La Heredera (+18)

Autor: belibeli
Género: Romance
Fecha Creación: 15/04/2015
Fecha Actualización: 17/08/2015
Finalizado: NO
Votos: 9
Comentarios: 33
Visitas: 43882
Capítulos: 28

El último escándalo de la heredera. Esa última portada sería el comienzo. ¿Qué iba a hacer él con una niña problemática y caprichosa? ¿Qué iba a hacer ella con ese hombre serio, arrogante y autoritario? Drogas, alcohol, sexo desenfrenado e irresponsable. Edward no estaba preparado para entrar en ese mundo pero, ¿realmente estaba Bella en él?

 

-Quiero agradecer a "kikicullenswan", por permitir publicar su historia. Los créditos son para ella y visiten su pagina.

https://www.fanfiction.net/u/2514643/kikicullenswan

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 21: chapter 21

 

- Entonces, ¿todo fue bien con Alice? ¿No te incomodó? – preguntó Edward cuando entraron en el departamento de Bella a última hora de la tarde

- Ya te he dicho que sí – repitió la chica colgando su chaqueta en el recibidor

- Puedo hablar con ella si te dijo algo que te molestara – ofreció

- Ya basta, Edward – sonrió girándose hacia él para rodearle el cuello con los brazos– Te aseguro que no me dijo nada, sólo estuvimos hablando. Es natural que tenga dudas sobre mi vida, supongo que quería cerciorarse de que soy suficientemente buena para ti.

- ¿De verdad?

- Totalmente. – dijo antes de apretarse contra él para besarle

Edward deslizó sus manos por la espalda de la chica hasta alcanzar sus glúteos y tirar de ella levantándola obligándola a enredarlas en su cintura.

Caminó con la chica hasta dejarse caer en el sofá con la joven en su regazo.

Su erección fue instantánea y golpeó contra la cremallera de sus vaqueros.

Bella se sintió poderosa al notar el rígido miembro contra su sexo a través de los pantalones de ambos.

- ¿Quieres quedarte a dormir? – le ofreció

- Creo que quiero quedarme a vivir aquí – confesó deslizando su lengua por el cuello de la chica.

- Cuando quieras... – murmuró arqueándose contra él

Edward coló sus manos bajo el grueso jersey de la chica y subió por sus costados hasta alcanzar sus pechos sobre el suave satén del sujetador.

Bella gimió restregando sus ingles contra él y llevó sus manos hasta las de él, para presionarlas sobre sus pechos.

Cuando Edward incrementó la fricción ella llevó las manos al borde de su jersey y se lo quitó por la cabeza, dejándolo caer en el suelo.

Edward sobaba sus pechos a través del satén del sujetador, viendo cómo se marcaban contra la tela sus pezones pequeños y respingones.

Bella apoyó las manos en sus hombros restregándose contra él con necesidad. Llevó las manos a su espalda y desabrochó su sujetador liberándose de él.

- Mmm, estás haciendo tú todo el trabajo de quitarte la ropa – murmuró sonriente

Las manos de Edward acunaban sus pechos mientras sus dedos tironeaban los pezones, provocándole un agudo pinchazo en el abdomen.

- No queremos que te distraigas de tu tarea – sonrió ella a su vez

Edward se carcajeó rodeando su cintura con los brazos. Unió su boca a la de ella y con la lengua la obligó a separar los labios. La besó con pasión y, sin aflojar el abrazo, la derribó sobre el sofá y se echó sobre ella, cubriéndola con su cuerpo.

Bella gimió y Edward suavizó sus besos para comenzar un irresistible juego erótico de seducción, que muy pronto tuvo a Bella removiéndose debajo de él con un deseo insaciable.

Enredaba la lengua con la de ella, retrocedía, la hundía, la retiraba perezosamente cuando ella trataba de retenerla, y volvía a acometerla.

Cuando él intentó alejarse ella le retuvo tratando de no separar sus bocas.

Jadeó excitada cuando él deslizó la boca hasta sus pechos.

Con lentitud dolorosa succionó con fuerza, primero uno, después el otro, hasta que Bella se encontró sumergida en un mar de deseo.

Edward se apoyó sobre su brazo a un lado y se incorporó levemente para observarla con una mirada llena de pasión, mientras la palma de su mano rodaba sobre el duro pezón erguido por las caricias de su lengua y sus labios.

-Tócame, Bells – rogó con voz ronca.

Bella llevó las manos a su jersey y se lo quitó por la cabeza.

Con las puntas de los dedos acarició lentamente los músculos fuertes de su pecho viéndolos retraerse y relajarse.

Sus manos vagaron abiertas por el pecho bronceado, por los hombros anchos, por los músculos fuertes de sus brazos.

Sintiéndose poderosa, dejó que las puntas de los dedos siguieran la línea de vello oscuro que se iba estrechando hasta desaparecer debajo del cinturón de sus vaqueros, sin atreverse a llevar sus manos más allá.

