La Heredera (+18)

Autor: belibeli
Género: Romance
Fecha Creación: 15/04/2015
Fecha Actualización: 17/08/2015
Finalizado: NO
Votos: 9
Comentarios: 33
Visitas: 43888
Capítulos: 28

El último escándalo de la heredera. Esa última portada sería el comienzo. ¿Qué iba a hacer él con una niña problemática y caprichosa? ¿Qué iba a hacer ella con ese hombre serio, arrogante y autoritario? Drogas, alcohol, sexo desenfrenado e irresponsable. Edward no estaba preparado para entrar en ese mundo pero, ¿realmente estaba Bella en él?

 

-Quiero agradecer a "kikicullenswan", por permitir publicar su historia. Los créditos son para ella y visiten su pagina.

https://www.fanfiction.net/u/2514643/kikicullenswan

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 18: chapter 18

 

Después haber pasado casi todo el sábado en el hospital, Bella había invitado a Edward a cenar a su casa.

Había preparado unas deliciosas patatas a la crema con salmón, que habían acompañado con vino blanco.

- No dejas de sorprenderme, Bella Swan – sonrió Edward recostándose en su asiento – Nunca imaginé que pudieras ser tan buena cocinera

Bella rió levantándose para retirar los platos y se dirigió a la cocina. Cuando apoyó los platos en la encimera Edward se pegó a su espalda sorprendiéndola.

- Me gustaría saber que más ha preparado para mí, señorita Swan – murmuró contra su oído

- No he preparado nada más – confesó con una sonrisa girándose para quedar de frente a él – Si esperas algo más deberé improvisar

- Mmm, improvisar... – dijo con voz ronca llevando las manos a la cintura de la chica acariciando la piel que quedaba por encima de la cinturilla de los pantalones – Me gusta improvisar... – reconoció besando su cuello

Bella se arqueó apoyando las manos en sus hombros.

- ¿Quién lo diría? ¿Improvisar, Cullen? Siempre me has parecido un obseso del control y la organización.

- Es mi turno de sorprender – rió a la vez que subía las manos por los costados de la chica por debajo de la camisa.

Bella se tensó levemente cuando las manos de Edward alcanzaron sus pechos. Buscó su boca con la de ella y comenzó a besarlo con ansiedad mientras las manos del hombre estrujaban sus pechos endureciendo sus pezones.

Llevó las manos hasta su camisa y la desabotonó dándole una perfecta vista de sus pequeños pechos, níveos en contraste con el encaje azul del sujetador.

Dejó resbalar la camisa por los hombros y los brazos de la joven y volvió a besarla con ansias.

- Quiero hacerte el amor, Bella – confesó

Bella dudó un instante antes de responder. Después de los pocos días que llevaban saliendo juntos, ella también lo deseaba. Pero su inexperiencia le preocupaba, Edward pensaba que ella no era virgen. De hecho, había una época que la había considerado promiscua, y ella nunca lo había negado. Le preocupaba que él lo notara.

Sabía que no todas las chicas vírgenes sangraban o sentían dolor en su primera vez. Si ese fuera su caso tal vez Edward no lo notase, pero no podía estar segura de que así fuera.

No sabía si estaba preparada para que Edward supiera que todo lo que se había dicho de ella durante años había sido un engaño. Aunque ya casi no le quedaban secretos frente a él.

Pero por otra parte, sabía que nunca habría otro hombre a quien desease entregarle su virginidad más de lo que deseaba que fuera Edward su primer hombre.

Además, tenía 26 años, ya era hora de que supiese de primera mano lo que era el sexo.

- Quiero que me hagas el amor, Edward – aceptó tímida por fin y Edward pudo respirar

Bajó las manos hasta alcanzar sus glúteos y tiró de ella obligándola a enredar las piernas en su cintura.

- Nuestra primera vez juntos va a ser en una cama – dijo y salió de la cocina rumbo a la habitación.

La habitación de Bella estaba decorada en distintas tonalidades de malva.

Los muebles, blancos y sencillos y la cama, con un cabecero blanco, estaba cubierta por un edredón color malva. Edward separó las mantas, la tumbó en la cama y se recostó sobre ella entre sus piernas.

La beso con suavidad pero su necesidad fue tomando protagonismo.

Llevó las manos al broche de su sujetador y lo abrió. Se separó de ella para terminar de desvestirla. Completamente desnuda se ruborizó ante su escrutinio.

- Eres preciosa – dijo tumbándose a su lado recorriendo su pecho con los dedos

- Aún estás vestido – se quejó ella desabotonando su camisa

- Deberé poner remedio a eso – sonrió él y se desvistió con rapidez

Deslizó sus dedos por el plano vientre de la chica hasta alcanzar su sexo. Sin dejar de mirarla a los ojos comenzó a acariciar el henchido botón de su clítoris.

