UNA CITA CASI A CIEGAS

Autor: AlienaCullen
Género: Romance
Fecha Creación: 07/04/2012
Fecha Actualización: 23/02/2013
Finalizado: SI
Votos: 17
Comentarios: 105
Visitas: 76768
Capítulos: 29

Bella Swan nunca pensó que por acceder a regañadientes a los ruegos de su amiga, pasaría un día tan maravillosamente increíble junto a un hombre insaciable.

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Capítulo 26: Solo por un segundo

DISCLAIMER: Ninguno de los personajes que aparecen en este fic me pertenecen, son propiedad exclusiva de S. Meyer.

 

Capitulo 25: Solo por un segundo

 

Pov Edward

 

El silencio era absoluto, la tensión del ambiente se podía cortar con un cuchillo, solo se escuchaban las fuertes pisadas pertenecientes a un número indeterminado de personas que se acercaban a la puerta de entrada.

 

—Agente Ibáñez vaya a abrir y ya sabe lo que tiene que hacer –le dijo el Capitán de la policía a la agente que se había llevado a Jacob con ella. Lo cierto era que los secuestradores tenían un punto maquiavélico al llamar a la puerta de ese modo. Lizzie, que así se llamaba la policía que iba a hacer de cebo, se dirigió hacia ella vestida con ropa de calle y una peluca simulando el pelo de mi Bella. Si no fuera porque yo distinguiría a la mujer de mi vida donde fuera y como fuera, podría jurar que esa chica que iba a abrir la puerta y a enfrentarse a los mafiosos era mi esposa.

 

—Disculpe –se oyó que decía una voz con un acento extranjero demasiado familiar para nosotros –nos han avisado de una avería del gas en uno de los chalets cercanos a este y dado el potencial peligro de explosión nos gustaría que, por favor, nos dejase entrar a mi compañero y a mí para revisar la instalación –añadió enseñándole una especie de tarjeta que supuse era una identificación falsa.

 

—Claro no hay problema pasen ustedes –contestó Lizzie del modo más inocente posible.

 

—¡Qué gran actriz! –se oyó decir a Jacob por el pinganillo del agente que tenía al lado. El susodicho agente le mando callar.

 

—¿Hay alguien más en la casa? –le preguntó a Lizzie otra voz con un acento parecido a la anterior.

 

—No, solo estamos yo y…mi hijo que duerme arriba en la habitación –contestó Lizzie otra vez con el mismo tono de inocencia, como si dar ese tipo de información a un extraño fuera de lo más normal en un país en donde las estafas y los secuestros de este tipo, sobre todo en los chalets, estaban a la orden del día.

 

—Pues en ese caso… ¡vía libre chicos el marido no está! –dijo la primera voz al tiempo que, con una enorme rapidez, se metían en la casa un número indeterminado de personas que hasta el momento había permanecido escondidas.

 

—Tranquilita y sin chillar –dijo el hombre que había hablado al principio y que parecía ser el cabecilla, apuntando con la pistola la cabeza de Lizzie al tiempo que la aprisionaba por detrás para que no pudiera moverse mientras se adentraba del todo en la casa seguido de los demás.

 

—¿Qué pasa?, ¿qué es lo que quieren?, el dinero está en la caja fuerte, llévenselo todo incluso las joyas, voy a buscarlas, pero por favor, mi hijo es muy pequeño y… –rogaba la policía en una interpretación perfecta de una mujer confundida y aterrada mientras hacía un vano intento por zafarse de la prisión de los brazos del mafioso.

 

—Mala suerte querida pero me temo que ese niño y su mamá no verán el siguiente día. No venimos a por dinero, aunque ya puestos…estamos aquí para cumplir un encargo, hay personas a las que molestas mucho preciosa y quieren verte fuera de circulación –le dijo pasando sus asquerosas manos por el cuerpo de la agente que se dejaba hacer como si en verdad fuera una mujer indefensa. Por el pinganillo escuchaba como el Capitán decía que esperase un poco más, pues ya casi tenían la información que precisaban para detenerlos —¿qué les habrás hecho a las zorras esas de la cárcel de Chicago? –siguió diciendo el hombre que la tenia amenazada—, una mujer que parece tan frágil e inocente –añadió mientras seguía manoseándola —pero antes de matarte me parece que nos vamos a divertir ¿no es así chicos?, un poco de entretenimiento mientras esperamos a tu marido no nos vendrá mal, al fin y al cabo no sabemos cuánto tardará y el encargo lo dice muy claro: él tiene que ver como morís, tiene que ser testigo de vuestra muerte y después tenemos que dejarlo con vida para que viva con eso lo que reste de existencia. Mientras venía hacia aquí, iba planeando que si no estaba en casa, le llamaras por teléfono para acabar con esto cuanto antes pero…¿sabes que estás muy buena?, no podemos desaprovechar la oportunidad de pasar un buen rato –añadió de nuevo ante el rugido de asentimiento de los demás. Y a mí la bilis se me revolvió solo de pensar que si Jacob no nos hubiera avisado ahora sería mi Bella la que estaría siendo manoseada por ese cerdo y a punto de ser…no quería ni pensar en la palabra…los ojos se me llenaban de lagrimas solo de sentir lo que mi Bella podría haber sentido.

 

—Ya les tenemos –escuché que decía uno de los policías por el pinganillo, vamos a por ellos, agente ya sabe qué hacer.

 

—Pues me parece que no va ser posible, lamento estropearles la diversión –le contesto Lizzie al secuestrador que la tenía supuestamente inmovilizada propinándole un buen rodillazo en la entrepierna al tiempo que con una llave magistral se hacía con el malhechor tirándolo al suelo boca abajo y poniéndole las esposas. Los demás a la señal que nos hizo el Capitán, empezamos a disparar sin dejarnos ver. Los otros reaccionaron en seguida y también comenzaron a abrir fuego. Los guardaespaldas que aguardaban la señal fuera de la casa salieron de sus escondites iniciándose así un muy peligroso fuego cruzado en el cual los secuestradores tenían las de perder pues los disparaban desde dos frentes distintos.

 

Los siguientes minutos, segundos, horas, fueron angustiantes, el enemigo no cedía, nosotros tampoco, uno de los policías estaba malherido tumbado en el suelo, Lizzie al intentar salir del fuego cruzado llevándose a su prisionero consigo también había sido herida pero lo que más temía es que Bella y Rose al escuchar el escándalo abrieran la puerta que las protegía exponiéndose a las balas. Rogaba a Dios que se quedaran donde estaban ya tenía bastante con haber escuchado lo que había escuchado, esta vez Carmen y Elizabeth no se librarían de un buen castigo y si podía le iba a decir a los abogados que pidieran la pena máxima. Lo siento, era mi tía, hermana de mi madre, pero por lo que escuchaba quería matar a mi Bella y a mi hijo delante de mi ¿se podía ser más cruel?

 

—Tranquilo Edward –me dijo Sam como siempre leyéndome el pensamiento –Quil y Embry están haciendo guardia en la puerta. Conociendo a esas dos mujeres toda precaución es poca.

 

—Gracias –le dije sinceramente agradecido por toda su ayuda. Ya sé que era su trabajo y le pagábamos por ello pero aun así…era un buen amigo.

 

El sonido de las sirenas de la policía mezclados con el de las ambulancias me sacaron de esos horribles pensamientos en donde veía a mi Bella rota y ensangrentada muerta en el suelo con mi hijo en sus brazos. Por lo visto el Capitán había pedido refuerzos y estos no tardaron en llegar haciéndose cargo de la situación. A pesar de que los superábamos en número, los secuestradores parecían tener un entrenamiento militar que les permitía presentarnos cara sin ningún problema. En el reportaje que Bella había hecho sobre las mafias de la Europa del Este se decía que todos ellos eran soldados de los ejércitos que habían sido derrotados en las cruentas guerras que habían asolado esa zona hacia unos cuantos años. Numerosos testigos le habían relatado a Bella como en algunas ocasiones les habían visto hacer el saludo militar en presencia de algún oficial de alto mando.

 

Gracias a los refuerzos que tanto Sam como la policía habían pedido, en cuestión de minutos los secuestradores estaban reducidos y todo volvía a la normalidad. Eché un vistazo al vestíbulo de entrada a la casa cuyas paredes estaban llenas de agujeros de las balas y uno de los bonitos cuadros que las chicas nos había comprado como regalo de bodas estaba seriamente dañado al igual que una enorme fotografía nuestra en las Pirámides. Pero no era nada que no pudiera arreglarse con una buena mano de pintura, una nueva copia y un buen restaurador. Sin prestar más atención al lado material del asunto que para mi carecía de toda importancia así se hubiese destruido la casa entera, me lancé escaleras abajo en busca de mi esposa, mi hijo, mi cuñada y mi sobrina.

 

—No me vuelvas a hacer esto otra vez Edward Cullen –decía mi Bella quien nada más abrir esa puerta se había lanzado a mis brazos –no vuelvas a pretender que yo me quede en segundo plano mientras tu vida corre peligro de esa forma, yo tenía que haber estado ahí contigo, me oyes –chillaba toda histérica dándome puñetazos en el hombro antes de caer llorando en mis brazos.

 

—Mi amor…una vez más lo siento, pero no podía permitirlo. Mi disculpa es por haberte hecho pasar este infierno pero si la situación se repite te pondría a salvo de nuevo ¿es que no ves que sois mi vida?, no puedo consentir que os pase nada yo…Bella venían a por ti y a por el niño, querían mataros delante de mí después de…me callé pues me era imposible pronunciar esa palabra, pero Rose me entendió al instante.

 

—¿Y es que tu no ves que eres la mía también?– proseguía sin embargo mi terca esposa dándome de nuevo puñetazos en el pecho—, si te hubiera pasado algo yo…yo… ¿qué…que dices?, ¿querían matar a mi bebé delante de ti…y a mí también después de…? —preguntó incrédula una vez que hubo asimilado la crudeza de la situación, pero la voz del Capitán que entraba en ese momento en la estancia me impidió saber lo que iba a decir. Rose y mi sobrina se unieron al abrazo.

 

—Ya está todo en orden señor Cullen, los llevamos a Comisaria para interrogarlos. Hemos grabado todo lo que han dicho, aun así es necesaria una declaración por su parte para reafirmar la acusación. Necesitamos saber más de esas dos personas que desde la cárcel han urdido todo esto. Así que en cuanto puedan les rogaría que…

 

—Se llaman Carmen Denali y Elizabeth Vulturi, están presas en la cárcel estatal de Chicago acusadas de un montón de cosas, entre otras otro intento de secuestro a mi esposa y un tiroteo que iba encaminado a matarnos a todos.

 

—Algo así tenía entendido por lo visto ese secuestro tuvo lugar aquí en Madrid, uno de mis compañeros llevó el caso, ya me he puesto en contacto con él y se va a volver a hacer cargo del asunto, aun así sino les importa.

