UNA CITA CASI A CIEGAS

Autor: AlienaCullen
Género: Romance
Fecha Creación: 07/04/2012
Fecha Actualización: 23/02/2013
Finalizado: SI
Votos: 17
Comentarios: 105
Visitas: 76764
Capítulos: 29

Bella Swan nunca pensó que por acceder a regañadientes a los ruegos de su amiga, pasaría un día tan maravillosamente increíble junto a un hombre insaciable.

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Capítulo 5: Día en el zoológico

DISCLAIMER: Ninguno de los personajes que aparecen en esta historia me pertenecen, son propiedad exclusiva de S. Meyer.

Capítulo 5: Día en el zoológico.

Pov Edward

El hermano y la cuñada de Bella eran geniales, me lo había pasado en grande con ellos cenando,  en el cine y… después con el asunto de la mecedora y la lámpara.

No me extrañaba ni un poco el especial cariño que mi hermana sentía por  Bella, ella era sencillamente genial en todo lo que hacía, fresca, genuina, sincera, sencilla, siempre lograba sorprenderme con algo, cada vez tenía más claro que ella era sin duda lo que yo buscaba y cada vez estaba mas seguro de que había hecho lo correcto al venir a conocerla. 

El incidente de la mecedora había sido magnifico. ¿Dos mujeres hechas y derechas aterrorizadas por una simple película…? en fin sencillamente extraordinario. Pero lo que me había llegado al alma fue su encantador detalle de no despertarme porque  me veía según ella, muy mono durmiendo. La manera en que había conseguido quitarle el miedo me había encantado. Rogaba porque tuviera siempre mucho miedo y yo pudiera estar ahí para quitárselo.

Emmett era igual que mi tío Aro y no me costó ni un segundo hacerme a él y a sus bromas. Pareciera que nos conocíamos de toda la vida, quizás también fuera porque Alice me había hablado de ellos.

Rosalie era una mezcla entre Alice y Bella. Se la veía una mujer fuerte, con carácter, dura y capaz, pero a la vez tierna, dulce, cariñosa y, sobre todo, fiel y muy buena amiga de sus amigos entre los que esperaba encontrarme. Se notaba que adoraba a Emmett y a su hermana. Según me había contado Bella ella era huérfana de padre y madre y siempre había estado sola hasta que los conoció. En pocas palabras una mujer que se había hecho a sí misma, luchando ella sola contra la vida.

Estábamos en la habitación del hotel recogiendo mis cosas. Emmett se había ofrecido a acompañarme, poniendo a mi disposición un fabuloso jeep de su propiedad. Tendría que ver la manera de alquilar o comprarme un coche, aunque Bella me había ofrecido su volvo azul  ¡qué casualidad ¿no?! Los dos teníamos el mismo gusto por los coches.

 Mi móvil sonó sacándome  de mis pensamientos, miré el visor, diablo numero 3,  y me dio miedo, mucho miedo. Bella ya me había contado que Irina le dijo por el msn que tenía una idea, y ¡Dios que pavor me daba! Hablé con ella un momento por teléfono y...bueno he de reconocer que había tenido una gran idea con la que nos evitaba tener que despedir a Black y que este nos metiera en problemas legales. Ahora a ver que les parecía al resto del Consejo de Administración ya que el mercado español, al igual que todos los mercados, estaba bastante mal y no era buen momento, pero Irina era Irina.

Esme, Aro, Alice, y Kate  seguro que votaban que sí, esperaba que mi padre también lo hiciera  ya que como Presidente tenía el poder de votar en el nombre de cualquiera que estuviera ausente y en este caso ese era yo. Esperaba que por lo menos votara sí por mí. Irina estaba claro lo que iba a hacer,  pero mi tío Cayo  no sé yo y  mi madre  seguro que se oponía. Pero Irina tenía mucha labia y estaba convencido de que seguro que pondría de nuestra parte a los otros dos  miembros del Consejo de Administración,  Jane y Alec. Ellos eran primos de Aro, Cayo , Esme y mi madre, hijos de un hermano de mi abuelo y a los que no sabía aun como catalogar, eran…. la extraña pareja.

Colgué el teléfono y me fijé en la cara de interrogación  de Emmett al ver el nombre del visor así que me puse a explicar por segunda vez en poco tiempo la historia del cuarteto, de la Madrastra y de Cruella.

