UNA CITA CASI A CIEGAS

Autor: AlienaCullen
Género: Romance
Fecha Creación: 07/04/2012
Fecha Actualización: 23/02/2013
Finalizado: SI
Votos: 17
Comentarios: 105
Visitas: 76747
Capítulos: 29

Bella Swan nunca pensó que por acceder a regañadientes a los ruegos de su amiga, pasaría un día tan maravillosamente increíble junto a un hombre insaciable.

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Capítulo 2: ¿Mi mujer perfecta?

 

DISCLAIMER: NInguno de los personajes que aparecen en esta hstoria me pertenecen, son propiedad exclusiva de S.Meyer, yo solo juego con ellos.

 

 Capítulo 2: ¿Mi mujer perfecta?

 

Edward Pov

 

Definitivamente me había enamorado, pensaba con una sonrisa de oreja a oreja puesta en la cara, mientras me dirigía a esa habitación de hotel que había sido testigo del sexo mas espectacular que había tenido en mi vida, de la más lujuriosa y asombrosa pasión. Yo normalmente no era así, necesitaba conocer antes a la persona para intimar de esa forma con ella, pero su cuerpo me llamaba como una sirena a un marinero y mi cuerpo la necesitaba como se necesita el agua después de haber estado vagando por el desierto. Isabella Marie Swan aparte de ser la lujuria echa mujer, era aquella que yo había estado buscando todo este tiempo, mi mujer perfecta.

 Cuando subió a aquel autobús la reconocí de inmediato y no solo porque me conocía su cara de memoria gracias a  la foto que llevaba, sino también porque Alice ya me había avisado y hablado de  esa torpeza innata en ella y ese poco equilibrio que tenía cuando iba de pie en algún medio de transporte. Por eso cuando la vi subir, inconscientemente fui directamente a ayudarla, sonriendo para mis adentros  al verla haciendo malabarismos para no caerse. Alice también me había contado infinidad de anécdotas protagonizadas por ella y su falta de  equilibrio en los autobuses y en el metro y observé  divertido que mi hermana no exageraba ni un poquito. Entonces me di cuenta, no más que eso,  fui totalmente consciente,  de que esa  torpeza que en otra mujer  me hubiera parecido exasperante y ridícula  en ella me parecía sexy y encantadora,  siempre me lo había parecido y me divertía mucho cuando Alice me lo relataba.

Realmente había sido una buena idea tomar la decisión de venir a España.

No podría describir con exactitud lo que sentí cuando al ir a sujetarla para que no se cayese se había aferrado a esa parte de mi anatomía que había despertado en el acto,  como si su mano fuera un poderoso imán capaz de poner en estado de alerta mi virilidad. Podría pensarse que su agarre me había dolido pero, muy lejos de eso, lo que sentí fue mi miembro crecer de forma espectacular mientras una corriente eléctrica me atravesaba de arriba abajo.

Definitivamente tendría que agradecerle a Alice que se hubiera dejado “olvidada por casualidad” aquella foto  en mi habitación, foto que al verla había sido el detonante de todo.

 

Mi mente vago entonces a los sucesos acaecidos hacia apenas unos tres días…

 

Flashback

 

Como ya venía siendo costumbre desde hacía unos meses, salí de casa aquella mañana dando un fuerte y gran portazo. Un día con tanto golpe sería capaz no solo de sacar la puerta de sus goznes, sino de causar un desastre ecológico en una perfecta imitación de aquella ardilla famosa de esa serie de películas infantiles que tanto les gustaban a mi hermana y a mis primas*. Definitivamente mi madre estaba loca y Tanya también y lo malo del caso es que estaban arrastrando en su locura a todo el que podían.

 

Llegué a las oficinas del periódico en un tiempo record, a este paso un día tendría un lamentable encuentro con otro vehículo, con alguna valla o algún  pobre árbol que tuviese la osadía de cruzarse en mi camino ¿Por qué siempre tenían que ponerse todos los coches, vayas o árboles en el medio del camino de los pobres conductores malhumorados o con prisas? Yo generalmente no era así. Tenía un carácter bromista, alegre y risueño pero también un pronto de mil diablos y mi madre y Tanya eran expertas en sacar esa faceta de mí carácter.

 

Cuando llegué a  la redacción del periódico, me quedé pasmado  al ver que todos me miraban sonrientes  y algunos incluso me felicitaban por algo con una sonrisa socarrona en la cara pero,  ¿por qué?, ¿sería el día del tonto?  Entré en mi despacho totalmente alucinado, sin apenas saludar a nadie y me puse a revisar la última crónica que Jacob Black nuestro reportero destacado en Madrid había mandado. Tenía que darla el visto bueno para enviarla a edición. Era una  crónica sobre los sucesos acaecidos en Madrid en el día 15 de Mayo con motivo de unas elecciones autonómicas que se iban a celebrar, pero estaba tan mal redactada y escrita que más me valdría entrar en google  para enterarme mejor.  Definitivamente este Jacob era un inútil escribiendo y recabando datos, tendría que hablar con mi padre sobre la posibilidad de sustituirle.

