero.- tomé su cara entre mis manos y hablé mirándole directamente.- Te quiero mucho. Por cómo eres y por lo que eres… Esa es mi primera razón para estar contigo.- le aclaré.- Pero también esto tiene relación con mi hija

- Entiendo.- musitó con una leve sonrisa

- No sé si lo entiendes, pero quiero explicártelo bien.- pedí.- Si tu no amaras como lo haces a Estefanía, y ella tampoco a ti. Para mi sería muy difícil estar contigo… Es sólo por eso, porque estoy seguro de lo que siento

- Soy una tonta.- intentó bajar su cabeza, pero no lo permití

- No lo eres. Entiendo tus miedos, pero te aseguro que lo que siento es verdadero

- ¿Y si luego todo se acaba?.- entendí su mayor miedo por fin.- Yo no… no quiero alejarme de ella… y de ti, tampoco

- No está en mis planes dejarte ir.- sonreí contra sus labios

- Pero Edward. Las cosas a veces cambian y…

- No lo harán. Quiero que lo intentemos y sé que va a resultar. Eres mi tercer complemento.- finalicé

- Tu tercer complemento.- susurró como hablando para sí.- Tú también el mío.- habló con más firme, sonriendo

La volví a besar con ansiedad. Era como si sus labios hubiesen sido el elemento adictivo que probaba por primera vez, y obviamente no podía separar mi boca de ella. Nos sentamos en el sofá y aunque ella se arrimó algo lejos de mí, la atraje suavemente hacia mí. Un pensamiento cruzó mi cabeza, pero lo eliminé… Nadie se comparaba con ella. Era única, y era para mí…

- ¿Edward?.- preguntó suavemente sobre mi boca

- ¿Mmhm?.- murmuré, idiotizado con ella

- Yo… tú… nosotros…- balbuceaba. Me separé de ella para observarla mejor

- ¿Qué quieres preguntarme?.- la alenté. Sabía cual era su duda, pero quería que ella lo preguntara

- Varias cosas…- mordió su labio y estuve a punto de dejar la conversación de lado para volver a adueñarme de ellos

- Dímelas.- hablé observando a otro lado para no desconcentrarme

- ¿Fifi sabrá… esto?.- nos indicó a ambos

- Por supuesto preciosa.- toqué su mejilla suavemente.- ¿O no es lo que quieres?

- ¡Claro que sí!.- afirmó efusiva. Sonreí por su reacción.- Pero… ¿Qué le… diremos… exactamente?

- La verdad.- me encogí de hombros. Su rostro me demostró la inconformidad con mi respuesta

- Está bien, la verdad…- confirmó con poco ánimo

- Le diremos que eres mi novia.- dije decidido. Sus ojos se abrieron desmesuradamente

- Pe-pero…

- Yo te quiero. He pasado todo un mes lejos de ti, en cierto modo.- me expliqué.- No me arriesgo a preguntarte si quieres ser mi novia para recibir una negatividad

- ¿Y quién dijo que me iba a negar?.- alzó una ceja hacia mí y frunció sus labios en una sonrisa coqueta

- Entonces me golpeo.- simulé darme un bofetón.- Srta. Isabella Swan.- me arrodillé frente a ella y tuve que contener mi risa al verla ponerse extremadamente roja

- ¿Qué haces?.- exclamó negando ferviente.- ¡No! No, no… Solo…

- Lo siento. He recordado que mi madre me ha dicho que debo ser un caballero. Así que…- tomé su mano y la besé. Debía mantener mi seriedad, aunque costara.- Me haría el honor usted bella dama… ¿De ser mi novia?

Su risa nerviosa inundó la habitación, y tuvo que llevar su mano a su boca cuando mi pequeña princesa se removió incómoda en su cama. Sentí que su mano temblaba sobre la mía. Y con más fuerzas reprimí las ganas de reír por mi pobre actuación, pues para ella parecía ser más que eso… De pronto mi seriedad pasó a ser más que una máscara

- Yo sí quiero Edward.- contestó nerviosa

- Te quiero mucho.- dije de verdad. Y aunque estaba seguro que Emmett y Jasper me tratarían de afeminado por mis palabras. Su sonrisa me hizo olvidar lo demás

- Yo también y mucho.- esta vez fue ella quien tomó mi cara y me besó nuevamente

Me refregué los ojos por tercera vez en menos de diez minutos. Pero a pesar de que moría por sueño y cansancio, volvería a trasnochar una y mil veces como estas cuatro últimas, con tal de estar con mi Bella todo el tiempo… Cada noche me pasaba conversando con ella de diversos temas, quería saber todo de ella. Pero más todavía, quería seguir aumentando mi adicción a sus labios.

