Deep Passion (+ 18)

Autor: vickoteamEC
Género: Angustia
Fecha Creación: 22/05/2012
Fecha Actualización: 15/01/2013
Finalizado: SI
Votos: 25
Comentarios: 154
Visitas: 39360
Capítulos: 18

T E R M I N A D A

El amor profundo y sincero se refugia en un extraordinario sentimiento de pasión. Desbordante y descontrolada pasión, aquella que te hace perder la cabeza, la misma en la que juegas el corazón.

 

 

Los personajes son propiedad de Stephenie Meyer, la trama es propiedad de mi alocada imaginación.

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Capítulo 6: DESCARO

 

 

Capítulo IV

 

 

“Su sed de codicia no es más grande que mi sed de venganza”, esa frase quedó grabada a fuego en la mente de Edward. ¿Qué significaba aquello?, ¿a quién temía Bella?, ¿de qué tenía que protegerla el tal Jacob?, ¿por qué demonios no había acudido a él? Y lo más importante, ¿cuál era aquel anuncio que se daría en la cena? Entre una cavilación y otra continuó su camino por los excelsos pasillos para ir con el resto al jardín. Escuchó un murmullo de voces, identificó una como la de Alice, miró hacia atrás de él encontrando una puerta; en un ágil movimiento miró adentro dándose cuenta de que era la biblioteca de la noche anterior. Se escondió, muy oportunamente Alice despachó a la chica que la acompañaba, cuando estuvo a su alcance Edward la arrastró al interior de la biblioteca.

— ¡Edward! — dijo ella sumamente sorprendida.

— Dímelo todo — demandó él con persuasión.

— ¿Qué? Estás loco.

— ¿Qué pasó? — ella negó—. ¡Por Dios, Alice! ¿Qué es lo que la tiene así? — dijo sacudiéndola por los brazos.

— Suéltame, Edward — demandó Alice. Él le dio una mirada apenada y la soltó despacio.

— Dime.

— No puedo — la negativa de ella estaba por convencerlo.

— ¡No la defiendas! ¡Mira lo que te ha hecho! — espetó él con coraje.

— ¡A mí no me ha hecho nada! — Alice no la defraudaría.

 — ¡Por supuesto que sí! ¡Mira en lo que te ha convertido! ¿Tan poca cosa te considera? — ella le dio una mirada enfurecida.

— Edward, tú no entiendes…

— ¡Pues explícame! Explícame, Alice, porque precisamente no entiendo ni un carajo — dijo manoteando exasperado.

— Lo siento. No puedo decir nada — ella dio media vuelta, dispuesta a marcharse.

Edward le dio alcance, la tomó por los brazos y le habló al oído.

— Alice, tú no mereces esto. Si tan poca cosa te considera no deberías estar a su lado — ella negó y siguió caminando, dejando a Edward totalmente desconcertado y mucho más confundido.

Edward trató de ordenar sus ideas antes de dar la cara a los demás, se dio cuenta de que Bella ocultaba algo importante y que probablemente lo que hacía era alejarlo. Pero, ¿por qué? Su objetivo se vio descolocado con convicción, no buscaría venganza por un amor no correspondido, no abría rencor en su actuar, sólo habría una delirante insistencia con la que ella terminaría por confesar su pesar y se refugiaría bajo los brazos de Edward. Sí, eso buscaría, en un intento de que todo fuera tan natural como debió ser siempre, sencillo.

Isabella estaba en la calzada principal, agitando la mano en señal de despedida, viendo cómo se alejaba el coche que transportaba a Jacob, deseando que estuviera de nuevo a su lado, ayudándola, protegiéndola. Cuando dio media vuelta se encontró con una muy sorprendida Alice, esperando por ella en la puerta, Isabella se acercó lo más rápido que pudo.

— Alice, ¿qué pasa?, ¿estás bien? — asintió.

— Estaba preocupada porque no te encontré con los demás.

