Todo por amor (+18)

Autor: Rakelluvre
Género: Romance
Fecha Creación: 20/04/2012
Fecha Actualización: 18/06/2012
Finalizado: NO
Votos: 4
Comentarios: 46
Visitas: 30038
Capítulos: 15

 

¿Que secreto guardarías para proteger al ser que amas?. Porque yo soy la esposa que lo ama incondicionalmente. ¿Cómo hacerle entender que ya todo a terminado? Yo elegí la mujer equivocada para que sea mi esposa. ¿Cómo resistir al amor prohibido? Yo he llegado al final de su historia para comenzar una nueva.

Los personajes no me pertenecen son de Meyer, la trama si es mía. Gracias a mis Betas. Sarobari Yumel 22 y Lillian. 

Hola si estàs leyendo esto o lo has leído te informo que a partir de noviembre 2021 Este fanfic lo podràs encontrar completo en Amazòn. 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 2: Cenicienta

Cuando era niña mi madre me contaba historias en donde los príncipes se enamoraban de muchachas comunes, ellos luchaban por su amor y vivían felices para siempre. Tal vez el recuerdo de esos sueños nublo mi sentido común. Tal vez él era un buen mentiroso.

Isabella no todo en esta vida son libros, ¿por qué no vamos a la fiesta de Jessica y nos divertimos un poco?

Ángela una chica con cabello oscuro y unos anteojos que la hacían parecer interesante y atractiva, le suplicaba a su amiga.

De acuerdo, pero solo un rato, mañana lunes comienzan los exámenes y no puedo desvelarme en tonterías.

—Huy gracias, gracias.

Y fue ahí donde iniciaría la ilusión de un sueño infantil.

No entendía como era que esto era diversión, todos bebían hasta embrutecerse para nada. Era mas seguro este rincón y no ser notada para convertirte en el centro de las burlas. Si, tan concentrada me encontraba que no me di cuenta del hombre que estaba de pie a mi lado.

¿Me concederías esta pieza de baile? una voz ronca y varonil fue susurrada en mi oído de forma sensual, tanta que por primera vez sentí un ardor en mi centro junto con un escalofrío que recorrió mi cuerpo. Al mirarle me encontré con el hombre mas hermoso que había visto.

Ah no se bailar fue mi pretexto y un sonrojo en las mejillas—. Lo siento.

Eso es porque no has bailado conmigo. Tomo mi mano y juro que una corriente eléctrica me recorrió pero a el pareció no importarle.

Y fue así como conocí a Edward Cullen, en dos meses de salidas al cine, al teatro y paseos nocturnos, el me pidió ser su novia. Gustosa acepte, fue el hombre perfecto, siempre encontraba tiempo para mi, entre sus clases y las mías, nunca me dejo plantada en ninguna cita, él decía que yo era su prioridad sobre sus amigos por lo que cuando estaba conmigo siempre apagaba su celular. A la hora que fuera que yo lo llamara siempre contestaba con un hola mi amor. Era todo un caballero, jamás me falto al respeto con palabras como ahora hacen muchos hombres con sus novias, tampoco se propaso jamás conmigo o se mostró lujurioso, pero siempre tenía un halago para mí. Si, Edward mi hombre perfecto.

Un día decidió presentarme a su familia, eso después de dos meses de relación formal. Para mi, esa era la prueba de su amor, el realmente me amaba no era solo una chica mas en su vida, al menos eso creía yo. La noche que conocería a sus padres me pidió matrimonio

El timbre sonó, demonios yo aun no estaba lista, estaba tan nerviosa que tardé en decidir mas de la cuenta la ropa que usaría esa noche, solo para terminar colocándome el vestido sin mangas con escote discreto de color negro, zapatillas de igual color, la cena seria en casa de su madre, pero el me pidió que fuera lo mas formal que pudiera, no entendía pero supuse que sus razones tendría. Tome el perfume que me regalo Ángela el día de mi cumpleaños y lo coloque en esos puntos clave para mantener el aroma. Por si me besa, por si me abraza y por si se pasa, al pensar esta ultimo solté una carcajada, Edward es anticuado como mi abuela, que en paz descanse. Bien, me dirigí a la puerta y abrí con una sonrisa de inocencia.

Disculpa si estaba molesto por hacerlo esperar por más de quince minutos no menciono nada, solo me miro de arriba a bajo y dijo:

Luces hermosa su sonrisa deslumbrante me dijo que no mentía —. Pero hace frío afuera deberías ponerte un abrigo.

—¡Oh! si claro, aquí esta.

Salimos del departamento, pensé que nos estaría esperando un taxi pero no fue así, había un Volvo plateado esperándonos. Me abrió la puerta del copiloto y yo subí, definitivamente era un caballero, todo un encanto.

