CLARO DE LUNA de Midnight_girl

Autor: nessyblack, CECI
Género: Fantasí­a
Fecha Creación: 14/07/2009
Fecha Actualización: 21/06/2012
Finalizado: SI
Votos: 26
Comentarios: 74
Visitas: 97562
Capítulos: 37

EL REGRESO:

 

 

“Por fin” suspiré mientras observaba el anuncio de mi llegada a Forks. Había decidido hacer ese viaje en auto, aunque mis padres se habían empeñado que tomara un vuelo hasta Seattle. Pero si había decidido hacer un viaje largo era precisamente porque necesitaba mucho tiempo a solas y en silencio para poder dar rienda suelta a mis pensamientos; pensamientos que habían surgido casi un año atrás, y que me habían obligado a estar constantemente alerta para que mi papá, con ese maravilloso don que poseía, no se enterase de ellos....

 

 

AUTORA: MIDNIGHT_GIRL

 

 

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Capítulo 34: CARNADA

–¿Qué han sabido de Eleazar? –Me preguntó Seth mientras le dábamos los últimos vistazos al Ford Focus rojo que entregaríamos al dueño esa misma tarde.

–Aún nada. La última vez que se comunicó con los Cullen fue hace tres días. Dijo que creía haber encontrado una pista que podría llevarlo hasta el paradero de Nessie.

–¡Eso es fantástico!

–Sí, sólo que no quiso hondar mucho, porque no deseaba que nos hiciéramos falsas esperanzas y terminar desilusionados si la pista resultaba inútil.

–¿Y?

–Y nada. No hemos sabido nada más de él. Eleazar quedó en llamar en cuanto tuviera algo, pero… –mi voz se tiño de impotencia como siempre que tocaba el tema de la desaparición de Renesmee. –Edward está al límite, decidido a ir a Volterra esta misma noche, si es preciso,  si Eleazar sigue sin dar señales de vida. Y yo estoy dispuesto a ir con él.

–Es demasiado peligroso –agregó Embry mientras revisaba el nivel de aceite del motor del auto –Ir a una ciudad controlada por la mafia vampírica es una locura… Esos no son pacíficos como los Cullen.

–Nadie ha dicho que fuera a ser tan fácil como “coser y cantar”, pero no podemos seguir así un día más. Temo lo que pueda suceder con Nessie con cada día que pasa lejos de nosotros.

Embry y Seth se miraron entre sí antes de desviar la mirada al escuchar mis palabras. Sabía que ellos creían que era muy probable, casi seguro que Renesmee hubiera muerto la noche que desapareció en el bosque, había pruebas que parecían apuntar a eso. Pero también habían aprendido a callarse sus opiniones al respecto, pues sólo escuchar una palabra sobre ello, me hacía enloquecer de furia.

No era una situación fácil, pues al ser parte de la manada, nuestros pensamientos podían ser escuchados por el resto y sabía que en esos momentos mis atormentadas cavilaciones  los estaba volviendo locos a todos.

Hacía más de un años atrás, mi padre me llamó para que regresara a la reserva y me hiciera cargo por un tiempo de dirigir a la manada, el necesario para que Sam pudiera retomar el control de su vida que había terminado sumida en el caos. El dolor que la pérdida de Emily significó para él, había estado a punto de destruirle junto con el resto de los chicos. Por eso había tenido que venir, para tratar de salvar a la manada.

Y ahora, quien estaba en una situación igual o peor era yo. Mi dolor, mis pensamientos tortuosos estaban haciendo que los demás se vieran afectados a nivel físico y mental. La mayoría estaba tensa, estresada y apenas si podían conciliar el sueño. Unos y otros empezaban a ser una especie de copia de mi mismo.