—¡Madre mía, otras tres mas como Alice!, desde luego tú no te aburres. Y eso que todavía  no conoces a Renée Swan, espera a conocerla y verás, seguro que añades un diablo más a la lista. Mi padre a veces se desespera con ella y sus locas ideas. El caso es que tu hermana ya nos habló de ellas y también de la plasta esa que no te deja en paz pero nunca nos dio tanta información.

—Me alegro de que te haya hablado de Tanya y de mi madre Emmett, verás yo… tengo miedo de que intenten dañar a tu hermana cuando se enteren que estoy con ella, y por lo que sea no esté allí para impedirlo. Son las reinas de la hipocresía, delante de mi jamás la pondrán mala cara, pero por detrás… Emmett le he hecho prometer a tu  hermana que pase lo que pase, me lo diga y no actúe con rapidez, y ahora quiero que me lo prometas tú también. Yo…es importante para mí… tu hermana me importa de veras, me gusta y mucho,  quiero llegar a algo serio con ella, que lo  nuestro fructifique. Pero   tenemos que romper que sea porque no somos compatibles, no por terceras personas.

—Tranquilo Edward, mi hermana es una mujer fuerte ahí donde la ves, estoy seguro de que sabrá enfrentarse a ellas, y con más razón estando avisada. Tú le has dado el permiso para hacerlo y al mismo tiempo el arma para luchar contra ellas. Bella parece una mujer frágil y a veces asustadiza, pero no te fíes, cuando saca las garras a relucir parece un puma, pero para tu tranquilidad… prometido.

—Gracias Emmett me quedo mucho más tranquilo.

Pasamos un rato agradable recogiendo mis pertenencias. Luego bajé, saldé la cuenta del hotel y nos dirigimos hacia la casa. Una vez allí Rosie empezó a contarnos una historia muy rara sobre como su tía había abierto la puerta de la casa y cogido a su madre de la mano dejándola  tirada en medio del pasillo junto con la compra. Pero al ver la cara que tenían esas dos y como miraban a la pobre niña,  Emmett me dijo que era mejor no preguntar así que… le hice caso. Aunque por lo poco que pude dilucidar, la cosa tenía que ver con el mando de la tele, ¿qué problemas tendrían estas dos mujeres con los objetos?

A sugerencia de Rosie nos cogimos un par de mochilas y nos fuimos a pasar  el día al zoo. Me habían hablado del zoo de Madrid, muy bien por cierto,  y me pareció una idea genial la que había tenido la niña. Una vez allí nos dieron un plano de cómo organizar la visita, pero Bella, Rose y  la niña se transformaron en unos monstruitos similares a mi hermana cuando la soltabas en un Centro Comercial y empezaron a andar a la carrera con nosotros detrás hacia el acuarium, donde tenía lugar una bonita exhibición de delfines. Luego de eso pasamos a la de los pájaros, para  luego bajar corriendo a la de las focas y luego subir de nuevo a ver más pájaros. Luego salieron corriendo porque era la hora de dar de comer a los tiburones, después comían los pingüinos que estaban en la otra punta del parque y… ¡por Dios que estrés!

—¿Siempre son así?

—Créeme tío cuando vienes con ellas  cansan al agotamiento, siempre es igual, luego se tranquilizan y me dejan disfrutar un rato del zoo y disfrutan de paso ellas.

—Pues menos mal, porque es más estresante que una visita turística con guía incluido si hasta esperaba que me dieran permiso para ir al baño y el tiempo que tenia para hacer mis… ya sabes –dije yo muerto de risa. La verdad es que esta chica era genuina y yo cada vez estaba más convencido de que era esa la mujer que llevaba tanto tiempo buscando, ¿por qué no le habría hecho caso antes a Alice?

Después del interminable maratón de exhibiciones nos sentamos a comer en unos comederos habilitados para tal fin que había  cerca del pabellón donde estaban los Gorilas.

Después de comer fuimos a ver a los reptiles cuyo pabellón estaba próximo al del  los Gorilas. Las tres mujeres iban al frente, pero de repente Rose y ella frenaron en seco y volvieron sobre sus pasos. Vi como Bella se escondía, literalmente hablando,  detrás de mí y yo, como no entendía nada, me giré para averiguar que pasaba. Pero lo único que conseguí es que al girarme Bella girara también y acabáramos dando vueltas sin sentido.

—Bella ¿qué pasa?  –le pregunté—, ¿por qué te escondes así? –pero no fue Bella la que respondió…

—Tita Bella, ¿no es ese el pesado acosador con complejo de Capitán América que no te deja en paz?