 

De repente,  la puerta se abrió dejando paso a Tisifone*, una de las famosas furias mitológicas,  reencarnada en el pequeño cuerpo de mi hermana Alice. Su pelo moreno y corto, habitualmente con las puntas hacia arriba, parecía que había sido enchufado a alguna especie de máquina invisible de lo erizado que lo llevaba, más que la encarnación de Tisifone *parecía Medusa* en persona. Sus ojos parecían rayos laser que pretendían  desintegrarme  y toda ella presagiaba tormenta. Tragué en seco al verla así, ¿qué diablos le habría hecho?

 Por culpa del descomunal susto pegué un involuntario brinco en mi silla y la taza de café que tenía en la mano se me derramó yendo a parar directamente a cierta parte de mi anatomía que se resintió en seguida ya que acostumbraba a tomar ese droga legal y  liquida muy caliente. ¿Por qué siempre que derramas un líquido caliente va a  parar a esa zona? Como si no hubiera más partes en el cuerpo, digo yo.

—¿Que te he hecho ahora hermana? –le pregunté mientras bailaba una extraña danza ritual muy parecida a la que baila un brujo de una tribu cualquiera para convocar la  lluvia,  con una mano puesta en salva sea la parte , mientras que con la otra intentaba  alcanzar un trapo para limpiarme. Trapo que, muy “amablemente”, nótese el sarcasmo, mi hermana me facilitó dándome  una mirada de impaciencia por mi extraño baile, tan penetrante que si hubiera tenido el poder de desintegrar yo ya sería hombre muerto y chamuscado.

—No será esto verdad –ladró más que preguntó lanzándome un ejemplar de la edición matutina  de nuestro periódico a la cara —mira en las Páginas de Sociedad…

—cogí el ejemplar como pude ya que solo tenía una mano, la otra seguía en su postura anterior intentando secarme y mitigar el escozor y Alice no me ayudaba con su mirada de impaciencia. Puse  el periódico encima de la mesa y lo abrí por la sección que me indicaba, busqué, leí, y Alecto, la segunda  de las furias reencarnada esta vez en mi propio cuerpo, se apoderó de mí. Cogí el teléfono interior  y cuando mi padre descolgó, le exigí más que le pedí que viniera inmediatamente. Salí de  mi despacho    seguido por mi hermana, con una expresión y unas maneras que todo el mundo se quitaba corriendo de mi camino con esa característica  expresión de: hoy Cullen viene en modo Mr. Hyde.

—Mike  –ladré mas grité al pobre becario que había entrado a trabajar hacia escasamente una semana –prepara por favor un comunicado de prensa desmintiendo la noticia que, como ya sabréis, ha sido publicada en la edición de esta mañana en relación a mi compromiso y próxima boda con Tanya Denali. Quiero que quede muy claro que es mentira y que no existe tal compromiso y, que por supuesto no habrá tal boda.

—Si Señor Cullen –me contestó el chaval y yo rodé los ojos ¿cuántas veces le tendría que decir a todo el mundo que me llamaran Edward?,  por muy hijo que fuera del dueño del periódico yo quería ser para ellos un compañero más. Claro que con estas muestras de mal genio, más bien parecía el ogro de las Judías Mágicas que un chico normal y corriente. Volvía de nuevo a mi  despacho  con mi hermana  detrás de mí, cuando me tropecé con Ángela, otra de las becarias,  que al verme con esa expresión se asustó. Ella se echó hacia la izquierda para dejarme pasar pero mira tú por dónde, Alice y yo  tuvimos la misma idea, y así los tres comenzamos un estúpido y ridículo  baile que nada tenía que envidiar a los que se solían bailar en la Edad Media y así estuvimos danzando tontamente durante un tiempo que me pareció interminable. Si nosotros íbamos a la  derecha, Ángela nos seguía, si íbamos hacia la izquierda, ella nos perseguía, seguro que si nos lo proponemos, esos movimientos tan sincronizados no nos hubieran salido así de bien.

 

—A ver, quédate quieta ahí, que ya pasamos  por este otro lado –le dije impaciente tomándola por los hombros  y siguiendo mi camino  a toda velocidad , con mi hermana  dando saltitos detrás de mí, costumbre que a veces, y esta era una de esas veces, me mareaba ¿cómo podría aguantar Jasper todo el tiempo así?

—Papá…  —dije sorprendió de encontrarle en mi despacho. Ni siquiera le había visto llegar

 —Buenos días a ti también, ¿qué se te ofrece?, a juzgar por el escándalo que estás armando ahí fuera debe ser algo muy serio. Alice que raro verte por aquí, ¿no te echan de menos en tu empresa cariño? –dijo  con su habitual sarcasmo.

