El viernes, después de desfilar para Donna Karan, Bella decidió aceptar la invitación de los representantes de la firma para asistir a una fiesta en el Hyatt.

Estaba junto a la barra charlando con Jessica Stanley, a quien que no veía desde hacía dos años. Jessica y Bella habían trabajado juntas cinco años atrás cuando Jessica apenas comenzaba y se habían hecho buenas amigas, aunque no solían verse muy a menudo últimamente. Jessica se había casado y su primer hijo había nacido el año anterior por lo que no había estado trabajando desde entonces.

Un chico moreno guapísimo se acercó a ella en el momento que Jessica se alejó requerida por su marido, Mike Newton.

- Eres Bella Swan – le dijo sonriente

Le devolvió su mejor sonrisa.

- Eso dicen – sonrió – Y tú eres...

- Emmett Cullen, encantado – le saludó tendiéndole una mano que ella apretó

Emmett había trabajado para Donna Karan y aún lo seguían invitando a sus fiestas.

- ¿Emmett Cullen? – preguntó sorprendida

– Eres el abogado de Swan – dijo recordando que era el hombre que había tratado con Royce King, su abogado, todos los trámites legales de la inversión de Swan en Eclipse Hostels.

- Ese soy yo – sonrió afable

- ¿También eres hijo de Carlisle?

- Con también supongo que te refieres a mi hermanito Edward – dijo él burlón y Bella no pudo ocultar su rubor al recordar su último encuentro con Edward Cullen.

- Sí. Conocí a tu hermano hace tan sólo unos días y hemos tenido tantos enfrentamientos como encuentros.

- Sí, algo he oído. No te preocupes por mí, soy el adorable de la familia.

- No lo dudo – rió ella – ¿Cómo están tus padres? Hace siglos que no les veo.

- Bien, genial. Carlisle disfrutando de su retiro y Esme disfrutando de Carlisle.

- Envíales recuerdos míos.

- Estoy seguro de que estarían encantados de que se los dieras personalmente – le aseguró él – ¿Qué tal si te invito a la pequeña fiesta de cumpleaños que Esme ha organizado para Carlisle mañana en su casa? Estarán encantados.

- ¿No deberías preguntarles primero?

- Estarán encantados. No es nada formal, sólo la familia y algunos amigos cercanos. Una cena informal en el jardín.

- Ok, si tú crees que estarán encantados, realmente me gustaría ver a Carlisle y a Esme.

- Pues, pasaré por ti a las 7, ¿te parece?

- Bien, pero prométeme que me dirás si hubiera algún inconveniente

- No lo habrá, pero te lo prometo – le aseguró

Bella esperaba que Emmett llegara de un momento a otro. Se sentía nerviosa. Sabía que iba a encontrarse con Edward y después de su último encuentro, no sabía exactamente cómo debía reaccionar. Desde el incidente en el despacho de Edward se había comportado como una perfecta dama para evitar cualquier nuevo encontronazo.

En tan sólo dos minutos Edward había despertado en ella emociones completamente desconocidas, así como desconcertantes.

- ¿Estás nerviosa por tener que ver a Edward? – le dijo Rosalie tumbada sobre la cama de Bella mientras ésta acababa de maquillarse

- Un poco – confesó – Pero tengo ganas de ver a sus padres. Carlisle siempre se portó conmigo como un padre, igual que Esme. Nunca les vi mucho, pero Esme era la mejor amiga de mi madre y las pocas veces que la veía siempre tenía historias que contarme de ella. Tengo ganas de verles.

- ¿Cuánto hace que no les ves?

- Desde que vine a Nueva York cuando Marie murió.

- ¿Y qué historia hay entre el hermano de Edward y tú? – preguntó su amiga curiosa – ¿Te gusta?

Bella rió.

- Es un encanto, pero no hay nada de química entre él y yo.

- ¿Estás segura?

- Completamente – se giró reflexiva para mirar a su amiga – Te lo presentaré. Va a gustarte, estoy segura. Además es abogado – se burló

- Ya. Seguramente está interesado en ti, por algo te ha invitado, ¿no crees?

- No, no lo creo – aseguró – Aunque supongo que, dada mi famosa promiscuidad – dijo burlona – Edward seguro pensará que me he dejado manosear por su hermano también.

- Desde luego – bufó Rosalie – Promiscua tú. Si tú eres promiscua, yo ya estoy condenada al infierno, ni el mismo Cristo podría absolverme.

- Si tú lo dices – rió Bella

Rose corrió a la puerta en cuanto el timbre sonó, mientras Bella acababa de arreglarse.

Cuando Bella salió dos minutos después se los encontró charlando animadamente en el salón. La química allí se veía a la distancia y no pudo evitar sonreír.

Rosalie era su mejor amiga desde hacía diez años, cuando se conocieron en la agencia de modelos. Había tenido tres noviazgos serios pero los tíos habían resultado unos capullos. Se alegró de que ella y Emmett congeniaran. Emmett era realmente un encanto y no podría conocer a ninguna mujer mejor que Rose.