Me volví hacia donde indicaba la niña y vi a un gigantón que se las daba de guapo con esos andares a lo vampiro sexy al más puro estilo de aquel de las pelis que tanto les gustaban a mi cuarteto, viniendo directamente hacia nosotros. Tenía rasgos como indios pues era my moreno y llevaba una especie de coleta. Me lo quedé mirando un momento, no era por presumir pero yo era mucho más guapo que él de todas, todas. Cullen ¡por Dios! que ego tan subido que tenemos últimamente, cuando bajes de las alturas te vas a pegar un buen bofetón.

De lo que no había duda era de que por mucho que se escondiera Bella, ya la había visto y mi yo interior, ese celoso y hasta ahora desconocido en mi, salió a la luz, alentado además por Emmett.

—Edward, me da, me da, me da, que vas a tener que ejercer de novio, ejercer bien y ser convincente. Pero que tío más pesado por favor, no se podría ir con su tribu un rato.

—Hola  —dijo el interfecto antes de que pudiera responder a Emmett –buscando a Bella por detrás de mí, cosa difícil porque yo instintivamente la protegía con mi cuerpo, lo que provocó otro curioso baile de esos que sin quererlo  solía protagonizar últimamente, o en los que siempre me veía  enredado. Y seguimos así unos minutos hasta que Bella decidió dejar la seguridad de mi espalda.

—Hola Black ¿qué haces aquí? —¿Black?, ¿de qué me sonaba a mi ese nombre?, ¿sería posible que…?, pues podría inscribirse a clases básicas de gramática y ortografía en vez de estar dando el coñazo por aquí. Tranquilo Cullen, calma, respira, expira, inspira,  que aun no sabes si es él, aunque ¿cuántos Black puede haber en esta ciudad?

—Lo mismo podría preguntarte yo a ti –le contestó mirándome de forma desafiante y con ira, pero yo no me amedrenté, no señor.

—Me llamó Cullen, Edward Cullen, novio de esta mujer y  si tu profesión es periodismo y trabajas para Cullen and Vulturi’s editions, tu jefe ¿no tienes algún reportaje que escribir por ahí?, seguro que sí y no solo escribir sino corregir y corregir y volver a corregir hasta hartarte.

—Bella –le dijo mirándola con ¿decepción? –  es verdad eso que dice este tío —¿tío?, ¿qué parte no oyó de que soy su jefe?, a ver un respecto  superhéroe, no vaya a ser que te ponga de patitas en la calle sea legal o no.

—Por supuesto que si Jacob, es verdad, Edward es mi novio ¿algo que objetar?  —le preguntó Bella poniéndose delante de mí con las manos en jarras, ¡Bravo! la Bella guerrera de la que me hablaba Emmett salía a la luz.

—Bella eso no puede ser, cariño, tu y yo…

—Tú y yo ¿qué? Black, ¿tú y yo qué?, tu y yo nada de nada, solo en tu enferma y calenturienta imaginación. ¿Cuando me dejaras en paz de una vez?

—No es posible que me digas eso Bella yo… —¿es  que este tío no entiende español y por eso escribe tan mal? Bella se lo ha dejado muy claro

—Mira será mejor que te marches si no quieres que te estampe la cara contra el suelo o te la meta por el culo de algún elefante  –dijo de pronto Emmett cosa que yo apoyé poniéndome a su lado. Black nos miró un momento más, miro a Bella y se  marchó no sin antes querer quedar encima como el aceite.

—No me puedes dejar así Bella, no lo consentiré, esto no ha terminado. O eres mía o no eres de nadie.  Cullen, nos vemos.

—No te quepa la menos duda Black y hablaremos largo y tendido de tu trabajo en el periódico –le dije desafiante, a este tío le despedía aunque tuviera que pagar yo mismo la demanda.

—Ufff resopló Bella cuando se hubo marchado, es que ya ni en el zoo puede estar una a salvo de ese pesado. No me extraña seguro que ha venido a ver a sus antepasados los lobos. Por cierto, ¿qué es eso  de que eres su jefe?

—¿Es periodista no?

—Sí es corresponsal de un periódico americano que… ah ya entiendo, que coincidencia  –dijo mientras todos echábamos a andar hacia los reptiles—. ¿Tan malo es?

—Peor Bella, peor. Hay que corregirle practicante el artículo entero, cualquier becario de los que tenemos contratados trabaja y redacta mejor que él.

—Bueno no es por echarle un cable, pero puede ser por el idioma. A mí me pasaba algo similar, el español es un idioma muy difícil.