—¿Has autorizado tu esto? –le pregunté señalando el periódico que había dejado encima de mi mesa, abierto por la pagina donde estaba publicada la insultante nota.

—Tu madre llamó esta mañana asegurando que estabas totalmente de acuerdo,  que lo había hablado ya contigo. Yo no estaba muy convencido, intente llamarte pero tú como siempre llevas el móvil para hacer bulto en el bolsillo. Volví a llamar a tu madre para asegurarme y en fin… ya sabes cómo es Elizabeth.

—Y claro, tú te lo has creído.

—Ayer por la noche cuando me llamaron por teléfono parecías de acuerdo con ello y…

—Cuando fuiste a atender esa llamada, les dije muy claro que yo no estaba de acuerdo en anunciar nada —le contesté –les advertí muy serio  que no se las ocurriera, pero como siempre entre las dos hicieron lo que les dio la gana. Ella puede que me quiera padre,  pero yo no,  es más  desprecio a esa mujer, es fría y  calculadora. ¿Qué parte no entiende aun mi madre por favor? –pregunté desesperado…

—No tienes por qué preocuparte tanto si es mentira,  solo tienes que desmentir la noticia como ya he oído que vas a hacer, pero por favor no te comas a mis becarios en el proceso que no tengo más –dijo mi padre como si la cosa no tuviera más importancia  —yo también pienso que es otra de las muchas locuras de tu madre y de Tanya,  y estoy empezando a pensar seriamente en que esa cercanía con la hija de mi primo no es nada beneficiosa. Pero no  juzgues a tu madre hijo, el problema  es que ella está preocupada por ti.  Alice ya tiene pareja y muy pronto se casará, tu prima Kate está casada y feliz e Irina muy pronto lo hará. A tu madre le gustaría que nuestro hijo se casase también  y fuera feliz, el asunto es que se ha fijado en la mujer incorrecta. A mí tampoco me gusta Tanya como esposa para ti y esta mañana cuando llamó tu madre diciendo que estabas de acuerdo…ya te digo que te llamé por teléfono pero como siempre tu llevas ese aparato de adorno en el bolsillo… así que al no obtener respuesta decidí dar la autorización para publicarlo ya que en realidad no sucede nada, si no es cierto se desmiente y ya está, problema resuelto. Edward hijo la verdad es que  no creo que con tu forma de ser y tu carácter ella pudiera hacerte feliz. No es mala chica pero…, tienes que aprender a enfrentarte a tu madre ¿por qué no las demostraste tu desacuerdo ayer  en vez de venir a decírmelo a mí?

—Ya te he dicho que cuando fuiste a contestar al teléfono le deje bien clara mi postura, pero como siempre ellas no me escucharon. ¿Qué parte de estoy esperando a la mujer perfecta no entendéis ninguno?

—Bueno —me contestó Alice ya te embarcaste en la búsqueda de esa mujer perfecta y creo que has fracasado. Vamos hermanito despierta un poco a la realidad.  Ella, es una mujer a  la que has idealizado en tu mente, ni siquiera la conoces, no sabes quien es ni que existe, no es hora ya de que dejes esa tontería infantil y sientes la cabeza con una mujer de verdad y dejes de perseguir un sueño. Por supuesto no con  Tanya, eso está fuera de discusión  pero en el mundo real existen muchas mujeres más o menos guapas  que estoy segura darán el perfil de esa mujer que buscas, mi amiga de España por…

—Nunca  —respondí tajante aunque arrepentido por haber interrumpido eso que fuera a decir sobre esa amiga que tenía en España, yo y mi maldito pronto,  ahora nunca sabré que quería decirme sobre ella…—nunca dejaré de buscarla, tengo que... papá, Alice, se que Ella está ahí fuera, en algún lugar, esperándome.

—Sí hijo sí –contesto mi padre pacientemente con un tonito que me molestó un poco ya que me pareció que me estaba dando la razón como se hace con un niño caprichoso o con un loco—. Mira me parece  una locura esa obsesión por buscar a una mujer idealizada en tu cabeza, pero el caso es que no estás enamorado de Tanya y no creo que debas embarcarte en un matrimonio condenado al fracaso desde el primer momento. No hagas caso de tu madre, Edward, y sigue buscando hijo.

—¿Así tan fácil? – Le pregunte perplejo por lo que acaba de oír. Pero mama…. —empecé a decirle

—A esa déjala de mi cuenta. Edward…

Había tocado fondo y lo sabía.  Pero ni siendo niña podía soportar a esa mujer. Recuerdo que me encerraba en mi cuarto cuando sabía que venían solo por no aguantarla e intentaba escabullirme por la ventana de la habitación trepando por el árbol que tenía cerca. Que le pregunten a mi fémur lo gracioso que resulta aterrizar de golpe en el suelo porque en ese momento  una rama del árbol decidió que llevaba mucho tiempo adherida al tronco. Pero por más que trataba de esquivarla, mi madre siempre me obligaba a salir y estar con ella.  

