PROMESAS CUMPLIDAS-TERMINADA

Autor: rake
Género: Romance
Fecha Creación: 12/12/2010
Fecha Actualización: 31/05/2011
Finalizado: SI
Votos: 26
Comentarios: 86
Visitas: 143388
Capítulos: 56

TERMINADA

ES UNA ESPECIE DE 2ª PARTE DE:DESEOS PROHIBIDOS

FIC RECOMENDADO POR LNM CON 5 VOTOS!!!

Un pecaminosamente futuro caballero ha llegado a Londres?y Bella casi se desmaya cuando se da cuenta de que se trata de Edward Cullen,transformado en un hombre magnífico.Ha regresado para reclamar su título?y para cumplir la promesa que una vez se hicieron dos jóvenes amantes bajo la luna,una escandalosa promesa que ninguna dama decente osaría cumplir.

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Capítulo 20: El trato

Bella miró fijamente el retrato del último conde de Forks.Después,desvió la mirada hacia el hombre que tenía de pie a su lado.El parecido era extraordinario.

—Tú tienes una mirada más amable.

Edward echó un vistazo por encima del hombro a la imponente imagen de su padre.Aunque no hubiera sido el retrato más grande de los que colgaban de la pared,habría llamado la atención de todas formas.

—Era un diablo muy bien parecido—admitió Edward.

—Del tal palo...—dijo ella,riéndose.

—Cielo santo,espero que no.

La risa de la muchacha se extinguió al reconocer el peso del legado de su padre reflejado en los ojos sombríos de Edward.El se apartó de la pared,cruzó los brazos sobre su pecho poderoso y se apoyó en la barandilla del balcón.Se había quitado el guardapolvo cuando habían llegado y ella pudo verle los brazos musculados por el duro trabajo.Aunque a casi todos los caballeros les hacían la ropa a medida,Bella sospechaba que el sastre de Edward lo consideraría un reto;probablemente nunca le habrían pedido que vistiera a un espécimen humano tan extraordinario.

—Sólo llevo en Londres unos días—dijo él logrando que Bella dejara de mirarle los músculos para centrarse en la gravedad de su gesto.—He visitado un club de caballeros,a mi abogado,a un administrador,al director del banco y a tu familia,—Sin dejar de mirarla,meneó la cabeza.—Ni una sola de las personas a las que he visto lamenta la defunción de mi padre.Su nombre no suscita nunca palabras amables.Me ocurrió lo mismo cuando estuve en la finca de mi familia.Todos me miran como si esperaran de mí un golpe mortal.Esta tarde,en el salón de tu casa,ha sido la primera vez que me he sentido más o menos bienvenido por alguien con quien no estuviera emparentado.El único familiar al que he conocido es a mi primo.Es un caballero refinado,pero su sangre está lo bastante desligada de la de mi padre como para que no se analice con recelo todo lo que hace.

—Edward,estoy segura de que has malinterpretado la reacción de la gente.

—¿Sabes por qué soy tan rico?

Le hizo aquella pregunta sin presunción,como si la magnitud de su riqueza no fuera más que un dato frío y objetivo.Aun así,a ella le pareció una pregunta rara.¿Qué demonios tenía que ver una cosa con la otra?.Bella negó con la cabeza,se encogió un poco de hombros en señal de impotencia y respondió con lo más obvio:

—Por la cría y la venta de ganado.—¿A cuánto se vendía la ternera?

Él le dedicó una breve sonrisa que revelaba lo ingenua e inocente que la creía.

—Si fuera tan fácil,todos los tejanos serían ricos.

—Pues¿cuál era tu secreto?

—Puedo juzgar acertadamente la honradez,la Habilidad y la responsabilidad de un hombre con sólo mirarlo.Puedo cerrar un trato con únicamente un apretón de manos,con la confianza de que no me traicionarán y la certeza de que ellos sienten lo mismo a la inversa.Puedo mirar a un hombre a los ojos y saber lo que opina de mí. Cuando mi mirada se cruza con la de las personas de esta ciudad,veo que se preguntan si realmente mi padre y yo nos parecemos.