—Tú lo has dicho, pasaba, pero ya no te pasa ¿verdad? y  ¿por qué?, pues porque has intentado aprender y superarlo ¿o no? –le dije verdaderamente enfurecido, la cuestión era ¿porque estaba tan enfadado?, ¿porque el chucho ese no redactase bien o porque era el acosador de Bella?, realmente esto de los celos era un sentimiento desconocido en mi.

—Bueno sí, supongo que me esforcé por superarme –escuché que me contestaba, pero no me dio tiempo a intervenir ya que Emmett metió baza dándome una información muy interesante que yo no tenía.

—Es increíble entonces que un personaje así tenga trabajo y mi hermana que escribe tan bien y ha procurado formarse a fondo no lo tenga.

—¿No me dijiste que te habías tomado un año sabático para escribir un libro?

—Bueno en cierto modo es verdad pero no te dije que se me había cumplido el contrato y me habían despedido. Esa fue la excusa para empezar mi libro. Mientras encontraba algo, no me gusta estar ociosa.

—Bella cielo, habíamos quedado en que no habría secretos entre nosotros –le dije un poco enfadado.

—Ya lo sé y lo siento, te lo dije el día que te conocí porque sé que trabajabas en un periódico cuyo dueño es tu padre, y no quería que me malinterpretaras y pensaras que quería encontrar trabajo por el morro, yo no sabía que íbamos a iniciar una relación. Luego, simplemente se me olvidó.

—Está bien te lo paso por esta vez, pero por favor que no ocurra mas. Cuéntame todo por favor Bella. Ah  y si la idea de mi prima tiene éxito que sepas que ya tienes trabajo.

—Edward yo…. no…por favor

—Bella mi amor—, ¿amor?, ¡diablos! que bien sonaba eso —he leído cosas que has escrito y publicado, Alice me las enseñaba, bueno más que enseñármelas me las metía por las narices,  y ahora entiendo porqué. Me da la impresión de que me oía protestar de Black y pretendía que lo sustituyese, ¡menudo diablillo!, pero he de decir que siempre los leía con interés, eres buena Bella muy buena. No has tenido suerte porque eres nueva en el mundillo y ya sabes cómo es esto, pero tu suerte va a cambiar. No te ofrezco trabajo porque seas mi novia sino porque lo vales.  Y no pienso obtener un no por respuesta.  Si quieres hacemos un trato, empiezas desde abajo, como una redactora más ¿ok?, aunque no me gusta, me gustaría que tuvieras otro puesto más acorde con tu valía pero por lo que Alice me ha hablado de ti, sé que no lo vas a aceptar.

—¿Y no podría ser uno de becaria como tenia en el otro sitio y luego ya veremos?

—Bella, ya no eres una becaria mi amor —uff lo dicho que bien me sonaba al llamarla así y que bien me sentía, instintivamente apreté mas la mano que tenía en su cintura y la atraje más hacia mí. Mis pantalones me dieron su opinión, al tiempo que mi miembro lo aprobaba

—Está bien… ya veremos, aunque todavía no me has contado en que consiste la idea de tu prima y a lo mejor no tiene  éxito y además me gustaría acabar mi libro –me contestó con evasivas, dedicándome una sonrisa tan hermosa que todo mi cuerpo se convulsionó. A ver Cullen que el asunto del autocontrol lo llevabas muy bien hoy, sigamos así por favor que los pantalones no tienen la culpa de nada y los bóxers tampoco.

—Bueno… ya te contaré es muy simple, luego hablamos y te lo comento. En  cuanto al libro puedes hacer las dos cosas y luego echar mano de mis contactos para que te lo publiquen. Seguro que lo harán,  el libro es buenísimo por lo menos lo que yo he leído…

—¡También los has leído! –me preguntó con espanto.

—Como para no hacerlo, Alice es Alice.

—Pero, pero lo tengo en mi laptop en un documento cifrado y con clave; y también lo tengo guardado en una memoria externa por si las moscas con una clave distinta y también lo está en un disco cifrado, ¡maldita hacker de los demonios!  —me dijo muy ofendida. Y tu ¿qué?, ¿no se suponía que os lo teníamos que contar todo?