Desde que cumplí  la mayoría de edad, había estado evitando esa relación  y a esa mujer. Había intentado hasta la saciedad, hacerla entender que para mí ella no era nada, que no la amaba que ni siquiera me gustaba, pero me ignoraba, siempre me ignoraba. Soltaba una risita seductora, pasaba una mano por mi pecho y me decía: “No hay peor ciego que el que no quiere ver cariño”, y se marchaba dejándome con la palabra en la boca. 

 Me había pasado casi toda la vida, desde que tenía uso de razón,   buscando a mi mujer perfecta, a mi complemento. Pero no la había encontrado. Por supuesto Tanya, que se había autoproclamado sin que yo pudiera evitarlo, como mi novia formal, ante los medios y la sociedad desde el día de mi graduación  hubiera sido un problema.  Pero eso no me hubiera impedido luchar contra cielo y tierra si  la hubiera encontrado. ¿Dónde estaría?,  ¿dónde estaría aquella hermosa, maravillosa y seductora mujer sin rostro que mi mente había idealizado?,  ¿sin rostro? me preguntó mi propio subconsciente que escuchaba atento las explicaciones de Alice sobre esa amiga española. Vale, vale me contesté  a mi mismo recordando en ese momento esa foto que desde hacía meses llevaba siempre en mi cartera, aquella que mi hermana había olvidado “por casualidad” en mi habitación. Lo cierto es que mi subconsciente ya le había puesto rostro a esa mujer desde ese día, pero mi mente racional se negaba a reconocerlo.

Pero el motivo de mi actual estado de ánimo, lo tenían los sucesos acaecidos  ayer mismo cuando en medio de la cena, a la que por supuesto Tanya había sido invitada, mi madre me dijo que ya era hora de sentar la cabeza y formalizar nuestra ficticia relación . Es más me sugirió que podríamos anunciar nuestro compromiso en  la fiesta que íbamos a dar para celebrar su cumpleaños. Tanya por supuesto se puso como loca  intentando animarme a hacerlo así que me toco discutir con las dos y al final me fui  de casa dando un portazo como ya era costumbre en mí. Un día de estos las paredes de alrededor de  la puerta  se resquebrajarían causando el derrumbe total de la mansión.

Me había pasado toda la noche en la calle y había vuelto a casa, solo para ducharme, cambiarme de ropa y escuchar el consabido sermón de mi madre.

— ¿Qué puedo hacer? –les pregunté  desesperado, tenía que parar a mi madre y a Tanya antes de que siguieran con esta locura, Era consciente de que estaba persiguiendo un sueño, pero jamás me casaría con una mujer de la que no estaba enamorado, así tuviera que estar soltero toda la vida. Yo solo quería casarme con alguien y ese alguien era mi mujer perfecta…

 —No será verdad esto que acabo de leer —me preguntó Megera, la furia que faltaba,  reencarnada ahora en el cuerpo de mi tía Esme,  la cual había entrado en mi despacho al estilo de todas las mujeres de mi familia, sin llamar y como un elefante en una cacharrería. La miré a la cara y me asusté…

—Tranquila tía –le dije intentando calmarla — no pienso casarme ni con Tanya ni con nadie yo...,

 —Pues menos mal, por un momento llegué a pensar que nos ibas a meter a un vampiro chupa fortunas  en la familia—. Me respondió  con un claro gesto de alivio aunque todavía había enfado en su voz. Y todos nos echamos  a reír destensando un poco el ambiente.  Mi tía  nunca le ocultaba a nadie su animadversión por Tanya y eso le había causado muchos problemas con mi madre, su hermana.

—Edward hijo, ya es hora de que le plantes cara a tu madre –me dijo mi tía con ese tono maternal que yo adoraba y echaba de menos en mi propia madre  –no puedes seguir permitiendo que controle tu vida de esta manera.

—Ya sé que nunca me he enfrentado a mamá  –empecé a explicar mirándolos, a los tres, no sé, creo que le debo un respeto y por eso siempre acabo haciendo lo que dice, o quizás es por miedo, pero alguna vez tenía que ser la primera y esta vez se ha pasado no solo un pueblo sino un país entero.