Ante tal situación, había empezado a tomar una decisión: en cuanto esta pesadilla se terminara, iba a regresarle el control a Sam y marcharme de ahí. No me sentía capaz de llevar a cuestas una responsabilidad así, no podía permitir que lo que me sucedía afectara a gente inocente. Además, era consiente que si quería estar con Renesmee, tenía que estar en constante contacto con los vampiros y de esa forma, jamás cesarían mis trasformaciones en lobo, incluso aunque llegara a desearlo.  Era algo inherente a mi naturaleza, porque mi instinto de supervivencia mantendría por siempre latente a la bestia, lista para enfrentar a su enemigo natural.

Mientras siguiera entrando en fase jamás envejecería, así que no podía quedarme en el mismo lugar por mucho tiempo sin levantar sospechas. Tenía que renunciar a La Push. Asimismo, siendo el macho alpha de la manada, condenaría al resto a vivir de manera similar, sin dejar de trasformarse, sin poder envejecer; eso sería injusto para ellos, pues significaría sobrevivir a todos y cada uno de sus seres queridos, incluso condenar a sus descendientes a vivir de la misma manera.

No, quedarme era arruinar la vida de todos. Seth, Embry, Paul y los demás merecían una vida normal, una vida lejos del mundo de los vampiros, la inmortalidad y mitos ancestrales.  Incluso Leah, a quien la mayoría detestaba por su terrible carácter, tenía el derecho de intentar ser una mujer normal o lo que se entendiera por eso; ella guardaba la esperanza de que si pasaba el tiempo suficiente sin estar entrando en fase, tal vez su cuerpo empezara a funcionar como el de cualquier otra, dándole la oportunidad de ser madre.

–Hermano, –pronunció Seth interrumpiendo mis cavilaciones –decidas lo que decidas sabes que estamos para apoyarte. Y si incluye ir a Volterra, que así sea.

–Gracias, pero no puedo permitir que me acompañen. Sería demasiado peligroso para ustedes.

–¿Crees que te permitiríamos ir solo? Somos un equipo, una hermandad y tus peleas son las nuestras.

Me limité a sonreír con agradecimiento. Me conmovía su apoyo, el que estuvieran dispuestos a arriesgarse de esa manera por ayudarme, pero dijeran lo que dijeran, el único quileute en Volterra sería yo.

–Seth, ¿podría ir a patrullar esta noche en tu lugar? –dijo Embry de pronto.

–¿Cómo?

–Mañana es el día de descanso de la doctora Young y voy a llevarla a cenar a un buen lugar. –Embry se escuchaba bastante animado. Imaginé que la doctora Young de la que hablaba era Emma Young, la hermana menor de la difunta Emily Uley. Emma había llegado un par de semanas atrás para trabajar en la clínica de Forks y atender también un consultorio dentro de la reserva.

–¿Y ella está enterada de que tienen una cita?

–No,  pero lo va a saber pronto.

–Quiero ver eso... Tengo curiosidad de cuántas veces te puede dar calabazas antes de que te des por vencido con ella…

Meneé la cabeza. Era imposible que ese par estuvieran serios por más de cinco minutos. Agradecía sus bromas y su irreverente sentido del humor, pues me ayudaban a olvidarme aunque fuera por unos segundos del caos de mi vida.

El resto del día siguió así, con relativa calma, sumidos en el rutinario ajetreo del taller.

A las siete de la noche, cuando el sol se había ocultado ya, me despedí de los chicos y me dirigí a toda prisa a la casa de los Cullen, como todas las noches.

Sabía que papá no estaba muy contento con esta situación, de alguna manera, sentía que lo estaba excluyendo de mi vida, como si estuviera cambiando a mi familia por otra. Tal vez tuviera razón de sentirse así, pues antes de regresar a Forks, me había pasado los años viviendo con los Cullen, compartiendo tanto con ellos, llegando a apreciarlos como una extensión más de mi propia familia.

Estacioné mi camioneta fuera de la casa, tal y como lo hacía cada noche después de cerrar el taller.