—No te enfades cariño —¿cariño? –y mucho menos con ella solo quería echarte una mano, ahora me estoy dando cuenta. La verdad es que si lo hubiese dicho directamente no hubiera tenido problemas, pero ella es muy sutil y yo a veces soy muy torpe con las sutilezas. Estoy segura de que ha empleado la misma maniobra con mi padre, pero en eso los dos somos iguales —le dije atrayéndola un poco más a mi si eso era posible. Cullen los pantalones, mira que pensamos esta mañana en ponerte esos caquis estilo militar que eran un poco más anchos  pero no,  tenías que ponerte esos otros porque te sientan mejor, maldito presumido, luego dices de Alice –en cuanto a mí la verdad es que te lo pensaba confesar todo en canto Irina me dijera que su plan estaba en marcha. No sabía que estabas en paro, pro aun así pensaba ofrecerte un puesto. ¿Me perdonas? –le pedí poniendo una cara de pena al más puro estilo Alice.

—Está bien. De verdad, como se nota que sois hermanos, cuando ponéis esa cara. Pero el problema Edward es que… me siento mal, de verdad no puedo aceptar… qué pensará tu familia…

—Bella solo echo mano de mis contactos para que te lean el manuscrito, luego si es bueno o no, eso está en ellos, no les voy a obligar ni a amenazar con una pistola. En cuanto a mi familia, cielo —¿cielo?, ¿de dónde salía tanta cursilería?, realmente  Cullen esta mujer es diferente no lo eches a perder pero un poquito de atención a los pantalones por favor –la parte de familia que me importa estará más que encantada con tu libro y con qué trabajes en el periódico, es más, pensaran que te mereces un puesto de mas responsabilidad; y en cuanto al resto… créeme Bella hagas lo que hagas y como lo hagas siempre te criticarán así que no los eches en cuenta. Y en cuanto a lo del libro, Bella es buenísimo…

—Mira Bells –la llamó Emmett una vez que hubimos entrado al pabellón de los reptiles interrumpiendo la conversación, cosa que de momento me vino muy bien ya que no tenía intención de claudicar en esto y menos sabiendo que no tenia trabajo  –uno de los cocodrilos esta debajo de la madera  –le dijo totalmente agachado sobre la madera en cuestión  que separaba al susodicho reptil de él. Se trataba de un recinto circular en cuyo centro había una laguna en donde se supone que debían estar los cocodrilos y caimanes, que estaba protegida por unas vallas. A su alrededor había unos tablones de madera semejando el suelo que daban paso al interior del recinto donde había serpientes y demás insectos. Bella se acercó  y también se agachó dándome una visión completa  de su precioso y respingón trasero y entonces mi autocontrol se fue a la porra, mis pantalones se estrecharon  y mi erección se puso a bailar sevillanas de la alegría… pero no duró mucho esa sensación ya que por el rabillo del ojo vi a uno de los guardas que con un instrumento extraño se acercaban sigilosos hacia donde estábamos.

—Mira se le ven los ojos, la nariz y…

—Y si no te apartas le vas a ver  también la boca y los estupendos y afilados dientes, y si me apuras hasta las amígdalas, pedazo de merluzo,  ¿qué no ves que se ha escapado de la laguna y están intentando atraparlo  con disimulo para que vuelva hacia allí?

—Pero Rose cariño, esta debajo de la madera y…

—Y la puede romper en cuanto se le antoje como sigas tocándole las narices, es un caimán, no un perrito de las praderas, ¿es que no ves el cartel que pone que  no molestes a los animales?, ¿para qué te crees que está ahí?, ¿de adorno?,  ¿quién te crees que eres  Cocodrilo Dandee? –le dijo Rose muy enfadada y asustada al tiempo que quitaba de un empujón a su hija y marido y yo hacía lo mismo con Bella.

—Tampoco hace falta que te pongas así, caray hija que genio tienes, ¿no estarás menstruando por…? –pero el pobre hombre tuvo la precaución de callarse y menos mal, porque Rose y Bella se estaban  transformando en algo que daba mucho pero mucho miedo. Ya sabía yo de sobra por mis cuatro diablos personales que hablar de ciertos temas con mujeres estaba prohibido, pero este hombre parecía no haberse dado cuenta y eso que vivía con dos.

Y tras este momento de tensión, entramos por fin al pabellón de los reptiles y pasamos un rato viendo serpientes y bichos de diversas clases.  Emmett cual crio pequeño, se dedicaba a dar golpes a los cristales para llamar la atención de los pobres y sufridos animalitos,  ante la cara de mala leche de su hermana y esposa que disimuladamente miraban hacia el cartel de  no toquen los cristales.

—Rose cariño es que no dejas hacer nada, todo el mundo lo hace y…

—¿Y si todo el mundo se tira por un barranco vas  tú detrás…?

