Rebeld'Girl (+18)

Autor: konitah
Género: + 18
Fecha Creación: 24/09/2010
Fecha Actualización: 30/12/2011
Finalizado: SI
Votos: 30
Comentarios: 22
Visitas: 123327
Capítulos: 31

Bella es una chica rebelde, qe tras ser expulsada de su antigua escuala en Phoenix, es llevada ala academia Williams, ¿Qe pasara cuando Bella se vea rodeada de fresas sin cerebro?


bueno esta historia pertenese a LunnaCullenHale  bueno yosolo tengo autoriasacion de publicar esta historia espero sus comentarioas para desirle algo sobre lo que ustedes opinan

 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 17: miedo a amar II

Capitulo 17. Miedo a Amar II

Bella POV

La semana paso volando. Unos cuantos exámenes y trabajos extras y todo bien. Gracias a Edward, había subido mis notas en cálculo, así que ya no tenía tantos motivos, como para que la Srita. Bethany me estuviera molestando.

Viernes por las tarde. Las chicas y yo tendríamos una pijamada, sería perfecto, pues quería comentarles que tendría una cita con Edward. Estaba emocionada lo admito.

-Muy bien, veamos –dije en voz alta- camas, cobijas, películas de miedo, repertorio de música, papitas, chocolates, refrescos, grandes almohadones, todo está listo.

Tocaron la puerta y fui a abrir la puerta enseguida. Eran las chicas.

Venían riendo. – ¿De qué se ríen locas?

-Es que… -rieron entrando y tumbándose en el sofá- cuando veníamos para acá, nos topamos con el asqueroso de Mike Newton, entonces rete a Rose a coquetearle…

Interrumpió Rose. –Me debes 5 dólares, enana. No te hagas la occisa.

Alice saco los 5 dólares y se los entrego. –Toma. Ahora déjame continuar.

Rosalie asintió y Alice siguió con su relato.

-Entonces le aposte a Rose que Newton se tropezaba y caía, por corresponderle el coqueteo, pero ella aposto a que chocaba con un poste, y dicho, el muy tonto por querérsele insinuar a Rosalie, choco con un poste.

Nos reímos mutuamente, casi lo podía ver claramente, Mike más un coqueteo de Rose, más un poste igual a un choque por imbécil.

La pijamada siguió su curso como debía de ser. Bailamos, cantamos, brincamos sobre mi cama, nos comimos cada una de las frituras que había preparado. Eh de confesar que me sentía como ballena alrededor de las 4 de la mañana caímos rendidas sobre mi cama, pero antes de dormirnos tenía que decirles de la cita con Edward.

-Chicas –proclame algo somnolienta- tengo algo que decirles.

-Ahamm…

-Mañana –bostece- en la noche…

-Muévete, Bella –rezongo Rosalie interrumpiéndome- tengo sueño y quiero dormir.

-Entonces cállate y déjame hablar –conteste y las risitas de Alice se escucharon- mañana en la noche –bostezo- saldré con Edward.

-¡¿QUE? –gritaron las dos y se levantaron de golpe, hasta el sueño se les fue.

-¿Cuándo te lo pidió? ¿Por qué no nos lo habías dicho? ¿Fue dulce? ¿Qué fue exactamente lo que dijo? ¿Tu que le dijiste? A pues es obvio le dijiste que si –se pego Alice en la frente- ¡¿Por qué te quedas callada? ¡Cuéntanos!.

-Pues déjala hablar, Alice. –la silencio Rose.

Las mire aun acostada. –Pues me lo pidió el día de la fiesta de disfraces, fue dulce si, aunque algo desesperante por qué no dejaba de preguntarme "¿Bella?" y yo "si, Edward", ya sabrán, ¿no? –me ríe un poco.

Cada vez más me iba sumergiendo en la inconsciencia, en este estado no sabría de lo que pudiera estar hablando. Las chicas seguían hablando, pero yo ya no les prestaba atención.

A lo lejos alcance escuchar a Alice. –Bella, ¿me dejaras ponerte hermosa, mañana en la noche?

-Aham –murmure acomodándome mejor sobre la cama.