 

—Vamos en seguida –dijo mi Bella recuperándose del shock que le produjo saber que iban a matar a nuestro bebé porque al final de todo eso era lo que más le había impactado.

 

—Jacob ¿me permites un momento?– le dije al que desde ahora ya consideraba un amigo –necesito decirte algo. Verás yo…nosotros –añadí mirando a mi Bella que, sin saber que gracias a él estábamos aquí, asistía en silencio a lo que fuera que iba a decir. Recuerdo vagamente haberle dicho algo por teléfono pero no estoy seguro y por su cara daba muestras de no saber nada –nosotros queremos agradecerte lo que has hecho, sino fuera por ti no estaríamos aquí. Considérame un amigo a partir de ahora porque nunca tendré tiempo suficiente en esta vida para compensarte por todo.

 

—No tengo nada contra vosotros Edward…bueno…tu me despediste…pero en cierto modo lo entiendo aunque…mi único delito fue enamorarme de Bella –me contestó con una sinceridad y firmeza en la mirada que desgarraban.

 

—¿Se puede saber de qué habláis? –preguntó mi Bella y rápidamente les conté tanto a ella como a Rose que había sido gracias a él por lo que nos habíamos salvado. Bella al enterarse se abalanzó hacia él y le dio un enorme abrazo al igual que hizo Rose. Yo estaba decidido a recompensarle, recuperaría su estatus en mi empresa así tuviera que corregir yo personalmente todos sus errores…si…al menos se dejara aconsejar en eso…pensé para mis adentros.

 

—No si al final tenías que terminar abrazándome –dijo Jacob en un claro intento de aliviar la tensión.

 

—No sueñes Black, no sueñes contestó mi Bella siguiéndole el juego.

 

A pesar de que ya lo peor había pasado la policía, que no se fiaba de que fuera hubiera todavía algún peligro para nosotros, nos llevó escoltados en una de las patrullas. Yo llevaba en mis brazos a mi Bella que a su vez llevaba a nuestro hijo contraviniendo, ante la mirada comprensiva de la policía, un montón de normas de tráfico. No quería separarme de ellos ni un milímetro y mi Bella era de la misma opinión. Ambos nos mirábamos diciéndonos todo con la mente, solo de pensar que solo un segundo, un solo efímero y miserable segundo, hubiera bastado para perder todo lo que teníamos…se me ponía la carne de gallina. Rose iba a nuestro lado con su hija también en brazos y apoyada en mi hombro muy callada y silenciosa yo le pase un brazo por detrás de los hombros en un claro gesto de consuelo.

 

—No puedo dejar de pensar en Emmett –dijo mas para sí que para los demás –solo de pensar que hubiera tenido que llamarle para…decirle…que…

 

—Rose, tranquila –le dijo mi Bella que iba sentada encarada hacia ella –ya no ha pasado nada, todo está bien.

 

—Gracias a Jacob Black –musite yo en un susurro.

 

—Sí, al final vamos a tener que ascenderle al grado de Capitán América —dijo mi Bella añadiendo una nota de humor en el ambiente.

 

Llegamos a la comisaría donde en la puerta de entrada nos estaba esperando el mismo detective que se había hecho cargo del caso la primera vez.

 

—Parece ser que las señoras tienen muchos recursos a pesar de estar incomunicadas –nos dijo dándonos un fuerte apretón de manos en un claro gesto de solidaridad –he pasado el expediente a los compañeros de Chicago que se encargaron de Tanya Denali y Elizabeth Vulturi una vez que fueron extraditadas así como de los demás detenidos allí. Pasen por aquí por favor, no les entretendré mucho.

 

—Gracias detective –dijo mi Bella mientras los tres nos encaminábamos hacia donde nos señalaba el policía.

 

—Bueno pues eso es todo –nos dijo el agente una vez le contamos lo que sabíamos al igual que Jacob que estaba con nosotros. Parece ser que alguien le había contactado para decirle que estuviese atento pues habían ordenado la muerte de Bella y nuestro hijo encargándoselo a la mafia que imperaba en España. Por lo visto, quien había informado a Jacob estaba de acuerdo en separarnos pero no quería que nadie muriese y lo había llamado para advertirle pensando en obtener su ayuda. Ahora todo era cuestión de saber la verdadera identidad de esa persona que de momento respondía como "la vampiresa" pero estaba claro que ese no era su nombre. Además para mas intriga esa llamada se había hecho desde un lugar indefinido de Chicago y era un hombre quien la realizó en nombre de quien quiera que fuese esa tal "Vampiresa".

 

—Señor –dijo el Capitán de la policía que había intervenido en casa –no creo que debamos relajarnos, puede haber otros que intenten lo mismo.

 

—Cierto es, ya había pensado en ello. Queda usted encargado de la vigilancia de la casa de los Cullen reforzando la labor de sus guardaespaldas y…señora Swan le aconsejo que hasta que todo esto no se aclare o vuelva su marido se quede con sus cuñados.

 

—No se preocupe oficial no tengo intención de pasar la noche sola a pesar de que sé que me están vigilando fuera.

 

—Esto…agente ¿cómo está la oficial que se encargó hacer de señuelo?— preguntó de pronto Jacob dejándonos a todos anonadados –y…el otro agente también por…supuesto –añadió en un intento de arreglar…lo que fuese que tuviera que arreglar. He de decir en su favor que yo también me preguntaba lo mismo.

 

—La agente Elisa Ibáñez está bien, solo fue un rasguño aunque no puedo decir lo mismo de Mario Gutiérrez que ha tenido que ser intervenido de urgencias aunque no se teme por su vida.

 

—Por favor transmítale mis respetos al…al agente Ibáñez y…

 

—Y ténganos informados de la evolución del señor Gutiérrez –añadí yo para ayudarlo pues ya me sospechaba por donde iba la cosa. A ver no era muy difícil, Lizzie era muy parecida a Bella, casi igual solo que tenía el pelo más corto y encima había abatido a ese hombre de un rodillazo en la entrepierna, muy al estilo de Bella, como si fuera mantequilla en sus brazos, sumemos dos y dos…y nos sale…solo añadir que Bella sino hubiera sido periodista quizás….madera tenía para eso que se lo cuenten sino a esos dos que la secuestraron junto con Kate.

 

Escoltados de nuevo por la policía que se apostó en nuestra casa haciendo equipo con la gente de Sam, llegamos de nuevo a nuestro hogar. Entre los cuatro recogimos todo el yeso desprendido de las paredes y los cristales que había esparcidos por el suelo provenientes de los dos cuadros. Unos "hermosos", nótese el sarcasmo, jarrones de porcelana que adornaban la mesa de entrada, regalo de Renée, también habían caído. Rose y Bella se miraron de forma cómplice pues a ninguna de ellas les gustaban y Rose tenía otros dos iguales en su recibidor.

 

Llamé a Chicago para ver que tal iba todo por allí, ya lo habíamos hecho antes de salir hacia comisaria, pero era mi familia y necesitaba saber de nuevo como estaban sobre todo mi madre con su embarazo. Rose también volvió a llamar de nuevo a Emmett quien, sin atender a razones y loco de terror, quiso salir corriendo en el primer avión que encontrase. Mis dos abuelos y Charlie le convencieron de que era inútil, jamás llegaría a tiempo y en Chicago en ese momento hacia mas falta. Bella también hablaba con una muy histérica Renée que quería a toda costa venir a Madrid como fuera para darnos un abrazo a los cuatro

 

—No te preocupes hijo –me dijo mi padre por teléfono –ya te digo que por aquí no ha pasado nada, nadie vino a atentar contra nosotros, me temo que han ido directamente a por Bella y Eddie –noté como su voz temblaba cuando me dijo esto último.

 

—También han intentando matar a Chelsea padre.

 

—Lógico, es gracias a ella que todos están en la cárcel, no podían dejarla en paz.

 

También habíamos hablado con Chelsea y Carlos que habían sido víctimas de un intento de secuestro y asesinato al igual que nosotros. He de decir que la policía mallorquina actuó con inusitada rapidez al igual que la madrileña y gracias a ellos, al aviso de Jacob y a nuestros guardaespaldas estábamos todos vivos.

 

—Pero ¿de verdad estáis todos bien?– insistí de nuevo –¿y mamá?

 

—Tu madre está muy bien Edward, la doctora ha venido a examinarlas y nos ha asegurado que está todo correcto –no se me pasó por alto el empleo del plural…

 

—¿Examinarlas?

 

—Esto…bueno…verás…Edward, me llaman tengo que colgar –y dicho esto me colgó el teléfono sin darme opción a replica dejándome con la palabra en la boca y mirando el teléfono como un idiota esperando que quizás él me desvelase el misterio.

 

—Rose, Bella, ¿vosotras sabéis si pasa algo con Kate?

 

—No, nada concreto… ¿por qué? –se me había olvidado el detalle de que tanto mi cuñada como mi mujer desconocían el hecho de que mi prima había sido encerrada a la fuerza junto con Esme en prevención de lo que pudiera pasar.

 

—No, por nada –les contesté pensando que lo que fuera ya nos los dirían –Jacob –añadí dirigiéndome al que a partir de ahora consideraba de la familia y que había vuelto con nosotros a la casa –tenemos una habitación de invitados libre, aun no está decorada pero tenemos una cama inflable, quédate, la verdad es que te debo mucho y no me hace gracia que te vayas solo, es obvio que saben que los has delatado e irán a por ti.

 

—Gracias te lo agradezco.

 

—Rose la niña puede dormir en la cama que habíamos comprado para cuando Eddie fuera mayor o bien podéis hacerlo las dos juntas en la habitación de Renée y Charlie –también habíamos habilitado un cuarto para los padres de Bella al igual que lo habíamos hecho con mis padres. Mis suegros ya disponían de su propia habitación en la casa de Emmett pero yo no quise que se sintieran discriminados en la mía. Renée, por supuesto, la había decorado digamos que…a su estilo.

 

—Si no te importa Bella, prefiero dormir en la habitación de tus padres con Rossie no me quiero separar de ella –dijo mi cuñada con un evidente deje de temor en la voz.

 

—Te entiendo, yo iba a pedirle a Edward que traslade la cuna de mi niño a la nuestra, tampoco quiero estar separada de él hasta que esto no se aclare –dijo apretando mas contra su cuerpo a nuestro hijo a quien sostenía en sus brazos y yo no pude estar más de acuerdo porque tampoco quería dejar dormir a Eddie solo en su cuarto.

 

Y así fue como Jacob me ayudó a trasladar la cuna. Gracias a su ayuda fue más fácil pues no hizo falta desmontarla.

 

El redactor jefe de la sección de sucesos del periódico me llamó para confirmar la "extraña" noticia que estaba empezando a filtrarse en los medios. Yo le conté todo de primera mano, si íbamos a ser noticia de primera pagina quería que mi periódico fuese el primero en informar, llamémosle…deformación profesional. Una vez hecho esto, cenamos algo, sacamos también cena para los de fuera junto con dos termos llenos de café caliente.