 Después de la divertida e instructiva visita al famoso pabellón, fuimos a ver los gorilas con los cuales Emmett pareció entablar una especie de conversación gestual muy interesante consistente en movimiento de manos desde el suelo a los sobacos haciendo un gesto como si se los estuviese rascando, después se daba golpes en el pecho acompañando todo esto con  extraños saltos  y muecas raras que provocó en primer lugar el enfado del Gorila jefe, en segundo lugar  las risas de su hija y otros niños que había perdidos por ahí en ese momento; y en tercer lugar,   que tanto Bella como Rose rodaran los ojos dejándole por imposible. Verdaderamente me gustaría ver en la misma habitación a mi tío Aro y a Emmett, iba a ser todo un espectáculo.

 Cuando llegamos a donde los osos pardos tuvo lugar una escena similar que mejor no mencionamos, solo huelga decir que los osos acabaron tan excitados que parecía que les habían dado algún tipo de estimulante en la comida, y Rose lo amenazo con dejarlo abandonado en aquel recinto junto a ellos. No tuvo la misma suerte con los osos panda ya que por más que intento llamar su atención, estos se daban media vuelta dándonos una perfecta visión de sus cuartos traseros.  Y así, entre anécdota y anécdota,  fuimos recorriendo el zoo hasta que llegó la hora de marcharse.

 Cenamos por ahí en un restaurante típico en donde servían unos pimientos pequeños pero con muy mala leche ya que algunos picaban como diablos. Era cuestión de suerte, me dijeron, así que después de probar uno mi mala suerte decidió hacer acto de presencia y empecé a mover las manos como si estuviera espantando a una mosca o abanicando a una parturienta,  y  me pasé un buen rato en una de esas danzas que últimamente se me daban tan bien, con Bella detrás de mí dando saltos a la par que yo e  intentando darme a beber un poco de agua, y los otros tres riendo como descosidos. Y mira que me lo habían avisado pero yo pensé que no era para tanto, ¡pobre iluso!

Nada más entrar por la puerta de la habitación que compartía con Bella me eché sobre la cama con cansancio, atrayendo su cuerpo hacia mí. Definitivamente el día había sido muy largo y mi miembro ya reclamaba un poco de atención, pero el momento fue interrumpido por el inoportuno móvil. Era mi padre.

—Definitivamente hijo entre tus tíos, primas, hermana y madre, soy un firme candidato al manicomio. Están todos locos, pero locos de atar. Tu madre cada vez es más insoportable y a mí me va a reventar la cabeza.

—¿Y cómo me tomo eso padre, como una buena o una, mala noticia?

—Enhorabuena hijo –me contestó mi padre como si no hubiera escuchado mi pregunta,  de algún sitio tendría que haber heredado Alice esa costumbre de hablar y hablar, y hablar sin escuchar  y no dejar meter baza a los demás ¿sí o no?, aunque en eso mi tía Esme es la ganadora —lo has conseguido, bueno más bien tu prima lo ha conseguido. Pero tengo noticias buenas y noticias malas. No te voy a preguntar por cual empiezo porque voy a empezar por las buenas.

—Tienes vía libre Edward, puedes empezar a buscar un local decente y adecuado para abrir una filial de nuestro diario en Madrid, empezar a buscar redactores y poner en marcha el proyecto. Ni que decir tiene que tu prima con su labia ha conseguido que todo el consejo vote a favor de su idea, tu madre, Cayo, Alec y Jane incluidos,  y… que el director del nuevo periódico seas tú  a pesar de tu notable juventud. Tus primas, hermana y tíos, te han defendido con tal ímpetu que los demás no hemos podido hacer  otra cosa que asentir y votar afirmativamente, incluso tu madre, que no se ha enterado de que ser director implicaba que te quedarás allí permanentemente hasta que ya había dado su voto  ja,aj,a, esa ha sido la parte más divertida.

—Así que ya sabes…. espero que esa chica merezca la pena Edward porque a pesar de la labia de Irina que es mucha, tu y yo sabemos de sobra como está la cosa en España, así que de ti depende que el periódico prospere, bueno de ti y de esas cuatro locas. Pero ahora te pregunto hijo ¿merece la pena?

—Si padre, la merece y mucho. Papa yo… estoy seguro de que la he encontrado….ella es tan dulce, buena, tierna, alegre, divertida quie…

—Para, para, para, hijo la verdad es que nunca te había oído hablar con tanto fervor de una mujer y esto me hace pensar que he hecho bien en apoyar el proyecto y votar sí por los dos. Solo espero hijo que sepas lo que haces, Alice habla muy bien de ella, parece una buena chica y no me gustaría que la hicieras daño. 