-¿Y a mi peinarte? –esa fue Rose.

-Si, pero ya déjenme dormir –gruñí sin abrir los ojos. Después sentí como se movía mi cama en dos lados, Rosalie y Alice acostándose. Después de eso perdí mi ser en los brazos de Morfeo.

Edward POV

Esta emocionado. No lo podía negar. Por fin tendría mi cita con Bella, mañana seria el gran día y tenía todo preparado.

Me encontraba tumbado en mi cama pensando en la noche del sábado, cuando Emmett y Jasper entraron a mi habitación.

-¡Eit Eddie! –dijo Emmett a modo de saludo, deje pasar por alto el sobre nombre que me dijo, pues traía un montón se películas y frituras.

-¡Yo traje las bebidas! – comento Jasper enseñándonos los six-pack que traía consigo.

-¿Cómo hiciste para meterlas al instituto? –como toda escuela, la Academia William tenía su reglamento y una de esas reglas, era que estaban prohibidas las bebidas alcohólicas.

-Fácil –contesto Jasper- Las metí en la maleta de ejercicio donde Emmett pone su ropa cuando vamos al Gym –Emmett sonrió inocentemente mientras instalaba una película en el DVD- nadie en su sano juicio revisaría esa maleta.

Me reí. Eso era muy cierto, los olores de Emmett podían desmayar a cualquiera, solo un loco metería la nariz dentro de esa maleta.

-Listo –exclamo Emmett- ahora sí, ¡a pasarla bien!

Jasper y yo nos sentamos en el sofá y Emmett se sentó en el suelo, frente el televisor donde salía "Arrástrame al Infierno", junto con un tazón de frituras para él solo. Jasper me paso una cerveza y otra a Emmett.

-Toma, gigantón –Emmett la tomo sin apartar la vista de la película- sino te ahogaras.

Destape mi cerveza y tome un trago. -¿Qué no se supone que deberían de estar con sus novias?

-Shhh –exclamo el gigantón metiéndose otro puñado de papas a su bocaza.

Voltee a ver a Jasper, que bebía de su cerveza. –Nos dijeron que tendrían una pijamada en la habitación de Bella.

Al escuchar su nombre, sonreí involuntariamente. Jasper me vio.

-Emmett ponle pausa a la película.

Emmett obedeció y se volteo a mirarnos. -¿Qué pasa?, estaba muy buena la película.

-Este cabrón –dijo señalándome- algo nos oculta.

Emmett me analizo detenidamente, era muy difícil que me descubriera algo, pero cuando se concentraba, siempre le atinaba.

-Es cierto –contesto al final- dinos que nos ocultas, Edward.

No quería decirles, sentía que el guardar el secreto lo haría más mío de lo que ya lo era. –No les estoy ocultando nada –tome un trago a mi cerveza, mientras los veía uno a otro alternamente.

-Entonces, ¿Por qué estas nervioso? –me cuestiono Jasper dándole otro trago a su cerveza y mirándome con los ojos entrecerrados.

-No estoy nervioso, Jasper –me excuse y di otro trago –ya alucinas.

-¡Claro que no! –Dijo Emmett –tú nos ocultas algo, dinos, ándale.

Suspire. Lo mejor era decirles, de todos modos mañana se enterarían y las burlas serian mayor.

-Está bien les diré, solo que no quiero burlas eh –los mire severamente- mañana en la noche saldré con Bella.

Se miraron un minuto después me sonrieron. –Ya era hora.

-¿Ya era hora de qué?

-De que la invitaras a salir –dijo Emmett con demasiada obviedad- ustedes serán la mejor pareja. –Jasper asintió.

-Tu eres lo bastante tranquilo para Bella y ella es lo bastante… rara y alocada para ti –nos reímos, eso era cierto.

-Bueno, ¿y a donde la llevaras?

-Eso no se los pienso decir. –Tome un trago a mi cerveza, casi se me terminaba.

-Anda Eddie, dinos –Chillo Emmett.

-Uno, no me digas Eddie, sabes muy bien que no me gusta…

-Perdón.