 

Con la seguridad de que los agentes de policía estaban fuera junto a todo el equipo de guardaespaldas nos fuimos a dormir. Pero por precaución yo eché el cerrojo a la puerta y aconsejé a los demás que hicieran lo mismo. Rose nos pidió que tuviéramos el móvil a mano por…si acaso… así se sentiría más segura.

 

Dejamos a Eddie en su cuna. Después de su toma se había dormido ajeno a todo lo que pasaba a su alrededor. Mi Bella se puso el pijama y antes de meterse en la cama fue al cuarto de baño muy deprisa. Al principio yo pensé que tenía prisa por razones obvias pero pronto escuché el inconfundible sonido de las arcadas. Me levanté todo lo más rápido que pude y la encontré agarrada a la taza del inodoro echando fuera todo lo que había cenado. Todavía estábamos en época de cuarentena por lo que un nuevo embarazo era imposible, así que tenían que ser los nervios concentrados y la angustia.

 

—Perdona amor…es que…es que…solo de pensar que querían matar a mi niño yo…se me revuelve el estómago, creo que tardaré mucho en asimilarlo. Es lo peor que le puede pasar a una madre yo…

 

—Lo entiendo cielo –le conteste acariciando su pelo y mejillas y sabiendo que también era lo peor que le podía pasar a un padre. Lo cierto es que ningún padre debería ver morir a sus hijos y menos de forma tan cruel. Mis sospechas de que su vomito era causado por los nervios y la tensión se habían confirmado, el problema era la secuela psicológica que nos pudiera quedar. A mí también se me removían las entrañas solo de pensar que un solo segundo, solo un miserable segundo, hubiera bastado para que destruyeran nuestras vidas. Para que me arrebataran de la forma más cruel e injusta a las dos personas que más amaba en este mundo. Yo tenía muy claro mi destino si eso hubiera pasado, no habría podido sobrevivir sin ellos.

 

—Si Eddie no hubiera estado en peligro de morir, no hubiera permitido que esos hombres me tocaran –me dijo de repente mirando a la nada –no al menos estando viva-. Les habría cogido como hubiera podido el arma y me habría pegado un tiro. Nadie más que tú me toca así yo…yo…hubiera preferido morir a permitirlo, pero no hubiera podido hacerlo por Eddie, no mientras él siguiera con vida pues mi deber es protegerle aún a costa mía y sí…si hubiera tenido que elegir entre él y yo…tengo muy claro lo que hubiera hecho… –al escuchar esa desgarradora declaración no pude más que sentir todavía mas amor por esa mujer que era todo para mí.

 

—Lo siento amor…lamento mucho no…estar de acuerdo contigo pero yo…no hubiera podido resistir eso. Entiendo exactamente como te hubieras podido llegar a sentir, cualquier hombre sensible y con tres dedos de frente lo entendería pero…no puedo evitar ser un maldito egoísta porque soy capaz de soportar cualquier cosa que la vida me eche menos...tu muerte…no habría podido seguir sin ti mi amor…te habría ayudado Bella, habríamos salido adelante como buenamente hubiéramos podido pero no puedo admitir la idea de que hubieras muerto…mi mente no…lo asimila como tampoco asimila que hubiera podido hacerlo Eddie.

 

—Lo siento cielo, siento ser una egoísta yo también pero es que…si hay algo peor que la muerte para una mujer es…eso. Y además si Eddie hubiera…y yo siguiera viva yo…tampoco hay nada peor para una madre, por lo menos nada que se me ocurra.

 

—Te entiendo mi amor, no sabes cómo te entiendo –le dije tomándola en mis brazos y dejándola que se desahogase en mi pecho mientras en mi mente se abría paso con desgarradora crueldad la certeza de que de todos modos, si los secuestradores hubieran conseguido llevar a cabo su cruel misión… mi Bella y mi hijo…hubieran muerto –lo hubiéramos tenido que superar entre los dos, hubiera sido muy difícil vida mía pero no nos hubiera quedado otra. Nos habríamos apoyado el uno en el otro y compartido nuestra pena pero…no ha pasado nada amor, estamos aquí…tranquilízate ¿vale? –Bella me estaba empezando a preocupar pues no hilaba una frase coherente, todo eran pensamientos que expresaba en palabras tal y como la venían sin hilar y estaba pensando seriamente en darle un tranquilizante.

 

—Es que le he llevado nueve meses dentro de mí, es mi niño, una parte de ti y de mí, un compendio de los dos, fruto de nuestro amor, los dos lo estábamos esperándolo con ilusión y solo pensar que en un segundo…

 

—Ya…ya…cálmate vida mía no ha pasado nada, Eddie está en su cuna dormido, protegido, a salvo y seguro…cálmate –le decía mientras le acariciaba el pelo y la espalda dejando que se desahogase pues le venía muy bien.

 

—No sabes cuánto te amo –me dijo entre hipidos y sollozos.

 

—Pero sí sé cuanto lo hago yo –le contesté dándole besos en el pelo —ven vamos a dormir amor –le dije cogiéndola al estilo novia después de dejar que se enjuagara la boca. Con ella en mis brazos fui hasta la cama y la deposite suavemente en ella, me recosté a su lado dándole un tierno y profundo beso de buenas noches. Siempre nos dábamos un beso así antes de dormir pero este era especial, en él iba implícita la angustia que sentía de pensar lo que había estado a punto de perder –duerme cielo ya todo pasó le dije acunándola en mis brazos al tiempo que le cantaba una suave melodía, esa que era solo nuestra, de los dos.

 

A eso de las tres de la mañana, Bella se levantó para ir al servicio de nuevo. A pesar de que era costumbre en ella, desde que se había quedado embarazada, hacerlo varias veces en la noche, me quedé esperando por si escuchaba alguna señal de que estaba vomitando de nuevo. Pero no fue así, al rato y después de controlar que Eddie estuviese bien, volvió a meterse conmigo en la cama buscando, como siempre hacía, el calor de mi cuerpo para abrazarme y acurrucarse en mi pecho. Yo le abrí mis brazos con gusto y la atraje hacia mí.

 

—¿Sabes?– le dije haciéndole saber que estaba despierto —una de las cosas que adoro de ti es que cuando te levantas por la noche al servicio, al volver a la cama buscas de nuevo mi cuerpo para acurrucarte junto a mí.

 

—Y yo adoro que tu dormido o despierto abras tus brazos para cobijarme.

 

—Créeme Bella de un modo o de otro sé que no estás en la cama, en cuanto te levantas te extraño y mi mente se despierta de algún modo hasta que vuelves de nuevo a mis brazos –le contesté dándole de nuevo un beso que pronto se volvió más serio, más feroz, era la manera que tenía mi cuerpo y mi mente de hacerme ver que Bella estaba conmigo, que nada les había pasado ni a ella ni a mi bebé. A pesar de saber que no debíamos ir más allá de unos besos y unas caricias debido a la cuarentena, no podía evitar deslizar mi boca por todo su cuerpo haciéndola saber lo adorable, deseable y, sobre todo, necesaria que era para mí y eso es lo que hice, la acaricié con mis labios, lengua y boca, la bese, le provoqué un orgasmo lamiéndole su hinchado clítoris, degusté sus fluidos ansioso de que la época de sequía terminase y pudiese de nuevo hundirme en ella. Bella me devolvió las caricias una por una, con lentitud, sin prisas, chupando y lamiendo todo mi cuerpo, disfrutando de él y yo me dejaba hacer, era algo que necesitábamos después de lo que habíamos pasado. Acarició mi glande con su lengua haciendo lentos y tortuosos círculos hasta que se metió toda mi longitud en su boca lo más hondo que pudo. Yo la acerque más a mí al tiempo que me movía al ritmo de su lengua y dientes suplicando por más hasta que el orgasmo me visitó de una manera feroz descargando en su boca todo mi semen. Ella tragó hasta la última gota limpiando después con su lengua mi miembro, demostrándome así una vez más cuanto me amaba. Estuvimos un buen rato más besándonos y acariciándonos, degustando en nuestras bocas los fluidos de ambos mezclados con nuestras salivas hasta que Eddie nos despertó reclamando su alimento.

 

Al día siguiente nos levantamos de los primeros. Bella después de ducharse conmigo bajó a la cocina a preparar los desayunos. Yo aproveché para llamar a la compañía que nos había hecho la reforma para pedirle que vinieran cuanto antes a pintar y reparar los desperfectos que teníamos. El jefe de la empresa nos dijo que iría al mediodía y no se iría de allí hasta dejarlo todo correcto. Le advertí que sería objeto de un exhaustivo registro por parte de Sam y su equipo así como de los policías que custodiaban nuestra casa, él no puso ninguna pega y lo acepto sin rechistar sabedor de lo que había pasado, pues tal y como había sospechado, éramos noticia de primera plana en todos los telediarios y periódicos de la mañana. Bella sacó un suculento desayuno a todos los que velaban en la puerta de casa por nuestra seguridad, cosa que todos agradecieron pues el café caliente así como los dos termos de la noche les vino muy bien. A pesar de que estábamos en mayo no en vano esto era la sierra madrileña y las noches seguían siendo frías.

 

El teléfono estuvo echando chispas toda la mañana sobre todo provenientes de nuestras compañeros los cuales, naturalmente, se había enterado de todo al verlo publicado en su propio periódico y llamaban muy preocupados a preguntar por nosotros la más afectada fue Ángela pues había desarrollado una amistad especial con mi esposa. Yo redacté un comunicado explicando lo sucedido y diciendo que todos estábamos bien para que lo publicaran. Pasamos el día encerrados en casa sin atrevernos a salir para nada entreteniéndonos con video juegos o viendo películas. Bella no soltaba a su hijo bajo ninguna concepto y yo andaba detrás de ella todo el rato. Rose no estaba en mejor situación. Jacob resultó ser un excelente compañero de juego y Rossie se lo pasó genial con él y eso contribuyó a relajar el ambiente.

 

A eso de las dos del mediodía el detective Morales, encargado del caso se presentó en nuestra casa con una historia de esas para no dormir.

 

Por lo visto los nuevos abogados de Carmen y Elizabeth eran a su vez los letrados favoritos de toda la mafia de Chicago que a su vez contactó con la que disfrutábamos aquí provenientes de la Europa del este para hacer el "encargo". Bien, eso ya lo esperábamos, pero lo más insólito de todo es que fue Tanya quien había llamado a Jacob. Por lo visto se enteró de los planes de Carmen y mi tía en uno de los paseos que las tres solas hacían por el patio de la cárcel. Ella desconocía que habían contactado con Jacob para que les ayudase con su plan, solo conservaba en la memoria su número de móvil de la vez en que ellas mismas habían intentado reclutarle. Pidió llamar por teléfono esgrimiendo su derecho a ponerse en contacto con su abogado. Y fue el abogado en persona quien lo había llamado. Al principio sentí admiración por ella, algo que nunca había sentido en todo el tiempo que la conocía, pero bastó un segundo, solo un segundo para que esa admiración se tornara en lastima, de verdad que esta mujer estaba loca.