— ¿Segura que es eso? — asintió.

— Sí, vamos — dijo acompañándola a los jardines.

Isabella se mezcló entre los escasos invitados, compartió un momento tranquilo a su lado e ignoró a Edward la mayor parte del tiempo. A quien no ignoró fue a Emmett McCarthy, que con su buen humor, su contagioso carisma y su resplandeciente sonrisa logró ganarse su amistad casi inmediatamente.

— Bueno, amable caballero, con su permiso. Iré a supervisar los preparativos para la cena de ésta noche.

— Dime Emmett — pidió él con camaradería.

— Entonces, tú dime Bella — dijo ella sonriente.

— Está bien — aceptó con una gran sonrisa—. ¿Bella?

— ¿Sí?

— ¿Podría robar una de tus hermosas flores?

— ¿Cortejando a una dama, Emmett? — preguntó ella obteniendo una gran sonrisa en respuesta–. Adelante, Emmett, toma las que necesites — invitó con un ademán. Isabella entró a la casa seguida por Alice. 

Edward paseó ausente, al lado de una linda chica a la que no prestó la más mínima atención por estar ensimismado en sus cavilaciones, se disculpó con ella y se encaminó hacia Rose. Sonrió cuando vio cómo su querida prima lucía divertida y reía encantadoramente ante algo que, evidentemente, la tenía alagada. Rosalie rompió en carcajadas, luego ella suspiró, sin dejar de sonreír. Todo atisbo de alegría se esfumó cuando frente al rostro de su pequeña prima quedó una hermosa flor, ese gesto era digno de un caballero y ese sólo podía ser uno: Emmett McCarthy.

Rosalie sonrió complacida, luego Emmett se acercó a ella hasta que dejó un beso en su mejilla, ella bajó la mirada ruborizada y sonriente. Eso fue el límite del descaro para Edward, demasiado celoso y extremadamente protector, lo primero que cruzó por su mente fue, ¿qué pensaría cualquier otra persona si viera la interpretación de aquella escena? En una sociedad tan exigente como aquella en la que vivían, ¿sería posible que alguien tomara por inocente ese gesto? Peor aún, cruzó por su mente la probabilidad de que la portavoz de todo el poblado, que por lo que tenía entendido habitaba en esa mansión, propagara un chisme sobre su pequeña y adorada prima.

Todas sus cavilaciones se desarrollaron en unos cuantos segundos, entonces decidió actuar: apareció de su escondite prácticamente hecho una furia.

— Rosalie! — la chica volteó cohibida e inmediatamente después se sintió acalorada y avergonzada.

— Edward, yo sólo…— trató Emmett de explicarse.

— Déjame a solas con mi prima — espetó.

— Pero…

— ¡Que me dejes sólo con ella!

— Nos vemos pronto — dijo Emmett a Rosalie, ésta sólo asintió y vio con pena cómo se marchaba.

— Eso ha sido muy grosero de tu parte — reprendió Rose.

— ¿Has hablado con la dueña de la casa? — dijo él cambiando abruptamente de tema.

— No — contestó ella dudosa.

— Es Isabella — dijo de golpe.

— ¿Qué? — Rosalie se sobresaltó.

— Necesito que me ayudes — dijo Edward viéndola detenidamente.

— ¿Con qué cosa?

— Anteriormente ella te consideraba su amiga, así que dudo que no quiera hablar contigo.

— ¿Con respecto a qué?

— Cómo es que obtuvo el imperio — Rosalie asintió.

Charlaron todo lo que pudieron sobre el asunto, Edward esperaba obtener la mayor información posible con respecto a Isabella, quería tener argumentos suficientes para poder arremeter de lleno con un bombardeo de verdades con el que ni ella misma estaría preparada para contraatacar. Rosalie se mostró interesada en ayudar a su querido primo, ella se dio cuenta que más que obsesionarse, Edward estaba preocupado y, siendo sincera consigo misma, ella también lo estaba; a pesar de sólo haberla tratado un par de veces, la llegó a considerar su amiga.

