Mi historia fue una mentira (+18)

Autor: sachiko065
Género: Romance
Fecha Creación: 12/01/2013
Fecha Actualización: 16/07/2013
Finalizado: SI
Votos: 21
Comentarios: 72
Visitas: 32562
Capítulos: 22

Isabella Swan creyó vivir en un mundo lleno de seres como vampiros y hombres lobos... pero ¿Qué sucederá si todo es una mentira de Edward? ¿Qué tal si el mundo es normal, pero lleno de tecnología como para jugar con la vida y los recuerdos de una persona?

Edward es un científico que experimenta con las mentes de las personas haciendolas creer que viven determinadas situaciónes que van desde cambiar levemente sus recuerdos hasta llevarlos a vivir las cosas más increíbles, como es el caso de Isabella Swan quien nunca conoció a Edward siendo un vampiro, quien nunca fue a Forks porque en realidad se encontraba inconsiente, conectada a unas máquinas que controlan su "vida".

¿Qué pasará con Isabella al despertar? ¿ Por qué Edward quiso incluirse en la vida falsa de Isabella?

¿Cual es la verdadera vida de Isabella Swan y de Edward Cullen?

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hola! soy sachiko 065 y este es el segundo FanFic que publicaré. Espero que la historia sea de su agrado =D. Realmente es algo que quería que sucediera al final de Twilight

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Capítulo 6: Razones para hacerle eso

POV Edward:

Estaba enojado con Claire por querer mostrarle las carpetas a Isabella, o por lo menos eso creía. Yo no quería que ella se enterara aun de que su "vida" había sido escrita por ella ya que se pondría bastante deprimida. Decidí entrar en la habitación y vi que ella estaba leyendo. Mi hermana le había mostrado los libros. No me contuve y le quité la carpeta de las manos.

-¡¿Qué haces?!- me gritó. Tenía lágrimas en los ojos.

-No voy a permitir que estos libros te lastimen- murmuré.- Te hace mal leerlos, no quiero que los toques hasta que te recuperes

-¡No seas injusto!- me pidió Claire.- Deja que lea

-No Claire- suspiré.- Tú no seas injusta, tienes que dejar que Isabella se recupere, que se adapte a la realidad, leer esto solo le va a hacer daño

Claire no tuvo replica para eso. Isabella si.

-Quiero leerlos, devuelveme esa carpeta, a mi no me hará daño nada

-No, podrás leerlos ya que te lo hayas ganado- Dije tomando todas las carpetas de la cama.

-¿Cómo puedo ganarmelo?

-Mejorando tu salud, recuperando tus recuerdos, cuando hagas eso te daré las carpetas y volverás si quieres, pero no vas a volver a tu otra vida mientras no recuerdes nada 

-Está bien- contestó gruñendo.

Salí de la habitación y pensé donde podría esconder las carpetas. Las llevé al sótano. Me pregunté por qué estaba haciendo esto. Si era verdad que quería que Isabella se recuperara, pero... Había otra razón y no podía admitirla en voz alta. De verdad no quería que Isabella leyera su historia ya que eso probablemente haría que quisiera irse. Yo deseaba enamorarla de nuevo y que fuese feliz sin necesidad de volver a su mundo de fantasía. Sabía que eso era egoísta pero a final de cuentas... Yo era su marido en la vida real.

Dejé la historia en el sótano y me dirigí hacía arriba de nuevo. Fui a la cocina por algo de beber.

No sabía que hacer de ahora en adelante. Tenía miedo. Miedo de estar a solas con mi esposa. Miedo de querer hacerla mía y que ella no estuviera dispuesta. También tenía miedo de que nunca olvidara a su querido Edward Cullen y que cuando descubriera lo que le hice, más bien, lo que le dije quisiera volver.

De verdad yo nunca la engañé pero la herí por que ella lo hizo primero conmigo. No fue con golpes sino con palabras.

FLASHBACK.

Isabella y yo ya llevabamos varios días discutiendo. Nos enojabamos por cualquier cosa. Realmente estaba cansado de vivir así. Me quería reconciliar pero... Mi orgullo no me dejaba ir a insistirle una reconciliación.

