Todo por amor (+18)

Autor: Rakelluvre
Género: Romance
Fecha Creación: 20/04/2012
Fecha Actualización: 18/06/2012
Finalizado: NO
Votos: 4
Comentarios: 46
Visitas: 30029
Capítulos: 15

 

¿Que secreto guardarías para proteger al ser que amas?. Porque yo soy la esposa que lo ama incondicionalmente. ¿Cómo hacerle entender que ya todo a terminado? Yo elegí la mujer equivocada para que sea mi esposa. ¿Cómo resistir al amor prohibido? Yo he llegado al final de su historia para comenzar una nueva.

Los personajes no me pertenecen son de Meyer, la trama si es mía. Gracias a mis Betas. Sarobari Yumel 22 y Lillian. 

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Capítulo 11: Perdido

Capitulo 8

Perdido.

Edward se encontraba sentado en la sala de espera del hospital, con incertidumbre suspiro llevo sus manos a la cabeza para después recargar sus codos en sus rodillas. Recordando como es que ese día había estado con ella por la mañana. Su conversación telefónica y como se dijeron que se amaban después de tanto tiempo.

Entre su pensamiento escucho las puertas que lo separaban del lugar a donde se la habían llevado y después los pasos de alguien acercándose. Levanto la vista, era un medico... Preguntó por los familiares de Ana Mckenna, una pareja de señores de edad madura se puso de pie, el medico hablo y la mujer cayo de rodillas soltando un alarido de dolor. La chica había muerto. Edward cerro los ojos fuertemente no quería siquiera pensar en la posibilidad de que una noticia similar le dieran a él. Entonces recordó que al hombre del vehículo que golpeo a la chica para después impactarse con su esposa.

El medico ordeno un tranquilizante para la mujer que aun gritaba y lloraba de agonía por la hija que no vería cumplir sus sueños, formar su propia familia o tener sus hijos, simplemente no la vería crecer. Edward, saco su celular del bolsillo de su pantalón y marco al número de Eleazar.

— ¿Edward?—pregunto su socio, extrañado por su llamada tenia entendido estaría celebrando su reconciliación con Bella.

—Necesito que envíes a Mike. A la... Hay un hombre que se paso el alto, mato a una chica y se impacto con Bella. Quiero que jamás vuelva a ver la luz del día fuera de la cárcel. —dijo con rabia.

—Lo siento Edward, ¿cómo esta Bella?— él conocía a Bella y su preocupación era verdaderamente sincera.

—No lo sé, —su voz se quebró —aún no me dicen nada. —respiró profundo y contuvo el aire para evitar que las lagrimas cayeran de sus ojos.

—Bien enviare a Mike.

—Tomen el caso de la chica y no cobren nada a la familia. —aún los miraba y sentía verdadera pena por la madre, aunque Bella no fue quien ocasiono el accidente, por segundos pudo haber sido ella la culpable de la muerte de la chica y cuando saliera del hospital viviría con culpa, también hubiera ido a la cárcel. No quería seguir torturándose con el hubiera, pero le era inevitable pensar que si él hubiera ido con su esposa y mandado al demonio a Rosalie nada de esto estaría pasando ella estuviera entre sus brazos o tal vez él tendría que estar rogándole su perdón. Si tan solo no hubiera sido un cobarde confesándole quien era su amante antes de que Rosalie se lo contara todo.

—De acuerdo, ¿Has avisado a tu familia, quieres que te ayude en algo? —Eleazar lo saco de sus pensamientos.

—Gracias, Alice esta enterada ya. Y no hay nada mas que hacer por ahora.— respondió, poniéndose de pie.

—Solo esperare a Carmen y salgo para allá.

—No es necesario de verdad

—Olvídalo, queremos a Bella y estaremos ahí contigo. No solo somos socios, somos amigos.

—Gracias.

Parecía que habían pasado horas desde que hablo con Alice, pero tan solo habían pasado algunos minutos. Desesperado caminaba de un lado a otro. Cuando nuevamente las puertas se abrieron y otro medico salió, por un momento su corazón se detuvo.

—¿Familiares de Isabella Swan?— la voz del medico era segura y fuerte.

—Soy Edward Cullen su esposo —se acercó.

—Soy Alec Vulturi, el neurocirujano asignado a su caso. Señor Cullen, el estado de la señora Cullen es sumamente delicado. Lo que más nos preocupaba al ingresarla era la hemorragia intracraneal que presentaba, tuvimos que operarla para liberar la presión de su cerebro y detener el sangrado.

— ¡Dios mío! - dijo Edward halándose los cabellos nervioso, temiéndose las peores noticias.

—Señor Cullen, probablemente se sienta incomodo con esto pero necesito hacerle algunas preguntas

—Por supuesto —respondería lo que fuera pero que le aseguraran que ella estaría bien.

— ¿Padece su esposa de depresión, sabe usted de alguna conducta autodestructiva que presente, toma algún antipsicótico, antidepresivo o droga? —preguntó el medico con un rostro indescifrable, mirando atentamente cada reacción de Edward.

— ¡¿Que? —su Bella no seria capaz de auto medicarse o drogarse ella era tan sana e inocente que no lo creía capaz —. Claro que no, Bella es una mujer normal, nunca ha usado drogas y nunca se haría daño a si misma ¿Porque esta preguntando esto?

—En ese caso debo preguntarle si maltrata usted a su esposa. — Edward lo miro con la boca abierta para después cerrarla y responder lo mejor que pudo, porque iba a mentir.

— ¡Eso es absurdo! yo nunca haría algo así ¡Nunca la lastimaría! —"de nuevo" pensó.

—Le pido por favor que se tranquilice señor Cullen, no quise ofenderle pero tiene que entender señor Cullen que el estado de salud de su esposa esta demasiado deteriorado. Encontramos signos de desnutrición severa y algunos hematomas alrededor de su cuerpo y estos son previos al accidente.

— ¿Desnutrición? pero ella come, ha cenado conmigo toda la semana, hemos desayunado juntos, ella no puede estar desnutrida ¿Como puede estarlo si yo la veo comer? —ese medico no le daba confianza debía estar equivocado, cuando su padre llegara le pediría que verificara sus diagnósticos.

—En ese caso temo que su esposa padece anorexia nerviosa. —eso si que no lo esperaba, ¿anorexia? ella quien fuera su mujer llena de curvas.

— ¿Anorexia? pero eso no es posible ella nunca haría eso, ya le dije que yo la he visto comer. —ella no estaba enferma, no podía ser. Se negaba a que ella se hubiera estado autodestruyendo de esa manera. Pero entonces recordó haberla visto mirar aquella comida, sin probarla tirarla a la basura para ponerse a llorar, será que ¿no la observo lo suficiente, que no le puso atención realmente?

—Necesito que entienda lo que voy a decirle señor Cullen porque el estado de salud de su esposa es delicado. Ella se encuentra en un estado de coma hipoglucémico, la clara desnutrición la llevo a ese estado.

— ¿Coma? ¿Va a despertar? —la realidad le cayo como un cubetazo de agua fría. Ella estaba mal y era su culpa, porque él no la observo, ella se lo gritaba en sus sueños, ella le pedía ayuda y el como la porquería de humano que es la ignoro nuevamente.

—Despertará en unos días, conforme consigamos alimentarla vía intravenosa.

...

Alice derrapo en el estacionamiento del hospital para ganar el lugar de otro coche que llegaba también. Estaciono el auto y bajo de él tomando su bolso y celular. Camino de prisa casi corriendo cuando escucho su nombre resonando en eco. Giro su rostro eran sus padres. Espero a que ellos llegaran a ella, e ignoro sus preguntas solo se limito a dar media vuelta y emprender de nuevo su camino. No quería ser grosera con ellos pero tenia la rabia atorada en la garganta y en el momento que abriera la boca soltaría todo el veneno contenido y quería hacerlo frente al culpable de ese sentimiento tan destructivo, su hermano.

Sus padres confundidos ante la actitud de Alice le seguían los pasos en silencio. Cuando de pronto divisaron a Edward, pero sintieron el ambiente mas pesado aun cuando este cruzo su mirada con la de Alice poniéndose de pie y cuadrando la espalda, como esperando enfrentarse a algo o a alguien.