¿Y este auto? pregunte, estaba confundida no sabia que tenia auto, nunca lo traía y jamás lo comento. Sin embargo el solo sonrío sin mirarme.

Minutos más tarde se estaciono frente a un parque.

Bella deberíamos caminar un poco. Necesito aire estoy nervioso.

Le sonreí, pero por dentro estaba aterrada, él estaba actuando muy extraño, ¿acaso sus padres se molestarían con el por invitar a su novia a cenar con ellos? Caminamos alrededor de cinco minutos, cuando el decidió que era suficiente paro su andar y yo con él. Me tomo del brazo y me giro de forma en que yo quede frente a él. Me miro a los ojos y lentamente se arrodillo frente a mí, con una cajita roja en forma de corazón y me dijo:

Isabella Swan, si aceptas ser mi esposa prometo amarte, respetarte y cuidarte por el resto de nuestras vidas —. Olvide respirar, olvide mi nombre o el hecho de que tenia tan solo veintiún años, aun no terminaba la universidad, lo único de lo que estaba consiente era de que Edward era mi príncipe azul y que no lo dejaría escapar.

Si acepto Edward tomo el anillo y lo coloco en su lugar después beso mi mano, pero yo me lance a él besándolo a los labios.

Esa noche me presento a sus padres, me entere que era hijo de una de las familias mas ricas del país, ahora si pensaba que Edward era mi príncipe, que se enamoro de una muchacha que lo único que tenía era una casita pequeña en Forks herencia de sus padres, al morir tres años atrás. Amaba a Edward con todo mi corazón, tanto que acepte que nos casáramos tres meses después.

Ilusiones espejismos, eso era lo que yo veía en Edward, solo lo que yo quería ver, nunca me puse a analizar su comportamiento, me deje llevar por su hermosura física y su fachada de hombre ideal.

….

En la actualidad

Bajo la luz de las llamas de la chimenea se encontraba sentada bebiendo su tercera copa de vino, mirando tristemente las distintas figuras que el fuego creaba. Entonces el ruido de las llaves en la cerradura de la puerta se escucho, con el siguiente sonido al cerrarse. Los pasos de él pararon justo detrás de ella.

¿La junta se extendió hasta las tres de la mañana? ella pregunto.

Salí a tomar una copa con Eleazar, después de la junta contesto mientras dejaba su saco en el sillón y liberaba su cuello de la corbata.

Ella dio un trago más a su copa y continúo diciendo:

¿A que hora terminaron? pregunto con un nudo en la garganta.

Hace media hora. ¡Demonios! Si no me crees ¿Por qué no le marcas y averiguas por ti misma?

No hace falta, te llamo a las once y dijo que aun se encontraba en Canadá, el vuelo se retrasó y que entregaría el informe a primera hora en la mañana dijo con tranquilidad mientras se levantaba y se giraba para mirarlo a la cara. Oh si su rostro no tenía precio. Sus ojos muy abiertos, trago saliva, se quedo sin palabras. Ella pasó junto a él dándole la espalda —. Para ser un abogado eres pésimo creando coartadas.

Se dirigió a la habitación, tomo su ropa de cama y camino hacia el baño. Cepillo sus dientes, lavo su rostro y se miro al espejo. Lo que vio la deprimió más de lo que ya estaba, por lo que mejor desvío la vista y comenzó a cambiarse la ropa.

Cuando entro a la recámara Edward iba saliendo de esta con una frazada y una almohada, esta noche dormiría sola.

Se recostó con la tristeza a flor de piel. ¿Cuando el dejo de amarla?. Con lágrimas en los ojos se quedo dormida.

El reloj despertador anunciaba un nuevo día, ella se levanto como todos los días, aun cuando apenas había dormido un par de horas, se dirigió primeramente al baño, aseo su cara y su boca para después ir a la cocina a preparar el desayuno a su esposo, porque podría estar molesta con él, pero ese no era motivo suficiente para Isabella para no cumplir con sus obligaciones de ama de casa. Cuando hubo preparado todo, dispuso un lugar en la mesa, puso el café y jugo de naranja, las tostadas junto al plato de huevos con jamón y una ración de fruta picada. Se sentó en la mesa y espero a que su esposo se presentara para desayunar juntos. Edward entro al comedor, sin siquiera sentarse a la mesa dio un sorbo a su café una mordida a un pan y salió sin siquiera despedirse.

Ese era el hombre real con el que me case, el príncipe desapareció en el momento más difícil de nuestro matrimonio.

Capítulo 1: Prologo Capítulo 3: El Príncipe que no es Azul.

 
14444779 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios