PROMESAS CUMPLIDAS-TERMINADA

Autor: rake
Género: Romance
Fecha Creación: 12/12/2010
Fecha Actualización: 31/05/2011
Finalizado: SI
Votos: 26
Comentarios: 86
Visitas: 143434
Capítulos: 56

TERMINADA

ES UNA ESPECIE DE 2ª PARTE DE:DESEOS PROHIBIDOS

FIC RECOMENDADO POR LNM CON 5 VOTOS!!!

Un pecaminosamente futuro caballero ha llegado a Londres?y Bella casi se desmaya cuando se da cuenta de que se trata de Edward Cullen,transformado en un hombre magnífico.Ha regresado para reclamar su título?y para cumplir la promesa que una vez se hicieron dos jóvenes amantes bajo la luna,una escandalosa promesa que ninguna dama decente osaría cumplir.

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Capítulo 34: Saldar deudas

Estaba tan furioso que no podía estarlo más.Furioso consigo mismo por perder el control con Aro por atreverse a retarlo,con Bella por interesarse por otro hombre,aunque ese interés ya no existiera.

Furioso por haber salido de allí como un huracán.Furioso con Bella por no seguirlo;no se lo había pedido,pero,esperaba que lo hiciera.Furioso por ser civilizado sólo en apariencia y dejar que una superficie lustrosa ocultara su madera podrida.Deseó que nunca hubieran ido a Tejas a buscarlo,que la sangre de su padre no corriera por sus venas.Estaba furioso sobre todo por eso.Por no poder ser el hombre en el que se había convertido.Se sentó en una pesada silla de la salita de su dormitorio,con el fuego encendido,porque no conseguía acostumbrarse al fresco de las noches ni al frío de la casa.Ni siquiera el whisky que estaba bebiendo directamente de la botella lo hacía entrar en calor.

Oyó que la puerta se abría y se volvía a cerrar.Maldito asistente.Aquel hombre debía de creerse a cargo de algo más que de la ropa de Edward.

—¿No te he dicho que podías acostarte,que esta noche ya me desnudo yo solo?

—No recuerdo que me lo hayas dicho.

Bella.

El se levantó tan de prisa de la silla y se volvió tan rápido,que la cabeza empezó a darle vueltas y por un momento creyó que iba a vomitar el whisky que se había bebido.

Allí de pie,en la entrada de la habitación estaba Bella,con un vestido sencillo,sin un solo volante,cinta o lazo.Algo que podía haberse puesto sin ayuda,como el de la primera noche,cuando habían bajado juntos al río.Llevaba el pelo recogido en un moño y Edward se maldijo por desear vérselo suelto,desparramado sobre los hombros,cayéndole por la espalda.En lo tocante a ella,no sabía si sería capaz de contenerse mucho.

No logró quitarle los ojos de encima mientras recorría la escasa distancia que los separaba,rodeando una mesa pequeña hasta situarse a su lado,donde nada se interponía entre ellos salvo sus recuerdos.

Sus ojos reflejaban una tristeza que lo hizo querer abrazarla y consolarla,asegurarle que todo iba a salir bien.Pero nunca había sido de los que hacen promesas que no pueden cumplir.

—He venido a saldar la deuda que tengo contigo—dijo Bella en voz baja.

El estómago se le encogió de tal forma que casi se cayó de rodillas.Aquellas palabras eran lo último que esperaba escuchar.

—Y una vez saldada mi deuda,quiero que me liberes del trato que hemos hecho.

No podía reprocharle esa petición.Sin duda su comportamiento de esa noche la había avergonzado.Asintió con la cabeza.

—De acuerdo.

—¿Recuerdas las condiciones de la deuda,Edward?¿La parte que te atañe?

El tragó saliva.

—Mirar pero no tocar.

—Quiero que me prometas que lo cumplirás.

¿Que se lo prometiera?¿Que no iba a tocar lo que tanto anhelaba tener?¿Que iba a alejarse de lo que ansiaba reclamar?¿Sabía lo que le estaba pidiendo y lo que le costaría cumplido?

Le temblaban ya tanto las manos que pensó que no le responderían en toda la noche.

—No te tocaré,pero tendrás que desabrocharte tú.

Ella asintió enérgicamente con la cabeza.

—Y con esa pequeña variación de nuestro acuerdo,¿considerarás completamente saldada la deuda?

Edward movió la cabeza afirmativamente y retrocedió un paso.

—Págame,Bella.

Que le pagara para poder librarla de ambos tratos.Que le pagara y él le compraría el pasaje de vuelta a Tejas al día siguiente.Que le pagara y no tendría que pasar ni un solo minuto más con aquel salvaje que no sabía comportarse debidamente en un salón de baile,que había actuado como si estuviera en la taberna de un pueblo de Tejas.No la merecía.Nunca la había merecido.Quería que se marchara lo más lejos que sus piernas pudieran llevarla.

Ella miró al suelo,se humedeció los labios,respiró hondo...

Y se quedó allí,de píe,inmóvil.

—No consideraré saldada la deuda hasta que te desabroches los botones—dijo él.