Ella se detuvo frente a él mirándolo con el odio mas profundo de su ser. Lo abofeteo, Esme jadeo impresionada por las acciones de su hija, mientras que Carlisle la detuvo por detrás tomándola de su pequeña cintura para quitársela de encima a Edward ya que de pronto parecía una fiera que soltaba golpes y arañazos al rostro de su hermano, que no hacia mas que tratar de detener a su agresora.

— ¡Alice! ¿Pero, que te sucede? — le pregunto Carlisle, ellos sus hijos nunca habían peleado de esa manera. —Esto es un hospital no un ring de pelea.

—Maldito cabrón, cerdo asqueroso…

— ¡Alice basta! —Carlisle la tomo del brazo y la alejo de ahí para tranquilizarla, no entendía nada.

Esme le dio unos pañuelos a Edward para que se limpiara la sangre que le ocasionaron los rasguños de su hija.

— ¿Qué esta pasando aquí Edward? —le pregunto confundida por la situación, así como preocupada.

—Nada, mamá. —el evitaba la mirada.

— ¿Nada?, entonces ¿Por qué la actitud de Alice? —se suponía que iban a apoyarlo.

—Aquí no. —dijo secamente mirando el suelo evitando la mirada de su madre.

— ¿Ya te dieron informes? —Esme cambio el tema preguntando por el estado de su nuera a la que amaba como una hija.

—Si… esta en coma hipoglucémico, y no despertara hasta dentro de unos días.

— ¿Qué? ¿Quién la ha atendido? —pregunto Carlisle quien llegaba con Alice un poco mas controlada

— El doctor Vulturi. —respondió Edward.

—Hablaré con él después, acompáñenme todos a mi consultorio.

Caminaron al consultorio entrando en silencio. Edward tomo asiento junto a Esme frente a Carlisle y al lado de este estaba Alice quien le enviaba miradas asesinas e incriminatorias.

—Alice ¿Por qué has golpeado a tu hermano? —pregunto Carlisle.

—Porque esta mierda de aberración que tienes como hijo…—Alice fue cortada por su padre ya que comenzaba de nuevo a exaltarse.

—Alice sin ofender…

—Es la verdad papa, él tiene la culpa del estado en el que mi hermana se encuentra. ¡Oh mi Dios esta en coma! —jadeó cubriéndose la cara para sollozar, pues apenas estaba cayendo en cuenta de la gravedad del asunto. Tanta había sido su rabia que no capto a la primera el estado de su amiga y hermana.

Carlisle al ver el estado de Alice decidió interrogar a su hijo.

— ¿Edward?

Edward mantenía la mirada baja, los puños cerrados, mordía su labio inferior sus ojos estaban brillosos y la piel de su rostro roja por la contención de emociones de desprecio que sentía hacia si mismo, Alice tenia razón, por ello se dejo golpear e insultar.

—No sé que decir. —dijo sinceramente no sabiendo por donde comenzar.

—Tú no pero yo si. ¡Aquí el muy hombre, en lugar de estar con su esposa celebrando su aniversario estaba con su amante cenando en un restaurante! — le grito enfurecida. — Vamos no seas poco hombre y confiesa que te revuelcas con su mejor amiga, — le retaba y manoteaba —. El muy cabrón se acuesta con Rosalie la mujer que convivió con Bella, a la que ella le tendió la mano, cuido a su hermana, le abrió las puertas de su casa — decía a sus padres mirando a uno y después al otro acusando a su hermano revelando sus atrocidades —, y ¿como le han pagado ambos? —Dijo ya mirando a Edward — ella que te ha amado sin condiciones con entrega total. Todo lo que ha luchado por ser la esposa ideal y perfecta para ti.

Alice, tomo el teléfono que había en el escritorio de su padre y se lo aventó, él solo puso sus manos en reflejo para detener el golpe. Esme miraba horrorizada a Edward, no podía creer que su hijo fuera esa clase de hombres. Carlisle se puso de pie y abrazo a Alice, comprendía la rabia de su hija, ella había sido engañada por su ex prometido Peter, por eso ella sentía el dolor de Bella como suyo. Para Alice era como volver a vivir aquella experiencia traumática.