Bella jadeaba nerviosa sin alejar su vista de él. Separó las piernas de manera inconsciente facilitándole el acceso a su cuerpo.

La penetró con un dedo y la acarició sorprendiéndose al ver su tímida reacción. Se acostó sobre ella y la besó con ternura.

Bella sintió la punta de su miembro empujando contra sus pliegues.

- ¿Estás preparada, cariño? – preguntó ansioso sabiendo que no sería capaz de mantener unos extensos preliminares

Ella asintió nerviosa y volvió a extrañarle su rigidez. Estiró una mano hasta alcanzar su pantalón y sacó un preservativo que enfundó en su erección.

Bajó una mano para deslizarla por el muslo levantando la pierna femenina y anclándola en su cintura.

En esa posición los labios íntimos de la chica se separaron un poco y su pene los invadió. Pensó en hacerlo lentamente, consciente de que su nivel de excitación lo llevaría al orgasmo demasiado pronto si no se calmaba.

Llevaba meses deseando a esa chica como nunca había deseado a nadie, y temía que nunca volvería a desear a nadie igual.

Tan lento como le fue posible la penetró. Su cavidad, increíblemente estrecha fue ensanchándose a su paso y arremetió hasta encontrarse completamente en su interior. Fue entonces, cuando se tomó un minuto para respirar, cuando reparó en la chica debajo de él.

Bella estaba tensa, sus ojos fuertemente cerrados y sus dientes mordiendo su labio inferior.

- ¿Bella? – le llamó preocupado y la chica le miró

Al abrir sus párpados dos tímidas lágrimas rodaron por sus sienes hasta perderse en sus cabellos.

- Bella, cariño, ¿estás bien? – indagó consternado y entonces lo comprendió. Comprendió

su timidez, comprendió sus respingos cuando la acariciaba íntimamente, comprendió la resistencia de su cuerpo.

- Es tu primera vez – aventuró entre confundido y temeroso

La chica no le contestó. Se la veía apenada y avergonzada.

- ¿Es tu primera vez? – repitió interrogante

- Sí – respondió en un susurro

- ¡Diablos! – se quejó él dejando caer la cabeza en el hombro de ella – ¿Por qué no me lo dijiste, cariño? - preguntó volviendo a mirarla

- Lo siento – confesó ella

- No, Bella, yo lo siento. Debiste decírmelo. ¿Por qué no lo hiciste?

- No habrías querido hacerlo conmigo de habértelo dicho

- Oh, cielo, me sobreestimas. No soy tan noble. Estoy deseando hacerte el amor desde la primera vez que te vi, no me habría detenido porque fueras virgen, pero pude haberlo hecho más despacio. Intentar que fuera menos doloroso para ti.

- No lo es – le aclaró

- ¿No te ha dolido?

- Bueno, un poco, no mucho, en realidad. Ahora ya no siento ningún dolor.

- ¿Ya no te duele?

- No – aseguró

- Entonces voy a hacerte el amor, cariño – avisó antes de atacar sus labios

Comenzó a moverse, al principio introduciéndose con ritmo lento, para gradualmente después ir incrementando las embestidas. Vacilante ella respondió, saliendo a su encuentro cada vez.

Él coló la mano entre sus cuerpos, gimió mientras él le acariciaba el tierno botón, frotándolo con dureza.

Bella se retorcía bajo su asedio intentando liberarse de su intensidad. La sensación la quemaba mientras Edward la embestía con fuerza, implacable.

El clímax la asaltó con violencia. Se arqueó contra su cuerpo enterrándolo más profundamente en ella, estremeciéndose jadeante y conmocionada.

Las manos de él la aferraron con fuerza mientras sus caderas danzaban hacia delante y hacia atrás hasta que el orgasmo lo alcanzó. Se corrió empujando dentro de ella una y otra vez derramándose en su interior.

Se dejó caer sobre su cuerpo jadeando exhausto. Cuando al fin logró normalizar su respiración, se separó de ella tumbándose a su lado.

- ¿Estás bien, cariño? – preguntó acariciando su rostro con la punta de los dedos

- Sí – contestó vergonzosa

- ¡Hey! ¿Vas a ponerte vergonzosa conmigo? – sonrió

- No – dijo pero se acurrucó contra su pecho con timidez

Edward se tumbó en la cama y tiró de ella para dejarla acostada sobre su pecho.

- Ha sido lo más maravilloso que he podido imaginar – le confesó Edward

- ¿En verdad lo ha sido para ti?

- Ya lo creo que sí – le aseguró – Entiendo que no lo fuera para ti, la primera vez suele ser incómoda

- ¡Wow! – sonrió ella – Si las próximas veces será mejor que esto no creo que pueda soportarlo

- ¿De verdad lo fue? – preguntó con una sonrisa satisfecha

- Ya lo creo que sí. No puedo imaginar nada mejor.

