De niñera a Mamá. (+18)

Autor: caro508
Género: + 18
Fecha Creación: 06/11/2010
Fecha Actualización: 08/11/2010
Finalizado: SI
Votos: 12
Comentarios: 22
Visitas: 77456
Capítulos: 21

La vida de Bella Swan cambia radicalmente. En busca de trabajo como niñera, encuentra algo más.... una pequeña necesitada de amor. Luego de algunos sucesos ella comprende que no puede dejarla sola... donde comienza un nuevo desafío; encontrar al padre.


Hola, es mi primera vez que hago esto, esta historia no es mía, le pertenece a Pam3.C.S., yo solo la subo con su autorización, es una de  mis favoritas espero les guste...

Dis: "Los personajes son propiedad de Sthep. Meyer, tan solo  la historia es de Pam3.C.S."


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Capítulo 4:

Edward Pov

- Edward debes levantarte.- escuché a lo lejos la familiar voz de mi madre

Gemí intentando encontrar mi voz en algún recóndito lugar donde haya quedado la noche anterior. De sólo recordarlo, se me partía la cabeza ¡Maldito Emmet! Juro nunca más hacerle caso cuando diga que sólo será una copa y nada más. Y todo por celebrar que comenzaríamos con las dichosas "Prácticas Profesionales"*

- ¿Qué hora es?.- dije con la voz amortiguada por la almohada

- Te saludaría con buenos días, pero teniendo en cuenta que ya estamos por tomar el té de la tarde, debo decirte "Buenas tardes", son exactamente las cinco con treinta y siete minutos de un maravilloso día domingo.-

Giré a mi costado para ver a una risueña Esme en posición de enfado con sus manos en las caderas y moviendo graciosamente su pié.

- Buenas tardes hermosa mujer que me haz traído al mundo.- la saludé meloso

- No uses tus artes de chantaje conmigo jovencito ¿Recuerdas haberme prometido que me acompañarías a la galería de arte de Margot?.- exactamente eso era lo que quería evitar, pero por lo visto mi madre era persistente

Puse en práctica mi último recurso de supervivencia

- ¿No podría mi querida hermanita suplir mi ausencia?.- amplié mi sonrisa hacia ella

- Tu querida hermanita ha estado más de una hora alistándose en el baño, para salir con su novio y luego debe ir a su trabajo por un rato.- apuntó

- ¡Ves! Te dije que no era buena idea dejarla pololear tan inmadura.-

- ¿Quién es la inmadura?.- se escuchó una voz familiar tras mi madre

- Tu hermano te nombra a ti

- ¡Liz!.- canturrié.- ¿Quieres ganarte el doble de tu mesada este mes?.-

- ¿Quién será el benefactor?.- entrecerró los ojos

- Tu precioso hermano ¡Por supuesto!

- ¡Pff! Olvídalo. Gano el doble de tu mesada en mi trabajo como mesera.- se rió de mi intento de soborno

- Bien Edward. En vista que tu lado chantajeador y sobornador es realmente patético ¡Levántate!.- exigió mi madre con cara de maldad a cuestas

- ¿Y si no quiero?.- en el momento que dije eso, me arrepentí

- ¡Lo pagarás!.- gritaron las dos al unísono

Un minuto después tenía a dos mujeres realmente expertas en el arte de las cosquillas encima de mí y sin darme tregua. Mientras Liz atacaba mis pies, mi madre muy obediente a las órdenes de mi hermana estaba totalmente concentrada en mi estómago y cuello. Entre lo que podía abrir mis ojos de tanto reírme, vi al único que faltaba para el cuadro perfecto de "ahoguemos a Ed con cosquillas", mi padre

- ¡Hey! ¿Qué le hacen a mi futuro colega?.- gritó desde la puerta

- Haciéndolo pagar por sus errores.- contestó mi hermana

- ¡M-me…rindo! ¡Me rindo!.- dije ahogado de tanto reírme

- ¿Prometes cumplir tus promesas de ahora en adelante?.- hizo de jueza mi madre

- Está bien, está bien ¡Lo prometo!.- admití al verlas listas para otra ronda de cosquillas