Todo estaba en silencio, Carlisle y Esme digiriendo la noticia, Edward derrotado, merecía eso y aun más. Alice hablo de nuevo:

— ¿Por qué?, ¿por qué la ilusionaste? ¿Porque decirle que la amabas cuando todo era mentira? ¿Porque llegar a tanto si ibas a dejarla al día siguiente? ¿Por qué hacerle daño de esa forma? — ella mas que preguntarle a su hermano, preguntaba en voz alta a Peter quien la abandono en el altar el día de su boda. Mientras mantenía la mirada perdida entre los brazos de su padre.

Edward sabia que no solo buscaba sus respuesta también buscaba las respuestas de quien la daño ¿Por qué?

—Estaba terminando con ella. —por fin Edward soltó las lagrimas.

— ¿Por qué la engañaste Edward? —fue Esme quien pregunto, no alcanzaba a comprender en que momento, cuales fueron sus razones o sus pretextos para hacer algo tan vil. Quería comprender antes de abofetearlo por patán.

—Hace cuatro años comenzamos a buscar bebes, —tomo aire para darse un poco de valor y continuar con su confesión — hace tres años ella me dijo que era estéril.

— ¡Ahhh! —Esme cerró los ojos con fuerza, mientras Carlisle miraba a su hijo queriendo traspasarlo y leer su alma. Alice dejo de sollozar y se sentó en el sillón de su padre, ella desconocía esa parte, pero aun así él era un pedazo de imbécil.

—Dime que esa no es la razón Edward —le pidió Esme cuando se recupero dé la impresión.

—Deseaba tener una familia tan perfecta como la nuestra, no quería odiarla por negarme a ser feliz, pero no pude. La rabia, el dolor de jamás poder saber lo que es ser padre me llevo a cometer los peores errores de mi vida. La ofendía diciéndole que era una mujer marchita, incapaz de dar vida. —Esme sujeto con ambas al escritorio frente a ella. Carlisle miro a su esposa preocupado, era una pesadilla. —En una ocasión la golpee —pudo haber omitido esa parte pero estaba demasiado agotado, tenia la necesidad de confesar sus culpas, sus pecados a esos quienes le dieron la vida. Su padre tenía los puños cerrados con fuerza conteniendo su enojo para no saltarle encima y enseñarle lo que jamás debía hacerle a una mujer. —Ella me perdono y yo jamás volví a ponerle una mano encima, pero aun así seguí con otras mujeres quería llenar el vacío que sentía.

— ¿Porque no buscaron opciones? Una adopción tal vez —le dijo su madre mirando su rostro, examinándolo, era la hora de la verdad.

— ¿Qué? ¡Oh! no, no, no, no criare un niño que no lleve mi sangre. —respondió él.

—Y ¿Por qué no?— pregunto su padre.

—Porque no sabría quienes son sus padres, si acaso eran delincuentes o adictos. Por no decir enfermos de algo hereditario y sin remedio. No sabría como llamarlo hijo sin evitar pensar en que no hay un lazo que nos una, como la sangre o nuestro parecido.

—Padres no son los que engendran, son los que te cuidan, están a tu lado cuando enfermas, ríes o lloras. Te levantan cuando caes, están contigo en los momentos felices y en los tristes. ¿Entiendes lo que te digo Edward?

—No pienso igual que tú, jamás vería como mi hijo un niño que no lo fuera de mi sangre. Eso no es posible. No lo acepto. Prefiero no tenerlos.

— ¿Edward en que concepto me tienes?— le pregunto Esme.

—Eres mi madre, que concepto puedo tener de ti si eres perfecta, la mejor de todas.

