La Heredera (+18)

Autor: belibeli
Género: Romance
Fecha Creación: 15/04/2015
Fecha Actualización: 17/08/2015
Finalizado: NO
Votos: 9
Comentarios: 33
Visitas: 43890
Capítulos: 28

El último escándalo de la heredera. Esa última portada sería el comienzo. ¿Qué iba a hacer él con una niña problemática y caprichosa? ¿Qué iba a hacer ella con ese hombre serio, arrogante y autoritario? Drogas, alcohol, sexo desenfrenado e irresponsable. Edward no estaba preparado para entrar en ese mundo pero, ¿realmente estaba Bella en él?

 

-Quiero agradecer a "kikicullenswan", por permitir publicar su historia. Los créditos son para ella y visiten su pagina.

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Capítulo 17: chapter 17

 

- Bella, cariño – le saludó Rosalie abrazándola en cuanto abrió la puerta del departamento de Emmett en el que ella se había instalado.

- Hola, Rose.

- Buenas tardes, Rosalie – la saludó Edward demasiado formalmente

La chica le observó demasiado seria.

- Hola, Edward. Pasad – ofreció haciéndose a un lado para que entraran

Entraron y se encontraron a Emmett dejando unas botellas de cerveza y refrescos sobre la barra de la cocina.

La cena fue amena y divertida en cuanto Rosalie se relajó con Edward.

Bella estaba recostada en Edward que la mantenía abrazada contra él en el sofá. Emmett y Rosalie ocupaban el sofá frente a ellos, mientras se bebían el café.

- Esme nos invitó a comer este domingo, ya sabes, comida familiar – dijo Emmett y Bella sonrió ante el mohín que vio en la cara de Rosalie – Dijo que te estuvo llamando pero nunca contestaste

- No vi sus llamadas – se disculpó Edward

- Pues estáis invitados también

Bella se tensó contra su novio y entendió el mohín que había hecho su amiga. No se sentía con fuerzas suficientes como para enfrentar a Alice.

- ¿Tienes planes para el domingo, Bells? – le preguntó Edward con ternura

- Mmm, no, en realidad – confesó

- ¿Quieres que vayamos a comer a casa de mis padres?

- Mmm, no sé... – dudó – No creo que sea buena idea, pero tú sí debes ir. Es una comida familiar.

- No iré si no vienes conmigo. ¿Por qué no crees que sea buena idea?

- Ya sabes – se sonrojó

Edward la observó arqueando una ceja.

- Estará tu hermana y ya sabes, no soy su persona favorita.

- Creo que nadie lo es – acotó Rosalie y Edward la observó sorprendido

- ¿Tú también crees que Alice es insufrible? – indagó

- Hey, yo no creo que Alice sea insufrible – discutió Bella

- Venga ya, Bella – regañó Rosalie – Sí lo piensas. Esa niña es una esnob.

Emmett se carcajeó junto a su novia.

- No es así. Simplemente no creo que yo le caiga especialmente bien.

- Hey, tampoco yo le caigo bien – argumentó Rosalie

- Alice es una buena chica – la defendió Edward – Tiene algunas ideas preconcebidas equivocadas, pero estoy seguro de que cuando te conozca, se retractará de sus opiniones

- Y ¿cuáles son esas "ideas preconcebidas"? – preguntó Rosalie remarcando las comillas con sus dedos

- Se siente intimidada por las chicas guapas – explicó dejando un beso en la mejilla de su novia

- Anda ya. Tu hermana es guapísima y es amiga de Tanya y ella también lo es

- Sí, lo son – reconoció Emmett – Pero no lo eran en el instituto

Las chicas los miraron de uno en uno frunciendo el entrecejo en busca de una explicación.

- Eran las niñas feas y anti populares del instituto. – expuso Edward – Alice tuvo problemas de aprendizaje, además de tener problemas de peso, llevar gafas enormes y correctores en los dientes. Le costó mucho llegar a ser quien es. Por eso no le caen muy bien las chicas guapas, solían tratarla muy mal en el colegio.

- Ok, y por eso piensa que nosotras la trataríamos así – comentó Rosalie - ¿Qué tiene? ¿Doce años?

- No estoy diciendo que tenga razón o que sea justificable, sólo estoy diciendo por qué piensa lo que piensa. Siempre pensó, como todo el mundo, que Bella nunca había tenido que hacer ningún esfuerzo por ser aceptada, ni por llegar a ningún lado. Ella es de los que pensaba que actuaba con total impunidad por ser guapa y rica, siendo cosas por las que nunca tuvo que esforzarse sino que le habían venido dadas. Le molestaba ver que lo despreciaba metiéndose en escándalos y llevando una vida desenfrenada.