- ¿A qué te están obligando ahora?.- preguntó divertido mi padre

- Debo ir a la exposición de arte de Margot.- hice una mueca al recordar mas que nada a su hija

- ¡Oh! ¡Jessica en acción nuevamente!.- rió mi padre

- Exacto.- contesté poniéndome de pié

- No te preocupes. No te dejaré ni un solo minuto expuesto a la cacería de esa tigresa.- todos reían con mi madre, lo cierto era que mi suplicio era máximo

- Quisiera saber, ya que han levantado al segundo hombre al mando de esta casa ¿Qué hará el primero que no te acompaña él?.- miré divertido como mi papá hacia muecas

- Tu padre esta en una labor de limpieza total de la parte externa de la casa ¿Si quieres pueden intercambiar roles?.- nos dio la opción mi madre

- ¡No!.- gritamos los dos al tiempo que mi padre corría escaleras abajo y yo me metía a la ducha veloz

Llegamos a la exposición. Mi madre preciosa como siempre enfundada en un elegante vestido verde y yo con la pinta de un pingüino con corbata. Nos comenzamos a adentrar a la galería cuando de improviso mi madre me atajó y comenzó la misma infructuosa labor desde que tenía memoria de infante ¡Intentar peinar mi cabello! ¡Imposible!

- ¡Por Dios hijo tu pelo parece cualquier cosa!.- exclamó vencida como siempre

- ¿Y en 23 años no te habías dado cuenta de este detalle?.- dije divertido

- En fin, así y todo eres un bombón. Jessica ya ha divisado el objetivo

Miré en la dirección que apuntaba con disimulo y en efecto, la señorita "mírenme soy una diosa" estaba acercándose con verdaderos pasos felinos hacia nuestro lugar, claramente tratando de parecer sexy ¡Intento fallido! Me parecía más un caballito recién nacido que otra cosa

- ¡Tía Esme!.- se colgó a mi madre.- ¡Que gusto tenerla acá!.- chilló

- El gusto es nuestro Jessica ¡Tu madre cada vez se perfecciona más!

- ¡Es de familia, tía querida!.- en un disimulado movimiento nos dimos una significativa mirada con mi madre.- ¡Eddie! ¡Estás muy apuesto esta noche!

Ok, aquí vamos. Obviamente tenía que responderle el cumplido, pero ¿Cómo hacerlo si parecía un verdadero espárrago con disfraz de repollo y encima verde? Mi madre tuvo que haber adivinado mis pensamientos, porque con recato me dio un pequeño apretón en el brazo que tenía tomado

- Gracias Jessica.- asentí en su dirección.- Tu también te ves…muy bien.- terminé viendo como su cara se incendiaba y pestañeaba cual le hubiera caído una basura en el ojo

- Tu siempre tan caballero, precioso.- mi guiñó un ojo.- ¡Tendré un brindis reservado para ti!

- Bueno, permiso querida. Iremos a ver el trabajo de tu madre.- se disculpó educadamente mi mamá y estuve a punto de bailarle en agradecimiento

Jessica Stanley había sido compañera mía en secundaria y de ahí nuestras madres habían desarrollado una fuerte amistad. Claro que su madre, era muy distinta a su hija, era mucho más centrada e inteligente que ella. No había recuerdo en mi mente, en que no estuviera Jessica tratando de conquistarme en base a nada sutiles galanteos, piropos y técnicas de seducción o al menos eso creía ella. Lo cierto era que en un comienzo me parecía divertido; pero avanzado el tiempo era fastidioso.

No podía negar que era una chica bastante bonita, hoy solamente su atuendo no le hacía compañía, pero más hermosa aún era una combinación entre sus labios cerrados y sus ojos lejos de mí.