Cuando Isabella regresó al jardín, después de una ronda de estricta revisión y órdenes a sus empleados, Rosalie la interceptó para hablar en privado con ella. De forma casual, Rose se paseó frente la vista de Isabella, la mirada de sorpresa de ella la hizo sonreír levemente, luego caminaron en silencio hacia una banca que les daba un poco de privacidad para entablar plática.

— ¡Rose, qué sorpresa! — dijo Isabella abrazándola delicadamente, Rose correspondía al gesto sonriente–. No tenía idea de que eras una de mis invitadas — dijo haciéndola reír.

— Vengo acompañando al señor McCarthy.

— ¿¡Emmett!? — cuestionó sorprendida, a lo que Rose asintió un tanto ruborizada.

Entablaron una breve plática trivial en la que Isabella se sintió a gusto con ella, pero sabía que lo más probable era que después repitiera todo lo que ahí se suscitaba con lujo de detalle a su adorado primo Edward. Por lo tanto, cuidó las palabras que salían disparados por sus labios, hablando tras una minuciosa inspección a la joven que algún día consideró como una amiga.

— Bella, sé que apenas y supe de ella pero… ¿dónde está Marie? — Isabella suspiró y recordó el dulce rostro de su hermana — ¿Y tus padres? Bella, ¿dónde están ellos?

— Bien, te contaré lo que pasó y cómo es que he llegado aquí — dijo formando cuidadosamente las medias verdades en su mente—. ¿Recuerdas que nos conocimos en una cena que ofrecieron tus tíos? — Rose asintió.

— Ibas como pareja de mi primo y te acompañaban tus padres. Luego me fui a estudiar en provincia, cuando tenía ocasión regresaba y nos vimos algunas veces—. Isabella asintió concordando con ella—: a mi regreso ya no coincidimos, mi primo se marchó y poco después dejé de saber de ti.

— Bueno, cuando Edward se fue no mantuvimos contacto porque así lo decidimos; se suponía que yo tendría que esperar a su regreso y después haríamos oficial nuestro compromiso — dijo con añoranza.

— Así es—  convino Rosalie.

— Lo que no estaba para nada en mis planes fue… la pérdida de mi hermana. Marie se fue de nuestro lado repentinamente, en un desafortunado accidente — las palabras le dolieron, obligándola a bajar la mirada—: lo que me sorprendió fue la reacción de mis padres, me llevaron junto a ellos lejos de ahí, tratando de borrar el recuerdo de mi pobre y pequeña hermana. Mi padre comenzó a hacer grandes negocios en ésta región, pronto nos instalamos en una casa mucho más grande de la que teníamos anteriormente, el tiempo pasaba de a poco y la riqueza de papá crecía a la par de sus negociaciones. Poco tiempo después de habernos instalado apareció Alice, inmediatamente se ganó un lugar en nuestro corazón, nos recordaba tanto a Marie… así que terminamos por darle cabida en nuestros días haciéndola mi doncella.

“Un día, Charlie llegó devastado, habló largo rato con nosotras y nos explicó la forma tan ruin en la que había sido víctima de un desfalco por parte de Aro Vulturi. Una interminable lucha comenzó, en la que él buscó por todos los medios sacar a la luz las malas operaciones de Vulturi; él me mantuvo al tanto del más mínimo movimiento, juntos trazamos planes de acción y tratamos de recuperar lo que era nuestro. La lucha cada vez fue más encarnecida, el caso terminó en los juzgados, poco después comenzó a luchar por el imperio, en un intento de remunerar todo el daño que se había hecho hacia nuestra persona. Ellos murieron en un desafortunado accidente, dejándome al frente del caso y con la promesa de recuperar lo que era nuestro.