—Hablando de países —me dijo mi hermana volviendo al tema —como te estaba intentando decir antes, ¿recuerdas mi viaje a España de la semana pasada? —me preguntó

—Alice no tengo tiempo para tus acertijos —le contesté con impaciencia pero era una impaciencia algo fingida pues cada vez que me hablaba de esa amiga suya que tenía en España, mi subconsciente cobraba vida propia y se rebelaba contra mi mente obligándola a  poner atención a lo que mi hermana me contaba. Sí, sin lugar a dudas, esa mujer despertaba mi interés y no solo desde que había visto su cara en esa foto sino desde mucho antes, no entiendo muy bien por qué,  pero lo despertaba, pero mi cabezonería de buscar a mi mujer perfecta,  me impedía reconocerlo…

 —No es ningún acertijo hermanito solo te estaba diciendo que como ya sabes allí tengo unos buenos amigos que te acogerían gustosos en su casa una temporada. Creo que te conviene poner tierra de por medio Edward y mi amiga Bella es…

—Alice la dije en tono fingidamente  cansado  pues a pesar de mi indiferencia tenía interés en lo que me quería decir, pero había que disimular ¿ o no?. —te agradezco el ofrecimiento pero sabes de sobra  que no me gustan las citas a ciegas, yo…

—No sería exactamente una cita a ciegas, ni siquiera seria una cita. Edward te he hablado tanto de ella que la conoces también como yo ya que en cuanto la mencionó dejas de hacer todo lo que estás haciendo para prestarme atención y no me lo niegues Edward, no puedes negármelo,  puede que no te des cuenta de que lo  haces pero el caso es que lo haces, yo solo digo que le des una oportunidad, ella es una buena chica, dulce, cariñosa…

—Alice… —le corté nervioso y sintiéndome pillado en una travesura ¿es que a esta mujer no se le escaparía nunca nada?

—Vale, vale, ya me callo –dijo saliendo del despacho seguida de mi tía y de mi padre. Qué raro, había claudicado muy pronto, yo esperaba que defendiese un poco mas su punto de vista y que mi tía le echase un cable, no sé porque pero me sentí un poco decepcionado con esa rara aptitud.

Cuando me quede solo, inconscientemente mi mano se fue hacia la cartera donde tenía guardada su foto. Como siempre, algo se removió dentro de mí y se concentró en cierta parte de mi anatomía que provoco una estrechez instantánea de mis pantalones,  ¿cómo podía ser posible que  mi cuerpo despertara de esa forma al ver aquella foto?, sus profundos ojos castaños me llamaban, juro que me llamaban. Tenía un rostro agradable que derrochaba sexualidad, su cabello era precioso, su boca… ¿Y si fuera ella mi mujer perfecta?, ¿sería posible que mi búsqueda hubiera terminado? Y siguiendo un extraño impulso, salí de mi despacho dando mi consabido portazo provocando que toda la redacción diera un respingo y a James otro de los becarios se le cayera el café encima del teclado, un hombre con suerte sí señor. Fui en busca de mi hermana y mi tía que, seguramente, estaban metidas en el despacho de esta última cotilleando o maquinando algo. Mi decisión estaba tomada. Me iría a España y averiguaría de una vez por todas que tenía esa mujer que con solo ver su imagen o escuchar hablar de ella,  despertaba en mí todas esas emociones.

De acuerdo  Alice –dije entrando al despacho de mi tía al más puro estilo Cullen, sin llamar, sobresaltando a las dos conspiradoras que a saber que estarían  tramando ahora pues no me paso desapercibida la mirada de complicidad que se dieron entre las dos, pero no tenía tiempo de analizarla –tu ganas hermana, me voy a España —repetía sin parar mientras cogía el teléfono.

—¿Qué haces?— preguntó mi tía.

—Llamo al aeropuerto para que me reserven un vuelo directo  a  Madrid. Me voy,   voy a seguir tu consejo, Alice. Solo necesito un plan, Alice, una excusa para presentarme allí y…

—Ya lo hemos hecho nosotras— me contestó Alice – El plan es el siguiente. Yo llamo a mi amiga y la cuento que estás haciendo un reportaje sobre España y sus costumbres y que necesitas su ayuda, ya sabes, que te guie por la ciudad, que te la enseñe, en fin y una vez allí lo demás es cosa tuya hermanito…

—Alice, eres un diablillo perverso, entrometido y…  –y al ver la cara de triunfo que tenían aquellos dos demonios con forma de mujer lo supe con certeza. Mi hermana no se había olvidado por casualidad aquella foto en mi habitación y mi tía Esme estaba en el ajo ¿no se suponía que como adulta debería ser la más seria de las dos? Si hasta mi prima Kate era más madura que ella. Un momento, ¿mi prima Kate una mujer madura? Bahhh si seguramente Irina y ella también formarían parte de la operación “ayudemos a Edward a encontrar a su mujer perfecta”

—Soy Edward Cullen— ladré más que hablé cuando la pobre mujer encargada de las reservas me contestó el teléfono y sinceramente me dio un poco de lastima pero es que estaba muy alterado —quiero reservar si es posible un vuelo directo a Madrid para mañana por la mañana o para  hoy por la tarde. Sí, si Madrid en España, respondí impaciente…

—Un momento Sr. Cullen— dijo la pobre muchacha bastante atemorizada.

