PROMESAS CUMPLIDAS-TERMINADA

Autor: rake
Género: Romance
Fecha Creación: 12/12/2010
Fecha Actualización: 31/05/2011
Finalizado: SI
Votos: 26
Comentarios: 86
Visitas: 143431
Capítulos: 56

TERMINADA

ES UNA ESPECIE DE 2ª PARTE DE:DESEOS PROHIBIDOS

FIC RECOMENDADO POR LNM CON 5 VOTOS!!!

Un pecaminosamente futuro caballero ha llegado a Londres?y Bella casi se desmaya cuando se da cuenta de que se trata de Edward Cullen,transformado en un hombre magnífico.Ha regresado para reclamar su título?y para cumplir la promesa que una vez se hicieron dos jóvenes amantes bajo la luna,una escandalosa promesa que ninguna dama decente osaría cumplir.

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Capítulo 37: Dudas

Al despertar,Edward la vio sentada en el suelo,delante de la chimenea,envuelta en una manta,su ropa aún esparcida por el suelo junto a la de él.Pensó decirle que la amaba,que siempre la había amado,pero le pareció cruel,tan cruel como habérsela llevado a la cama cuando no tenía esperanza de conservarla.

Se levantó,cogió sus pantalones,se los puso y se los abrochó.Si lo oyó,Bella no lo demostró;permaneció inmóvil,mirando fijamente el fuego que estaba a punto de extinguirse por completo.Se preguntó si lamentaba lo ocurrido.

El no cambiaría por nada los momentos que habían vivido,pero no estaba seguro de sí ella pensaba lo mismo.Bella amaba Tejas y de eso,Edward sólo podía darle un poco.Probablemente no lo suficiente para una mujer que incluso había buscado trabajo en una tienda con tal de volver al lugar anhelado.

Se sentó a su lado,con una pierna doblada y la muñeca apoyada en la rodilla,contemplándola,porque no sabía cuánto tardaría en dejar de estar allí.

—¿En qué piensas?—le preguntó.

—En lo curiosa que es la vida.Crees que lo tienes todo previsto,que sabes lo que quieres y de pronto—chascó los dedos—,ya no lo sabes.

Le cogió unos mechones de pelo suelto y los frotó entre sus dedos ásperos,memorizando su textura para cuando ya no pudiera tocarlos.

—¿Qué es lo que no sabes,querida?

Ella lo miró entonces,con tanta tristeza en los ojos que él pensó que haría lo que fuera para hacerla desaparecer.

—No sé lo que voy a hacer,Edward.Si vuelvo a Tejas,tú no estarás allí.

—Estaré,algunas veces.Tengo negocios.No puedo abandonarlos.

Bella se pegó a él,apoyó la cabeza en su hombro y le rodeó el estómago con un brazo.El la abrazó.

—¿Vendrás a verme cuando vayas a Tejas?

Esas palabras le encogieron el corazón;Tejas significaba para ella más que él.

—Sí,lo haré.

—¿Por cuánto tiempo?

—Para siempre.

—Ay,Edward,no me prometas un futuro juntos,no prometas algo que no podrás cumplir.Te casarás.

—Entonces te prometo el presente.Y cumpliré otra promesa que te he hecho:será mejor la segunda vez.Has tenido que esperar muchos años para cumplir la primera y no lo he hecho como acordamos.Creo que ésta la cumpliré un poco antes.Si no tienes nada que objetar.

Ella ladeó la cabeza,levantó la mirada y separó los labios;Edward no necesitó más.Se quitó los pantalones que acababa de ponerse y la besó.Mientras la sujetaba con una mano,que tenía enterrada en su abundante cabello,con la otra le retiró la manta de los hombros y la dejó caer alrededor de su cuerpo.Después la tumbó,intensificando el beso al mismo tiempo.Por una parte,quería conquistarla con palabras que la hicieran quedarse.Palabras sinceras.Decirle que la amaba.Que siempre lo había hecho.

Que amaba a la muchacha que había criticado duramente su mal comportamiento.

A la dama elegante que le reprochaba con acritud sus malos hábitos.

A la chiquilla a la que inquietaban los buenos modales;a la mujer que se preocupaba por la etiqueta.

A la muchacha que se reunía con él en la penumbra de la noche;a la mujer que también lo hacía.

A la niña cuya sonrisa le había robado el alma;a la mujer cuya risa lo cautivaba.

A la muchacha atrevida que le ofrecía su corpiño desabrochado.

A la mujer seductora que cumplía su promesa.

A la muchacha que lo había abandonado.A la mujer que lo acogía de nuevo en sus brazos.

Recorrió con la mano todo aquel cuerpo magnífico y descendió por su cadera,por su muslo.Suave como la seda.Como satén.Si su madre no se lo hubiera llevado de Inglaterra,no tendría que acariciarla con unas manos tan ásperas;pero tampoco serían tan fuertes.En Tejas,esas manos podrían haberla protegido,habrían trabajado mucho para ella,le habrían proporcionado una buena vida.En Inglaterra,le resultaban casi inútiles.