“Duré dos años peleando en contra de Vulturi, en todo ese tiempo me hice de buenos amigos y aliados; pero también gané la furia de Aro en mi contra y el propósito de que me destruiría así fuera lo último que hiciera. Después de mucho luchar logré que se hiciera justicia, Aro fue arrestado, se descubrieron sus años y años de fraudes, además de algunas barbaridades y fue condenado a la horca.

— ¡Por Dios, Bella! — dijo Rosalie sumamente sorprendida, luego la abrazó con tanta fuerza como pudo — Lo siento tanto.

— Está bien, Rose. No te preocupes.

— No dudes en contar conmigo para cualquier cosa.

— Estoy bien — aseguró Bella con la mejor sonrisa que pudo–. Además, tengo a Jacob— sabía que eso era jugar sucio, pero también sabía que esas palabras llegarían exactas a oídos de Edward–. Él ha llegado a mi vida en un momento tormentoso, me ha apoyado, me brinda su protección, es más de lo que pude pedir jamás — su tono soñador hizo entristecer a Rose, ¿dónde quedaba su primo en todo aquello?

— ¿Bella? — ella se giró inmediatamente hacia Rosalie—. ¿Qué pasa con Edward? ¿Es que a caso ya lo olvidaste?

— Él debe continuar con su vida y buscar a alguien con quien compartirla, así como yo lo hice— dijo ella tan fría que hizo a Rosalie estremecer.

— Pero…

— Querida, si me disculpas, iré a atender a mis invitados — dijo con una sonrisa irresistible–. Deberías hacerle compañía a Emmett, es un caballero excepcional — Rosalie le sonrió de vuelta y agachó la mirada.  

La tarde pasó muy rápida, tal como Bella lo había deseado. Supervisó de nuevo que todo estuviera impecable y perfecto para la cena, se permitió adular el buen trabajo de los empleados y se marchó a su habitación para elegir el atuendo que usaría. Estaba por enfundarse en su vestido cuando no lo resistió más, el mar de sensaciones que estaba reteniendo se hizo tan grande que terminó por hacerla explotar. Se dejó caer sobre la cama y lloró amargamente, tanto como sus ojos se lo permitieron. Alice fue en busca de Bella. Lo que vio al entrar a su habitación la dejó totalmente desconcertada, ella estaba sobre la cama, apretaba férreamente la almohada mientras sofocaba su llanto. Ella corrió hasta que pudo dejarse caer con urgencia al lado del cuerpo tembloroso de Isabella.

— Mi Bella, ¿qué tienes? — dijo con desespero, acariciando amorosamente su cabello.

— Alice, esto es demasiado — dijo con la voz distorsionada.

— Cuéntame, ¿qué es lo que te atormenta? — pidió con algo de preocupación.

— Edward — esa simple palabra la hizo entenderlo todo–. Quiero que se vaya, que se aleje de mí. Pero es tan insistente… — rompió a llorar de nuevo.

— Bella, deberías dejar que se acercara. Deberías contarle la verdad…

— ¡No! — rugió–. Alice, ¿no ves que estoy muerta de miedo?, quiero que esté lejos de mí, de cualquier cosa que puedo dañarlo. Me siento estremecer del pavor que me da que Aro regrese y acabe con él, vengándose tal y como lo prometió; dañándome con una herida que durará por siempre. Todo iba perfecto hasta que se le ocurrió aparecer, ¿cómo hago ahora, si lo único que quiero es refugiarme en sus brazos?

— ¡Entonces hazlo!

— No puedo ser tan egoísta. No puedo, ni quiero condenarlo por estar a mi lado.

— ¿Y si eso es lo que él quiere?

— No dejaré que lo haga, así tenga que renegar de él por el resto de mi vida.

— Bella, me duele verte sufrir así.

— Lo siento, Alice — susurró, le dio un último abrazo y le pidió que la ayudara a terminar de vestirse.

— Jacob ya llegó — dijo cuando miraban el aspecto de Isabella en el espejo.

— Eso es un alivio — dijo suspirando y cerrando los ojos–. Vamos — dijo con determinación.