La tarde dio paso a la noche y yo esperaba ansioso el momento en que mi madre por fin exclamara que se había aburrido de observar tanto cuadro extraño. Porque por más que los miraba y trataba de encontrar aunque fuera un pájaro dibujado ¡Era inútil! ¡Bendita Pintura Abstracta!

- ¿Estás aburrido?.- esa voz aguda era lo último para rematar mi estado zombie

- No, es sólo que estoy cansado.-

- ¿Una muy larga noche?.- me giré hacia ella

- Así es. Fue una larga noche y lo único que deseo es dormir…solo.- remarqué la última parte al ver sus ojos expectantes

- Podríamos salir un día de estos…- su invitación fue interrumpida por el sonido de mi móvil

- Lo siento.- me disculpé antes de contestar, a pesar de su cara.- ¿Hola?

- Edward ¿Aun están en la entretenida exposición?.- mi hermana siempre tan sutíl

- ¡Oh sí! ¡Aún!.- contesté con tono irónico de alegría

- ¿Y tu acosadora personal? Ya hizo acto de presencia e insistencia.-

- El teléfono salva.- intente darle a entender que me había liberado de ese gran detalle

- Entonces me debes una grande. Necesito justo ahora un chofer.-

- ¿Y eso por qué?.- Jessica me observaba, intentando acercarse a mí para escuchar mi conversación.- Que yo sepa mi amiguito anda de chofer del día

Mi hermana Liz estaba actualmente como pareja de uno de mis grandes amigos. Si bien, en primer momento me había molestado la situación…luego de un año me había acostumbrado. Tenía que darle crédito a Sthepen, era uno de mis pocos amigos que valían la pena en cuanto a relaciones estables y serias, y bueno…mi hermana había sido la afortunada. A pesar de sus cinco años de diferencia, Sthep era un hombre dominado por una mujer que recién cumplía sus dieciocho años.

- Tu amiguito, es decir, mi amor anda de chofer mío.- detalló firme.- El chofer lo necesita otra amiga mía, tu sabes… Pero bueno si no puedes, yo podría pedirle a otro...- no la dejé concluir

- Llevo a mamá a casa y en media hora estoy ahí.- dije olvidándome de la sombra a mi lado que bufó indignada

- ¡Ese es mi hermano! Siempre dispuesto ayudar al prójimo.- río a mandíbula batiente.- Nos vemos en media hora.

Colgué el teléfono sonriendo como idiota. Sonrisa que se me acabó al mirar rostro tenso de mi no grata acompañante.

- Entonces es cierto.- comentó ácidamente

- ¿Qué cosa?.- pregunte sin entender del todo su afirmación

- Una amiga me comentó que te habían visto…digamos, acompañado la semana pasada.- la dejé continuar con su veneno.- Con esa chica que trabaja en el mismo bar que tu hermana, Rose y tu amiguita

- Jessica, no creo que tenga deber de darte explicaciones.- traté de no demostrar en forma evidente mi disgusto.- Pero para saciar tu curiosidad y que tus amigas puedan salir a divertirse y no estar como detectives privados a mi cargo ¡Si! Me vieron muy bien acompañado, se llama Kate

- ¡No puedo creerlo!.- chilló indignada.- ¡¿Qué es lo que puedes ver en una ramera como esa?

- Primero, mide tus palabras porque por si lo olvidas mi hermana y dos de mis mejores amigas también trabajan allí y no son ningunas rameras.- dije calmadamente, pero con un tono de advertencia.- Y segundo, veo en ella lo que no encuentro en ninguna otra mujer

- ¡Me imagino! ¡¿Ya te acostaste con ella? ¡Porque supongo que lo que te fascina es la facilidad con la que pudiste encamarte con ella!.- gritó y no tuve tiempo de devolverle todo lo que quería decirle, pues su madre llegó a aplacar el escándalo de su hija

- Jessica por favor ¿Qué está pasando? Estás llamando las miradas de todo el mundo.- la tomó por el brazo y la jaló