Esperaba que por fin hubiera noticias de Eleazar, no solo porque eso significaba dar con el paradero de Renesmee, sino también porque estábamos preocupados por él. Carmen estaba demasiado inquieta por su repentina desaparición, como el resto del clan de Denali, y eso aumentaba aún más la tensión que reinaba en el ambiente desde la noche que había desaparecido Nessie.

Subí las escaleras y entré  a la casa sin tocar el timbre siquiera. El que me presentara todas las noches a la misma hora ya era parte de la rutina de esa casa.

–Ya llegaste.

–Hola Rose, buenas noches a ti también –pronuncié sarcástico. Aunque seguíamos lanzándonos puyas, a raíz de la desaparición de Renesmee, se había instalado una especie de acuerdo tácito entre Rosalie y yo. Si bien, se había formado un lazo de solidaridad por lo que la desaparición de Nessie significaba para cada uno, también habíamos seguido con nuestra rutina de antagonismo, era como una forma de tratar de aparentar que las cosas seguían igual, que ella iba a regresar bien y que retomaríamos nuestras vidas en el punto en el que se habían quedado detenidas.

–Jake, te estábamos esperando –Alice bajaba las escaleras con la gracia de una bailarina. Tras de ella, venía Jasper, cuyo semblante serio y reflexivo me hizo pensar que probablemente la ida a Volterra era algo inevitable.

–¿Por qué? ¿Qué ha pasado?

–Nada, aún… Ven, será mejor que te lo explique Edward.

Alice me agarró con su pequeña y fría mano y en un parpadeo estuvimos en la sala junto al resto de los Cullen y sus amigos.

–¿Qué pasa? –pregunté al tiempo que alzaba la mano para saludar rápidamente a todos. Me di cuenta que faltaban Zafrina y su clan.– ¿A dónde se han ido las del Amazonas?

–Han salido a cazar. –fruncí el cejo. Ellas no eran “vegetarianas” como los Cullen, así que no podía evitar estremecerme al imaginarme el tipo de cacería al que se refería Carlisle. –Han decidido ir hasta la frontera, para no romper el tratado.

–En fin… –dije tratando de recomponer el gesto –Alice dice que hay algo que tienes que explicarme, Edward.

–No tanto explicarte, sino más bien preguntarte. No hemos recibido noticias de Eleazar y definitivamente ya no podemos esperar más. Temo que no solo Nessie esté en peligro, sino nuestro primo también. Así que hemos decidido partir cuanto antes a Volterrra y quiero saber si estás dispuesto a acompañarnos.

–Ni siquiera era necesario preguntarlo, ¡por supuesto que voy con ustedes!

–Bien, entonces es hora de prepararlo todo…. Bella, cariño, ¿Qué has encontrado?

–Tengo un vuelo a las cinco de la mañana, pero ahí hay sólo seis lugares disponibles. Hay otro que sale a las…mmm…. Oh, aquí esta: mañana sale a las diez y media y en ese hay doce asientos. –Bella tenía la mirada fija en la pantalla de la laptop mientras sus dedos se movían a toda velocidad. –Puedo hacer las reservaciones para ti, Jacob, Jasper, Alice, Irina y yo en el primer vuelo y…

–Bella, ya hablamos de esto, y no quiero ponerte en peligro. Preferiría que no vinieras con nosotros…

–Edward, si crees que voy a permitir que me dejes fuera de esto, estas completamente loco. Soy su madre y tengo el derecho de ir por ella… Además, quieras o no, me necesitan. Sólo yo puedo protegerlos de Jane, Alec y Aro.

–Tiene razón, Edward –intervino Jasper –Bella es clave en esto. Tiene qué venir con nosotros a Volterra, así vamos a poder nivelar un poco las cosas.