—Esme —dijo Carlisle entrando en ese momento al despacho de mi tía— este articulo que  me has dejado es fenomenal, quiero que lo publiques inmediatamente y… Edward hijo ¿qué haces aquí? voy a tener que ordenar que trasladen el despacho a la oficina de tu tía y lo mismo para ti Alice a lo mejor en tu empresa no les importa que diseñes desde aquí. Perdón, se me olvidaba, tu eres la dueña y claro uno de los privilegios de la dueña es estar conspirando en el despacho de su tía en vez de estar diseñando en el suyo propio.

— Viajaré a Madrid— le dije sin vacilar ignorando su sarcasmo –La he encontrado padre, es Ella, la mujer que he estado buscando, esa mujer que según vosotros no existía, pues ¿ves como si existe? Es Ella padre y me voy…

—Para  para hijo que me estas mareando ¿de qué mujer hablas?

—Bella –le dije armándome de paciencia –la amiga de Alice. Ella es Ella,  es la mujer que he estado buscando.

—Definitivamente hijo estás como una cabra, pero si es tu voluntad vete a buscar a esa Bella que según tú es  Ella –me contestó un poco confundido por el extraño juego de palabras.

—Edward —dijo mi hermana apuntándome con el dedo en el pecho y con la determinación  escrita en la cara — es mi mejor amiga, es una muchacha muy frágil y dulce, te advierto que como la hagas daño yo….

—¿Tu qué…?— la mire alzando una ceja —Alice ¿por qué primero me la pones hasta en la sopa y luego me dices esto?

—Porque te veo muy decidido y aunque la verdad esperaba que actuaras así, yo… bueno tengo un poco de miedo a que no resulte, a que luego cuando la conozcas te desengañes. Edward no es la primera vez que te has lanzado en picado y luego….

—Alice, no la haré daño, te lo juro, voy la conozco y conforme lo que sienta al verla actúo ¿oK?

—Vale –me dijo mas animada.

—¿Sí? –    le conteste a la pobre mujer del teléfono intentando poner una voz más amable –para esta tarde a las siete. Ok gracias señorita, resérvelos por favor, le dicto mis datos.  Me voy a casa a hacer mi equipaje –les dije  una vez que hube colgado el teléfono-. Tía Esme, ¿querrás hacer el favor de revisar por mí la crónica de Black? Y… Papá mientras estoy en Madrid aprovecharé para hacer un reportaje sobre no se qué tema, que te lo cuenten Alice o la tía que están más enteradas que yo… —dije mirándolas con gesto acusador.

—¿A dónde piensas ir?— dijo una conocida y estridente voz chillona con el pomo de la puerta del despacho en la mano. Oh no, lo que me faltaba Cruela de Vil en persona…

—Me voy a España por un asunto particular —le contesté mirándola a la cara un segundo, un solo segundo y solo eso me bastó para pegar un respingo del susto. Iba tan maquillada y pintada que no podía ni gesticular porque si lo hacía seguro que le resquebrajaría  la cara, parecía un cuadro impresionista o  de esos abstractos que es difícil de interpretar hasta para el mismo artista,   la puerta de un prostíbulo barato lucia mejor que ella ¡por dios, si solo la faltaba un cartel con el precio!, ¿es que Carmen o Eleazar no la veían salir de casa? A este paso se le caería la cara a trozos antes de cumplir los treinta. Y la ropa que llevaba puesta, ufff mejor no hablar del modelito, no sabía yo que cierto tipo de colores combinasen tan…sumamente mal.

— Pero…la fiesta de cumpleaños de tu madre...el anuncio de nuestro compromiso.

—Tanya —le dije armándome de paciencia e intentando no reírme cada vez que  miraba su “decorada cara” y su espantosa ropa, mi hermana y mi tía estaban destripándose de la risa con la cabeza apoyada la una en la otra  de rodillas en el suelo simulando que buscaban algo que supuestamente se les había caído. Esas dos no perdían la oportunidad desde luego. Pero lo mas gracioso era ver a mi padre escondido tras unos papeles que tenía en la mano  y con unos curiosos espasmos sacudiéndole el cuerpo  —no habrá anuncio de nuestro compromiso. Yo mismo he mandado que desmientan la noticia ¿cuántas veces te tendré que decir que yo no te quiero, que no quiero tener un futuro contigo?

—Eso lo dices con la boca pequeña Eddie —dijo acercándose a mí peligrosamente. Yo me aparte como si fuera la peste dándome con el pico de la mesa en ese famoso sitio en donde según se decía la espalda pierde su nombre, como siempre ¿es que no había más lugares en el cuerpo?