—No lo soy, porque piensas en una mujer que no puede concebir como en una mujer marchita —afirmó con voz débil y lagrimas saliendo de sus ojos recorriendo su hermoso rostro, Carlisle se movió para acercase a ella pero le hizo una seña de alto con la mano y el paro. Para continuar diciendo

—Mamá yo ya no pienso…

— ¡Cállate! —le dijo ella con el dolor de viejas heridas. —Tú —se levanto de aquel sillón para quedar frente a Edward. Mirándolo desde arriba, él levanto su mirada hacia esa hermosa mujer que lo que menos era, es ser una mujer marchita. — No eres mi hijo. No quiero volver a verte ni que me dirijas la palabra jamás en lo que me resta de vida. ¿Comprendes Anthony Masen?, No soy perfecta porque si lo fuera te habría dicho tu procedencia desde hace mucho, tal vez de esa manera no actuarías como lo has hecho todo este tiempo, nunca dañarías a esa mujer que ahora lucha por su vida, si acaso no se ha rendido ya y lo único que desea en este momento es morir. Ay de ti si ella muere porque no podrás vivir con eso.

Esme salió de aquella habitación escuchando la voz de ese niño que alguna vez meció y canto canciones de cuna llenando el vacío de su corazón.

Edward iba a salir tras su madre.

—Alto ahí Edward, Alice ve con tu madre. — Ordeno Carlisle.

—Papá ella no puede dejarme de amar ¡soy su hijo!.— dijo con desesperación su mirada llena de dolor y lagrimas resbalando por sus mejillas.

—Edward, no somos tus padres biológicos. Esme, mi esposa tiene matriz infantil. Has ofendido no solo a tu esposa también has ofendido a la mía. Solo por el amor de un hombre que te cuido como si llevaras su sangre no te golpeo. Pero si vuelves a poner un pie en mi casa no responderé sobre mis actos. Si en algo agradeces el amor que Esme te dio, no intentes acercarte a ella. En cuanto a Bella, no tendrás ningún derecho de decisión sobre ella, el estado de Bella se debe a tu maltrato psicológico por lo que se te niega cualquier derecho sobre ella hasta que despierte y este apta para tomar sus propias decisiones. ¡Aléjate de nosotros!

Carlisle salió sin mirar más a ese hombre destrozado. Él se quedo ahí, no sabe por cuanto tiempo, no sabiendo si fueron minutos u horas lo que tardo en salir de su estado de shock. Se puso de pie no sin antes ver las fotografías que su padre tenia en su escritorio, eran ellos, era el con su madre y su padre, el único mundo que conocía, no podía siquiera imaginarse una vida distinta con padres diferentes.

Saco del porta retratos la fotografía de ellos y se recorto así mismo en otra quito la foto completa esa le gustaba y quería conservarla.

Cuando salió al pasillo para dirigirse a la sala de espera vio a Carmen con su madre, ellas lo ignoraron, él se sentó en una silla mirando al suelo, poco tiempo después alguien tomo un lugar a su lado. Era Eleazar,

¿Cómo estas? —Edward solo pudo negar con la cabeza sin decir nada.

…..

Había pasado la noche mirando a través de la ventana la oscuridad de los jardines del hospital, pronto se hizo de día, la gente comenzaba a llegar para realizar las visitas a sus pacientes. Esme y Alice llegaron a las ocho de la mañana y fue hasta las once que su padre salió para permitirles la entrada. Quiso acercase y pedir el pase pero desistió ante la frialdad con la que lo ignoraban cuando estaban a tan solo dos filas. Ellas se habían ido a comer dos horas después ya que Carlisle estaba de guardia y él les había jurado mantenerla vigilada.

Cuando vio a su padre hablar con Alec el doctor que había atendido a Bella la noche anterior se acercó, Carlisle lo miro inquisitivamente.

— ¿Papá, puedo hablar contigo un momento? —le pidió con humildad.

—Yo no soy su padre, me confunde. —le contesto con todo el dolor de su corazón, pero él había dañado demasiado a Esme, su esposa, la mujer que amaba y daba todo por ella.

—Te veo mas tarde Carlisle, con su permiso —dijo Alec por ultimo dirigiéndose a Edward.

—Dr. Me permite un momento. — cambio su pregunta. Sintiéndose perdido y más solo que nunca ante el rechazo de su padre, jamás podría verlo de otra manera. Ese hombre era lo único que el conocía como un padre y dudaba que existiera otro mejor.

—Diga.