-Y dos… si les digo irán a decirles a las chicas y ellas a Bella, así que eso lo mantendré en secreto… -iban a reclamarme pero no los deje- y no me lo nieguen porque saben que es verdad, después les cuento, ¿ok?

Jasper y Emmett asintieron. La noche continúo al igual que la película. Cuando esta termino y las cervezas también, los chicos se fueron de mi cuarto. Era hora de descansar, mañana sería un gran día.

Bella POV

Casi daban las 2 de la tarde cuando por fin despertamos las tres. Alice tenía su pie sobre mi cara y me picaba las mejillas. Rosalie tenía su cabeza sobre el estomago de Alice y nuestras piernas estaban enredadas, ni siquiera sabía como habíamos acabado así.

Nos movimos de la cama, lo que hizo que Alice y yo cayéramos de la cama y Rosalie quedara tendida sobre esta. Reímos de la escena.

-¿Qué hora es? –pregunte aun riendo.

Rosalie miro el reloj que estaba sobre mi buro. –Faltan 10 para las 2.

-¡¿Qué? –Grito Alice- eso nos da muy poco tiempo para arreglar a Bella.

-¡¿Qué? –ahora fui yo la que grito- ¿y quién te dio permiso?

Rose hablo. –Bella, anoche nos diste permiso, ¿Qué ya no te acuerdas?

Tuve un pequeño flashback. –A si es cierto.

-Bueno metete a bañar, mientras Rose y yo vamos a nuestras habitaciones a hacer lo mismo y cambiarnos –se miro- nos urge un baño, además sirve que traemos lo necesario.

-¿Otra vez el baúl? –Pregunte- No por favor.

Me miro con desacuerdo y Rose rio un poco. –Está bien, será lo básico, pero me lo compensaras después.

-¡Hecho! –conteste sin pensar, Alice sonrió y Rosalie me miro con cara de "te vas a arrepentir". Ya no había vuelta atrás.

-Entonces nos vamos, metete a bañar de una vez –me dijo como regaño- no vuelvas a dormir.

Se fueron de mi cuarto y me metí a bañar. El baño me relajaba tanto y era todo lo que necesitaba. No se cuanto tiempo estuve en el baño, pero fue bastante pues Alice casi me tumba la puerta por que según ella, ya se nos hacia tarde.

-Anda Bella, muévete.

-Ya voy, Alice, ya voy –parecía maniática, tome un pantalón gris claro y una playera verde- mira rose que calmada esta –mire a la occisa mientras me colocaba unos converse verdes- deberías aprender de ella.

Rose levanto la vista de la revista que leía y nos sonrió.

Alice chocaba su pie al piso muy rápidamente. –Claro, Rosalie está más calmada porque ella pondré tu cabello preciso, y eso no le cuesta mucho tiempo, pero yo tengo que hidratarte, quitarte esas ojeras de anoche, que si me has dicho antes lo de la cita, para nada nos hubiéramos desvelado –rodé mis ojos, exageraba un poco, pero así era Alice- además dime que llevaras puesto.

-Esto –dije lo obvio.

-Para nada –me contestaron las dos.

-Eso ni de loca llevaras, Isabella. –exclamo Rose poniéndose de pie.

-Pero, ¿Por qué?

-Por que es una cita, no un día de campo con tu familia.

Alice se cruzo de brazos apoyando a Rosalie. Me estaba enojando.

-Ahora sin berrinches –siguió Rose- Alice y yo, veremos tu closet, se que encontraremos algo perfecto para tu cita de hoy.

Me cruce de brazos y fruncí el ceño. Me deje caer en la cama mientras ellas se dirigían a mi closet a buscar "algo adecuado" para mi cita.

Los minutos pasaban y a cada minuto, prendas de todo tipo salían volando de mi closet. Por cierto, el que poco a poco fui llenando.

Luego de media hora Alice y Rosalie decidieron salir de mi closet.

-Listo – me sonrieron- ahora a trabajar.

Me atraparon las dos y me empezaron a con la tortura. Alice me desnudo y me empezó untar las cremas especiales que poseía. Lo básico había dicho ella.

