Deep Passion (+ 18)

Autor: vickoteamEC
Género: Angustia
Fecha Creación: 22/05/2012
Fecha Actualización: 15/01/2013
Finalizado: SI
Votos: 25
Comentarios: 154
Visitas: 39356
Capítulos: 18

T E R M I N A D A

El amor profundo y sincero se refugia en un extraordinario sentimiento de pasión. Desbordante y descontrolada pasión, aquella que te hace perder la cabeza, la misma en la que juegas el corazón.

 

 

Los personajes son propiedad de Stephenie Meyer, la trama es propiedad de mi alocada imaginación.

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Capítulo 2: EL GOCE DE LO ABSOLUTO

 

PREFACIO

 

 

 

Isabella giró dos o tres veces sobre su propio eje para apreciar el resultado de sus órdenes. El salón lucía impecable, las paredes que hacían perfecta armonía con la pulcra alfombra recién peinada, las molduras doradas parecían brillar con luz propia, los muebles estaban recién pulidos, los lustrosos vidrios deslumbrantes, las cortinas impecables y los tapizados que invitaban a ser delicadamente acariciados. Sí, Isabella había logrado que sus nuevas sirvientas dejaran todo impecable y perfecto.

—¿Desea algo más? — preguntó Maggie con la cabeza agachada, apenas mirando a Isabella.

—No, Maggie, nada más— respondió dando vuelta, caminando de manera delicada y grácil hacia su piano—. Puedes retirarte.

—Claro, señorita— dijo inclinándose en una leve reverencia.

Nadie se sentía con la suficiente confianza como para mirar a su señorita directo a los ojos. Desde que había llegado a la gran casa con su presencia casi impetuosa, su rostro siempre severo y crítico, y su porte sumamente elegante; había provocado tal efecto en todos los sirvientes (incluso los más viejos), que no hacían más que inclinar la cabeza y obedecer a sus órdenes. Ninguno olvidaría la gran humillación que se llevó una de las sirvientas más jóvenes, el mismo día que Isabella llegó a la casa; la pobre muchacha sólo sugirió a su señorita que ocupara una habitación más amplia a la que había elegido. No hubo terminado su última frase cuando cayó al piso a causa de la sonora bofetada que Isabella le propinó, le dijo que no volviera a debatir ninguna de sus decisiones, que no podía olvidar su lugar: sólo una más de sus empleadas; que podía prescindir de sus servicios en el momento en el que a ella le diera la gana  y que sólo ella era la señorita de la casa, la que podía decidir.

De ahí el que todos la respetaran y obedecieran al son de su campana, que hacía sonar cada que necesitaba cualquier nimiedad. Por más insignificante que ésta fuera.

Isabella levantó la tapa del hermoso piano negro, pasó un dedo por las teclas, presionó una y se observó su índice con detenimiento.

—Espera— ordenó a la humilde sirvienta.

—¿Dígame, señorita?

—Acércate— ordenó con firmeza. La pobre mujer dio varios pasitos titubeantes hacia ella hasta que se instaló a un lado de Isabella—. ¿Qué significa esto? — dijo mostrando  la leve capa de polvo que había capturado en su dedo.

Maggie abrió los ojos como platos, casi a punto de salirse por sus cuencas, dio una leve mirada al rostro severo de Isabella, luego a las teclas del piano y se concentró de nuevo en lo que veía sobre la piel de su señorita.

—S…señorita…yo…n…no…sé…— dijo Maggie temerosa.

—¿Cuáles fueron mis órdenes?

—Lo siento, señorita. Yo no…

—¿¡Cuáles fueron mis órdenes!? — interrumpió con un tono de voz severo y dos octavas más alto.

—Que el salón y las habitaciones principales estuvieran impecables.

—¿Qué estuvieran cómo?

—Impecables.

—Exacto. Háganse cargo del piano y de todo aquel rincón que pueda albergar cualquier tipo de suciedad. Limpien una o dos veces más si es necesario y si para la hora de la cena no está todo perfecto, aténganse a las consecuencias.

—Sí, señorita— murmuró Maggie bajando la mirada al piso. Isabella asintió y caminó hacia la puerta que daba al corredor.

—Por cierto, mande llamar a Tanya y dígale que la espero en la sala de mi habitación.

—Sí, señorita— dijo de nuevo.

En cuanto los pasos de Isabella se perdieron escaleras arriba, Maggie corrió a reunir de nuevo a las personas del servicio para contarles lo que acababa de ocurrir y advertirlos de las órdenes de la señorita Isabella.

El extenuante trabajo tendría que volver a realizarse.

 

 

 

 

Capítulo 1: BIENVENIDA Capítulo 3: VIDAS PARALELAS

 
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