—Tengo que ir a hacer la maleta a mi casa lo siento Tanya. Y salí de ese despacho dejándola con la palabra en la boca y a la merced de esas dos furias mitológicas reencarnadas en mi tía y hermana y con mi pobre padre lidiando con las tres.

—Jessica –cancela todos mis compromisos por tiempo indefinido –le dije a mi secretaria rodando los ojos de impaciencia ante la forma en que me miraba, como esta mujer siguiera así me iba a desgastar. Cuando volviera de España tendría que pedirle a mi tía que me la cambiara por Lauren… no, mejor no, mala idea Cullen, muy mala idea.

Entré en mi despacho y me lo encontré invadido por mi hermana que hablaba con alguien al teléfono ¿cómo se las había ingeniado para llegar antes que yo? ya sabía que la presencia de Tanya la hacía salir corriendo de donde estuviese pero ¿tan rápido? joder, ni que fuera un vampiro.

— Si quiero reservar una suite por favor a nombre de Edward Cullen —la mire con agradecimiento —ni siquiera se me había ocurrido pensar en eso…

— Hay hermanito…si no fuera por mí. Llamaré a Bella desde mi despacho esta tarde para quedar con ella luego te doy los detalles. Es mejor que de momento te alojes en un hotel, luego si las cosas salen bien… estoy segura de que mi amiga en persona te ofrecerá su casa. Y márchate ya Edward o perderás el vuelo –le di un beso de despedida en la cara y salí de ese despacho como alma que lleva al diablo, es decir, corriendo para evitar que la Mujer Pintada me interceptara de nuevo ya que no sabía su ubicación exacta dentro de la empresa.

Cuando entré por la puerta de la gran Mansión Cullen, todo estaba en silencio. Genial, posiblemente mi madre estaría de compras pero como si hubiera  mentado al diablo…

—Tu padre me ha contado que  te vas a  España en un viaje de negocios,  ¿es que no puedes esperar a que pase mi fiesta de cumpleaños?— me dijo sin siquiera saludar nada más abrir la puerta.

—No madre –le contesté intentando no discutir de nuevo —no puedo esperar el trabajo no entiende de ciertas cosas.

—Pero Edward es el anuncio de tu compromiso tienes que estar ahí…es importante—me dijo autoritaria.

—Ya desmentí esa noticia –le dije retrocediendo involuntariamente ante la mirada de furia que me echó, pero esta vez no iba a amilanarme—, ¿qué parte de no hay ningún compromiso que anunciar no has entendido madre? NO ME QUIERO CASAR, NO AMO A TANYA —le dije enfatizando las dos frases  —¿te queda claro?

—¡Estás loco!— me chilló— no puedes hacer eso. Todo el mundo sabe ya que lo vamos a anunciar— ante semejante confesión me la quedé mirando con una ferocidad increíble, ¿cómo se había atrevido?, ¿qué no tenía suficiente con anunciarlo en el periódico?— pero no se amilanó ante mi expresión—.  ¿Tú sabes en la posición que vas a dejar a la pobre chica si lo haces? Edward la prensa la despellejara a ella y toda la familia se verá implicada. Tienes que cumplir Edward y no hay más que hablar.

— En primer lugar—le  respondí furioso —¿cumplir con qué?,  ¿con un compromiso que yo no he buscado? Ya estoy harto madre de hacer siempre lo que te dé la gana a ti.  Y en segundo lugar, no la quiero madre, no estoy enamorado de ella ¿entiendes?

—Bueno yo tampoco de tu padre cuando me casé ¿y eso que importa? es un matrimonio que beneficiara a las dos familias —dijo con una frialdad que helaba hasta al propio frío.

—¿Beneficiar?—le pregunté —solo te preocupa eso ¿no es así? el beneficio. No te importa si tu hijo es feliz o no, nunca te hemos importado ni Alice ni yo. Solo te importa una persona y esa es Elizabeth Cullen. A veces me pregunto porque mi padre te eligió a ti en vez de a la tía. Pero tras lo que acabo de escuchar ahora me explico porque  papá es tan desdichado e infeliz. Un matrimonio sin  amor solo trae desgracias madre, no estoy dispuesto a vivir una vida fría, artificial, sin sentido, como la tuya y la de mi padre.

— Edward —dijo mi madre suavizando el tono—,  ahora sí que me daba verdadero miedo —aprenderás a quererla cariño, eso viene con el tiempo. Tanya es una buenísima mujer y un gran partido su familia…

—Tanya es una arpía sin  corazón que solo busca mi dinero madre —la chillé de una forma brutal. Nunca había hablado a mi madre así, sabía que quizás la estaba faltando al respeto pero me daba igual.