–No soporto la idea de que puedan lastimarte –Edward se sentó en el posamanos del sillón donde Bella estaba sentada. –Si algo te pasara, o a nuestra hija…

–Edward, creo que en estos años te he demostrado más de una vez que disto mucho de ser una frágil florecita. Es nuestra hija y los dos vamos a ir por ella… La otra vez me quedé por miedo a que Charlie empeorara en mi ausencia, pero ha estado mejor estos días y Sue Clearwater lo está cuidando, así que ya no hay pretexto para quedarme sentada esperando a que regresen con Renesmee  y Eleazar.

–Y antes de que digan nada, yo también voy –intervino Esme. Creo que todos estábamos de acuerdo en querer que ella se quedara. Era la más frágil de todos, si es que a un vampiro se le puede considerar así. Ver a Esme a merced de un montón de sanguinarios contrincantes era una imagen demasiado chocante, era como imaginarme a mi propia madre en medio de una cruenta guerra.

–Esme, querida…

–¡No! Carlisle, somos una familia y la familia siempre está unida, sin importar las circunstancias. Yo tampoco pienso quedarme aquí cruzada de brazos, así que voy y no pienso cambiar de opinión.

–Esme, por favor…

–Es mi última palabra, Rose. Voy a ir a Volterra con ustedes.

–Bueno, ya está decidido. Voy a reservar los vuelos para mañana –Bella volvió su atención a la lap-top que tenía sobre las rodillas y con ágiles movimientos, empezó a teclear los datos de todos.

De pronto, la casa se llenó de un murmullo sin sentido, pues todos empezaron a hablar a la vez, aportando ideas para armar el plan de ataque a los Vulturi. Algunos como Emmett, Garrett y Tanya creían que lo mejor era un ataque frontal, mientras Jasper y Carlisle abogaban por usar tácticas menos impulsivas y más elaboradas. Tenía que reconocer que el experto en esto era Jasper y sus ideas eran las más acertadas, pero ¡que diablos!, de solo pensar que Nessie estuviera en manos de los Vulturi y padeciendo cualquier cantidad de tormentos, me hervía la sangre de furia y lo único que deseaba era tenerlos enfrente y arrancarles la cabeza con mis dientes.

–Supongo que tendrás que ir a casa a avisarle a Billy, ¿no? –pronunció Edward de pronto.

–Sí, y no va a estar muy contento –dije con sinceridad –Sé que va a poner el grito en el cielo, pero es algo que tengo que hacer. También tengo que hablar con Sam, tiene que empezar a retomar su puesto como jefe de la manada.

–Suena como si fuera algo definitivo.

–Y lo es… mi regreso a Forks se alargó más de lo que creía. Yo solo vine por un par de semanas, en lo que Sam retomaba las riendas de su vida. Y no sé, creo que un año es más que suficiente para ello. Sabes bien que si quiero estar con Nessie, tengo que dejar La Push. –Edward frunció el ceño. Entendí su reacción, pues para ningún padre era fácil hacerse a la idea de que su hija alguna vez se casaría y tendría su propia familia. –Mientras esté cerca de ustedes, jamás dejaré de entrar en fase, jamás podré envejecer, así que quedarme en un solo lugar por mucho tiempo no es una opción.

–Imagino lo difícil que es para ti tomar esa decisión… alejarte de tu familia, de tu pueblo, tus tradiciones, no es nada fácil. Espero que te des cuenta del gran sacrificio que estás haciendo por estar al lado de mi hija; no me gustaría que un día te dieras cuenta que lamentas haber renunciado a todo y termines culpando a Nessie.

–Jamás. Soy consciente de mi decisión y de lo que tengo que dejar. Pero créeme, ella vale todas y cada una de esas decisiones…

–¡Alice!, ¡Alice!

La voz de Jasper llamó nuestra atención, dirigiendo nuestra mirada de inmediato hacia la más pequeña de los Cullen. Alice estaba parada cerca de la ventana, con los ojos semicerrados, estática como una escultura.

–Oh… –gimió Alice mientras abría los ojos como plato y trataba de enfocar la mirada.