- Hijo.- levanté mi cabeza al oír a mi padre.- Hoy es el gran paso.- asentí

- Tranquilo mi amor.- mi madre besó mi cara.- Estoy segura que esa mujer pagará por todo

- No le van alcanzar los años para reparar lo que hizo a Estefanía.- comenté sintiendo la familiar rabia al pensar en qué podría haber pasado mi hija de no ser por Bella

- Estoy segura que con todos los años que le darán. Pasará arrepintiéndose el resto de su vida por no haber sabido ser madre y una mujer de bien.- declaró Alice

- Palabras sabias en una mujer tan bella.- junto a mis padres no pudimos reprimir una risita al oír a Jasper

- Gracias.- contestó Alice sonriendo muy diferente a sus primeras interacciones

Mi móvil sonó y sonreía al ver el nombre de Bella en mi pantalla. Aunque sabía que no era ella, sino mi princesa más pequeña…

- Hola amor.- saludé dejando mi ansiedad de lado por un momento

- H-hola. No soy Fifi, ella está con tu hermana.- contestó cohibida

- Entonces comienzo de nuevo.- dije.- Hola mi amor.- la saludé nuevamente

- Hola.- suspiró a través de la línea.- ¿Cómo está todo?

- Aún no entramos. Alice es optimista al igual que mis padres y Jasper

- ¿Y tú?.- cuestionó preocupada

- No lo sé…- admití mis temores

- Todo irá bien. Estoy segura.- mis padres me señalaron que ya debíamos entrar

- Preciosa debo dejarte. Va a comenzar la sesión

- Ve y con fe. Estoy segura que traerás buenas noticias y…yo siempre estoy contigo…amor.- sonreí como idiota al oírla llamarme así por primera vez

- Te quiero demasiado. Y dale un abrazo y un beso a mi pequeña princesa. Dile que la amo. Las amo a las dos

- Y…nosotras a ti.- pude imaginarme su sonrojo habitual

Entramos a la sala y me ubiqué en medio de mis padres. Jasper y Alice quedaron ubicados un poco alejados y pude deleitar verlos conversar con mucha más familiaridad e intimidad. Me alegraba por mi amigo. Al parecer, la vida empezaba a sonreír de la mejor manera para todos…

El tiempo pasaba lento, pero los rostros de Victoria y James me indicaban que temían al veredicto que se daría a conocer en unos pocos minutos más. Esa sola señal me daba un poco de paz, y me hacía tener más fuerzas para seguir adelante en el rol de padre… No sabía si este tiempo que había pasado lo estaba realizando bien, pero esperaba que todos mis esfuerzos hicieran de mi hija una niña feliz.

Una involuntaria sonrisa se asomó en mis labios al recordar la promesa que le había hecho. Al salir de aquí, la iría a buscar para comprar al fin su dichosa mascota. Ángela sería la encargada de cuidarlo el tiempo que le tomara al Tribunal darme la custodia total de mi hija y poder llevarla a nuestra casa.

Quería hacer tantas cosas con ella. Soñaba con levantarnos un fin de semana tarde, desayunar en cama y regodearnos con una maratón de sus dibujos animados. Pensaba en sus primeros días de escuela, en las veces que me llamarían por una travesura de ella. En lo consentida que sería, pero al mismo tiempo en enseñarle que tuviera cuanto tuviera, siempre debía pensarse una igual que incluso alguien que no tuviese nada.

Eran demasiados planes… Y pensaba llevarlos a cabo todos y cada uno de ellos, y sobre todo disfrutar de hasta el más mínimo detalle que ellos me brindaran… Esperaba ansioso que los meses transcurrieran más deprisa para por fin ser un profesional, obtener un buen trabajo, y de ese modo comenzar a cumplir nuestros sueños juntos… Por ahora no era mucho cuanto podía darle, pero me esforzaba porque lo poco…fuera lo mejor.