- Descansa, cielo – aconsejó estrechándola entre sus brazos

Bella dormitaba exhausta sobre su pecho. Edward en cambio, era incapaz de dejar de darle vueltas en su cabeza a lo que había sucedido. No sabía nada de la chica que dormía entre sus brazos, y por alguna extraña razón ella hacía todo para que así fuera.

Bella se removió en sus brazos levantando la mirada hacia él.

- ¿En qué piensas? – preguntó en un susurro somnoliento

- ¿Cómo te sientes? – sonrió

- Muy bien – le observó escéptica intentando descifrar el sentimiento que escondía su semblante serio – ¿Pasa algo, Edward?

- No, cariño, sólo me preguntaba... – dudó – ¿Por qué nunca lo dijiste?

- ¿Qué cosa? – evadió bajando la mirada

- Lo sabes. ¿Por qué no me dijiste que eras virgen?

- Pensé que si lo supieras no querrías hacerlo conmigo

- Sabes que eso es una tontería, pero en realidad quiero saber por qué nunca antes me lo dijiste. ¿Por qué permitiste que te tratara de promiscua? Que te acusara de mantener relaciones sexuales con medio mundo. De ser sexualmente irresponsable. Y lo que es más, ¿por qué permites que todo el mundo lo crea?

- No puedo evitar que la gente piense lo que desee pensar – dijo encogiendo los hombros

- Sabes que no es así, sabes que podrías demandar a todas esas revistas. ¿Por qué no lo haces?

- No es tan simple, Edward. ¿Cómo puedo probarles que no soy promiscua? ¿Debía probarles que era virgen?

- No lo sé, Bella. Pero seguramente siempre has tenido razones para estar donde estabas y acompañada de la gente que estabas acompañada, que no tenían nada que ver con sexo. ¿Por qué no lo dijiste nunca?

- La primera portada sensacionalista que salió publicada sobre mí, decía que había metido a dos hombres en mi casa para tener sexo con ellos

- ¿Y?

- Era cierto que había entrado en mi departamento a la madrugada acompañada de dos chicos guapísimos. Las fotos lo probaban. – explicó

- Pero...

- Pero nunca me acosté con ellos

- Ya lo sé. ¿Por qué no lo dijiste?

- Porque sólo me hubiesen creído si hubiese explicado quiénes eran ellos

- ¿Por qué no lo hiciste?

- No podía. Esos chicos eran Jacob Black, mi mejor amigo, y su novio Paul Meraz.

- ¿Eran gays? – indagó sorprendido

- Sí, pero en ese entonces lo tenían muy oculto. Vivían juntos desde hacía años pero fingían ser simplemente compañeros de piso. El padre de Jacob no lo sabía y se hubiera muerto de haber sospechado que su hijo era gay. Jacob lo ocultó hasta que su padre murió tres años después.

- ¡Dios! Imagino lo ridículo que te habrá resultado todo eso

- Mucho.

- Pero no entiendo por qué permitiste que tu padre también lo creyera

- Intenté explicárselo – confesó recordando con tristeza – Pero no quiso escucharme.

Charlie nunca quiere escucharme. La estrechó entre sus brazos buscando reconfortarla.

- Para mi tercera portada escandalosa, dejó de importarme lo que pensara. Evidentemente si se hubiera esforzado en intentar conocerme, habría sabido lo que era real y lo que no

- Lo siento, Bella. Lo siento mucho, cariño. No sé por qué Charlie es cómo es. Siento haber creído alguna vez todo lo que se decía de ti.

- Sabes, sé que es una tontería, pero cuando el médico me dijo que cuando Charlie despertase podría haber olvidado algunas cosas, deseé que ojalá olvidara que me odia

- Oh, cielo, ven aquí – se quejó tirando de ella para recostarla contra él - ¿Puedo preguntar cómo te has mantenido virgen hasta los 26? - preguntó después de un momento intentado aligerar el ambiente

Bella sonrió antes de contestar.

- Supongo que fue sencillo. Todos están tan convencidos de que soy promiscua y fácil que nadie ha intentado cortejarme. No te dan muchas ganas de irte a la cama con alguien que te avasalla y simplemente te dice, "Vamos, Bella, quiero echarte un polvo como nadie te ha echado antes"

- ¿De verdad alguien te ha dicho eso para intentar hacerte el amor?

- No creo que me ofrecieran amor, en realidad

- Ya. Supongo que no - sonrió y la apretó contra él pensando en qué era lo que él le estaba ofreciendo a Bella Swan.

 

 

-----------------------------------------------------------------------------------

Me alegra que les guste la historia, sigan visitando =)

Capítulo 17: chapter 17 Capítulo 19: chapter 19

 
14438160 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10756 usuarios