— No tengo intención de hacerle  ningún daño padre, hemos hablado y decidido que vamos a intentar una relación y ver donde nos lleva. Ahora bien te comunico para que se lo vallas diciendo a mamá que ella y yo nos hemos hecho novios, y no descarto formalizar la relación si las cosas salen bien. Papá ella es tan… distinta de las otras mujeres que he conocido… seguro que te caerá muy bien cuando la conozcas.

—Hijo cualquier mujer capaz de bajar a mi hijo de la nube en la que vive buscando a una mujer imaginaria, y de hacerle feliz, es una buena candidata a caerme bien. Además cuenta con la aprobación de tu hermana, tía y primas. Y hablando de todo un poco, Alice me ha dicho que ya sabes cómo trabaja y escribe,  que supone que ella no te habrá dicho que esta sin trabajo y que espera que le des un puesto. Si quieres que te diga la verdad yo estoy de acuerdo y, cómo no, tus tíos también. He visto sus escritos, Alice me los metía por las narices de vez en cuando, no entendía el porqué pero ahora estoy empezando a captar. A veces pienso que es necesario un libro de instrucciones para traducir los actos de tu hermana y las veladas intenciones que conlleva , ¿qué no lo podía decir sin más?

—Me agrada oír eso porque ya tenía pensado contratarla, aunque he tenido que enterarme por su hermano, efectivamente ella no me había dicho nada. Veras… es que Bella no quiere tener un trabajo por enchufe y piensa que si nosotros la damos trabajo  –empecé a explicar mirando a Bella y la expresión de confusión que tenía. Pero en ese momento su móvil comenzaba a sonar y vi en el visor un numero que me resultaba, no sé porque,  extrañamente familiar, pero no le di mas importancia podría ser una de mis primas o mi tía.

—Pues dile de mi parte que yo no me caso con nadie ni saco la cara por nadie que no se lo merezca, así que si estoy de acuerdo es porque lo vale –me seguía diciendo mi padre a través del teléfono.

—Gracias, padre, bueno y… hablando de otra cosa  ¿mamá como se lo ha tomado?

—Pues la cosa no ha podido ser más graciosa. Al principio Irina nos ha hecho creer que tu viaje a España era un viaje relámpago para valorar el mercado de allí y ver si era viable el proyecto.  Por lo que ha conseguido meterse en el bolsillo los votos afirmativos de Cayo, los hermanos  y de tu madre que,  toda convencida de que ibas a volver pronto, ha votado que sí a todo yo creo que pensando que así volverías antes y claro…. cuando se ha dado cuenta de que su votación afirmativa implicaba que tú te quedabas en España de forma permanente como director del periódico ya no había marcha atrás,  y ha montado en cólera saliendo muy digna de la Sala de Juntas,  con  la consiguiente sonrisa de triunfo de las cuatro locas y de Aro que no sé porque me da, pero me da que está en el ajo. Cayo, Jane y Alec estaban un poco perplejos y confundidos por esa actitud y Cayo me ha seguido a mi despacho después de despedir a los dos hermanos.

Una vez en mi despacho se ha organizado una fuerte discusión entre Esme, tu prima, tu hermana, Aro y ella. Tu madre les culpaba a ellos de todo ya que afirma, y no puede estar más acertada, que a ninguno les gusta Tanya y buscan la manera de fastidiar a la “pobre muchacha”, nótese el sarcasmo, y separarla de ti. Después se ha enfrentado directamente con Esme y Alice argumentando que todo era una estratagema para emparejarte con… en fin no quieras saber la palabra que ha empleado, lo dejaremos en Bella. Luego le ha dicho a Esme que dejara de entrometerse pues ella no tenía ningún derecho, Esme se ha sentido ofendida, le ha contestado que tenía igual derecho que ella  y ha tenido lugar un nuevo choque.

 Cayo, que como digo me ha seguido al despacho,  ha asistido al amable intercambio de palabras mirando de uno a otro como si fuera un partido de tenis y molesto porque tiene la sospecha de que ha sido manipulado. La discusión por supuesto la han ganado tus tíos, Irina y Alice que han terminado por salir del despacho dejándola con la palabra en la boca y a mi solo ante el peligro pues Cayo que se ha quedado conmigo solo, después de que tu madre hiciera su salida triunfal dando un buen portazo. Me ha advertido de que más te valía que la idea saliera bien. Me ha dicho que a él le da igual que te cases con  Tanya o con quien te parezca que particularmente piensa que Tanya es una aprovechada, aunque ese tu problema no el suyo, pero que el negocio estaba antes que nada, cosa hijo en la que tengo que darle la razón, así que…bueno estas advertido.