No supe cuanto pasé sumergido en mis pensamientos. Sólo fui conciente cuando sentí la mano de padre posarse en mi hombro y la de mi madre en mi mano como gesto de apoyo. Y escuchar las palabras que declaraban culpables a los imputados de todos los cargos que se le acusaban… Suspiré aliviado cuando supe que pasarían al menos 20 años tras las rejas…

- ¡Lo dije, lo dije!.- comenzó a gritar Alice atrayendo las miradas de todos

- ¡Oh! ¡Es que eres mucho más que una cara y un cuerpo de diosa!.- babeo Jasper

- Pasó lo peor hijo.- me abrazó mi padre. Sin embargo aunque estaba más tranquilo, aun quedaba algo

- Aun falta para respirar tranquilo.- murmuré cuando me aparté

- Todo irá bien Edward. Pronto tú y mi nieta estarán instalados en su casa

- Eso espero mamá.- besé su frente.- ¿Y Alice?.- pregunté a Jasper cuando no la vi a su lado

- Está moviendo todo para que logres hablar hoy mismo con esa mujer.- apuntó donde había estado Victoria antes

- Tienes que estar tranquilo corazón.- asentí a las palabras de mi madre. Más no lograba hacerlo

Llevábamos tres horas esperando. Alice aun se encontraba dentro de una sala, aparentemente conversando con la profesional a cargo del seguimiento del caso de mi hija y la abogada de esa mujer… Jasper se había devuelto al Hospital y mis padres seguían acompañándome. Veía a Carlisle hablar a cada instante por su móvil y yo no paraba de desordenar aun más mi cabello y retorcer mis manos…

- Edward.- miré a mi padre con su teléfono extendido hacia mí.- Es Estefanía.- su simple mención me hizo sonreír

- Hola princesa.- saludé, escuchando su angelical risa

- Hola Edwad ¿Cuándo vuelves?.- consultó entre gimoteos

- En unas horas más bebé ¿Por qué?.- intuí cual sería su respuesta

- Tenemos que buscad mi mascota.- podía imaginarme su sonrisa

- En cuanto me desocupe aquí te llevaré donde quieras

- ¡Oki doki!.- gritó y hasta mis padres sonrieron al oírla

- ¿Me extrañas?.- pregunté en un susurro. Necesitaba escucharla

- Muchísimo. Ya no me gusta cuando te vas tantas veces.- se me encogió el corazón por sus palabras

- Uno de estos días no me iré nunca más corazón

- Está bien.- no se oía muy convencida.- Tengo que colgad… Papá…- murmuró. Sentí como se me cortaba la respiración al escuchar esa palabra de su boquita

- ¿C-cómo…? ¿Qué…?.- tartamudee con una mezcla de emoción y algarabía

- Que te amo mucho, mucho papá.- pronunció con su vocecita hermosa. Y me pregunté si Bella, Tanya o mi hermana estarían detrás de sus palabras. Pero no me importó

- Y tú eres la razón de mi vida. Te amo demasiado hija.-

Vi como mi madre llevaba su mano a la boca al ser testigo de mis palabras. Corté la llamada y como si el bebé hubiera sido yo, me abracé de ella y sentí mis ojos extraños… Pocas veces en mi vida había llorado, pero no me apenaba hacerlo. Y menos cuando era mi hija la que lo había producido… ¡Mi hija! ¡Que me había llamado papá!

- ¡Edward!.- me giré para ver a Alice haciéndome señas que me dirigiera allí

- Tengo que ir.- anuncié a mis padres

- Todo irá bien. Y en caso contrario mis colegas están al tanto para seguir adelante.- informó mi padre

- Que las palabras de tu hija… Sean la fuerza que necesitas cariño.- agité mi cabeza positivamente, incapaz de hablar

Caminé sintiendo mis piernas como si fueran hilos. Tendría que estar frente a frente con esa mujer y no me sentía capaz de dejar mis rencores de lado para solucionar esto. Mucho menos tener que entablar una conversación civilizada con ella respecto de nuestra hija. La que estaba seguro, no le importaba en lo más mínimo

Entramos a la sala donde estaba la abogada que defendía a esa mujer, la Asistente encargada de monitorear el caso de mi hija y Samantha Wilson.

- Entrará a hablar con mi cliente para resolver el tema de las visitas.- ordenó la abogada de ella

- ¿Qué visitas?.- inquirí en el mismo tono gélido que ella.- No estoy dispuesto a llevar a mi hija a un lugar como la cárcel cada semana. Y menos cuando esa mujer no se lo merece.- fui mordaz

- Es su madre. Y aunque haya cometido un error, es su derecho por ley.- argumentó ella clavando sus ojos en mí

- ¿Su derecho? ¡¿De qué derecho me habla por Dios?.- grité saliendo de mis casillas

- No te alteres Edward.- me pidió Alice y disimuladamente me envió un mensaje con su mirada respecto de las otras dos mujeres