Se aclaró la garganta y ambos se levantaron del sofá levemente sonrojados.

- Hola, Bella, estás preciosa – la saludó Emmett acercándose a ella

- Gracias, Emmett, tú también estás muy guapo, ¿no crees, Rose? – dijo burlona

- Desde luego – respondió Rosalie mirándola con los ojos entrecerrados – Que os divirtáis, chicos – les saludó empujándolos hacia la puerta.

Emmett era un gran compañero de viaje e intentó distraer a Bella durante todo el trayecto hasta la casa de los Cullen, contándole historias sobre su extensa familia. Y desde luego que no perdió la oportunidad de preguntar por Rosalie.

- ¿De verdad que a tus padres no les molesta que me hayas invitado? – preguntó en cuanto Emmett aparcó frente a la casa

- Todo lo contrario, mi madre está encantada – le dijo tranquilizándola – ¿Por qué estás tan nerviosa? Nunca hubiera imaginado que te amedrentaras por enfrentarte a un grupo de hombres que matarán por llamar tu atención.

- Muy gracioso – rió ella sacándole la lengua divertida – En realidad no quisiera incomodar a nadie

- ¿Incomodar? ¿Por qué incomodarías a alguien?

- En primer lugar, digamos que no soy la persona preferida de tu hermano.

- No estés tan segura – rió Emmett abriendo la puerta del coche y bajando para ayudarla a bajar también.

Edward acababa de llegar y se acercó a Jasper que estaba con Carlisle junto a la mesa de las bebidas.

- Buenas... – saludó cogiendo una copa

- Al fin, Edward – dijo Carlisle – Siendo el hijo de la anfitriona bien podías haber llegado más temprano

- Lo siento, papá, me retrasé. – se disculpó – De todas formas, ¿dónde están mis hermanos?

- Alice ha llevado a Cynthia a la cama

- ¿Me perdí de ver a mi pequeña sobrina?

- Era tarde para ella.

- ¿Y Emmett?

- Emmett – sonrió Jasper mirando a Carlisle que sonreía a su vez – ha ido a recoger a su cita.

Edward se atragantó con el trago de vino que acababa de tomar.

- ¿Emmett? ¿Una cita? ¡Wow! ¿Y quién es la afortunada?

- Ya lo verás – respondió su padre interrogante

- ¡Qué bien! Ya era hora de que sentara la cabeza

- Sí, claro, ¿y tú? – retrucó Carlisle – Ya han pasado dos años desde que lo dejaste con Lauren

Lauren Mallory había sido su novia desde que había vuelto de la universidad a los veintidós. Cuando llevaban seis años de noviazgo Lauren empezó a insistir con dar finalmente el paso hacia el altar. Al principio pensó que era el paso natural, pero cuando reconoció que debería vivir con ella por el resto de su vida, se dio cuenta que no podía hacerlo.

Lauren le gustaba y sin dudas la quería, pero no la amaba, no le emocionaba. Casarse con ella sería un desastre. Así que simplemente lo dejaron. Fue triste, pero tuvo que reconocer que fue lo mejor.

- Alice ya no sabe qué hacer para que te fijes en Tanya – agregó su cuñado

No pudo evitar sonreír, pensando en la guapa amiga de su hermana.

- Tanya es una chica preciosa, y una dulzura, pero evidentemente hay cero atracción entre ella y yo.

- Yo no creo que ella piense igual – murmuró Jasper bajando la mirada al ver a su mujer y la mejor amiga de ésta acercándose a ellos.

Hablaban animadamente cuando escucharon la voz entusiasta de Esme.

- Carlisle, mira a quién ha invitado Emmett – dijo haciendo que todos se voltearan hacia ellos

Edward se tambaleó por la impresión de ver a su madre trayendo del brazo a Isabella Swan. Emmett caminaba a su lado con una amplia sonrisa mientras observaba fijamente la reacción de Edward a la inesperada invitada.

- Isabella, cariño – le saludó Carlisle, a quien su visita no tomó de sorpresa ya que Emmett ya le había informado de su invitación

Carlisle se acercó a ellos y abrazó a la joven que se relajó en su abrazo.

- ¿Qué hace ella aquí? – susurró Alice a su hermano

- No tengo ni idea – confesó Edward sin dejar de mirar a la preciosa castaña

Llevaba un vestido azul que caía sobre sus rodillas y dejaba vislumbrar unas perfectamente torneadas piernas calzadas con unas sandalias de tacón medio.

No se parecía a la descarada joven que había arrinconado en su despacho tres días atrás. Estaba elegante y delicada pero en su miembro produjo el mismo efecto que aquella diminuta falda bajo la cual había colado su mano, para acariciar su sexo.

Después de saludar a Esme y a Carlisle, Emmett tiró de ella para presentarle al resto de su familia.