–¿Qué viste? –la voz de Bella sonaba algo preocupada –¿Son los Vulturi?

–No… no son ellos. Era un hombre, creo…

–¿Eleazar? –Carmen sonó esperanzada; era obvio la mortificación que sentía por la repentina desaparición de su pareja

–No…  no estoy segura. La visión era borrosa, no pude distinguir bien su rostro. Sólo… sus ojos. Vi unos ojos rojos… Viene del Este.

–¿Alguno de los Vulturi? –insistió Kate

–No lo creo –contestó Alice –No puedo verlos teniendo a Awka a su lado… No sé, fue muy extraño. No pude verlo con claridad, algo interfería en la imagen, sólo pude ver una oscura figura y por el tamaño, creo que es de un hombre. Y el color de sus ojos me dice que es un vampiro.

–Quizás sea alguno de sus amigos –dije tratando de encontrar una explicación –Tal vez alguien más haya decidido venir en nuestra ayuda de último momento.

–Podría ser… de todas formas, hay que tener cuidado.

–Aunque…

–¿Qué? –inquirió Edward.

–Los chicos han estado haciendo rondas por el bosque. Hace dos días detectaron rastros de otros vampiros. Aunque no se han detectado ataques por Forks o la reserva, de todas formas están alerta por si se trata de los mismos que se llevaron a Nessie.

–¿Y por qué no nos dijiste nada antes?

–No es la primera vez que pasan vampiros por aquí. Ustedes no son los únicos que rondan Forks, y como dije antes, no ha habido ataques o incidentes que nos hagan sospechar. Tal vez sean nómadas que estén de paso…

–Aún así, debemos estar alerta.

–De acuerdo; pero como te dije, la manada está vigilando. Tal vez no sea nada de qué preocuparnos; si hubieran querido armar problemas, ya lo hubieran hecho.

–En fin, será mejor que sigamos preparando el viaje. Todavía tenemos cosas qué solucionar antes de partir mañana temprano hacia Italia. –Jasper realmente estaba comprometido con esta especie de misión de búsqueda y rescate. Casi podría apostar que se sentía culpable de haber dejado a Eleazar solo en Volterra, aún y cuando lo había hecho siguiendo las instrucciones de aquel. Eleazar le había dicho que era muy peligroso si se quedaban los dos, pues los Vulturi prácticamente les habían pedido que abandonaran la ciudad de inmediato una vez que la audiencia con ellos había terminado. Eleazar le había dicho a Jasper que era más fácil eludir el radar de los Vulturi solo, pues conocía la forma en que trabajaban, la manera en que se movían y sobre todo, conocía Volterra como la palma de su mano.

Bella había conseguido en internet un par de mapas y fotos de Volterra, los estábamos estudiando con detenimiento, buscando la mejor manera de entrar a la ciudad y acercarnos hasta los Volturi. No era un plan sencillo, era casi un ataque suicida, pero ya no estábamos para andarnos con medias tintas, íbamos a jugar fuerte y a ganar.

 

 

–Bueno, creo que será mejor ir a casa y avisarle a mi padre de mi partida. Además, tengo que hablar con Sam.

–Está bien –dijo Edward al tiempo que se ponía de pie para acompañarme a la puerta, mientras el resto seguía armando el plan de ataque a seguir. Me pregunté si el Departamento de Defensa alguna vez trabajaría de la misma manera que lo hacían los Cullen y sus amigos. –¿Sabes? Sería buena idea que una vez que hables con Billy y Sam, y que hagas el equipaje, regresaras aquí. El vuelo sale a las cinco de la mañana, así que no veo caso que pierdas tanto tiempo yendo y viniendo de la reserva. Mejor nos vamos de aquí todos juntos.

–De acuerdo... lo que me preocupa es cómo se van a tomar la noticia de que me voy a Volterra. Seth y Embry me comentaron justamente hoy que estarían dispuestos a ir conmigo a enfrentarnos a los Vulturi.