- Señor Cullen.- tomó la palabra Samantha.- Aunque tampoco esté de acuerdo.- pronunció mirando a los demás.- Usted debe llegar a un acuerdo con la Señora Harrison para las visitas semanales

- Quiero la custodia total para mí.- repuse firme

- Y la tendrá.- me señaló.- Mientras la Señora Harrison cumple su condena, usted será el único a cargo de la niña. Pero la ley impide cortar el vínculo madre e hija, aunque la primera esté privada de libertad. Su hija deberá visitarla con una regularidad que lleguen a acuerdo o que estime algún Tribunal. Será acompañada por usted y vigilada por una Asistente Social a cargo del caso

- Esto es increíble.- mascullé molesto. La abogada de esa zorra, porque no había otra forma de llamarla, me miró triunfante. Quise borrarle la sonrisa

Alice tiró de mi hacia un lado sin que las demás lo percibieran. Y puso su mejor expresión de indiferencia. Comenzó a parlotear de Jasper animadamente. La miré como si se hubiese vuelto loca

- Confía en mí.- susurró.- Y como te decía. Jasper…- me hizo un gesto para que me acercara a ella.- Vas a entrar allí y vas a ser que esa mujer quede al descubierto sola

- ¿Qué?.- inquirí totalmente perdido. Observamos a las mujeres tras nosotros. Estaban ajenas a nuestra conversación

- La sala en la que podrás hablar con ella, es de aquellas en que se puede oír todo en el exterior. Tú sólo encárgate de que esa mujer suelte la lengua sola. Yo me encargo del resto

- Gracias Alice.- la abracé espontáneamente

Edward Pov

Entré en la sala que me habían predispuesto para hablar con esa mujer. Me parecía que hasta llamarla mujer era un insulto a esa palabra. Ella no merecía ese título y menos el de madre. Me pasee de un lado a otro con las manos en los bolsillos.

Estaba nervioso y más aun, deseoso de salir de este lugar de una vez por todas. Ya todo había terminado y ahora comenzaba la mejor parte para mí, pelear por la custodia de Estefanía. Pero necesitaba hablar antes con esa…con Victoria.

Me giré al sentir el cerrojo de la puerta. Por ella entró Victoria custodiada por dos policías. Me miró con desdén, pero también con un brillo turbulento en su mirada. Esto no sería fácil y podía presentirlo desde ya.

Las mujeres que la traían nos explicaron el tiempo que teníamos y que no podía acercarme demasiado a ella, que había quedado sentada en el extremo opuesto de la mesa. Cuando salieron, Victoria dibujó su mejor sonrisa hacia mi. Era extraño todo esto…

- Sabía que eras tú el primer día del juicio.- habló tranquilamente.- Esa cara de niñito aun no la cambias

- Necesito que hablemos de Estefanía.- corté su discurso

- ¿Nuestra hija?.- se mofó, arqueando un ceja y sonriendo de lado

- Ella misma.- no quise discutir con ella, ni rebatir.- Voy a pelear su custodia, necesito saber tu interés en ella

- ¿Por qué?.- preguntó con sorna

- Porque voy a pelear la custodia completa. Pero lamentablemente me han hecho saber que si estás interesada realmente en tu hija, no puedo evitar que tengas visitas con ellas, al menos una vez al mes.

Sonrió y descansó su cuerpo en la silla que se encontraba. Me observaba en forma detenida, como calculando con detalle cada palabra que diría a continuación.

- No lo sé.- se encogió de hombros.- Todo depende

- Depende de qué.- dije hastiado ya de estar allí con ella

- De mi cuenta bancaria.- exclamó como si hablara del clima observando sus uñas de forma despreocupada.

Quise olvidarme que yo era un hombre y que mi enseñanza rezaba no maltratar al sexo opuesto. Esa mujer le estaba poniendo precio a mi hija. Me obligué a no perder los estribos y seguir las indicaciones de Alice, intentar que esa mujer sola se pusiera la soga al cuello.

- Veamos si entiendo.- dije calmo.- Si lleno tus cuentas bancarias ¿Renunciarías a Estefanía?