- Buenas, familia – saludó Emmett burlón

Todos asintieron mirando a Bella pero sólo Jasper y Tanya respondieron al saludo.

- Bella, déjame presentarte a mi hermanita Alice – dijo y ésta movió la cabeza con una mirada despectiva en cuanto Bella le saludó – su marido, Jasper Whitlock

- Encantado de conocerte, Bella – saludó Jasper sincero

- Igualmente, Jasper

- A mi hermanito Edward, ya le conoces – se burló Emmett

- Hola, Edward

- Bella

- Y ella es Tanya Denali, una amiga de la familia

- Encantada – saludó Bella a la chica que la miraba con simpatía

- Es un gusto conocerte, he escuchado muchísimas cosas sobre ti

Bella se sonrojó y sonrió.

- Creo que todos lo hemos hecho – acotó Alice sarcástica y Jasper la miró represor

- No negarás que te lo avisé - le dijo Emmett y Bella lo observó extrañada - Que yo era el simpático de la familia - le aclaró haciéndola sonreír

- Quiero decir, – se rectificó Tanya – trabajo para Ralph Lauren y todos hablan maravillas sobre ti.

- Oh, gracias – dijo Bella sintiéndose más cómoda – Hace unos cuantos años ya que desfilo para ellos.

- Sí, me lo han dicho – Tanya miró a Alice – Isabella va a cerrar el desfile este año con el traje de novia

- ¡Qué angelical! – dijo Alice con sarcasmo

- Esta es mi primera semana de la moda – siguió Tanya con entusiasmo – y estoy frenética – rió

Bella se contagió con su entusiasmo y durante unos minutos basaron la conversación en el próximo desfile.

En un momento que los hombres se alejaron, tras un corto silencio, Alice se dirigió a Bella con desprecio.

- No sé si te divertirás mucho hoy

- Oh, claro que sí – le contestó

- Ya sabes, es una fiesta familiar. No hay mucho alcohol, nada de drogas, poco flirteo – acotó haciéndola sonrojar

- Alice... – le llamó la atención su amiga

- Nada de lo que tú acostumbras...

- Me las apañaré – murmuró incómoda – Si me disculpáis, debo ir al lavabo – dijo alejándose para entrar en la casa.

Después de calmarse en el lavabo, salió para encontrarse frente a una pared donde colgaban varias fotografías.

En la tranquilidad de la casa vacía se quedó mirando la historia en imágenes de los Cullen. Fotos de Carlisle y Esme, de sus hijos, de una pequeña niña que dedujo sería la hija de Alice y Jasper.

- ¿Te has perdido? – escuchó la profunda voz de Edward a sus espaldas.

Se volteó con un pequeño respingo.

- Oh, no, estaba curioseando – sonrió – Tenéis muchísimas fotografías.

Edward se acercó a ella parándose a su lado.

- Esme adora tomarnos fotografías. Ya sabes, lleva la profesión muy arraigada.

- Ya lo veo, me encantan.

- Ven aquí – dijo cogiendo su mano – Te enseñaré algo que sí te encantará – tiró de ella para adentrarla en una habitación que imaginó era el estudio de Carlisle.

Ya en el interior del estudio, Edward se acercó a la pared más alejada donde colgaban decenas de portarretratos.

- Wow – suspiró ella sin saber dónde mirar primero

Edward la empujó hasta dejarla de pie frente a una foto en blanco y negro.

Los ojos de Bella se llenaron de lágrimas cuando estiró la mano para acariciar la imagen de su madre. En la foto estaba Esme vestida con su traje de novia. Renée, la dama de honor la abrazaba sonriente.

- Nunca había visto esta foto – susurró

- Tu madre era preciosa – dijo Edward a su lado – Te pareces mucho a ella

- Era muchísimo más guapa que yo – discutió con sinceridad

Edward no quiso contradecirla, aún estando en total desacuerdo.

- ¿La echas de menos?

Inspiró profundamente antes de responder.

- No recuerdo lo que era tenerla así que no sé si la echo de menos. Durante todos estos años he añorado tener una madre, aunque mi abuela lo hizo muy bien, pero... – se sorbió las lágrimas – no sé, sólo recuerdo unas pocas cosas de ella y algunas no sé si realmente sucedieron.

- Debió ser duro perderla.

- Lo fue, pero creo que lo más duro es saber que no tenía que ser así – explicó con tristeza y Edward supo lo que estaba pensando

- No fue tu culpa – sentenció

- No es lo que dice tu socio – dijo y sonrió con tristeza

Se volteó de espaldas a él dispuesta a salir de la habitación, pero Edward la cogió por el codo y tiró de ella haciéndola girar de frente a él.

- No fue tu culpa – repitió mirándola fijamente y ya no pudo contenerse

La apretó contra él y bajó su boca sobre la de ella besándola furiosamente.

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Hola! nuevo capitulo, a disfrutar de el comenten si les gusta hasta el momento la historia o lo que quieran opinar.

Gracias por leer!