 

—Por lo visto fue una forma más de llamar su atención, señor Cullen, estaba convencida de que tras saber que, gracias a su intervención, Bella y el bebé se habían salvado, usted se daría cuenta de lo muy enamorado que estaba de ella y volvería a su lado.

 

Mi Eddie me ama mucho, solo que esa mujer lo tiene cegado, pero verá usted como se da cuenta de lo mucho que me quiere después de esto que voy a hacer por esa zorra –le dijo al agente que la interrogó. Y solo eso bastó para que su condena siguiera como siempre, estaba claro su grado de locura y que era un peligro para nosotros. Hoy nos había salvado pero mañana podría intentar matarnos. Era una mujer inestable y su propio abogado pidió un psiquiatra para que la atendiera.

 

Por otro lado la cabeza de Bella, por decirlo de algún modo, tenía un precio en dólares muy elevado que Carmen y Elizabeth habían puesto por lo que aun no estábamos seguros. Marco, que a pesar de las amenazas aun no había cambiado el testamento desheredándola pues no en vano era su hija, había instado a Laurent para que redactara un nuevo documento haciendo saber al mundo que Elizabeth Vulturi estaba sin un duro. Otra cosa distinta era Carmen que, heredera de toda la fortuna de su familia mas lo que tenía de su propio marido, aun contaba con dinero suficiente para hacerlo. Pero una orden judicial solicitada por Irina y Laurent al juzgado intentaba que ni Carmen ni nadie de su familia, en aras del bien público, dispusieran de ese dinero. Además se iban a poner en contacto con Eleazar para que, a cambio de algún tipo de trato, le negara el acceso a su cuenta. Era una apuesta muy arriesgada y con poca base legal pero algo teníamos que hacer.

 

Y con todo aclarado Emmett decidió volver de nuevo junto a su familia a la que tenía ganas de abrazar y besar. Con él vinieron mis suegros, abuelos, tíos, padres…y el resto de los diablos. Todos juntos otra vez, ¡qué alegría!

 

El encuentro entre Alice y Bella fue muy emocionante pues ambas al verse se abrazaron de tal modo que todos los demás presentes sobrábamos. No en vano se conocían desde hacía mucho tiempo, habían pasado juntas los mejores años de su vida en la universidad protagonizando ambas muchas anécdotas y aventuras algunas más divertidas que otras. Recuerdo que Alice solía contármelas en aquella época en la que mi mente inconsciente prestaba atención pero mi parte terca seguía buscando a esa supuesta mujer perfecta. Luego Bella me había relatado también muchas cosas. Rose en un momento determinado se soltó del férreo abrazo al que la sometía su marido y se unió a Bella y a Alice ya que mi cuñada también tenía toda una historia junto a ellas. Alice sentía un cariño especial por las dos, quería a sus primas, a su madre, a mí. Los dos habíamos pasado juntos también por mucho viviendo con una supuesta madre que nunca nos quiso, pero por Bella sentía algo especial…algo inexplicable…la consideraba esa hermana que siempre quiso tener. Y con Rose le pasaba lo mismo.

 

—No me puedo creer que he estado a punto de perderte hermana –le dijo con lagrimas en los ojos –y a mi sobrino…

 

—Me hubiera matado Alice, sabes que lo hubiera hecho si esos hombres hubieran…si mi niño...

 

—Lo sé —contesto mi hermana ante la mirada cristalina de todos los que la estábamos observando sobre todo de los hombres pues entendíamos como se puede llegar a sentir una mujer y una madre que ha tenido que pasar por eso. Irina y Kate se sumaron a aquel abrazo colectivo pues sabía de sobra que ellas también sentían algo muy fuerte por mi Bella. Mi madre me soltó, ya que me había agarrado de tal forma que parecía imposible que alguien nos pudiera despegar, y fue a unirse a ese abrazo grupal y emotivo. Renée que estaba con mi sobrina y mi hijo en sus brazos llenándolos de besos, también se sumó no sin antes darme a Eddie para que lo cogiera. Poco a poco lo fuimos haciendo toda la familia despertando la curiosidad de todo el que pasaba por delante de nosotros en aquel aeropuerto atestado de gente porque ¡oh sorpresa!, estábamos en el aeropuerto, como no.

 

Otro momento muy emotivo fue el encuentro con Chelsea quien se lanzó a los brazos de Bella llorando como una magdalena. Era increíble también la extraña conexión que se había creado entre estas dos mujeres cuyo comienzo no fue el mejor.

 

—Menos mal que estás bien Bella, menos mal, no puedo creerme lo que ha estado a punto de suceder. Dios Bella si te hubieran hecho algo…si hace tan solo dos meses las dos estábamos hablando de los nombres…de los padrinos…esperando con ilusión y de repente en un solo segundo…

 

—Sabes lo que yo hubiera hecho ¿verdad?

 

—Lo sé de sobra amiga, lo sé porque yo también hubiera hecho lo mismo. Eddie cariño ven aquí, menos mal que estáis bien, no sabes cuánto lamento…

 

—Ya...ya Chelsea –le dije intentando calmarla –todo pasó. Espero que volváis para quedaros.

 

—Eso por supuesto Edward –me dijo Carlos dándome una palmada en el hombro –ya hemos arreglado todo lo necesario.

 

—Estoy deseando que veáis la casa que os hemos comprado, está muy cerca de la de Rose y Emmett así como de la nuestra –le dije mientras veía como Bella tomaba en sus brazos a una de las gemelas, la que según Chels era Isabella porque yo las veía a las dos iguales y a su padre le pasaba lo mismo. En un gesto muy bonito y emotivo mi mujer cogió con el otro brazo a nuestro hijo. Yo tome en brazos a Marie y todos nos hicimos una foto inmortalizando ese hermoso momento.

 

—Seguro que la casa es perfecta, si la ha elegido Bella, será la mejor casa de todas –dijo Chelsea hipando por las lágrimas contenidas un momento después de hacernos la foto.

 

—Y más bonita será cuando entre todas terminemos de decorarla ¿verdad cariño? –le dijeron Renée y Esme quienes sentía algo muy intenso por esta chica que en su día arriesgó su vida para salvar la nuestra y que de nuevo la había vuelto a arriesgar. Chelsea en ese momento termino de perder a una madre a la que nunca tuvo, pero en el proceso había ganado dos.

 

Salimos todos en tropel de aquel aeropuerto a…nuestro estilo…armando escándalo como siempre era habitual en nuestra familia. Y del mismo modo llegamos a casa. Renée se entristeció por la pérdida de los según ella "hermosos" floreros mientras Rose y Bella se miraban de manera cómplice al tiempo que un Emmett desconocido sonreía por lo bajo. Y digo desconocido porque se había mantenido muy callado todo el rato, serio, distante, yo creo que intentando asimilar que en un segundo, solo en un segundo, hubiera podido perder a su hermana, su sobrino, su mujer y su hija.

 

—Todo está muy complicado Edward –dijo Laurent quien nos había puesto al corriente de todos los pasos que habían dado y de cómo estaban las cosas –no se puede juzgar a una persona dos veces por el mismo delito, Carmen y Elizabeth ya lo fueron por intento de asesinato. Eleazar se niega a cooperar y el juez sostiene que es muy difícil que Carmen pueda disponer de su dinero en la cárcel pues se le han quitado las tarjetas de crédito por lo que no nos concede la orden judicial que hemos solicitado. No le entra en la cabeza que ha podido dar un poder a sus abogados para manejarlo por ella. Por su parte Vladimir y Stephan están rozando los límites de la legalidad, de tal manera que aunque se sabe que son los abogados de toda la mafia de Chicago no se puede actuar contra ellos, no han hecho nada ilegal y en caso de que lo hicieran pronto tendrían a una legión de otros compañeros defendiéndolos. Estamos con las manos atadas…tanto la firma, como Irina y yo no sabemos que mas hacer.

 

—De momento –dijo mi abuelo Marco muy serio –solicitar que permanezcan incomunicadas y que debido a la gravedad de la situación no se les permita entrar a los abogados ya que, aunque no se puede probar nada, están bajo sospecha. Y en segundo lugar vallamos donde vallamos me temo que todos debemos llevar guardaespaldas. Emmett ya sé que los que tenéis aquí en Madrid los has contratado tu y de hecho son muy buenos pero si alguna vez, y esto va para los cuatro, tenéis problemas para pagarlos solo me lo decís…se trata de mi familia nada será bastante para daros ¿quedó claro?

 

—Lo mismo digo –añadió mi otro abuelo al que se le notaba un cierto rastro de miedo en la voz y el rostro.

 

—Se trata de mi familia –les dije a los dos y con ella no se juega…si necesito ayuda no dudéis que os la pediré.

 

—Bueno pues… ya que no podemos hacer otra cosa…porque no nos relajamos y…hablamos de algo más…no sé…¿agradable? –dijo Sulpicia mirando a su hija mayor con una sonrisa.

 

—Chicos —dijo Kate de pronto atrayendo la atención de todos pero dirigiéndose a nosotros, a Chelsea y Carlos –tengo algo que deciros…—vaya por fin íbamos a desvelar el secreto de Kate.

 

—Somos todo oídos Kate –dijo Esme sonriéndola de manera cómplice. Mientras que Alice e Irina miraban de mala forma a sus parejas.

 

—Bueno pues…que dentro de unos nueve meses Eddie y las gemelas van a tener un primo con quien jugar –dijo con una mirada radiante de alegría y los cuatro a la vez nos levantamos a felicitar a la feliz pareja. Todos celebrábamos el hecho de que a pesar de todo lo que nos estaba pasando la vida se abría camino ella sola, sin llamar ni pedir permiso solo decidía venir y lo hacía.

 

—Desde luego…que mundo más injusto –dijo de pronto una enfurruñada Alice dejándonos con la boca abierta –perdona prima ya sabes que me encanta saber que vas a tener un bebé peo si algunos de aquí se decidieran a…lo que tienen que decidirse…a lo mejor…yo también… -añadió frunciendo el ceño y cruzándose de brazos

 

—Eso –confirmó Irina –y todos estábamos expectantes mirando a Jasper y Laurent. Desde luego nadie mejor que ellas para relajar el ambiente.

 

—Sois únicas las dos –contestó Jasper muy enfadado –un caso único digno de estudio. Vosotras solitas os pintáis para joder una sorpresa.

 

—¿Joder una sorpresa?, ¿y cómo vamos a saber nosotras que nos teníais una sorpresa?, sino lo decís…

 

—Mi querida Alice si te lo dijera ya no sería una sorpresa…

 

—También es verdad…

 

Y allí estábamos todos reunidos en mi salón, una familia que a pesar de todos sus defectos permanecía unida en lo bueno y en lo malo por los lazos más inquebrantables que nunca existieron… los del amor incondicional. Después de todo lo que había pasado nos necesitábamos unos a otros, necesitábamos estar juntos, apoyándonos. Puede que los diablos fueran entrometidos y a veces exasperantes, que mis tíos fueran muy peculiares al igual que Renée que nos volvía a todos locos con sus ocurrencias, pero éramos una familia y nos protegíamos unos a otros.