- Exacto querido Edward.- me alabó como si fuera un niño pequeño con quien hablaba.- Pero como sé que no aceptarás…- se encogió de hombros.- Seguiremos viéndonos

- Te lo concedo.- afirmé con mi sonrisa más sarcástica.- Jamás, aunque fuera por el bien de mi hija. Entraría en ese tipo de juegos, como si ella fuera un objeto

- Mi hija.- remedó mis palabras.- Quien iba a decir que el chico más tímido, por no decir idiota, sería el Súper Papá.- rió de una forma siniestra.- Hasta para eso esa mocosa no sirve.- rechiné mis dientes ante su despectivo trato hacia Fifi

- Necesito que acordemos las visitas.- demandé intentando salir ya de allí

- Todas las semanas.- declaró demandante.- Soy una madre que ha cometido errores, pero que quiere remediarlos con su hija. Así que quiero verla todas las semanas.- usó su voz más melosa

- Una vez al mes y es mucho.- contraataqué

- Estoy segura que eres más listo de lo que veo ahora precioso.- su tono era burlesco.- Y sabes que la ley siempre está de parte de la madre

- Tu lo haz dicho; de la madre. No de…

- ¿Y con quién está esa mocosa ahora?.- cambió de tema

- Con alguien que tiene el instinto materno que a ti te faltó

- Supongo que con eso te refieres a esa chiquilla que contraté.- hizo una mueca.- Dile a esa estúpida que venga a verme. Quiero aclarar unos cuantos puntos con ella

- Nunca.- sisee bajo mi aliento

- ¿Perdón?.- sonrió con su ya conocida burla.- ¿No me digas que no sólo haz encontrado a una hija perdida? ¿Además diste con alguien que calienta tu cama? ¿Un nuevo depósito de tu esperma? Y dime Edward ¿Te hace gozar tanto como yo?

- ¡Basta!.- grité.- Ni siquiera te compares a ella… Y no, no mantengo una relación con ella.- negué a sabiendas que si otras personas estaban oyendo la conversación. Eso podría afectar todo

- Veo.- contestó sin creer una palabra de lo que decía

- Victoria.- me calmé y me encontré caminando hacia ella.- ¿Realmente quieres tener una oportunidad con Estefanía o sólo es por fastidiar?.- se quedó en silencio y fue como si de pronto no estuviera en esta sala

- Yo nunca quise tener una hija.- expresó ajena a mi pregunta y sumida en sus pensamientos.- Así como mis padres tampoco quisieron tenerme a mí.- la rabia traspasaba sus facciones.- Viví un infierno con ellos. Y no quiero ser la única desdichada en este cuento

- Es tu sangre.- arremetí.- Ella no tiene, ni tuvo la culpa de tu pasado

- ¡Ella jodió mi vida así mismo como yo lo hice con mis padres!.- bramó intentando ponerse de pié

- No puedo entenderte- negué frustrado.- En tu lugar, quisiera que nadie más pasara por lo que pasé

- Pensamos distinto.- volvió a su máscara sarcástica.- Y es mi última palabra. Quiero a mi hijita conmigo, tanto como pueda lograr. Así que prepárate para seguirme viendo Edward

- Sin embargo yo no he dicho la última.- declaré y terminé la conversación allí

Salí caminando lo más rápido que mis piernas daban para no volver y convertirme en un asesino, porque esa mujer sacaba lo peor de mí. No me arrepentía de lo pasado, porque eso sería no tener a mi hija conmigo, pero pedía al cielo algún milagro que hiciera desaparecer a esa mujer de la faz de la tierra.

- Alice.- la llamé cuando la vi salir presurosa a mi encuentro

- Tranquilo Edward. Lo haz hecho bien.- tomó mi brazo y lo apretó reconfortante

La abogada de Victoria salió detrás de ella brindándome puñaladas con su mirada y se perdió por los pasillos. Miré a Alice y ella tomó mi brazo para salir de allí

- Las cartas están echadas Edward. Hemos sido partícipes de las palabras de esa mujer. Ahora sólo falta apelar al criterio de las autoridades para que se den cuenta de la clase de persona que es ella

- No la quiero cerca de mi hija Alice.- supliqué pasando mis manos por mi rostro

- Haré hasta lo último que pueda para que eso sea así. Para que Estefanía no vuelva a ver a esa mujer al menos hasta que tenga edad suficiente para decidir por ella sola

- Gracias.- sonreí con verdadera admiración. Ella no era sólo una buena amiga; sino una buena profesional

- Edward.- llamó y supe que algo quería consultar.- Esa mujer ha supuesto que mantienes una relación de Bella ¿Es cierto?.- la miré con vergüenza. No quería que las cosas salieran así a la luz

- Sé que quizás esto no debió ser, pero… Es así Alice.- declaré al fin

- ¡Uf! La verdad es que esto me pone en un dilema ético- personal.- sonrió.- Me alegro por ustedes. Pero lamento decirte que es mejor mantenerlo reservado por un tiempo