Saco un lápiz labial o eso parecía, de color blanco. ¿Enserio me lo pondría un color blanco en los labios? ¡Si de por si parezco vampiro por lo pálida que estoy! Pero me lo coloco bajo los ojos con dos líneas horizontales.

-¡Dios!-suspiro- si tan solo me hubieras dicho antes, no tendrías esas ojeras.

Rodé mis ojos, seguía con eso, me divertí mucho y no me arrepentía de eso, pero háganselo entender a Alice. Sabía que ella, al igual que Rose se habían divertido.

-Venga, Alice. –La mire divertida- que tú también te has divertido anoche.

Rosalie me siguió. –Cierto, Alice, así que ya no estés de duende enojada y a trabajar, debemos dejar a Bella, hermosa.

-Tienes razón, Rose. –Suspiro de nuevo- aunque Bella es hermosa, no necesitara tanto.

Rosalie asintió y yo me sonroje.

Alice me empezó a maquillar, mientas que Rose me secaba el cabello. Los movimientos de ambas eran precisos. Rosalie me plancho el cabello y lo dejo perfectamente lacio, después con las tenazas me rizo las puntas. Me aplicaba productos que le dieron a una más luz a mi melena color marrón, parecía chocolate derretido. Me agradado demasiado el resultado.

Alice me aplico diferentes sombras, en tonos negros. Lo que me di un efecto bastante profundo, haciendo que mis ojos fueran aun más grandes. Me aplico un brillo labial color rosa palo.

-Si los ojos van cargados, los labios deben ir suaves; si los ojos van suaves, los labios deben ir fuertes, nunca lo olvides –me dijo señalándome con un dedo, solo asentí.

-Cámbiate, casi dan las ocho de noche –me dijo Rose. ¿Qué? ¿Cómo puede ser que pasara tan rápido el tiempo? Juraría que darían apenas las 5 de la tarde cuando mucho, pero la realidad me cayo de golpe, pronto seria mi cita con Edward y yo… no tenía miedo, pero si. No quería que me lastimaran otra vez –nosotras iremos a con nuestros novios, ya extraño a mi dulce marinero.

Alice salto en su lugar. –Yo a mi vaquero sexy.

Sonreí. Estas dos estaban muy enamoradas. Me gustaría estar como ellas. ¿Seria Edward quien pudiera hacerme saltar en mi lugar y soltar baba de solo pensar en él?

Salieron de mi cuarto y yo mire el reloj, faltaban 10 minutos para las 8 de la noche. Pronto llegaría por mí, debía apurarme.

Me coloque la ropa que Rose y Alice habían escogido para mí y camine hacia el espejo. Me quede pasmada. La verdad no me había dado cuenta de que era lo que me estaba poniendo, así que cuando me mire al espejo pude notarlo perfectamente. Llevaba unos leggins tipo vaqueros azul cielo, un blusón blanco de corte hombro caído y mangas ¾, no muy floja pero tampoco asfixiante, realmente me sentía cómoda, el único problema era los zapatos; las muy malditas escogieron unas zapatillas de cuero negros con la punta abierta pero de un tacón como de 12 centímetros, solo esperaba no caerme.

Tocaron la puerta y mi corazón se disparo al mil. Estaba nerviosa pero no iba a demostrarlo, así que tranquilamente fui a abrir la puerta. Y ahí estaba. Edward estaba de lo mas exquisito, con unos vaqueros negros, una camiseta blanca, conjuntada con un saco negro, se veía formal, pero juvenil; además su seño juvenil eran los converse blancos, sus cabellos siempre desordenados, lo hacían mirarse a un más sexy. ¡Estaba para chuparse los dedos!

Me mordí el labio inconscientemente y lo recorrí con mi mirada una vez más, de arriba hacia abajo y de vuelta. Me pillo.

Se rio y me ofreció su brazo. -¿Nos vamos?

Lo tome encantada.

-Te vez muy linda, Bella. –Sonrió- bueno siempre estas linda.

Me ardía la cara. Ya a estas alturas me había rendido. Esta completamente enamorada de Edward Cullen. Por eso mis miedos.

-Tu también te vez muy guapo, Edward. -¿guapo? ¡¿GUAPO?. Eso era quedarse corto, lo único que deseaba era meterlo a mi cuarto y hacer con él lo que me viniera en gana. Me sonroje de solo pensarlo.