 

DISCLAIMER: Ninguno de los personajes que aparecen en este fic me pertenecen, son propiedad exclusiva de S. Meyer.

 

Capitulo 25: Solo por un segundo

 

Pov Edward

 

El silencio era absoluto, la tensión del ambiente se podía cortar con un cuchillo, solo se escuchaban las fuertes pisadas pertenecientes a un número indeterminado de personas que se acercaban a la puerta de entrada.

 

—Agente Ibáñez vaya a abrir y ya sabe lo que tiene que hacer –le dijo el Capitán de la policía a la agente que se había llevado a Jacob con ella. Lo cierto era que los secuestradores tenían un punto maquiavélico al llamar a la puerta de ese modo. Lizzie, que así se llamaba la policía que iba a hacer de cebo, se dirigió hacia ella vestida con ropa de calle y una peluca simulando el pelo de mi Bella. Si no fuera porque yo distinguiría a la mujer de mi vida donde fuera y como fuera, podría jurar que esa chica que iba a abrir la puerta y a enfrentarse a los mafiosos era mi esposa.

 

—Disculpe –se oyó que decía una voz con un acento extranjero demasiado familiar para nosotros –nos han avisado de una avería del gas en uno de los chalets cercanos a este y dado el potencial peligro de explosión nos gustaría que, por favor, nos dejase entrar a mi compañero y a mí para revisar la instalación –añadió enseñándole una especie de tarjeta que supuse era una identificación falsa.

 

—Claro no hay problema pasen ustedes –contestó Lizzie del modo más inocente posible.

 

—¡Qué gran actriz! –se oyó decir a Jacob por el pinganillo del agente que tenía al lado. El susodicho agente le mando callar.

 

—¿Hay alguien más en la casa? –le preguntó a Lizzie otra voz con un acento parecido a la anterior.

 

—No, solo estamos yo y…mi hijo que duerme arriba en la habitación –contestó Lizzie otra vez con el mismo tono de inocencia, como si dar ese tipo de información a un extraño fuera de lo más normal en un país en donde las estafas y los secuestros de este tipo, sobre todo en los chalets, estaban a la orden del día.

 

—Pues en ese caso… ¡vía libre chicos el marido no está! –dijo la primera voz al tiempo que, con una enorme rapidez, se metían en la casa un número indeterminado de personas que hasta el momento había permanecido escondidas.

 

—Tranquilita y sin chillar –dijo el hombre que había hablado al principio y que parecía ser el cabecilla, apuntando con la pistola la cabeza de Lizzie al tiempo que la aprisionaba por detrás para que no pudiera moverse mientras se adentraba del todo en la casa seguido de los demás.

 

—¿Qué pasa?, ¿qué es lo que quieren?, el dinero está en la caja fuerte, llévenselo todo incluso las joyas, voy a buscarlas, pero por favor, mi hijo es muy pequeño y… –rogaba la policía en una interpretación perfecta de una mujer confundida y aterrada mientras hacía un vano intento por zafarse de la prisión de los brazos del mafioso.

 

—Mala suerte querida pero me temo que ese niño y su mamá no verán el siguiente día. No venimos a por dinero, aunque ya puestos…estamos aquí para cumplir un encargo, hay personas a las que molestas mucho preciosa y quieren verte fuera de circulación –le dijo pasando sus asquerosas manos por el cuerpo de la agente que se dejaba hacer como si en verdad fuera una mujer indefensa. Por el pinganillo escuchaba como el Capitán decía que esperase un poco más, pues ya casi tenían la información que precisaban para detenerlos —¿qué les habrás hecho a las zorras esas de la cárcel de Chicago? –siguió diciendo el hombre que la tenia amenazada—, una mujer que parece tan frágil e inocente –añadió mientras seguía manoseándola —pero antes de matarte me parece que nos vamos a divertir ¿no es así chicos?, un poco de entretenimiento mientras esperamos a tu marido no nos vendrá mal, al fin y al cabo no sabemos cuánto tardará y el encargo lo dice muy claro: él tiene que ver como morís, tiene que ser testigo de vuestra muerte y después tenemos que dejarlo con vida para que viva con eso lo que reste de existencia. Mientras venía hacia aquí, iba planeando que si no estaba en casa, le llamaras por teléfono para acabar con esto cuanto antes pero…¿sabes que estás muy buena?, no podemos desaprovechar la oportunidad de pasar un buen rato –añadió de nuevo ante el rugido de asentimiento de los demás. Y a mí la bilis se me revolvió solo de pensar que si Jacob no nos hubiera avisado ahora sería mi Bella la que estaría siendo manoseada por ese cerdo y a punto de ser…no quería ni pensar en la palabra…los ojos se me llenaban de lagrimas solo de sentir lo que mi Bella podría haber sentido.

 

—Ya les tenemos –escuché que decía uno de los policías por el pinganillo, vamos a por ellos, agente ya sabe qué hacer.

 

—Pues me parece que no va ser posible, lamento estropearles la diversión –le contesto Lizzie al secuestrador que la tenía supuestamente inmovilizada propinándole un buen rodillazo en la entrepierna al tiempo que con una llave magistral se hacía con el malhechor tirándolo al suelo boca abajo y poniéndole las esposas. Los demás a la señal que nos hizo el Capitán, empezamos a disparar sin dejarnos ver. Los otros reaccionaron en seguida y también comenzaron a abrir fuego. Los guardaespaldas que aguardaban la señal fuera de la casa salieron de sus escondites iniciándose así un muy peligroso fuego cruzado en el cual los secuestradores tenían las de perder pues los disparaban desde dos frentes distintos.

 

Los siguientes minutos, segundos, horas, fueron angustiantes, el enemigo no cedía, nosotros tampoco, uno de los policías estaba malherido tumbado en el suelo, Lizzie al intentar salir del fuego cruzado llevándose a su prisionero consigo también había sido herida pero lo que más temía es que Bella y Rose al escuchar el escándalo abrieran la puerta que las protegía exponiéndose a las balas. Rogaba a Dios que se quedaran donde estaban ya tenía bastante con haber escuchado lo que había escuchado, esta vez Carmen y Elizabeth no se librarían de un buen castigo y si podía le iba a decir a los abogados que pidieran la pena máxima. Lo siento, era mi tía, hermana de mi madre, pero por lo que escuchaba quería matar a mi Bella y a mi hijo delante de mi ¿se podía ser más cruel?

 

—Tranquilo Edward –me dijo Sam como siempre leyéndome el pensamiento –Quil y Embry están haciendo guardia en la puerta. Conociendo a esas dos mujeres toda precaución es poca.

 

—Gracias –le dije sinceramente agradecido por toda su ayuda. Ya sé que era su trabajo y le pagábamos por ello pero aun así…era un buen amigo.

 

El sonido de las sirenas de la policía mezclados con el de las ambulancias me sacaron de esos horribles pensamientos en donde veía a mi Bella rota y ensangrentada muerta en el suelo con mi hijo en sus brazos. Por lo visto el Capitán había pedido refuerzos y estos no tardaron en llegar haciéndose cargo de la situación. A pesar de que los superábamos en número, los secuestradores parecían tener un entrenamiento militar que les permitía presentarnos cara sin ningún problema. En el reportaje que Bella había hecho sobre las mafias de la Europa del Este se decía que todos ellos eran soldados de los ejércitos que habían sido derrotados en las cruentas guerras que habían asolado esa zona hacia unos cuantos años. Numerosos testigos le habían relatado a Bella como en algunas ocasiones les habían visto hacer el saludo militar en presencia de algún oficial de alto mando.

 

Gracias a los refuerzos que tanto Sam como la policía habían pedido, en cuestión de minutos los secuestradores estaban reducidos y todo volvía a la normalidad. Eché un vistazo al vestíbulo de entrada a la casa cuyas paredes estaban llenas de agujeros de las balas y uno de los bonitos cuadros que las chicas nos había comprado como regalo de bodas estaba seriamente dañado al igual que una enorme fotografía nuestra en las Pirámides. Pero no era nada que no pudiera arreglarse con una buena mano de pintura, una nueva copia y un buen restaurador. Sin prestar más atención al lado material del asunto que para mi carecía de toda importancia así se hubiese destruido la casa entera, me lancé escaleras abajo en busca de mi esposa, mi hijo, mi cuñada y mi sobrina.

 

—No me vuelvas a hacer esto otra vez Edward Cullen –decía mi Bella quien nada más abrir esa puerta se había lanzado a mis brazos –no vuelvas a pretender que yo me quede en segundo plano mientras tu vida corre peligro de esa forma, yo tenía que haber estado ahí contigo, me oyes –chillaba toda histérica dándome puñetazos en el hombro antes de caer llorando en mis brazos.

 

—Mi amor…una vez más lo siento, pero no podía permitirlo. Mi disculpa es por haberte hecho pasar este infierno pero si la situación se repite te pondría a salvo de nuevo ¿es que no ves que sois mi vida?, no puedo consentir que os pase nada yo…Bella venían a por ti y a por el niño, querían mataros delante de mí después de…me callé pues me era imposible pronunciar esa palabra, pero Rose me entendió al instante.

 

—¿Y es que tu no ves que eres la mía también?– proseguía sin embargo mi terca esposa dándome de nuevo puñetazos en el pecho—, si te hubiera pasado algo yo…yo… ¿qué…que dices?, ¿querían matar a mi bebé delante de ti…y a mí también después de…? —preguntó incrédula una vez que hubo asimilado la crudeza de la situación, pero la voz del Capitán que entraba en ese momento en la estancia me impidió saber lo que iba a decir. Rose y mi sobrina se unieron al abrazo.

 

—Ya está todo en orden señor Cullen, los llevamos a Comisaria para interrogarlos. Hemos grabado todo lo que han dicho, aun así es necesaria una declaración por su parte para reafirmar la acusación. Necesitamos saber más de esas dos personas que desde la cárcel han urdido todo esto. Así que en cuanto puedan les rogaría que…

 

—Se llaman Carmen Denali y Elizabeth Vulturi, están presas en la cárcel estatal de Chicago acusadas de un montón de cosas, entre otras otro intento de secuestro a mi esposa y un tiroteo que iba encaminado a matarnos a todos.

 

—Algo así tenía entendido por lo visto ese secuestro tuvo lugar aquí en Madrid, uno de mis compañeros llevó el caso, ya me he puesto en contacto con él y se va a volver a hacer cargo del asunto, aun así sino les importa.

 

—Vamos en seguida –dijo mi Bella recuperándose del shock que le produjo saber que iban a matar a nuestro bebé porque al final de todo eso era lo que más le había impactado.

