PROMESAS CUMPLIDAS-TERMINADA

Autor: rake
Género: Romance
Fecha Creación: 12/12/2010
Fecha Actualización: 31/05/2011
Finalizado: SI
Votos: 26
Comentarios: 86
Visitas: 143400
Capítulos: 56

TERMINADA

ES UNA ESPECIE DE 2ª PARTE DE:DESEOS PROHIBIDOS

FIC RECOMENDADO POR LNM CON 5 VOTOS!!!

Un pecaminosamente futuro caballero ha llegado a Londres?y Bella casi se desmaya cuando se da cuenta de que se trata de Edward Cullen,transformado en un hombre magnífico.Ha regresado para reclamar su título?y para cumplir la promesa que una vez se hicieron dos jóvenes amantes bajo la luna,una escandalosa promesa que ninguna dama decente osaría cumplir.

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 19: Corazón solitario

Debía apartarlo y apartarse,de aquel camino potencialmente peligroso.Tragó saliva,decidida a que el comportamiento de los dos aquella noche fuera irreprochable.

—Escribí más cartas.

—¿Ah,sí?—inquirió él.

Le pareció que lo decía en tono jocoso,como si supiera perfectamente por qué había vuelto al tema de las cartas,como si fuera consciente de que la tentaba como no debía.

—Querido Edward:todos los chicos a los que me presentan son lord esto o lord lo otro.No me gustan mucho.Tuya afectísima,Bella.

—Me alegro de que no te gustara ninguno de los tipos que has conocido aquí—dijo con una risa contenida.

Bella pensó en hablarle de Vulturi,pero ¿para qué?.Ese episodio de su vida era historia.

—Creo que te escribí un par de cartas bastante largas en las que te hablaba de mi vestuario—dijo en cambio—,sobre todo después de la primera vez que fui a París para comprarme un vestido de gala.En Tejas,me ponía un vestido por la mañana y no me lo quitaba hasta que me iba a acostar.Aquí me cambio de ropa tres o cuatro veces al día,dependiendo de lo que vaya a hacer,de adonde vaya a ir o a quién vaya a ver.A veces me siento culpable por no ser feliz con todo lo que tengo cuando hay quienes no tienen nada.

—¿De verdad has sido tan infeliz aquí?

Ella meneó despacio la cabeza.

—No sé explicarlo,Edward.Echaba de menos muchas cosas.Los olores de la tienda de ultramarinos cuando bajábamos al pueblo los sábados.La simpatía sincera de la gente,que todo el mundo te saludara,independientemente de quién fueras y de quiénes pudieran ser rus padres.Mientras llamara señor o señora a mis mayores,no me metía en ningún lío por dirigirme a alguien de forma inadecuada.—Lo miró de reojo.—Aquí tienen normas sobre quién debe sentarse junto a quién en la mesa y las presentaciones son muy formales.Incluso cuando te encuentras a alguien que conoces,debes respetar la forma correcta de saludarlo.Es aburrido.

—Y dime,querida,¿cómo piensas volver a Tejas?

—En barco.

Él soltó una carcajada.

—Eso ya lo suponía.Pero el pasaje cuesta dinero.¿Te lo paga Quileaute?

—No me atrevería a pedírselo.Ha sido un padre maravilloso y no quiero ponerlo en una situación comprometida.Mi madre no quiere que me vaya por nada del mundo.Piensa que la vida en Tejas es demasiado dura,que he olvidado cómo es realmente.

—Es dura,Bella.

—La de aquí también lo es,Edward;a su manera.No creas que no.

—No lo hago.Pero aún no has respondido a mi pregunta.¿Cómo vas a pagarte el pasaje?

—Es un escándalo terrible y debes prometerme que no se lo dirás a nadie.

—¿A quién se lo iba a decir?

—Trabajo en una tienda.

—¿En una tienda?¿Y qué es lo que vendes para que sea un escándalo?

—El escándalo no tiene nada que ver con la tienda en sí,sino con que yo esté allí.Mi padrastro es un noble.Si se supiera que trabajo,sería una vergüenza para él.Procuré buscar una tienda en una zona de Londres que no frecuente nadie importante.

—Al conde pareció sorprenderle que tuvieras previsto volver a Tejas.

—Les había dicho a él y a mi madre que pasaba el día haciendo obras de caridad.

—¿Mentiste?

—Me pareció que si quería salirme con la mía y volver a Tejas no tenía elección.Esta noche,mi madre me ha ordenado que me despida del trabajo.

—¿Lo harás?

—¿Cómo voy a hacerlo?Eso limitaría mis posibilidades y me obligaría a quedarme aquí.—Suspirando,negó con la cabeza.—Ya pensaré en todo ello mañana.Ahora mismo estoy cansada de hablar de mí.Háblame de ti.¿Qué has hecho todos estos años?

—Todos estos años he sido vaquero—contestó él.—No tiene nada de extraordinario.

Bella no pudo resistir la tentación de cogerle la barbilla y volver a acariciársela con el pulgar.

—¿Cómo es que te has dejado bigote?

—¿No te gusta?

—No me disgusta—respondió ella,complacida de que su opinión le importara.—Sólo intento imaginar las cosas que has pensado durante este tiempo,para entender algunas de las decisiones que has tomado.