- ¡Es todo culpa de Edward!.- siguió gritando y Margot me miró interrogante

- Lo siento Margot, pero solamente estábamos hablando y ella se alteró. Lo único que puedo decirte es que no voy a permitir que Jessica insulte a mi hermana y a nadie importante para mí. Permiso

Me aleje en busca de mi madre, escuchando los chillidos de Jessica y sintiendo las miradas de todos los presentes alternarse en mí y el espectáculo detrás de mí. Mi madre entendió mi mensaje sin siquiera emitirlo y se encaminó a la salida conmigo tras de ella. Pasé a casa para dejarla ahí luego de conversar todo lo ocurrido en el trayecto y contar con su apoyo por mi actitud y me dirigí al bar.

...

- Me gusta tu atuendo de los domingos ¡Muy lúdico!.- se burló Tanya de mi formalidad

- Graciosa.- nos saludamos y entramos

- ¡Hey tu!.- me apuntó Rose.- ¡La próxima vez que se les ocurra salir a emborracharse al quinteto de payasos, asegúrate de ponerle una mordaza a mi novio!.- amenazó

- ¿Qué hizo ahora?.- pregunté divertido.- Yo lo dejé de pié en la puerta de su casa

- Pues el muy idiota, tomó un taxi a pesar de su estado y fue a ¡mi casa!.- se señaló.- Pero eso no es lo malo ¡Lo horriblemente malo fue la serenata que me brindó a las seis de la mañana! Y no solo eso ¡El espectáculo que armó despertando a todos! ¡Llegó hasta la policía Edward!

- Creo que Emmet se equivocó de carrera, lo de él no son los bisturís; sino los micrófonos.- me reí ganándome un golpe en la nuca por parte de Rose

- Muy gracioso Cullen.- empujó mi hombro al pasar por mi lado.- Pero te lo advierto, la próxima vez pagaran ustedes las consecuencias.- y salió del local

- Yo que tu me tomo enserio esa amenaza…es…mmm…ella ¡Es Rose!.- rió Tanya

La noche anterior habíamos salido por ocurrencia de Emmet, como me había quejado desde que me había despertado. Jasper, Sthep, Fox, Emmet y yo. Todos compañeros de Universidad, así como lo eran Rose y Tanya, aunque con la última mi historia de amistad se remontaba a muchísimos años atrás.

Entramos donde estaban todos los demás terminando de ordenar por la noche anterior. Mi hermana como siempre pegaba a mi amigo, otras chicas guardando vasos y Kate, acomodando unas botellas. Tanya, me dio un pequeño codazo indicándome con su barbilla a la chica que desde hacia unos dos meses, estaba llamando poderosamente mi atención.

Mi hermana había entrado a trabajar como mesera a este bar para ahorrar dinero, según ella. Pero la verdad era que, apenas cumplió su mayoría de edad, buscaba cualquier excusa para aprovechar sus nuevos límites de libertad. Tanya, Rose y Liz, se habían presentado juntas y el tipo, bastante listo las había dejado a las tres sin chistar. Listo, porque aunque se tratara de mi hermana pequeña, mis compañeras; mi mejor amiga y la polola de mi amigo, había que reconocer que eran bastante bonitas…aunque siempre las sacara de quicio diciéndoles que eran "mujeres promedio"

Kate, era compañera de trabajo de las chicas y por medio de ellas la había conocido. Era secreto a voces que ella y yo nos gustábamos, pero hacia una semana recién que me había atrevido a invitarla…en una especie de cita. Morena, ojos pardos, alta y de contextura delgada. Estudiaba Educación Parvularia en otra universidad y trabajaba para apañar gastos.

- ¡Hermanito!.- gritó Liz, para llamar la atención de los demás, especialmente una persona a la que le percibí un rojo furioso en su rostro

Saludé a todos y esperé paciente a que terminaran de ordenar y guardar todo en su lugar. Salimos del local Tanya, mi amigo, mi hermana y Kate. El dueño y otras personas se fueron inmediatamente.