Su boca se apoderó de la de ella con una pasión irrefrenable.

Edward hundió las manos en los cabellos de Bella, mientras le mantenía inmóvil la cabeza bajo la interminable embestida de sus labios.

Bella se removía nerviosa y excitada al sentir el palpitar de su virilidad erecta presionándola íntimamente. Entonces, cuando él empezó a mover lentamente en círculos las caderas contra las suyas, gimió con ardiente deseo.

Edward bajó su mano hasta la cinturilla de los pantalones de Bella y los desabotonó con destreza. Le quitó los pantalones junto con las bragas dejándola completamente desnuda y excitada sobre el sofá.

Bella tembló por la anticipación cuando los dedos de Edward acariciaron su tibia y húmeda raja.

Edward la observaba con atención mientras la acariciaba.

- Estás mojada, cielo – le informó con suavidad

- Te necesito, Edward – pidió vergonzosa

- Me tendrás, pequeña, - prometió sin dejar de acariciarla – pero no todavía

- Por favor – rogó ella separando las piernas para darle mejor acceso a su sexo

- Todavía no, cariño...

Edward bajó su boca sobre el pecho erguido de la chica y lo mordisqueó con suavidad haciéndola retorcerse nerviosa.

Lentamente introdujo primero uno y luego otro dedo en el húmedo canal de su vagina, embistiéndola con ellos.

Su pulgar frotaba el palpitante clítoris sin dejar de embestirla. En sólo unas pocas embestidas, Bella se retorcía jadeante al borde del clímax.

- Eres tan receptiva, cariño – comentó él viéndola a punto de alcanzar la cima sin poder retirar la mirada de sus ojos – Mírame, Bells – ordenó – Quiero que me mires cuando te corras

Bella abrió los ojos aunque no sin esfuerzo y clavó en él sus pupilas dilatadas.

- Dios, Edward, siento que voy a estallar

- Sí, cariño, vamos, hazlo, hazlo para mí...

La embistió con más rudeza a la vez que bajaba los labios por su vientre hasta alcanzar el botón de su placer y apretarlo entre sus labios.

Ese último toque la empujó de cabeza en el abismo del placer, haciéndola gritar de placer.

No retiró sus dedos hasta que los espasmos del orgasmo de Bella remitieron completamente, llenando su mano con sus espesos jugos.

- ¿Estás bien? – le preguntó acostándose sobre ella

- Mmm – fue su primera respuesta – Quítate la ropa – dijo desabotonándole los vaqueros para empujarlos por sus caderas

Edward se levantó y se desnudó completamente antes de recostarse sobre ella nuevamente.

- Ya estoy desnudo – dijo mientras su pene golpeaba contra los pliegues femeninos - ¿Y ahora? – preguntó divertido

- Hazme el amor – ordenó separando las piernas y rodeándole la cintura con ellas

- Te has vuelto muy autoritaria – se burló

- Bueno, no estás obligado a hacerlo si no quieres – rectificó – pero yo estaría encantada de que lo hicieras

- Estamos aquí para complaceros, señorita – rió él antes de empujar con sus caderas para penetrar en ella apenas un par de centímetros – ¡Dios! – gimió – Eres tan estrecha

- Te necesito dentro de mí, Edward

- Allí me tendrás – prometió empujando un poco más en su interior

Con un suave vaivén fue clavándose en ella un poco más con cada embestida, hasta que se encontró dentro suyo completamente.

Se dejó caer sobre ella esperando que se adaptara completamente a su intrusión.

Cuando la sintió relajada en torno a él, comenzó un cadencioso movimiento que la enloquecía por momentos.

- Por favor – susurró Bella arqueándose contra él – Necesito... – pidió moviéndose bajo él

Se movió ferozmente entre sus piernas, profundizando duro y rápido.

La fricción de su erección frotando precipitadamente sus paredes internas estaba al límite de ser doloroso y la hizo gemir una y otra vez.

Se retorció en su abrazo, insegura sobre si estaba tratando de escapar o de acercarse más.

La necesidad ascendió dentro de ella y la tensó insoportablemente.

- Vamos, nena, no lo retengas – dijo él entre dientes – Córrete para mí

Ella se quería correr. Se sentía como si estuviera en el punto más alto, pero no lo lograba y se sentía al borde de la locura.

Sonidos necesitados, indefensos, frustrantes rasgaban su garganta mientras las embestidas de Edward crecían en fuerza y velocidad.

Las manos de él se movieron a sus caderas. Se sentía tan cerca. Él ladeó sus caderas, encontrando otro ángulo, y dio de lleno en su punto G.

- Allí está – murmuró él al verla dar un respingo – Ahora te tengo

Dio unas profundas embestidas sobre su nudo y finalmente la tensión se rompió, y se encontró cayendo nuevamente en el clímax.