Apenas llevabamos casi tres años de matrimonio y ya estabamos a punto de divorciarnos o al menos eso decía Isabella. Es que simplemente nuestras personalidades eran distintas. Yo quería divertirme y pasarla bien pero ella siempre quería tomarse todo con seriedad y cada vez que yo hacía algo se enojaba. Me tenía harto. Si la amaba pero tampoco la iba a soportar.

Algo que tampoco soportaba era que se pasara el día escribiendo su libro. Ella tenía la ilusión de ser escritora. Si la apoyaba pero ya nunca haciamos nada juntos porque no se separaba de su computadora.

Un día ambos estabamos de buen humor. Era sorprendente pero estabamos cariñosos y acababamos de tener una noche estupenda. Hacer el amor con mi mujer era lo más hermoso que podía pasarme. Si, sonaba un poco cursi pero así era.

Isabella me mostró sus carpetas con la historia totalmente terminada. Yo las leí. Sin duda ella tenía talento para escribir pero no pude evitar hacerle bromas sobre ciertos personajes. Ella sabía que yo era bromista más sin embargo se enojó como nunca antes en la vida.

-¡Eres un desgraciado!- Exclamó dandome una cachetada.

-¡¿Qué te pasa?!- Le grité furioso y ella me dió una patada en... No quiero ni acordarme. No fue con toda su fuerza pero si dolió bastante.

-¡Siempre te burlas de mi! ¡Ya no te soporto!

-Isabella- mascullé. El dolor no me dejaba hablar bien- Tú... Sabes que soy así, ¿Por qué me pateas?

-Eres un bastardo Edward Aldrigde, maldito el día en que te conocí- Sollozó.

Me preocupé ¿Por qué Isabella me decía otra vez esto?

-No sé por qué me tratas así, yo no te he hecho nada- Dije frunciendo el ceño. Aun no pasaba el dolor

-¿Ah no? ¿Quieres que te diga? ¡Nuestro matrimonio es una mierda!, tú te burlas de todo lo que yo hago, simplemente ya no lo puedo soportar

-¿Sabes qué? Tampoco yo...- Espeté.

-¿Que dices?

-Isabella, ya estoy harto de que me maltrates cada vez que puedes, haz cambiado demasiado, te has convertido en una mujer amargada

-¿Amargada?- Gritó.- No, claro que no soy amargada, tú eres el inmaduro, no paras de hacer comentarios estúpidos en cualquier lugar o enfrente de cualquier persona  ¡Me das vergüenza!

Me sentí dolido pero aun así decidí atacar.

-Tú tambien me das vergüenza, no sabes cuanto, las mujeres de mis amigos se ríen de las bromas, no que tú... No soportas nada, eres una niñita

-El niñito eres tú, con tus estupideces, además nunca haz sido un buen esposo, todo lo tomas como un juego

-¿Y crees que tú eres buena esposa?- Bramé. Sabía que me estaba pasando y que ella también pero ninguno podía detenerse.- Nunca soportas nada

-Y tú nunca te tomas con seriedad nuestro matrimonio, ¿Quien es peor?

-Tú, tú eres peor

-No, yo no soy peor, yo no me tomo esto como un juego, al contrario que tú que yo solo soy un juego para ti, te casaste por jugar, ni siquiera me amas

-¡¿Qué no te amo?!- Grité a punto de darle un golpe en la cabeza. Me podía acusar de cualquier cosa menos de que no la amaba o que la engañaba.

-Si, no me amas, nunca me lo dices, nunca me lo demuestras

-Tú tampoco lo haces- Le reproché.- Desde que nos casamos siempre ha sido igual, tú jamás me has dicho ni una sola vez que me amas

-¿Sabes por qué nunca lo he dicho? ¡Porque te burlarás!

-Claro que no

-Si, si te burlarás, porque eres un maldito insensible, es por eso que ya dejé de amarte

Ese comentario me dolió más que cualquier otra cosa que pudiese decirme. Más que la patada aun. Se me formó un nudo en la garganta.

-¿Ya no me amas? Que bueno que lo dices

-Edward...