Caminamos en silencio hacia el estacionamiento, donde se encontraba su volvo. Me abrió la puerta del copiloto y me dio su mano para ayudarme a subir, sonriendo le di las gracias. Rodeo el automóvil y yo lo seguí con la mirada. Subió el auto y arranco.

-¿A dónde vamos, Edward? –pregunte mirando el inmenso mar que se extendía enfrente de nosotros. Me acababa de dar cuenta de que viajábamos en dirección contraria al centro de Forks, directo hacia la reserva La Push.

-Vamos a La Push. –contesto con naturalidad y afirmando mis pensamientos.- cenaremos en la playa.

Mi sonrisa se ensancho y lo pille mirándome de reojo, también sonreía.

La verdad nunca había tenido una cena "romántica", por así decirlo. Siempre era en fiestas de otros, cerveza, música ensordecedora, bares y cosas por el estilo, nunca algo como esto.

El silencio volvió a gobernar dentro del auto móvil hasta que aparcamos en la reserva. Me disponía a bajar del automóvil cuando sentí que me abrían la puerta, era Edward. ¿Cómo diablos había rodeado tan rápido el auto? Me ofreció su mano y con una sonrisa pintada en los labias, tanto en los de Edward como en los míos. Casi caigo al suelo cuando un talón se me intento doblar, afortunadamente Edward me atrapo, rodeando mi cintura, antes de caer al suelo.

Sonríe nuevamente, me sentía como quinceañera. –Gracias.

-No hay de qué. –me sonrió nuevamente, me sentía feliz. ¿Cómo es posible que me hubiera enamorado de Edward?

-Por aquí. –me guio por un camino tableado rodeado de pequeñas antorchas que conducían hacia la un fogata ya prendida.

Edward nunca soltó mi mano. –Perdona que no te llevara a un restaurant, pero quería más privacidad. Espero que te guste.

¡Claro que me gustaba! –Me encanta, Edward.

En una plataforma se encontraba una mesa decorada y la comida ya servida, aun lado, una botella de vino tinto, lista para servirse.

Sonreía al ver el detalle. Edward separo la silla donde me sentaría y después me la acomodo, después el se sentó.

-¿Te gusta el paisaje? –ni siquiera me había fijado en el paisaje. La luna estaba enorme y brillaba a lo alto; las olas se extendían sobre la playa pero no llegaba a tocar donde nosotros nos encontrábamos. Realmente era precioso.

-Absolutamente. –conteste con sinceridad. Voltee la vista hacia Edward, y me sonreía.

Platicamos de todo, de mi infancia, de la de Edward. Reíamos de todas las cosas que nos pasaban. Como cuando de niños, Edward quiso contentar a su mamá preparando unos Hot Cakes y termino lleno de harina y la cocina hecho un asco.

-No logre prepararle el desayuno a Esme -me dijo sonriendo y tomando un sorbo a su copa de vino.- pero al menos logre que me perdonara.

Reí ante su ocurrencia.

-Vamos a junto a la fogata.

Acepte. Cuando puse un pie en la arena, me hundí completamente, cayendo de pompas sobre la plataforma donde estaba la mesa. Los ojos de Edward se abrieron como platos, esta vez no me pudo detener. Pero en vez de morirme de vergüenza, me solté riendo.

Edward entendió que no me hice daño, así que también rio un poco.

¿Estas bien, Bella? –me tendió una mano, pero me negué a tomarla aun riendo.

-Espera un momento –lo mire sonriendo- se me olvido que traiga tacones, por eso me hundí en la arena.

Reí nuevamente, solo a alguien tan despistado como yo, se le olvida que trae tacones. Rápidamente me los quite y los puse a un lado, sobre la plataforma, eran muy cómodos y lindo, quitándole los 12 centímetros de altura.

Me volvió a tender la mano y esta vez la tome firmemente. Caminamos hacia la fogata y cercas había un gran tronco donde nos sentamos, el fuego me daba calentaba, pero aun así tenía un poco de frio. La temperatura había bajado y yo temblé un poco.