Al llegar al salón de té Jacob la esperaba con una enorme sonrisa, ella le dio una calurosa bienvenida y después se dirigió hacia el resto de sus invitados. Isabella sentía que se sofocaba en esa habitación que le parecía cada vez más pequeña, podía sentir la insistente mirada de Edward siguiendo sus movimientos. Vio una alternativa de huída cuando Jacob le pidió unos minutos en privado, ella se disculpó con el resto y se encaminó del brazo de él hacia la biblioteca.

— ¿Qué pasa, Jacob?

— Fui a investigar por mí mismo sobre aquel rumor de que Aro estaba instalado en una aldea del sur — ella llevó la mano a su pecho en señal de angustia.

— ¿Qué paso?

— Nada, desapareció sin dejar rastro, cómo siempre.  

— Jacob — se quejó buscando refugio, él abrió sus brazos y la cobijó en un reconfortante abrazo.

— No dejaré que nada suceda — prometió.

— Tenemos otro problema — dijo ella separándose.

— ¿Cuál?

— Edward Cullen — él abrió los ojos sorprendido–: está aquí — admitió ella  con pesar.

— ¿Qué hiciste? ¿Te reconoció?

— ¡Por supuesto que me reconoció! Ha intentado interrogarme.

— ¿Y Alice?

— No sé, no he hablado con ella al respecto. No creo que haya pasado nada, Alice ya me lo habría dicho.

— Él sabe quién es, ¿verdad? — Isabella asintió. Él la abrazó de nuevo–. Tendremos que adelantar nuestros planes, claro, si estás de acuerdo — ella asintió sobre su pecho.

— Gracias, Jacob.

— De nada — dijo él sonriendo.

— Vamos — animó ella, llevándolo de regreso al pequeño evento de esa noche.

La cena dio inicio entre pláticas triviales, felicitaciones por el atuendo sencillo y hermoso de la anfitriona y risas de bromas sin sentido. Después de comer Jacob dirigió una mirada aprensiva a Isabella, ella le sonrió en señal de apoyo, él se puso de pie y llamó la atención de todos chocando uno de los cubiertos contra su copa. Inmediatamente los murmullos cesaron y la atención se fijó sobre él.

— Es un honor que estén esta noche aquí. Sin más preámbulos Isabella y yo queremos compartirles una noticia — Edward tomó su copa y casi la vació por completo de un solo trago.

La mirada iracunda de Edward hizo estremecer el interior de Bella, sin siquiera ella haberse asegurado de que él realmente estuviera penetrándola con la mirada. Él se lo veía venir desde aquella charla que escuchó en el estudio, no quería aceptar que lo que estaba pensando se convertiría en una terrible realidad que lo apresaría en una pesadilla con los ojos abiertos. Bella se concentró lo más que pudo, pero fue débil, ladeó levemente el rostro y se entrelazó con la tensa mirada de Edward. Se perdió en los ojos color esmeralda que le traspasaban el alma, incapaz de perder aquel electrizante contacto, trató de concentrarse en lo que todos estaban por escuchar.

— Nos es muy grato anunciarles nuestro próximo compromiso y enlace en matrimonio — Jacob sonrió ladinamente ante los aplausos y exclamaciones de felicitación.

Un breve estallido acalló de tajo las voces que comenzaban a elevarse. Isabella abrió desmesuradamente los ojos cuando vio la sangrante mano de Edward, la ropa salpicada del líquido que anteriormente estaba contenido en su copa y las esquirlas esparcidas a su alrededor. En ningún momento desconectó su mirada a la de Bella.

— Lo siento — dijo Edward poniéndose de pie, dejó de ver los ojos de Bella cuando dio media vuelta.

— Con permiso — dijo Rose poniéndose de pie para ir tras él y auxiliarlo.