 

—Jacob ¿me permites un momento?– le dije al que desde ahora ya consideraba un amigo –necesito decirte algo. Verás yo…nosotros –añadí mirando a mi Bella que, sin saber que gracias a él estábamos aquí, asistía en silencio a lo que fuera que iba a decir. Recuerdo vagamente haberle dicho algo por teléfono pero no estoy seguro y por su cara daba muestras de no saber nada –nosotros queremos agradecerte lo que has hecho, sino fuera por ti no estaríamos aquí. Considérame un amigo a partir de ahora porque nunca tendré tiempo suficiente en esta vida para compensarte por todo.

 

—No tengo nada contra vosotros Edward…bueno…tu me despediste…pero en cierto modo lo entiendo aunque…mi único delito fue enamorarme de Bella –me contestó con una sinceridad y firmeza en la mirada que desgarraban.

 

—¿Se puede saber de qué habláis? –preguntó mi Bella y rápidamente les conté tanto a ella como a Rose que había sido gracias a él por lo que nos habíamos salvado. Bella al enterarse se abalanzó hacia él y le dio un enorme abrazo al igual que hizo Rose. Yo estaba decidido a recompensarle, recuperaría su estatus en mi empresa así tuviera que corregir yo personalmente todos sus errores…si…al menos se dejara aconsejar en eso…pensé para mis adentros.

 

—No si al final tenías que terminar abrazándome –dijo Jacob en un claro intento de aliviar la tensión.

 

—No sueñes Black, no sueñes contestó mi Bella siguiéndole el juego.

 

A pesar de que ya lo peor había pasado la policía, que no se fiaba de que fuera hubiera todavía algún peligro para nosotros, nos llevó escoltados en una de las patrullas. Yo llevaba en mis brazos a mi Bella que a su vez llevaba a nuestro hijo contraviniendo, ante la mirada comprensiva de la policía, un montón de normas de tráfico. No quería separarme de ellos ni un milímetro y mi Bella era de la misma opinión. Ambos nos mirábamos diciéndonos todo con la mente, solo de pensar que solo un segundo, un solo efímero y miserable segundo, hubiera bastado para perder todo lo que teníamos…se me ponía la carne de gallina. Rose iba a nuestro lado con su hija también en brazos y apoyada en mi hombro muy callada y silenciosa yo le pase un brazo por detrás de los hombros en un claro gesto de consuelo.

 

—No puedo dejar de pensar en Emmett –dijo mas para sí que para los demás –solo de pensar que hubiera tenido que llamarle para…decirle…que…

 

—Rose, tranquila –le dijo mi Bella que iba sentada encarada hacia ella –ya no ha pasado nada, todo está bien.

 

—Gracias a Jacob Black –musite yo en un susurro.

 

—Sí, al final vamos a tener que ascenderle al grado de Capitán América —dijo mi Bella añadiendo una nota de humor en el ambiente.

 

Llegamos a la comisaría donde en la puerta de entrada nos estaba esperando el mismo detective que se había hecho cargo del caso la primera vez.

 

—Parece ser que las señoras tienen muchos recursos a pesar de estar incomunicadas –nos dijo dándonos un fuerte apretón de manos en un claro gesto de solidaridad –he pasado el expediente a los compañeros de Chicago que se encargaron de Tanya Denali y Elizabeth Vulturi una vez que fueron extraditadas así como de los demás detenidos allí. Pasen por aquí por favor, no les entretendré mucho.

 

—Gracias detective –dijo mi Bella mientras los tres nos encaminábamos hacia donde nos señalaba el policía.

 

—Bueno pues eso es todo –nos dijo el agente una vez le contamos lo que sabíamos al igual que Jacob que estaba con nosotros. Parece ser que alguien le había contactado para decirle que estuviese atento pues habían ordenado la muerte de Bella y nuestro hijo encargándoselo a la mafia que imperaba en España. Por lo visto, quien había informado a Jacob estaba de acuerdo en separarnos pero no quería que nadie muriese y lo había llamado para advertirle pensando en obtener su ayuda. Ahora todo era cuestión de saber la verdadera identidad de esa persona que de momento respondía como "la vampiresa" pero estaba claro que ese no era su nombre. Además para mas intriga esa llamada se había hecho desde un lugar indefinido de Chicago y era un hombre quien la realizó en nombre de quien quiera que fuese esa tal "Vampiresa".

 

—Señor –dijo el Capitán de la policía que había intervenido en casa –no creo que debamos relajarnos, puede haber otros que intenten lo mismo.

 

—Cierto es, ya había pensado en ello. Queda usted encargado de la vigilancia de la casa de los Cullen reforzando la labor de sus guardaespaldas y…señora Swan le aconsejo que hasta que todo esto no se aclare o vuelva su marido se quede con sus cuñados.

 

—No se preocupe oficial no tengo intención de pasar la noche sola a pesar de que sé que me están vigilando fuera.

 

—Esto…agente ¿cómo está la oficial que se encargó hacer de señuelo?— preguntó de pronto Jacob dejándonos a todos anonadados –y…el otro agente también por…supuesto –añadió en un intento de arreglar…lo que fuese que tuviera que arreglar. He de decir en su favor que yo también me preguntaba lo mismo.

 

—La agente Elisa Ibáñez está bien, solo fue un rasguño aunque no puedo decir lo mismo de Mario Gutiérrez que ha tenido que ser intervenido de urgencias aunque no se teme por su vida.

 

—Por favor transmítale mis respetos al…al agente Ibáñez y…

 

—Y ténganos informados de la evolución del señor Gutiérrez –añadí yo para ayudarlo pues ya me sospechaba por donde iba la cosa. A ver no era muy difícil, Lizzie era muy parecida a Bella, casi igual solo que tenía el pelo más corto y encima había abatido a ese hombre de un rodillazo en la entrepierna, muy al estilo de Bella, como si fuera mantequilla en sus brazos, sumemos dos y dos…y nos sale…solo añadir que Bella sino hubiera sido periodista quizás….madera tenía para eso que se lo cuenten sino a esos dos que la secuestraron junto con Kate.

 

Escoltados de nuevo por la policía que se apostó en nuestra casa haciendo equipo con la gente de Sam, llegamos de nuevo a nuestro hogar. Entre los cuatro recogimos todo el yeso desprendido de las paredes y los cristales que había esparcidos por el suelo provenientes de los dos cuadros. Unos "hermosos", nótese el sarcasmo, jarrones de porcelana que adornaban la mesa de entrada, regalo de Renée, también habían caído. Rose y Bella se miraron de forma cómplice pues a ninguna de ellas les gustaban y Rose tenía otros dos iguales en su recibidor.

 

Llamé a Chicago para ver que tal iba todo por allí, ya lo habíamos hecho antes de salir hacia comisaria, pero era mi familia y necesitaba saber de nuevo como estaban sobre todo mi madre con su embarazo. Rose también volvió a llamar de nuevo a Emmett quien, sin atender a razones y loco de terror, quiso salir corriendo en el primer avión que encontrase. Mis dos abuelos y Charlie le convencieron de que era inútil, jamás llegaría a tiempo y en Chicago en ese momento hacia mas falta. Bella también hablaba con una muy histérica Renée que quería a toda costa venir a Madrid como fuera para darnos un abrazo a los cuatro

 

—No te preocupes hijo –me dijo mi padre por teléfono –ya te digo que por aquí no ha pasado nada, nadie vino a atentar contra nosotros, me temo que han ido directamente a por Bella y Eddie –noté como su voz temblaba cuando me dijo esto último.

 

—También han intentando matar a Chelsea padre.

 

—Lógico, es gracias a ella que todos están en la cárcel, no podían dejarla en paz.

 

También habíamos hablado con Chelsea y Carlos que habían sido víctimas de un intento de secuestro y asesinato al igual que nosotros. He de decir que la policía mallorquina actuó con inusitada rapidez al igual que la madrileña y gracias a ellos, al aviso de Jacob y a nuestros guardaespaldas estábamos todos vivos.

 

—Pero ¿de verdad estáis todos bien?– insistí de nuevo –¿y mamá?

 

—Tu madre está muy bien Edward, la doctora ha venido a examinarlas y nos ha asegurado que está todo correcto –no se me pasó por alto el empleo del plural…

 

—¿Examinarlas?

 

—Esto…bueno…verás…Edward, me llaman tengo que colgar –y dicho esto me colgó el teléfono sin darme opción a replica dejándome con la palabra en la boca y mirando el teléfono como un idiota esperando que quizás él me desvelase el misterio.

 

—Rose, Bella, ¿vosotras sabéis si pasa algo con Kate?

 

—No, nada concreto… ¿por qué? –se me había olvidado el detalle de que tanto mi cuñada como mi mujer desconocían el hecho de que mi prima había sido encerrada a la fuerza junto con Esme en prevención de lo que pudiera pasar.

 

—No, por nada –les contesté pensando que lo que fuera ya nos los dirían –Jacob –añadí dirigiéndome al que a partir de ahora consideraba de la familia y que había vuelto con nosotros a la casa –tenemos una habitación de invitados libre, aun no está decorada pero tenemos una cama inflable, quédate, la verdad es que te debo mucho y no me hace gracia que te vayas solo, es obvio que saben que los has delatado e irán a por ti.

 

—Gracias te lo agradezco.

 

—Rose la niña puede dormir en la cama que habíamos comprado para cuando Eddie fuera mayor o bien podéis hacerlo las dos juntas en la habitación de Renée y Charlie –también habíamos habilitado un cuarto para los padres de Bella al igual que lo habíamos hecho con mis padres. Mis suegros ya disponían de su propia habitación en la casa de Emmett pero yo no quise que se sintieran discriminados en la mía. Renée, por supuesto, la había decorado digamos que…a su estilo.

 

—Si no te importa Bella, prefiero dormir en la habitación de tus padres con Rossie no me quiero separar de ella –dijo mi cuñada con un evidente deje de temor en la voz.

 

—Te entiendo, yo iba a pedirle a Edward que traslade la cuna de mi niño a la nuestra, tampoco quiero estar separada de él hasta que esto no se aclare –dijo apretando mas contra su cuerpo a nuestro hijo a quien sostenía en sus brazos y yo no pude estar más de acuerdo porque tampoco quería dejar dormir a Eddie solo en su cuarto.

 

Y así fue como Jacob me ayudó a trasladar la cuna. Gracias a su ayuda fue más fácil pues no hizo falta desmontarla.

 

El redactor jefe de la sección de sucesos del periódico me llamó para confirmar la "extraña" noticia que estaba empezando a filtrarse en los medios. Yo le conté todo de primera mano, si íbamos a ser noticia de primera pagina quería que mi periódico fuese el primero en informar, llamémosle…deformación profesional. Una vez hecho esto, cenamos algo, sacamos también cena para los de fuera junto con dos termos llenos de café caliente.

 

Con la seguridad de que los agentes de policía estaban fuera junto a todo el equipo de guardaespaldas nos fuimos a dormir. Pero por precaución yo eché el cerrojo a la puerta y aconsejé a los demás que hicieran lo mismo. Rose nos pidió que tuviéramos el móvil a mano por…si acaso… así se sentiría más segura.