- Bien. Nos vamos amor.- indicó mi hermana a su novio

- La quiero de vuelta temprano.- apunté a mi amigo

- No me vengas con tu papel de hermano mayor.- bufó Liz

- La llevaré temprano hermano. No hay problema.- informó Sthep divertido, mientras se subían a su auto

- Creo que yo también me iré.- dijo Tanya y agregó.- Nunca me ha gustado ser mal tercio

- Te paso a dejar.- ofrecí

- No gracias Ed. Tomo un taxi ¡Diviértanse!.- se despidió

Lo cual me dejaba a mí y ella solos. Si bien la semana pasada habíamos salido en plan de cita, no había pasado nada más allá. Y tenerla frente a mí y solos, ciertamente me ponía nervioso, incluso sabiendo que en ese momento yo era el mayor ¡Pff!.

- Creo que también deberíamos irnos. Mañana es una nueva semana de estudios.- me sacó de mis aturdimientos

- Te llevo.- nos subimos a mi auto y me encaminé a su casa

Durante el trayecto hablamos poco, la verdad es que al parecer los nervios eran compartidos. Odiaba comportarme así, pero mis únicas dos relaciones formales a mis 23 años habían sido Lauren, una compañera de secundaria que no había necesidad de entablar tema porque ella lo hacia por los dos y Vanesa, mi vecina de toda la vida, por lo que nuestra conversación no había variado de la amistad al noviazgo.

Llegué a su casa en poco rato, hubiera querido demorarme más, pero un día domingo de noche, el tráfico era en relación a un auto cada treinta cuadras.

- Gracias por traerme Edward.- ese era señal de despedida y me hizo reaccionar, no me quedaban más de diez minutos a mi favor

- Kate…- inspiré para darme ánimo.- Quería saber como lo habías pasado el fin de semana anterior. No tuve tiempo a preguntarte y bueno…- necesitaba un curso urgente para enamorar chicas

- Fue increíble Edward.- la miré incrédulo.- ¡De verdad! Quizás solo falta algo más de confianza, pero me agrada en demasía tu compañía

- Eso de "falta de confianza" se puede solucionar si salimos nuevamente.- miré nervioso en varias direcciones.- ¿Te gustaría salir un rato durante la semana? No se, hacer más cosas. Aún no estamos con los exámenes encima y…podría ser durante las tardes.- me explayé demasiado

- No tengo ningún problema Edward, pero debe ser después de mis horas de trabajo.- la miré sin entender, se suponía que su trabajo era el mismo que mi hermana, es decir, viernes y sábado por la noche.- Trabajo los días de semana igualmente Edward. Ayudo en una cafetería, salgo todos los días después de las siete.

- No sabía eso.- admití.- Pero después de las siete me parece perfecto

- Bien, entonces espero tu llamado.-

Asentí aturdido observándola, que no me percaté cuando se despidió y bajó del auto. Tan solo unos segundos de conciencia, me alertaron de su cara extrañada…debía de haber dicho algo y yo como imbécil, ni siquiera me percaté. Bajé veloz de mi auto y la alcancé en la puerta de su casa, tomándole por un brazo

- Kate. Yo…no sé si dijiste algo al bajarte, solo estaba pensando y…

- No te preocupes Edward. Tan solo me despedí.- rió de mi verborrea

- Lo siento.- admití avergonzado.- Entonces nos vemos en la semana

- Ajá. Esperaré tu llamado.-

- Ok.-

Me acerqué para despedirme con un beso en la mejilla, pero mis ganas de probar sus labios me tenían al borde de la locura y mi ansiedad más nerviosismo, no eran buena combinación. Así que sin pedir permiso ni nada, acuné su rostro con mi mano y cuando mis labios hicieron contacto con la cálida piel de su mejilla…corrí mi cara para depositar un simple roce en sus labios, que ardían con el rubor de su rostro.