-Tienes frio. –era afirmación, no pregunta. Sin previo aviso se quito el saco y me lo coloco en los hombros. Olía exactamente a él, no a colonia o cualquier perfume de marca, el olor de Edward era simplemente natural.

-Pero te dará frio a ti. –quise objetar pero me miro severamente. Estar enamorada te vuelve vulnerable.

-Te tengo una sorpresa. –me sonrió angelicalmente. Se volteo a un lado del tronco y saco una guitarra. ¿Cómo es que no la vi? A si, por estar viendo a Edward.- quiero que escuches algo. ¿Me permitirías tocar una canción para ti?

Sonreí enormemente. Este día haba sonreído más, que en toda mi vida. Asentí viendo el brillo de los ojos de Edward.

-Espero te guste.

No me dio tiempo a responder, porque se puso a tocar la guitarra. Volteo a verme y empezó a cantar.

TONIGHT YOURE MINE COMPLETELY
YOU GIVE YOUR LOVE SO SWEETLY
TONIGHT THE LIGHT OF LOVE IS IN YOUR EYES
WILL YOU LOVE ME TOMORROW?

¿Me preguntaba que si lo amaba yo? ¡Claro que lo amaba! Y eso me asustaba.

IS THIS A LASTING TREASURE
OR JUST A MOMENTS PLEASURE?
CAN I BELIEVE THE MAGIC OF YOUR SIGHS?
WILL YOU STILL LOVE ME TOMORROW?

Nunca fui llorona, siempre eh sido fuerte, pero ahora tenía unas ganas inmensas de llorar, de felicidad, de miedo, de todos los sentimientos encontrados que sentía dentro de mí.

TONIGHT WITH WORDS UNSPOKEN
AND YOU SAY THAT IM THE ONLY ONE, THE ONLY ONE, YEAH
BUT WILL MY HEART BE BROKEN
WHEN THE NIGHT MEETS THE MORNING STAR?

Me había enamorado de Edward, y al parecer él de mí. Eso si me costaba creerlo. Edward era tan… tranquilo, y yo tan… loca. Aunque junto a Edward me sentía bien. Me sentía en paz.

ID LIKE TO KNOW THAT YOUR LOVE
IS LOVE I CAN BE SURE OF
SO TELL ME NOW, CAUSE I WONT ASK AGAIN
WILL YOU STILL LOVE ME TOMORROW?
WILL YOU STILL LOVE ME TOMORROW?

¿Qué si lo amaría mañana? ¡Claro que lo haría!

Edward toco los últimos acordes de la canción y yo no encontraba que decir.

Volteo a mirarme con esa sonrisa torcida que me encantaba.

-¿Te gusto?

No encontraba mi voz.

Abrí mi boca pero la volví a cerrar. Repetí el proceso varias veces, pero no salía ningún sonido de ella. No encontré otra cosa que hacer más que besarlo, y demostrarle todo lo que quería decírsele. Que la canción me había gustado, que todo de él me fascinaba. Que me había enamorado profundamente de él.

Caímos a la arena cuando estampe mis labios con los de Edward. Mis manos aferradas a sus cabellos cobrizos, y las de él soldadas a mi cintura, sosteniéndome arriba de su pecho. Nuestros labios se movían sincronizados, como dos engranes que encajan a la perfección.

Mi mente empezó a volar con los besos de Edward, recordando cuando vi su melena cobriza, donde ahora enterraba mis dedos, acariciando su rostro; cuando probé sus labios por primera vez, ¿quien iba a decir que me enamoraría de este chico?; cuando vimos el amanecer juntos; cuando soñé con él por vez primera. Todos esos recuerdos vinieron a mi mente, cuando sentí su beso lleno de amor, correspondiendo el mío, empapado de todos mis sentimientos encontrados. Tenía miedo de amar, sí; pero no dejaría ir a Edward de mi lado.

Nos separamos por la falta de aire. Los dos jadeábamos, habríamos dado cualquier cosa por jamás romper ese beso, pero desgraciadamente, teníamos que respirar.

Lo mire a los ojos. Los suyos decían exactamente lo mismo que yo quería decir, que lo amaba tal y cual era.