—En mi segundo año de recogida de ganado,me hicieron capataz.Apenas tenía diecisiete años y daba órdenes a hombres mucho mayores que yo,así que pensé que,si me dejaba crecer el bigote,parecería un poco mayor,algo más duro y me tomarían más en serio.

—Cielo santo,Edward, debías de ser el capataz más joven de la historia.

—Los hubo más jóvenes durante la guerra.No es tan complicado.

¿Desde cuándo era Edward Cullen tan modesto?Tenía que recordarse constantemente que había cambiado mucho,igual que ella.Ya no eran las mismas personas.Se debatía entre el deseo de conocerlo mejor y el temor de que eso le partiera aún más el corazón.

—Es mucha responsabilidad—replicó ella.

—Me pagaban más y así podía conseguir antes lo que quería.

—¿Y qué querías?

—Mi propio rancho.El vaquero que trabaja para otros tiene pocas posibilidades de formar una familia y ninguna de mantenerla como le gustaría.

—¿Ya tienes tu rancho?

—Sí,señora.Acabo de terminar de construir la casa.Yo mismo he puesto muchos de los clavos,quería que llevara mi sello.Siempre he buscado algo permanente,algo sólido que me sobreviviera.Es curioso que todo este tiempo tuviera propiedades aquí que ni siquiera sabía que existían.

—Eso no resta importancia a lo que has hecho en Tejas.¿Qué nombre le has puesto a tu rancho?

—Corazón solitario.

A Bella se le encogió el suyo y se le hizo un nudo en la garganta.No tenía nada que decir al respecto,tampoco él.El nombre del rancho lo decía todo por los dos.Los envolvió el silencio,reconfortante,familiar.

—¿Cuál es tu recuerdo más antiguo?—preguntó Edward,con tanta solemnidad que Bella se preguntó adonde lo habría transportado el silencio.

—Tú en la parte trasera de la tienda de ultramarinos.

—No de mí—aclaró él en voz baja.—El recuerdo más antiguo de toda tu vida,antes de conocerme.

—Madre mía.—Cerró los ojos,pensó un instante y luego volvió a abrirlos.—Yo creo que mi padre,vestido de gris,arrodillado delante de mí,diciéndome que me quería,prometiéndome que volvería a casa.Fue una promesa que no pudo cumplir.—Y la joven se dio cuenta de que en su vida había un montón de promesas rotas.

—Si no calculo mal,tenías sólo cuatro años.

Ella asintió con la cabeza,aunque Edward probablemente no podía distinguir sus movimientos en la penumbra.

—Más o menos.No recuerdo cuánto tiempo llevábamos en guerra cuando se marchó al frente.

—Yo era un poco mayor cuando mi madre me sacó de aquí y en cambio no tengo absolutamente ningún recuerdo de eso.No me acuerdo de haberme despedido de nadie.No recuerdo abrazos ni lágrimas,ni si estaba asustado o emocionado.No sé si pensé que emprendíamos alguna aventura.Mi memoria empieza en Nueva York.

—¿Y si cometieron un error,Edward?¿Y si tú no eres Forks?

—¿Has estado alguna vez en la residencia Forks de Londres?—preguntó él,aparentemente sin interés en responder a su pregunta.

¿Acaso era como los otros hombres que había conocido,tan enamorados de su título que no querían contemplar la posibilidad de que no fuera suyo,que no querían ni pensar en renunciar a él?La decepcionó su escasa disposición a contar con la probabilidad de que el título no le correspondiera.

—La he visto por fuera,pero nunca he entrado—admitió al fin.—No recuerdo que lady Forks diera ningún baile y si alguna vez organizó una cena,a mí no me invitaron.

Edward se incorporó de repente.

—Quiero enseñarte algo,pero está en la casa.

—Edward...

—Sé que no es decente que vayas a casa de un caballero sin carabina,pero lo que estamos haciendo aquí tampoco es muy decente que digamos.El único que estará despierto a esta hora de la noche es el mayordomo y Erik no se lo va a decir a nadie.En el tiempo que llevo aquí,he descubierto que el servicio es de lo más discreto.

—Salvo que alguien les gratifique generosamente—le recordó ella.

—No se enterará nadie,Bella.Ven conmigo.

—Es más de medianoche—objetó ella,no del todo cómoda con la idea de meterse en su casa tan tarde,aunque fuera una tontería.No pasaría nada en la mansión que no pudiera pasar también junto al río.

—No te entretendré mucho—dijo él.—Estarás de vuelta en casa antes de que salga el sol y nadie se dará cuenta de que te has ido.

Su curiosidad era mayor que su vacilación.Además,todavía no estaba preparada para renunciar a la compañía de Edward.

—De acuerdo.

HOLA CHICAS!!!!!

OS DEJO CON LA INTRIGA DE QUE PASARÁ EN LA CASA,PERO CUMPLIRÉ MI PROMESA DE QUE MANAÑA LO SABREÍS!!!!!

SEGUIR COMENTANDO Y VOTANDO,MUCHAS GRACIAS!!!!!

Capítulo 18: Un trocito de Tejas Capítulo 20: El trato

 


 


 
14443901 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10761 usuarios