Sobre ella, Edward sintió su orgasmo, echó la cabeza hacia atrás, y se corrió con un duro gemido y su fuerte cuerpo estremeciéndose.

- Buenos días, Bree – saludó Bella al final de la semana siguiente - ¿Está Edward? – preguntó señalando la puerta del despacho

- Buenos días – respondió la chica – Sí que está. Puedes pasar

- Gracias – se dirigió a la puerta y se asomó por ella para ver a Edward con gesto exasperado hablando por teléfono

El chico sonrió levemente al verla y le hizo señas para que entrara.

- Estamos analizando el contrato – decía con voz irritada – No necesitamos que nos metan prisa. Firmaremos, sólo necesitamos un poco de tiempo – aseguró cuando Bella se sentó frente a él Colgó el teléfono con un bufido molesto y escondió el rostro en las manos con un gesto frustrado.

- ¿Problemas? – preguntó Bella temerosa

Edward levantó la vista y sonrió forzadamente.

- ¿Cómo estás, cariño? ¿Has visto a Charlie?

Bella pasaba por el hospital cada mañana antes de ir al despacho y esa mañana no había sido la excepción.

- Sí – reconoció pesarosa

- ¿Cómo está? – indagó estirando su mano para coger la de ella que descansaba sobre el escritorio

- Igual – confesó

- Lo siento, cariño

Edward tiró de su mano obligándola a levantarse y rodear el escritorio para acercarla a él.

Giró su sillón y la instó a sentarse en su regazo.

Bella escondió el rostro en el pecho de Edward que la rodeó con sus brazos.

- Te eché de menos anoche – confesó él deslizando los labios por su cuello

- Y yo a ti

- ¿Vendrás a dormir a mi casa hoy?

- Tal vez. Si me invitas...

- Estás invitada – aseguró

- Entonces sí – aceptó levantando el rostro para plantar sus labios sobre los de él y comenzar un beso abrasador

Edward subió su mano por la pierna de Bella cubierta por una sexy media negra, hasta alcanzar el encaje que la ceñía en su níveo muslo.

Acarició con delicadeza la suave piel desnuda y con osadía pasó la punta de los dedos sobre el satén de las braguitas.

- Estamos en el despacho – jadeó Bella

- Lo sé – aceptó él – Es por eso que aún no estás desnuda

- Bree está aquí al lado

- Le daré orden de no molestar – bromeó estirando la mano hacia el intercomunicador que le comunicaba con su secretaria

Bella se carcajeó cogiendo su mano y riendo la abrazó y la apretó contra él.

- ¿Vas a contarme con quién hablabas? – preguntó después de un momento y él volvió a resoplar

- Con el dueño de Volterra, Inc Volterra, Inc.

, era una empresa italiana dedicada a la producción vitivinícola. Tenían una historia de éxitos que se había visto ensombrecida desde que la nueva generación familiar había tomado el mando de la empresa.

Se trataba de una empresa con un gran potencial, siempre y cuando pudieran hacer frente a unos importantes desembolsos de dinero, en el futuro inmediato.

El contrato era bueno y las perspectivas mejores, pero Bella aún no había firmado el pacto ya que no estaba de acuerdo con la política de personal que la empresa había dejado ver en su plan de viabilidad.

- Necesito que firmes, Bella – dijo sugerente acariciando su cuello con la nariz

- ¿Han cambiado la política de personal?

- No y no creo que lo hagan

- Diles que entonces no firmaremos

- No puedo decirles eso, cielo. Tenemos que firmar, es un buen acuerdo.

- No para las personas que piensan despedir – dijo tajante levantándose de su regazo para sentarse frente a él

- No pueden sostener esos salarios, Bella

- Sí podrían. Pueden bajar las nóminas de los altos mandos y no haría falta despedir a los de menor rango

- No bajarán sus salarios, Bella – replicó molesto

- Pues entonces no firmaremos – decretó molesta también

- Bella, por Dios, no seas terca

- No firmaré para dejar a decenas de personas sin trabajo

- No puedes solucionar los problemas de todos los pobres del mundo

- Pues intentaré pelear por aquellos que sí puedo

- No entiendes, Bella – discutió cada vez más molesto – Esto es una empresa, no es tu fundación. Estamos aquí para ganar dinero.

Sus palabras le dolieron pero se negó a dejarse avasallar.

- Pues yo no quiero quedarme con el dinero de gente que lo necesita para alimentar a sus hijos. – sentenció furiosa antes de salir del despacho de su novio.

 

 

----------------------------------------------------------------------------------

Disfruten el capitulo, gracias por las visitas y comentarios.

Para las que preguntan si voy a continuar la historia hasta su final, les digo que no se preocupen que voy a publicar la historia completa...saludos.

 

Capítulo 20: chapter 20 Capítulo 22: chapter 22

 
14438022 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10756 usuarios