Le dejé hablar sin hacerla caso y me puse a hacer las maletas, metiendo en ella casi toda mi ropa. No sabía por cuánto tiempo iba a estar allí, así que prácticamente estaba dejando vacío mi armario. Sí, sí, respondí mentalmente a una imaginaria Alice ya sé que en España hay uno centros comerciales buenísimos pero no todos somos unos obsesos de las compras como tú.

Salí por la  puerta cerrándola de un golpe y dejando a mi madre  con la palabra en la boca. Ya haría tiempo en el aeropuerto, cualquier cosa era mejor que estar en esa casa, aguantando a esa mujer que se llama mi madre ufff suspiré repitiendo mi pregunta mental,  ¿por qué mi padre no se casaría con Esme? A veces cuando se miraban entre ellos me daba la impresión que…

 

Fin del flashback

Me levanté de la cama, desechando por un momento esos recuerdos y entré en el baño a refrescarme un poco. Cuando salí,  encendí mi portátil y conecte mi cámara para poder ver esas fotos que   la había sacado aquella mañana sin  que se diera cuenta  junto a una Diosa de piedra que había perdido su estatus de diosa al lado de aquella mujer.  ¡Dios! Era preciosa toda ella.

Me tumbé en la cama con el portátil apoyado en el pecho y las rotas bragas que le había robado en la mano, y no pude evitar que mi miembro empezara a crecer de improviso despertando a la vida ¿es que aun no había tenido bastante? pensaba mientras inconscientemente me desabrochada la cremallera del pantalón para liberar mi excitada erección. Empecé a tocarme  con una mano mientras que con la otra sostenía  sus bragas que llevé directamente a mi nariz aspirando su olor a sexo y a mujer. Mi mano comenzó a masajear mi miembro  sin soltar esa prenda que, simplemente, olía a ella, deteniéndose en mi glande, pellizcándolo,  mientras con los ojos cerrados soñaba que Bella estaba sobre mí, que se frotaba contra mí que era  ella la que me masturbaba de esa forma tan exquisita. Me imaginé su lengua lujuriosa  paseándose arriba y debajo de mi erección, chupándola, degustándola. Aceleré mis movimientos pensando en esa boca que había estado besando durante toda la tarde, en  esos labios demandantes de atención, ese sexo en el cual me hundí una vez y otra. Al darme cuenta de que estaba a punto de llegar  volví a acelerar el ritmo de nuevo sin dejar de aspirar ese olor tan excitante que desprendía esas bragas, y con  unas cuantas sacudidas más, un potente orgasmo me azotó ¿cómo era posible?, ¿cómo simplemente pensando en ella…? Definitivamente Isabella Marie Swan era la lujuria echa mujer. Una lujuria que quería solo para mi, jamás permitiría que nadie mas probara el placer que era estar hundido del todo en su cuerpo, en sus pechos, en ella.

Después de salir de la ducha para limpiar el desastre, me volví a tumbar en la cama y mirando una de las fotos, mi preferida,  me puse a pensar en todos los  problemas que se me planteaban. El primero ¿sentiría ella lo mismo que yo? ,  segundo ¿cómo haríamos para mantener una relación a distancia? y, tercero, ¿cómo lidiaría con mi madre y con Tanya? La solución al segundo  y tercer dilema estaba clara, si era necesario me quedaría en España con ella para siempre. Yo era el hijo del dueño del periódico ¿no? ya trabajaría desde aquí. Su majestad internet funcionaba muy bien para eso y sino ya encontraría aquí un trabajo  como periodista. Ya sé que el trabajo es un bien muy difícil de encontrar, pero…siendo quien era yo…, no me gustaba aprovecharme de mi apellido pero si era necesario lo haría. O mejor aún, ¿no estaba valorando yo hacía dos días  la posibilidad de sustituir a Black como reportero en Madrid?, ¿pues que mejor sustituto que yo?

Aunque de momento y por mucho que lo retrasara,  no tendría más remedio que volver tarde o temprano, aunque solo fueran unos días, para poder poner allí todos mis asuntos en orden y ese simple pensamiento me hacía sentir vacío, muy vacío. Así que si era posible lo retrasaría todo lo que pudiera, había metido toda mi ropa en la maleta ¿no? Señal de que no pensaba volver en una larga temporada.

Pero lo primero de todo era sincerarme con ella y decirle la verdad y eso lo pensaba  hacer al día siguiente.

 

 

No quiero separarme de ti Bella Swan, no quiero perderte, no quiero tener que marcharme y que esto termine, quiero quedarme contigo o que tú vengas conmigo, pensaba para mí mientras un confortable sueño en el que Bella reinaba como dueña y señora de él,  me invadía. Perfecto cuanto antes me durmiera antes llegaría el siguiente día y de nuevo podría estar con ella.

 

Capítulo 1: OS Inicial: Primer encuentro Capítulo 3: ¿Una relación a distancia?

 


 


 
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