Bella no lo pudo evitar.Volvió a mirar el retrato y se estremeció.Había algo en aquel hombre que le producía escalofríos.Era más que arrogancia.Desprendía un cierto aire de superioridad,como sí se creyera por encima de todo el mundo.

—Tengo dos cosas en mi contra:a mi padre y mi educación.

Ella volvió a mirarlo,inquieta.Obviamente,había meditado mucho todo lo que le estaba diciendo.Recordó que las damas que la habían visitado consideraban bárbaros sus modales...

—Sé que me creen un salvaje,Bella—dijo Edward,como si le estuviera leyendo el pensamiento.—Físicamente,me parezco lo bastante a mi padre como para que la gente no pueda pasar por alto mis raíces.Esperan que me comporte como él.Saben que crecí en una tierra un tanto indómita y me miran como si fuera un animal de feria;esperan mi actuación.Tal como lo veo,sólo tengo una cosa a mi favor.

Esperó a que le confesara su ventaja,pero él se limitó a sostenerle la mirada.

—¿Y cuál es,Edward?—preguntó ella al fin.

—Tú.

Bella se sintió como si el suelo se hubiera derrumbado bajo sus pies.

—¿Qué te hace pensar eso?

—Tú conoces a esas personas.Sabes cómo cumplir sus expectativas y aunque te haya costado,como Quileaute ha dicho esta tarde,te has adaptado.Yo he asistido a reuniones,he cenado y he llevado a cabo negocios con grandes ganaderos.Quiero y debo demostrar a esta gente que puedo defenderme.—Bajó la vista,se miró las botas,luego volvió a mirar a Bella y por primera vez,ella percibió su vulnerabilidad.—Quizá deba mostrarme como soy.

A Bella se le encogió el corazón con aquella confesión serena.Detectó en él una actitud orgullosa y supo lo mucho que le había costado revelarle sus inseguridades.Recordó la determinación con que había entrado en el salón aquella tarde,después,lo incómodo que parecía sentirse en la biblioteca,cuando le había hablado del giro de su fortuna.Era un hombre complejo y ella apenas lo conocía,Edward era consciente de la magnitud de su legado,por mucho que nadie lo creyese capaz de valorarlo.

Bella no sabía qué responder,no sabía exactamente qué le estaba preguntando.

—Pero para lograrlo necesito ayuda,querida.¿Quieres volver a Tejas?Yo tengo allí un rancho con mil setecientas hectáreas de buena tierra tejana,con casa y ganado.Es tuyo.Sólo ayúdame a ser el lord que mi padre no fue.

Al plantearle esa súplica sincera,la miró serio,sin retarla ni desafiarla,sólo pidiéndoselo...¿Había pedido Edward Cullen ayuda en toda su vida?

—Edward,hay tanto que...

—No te lo pido para siempre,Bella.Sólo durante la Temporada social.Y,sip,sé lo que es la Temporada social—añadió con una cabezada rápida.

—Los lores no dicen sip.

Se le elevó un lado del bigote.

—Cuesta mucho perder algunos hábitos.¿Me ayudarás?

¿A perderlos y posiblemente a que perdiese también su esencia?Había dispuesto de años para dar rienda suelta a su espontaneidad,pero la sociedad inglesa lo ataría con sus normas,sus costumbres y su etiqueta.Destruiría poco a poco todo lo que a ella la había atraído de él.Convertiría en un hombre civilizado a uno que nunca había conocido límites.Tal vez por eso se había negado a ayudarlo antes.No quería transformarlo en la clase de hombre al que jamás podría amar.No quería verlo cambiar y cambiaría.Era inevitable.

Bella sabía lo que era resistirse y también lo que era aceptar por fin una nueva vida,aunque abominara de ella.Por eso había decidido marcharse,por eso no podía quedarse aunque ahora Edward estuviese allí.El no tenía elección.Debía quedarse.Era un lord.

Y al quedarse,dejaría de ser su Edward.

—Sé que te pido mucho...