- Me gustas demasiado.- susurré sobre sus labios

- Yo…tu también Edward, pero quiero irme con calma.- pidió moviéndose algo incómoda bajo mi tacto.

- Lo siento. Siento ponerte incómoda, es solo que no aguantaba más el probar tus besos.- admití con la verdad

- No te disculpes, está bien.-

La seguí notando incómoda o nerviosa mientras mi cara estaba adosada a la suya, así que tras depositar un beso en su frente, me alejé y nos despedimos con un movimiento de mano solamente. Quizás había hecho mal en no consultarle nada, pero no eramos niños para eso…en todo caso, no me arrepentía de nada. De alguna forma u otra teníamos que empezar por algo y un casto beso, era "algo"

El día viernes llegó y no sabía nada de Kate. Cada vez que había llamado a su móvil o me salía la dichosa grabación o simplemente estaba apagado. No sabía que pensar o entender con su reticencia a hablar conmigo, lo cual me dejaba en punto muerto. Esperaba al menos un rechazo por medio de un mensaje o cualquier cosa, pero solo recibía silencio.

- ¿Por qué traes esa cara? ¡Alégrate hombre! ¡Es viernes!.- celebró Tanya a mi lado, al tiempo que salíamos de la última clase por esta semana

- ¿Qué haz sabido de Kate?.- pregunté directamente

- Está enferma.- respondió Tanya

- La he llamado y no contesta su móvil, pensé que solo no quería hablar conmigo

- Quizás puede haber algo de eso ¿Qué sabes de sus ex parejas?.- enarqué una ceja hacia ella

- ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?.- bufé entre molesto y hastiado.- ¿Acaso hay psicópatas, asesinos, delincuentes u otra cosa en su lista?.- reí negando con la cabeza

- Ese es el problema mi querido tonto amigo.- palmeó mi espalda con un poco mas de fuerza amistosa.- No habría quizás tanto problema si algún ex fuera como ellos. El problema aquí es no hay pasado ¿Me entiendes?.- levantó sus cejas y mi diversión terminó

- ¿Qué quieres decir?.- mi cara debía ser un poema

- ¡Dios! ¡Es que acaso todos mis amigos son así de inteligentes!.- exclamó al cielo dramáticamente.- Lo que trato de decirte mi querido futuro médico de la idiotez, es que la chica no tiene repertorio amoroso. Más simple aún, el beso que le diste la semana pasada ha sido su primer beso en los labios ¿Cómo lo ves?.-

- Estás de broma.- reí con esa típica risita entre histérica y nerviosa

- Nones.- negó con su largo y huesudo dedo.- Nos contó eso un día en que Rose comentó sus últimas aventuras con Emmet y ella, cuando fue su turno de hablar confió que era virgen, y no sólo de allí.-

- ¿Cuándo te contó lo del beso?.- inquirí frenético por saber si había jodido todo

- No te preocupes Ed.- me calmó.- Es solo que ella no sabe como reaccionar. Le gustas, pero teme que por sus veintiún años y siendo casta y pura, tu salgas corriendo como loco.- obviamente divertida con la situación.- Pero es cierto que ha estado enferma, en todo caso en la noche igual vendrá a trabajar. Ahí es tu oportunidad

Llegué a casa dándole vueltas una y otra vez a la conversación con Tanya. Me parecía increíble creer que ella era ¿Virgen? ¿Veintiún años? Mi hermana tenía dieciocho, pero aunque me desagradara, debía admitir que sabía que su repertorio sexual había comenzado con mi amigo. Lo cual le había valido un golpe certero en su mandíbula, una noche en que el trago había aflojado de más su lengua.

- ¿A qué hora salen hoy?.- pregunté a Liz cuando estábamos comiendo

- A las cuatro. El local los días viernes cierra antes ¿Piensas ir?.-

- Quizás.- dije no muy convencido

- Si quieres hablar con Kate, debes estar antes de las cuatro. Los sábados ella trabaja por la mañana así que se va corriendo cuando termina el turno.