Isabella vio la escena casi boquiabierta, un segundo después compuso el semblante y se puso de pie al lado de Jacob para recibir las felicitaciones de los demás. Pasaron de nuevo al salón, compartiendo un momento con los invitados, poco después entró Rosalie. Ella no pudo decir nada de lo que había charlado con Isabella por la tarde, aún no se había dado el momento. Bella se acercó sigilosamente hasta colocarse a un lado de Rose y le sonrió.

— No te preocupes, Bella, él está bien —  Bella la miró sorprendida.

— Es bueno saberlo — dijo con indiferencia–. Ahora, cuéntame, ¿cómo es que conoces a Emmett McCarthy? — preguntó sonriente, mostrando interés.

Rosalie le relató el baile en el que lo conoció, lo emocionada que se ponía cada vez que él la visitaba, cómo fue que él regresó a su casa y cómo después la invitó a alojarse por alrededor de un mes. También le contó lo que habían hecho la noche anterior, cuando todos esperaban a que Isabella apareciera ellos se fugaron a los mágicos jardines a pasear, la luz de la luna los acompañó y fue testigo del dulce primer beso que se dieron. Isabella se enterneció con su relato, la felicitó porque tenía un excelente partido y le deseó suerte con su relación. Se disculpó con ella y caminó hacia su habitación. En un alejado rincón las manos de las que era presa en sus sueños la arrinconaron en el interior de una habitación de las que estaban desocupadas.

— No lo hagas — demandó él con coraje–. Por favor — susurró apenas audiblemente, con la convicción de un ruego.

— Edward, no…

— Bella… — él tomó su mejilla en un férreo agarre, intentando encontrar su mirada inútilmente.

— No, Edward — dijo ella apretando la mano de Edward para retirarla.

Él correspondió al tacto, apretando también la mano para entrelazarla con la suya, ignorando el lacerante dolor y comenzando así con la magia de sensaciones que siempre había en su interior. En un repentino movimiento estiró la otra mano para posarla sobre su espalda baja y jalarla hasta pegarla completamente a él. Su aliento le dio de lleno en el rostro, él suspiró y cerró los ojos. Isabella estaba desconcertada, totalmente fuera de sí, ¿qué podía hacer?, ¿qué debía hacer? Ahora era real, estaba entre sus brazos, con su rostro a escasos centímetros del suyo, totalmente deseosa de atraparlo en un férreo abrazo, rogarle que se quedara, que la acurrucara entre sus brazos, que la hiciera suya hasta el cansancio y que no se marchara de su lado jamás.

— Dime la verdad, ¿qué es lo que está pasando? — pidió Edward.

— No es de tu incumbencia — susurró ella, incapaz de hablar claro.

Edward vio temor en su mirada, sabía que no hacia él, pero temor al fin y al cabo. Quería con toda su alma borrar ese fantasma de su mirada, quería poder tener el don de regresar el brillo a sus ojos, la sonrisa deslumbrante a sus labios y el aura pacífica y conmovedora que solía acompañarla. Isabella se sintió descubierta, supo que no quedaba mucho de su voluntad, temía que terminara cediendo. Una chispa de determinación iluminó la mirada de Edward, ella lo vio venir y actuó al instante; cuando estaba a nada de rozar los labios que serían su perdición, giró el rostro, dejando que los labios de Edward impactaran con ardor sobre su mejilla.

— Suéltame — demandó la fría Isabella que él desconocía totalmente.

Edward tomó su mentón, hizo su rostro girar violentamente y la observó con coraje. La mirada no la desarmó como había hecho un momento atrás, notó el temple frío y soberbio envolverla de nuevo.

— Mírame a los ojos y dime que has olvidado todo. Que ya ni siquiera me quieres — Isabella agitó su respiración y no perdió contacto con su mirada—. ¡Dime! — demandó Edward.

Ella deshizo el agarre sobre su rostro y soltó su mano en un fuerte y rápido movimiento.