—Vale, vale, pero, ¿qué más has pasado con mamá?

—Pues ya sabes que tu madre es como el ave Fenix –más bien como la madrastra de Blancanieves pensé yo con manzana envenenada incluida —y como el ave en cuestión resurge de sus cenizas mas resuelta y chula que nunca. Cuando se le ha pasado el cabreo que se ha cogido y ha terminado de asimilar,  ha vuelto al despacho junto a Tanya para pedirme el nombre del hotel en el que estas alojado…

—No habrás  sido capaz de dárselo.

—No, pero lo averiguaran eso tenlo por seguro,  pero hijo veras y aquí viene la mala noticia… hijo prepárate….

—Suéltalo  ya no me pongas histérico.

—Pues veras…. una vez pasado la ira inicial, ha hablado con Tanya y entre las dos han decidido que tú no puedes vivir allí solo y como se supone, que Tanya es tu prometida…. pues….  no sé cómo decirte esto así que te lo digo a lo bruto y sin anestesia… van las dos para allá.

—¿Qué?

—Lo que oyes, han decidido tomar el primer vuelo a Madrid y presentarse en tu hotel para ayudarte a buscar una casa en condiciones y… Tanya se va a quedar contigo y…aquí viene lo peor, han decidido que para salvaguardar la virtud de Tanya,  te van a traer para acá en el fin de semana para que  os caséis cuanto antes y...

—¡NO, de ninguna de las maneras!, ¡por dios que par de locas!, ¡¿qué parte de no me voy a casar con esa mujer no entienden?!

—Hijo veras el problema es que no son tontas, saben de la existencia de Bella ya que Alice no para de hablar de ella, de hecho ya te digo que las ha echado en cara su intención de emparejarte con ella y separarte de Tanya, han contado dos y dos y…. en fin… prepárate porque van con la artillería cargada y decididas a mover la siguiente ficha. Ten cuidado Edward, espérate cualquier cosa

—Mira padre me da igual lo que hagan no me voy a casar con Tanya –dije levantándome de la cama y paseando desesperado por la habitación. Pueden estar en Madrid el tiempo que las de la gana y hacer lo que quieran que de mi solo obtendrán el más rotundo de los desprecios. Por suerte ya no estoy en ese hotel y no aben mi nueva dirección, así que me busquen. Tenía claro que esas dos no me obligarían a nada, pero temía por Bella, necesitaba protegerla de ellas.

—¡Padre, por dios, detenlas! –supliqué muerto de miedo

—¿Y qué piensas que estoy  intentado hacer?, el problema es que no escuchan,  no se enteran, Aro le ha dicho que te deje en paz, que es tu vida y la tienes que vivir como te plazca, pero no oyen. Tu tía Esme y ella han tenido una nueva y muy desagradable discusión. Tu madre le ha dicho a Esme que está harta de que se meta en tu vida, que su madre es ella y Esme le ha contestado que  ninguna madre tiene derecho a manipular y obligar así a un hijo, casi tenemos que separarlas, pero sigue sin escuchar hijo. Además…  verás eso no es todo…

—¿Hay más?  —pregunté desesperado

—Bueno pues tus primas han decidido contraatacar. Tu tía y tu hermana al enterarse han pensado que necesitáis una ayudita. Alice ha dictaminado que tiene que supervisar  ella misma la página de modas que ha decidido crear, ya que dice que en España eso vende mucho. Esme dice que te tiene que ayudar a elegir bien el sitio, Irina que necesitaras apoyo legal con los contratos  y Kate, Kate no dice nada pero…. van las cuatro para allá.

 

—¡Dios!

—¿Edward?  —me llamó Bella una vez hube  colgado el teléfono con gesto desesperado. Me voy a España huyendo de ellas y ellas me siguen, por Dios  parecía una pesadilla.

—Vienen para acá —acerté a decirle

—Lo sé…, no sé cómo habrá conseguido mi teléfono pero…tu madre me ha llamado.

¿Qué?

Capítulo 4: Capitulo 4: La señora y la señorita Swan con la mecedora y la lámpara en el pasillo Capítulo 6: Bella versus Cruella y la Reina

 


 


 
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