Tres y media de la mañana y estaba parado fuera del bar con una noche un tanto fría. No había querido entrar, pues había llamado a Tanya para saber que se veía dentro y mi amigo Emmet era cliente consumidor por hoy. Así que si quería hablar sobrio y en buen estado con Kate, no era opción entrar ahí… Media hora más tarde, la dueña de mis inquietudes, salía apresurada del local con destino a la parada de taxis. Corrí tras ella…

- Kate.- ella se volteó sorprendida

- H-hola Edward.- tartamudeo

- ¿Cómo estás?.-

- Bien. Algo enferma estos últimos días, pero todo bien.- no me miraba cuando me hablaba

- Vine, porque quería conversar contigo.- dije decidido

- Edward. No te he contestado porque he estado algo ocupada y además estuve resfriada. No asistí a mis trabajos y tampoco a la Universidad.- sabía que la mitad de las cosas eran ciertas

- No te preocupes, está bien.- no quise ahondar mucho.- ¿Puedo ir a dejarte?.- aventuré

- No es necesario Edward. Gracias de todas maneras.- se apresuró a decir

- Es idea mía o estás arrancando de mí.- largué lo que tenía sin sonar a reproche, mas bien lo hice en forma divertida

- N-no…no…nada que ver.- arremetió nerviosa

- Entonces deja que te lleve. Vine a verte nada más.-

Accedió luego de unos diez minutos y procedí a llevarle a su casa, pero antes hice mi movimiento magistral. Estacioné a dos cuadras de donde estaba su casa, si íbamos a hablar lo haríamos sin presiones…y frente a su casa, era obvio que ella arrancaría como había intentado antes sin darme tregua a hablar.

- Creí que me llevarías a casa, en todo caso no te preocupes, desde aquí puedo caminar.- iba a bajarse, pero fui mas rápido y la tomé del brazo

- Kate, tenemos que hablar.- la atajé

- Edward…- comenzó, pero me adelanté

- Tú me gustas. Te lo he dicho y no bromeo cuando lo digo. Quiero saber si realmente tengo una oportunidad contigo.-

No sabía a ciencia cierta si mis palabras estaban bien o no, si es que la estaba presionando de forma inconciente, pero tenía que tener claras mis reglas en el juego…si es que había tal. Ella se sonrojó a pesar de que estaba algo obscuro el lugar, pero los faroles provenientes de la calle me hacían ver su rostro.

- Yo te he dicho…que también, pero…-

- ¿Pero?.- la insté a seguir

- No lo sé…- susurró y bajó su mirada

Me giré en su dirección y la hice mirarme. No podía largarle que sabía su nulo historial de romances, pero tampoco encontraba la forma para urgir a que ella por decisión propia me lo confiara. En mis relaciones formales o pasajeras las cosas no eran tan complicadas.

Tomé una determinación en ese momento y la seguí. Elevé su rostro a mi altura y me acerqué despacio a ella, sentí su aliento en mi rostro y acerqué mis labios a los suyos. Fue el mismo beso de la primera y última vez, un roce simple y delicado. Sentí su labio temblar bajo el mío y con timidez presionar sobre los míos. Sonreí en mi interior, al menos que tuviera la disposición, era una buena señal.

- Edward…- la oí decir tan despacio que no supe si era real o no

- Dime.- dije sin separarme de sus labios y del adelanto que había obtenido

- Yo…yo…no se besar.- admitió temblando y respiré tranquilo, sabiendo que esto hacía mas fácil las cosas

Abrí mi puerta y bajé, rodee el auto y abrí su puerta, extendiéndole la mano para que descendiera.