- No puede estar más equivocada – sentenció Rose siempre en defensa de su amiga

- Lo sé – aseguró Edward – pero ella no. Estoy seguro de que cuando te conozca – dijo dirigiéndose a Bella – cambiará de opinión. No tiene por qué ser ya, pero en algún momento tendrás que conocerla, eres mi novia y ella mi hermana, no hay forma de escapar – sonrió

- Lo sé – aceptó Bella – Está bien, iré contigo si quieres, pero prométeme que no me dejarás sola con ella, en este momento no tengo fuerzas para estar soportando que me traten así.

- Te prometo que no te dirá nada.

Bella le observó especulativa aceptando finalmente la invitación.

- ¿Quieres subir? – le invitó en cuanto Edward aparcó el coche frente a su edificio

- Sólo un momento – aceptó con una sonrisa – Mañana tengo que estar muy temprano en el despacho para llamar a Roma – le informó – Odio las diferencias horarias

Entraron al departamento y Bella colgó sus abrigos en el recibidor.

- ¿Te ofrezco algo de beber?

Edward la rodeó con sus brazos atrayéndola hacia él y pegando la espalda de la chica contra su pecho.

- No. Sólo quiero besarte.

- Ok – aceptó ella sonriente girándose entre sus brazos para quedar de frente a él

Rodeó su cuello con sus manos y entrelazó sus dedos en los cobrizos cabellos atrayendo su boca hacia ella.

Se besaron con pasión y Edward la levantó para llevarla hasta el sofá del salón donde se dejó caer con ella en su regazo.

Sin dejar de besarla la tumbó sobre el sofá recostándose sobre ella.

Coló una mano bajo el jersey trenzado de la chica acariciando su plano vientre. Bella se tensó al sentir su tacto contra su piel. Edward notó su leve respingo y la acarició con ternura tranquilizándola.

Muy lentamente fue subiendo la mano por su vientre, hasta alcanzar el encaje de su sujetador. Posó la mano sobre el pecho tironeando del pezón a través de la tela.

La respiración de Bella se aceleró cuando Edward bajó sus labios y levantando su jersey, bajó la copa del sujetador liberando el pecho para posar su boca sobre él.

Tomó el pezón entre sus labios y succionó con fuerza endureciéndolo. Bella jadeaba removiéndose nerviosa bajo su cuerpo.

Sin dejar de besar su pecho, llevó la mano a la cinturilla de sus pantalones desabrochándolos para colarse en su interior.

El teléfono les interrumpió pero implícitamente decidieron ignorarle.

- Hola, Bella, soy Mark – resonó una voz cuando se activó el contestador

Edward se envaró mirándola mientras la voz masculina continuaba hablando, preguntando por la salud de Charlie. Bella, completamente ruborizada, se levantó del sofá y corrió al teléfono.

- Mark, hola – saludó nerviosa ante la escrutadora mirada de su novio – No, no dormía. Sí, es bastante tarde aquí. ¿Cómo estás? ¿Cómo va todo?

Edward escuchaba la conversación monosilábica de la chica, irritándose cada vez más.

Se levantó del sofá en cuanto Bella colgó el teléfono.

- Tengo que irme – informó con sequedad

- Espera, Edward, no te vayas – rogó corriendo hacia el chico que ya se dirigía hacia la puerta

- Tengo que irme, mañana tengo que ir al despacho muy temprano.

- Espera, Edward, por favor

Se detuvo volteándose a mirarla con seriedad.

- Otra vez estás pensando lo peor de mí, ¿verdad? – dijo en un lamento y le golpeó con dureza la realidad de su estúpida reacción

- Lo siento – se disculpó sinceramente abrazándola – Lo siento, Bella. Soy un idiota, pero es que saber que estabas de vacaciones con él, me puso celoso. Y nunca me dijiste quién es. ¿Era tu novio?

- No estaría contigo si tuviera novio

- Lo sé, pero tal vez es un amigo con beneficios...

- Es un amigo – confirmó – Un buen amigo, un gran amigo, pero también lo es su esposa.

- ¿Está casado? – indagó sorprendido a la vez que calmado

- Sí. Les conozco hace años y son grandes amigos. No tengo nada de lo que tú imaginas con él. Además de estar casado, tiene la edad de mi padre.

- Ok. Gracias por decírmelo. - suspiró aliviado apretándola contra su pecho

- Edward, si vas a ser mi novio tienes derecho a saberlo. Y yo quiero que lo sepas, que sepas todo de mí.

- ¿Vas a contarme algo más? – preguntó levantando su rostro para fijar sus ojos en los de ella

- Sí, si quieres saberlo - Quiero saberlo

– afirmó caminando nuevamente hacia el sofá y tirando de ella para sentarse a su lado.

Bella se sentó y después de quitarse las botas que llevaba, subió los pies al sofá y abrazó sus piernas inspirando profundamente.

Edward la observaba intrigado.