— Edward Cullen, juro que voy a arrancarte de mi corazón a costa de lo que sea — espetó ella con tanta frialdad que Edward casi pudo sentir miles de aguijonazos por todo su cuerpo, como si con esa frase lo hubieran sumergido al fondo de un lago congelado.

Isabella dio media vuelta, dispuesta a marcharse, pero él la retuvo a su lado en un férreo y descarado abrazo.

— Y yo te prometo que voy descubrir lo que escondes. No te vas a librar tan fácil de mí, Isabella — murmuró en su oído con un tono mordaz, tan duro como ella jamás lo había escuchado.  

Isabella huyó del lugar completamente turbada, iba tan ensimismada que no se percató de la presencia de Jacob, ni siquiera lo vio venir hacia ella, chocó dolorosamente contra su cuerpo.

— ¡Bella! — dijo él sosteniéndola.

— Jacob — suspiró aliviada y se abrazó a él con todas sus fuerzas.

— ¿Estás bien? — ella asintió sobre su pecho–. Quiero hablar contigo— dijo Jacob apremiante.

— Claro, vamos — dijo ella conduciéndolo por los pasillos hasta una de las terrazas con vista hacia el jardín.

Isabella se recargó en la baranda, mientras esperaba que Jacob dijera algo dejó su mente divagando en un lugar lejos de ahí, al lado de un hombre que parecía un demonio por su poder sobre ella, aquel mismo que era dueño de la mirada esmeralda que la hacía perder el aliento en un instante. 

— Bella… — dijo Jacob debatiéndose entre preguntar o no.

— ¿Dime? — al no obtener respuesta se giró para poder observarlo. Jacob lucía nervioso e indeciso — ¿Qué pasa? ¿Algo anda mal?

— ¡No! No es eso.

— ¿Entonces? — él se acercó lentamente.

Apenas lograba escucharse algo, a lo lejos algunos insectos, el compás de sus respiraciones desiguales y fluidas; el lugar tenuemente iluminado por las tintineantes velas de la puerta, la luna bañando de lleno sus rostros, envolviendo sus cuerpos con sus rayos. Jacob estiró una mano, pidiendo con ese gesto la de ella, Isabella no dudó en estrechar la mano de Jacob entre sus dedos. Él la miró intensamente, con una evidente duda en los ojos, provocando que ella se concentrara de entero en su presencia. Isabella lo vio confundida, el misterio estaba por terminar con su poca paciencia, los nervios estaban por consumirla, se moría por escuchar aquello tan importante que Jacob tenía qué decir.

— Bésame. 

 

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Hola, mis hermosas!!!!

No sé qué pasa que la pág no me ha dejado colocar sus imágenes de agradecimiento. Se las pongo por fb ;D

Nenas, no se me mal acostumbren... que actualicé así de rapidito porque me tomaré unas pequeñas vacaciones, dedicaré mi tiempo a entregar algunas portadas que debor por ahí, de ayudar a algunos fics "Beteando" y descansando de este fic que me pone loca!!!

¿Comentarios? ¿Quejas? ¿Sugerencias? Porfis!!! comenten!! que es el alimento de mi inspiración, ver sus preciosos comentarios me impulsa a seguir adelante con esta locura y entre más veo su apoyo.. pues más me incentivo y más rapidito trabajo en el cap n_n

Ani!!! Eres la peor consentida y nena mimada que existe!!! cada día te tenemos más malcriada!! jejeje!! Teamuuu!!

Mi familia hermosa!! que todos los días me esperan en la cashitaa!! las amooo!! con todo mi corazón de bombón!

GRACIAS!! por sus coments: Ani (mi gatitu teamuu!), Sol (mi mou!! fw te amu), Maya (hermosa te mega adoro!!), mi Rb (preciosa eres un amor de mi corazón!! te adoro!!)

A quienes leen!! a quienes votan!! GRACIAS

Nos vemos pronto

;D

 

 

Capítulo 5: FRENESÍ Capítulo 7: INESPERADAS SORPRESAS

 
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