Ella levantó las manos y él se quedó callado.¿Mucho?No tenía ni idea.Bella sintió marchitarse en su interior la última esperanza de significar algo para Edward.Si hubiera pensado siquiera en recuperar lo que había habido entre ellos,no se habría ofrecido a ayudarla,a proporcionarle los medios para que se marchara,para que fuera una mujer independiente lejos de allí.Tragó saliva y asintió con la cabeza.

—Un pasaje de vuelta a Tejas.Es lo único que quiero,Edward.

Para no ser testigo de lo que estaba a punto de provocar.Él dio un brusco cabezazo de asentimiento,de nuevo sin arrogancia,como si hubiese temido que ella rechazara su oferta y lo aliviara enormemente que no fuera así.

—Pediré a mis abogados que se encarguen de todas las gestiones.

—No es necesario.Me has dicho que siempre cierras los tratos con un apretón de manos.—Bella respiró hondo,dio un paso hacia adelante y le tendió la suya.

Él rodeó con sus largos dedos los de ella,pero en lugar de completar el apretón,la atrajo hacia sí.

—Los tratos con mujeres los cierro de otra forma—explicó,rodeándole la mejilla con la otra mano,acariciándole la comisura de los labios con el pulgar.Y ese gesto inocente atravesó,ardiente,el corazón mismo de su feminidad.

—¿Sí?—preguntó ella,como si no le quedara aliento en todo su ser,posiblemente porque así era.¿Cómo lograba anular su voluntad con una leve caricia?

La besó y aunque le pareció indecoroso,Bella lo agradeció y separó un poco los labios cuando la lengua de él la instó a que lo hiciera.Con un profundo gruñido que resonó entre los dos,la besó con más intensidad,con una voracidad contenida.Bella no recordaba haberse acercado,pero de pronto notó la presión de su pecho contra el,los dedos de la mano que le quedaba libre hundidos en el cabello de su nuca mientras el deseo se apoderaba de ella.

Se la había llevado al río para que pudieran volver a familiarizarse el uno con el otro,para recordar tiempos más felices.La había llevado a su casa para que comprendiera lo que lo esperaba.Y ahora le dejaba ver lo que la esperaba a ella:un día sí y otro también en presencia de un hombre que hacía que le temblaran las rodillas.Cielo santo,¿era miedo o vértigo lo que sentía?

Edward se apartó,el deseo patente en sus ojos,que exploraban el rostro de Bella.La debilidad de las rodillas de ella se le propagó al cuerpo entero y se preguntó cómo demonios iba a bajar la escalera.

—¿Con cuántas mujeres has hecho negocios?—inquirió,en busca de furia,celos, decepción,algo,lo que fuera,para que su cuerpo dejase de comportarse como si aún la estuviera besando.

Una sonrisa lenta,sensual,apareció en el atractivo rostro moreno.

—Éste ha sido el primero,querida.

Bella no pudo evitarlo.La audacia de Edward la hizo reír y rió para no echarse a llorar por todo lo que podían haber compartido.

—Quizá tengamos que establecer algunas normas...

—Ya tengo bastantes normas que aprender.No hace falta que añadas más.Me comportaré.—Sonrió aún más.—Dentro de lo razonable.

Cumplió la promesa que le había hecho y la llevó a casa mucho antes de que saliera el sol.Cuando llegaron,la ayudó a bajar del coche y la acompañó a los escalones de la entrada.

—He empezado a pasear a caballo por a primera hora de la mañana—comentó.

—Eso he oído.Por lo visto,lady Brre te vio allí.

—Seguramente lo estoy haciendo todo mal.Acompáñame y enséñame a hacerlo bien.

Ella lo miró con los ojos entrecerrados.

—Se trata de montar a caballo,Edward.Seguro que lo haces muy bien.

—El problema no es montar,sino saber con quién puedo hablar y con quién no.

—Muy bien.Nos encontraremos a una hora decente,pongamos a las once.

—Buenas noches,Bella.

Edward ya había dado media vuelta para marcharse cuando ella lo llamó.

Se volvió y la chica dijo sonriendo:

—De la mañana.Y deja la pistola en casa.

Capítulo 19: Corazón solitario Capítulo 21: Secretos compartidos

 


 


 
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