- Ok. ¿Por dónde empiezo? – se preguntó a sí misma – No estaba de vacaciones en Sudáfrica

- Ah, ¿no?

- No. En principio estaba en Namibia, en Windhoek. Pero como no había vuelos directos a Nueva York, hice una escala en Sudáfrica.

- Ah, ok.

- ¿Recuerdas que te conté que mi abuela había apadrinado una niña allí?

- Sí, lo recuerdo. Recuerdo que me dijiste que murió porque su marido la golpeaba.

- Sí, así fue. Cuando mi abuela murió – explicó – me dejó su herencia; dinero, algunas propiedades y una empresa de cosméticos.

- Sí, y supuestamente la dilapidaste

- Exacto – sonrió – El caso es que no la dilapidé

- Lo imaginé

- Vendí la empresa y algunas de las propiedades. Con la herencia de Marie fundé una residencia para mujeres y niños víctimas de abusos y violencia, en Namibia.

- Wow – fue todo lo que Edward pudo decir cuando soltó el airé que había retenido sin darse cuenta

- Mark Gerandy es médico. Era un gran amigo de mi abuela y fue quien me ayudó en todo esto. Él es el director de la residencia.

Lo miró intentando deducir su reacción. Decir que estaba sorprendido era poco en comparación con lo que sentía. Hacía mucho tiempo que sospechaba que esa mujer era maravillosa, pero cada vez que descubría algo más de ella, su valoración de ella se incrementaba enormemente.

- Dios, Bella, eso es... increíble. No entiendo por qué lo escondes.

- ¿Qué sé yo? Supongo que tiene que ver con mi necesidad de que mi padre me ame aunque pueda ser un desastre de mujer.

- Debes dejarlo atrás, Bella. Debes dejar a Charlie, dejar de actuar por él y para él. Eres una persona pública, enormemente mediática. Piensa que si la gente supiera lo que haces, tu causa tendría mucha más repercusión. La gente se enteraría realmente de lo que esas personas están sufriendo. Tal vez entonces los gobiernos hicieran algo por ellas.

Lo observó especulativa y pudo verlo tal como él lo describía.

- Tal vez tengas razón

- Claro que la tengo. Piénsalo. Y si Charlie decide amarte entonces o no, pues que se vaya a hacer puñetas, no pienses en él.

- Es difícil – sonrió – Me he pasado veinte años intentando llamar su atención

- Lo sé, cielo – dijo tirando de ella y tumbándola sobre su regazo – Pero ya está bien, Bella. Estoy seguro de que Charlie cambiará de opinión cuando conozca realmente la mujer que eres, pero si no lo hace pues que se vaya al diablo. Eres demasiado valiosa, Bella. No permitas que tu obsesión por Charlie te destruya, cariño. No se lo merece.

Nadie se lo merece. Bella lo miró sonriendo desde su regazo y estiró su mano para acariciar el rostro de ese hombre que la enternecía.

- Mark es el dueño de la clínica donde supuestamente me realicé un aborto hace varios meses.

- ¡Joder! – exclamó con una sonrisa – Ves que todo tiene una explicación que te exonera de todas las acusaciones vertidas contra ti. No entiendo por qué no las utilizas.

- Quizás algún día – le cortó

Edward negó con la cabeza ante la cabezonería de la chica.

- ¿Estuviste en Namibia todo este tiempo?

- Casi. Estuve una semana en Londres por la Fashion Week y después me fui a Namibia. Es mi sitio favorito en el mundo.

- ¿Sí? Nunca he estado en Namibia

- Tendrás que venir conmigo alguna vez. Te sientes realmente útil allí.

- Lo imagino. Sabes, Swan tiene participación en una cadena de hoteles que tiene un importante hotel en Windhoek, podemos alojarnos allí. Sam Ulley lo visitó y lo recomendó altamente.

Bella bajó la vista sonriendo ruborizada.

- ¿Qué? – preguntó curioso

- Lo sé. Conozco a la dueña.

- ¿Sí? – indagó realmente sorprendido – Yo no la conozco. Todos los tratos se hicieron con abogados. Nos sorprendió que nos ofreciera la participación pero cuando estudiamos los informes, era una buena inversión.

- Tú también la conoces – afirmó

- No, no la conozco – dijo con sinceridad pero la observó dubitativo al ver su mirada intrigante – ¿La... conozco...?

- Lo compré con la venta de MD

- Te burlas de mí

- Te juro que no

- Por Dios – rió abrazándola contra él – Charlie tendrá un infarto cuando lo sepa. Será mejor que esperemos a que esté recuperado para decírselo. Eres un pequeño demonio, preciosa.

- Me gustaba la ironía – confesó

- Ya lo creo – dijo y se abalanzó sobre sus labios

 

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Capítulo 16: chapter 16 Capítulo 18: chapter 18

 
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