- Ven.- la invité a bajar conmigo

- Edward…lo que te dije…-

- Hablemos acá.- insistí

Bajó con su mano en la mía, a lo cual aproveché para apretar suavemente…en señal de estar ahí con ella y sin más. Ella me miró y sonrió débilmente

- Bien.- dije una vez apoyados en el capó de mi auto.- Ahora podemos hablar

- Ya te lo dije.- se movió inquieta delante de mí

- No sabes besar.- repetí sus palabras

- Aham.- musitó

- ¿No haz tenido novio o pareja antes?.- traté de ser sutil

- Lo siento Edward, debo irme.- anunció sin levantar la vista y dándose vuelta en retirada

- ¡Hey! Espera.- la tomé suavemente y la dejé frente a mi sin soltar sus brazos.

- Esto es vergonzoso.- gimió tapando su cara con sus manos, cuando logró que la soltara

- Esto es tema de confianza.- rememoré sus palabras de la noche pasada.- Y es tema de práctica

- No sé…no sé ni que hacer. Me da vergüenza, me siento tonta.- gimoteaba como una niña pequeña

Sonreí y tomé su barbilla. La observé y pude notar que no mentía. Porque debo confesar que en un principio, creí que solo era una excusa. Pero viendo sus facciones asustadas y sus ojos expectantes…

- No eres tonta.- deposité un beso corto en sus labios.- Y en todo caso de ser así, quiero que seas mi tonta….- murmuré despacio sobre sus labios

- Yo quiero serlo.- admitió quedito

- Era todo lo que necesitaba saber.- terminé con nuestra plática para pasar a lo que me tenía el corazón a mil

Presioné con más fuerza mis labios sobre los de ella. Y comencé a moverlos despacio, a la par que sentía como ella imitaba mis actos con un poco de indecisión. Finalmente entreabrí mis labios abarcando su labio inferior y fui subiendo la intensidad del beso.

Bajé mi mano a su cintura, ubicando la otra tras su cuello para acercarla más a mí. Y de ese modo terminar con los titubeos.

Luego de unos segundos, mi ansiedad me pasó la cuenta y rocé su labio inferior con mi lengua, en respuesta recibí un inquietante gemido, pero la invitación a saborear del manjar profesado por su boca. Mi lengua se acopló en su boca y buscó la suya comenzando una ronda excitante. Para cuando sabía que debía apartarme para dejarla y dejarme respirar, nuestro beso había adquirido sensuales roces que habían aumentado su ritmo hasta hacerlo frenético.

- Ahora la práctica no es problema.- sonreí repartiendo varios besos en sus labios

- Me gustó mucho.- reconoció, hinchando mi pecho

- Ahora eres mi tontina.- bromee, ganándome un beso

- Lo soy.- me confirmó

De ese hecho hacían ya ocho meses. Lo recordé estando tirado en mi cama y analizando cada cosa que había pasado en este tiempo. En estos ocho meses había momentos gratos y otros no tanto. Los menos gratos eran sus celos enfermizos por cualquier chica que me miraba más de lo que a ella le agradaba o que se acercaba a conversar alguna nimiedad.

Hoy el tema amargo en nuestra historia estaba siendo provocado por el inicio en dos meses más de un nuevo y para mí, último año Universitario. Había decidido hacer mi última Práctica Profesional en otro lugar donde no tuviera la sombra de ser el hijo del Dr. Carlisle Cullen y ser yo mismo, brillar con luz propia como decía Tanya.

Asunto que en este último mes nos había tenido metidos más en discusiones que compartiendo y disfrutando de nuestros encuentros. Además de tener otros asuntos en los cuales no estábamos fallando, como pareja…el asunto del beso, había sido al parecer un indicio no tomado en cuenta cuando habíamos empezado…y al parecer estaba pasando factura, al menos en mí…

...

Continuará...


Hola niñas/os. Ya apareció Edward!!!

Aquí hemos visto un poco la historia de él. Nada del otro mundo, pero su relación tiene mucha incidencia en lo que vendrá después ¡Oh, si!

Comentarios? Votos? Se los agradecería mucho.. Besos

Capítulo 3: Capítulo 5:

 
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