-Está bien Isabella, ya no me digas nada

-Edward perdona, yo no

-No Isabella, que bueno que me dices eso- Me reí aunque era lo último que quería. Isabella me miró con pánico

-Edward mi amor, no quise decirte eso...

-Que bueno que dijiste eso porque yo tampoco te amo, te he estado engañando con otras mujeres desde hace tiempo, ¿Te acuerdas de tu prima Alison, la que se me insinuó en nuestra boda? Nunca dejé de verla

-No puede ser, solo estás enojado...

-No, estoy feliz de ya no tener que fingir que te amo- Dije saliendo de la habitación. Cerré la puerta con violencia.

"¿Qué acabo de hacer?" Pensé mientras me iba a la sala. Las lágrimas no tardaron en correr por mis mejillas. Había lastimado mucho a mi esposa. Yo sabía que ambos nos amabamos. Ella nunca me lo había dicho estando despierta sino cuando hablaba en sueños. También me lo demostraba cada vez que se entregaba a mi y con la manera en que me miraba.

Regresé a la habitación dispuesto a suplicar que me perdonara. Lo que vi al entrar me destrozó. Isabella estaba empacando sus cosas.

-Isabella, ¿Qué haces?

-Me voy Edward

-¿A dónde?

-No voy a decirte, lo único que te puedo informar es que te van a llegar los papeles de divorcio

-No Isabella- Dije acercandome a ella. Tomé su rostro entre mis manos.- No fue cierto lo que te dije, yo te amo, pero no me gusta decirlo, no soy alguien cursi, o al menos no tanto

-No, tú no me amas, soy yo la que te ama

-Te equivocas, al menos en cierta parte, ambos nos amamos

-Como sea, aun así, me iré, me hiciste mucho daño con lo que me dijiste

-Tú también me hiciste mucho daño con tus palabras

Isabella me miró con ojos entrecerrados y se alejó de mi.

-Por eso me iré- Me explicó.- Ya no podemos estar juntos, tú te tomas esta relación como un juego, amas más a tu trabajo que a mi, ese experimento te ha alejado de mi, por eso comence a escribir, supongo que en esos libros se encuentra lo que realmente quiero

Me quedé sin palabras en ese momento. Me sentía inmensamente culpable. Yo tenía la culpa de que este matrimonio se estuviera deshaciendo. Si, ese nuevo experimento que permitía que las personas vivieran lo que que quisieran, acaparaba casi todo mi tiempo y mi atención. Dejé de lado lo más importante. El amor de mi vida. Isabella Bursnell. La chica de la que me enamoré y con quien decidí pasar el resto de mi vida.

Quería abrazar a mi mujer y consolarla pero se me ocurrió algo mejor. Me acerqué a ella y apreté su cuello hasta que se desmayó. No me gustaba lastimarla pero... Tenía que hacerla feliz. Podía usar aquello que nos estaba separando para hacerle un bien.

La cargué y la llevé hasta el laboratorio. Admito que me costó algo de trabajo ya que yo no era muy fuerte que digamos pero aun así la logré llevar.

La acosté en una cama. Estabamos en un cuarto parecido al de un hospital que había instalado en el sótano para la comodidad de los pacientes que se sometían a esto y para quienes los acompañaban. Puse en la cabeza de Isabella los parches y los activé. Le inyecté un sedante para que no se despertara.

Fui a la habitación por la historia de ella y la llevé al sótano. Encendí la computadora. Esperé a que el cerebro de Isabella estuviese preparado. Borré los recuerdos de toda su vida para poder poner los nuevos. Y... Comencé a escribir su historia.

FIN DEL FLASHBACK

No me arrepentía de haberla conectado. Isabella había sido muy feliz durante estos tres meses que estuvo en su mente.

Pero definitivamente tendría que enfrentar las consecuencias de haberlo hecho.

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Aquí estoy yo de nuevo con otro capítulo. De verdad adoro escribir. Mandó un beso y un abrazo a aquellas personas que se pasan por mi Fic. Espero que les guste este este capítulo.

Saludos

ATTE:

Sachiko065

Capítulo 5: Libros Capítulo 7: Preguntas sobre mi vida

 
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