 

Dejamos a Eddie en su cuna. Después de su toma se había dormido ajeno a todo lo que pasaba a su alrededor. Mi Bella se puso el pijama y antes de meterse en la cama fue al cuarto de baño muy deprisa. Al principio yo pensé que tenía prisa por razones obvias pero pronto escuché el inconfundible sonido de las arcadas. Me levanté todo lo más rápido que pude y la encontré agarrada a la taza del inodoro echando fuera todo lo que había cenado. Todavía estábamos en época de cuarentena por lo que un nuevo embarazo era imposible, así que tenían que ser los nervios concentrados y la angustia.

 

—Perdona amor…es que…es que…solo de pensar que querían matar a mi niño yo…se me revuelve el estómago, creo que tardaré mucho en asimilarlo. Es lo peor que le puede pasar a una madre yo…

 

—Lo entiendo cielo –le conteste acariciando su pelo y mejillas y sabiendo que también era lo peor que le podía pasar a un padre. Lo cierto es que ningún padre debería ver morir a sus hijos y menos de forma tan cruel. Mis sospechas de que su vomito era causado por los nervios y la tensión se habían confirmado, el problema era la secuela psicológica que nos pudiera quedar. A mí también se me removían las entrañas solo de pensar que un solo segundo, solo un miserable segundo, hubiera bastado para que destruyeran nuestras vidas. Para que me arrebataran de la forma más cruel e injusta a las dos personas que más amaba en este mundo. Yo tenía muy claro mi destino si eso hubiera pasado, no habría podido sobrevivir sin ellos.

 

—Si Eddie no hubiera estado en peligro de morir, no hubiera permitido que esos hombres me tocaran –me dijo de repente mirando a la nada –no al menos estando viva-. Les habría cogido como hubiera podido el arma y me habría pegado un tiro. Nadie más que tú me toca así yo…yo…hubiera preferido morir a permitirlo, pero no hubiera podido hacerlo por Eddie, no mientras él siguiera con vida pues mi deber es protegerle aún a costa mía y sí…si hubiera tenido que elegir entre él y yo…tengo muy claro lo que hubiera hecho… –al escuchar esa desgarradora declaración no pude más que sentir todavía mas amor por esa mujer que era todo para mí.

 

—Lo siento amor…lamento mucho no…estar de acuerdo contigo pero yo…no hubiera podido resistir eso. Entiendo exactamente como te hubieras podido llegar a sentir, cualquier hombre sensible y con tres dedos de frente lo entendería pero…no puedo evitar ser un maldito egoísta porque soy capaz de soportar cualquier cosa que la vida me eche menos...tu muerte…no habría podido seguir sin ti mi amor…te habría ayudado Bella, habríamos salido adelante como buenamente hubiéramos podido pero no puedo admitir la idea de que hubieras muerto…mi mente no…lo asimila como tampoco asimila que hubiera podido hacerlo Eddie.

 

—Lo siento cielo, siento ser una egoísta yo también pero es que…si hay algo peor que la muerte para una mujer es…eso. Y además si Eddie hubiera…y yo siguiera viva yo…tampoco hay nada peor para una madre, por lo menos nada que se me ocurra.

 

—Te entiendo mi amor, no sabes cómo te entiendo –le dije tomándola en mis brazos y dejándola que se desahogase en mi pecho mientras en mi mente se abría paso con desgarradora crueldad la certeza de que de todos modos, si los secuestradores hubieran conseguido llevar a cabo su cruel misión… mi Bella y mi hijo…hubieran muerto –lo hubiéramos tenido que superar entre los dos, hubiera sido muy difícil vida mía pero no nos hubiera quedado otra. Nos habríamos apoyado el uno en el otro y compartido nuestra pena pero…no ha pasado nada amor, estamos aquí…tranquilízate ¿vale? –Bella me estaba empezando a preocupar pues no hilaba una frase coherente, todo eran pensamientos que expresaba en palabras tal y como la venían sin hilar y estaba pensando seriamente en darle un tranquilizante.

 

—Es que le he llevado nueve meses dentro de mí, es mi niño, una parte de ti y de mí, un compendio de los dos, fruto de nuestro amor, los dos lo estábamos esperándolo con ilusión y solo pensar que en un segundo…

 

—Ya…ya…cálmate vida mía no ha pasado nada, Eddie está en su cuna dormido, protegido, a salvo y seguro…cálmate –le decía mientras le acariciaba el pelo y la espalda dejando que se desahogase pues le venía muy bien.

 

—No sabes cuánto te amo –me dijo entre hipidos y sollozos.

 

—Pero sí sé cuanto lo hago yo –le contesté dándole besos en el pelo —ven vamos a dormir amor –le dije cogiéndola al estilo novia después de dejar que se enjuagara la boca. Con ella en mis brazos fui hasta la cama y la deposite suavemente en ella, me recosté a su lado dándole un tierno y profundo beso de buenas noches. Siempre nos dábamos un beso así antes de dormir pero este era especial, en él iba implícita la angustia que sentía de pensar lo que había estado a punto de perder –duerme cielo ya todo pasó le dije acunándola en mis brazos al tiempo que le cantaba una suave melodía, esa que era solo nuestra, de los dos.

 

A eso de las tres de la mañana, Bella se levantó para ir al servicio de nuevo. A pesar de que era costumbre en ella, desde que se había quedado embarazada, hacerlo varias veces en la noche, me quedé esperando por si escuchaba alguna señal de que estaba vomitando de nuevo. Pero no fue así, al rato y después de controlar que Eddie estuviese bien, volvió a meterse conmigo en la cama buscando, como siempre hacía, el calor de mi cuerpo para abrazarme y acurrucarse en mi pecho. Yo le abrí mis brazos con gusto y la atraje hacia mí.

 

—¿Sabes?– le dije haciéndole saber que estaba despierto —una de las cosas que adoro de ti es que cuando te levantas por la noche al servicio, al volver a la cama buscas de nuevo mi cuerpo para acurrucarte junto a mí.

 

—Y yo adoro que tu dormido o despierto abras tus brazos para cobijarme.

 

—Créeme Bella de un modo o de otro sé que no estás en la cama, en cuanto te levantas te extraño y mi mente se despierta de algún modo hasta que vuelves de nuevo a mis brazos –le contesté dándole de nuevo un beso que pronto se volvió más serio, más feroz, era la manera que tenía mi cuerpo y mi mente de hacerme ver que Bella estaba conmigo, que nada les había pasado ni a ella ni a mi bebé. A pesar de saber que no debíamos ir más allá de unos besos y unas caricias debido a la cuarentena, no podía evitar deslizar mi boca por todo su cuerpo haciéndola saber lo adorable, deseable y, sobre todo, necesaria que era para mí y eso es lo que hice, la acaricié con mis labios, lengua y boca, la bese, le provoqué un orgasmo lamiéndole su hinchado clítoris, degusté sus fluidos ansioso de que la época de sequía terminase y pudiese de nuevo hundirme en ella. Bella me devolvió las caricias una por una, con lentitud, sin prisas, chupando y lamiendo todo mi cuerpo, disfrutando de él y yo me dejaba hacer, era algo que necesitábamos después de lo que habíamos pasado. Acarició mi glande con su lengua haciendo lentos y tortuosos círculos hasta que se metió toda mi longitud en su boca lo más hondo que pudo. Yo la acerque más a mí al tiempo que me movía al ritmo de su lengua y dientes suplicando por más hasta que el orgasmo me visitó de una manera feroz descargando en su boca todo mi semen. Ella tragó hasta la última gota limpiando después con su lengua mi miembro, demostrándome así una vez más cuanto me amaba. Estuvimos un buen rato más besándonos y acariciándonos, degustando en nuestras bocas los fluidos de ambos mezclados con nuestras salivas hasta que Eddie nos despertó reclamando su alimento.

 

Al día siguiente nos levantamos de los primeros. Bella después de ducharse conmigo bajó a la cocina a preparar los desayunos. Yo aproveché para llamar a la compañía que nos había hecho la reforma para pedirle que vinieran cuanto antes a pintar y reparar los desperfectos que teníamos. El jefe de la empresa nos dijo que iría al mediodía y no se iría de allí hasta dejarlo todo correcto. Le advertí que sería objeto de un exhaustivo registro por parte de Sam y su equipo así como de los policías que custodiaban nuestra casa, él no puso ninguna pega y lo acepto sin rechistar sabedor de lo que había pasado, pues tal y como había sospechado, éramos noticia de primera plana en todos los telediarios y periódicos de la mañana. Bella sacó un suculento desayuno a todos los que velaban en la puerta de casa por nuestra seguridad, cosa que todos agradecieron pues el café caliente así como los dos termos de la noche les vino muy bien. A pesar de que estábamos en mayo no en vano esto era la sierra madrileña y las noches seguían siendo frías.

 

El teléfono estuvo echando chispas toda la mañana sobre todo provenientes de nuestras compañeros los cuales, naturalmente, se había enterado de todo al verlo publicado en su propio periódico y llamaban muy preocupados a preguntar por nosotros la más afectada fue Ángela pues había desarrollado una amistad especial con mi esposa. Yo redacté un comunicado explicando lo sucedido y diciendo que todos estábamos bien para que lo publicaran. Pasamos el día encerrados en casa sin atrevernos a salir para nada entreteniéndonos con video juegos o viendo películas. Bella no soltaba a su hijo bajo ninguna concepto y yo andaba detrás de ella todo el rato. Rose no estaba en mejor situación. Jacob resultó ser un excelente compañero de juego y Rossie se lo pasó genial con él y eso contribuyó a relajar el ambiente.

 

A eso de las dos del mediodía el detective Morales, encargado del caso se presentó en nuestra casa con una historia de esas para no dormir.

 

Por lo visto los nuevos abogados de Carmen y Elizabeth eran a su vez los letrados favoritos de toda la mafia de Chicago que a su vez contactó con la que disfrutábamos aquí provenientes de la Europa del este para hacer el "encargo". Bien, eso ya lo esperábamos, pero lo más insólito de todo es que fue Tanya quien había llamado a Jacob. Por lo visto se enteró de los planes de Carmen y mi tía en uno de los paseos que las tres solas hacían por el patio de la cárcel. Ella desconocía que habían contactado con Jacob para que les ayudase con su plan, solo conservaba en la memoria su número de móvil de la vez en que ellas mismas habían intentado reclutarle. Pidió llamar por teléfono esgrimiendo su derecho a ponerse en contacto con su abogado. Y fue el abogado en persona quien lo había llamado. Al principio sentí admiración por ella, algo que nunca había sentido en todo el tiempo que la conocía, pero bastó un segundo, solo un segundo para que esa admiración se tornara en lastima, de verdad que esta mujer estaba loca.

 

—Por lo visto fue una forma más de llamar su atención, señor Cullen, estaba convencida de que tras saber que, gracias a su intervención, Bella y el bebé se habían salvado, usted se daría cuenta de lo muy enamorado que estaba de ella y volvería a su lado.