- Lo sé Alice. No te preocupes

- Estoy confiada en que todo se solucionará antes que nos demos cuenta. Pero por el bien de todo, es mejor mantenerlo oculto

- ¿En qué afectaría?.- inquirí sabiendo más menos la respuesta

- Puede creerse que esta relación venía de antes. Te podrían acusar de colusión con Bella para quitar una hija de su madre. No es seguro, pero no sabemos con quien estamos tratando

- Entiendo

- ¡Me gusta!.- chilló Estefanía al ver su perro corriendo por el jardín de la que sería nuestra casa

- Ve a jugar con el.- la animó Bella

- Papá ¿Puedo?.- cuestionó insegura

- Primero ven acá.- la tomé en brazos y la llené de besos.- ¿Prometes que no ensuciarás tu ropa?.- estaba seguro que sería lo primero que haría

- Lo juro.- puso su manita a la altura de mi cara. Estaba toda manchada de tierra y no tuvo mejor idea que limpiarla en su vestido.- ¡Ups! Lo siento.- musitó cuando vio su vestido manchado

- Ok. Misión fallida.- asumí.- Puedes ensuciarte.- terminé cediendo al fin

- Oki doki ¡Te amo!.- estampó sus labios en mi boca y no pude más que reírme

- Yo te adoro pequeña saltamontes.- la dejé en el suelo y corrió con su mascota

- ¿Estás bien?.- me giré a ver a Bella y me di cuenta que había estado perdido en mis pensamientos

- Si.- tomé su cintura y la atraje hacia mí.- Te extrañé anoche.- susurré hundiendo mi cara en su cuello

- Yo también.- respondió en el mismo tono.- Pero estoy segura que los niños estaban felices de tenerte allí

- Es difícil decirlo cuando se pasaron todo el tiempo durmiendo.- aclaré divertido. Me había tocado un largo turno

- ¿No haz sabido nada?.- consultó suavemente

- No. Y me estoy impacientando.- confesé mirando a mi hija rodar por el piso

- Estoy segura que tendrás noticias pronto.- me animó y posó sus labios suavemente en los míos.

Habían pasado dos semanas desde que estábamos juntos. Y sentía como si siempre habíamos pertenecido el uno al otro… También habían pasado unos días desde el juicio, y estaba atormentado totalmente sin tener certeza de lo que se estaba resolviendo a mis espaldas. Esperaba al menos que la resolución de la Asistente estuviera determinada pronto. Y así poder instalarme ya con mi hija en nuestra casa… Desde ahí, tenía varias ideas para llevar a cabo. Todas en relación a mi hija, Bella y yo…

- Quiero otro beso.- pedí como niño pequeño

- Edward, no podemos. Fifi puede vernos.- se sonrojo mirando en dirección a mi hija

- Mi pequeña está en otro planeta junto a su mascota.- argüí.- De hecho creo que tienes más interes en ese peludo animal que en mí.- gimotee

- ¿Estás celoso de un perro Edward?.´- preguntó ella para partirse de la risa luego

- ¡Ey! No es gracioso.- me quejé.- Pero desde que llegó ese animal, ella no hace más que hablar de él

- Eres un niño en cuerpo de hombre.- golpeó mi pecho juguetona

- ¿Puedo ser yo tu mascota favorita?.- hice un puchero

- No andas en cuatro patas, no tienes pelo en todo el cuerpo, tampoco babeas todo el tiempo… Pero si no hay más, tendré que adoptarte como mi mascota.- se carcajeó

Tomé su cara y planté un beso ansioso en sus labios. Tal parecía que podría habérmela comido allí mismo, de no ser por unas patitas pegándose a mi pantalón y un hocico tironeando de la tela… Y ¡Mierda! Me separé abruptamente de ella para fijar mi vista en el piso y al perro jugando con los cordones de mis tenis… Levanté la vista y más allá estaba mi hija con su vista fija en la escena que plantábamos Bella y yo…

- Estefanía.- llamé y Bella se dio vuelta enseguida hacia mi hija

- Fifi.- habló. Pero ella seguía mirando con sus curiosos ojos azules

No tuve que esperar mucho para que en menos de dos semanas una mujer se estrellara nuevamente en mi cuerpo dándome un sonoro beso en los labios, pero esta vez era mi pequeña princesa… Mi pequeño pedacito de corazón que aferraba sus bracitos a mi cuello…

...

Continuará...

 

Capítulo 14: Capítulo 16:

 
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