JASPER POV

- Sophie, por favor nena, ven a la cama!-

- Pero papi! Aún no tengo sueño!-

- Pero tu cansado padre si. Además mañana debemos levantarnos temprano recuerdas? Tenemos un viaje largo que hacer.-

- Ufa! Esta bien.-

Cuando quería mi hija era muy caprichosa. Admito que era mi culpa, la malcriaba.

Estaba acostandola cuando sonó mi celular.

- Quédate aquí que voy a atender. Debe ser la tía Rose.-

- Si! Tía Rose! Quiero hablar con ella!-

- Rosey- atendí a mi hermana.

- Hola Jazz, que tal están?- 

- Aquí, intentando que tu sobrina se duerma. Esta sumamente inquieta.-

- Debe ser la excitación por el viaje. Tienen todo listo?-

- Si, esta todo embalado y guardado. Mañana por la mañana llegan los de la mudanza. Una vez que este todo guardado iremos a tomar el avión.-

Vivía junto a mi pequeña de 5 años en Houston. Hacía 3 años que la madre de Sophie nos había abandonado. 

Un día me desperté y no la vi a mi lado. Me levanté para buscarla y encontré una nota sobre la mesa donde decía que necesitaba tomar distancia, que se sentía ahogada, que esta no era la vida que había soñado. 

Sabía que no era la vida que María había soñado. Ella quería que viviésemos tomando riesgos y aventuras todo el tiempo. No soportaba quedarse en el mismo lugar mucho tiempo. Pero cuando quedo embarazada de Sophie las cosas cambiaron. La libertad que teníamos se vio interrumpida. Con una bebe no podíamos hacer las cosas que hacíamos antes. Al principio ella era feliz. Pero a medida que pasaba el tiempo su humor cambió. Dejo de ser la mujer alegre que era para convertirse en alguien con quien era imposible tratar. Como ambos trabajábamos tuvimos que dejar a la pequeña en una guardería ya que sus padres vivían en Seattle y mi hermana, el único familiar que me quedaba a parte de mi hija, se había casado y ahora vivía en Forks. Por lo que cuando salíamos de nuestros empleos íbamos a buscarla juntos. Al menos esa era la idea, ya que siempre terminaba yendo solo. 

Pero nunca me imagine que se iría y nos dejaría. A mi, bueno, era su esposo podría llegar a entenderlo, pero a nuestra hija... Eso no lo entendería nunca.

Siempre pensé que volvería. Solo se llevo un poco de ropa, no tenía dinero y debía trabajar. Fui a buscarla a la oficina de correos, donde era empleada, pero nadie sabía nada de ella. Llamé a sus padres, pero tampoco sabían nada. 

Con el correr de los días empecé a arreglármelas para cuidar de Sophie, trabajar, y encargarme de la casa. Nunca había sido un buen "amo de casa" pero tuve que aprender.

Sophie extrañaba a su mamá, aunque ella no había sido demasiado cariñosa con la pequeña. Luego de tres años, deje de esperarla. Siempre pensé que lo hacía por Sophie, pero luego entendí que dentro mío, esperaba que volviera arrepentida para volver a formar la familia que eramos. Pero nunca volvió. Ni sus padres saben donde esta. Ella se comunicaba con ellos a veces, pero jamás les decía donde estaban. 

Llegué a odiarla. No solo por dejarme a mi, sino por dejar a una niñita sin su madre. Era egoísta y una mala persona. Al final era mejor que estuviese lejos de mi pequeña. 

Rosalie me venía insistiendo desde que María nos dejo que me mudara a Forks con ella. Pero yo no quería. Debía esperarla. 

Luego de tantos años, decidí que irnos era lo mejor para los dos. Un nuevo comienzo era lo que necesitábamos. Estar cerca de la familia, ya que los padres de María vivían relativamente cerca de donde vivía mi hermana.

Ella se ocupo de buscarnos una casa para los dos, con comodidades suficientes para disfrutar de una vida tranquila, que aquí era imposible tener, y yo comencé con mi búsqueda de empleo. Soy diseñador gráfico por lo que era algo difícil encontrar un trabajo relacionado con mi profesión en un pueblo pequeño. Pero mi cuñado tenía un negocio de electrónica, y necesitaba ayuda, así que de momento trabajaría con el.

- Jazz, no sabes lo feliz que soy de tenerlos cerca. Verán que la casa les fascinara y el pueblo también.-

- Nosotros también somos felices por ir a vivir cerca tuyo, verdad Sophie?- le pregunte mientras acercaba el teléfono a mi pequeña.

- Si! Tía Rosey te amo!- grito dejándome sordo de un oído.

- Y yo a ti preciosa!- grito mi hermana dejándome sordo del otro.

- Ya las dos! Entiendo que se amen, pero voy a perder la audición...- dije regañándolas.

Ambas rieron y mientras me despedía de mi hermana, acomodé de nuevo a mi hija en mi cama.

- Adiós Rose, nos veremos mañana Dios mediante. Te quiero hermanita.-

- Yo también Jazz. Los esperaré ansiosa.-

- Lo se.- reí.- Salúdame a Emmett si?-

- Lo haré. Hasta mañana.- dijo cortando la comunicación.

- Bien princesa, vamos a dormir.- le dije mientras abrazaba a mi hija. Estaba todo embalado menos mi colchón, por lo que esta noche dormiríamos juntos en el.

- Hasta mañana papi.- dijo abrazándose a mi.

- Hasta mañana amor.-

Mañana empezaba un nuevo capítulo en nuestra vida.