Con un gemido grave,profundizó el beso,decidido a perderse en él,a que ella se perdiera en las sensaciones que podían despertar juntos.Formaban un buen equipo.Siempre había sido así.Él la retaba a que fuera mala;ella lo retaba a que fuera bueno.

Se complementaban.No eran tanto polos opuestos como piezas de un mismo rompecabezas.A él sólo le quedaba desear que siempre se fundieran con la misma facilidad.

Las manos de Bella lo acariciaban y lo tentaban,lo apretaban y lo pellizcaban mientras le besaba el cuello,el pecho y su lengua terciopelo caliente,iba dejando en él un rastro de humedad.

Edward le separó los muslos con la rodilla.Una manta extendida en el suelo no era lo bastante blanda,pero estaba demasiado absorto en el frenesí creciente del deseo como para llevarla a la cama.

Deslizó sus brazos por debajo de su cuerpo,la estrechó contra el suyo y rodó sobre su costado hasta quedar tumbado boca arriba,con el suelo duro bajo su espalda y ella a horcajadas sobre él.Bella soltó un gritito de sorpresa,luego lo miró desde arriba,con la piel sonrojada,la respiración acelerada y entrecortada,los ojos teñidos de una extraordinaria y ardiente pasión.

Cielo santo,debía encontrar el modo de no acabar allí mismo y en aquel mismo instante.¿La había visto alguna vez más desaliñada...más hermosa?¿La había deseado alguna vez tanto como en aquel instante?

Bella no lo cuestionó cuando él la cogió por las caderas,la levantó y la deslizó hacia abajo hasta enfundarse en su estrechez aterciopelada y cálida.Con un suspiro,ella dejó caer la cabeza hacia atrás.Una mujer en la cúspide del éxtasis.

—Muévete tú,querida—le pidió él con voz áspera mientras saboreaba el peso de sus pechos en las manos.¿Que no se había desarrollado mucho?Aquella mujer no sabía apreciar lo que le estaba ofreciendo.

Despacio,al principio algo vacilante,Bella empezó a mover las caderas,describiendo círculos,elevándolas,dejándolas caer...

Edward apretó la mandíbula,notó que el sudor se le acumulaba en la frente.Ella bajó la cabeza,le dio un beso en mitad del pecho,se deslizó un poco hacia arriba,juntó su boca con la de él y exploró con descaro todos sus rincones,mientras él recorría con sus manos hasta el último centímetro de su piel,apretándola contra sí,acompasando sus movimientos a los suyos...

—Cielo santo,Edward—jadeó Bella,apartando su boca.

A continuación gritó,se estremeció,arqueó la espalda y el cuerpo de Edward sufrió un estremecimiento siguiéndola a donde ella iba...

Bella se derrumbó sobre él,desmadejada,relajada y Tom la estrechó entre sus brazos,mientras el corazón y la respiración de los dos volvían a la normalidad.

¿Cómo demonios iba a encontrar el valor para renunciar a aquello,a ella?

     Bella despertó lánguidamente,acurrucada contra el costado de Edward,que le acariciaba el brazo despacio.Ladeó un poco la cabeza y vio que la observaba.

—Voy a tener que irme enseguida—dijo.

—Lo sé—contestó él.

Ella estiró el brazo y resiguió con el dedo la cicatriz que había besado antes.Había unas cuantas más a la vista.

—¿Cuándo has empezado a recordar?—le preguntó en voz baja.

Edward meneó la cabeza y alzó la mirada al dosel de la cama.—Sólo recuerdo cosas sueltas.

—Pero tú eras su heredero...

—Pero no era perfecto.—La miró sosteniéndole la mirada.—Quiero salir de Londres.Ven conmigo.

—¿Adónde?

—A la finca de mi familia.

Tapándose bien con la sábana,Bella se incorporó.

—La mía da un baile la semana que viene y quiero estar aquí para la ocasión.Aunque te cueste creerlo,mi madre siempre se pone muy nerviosa cuando organiza algún evento.

—¿Crees que me invitará?

—Por supuesto.

—Entonces tendré que disculparme con Aro.Pero vámonos mientras tanto.

—Necesitaré carabina.

—Muy bien.

—Y un día entero para prepararlo todo—añadió.

—Nos vamos pasado mañana,entonces.

Se inclinó sobre él y lo besó.

—Ahora debo vestirme y marcharme.

—Te acompaño a casa.—La rodeó con un brazo,la tumbó y se encaramó encima de ella.—En seguida.

Bella le puso una mano en la nuca y volvió a acercárselo hacia su cuerpo.En seguida.Y luego disfrutaría de toda una semana con él.

¿La conduciría al cielo o directo al infierno?

Capítulo 36: Estrella fugaz Capítulo 38: Carabina

 


 


 
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