—¿Cuántos?

—Todos,hasta la cintura.

Le pareció verla estremecerse,notó que las mejillas se le ponían como las fresas en verano,pensó en dar la deuda por saldada en aquel mismo instante,pero cuando ésta ya no se interpusiera entre los dos,no les quedaría nada.

—Vamos...

—¡No me metas prisa!Nunca he hecho nada así.

Sabía que estaba mal que aquella chispa de furia lo complaciera tanto.Pero así era.Bella sabía hacerle frente,replicarle.Merecía a un hombre que le diera lo mejor y ése no era él.

—¿Nunca te has desabrochado el corpiño?—inquirió.

—Delante de un hombre,no.

—Es lo mismo.

—No es lo mismo.Claro que no.¿Cómo te sentirías tú si yo insistiera en que te desabrocharas los pantalones?

No pudo evitar que una sonrisa lenta le iluminara el rostro.

—No tendría inconveniente en complacerte,si eso te hiciera sentir más cómoda.

—Siempre me estás corrompiendo,Edward—le dijo ella con una sonrisa ladeada.

—Como sigas mofándote de mí,voy a tener que desabrochártelo yo.

—No me metas prisa,te digo.

—¿Que no te meta prisa?Cielo santo,mujer,¡si llevo diez años esperando!¡Hazlo ya!

Antes de que perdiera la poca paciencia que le quedaba.La impaciencia lo abandonó en cuanto ella subió las manos hasta el primer botón,justo debajo de la garganta y vio lo mucho que le temblaban,casi tanto como a él si tuviera que hacer lo mismo.

—Bella...

Esta lo miró.La ternura de su voz,de su mirada,casi fue su perdición.

—Tranquila—dijo en voz baja,sin la furia o la impaciencia que habían teñido sus palabras anteriores.

A ella le resultaba extraño estar viviendo de verdad un momento con el que llevaba años fantaseando.Lo provocaba deliberadamente haciéndole esperar lo que deseaba,del mismo modo que había tenido que esperar ella que fuera a buscarla;hasta darse por vencida,hasta casi entregarse a otro hombre.

No tenía miedo de Edward.Nunca lo había tenido.Jamás,desde el instante mismo en que le había puesto los ojos encima.Pero él despertaba su lado más salvaje,la parte de su persona que quería ser perversa,hacer cosas que sabía que no estaban bien.Ser la picara incivilizada de la que las damas londinenses murmuraran con malicia.Ser todo aquello que intentaba evitar.

A veces le parecía que su madre la había ahogado al transformarla en lo que ella creía que era,en lo que la sociedad consideraba que debía ser,en lugar de en la mujer que verdaderamente era.Sólo cuando estaba con Edward se sentía ella misma.

Y precisamente por eso estaba allí.Porque el lado perverso de su ser quería desabrocharse el corpiño para él...el mismo lado al que le aterraba que a Edward lo decepcionara lo que iba a ver.

El no le había hablado en ningún momento de amor.

Sólo de la deuda que tenían pendiente;un trato que debía cumplir.Y había llegado el momento de cumplirlo.De liberarlos a los dos del pasado.

No iba a tocarla.No iba a ver mucho más de lo que revelara el más impúdico de sus vestidos de noche.Ésa era la idea...que le mostrara despacio lo que en aquel momento estaba oculto.Y despacio era como pensaba hacerlo.Lo haría esperar un poco más.

Se apretó las palmas de las manos para evitar que se le agitaran y respiró hondo para detener el temblor de su cuerpo.Los escalofríos que la recorrían resultaban perturbadores y Bella temía que él pudiera ver cómo le recorrían la piel,que supiera lo nerviosa que estaba.

Sujetó el primer botón sin saber muy bien si eran sus dedos o el marfil lo que estaba tan frío.La alentó poder desabrocharlo con facilidad,porque así su nerviosismo sería menos evidente.Con el segundo,esperaba que Edward bajara un poco la vista,pero no lo hizo.Seguía mirándola resueltamente.Con el cuarto,él cerró los puños a los costados.Con el quinto,se agarró con una mano a la repisa de la chimenea,apretando los dedos con fuerza hasta que los nudillos se le pusieron blancos;sorprendiéndose ella de que el mármol negro resistiera tanta presión.

Un leve destello de sudor apareció en la frente de Edward,mientras Bella ni siquiera estaba segura de seguir respirando.Cuando se soltó el último botón,apartó con suavidad la prenda para revelar el algodón blanco de su camisola y aunque iba aún pudorosamente cubierta,se sintió como si estuviera completamente desnuda.

Entonces,por fin,él bajó la mirada y lo que Bella vio en sus ojos casi la dejó anonadada.Deseo puro,salvaje,un anhelo doloroso de tan intenso.

Edward se apartó de ella,se agarró a la repisa de la chimenea con la otra mano,inclinó la cabeza y miró las llamas que danzaban en el fuego.

—La deuda está saldada—dijo con voz áspera.—Puedes irte.

Capítulo 33: Chismorreos Capítulo 35: Amor

 


 


 
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