–Y serían de gran ayuda, no lo niego, pero entiendo que no quieras involucrarlos en esto.

–Sí. No se me hace justo desaparecer tantos años y de pronto regresar y meterlos en este embrollo…

El estruendo de algo golpeando un cristal llamó la atención de todos. Rápidamente volvimos la vista hacia la pared de cristal, que estaba atravesada por dos grietas a lo largo de su superficie.

–¿Qué demonios fue eso? –preguntó Emmett al tiempo que se envaraba en pose retadora.

–Algo debió golpear el cristal…

–¿Pero qué? ¿Un meteorito? El cristal era demasiado grueso como para ser dañado tan fácilmente….

–¡Miren! –exclamó Tia mientras apuntaba hacia el exterior.

Era una de esas atípicas noches despejadas de Forks. El cielo estaba libre de nubarrones, dejando que la luna llena brillara en todo su esplendor y permitiendo que nuestras agudas vistas pudieran ver con extrema claridad hacia el exterior.

A unos cincuenta metros de distancia, estaban paradas tres figuras enfundadas en una especie de túnicas oscuras. No podíamos verles el rostro, pues estaba cubierto por las capuchas del ropaje.

La figura de en medio, a su vez, tenía la mano extendida de donde colgaba…

–¿Lo que está sosteniendo es…? –la voz de Bella sonó perturbada por lo que veía.

–Sí. Es una cabeza humana –respondí casi sin voz.  Creí reconocer de quién se trataba, pero a la vez, me negaba a creer que fuera verdad.

El ambiente se llenó de un silencio sepulcral. Era obvio quienes eran esos tres personajes que nos mostraban su sanguinario trofeo.

A lo lejos, el aullido de los lobos inundó el bosque.

–Embry… –pronuncié al fin. Sentía que la sangre me abandonaba por completo para ser sustituida por un torrente de pura furia ácida. El cuerpo empezó a temblarme sin control mientras la velocidad de mi corazón aumentaba en cada latido. Iba entrar en fase, estaba seguro, tanto como que esos malditos asesinos habían acabado con Embry, pero ¿por qué?

–¡Jake! –gritó a mi espalda Edward, pero ni siquiera intenté volverme. Tenía que salir a toda prisa de la casa y hacerles pagar.

Apenas había logrado llegar hasta las escaleras de la entrada cuando mi trasformación fue completa, destrozando la ropa que en esos momentos vestía.

Vengan de inmediato al bosque, cerca de la casa de los Cullen. Han atacado a Embry

Lo hemos sentido. Fuimos nosotros quienes te llamamos”, dijo Paul

¿Quién más estaba esta noche de guardia?

“Colin, Embry y yo. Embry decidió dar una vuelta más por aquél lado…”

“Paul y yo estábamos a punto de regresar a La Push cuando sentimos que algo había pasado con él. De pronto sus pensamientos dejaron de escucharse”.

“¡Dense prisa! No podemos dejar que se escapen…”

Rodeé la casa para llegar hasta donde los tres monstruos habían estado parados. Apenas si alcancé a ver cuando cada uno de ellos salió prácticamente disparado en diferentes direcciones.

–¡Jake! –gritó Bella –¡Espera…!

“¡Tengo que ir por ellos…1

Lo sé. Embry fue el anzuelo, quieren acabar con ustedes primero. Creen que eliminándolos a ustedes primero van a debilitarnos– me respondió Edward

¡Malditos desgraciados” bufé al tiempo que con la mirada encontré el lugar donde habían arrojado la cabeza de Embry. El acto reflejaba claramente el grado de sadismo con el que se conducían. Quería llorar, quería destrozarlos por lo que habían hecho…

Olfateé a mí alrededor y rápidamente distinguí el aroma de uno de los asesinos de Embry. El aroma quemaba como ácido, pero era tanto mi furia que eso pasó a segundo término.