 

Mi Eddie me ama mucho, solo que esa mujer lo tiene cegado, pero verá usted como se da cuenta de lo mucho que me quiere después de esto que voy a hacer por esa zorra –le dijo al agente que la interrogó. Y solo eso bastó para que su condena siguiera como siempre, estaba claro su grado de locura y que era un peligro para nosotros. Hoy nos había salvado pero mañana podría intentar matarnos. Era una mujer inestable y su propio abogado pidió un psiquiatra para que la atendiera.

 

Por otro lado la cabeza de Bella, por decirlo de algún modo, tenía un precio en dólares muy elevado que Carmen y Elizabeth habían puesto por lo que aun no estábamos seguros. Marco, que a pesar de las amenazas aun no había cambiado el testamento desheredándola pues no en vano era su hija, había instado a Laurent para que redactara un nuevo documento haciendo saber al mundo que Elizabeth Vulturi estaba sin un duro. Otra cosa distinta era Carmen que, heredera de toda la fortuna de su familia mas lo que tenía de su propio marido, aun contaba con dinero suficiente para hacerlo. Pero una orden judicial solicitada por Irina y Laurent al juzgado intentaba que ni Carmen ni nadie de su familia, en aras del bien público, dispusieran de ese dinero. Además se iban a poner en contacto con Eleazar para que, a cambio de algún tipo de trato, le negara el acceso a su cuenta. Era una apuesta muy arriesgada y con poca base legal pero algo teníamos que hacer.

 

Y con todo aclarado Emmett decidió volver de nuevo junto a su familia a la que tenía ganas de abrazar y besar. Con él vinieron mis suegros, abuelos, tíos, padres…y el resto de los diablos. Todos juntos otra vez, ¡qué alegría!

 

El encuentro entre Alice y Bella fue muy emocionante pues ambas al verse se abrazaron de tal modo que todos los demás presentes sobrábamos. No en vano se conocían desde hacía mucho tiempo, habían pasado juntas los mejores años de su vida en la universidad protagonizando ambas muchas anécdotas y aventuras algunas más divertidas que otras. Recuerdo que Alice solía contármelas en aquella época en la que mi mente inconsciente prestaba atención pero mi parte terca seguía buscando a esa supuesta mujer perfecta. Luego Bella me había relatado también muchas cosas. Rose en un momento determinado se soltó del férreo abrazo al que la sometía su marido y se unió a Bella y a Alice ya que mi cuñada también tenía toda una historia junto a ellas. Alice sentía un cariño especial por las dos, quería a sus primas, a su madre, a mí. Los dos habíamos pasado juntos también por mucho viviendo con una supuesta madre que nunca nos quiso, pero por Bella sentía algo especial…algo inexplicable…la consideraba esa hermana que siempre quiso tener. Y con Rose le pasaba lo mismo.

 

—No me puedo creer que he estado a punto de perderte hermana –le dijo con lagrimas en los ojos –y a mi sobrino…

 

—Me hubiera matado Alice, sabes que lo hubiera hecho si esos hombres hubieran…si mi niño...

 

—Lo sé —contesto mi hermana ante la mirada cristalina de todos los que la estábamos observando sobre todo de los hombres pues entendíamos como se puede llegar a sentir una mujer y una madre que ha tenido que pasar por eso. Irina y Kate se sumaron a aquel abrazo colectivo pues sabía de sobra que ellas también sentían algo muy fuerte por mi Bella. Mi madre me soltó, ya que me había agarrado de tal forma que parecía imposible que alguien nos pudiera despegar, y fue a unirse a ese abrazo grupal y emotivo. Renée que estaba con mi sobrina y mi hijo en sus brazos llenándolos de besos, también se sumó no sin antes darme a Eddie para que lo cogiera. Poco a poco lo fuimos haciendo toda la familia despertando la curiosidad de todo el que pasaba por delante de nosotros en aquel aeropuerto atestado de gente porque ¡oh sorpresa!, estábamos en el aeropuerto, como no.

 

Otro momento muy emotivo fue el encuentro con Chelsea quien se lanzó a los brazos de Bella llorando como una magdalena. Era increíble también la extraña conexión que se había creado entre estas dos mujeres cuyo comienzo no fue el mejor.

 

—Menos mal que estás bien Bella, menos mal, no puedo creerme lo que ha estado a punto de suceder. Dios Bella si te hubieran hecho algo…si hace tan solo dos meses las dos estábamos hablando de los nombres…de los padrinos…esperando con ilusión y de repente en un solo segundo…

 

—Sabes lo que yo hubiera hecho ¿verdad?

 

—Lo sé de sobra amiga, lo sé porque yo también hubiera hecho lo mismo. Eddie cariño ven aquí, menos mal que estáis bien, no sabes cuánto lamento…

 

—Ya...ya Chelsea –le dije intentando calmarla –todo pasó. Espero que volváis para quedaros.

 

—Eso por supuesto Edward –me dijo Carlos dándome una palmada en el hombro –ya hemos arreglado todo lo necesario.

 

—Estoy deseando que veáis la casa que os hemos comprado, está muy cerca de la de Rose y Emmett así como de la nuestra –le dije mientras veía como Bella tomaba en sus brazos a una de las gemelas, la que según Chels era Isabella porque yo las veía a las dos iguales y a su padre le pasaba lo mismo. En un gesto muy bonito y emotivo mi mujer cogió con el otro brazo a nuestro hijo. Yo tome en brazos a Marie y todos nos hicimos una foto inmortalizando ese hermoso momento.

 

—Seguro que la casa es perfecta, si la ha elegido Bella, será la mejor casa de todas –dijo Chelsea hipando por las lágrimas contenidas un momento después de hacernos la foto.

 

—Y más bonita será cuando entre todas terminemos de decorarla ¿verdad cariño? –le dijeron Renée y Esme quienes sentía algo muy intenso por esta chica que en su día arriesgó su vida para salvar la nuestra y que de nuevo la había vuelto a arriesgar. Chelsea en ese momento termino de perder a una madre a la que nunca tuvo, pero en el proceso había ganado dos.

 

Salimos todos en tropel de aquel aeropuerto a…nuestro estilo…armando escándalo como siempre era habitual en nuestra familia. Y del mismo modo llegamos a casa. Renée se entristeció por la pérdida de los según ella "hermosos" floreros mientras Rose y Bella se miraban de manera cómplice al tiempo que un Emmett desconocido sonreía por lo bajo. Y digo desconocido porque se había mantenido muy callado todo el rato, serio, distante, yo creo que intentando asimilar que en un segundo, solo en un segundo, hubiera podido perder a su hermana, su sobrino, su mujer y su hija.

 

—Todo está muy complicado Edward –dijo Laurent quien nos había puesto al corriente de todos los pasos que habían dado y de cómo estaban las cosas –no se puede juzgar a una persona dos veces por el mismo delito, Carmen y Elizabeth ya lo fueron por intento de asesinato. Eleazar se niega a cooperar y el juez sostiene que es muy difícil que Carmen pueda disponer de su dinero en la cárcel pues se le han quitado las tarjetas de crédito por lo que no nos concede la orden judicial que hemos solicitado. No le entra en la cabeza que ha podido dar un poder a sus abogados para manejarlo por ella. Por su parte Vladimir y Stephan están rozando los límites de la legalidad, de tal manera que aunque se sabe que son los abogados de toda la mafia de Chicago no se puede actuar contra ellos, no han hecho nada ilegal y en caso de que lo hicieran pronto tendrían a una legión de otros compañeros defendiéndolos. Estamos con las manos atadas…tanto la firma, como Irina y yo no sabemos que mas hacer.

 

—De momento –dijo mi abuelo Marco muy serio –solicitar que permanezcan incomunicadas y que debido a la gravedad de la situación no se les permita entrar a los abogados ya que, aunque no se puede probar nada, están bajo sospecha. Y en segundo lugar vallamos donde vallamos me temo que todos debemos llevar guardaespaldas. Emmett ya sé que los que tenéis aquí en Madrid los has contratado tu y de hecho son muy buenos pero si alguna vez, y esto va para los cuatro, tenéis problemas para pagarlos solo me lo decís…se trata de mi familia nada será bastante para daros ¿quedó claro?

 

—Lo mismo digo –añadió mi otro abuelo al que se le notaba un cierto rastro de miedo en la voz y el rostro.

 

—Se trata de mi familia –les dije a los dos y con ella no se juega…si necesito ayuda no dudéis que os la pediré.

 

—Bueno pues… ya que no podemos hacer otra cosa…porque no nos relajamos y…hablamos de algo más…no sé…¿agradable? –dijo Sulpicia mirando a su hija mayor con una sonrisa.

 

—Chicos —dijo Kate de pronto atrayendo la atención de todos pero dirigiéndose a nosotros, a Chelsea y Carlos –tengo algo que deciros…—vaya por fin íbamos a desvelar el secreto de Kate.

 

—Somos todo oídos Kate –dijo Esme sonriéndola de manera cómplice. Mientras que Alice e Irina miraban de mala forma a sus parejas.

 

—Bueno pues…que dentro de unos nueve meses Eddie y las gemelas van a tener un primo con quien jugar –dijo con una mirada radiante de alegría y los cuatro a la vez nos levantamos a felicitar a la feliz pareja. Todos celebrábamos el hecho de que a pesar de todo lo que nos estaba pasando la vida se abría camino ella sola, sin llamar ni pedir permiso solo decidía venir y lo hacía.

 

—Desde luego…que mundo más injusto –dijo de pronto una enfurruñada Alice dejándonos con la boca abierta –perdona prima ya sabes que me encanta saber que vas a tener un bebé peo si algunos de aquí se decidieran a…lo que tienen que decidirse…a lo mejor…yo también… -añadió frunciendo el ceño y cruzándose de brazos

 

—Eso –confirmó Irina –y todos estábamos expectantes mirando a Jasper y Laurent. Desde luego nadie mejor que ellas para relajar el ambiente.

 

—Sois únicas las dos –contestó Jasper muy enfadado –un caso único digno de estudio. Vosotras solitas os pintáis para joder una sorpresa.

 

—¿Joder una sorpresa?, ¿y cómo vamos a saber nosotras que nos teníais una sorpresa?, sino lo decís…

 

—Mi querida Alice si te lo dijera ya no sería una sorpresa…

 

—También es verdad…

 

Y allí estábamos todos reunidos en mi salón, una familia que a pesar de todos sus defectos permanecía unida en lo bueno y en lo malo por los lazos más inquebrantables que nunca existieron… los del amor incondicional. Después de todo lo que había pasado nos necesitábamos unos a otros, necesitábamos estar juntos, apoyándonos. Puede que los diablos fueran entrometidos y a veces exasperantes, que mis tíos fueran muy peculiares al igual que Renée que nos volvía a todos locos con sus ocurrencias, pero éramos una familia y nos protegíamos unos a otros.

 

Capítulo 25: Isabella y Marie van a tener a Edward Capítulo 27: Antojos Made in Spain y la teoria de los planetas

 


 


 
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