— ¿Puedo verla? —lo deseaba con toda el alma.

—Sabes que no. —respondió fríamente

—Por favor compadécete de mí.

—Y tú ¿te compadeciste de ella? — le respondió su padre recordándole las atrocidades que hizo con ella.

—Te lo suplico —Edward comenzó a ponerse de rodillas pero Carlisle lo detuvo, sacando del bolsillo de su bata el pase.

—Solo cinco minutos, no más, te esperare fuera de la habitación.

…..

Cuando mi padre se apiada de mi dolor, me conduce hasta el lugar donde ella se encuentra.

Ahí dentro de esa habitación me doy cuenta de lo mucho que la amo y sufriría si ella no vuelve a regalarme una de esas sonrisas llenas de amor, que siempre tenia y dedicaba solo a mí.

— Por favor mi amor, vuelve a mí. —Beso su mano tiernamente.

¿Como es que había llegado a este punto de indiferencia con ella? Y ahora que es demasiado tarde me doy cuenta que no puedo vivir en un mundo donde ella no exista. Porque mi alma, mi vida y corazón son de ella, solo de ella.

Ni siquiera en esas condiciones en las que se encuentra soy capaz de suplicarle perdón. No porque no quiera, simplemente quiero hacerlo cuando ella esta despierta mirándome al rostro, para que de esa forma pueda ver la verdad y sinceridad de mis palabras, a través de mis ojos, a través de mi alma.

Después de cinco minutos mi padre entra a la habitación y no hace falta que diga nada, él quiere que me vaya.

Salgo de ahí no sin antes agradecerle.

Salgo del hospital y voy a nuestro hogar, cuando llego al edificio no puedo evitar pensar que ella estará ahí esperándome como siempre con todo su amor y devoción. Pero no es verdad, ella no esta.

Abro la puerta y la imagen frente a mi me golpea, ella preparo todo para esa noche. En la que yo debía estar con ella confesándome y suplicando su perdón. En cambio estaba con mi amante, terminando lo que no debió comenzar.

Paso directo a la habitación intentando ignorar mi alrededor, pero todo resulta peor porque me encuentro un santuario de amor, velas, aceites, frutas, chocolate y... ¿Unas esposas? ¿Lubricante? ¡Dios! aun recuerdo cuando un día le pedí que me dejara atarla y hacerle cosas perversas para su mente inocente, pero ella se negado completamente sonrojada. Nunca me moleste por ello, todo lo contrario, me ocasionaba risa ella tan tierna, mi dulce Bella. Cuanto debía estar desesperada para aceptar hacer algo solo por complacerme.

Tome ropa limpia y fui a la ducha, mi cabeza me dolía eran tantas cosas para una noche, ella me confeso su mentira, su accidente cruel, jugada del destino para hacerme pagar por no amarla. Cuando la tengo la desprecio, y cuando la quiero me la arrebata. También estaba el hecho de que toda mi vida no era real ellos a los que consideraba los mejores padres del mundo, mis perfectos padres no lo eran yo era un hijo al que su madre no amo, al que abandono. Tal vez un no deseado.

No puedo evitar sentirme una completa mierda, comienzo a llorar por todo el daño que le hice a la mujer que me amó. Por todo lo que dije, mis manos comienzan a temblar por la impotencia y la rabia. Mi madre ¡Oh Esme!, la mujer que me dio amor, cariño y protección. La dañe como a mi mujer, me odio por ser tan maldito como la mujer que me parió y me abandono. No se las razones pero de pronto me entra la duda. ¿Porque?, ¿quienes son los que no me amaron, que me abandonaron? Pero si de algo estoy seguro es que herede lo peor de ellos, su maldad, de otra forma ¿Porque dañar a los que te aman? Me odio. Lloro como un niño pequeño, soy pequeño, no soy nada. Caigo de rodillas mientras el agua fría trata de reconfortarme pero no sirve, ya nada puede ayudarme, porque me he quedado solo, ellos la alejaran de mi, ya lo han hecho. La he perdido, yo estoy perdido.

 

Capítulo 10: Si hoy fuera un día normal. Capítulo 12: El despertar a la realidad

 
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