–¡No puedes ir sólo!....

–¡Espéranos!

No me detuve siquiera a escucharlos, ya había emprendido la carrera a través del bosque. Tenía qué darles caza, acabar con ellos, hacerles pagar.

¿Tienes una idea de donde se han ido?”, la voz de Paul era copia de la furia que sentía.

“Estoy siguiendo el rastro de ellos. Se dirigen al claro…”

“¿Qué ha pasado con Embry?”, Leah se había unido también a la caza.

“Lo han atacado. Está muerto” no tenía caso andarme con medias tintas.

El aullido de todos nosotros retumbó en cada rincón del bosque. Era un llanto de dolor, pero también uno de guerra.

Llegué al límite del claro, deteniéndome justo al borde, escondiéndome entre las ramas de los árboles y la oscuridad reinante. Todo parecía extremadamente quieto, ni un solo ruido perturbaba la serenidad del ambiente, pero yo sabía que estaba ahí, el pestilente aroma del asesino se filtraba por mi nariz de lobo.

“Jacob, ¿dónde estás?”, Seth se escuchaba ansioso, “Tienes que venir a la casa de los Cullen… los están rodeando”

“¿Qué?”

“Es una trampa. Atacaron a Embry para que nosotros persiguiéramos unos cuantos y el resto pudiera atacar a la familia”.

“¡¿Dónde estás?!”

“Estoy con ellos… Llegué primero aquí y… Dios, tienen que venir acá”

“Primero tengo que acabar con quien esté aquí”

“Es un señuelo. Era la forma de hacer que nos dividiéramos. Sea quien sea, si regresas irá tras de ti. Aunque le ataques, no tienes fuego para destruirle por completo”

Debía reconocer que en eso tenía razón Seth. Aunque lograra destrozar a quien estuviera ahí escondido, no tenía fuego para quemarle y deshacerme definitivamente de él.

Empecé a retroceder con lentamente, dando cortos pasos hacia atrás, vigilando con mi mirada a un lado y al otro. Escuchaba que algo se movía rápidamente, cortando el aire con la velocidad de sus movimientos.

Oh…”

“¿Y ahora qué pasa?”

“Jake, esto se está poniendo feo… ¡Esme…!”

“¡Demonios!, ¡Seth!”

“!Ella está con ellos!”

“¿De qué hablas?”

“Nessie… no puedo verla, pero puedo olerla. Está aquí…”

“Leah y yo ya casi llegamos”, pronunció Sam al mismo tiempo.

Sentí que el corazón se me paralizaba de la impresión. ¿Nessie estaba ahí? ¿Qué demonios significaba que estaba con ellos?

Olvidando cualquier precaución inicial, me lancé en una desbocada carrera de regreso a la casa de los Cullen. Sabía que el asesino venía tras de mi, el sonido de sus pisadas estaba a penas a unos metros de distancia; pero no era algo que me preocupara, lo que en ese momento me importaba era ir  a la casa y comprobar si era verdad que Renesmee estaba ahí.

Afuera de la casa se estaba desarrollando una pelea bastante violenta. Emmett estaba enfrascado en una pelea a puñetazo limpio contra un enorme vampiro enfundado en una túnica negra; Jasper esquivaba el ataque de su oponente mientras trataba de darle un buen mordisco y desgarrarle algo de piel; Carlisle, Garrett, Kate, Tanya, todos tenían su propia lucha personal mientras Edward trataba de proteger a Bella. Seth estaba luchando contra un vampiro y pude ver que Esme estaba en el piso con una mueca de dolor… Todo era un caos, y los únicos lobos que estábamos ahí éramos Seth y yo. Esperaba que los demás llegaran de un momento a otro, teníamos que acabar con estos monstruos de una buena vez.