-Edward, -hable aun sin bajarme de él.- ¿Quieres ser mi novio?

Tradicionalmente se supone que Edward me lo tiene que pedir, pero, ¿para qué esperar? Además, ¿Cuándo eh sido tradicional? Nunca.

Me sonrió tiernamente y coloco un mechón de pelo tras mi oreja, dejando que sus dedos me acariciaran mis mejillas, que se teñían de rojo al contacto.

-Me encanta cuando te sonrojas. -¿y qué hice yo? Sonrojarme más. Rio y me dio otro tierno beso.- te lo iba a pedir yo pero ahora que te me has adelantado –me volvió a besar- mi respuesta es: si. Si quiero ser tu novio, Bella.

Sonreí enormemente y lo volví a besar. Ahora con más ímpetu. Pero Edward me había hecho rodar y ahora él estaba sobre mí, besándome, acariciando mi rostro cada que podía. Mis manos recorrían su enorme espalda. Si algo me volvía loca eran las enormes espaldas, y aunque Emmett es de espalda ancha, me parecía más a un gigante oso, como Rosalie le decía, y yo prefería a este león de melena indomable que tenia sobre mí.

Nuevamente el aire nos hizo separarnos.

Sus hermosos ojos verde esmeralda estaban llenos de fuego, de deseo, lo podía ver, lo podía sentir, los míos estaban igual, pero más que deseo sentía felicidad, amor, ternura, pero desgraciadamente aun sentía miedo.

-Te adoro, Bella. –Me dijo apartando un vestigio de arena que se me había pegado en la cara.- Llegaste a cambiar mi vida completamente. –Sonreí como una estúpida- nunca te dejare ir, ¿entendiste?

Asentí. No sabía que contestarle. No quería que me dejara ir, nunca lo dejaría ir yo a él. Lo quería, eso era cierto.

Me volvió a besar, pero esta vez no duro como yo hubiera deseado. Se levanto y me ayudo a incorporarme. Ya de pie, me atrajo de nuevo hacia él y me volvió a besar.

-Tus besos son adictivos, Bella. –Me reí aun con los ojos cerrados y sus labios rozando los míos.- no puedo dejar de besarte.

-Ni yo a ti. –conteste con sinceridad. Ahora era mi novio, y yo lo único que quería era besarlo.

Hizo la cabeza hacia atrás y se rio. –Vamos a caminar por la playa.

Me tomo de la mano y me hizo sentar de nuevo en el tronco.

-Pensé que caminaríamos por la playa.

Se rio de nuevo. Me gustaba verlo reír. –Mi amor, -mi corazón pego un brinco al escucharlo decirme así- me quitare los tenis.

-Ah. –reí ante la obviedad.

Dejo sus tenis, junto a mis zapatillas y regreso corriendo a mi lado. Tomo mi mano y empezamos a caminar por la playa.

Caminamos por la orilla del mar. El agua nos mojaba nuestros pies mientras Edward y yo tonteábamos. De vez en cuando me abrazaba de la cintura y me atraía hacia él, pero eso sí, nunca soltando mi mano.

Cuando regresamos a done estaba la fogata nos sentamos en la arena. El atrás de mí y yo entre sus piernas.

Estas en los brazos de Edward, era todo lo que necesitaba.

La fogata se fue consumiendo poco a poco y cuando por fin se acabo, Edward hablo:

-Es mejor irnos de una vez. –yo no me quería ir. Gruñí en respuesta.

-Ya pasan de medianoche, mi amor, ay que regresar a la academia.

Nos levantamos. Yo muy a mi pesar, pero aun así feliz. Nos sacudimos la arena que teníamos pegados, tomamos mis zapatillas y sus tenis, y caminamos abrazados hacia el volvo.

Voltee a mirar donde se encontraba la misa y las cenizas de la fogata. La había pasado muy bien, mejor que nunca. No pude más que sonreír.

Subimos al coche, pero ahora con una pequeña diferencia. Edward con una mano sujetaba el volante y con otra sujetaba mi mano sobre la palanca de su volvo.