Nuestros enemigos llevaban la cabeza cubierta por las capuchas de sus túnicas, así que era difícil decir si eran los mismos monstruos que habían venido aquella vez al claro, cuando querían destruir a Nessie. Lo que sí era claro es que esta vez venían decididos a arrasar y destruir.

–¡Ayuda a Benjamin! –me gritó Edward quien trataba de proteger por todos los medios a Bella. De inmediato sentí que algo cálido me rodeaba, imaginé que Bella estaba protegiéndome con su escudo.  Al fondo, vi dos pequeñas siluetas y recordé entonces a Jane y a Alec. Probablemente estaban buscando un hueco en el escudo de Bella para atacarnos con su don. O tal vez esperaran que alguno de sus fornidos colegas pudiera atacarla físicamente y aniquilarla junto con su escudo.

Benjamin trataba de esquivar el ataque de un mastodonte que fácilmente rebasaba los dos metros. Imaginé que el egipcio estaba demasiado acostumbrado a depender de su don para manipular los elementos naturales que de su fuerza física. Su oponente no le estaba dando la oportunidad siquiera de provocar aunque fuera una pequeña llovizna.

Justo cuando me preparaba para caer sobre el oponente de Benjamin, la brisa arrastró hasta mi un aroma bastante conocido. Un aroma que creí que jamás volvería a percibir, un efluvio que traía a mi mente las más dulces imágenes.

Nessie. Ella estaba ahí, pero ¿dónde?

De pronto, todo pareció moverse a cámara lenta.

Edward estaba enfrascado en una lucha contra una vampiresa bastante agresiva, dejando por un momento a Bella al descubierto.

Una figura negra se acercaba con decisión hacia ella, blandiendo algo brilloso en sus manos. La figura se movía con gracia, esquivando a todo aquello que se atravesaba a su paso; era bastante obvio cuál era su objetivo.

–¡Nessie! –gritó Edward, perdiendo la concentración buscándola con la mirada. La vampira aprovechó para lanzarse de lleno contra él.

Me moví tan rápido como pude, dudando por un momento a quién auxiliar. Mi elección fue casi inconsciente, me interpuse entre Bella y aquel que quería hacerle daño. Edward tenía más experiencia en el combate cuerpo a cuerpo, de alguna manera lograría salir de aquello, en cambio Bella… Era vital para todos nosotros que ella sobreviviera, no quería imaginar lo que podría pasarnos sin la protección de su escudo.

Por el tamaño, imaginé que el atacante de Bella era una mujer. Aunque se veía bastante menuda, se movía con una impresionante agilidad, manejando con destreza el par de dagas que traía en la mano, eso brilloso que había visto antes.

Y sólo un segundo bastó para reconocerle

Nessie…

Aullé con fuerza, incrédulo de lo que sucedía ante mí. Era ella, había regresado, pero ¿por qué atacaba a su propia familia? Esperé que pudiera reconocerme, que fuera lo que fuera que la estuviera haciendo actuar contra nosotros se detuviera y reaccionara.

Para mi sorpresa, empezó a atacarme.

–¡Maldita bestia! –Escupió con odio mientras buscaba hacerme daño.

Esquivé su ataque, decidido a no hacerle daño, pero también evitando que dañara a alguien de los Cullen. Porque a pesar de todo, si ella llegaba  a lastimar a alguien, jamás se lo perdonaría a si misma.

Traté de sujetarla con mis garras, detenerla antes de que cometiera una locura. Pero era demasiado rápida, demasiado ágil en sus movimientos.  Dio un salto humanamente imposible, aterrizando tras de mi, y de inmediato algo frío atravesó el grosor de mi piel, sentí la punzada y un rápido movimiento alzarse a lo largo de mi espina dorsal.

Y eso fue lo último que recordé antes de caer estrepitosamente al suelo mientras la inconsciencia me arrastraba a sus profundidades.

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 33: PERDIDAS Capítulo 35: EXTERMINIO

 
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