Aparcamos en la academia y Edward nuevamente me abrió la puerta. Sonreí agradecida. Caminamos hacia mi dormitorio y yo aun sentía el corazón volar.

Llegamos a mi habitación y lo mire. Edward me acaricio la mejilla y yo inconscientemente relaje esta sobre la palma de su mano. Se acerco y me beso tiernamente, sin prisas, solo la necesidad de besarnos.

Nos separamos nuevamente. En sus ojos había un brillo especial, podía verme en ellos claramente.

-Descansa, mi Bella.

-Descansa, mi Edward. –por que era mío, solo mío y de nadie más. MIO.

Lo mire desaparecer rumbo a la salida. Cuando desapareció, me metí a mi habitación, solté un gran suspiro.

Me metí a bañar a un entre las nubes y me acosté en mi cama.

Poco a poco y aun pensando en Edward, me deje envolver en un sueño placentero.

Mañana seria un nuevo día. Yo era la novia de Edward, él me quería y yo a él. Nada podría arruinarlo.

Tanya POV

Venia de la cafetería. Mi mini-bar ya no tenía botellas de agua y yo me moría de sed.

-Que estúpida eres, Tanya. –golpee mi mano izquierda contra mi frente. Me había acordado que tenía una terea de Historia sobre la época del Renacimiento. ¡¿A quién diablos le interesa eso?

Llegue a mi casillero y empecé a buscar entre mis libros. Escuche como alguien se acercaba así que no hice ruido.

-¡Estoy súper feliz, Rose! –reconocí la voz de la sotaca de Alice. Mis dientes rechinaron. –¿tu no?

-Claro que estoy feliz, Alice. –contesto Rosalie y dieron vuelta en la esquina. No me vieron.

-¡Si! –Salto la chaparra- Por fin Edward saldrá con Bella.

Me quede estática donde me encontraba.

Por fin Edward saldrá con Bella. Por fin Edward saldrá con Bella. Por fin Edward saldrá con Bella. Por fin Edward saldrá con Bella.

Mi mente no dejaba de repetir lo que acaba de escuchar de la enana. ¿Cómo es posible que esa fuera a salir con MI Edward?. Él era mío. Edward aun me amaba, no puede ser que fuera a salir con esa… idiota.

Mis puños se cerraron de la furia que me consumía. Saque mi móvil del bolsillo y marque los números.

Espere a que me contestaran. -¿Alo?

-¿Papi?. Hola, soy Tanya –conteste- ¿Cómo estas, papi?

-Hola mi amor, que sorpresa mi reyna, estoy bien Tannie, ¿y tú?

-Bien, gracias papi.

-Que bueno mi amor, entonces dime, ¿a qué debo tu llamada?

-Ay papi, -fingí llorar, eso siempre funcionaba con papá- es que fíjate que hace poco, llego una nueva alumna a la Academia, y se la pasa molestándome papi.

-¿Te ha lastimado, Tannie? –escuche como mi papa rechinaba los dientes. Lo había logrado, se había enojado.

-No papi –esta me la cobraría yo- pero si se la pasa molestándome, además se ve mala influencia para esta escuela.

-¿Quieres que vaya a hablar con la Srita. Directora?

-No papi, quería ver si podrías hacerme un favor.

Mi papa nunca me negaba nada. –El que quieras mi vida.

-¿Podrías mandarla investigar? No le tengo confianza.

-Claro que si mi amor, dime como se llama.

-Su nombre es Isabella Swan. –conteste con desdén. –viene de Phoenix.

-En cuanto tenga la información, te marco mi amor.

-Gracias, papi –le sonreí al teléfono.

-De nada, Tannie. Cuídate mucho, ¿ok? Si te vuelve a molestar, me marcas enseguida.

-Claro, papá –conteste rodando los ojos. A veces me cansaba hablar con mi padre- hasta luego eh, cuídate, espero la llamada eh, adiós.

Y colgué.

Esa me las pagaría y bien caro. Edward era mío. Ni ella ni nadie me lo iba a quitar.

Camine hacia mi cuarto y azote la puerta.

Capítulo 16: Miedo a Amar I Capítulo 18: Guerra de Bandas I.

 
14445487 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios