Encuentro Con el Verdadero Amor (+18)

Autor: AtalCullen
Género: + 18
Fecha Creación: 19/07/2012
Fecha Actualización: 27/07/2012
Finalizado: SI
Votos: 6
Comentarios: 11
Visitas: 42958
Capítulos: 16

 

Bella era una mujer tradicional, ejecutiva, con una vida llena de rutinas, ... la esperanza de ser amada ya no existía... solo que con solo una mirada su existencia cambiaría...

Amigas debo advertirles que esta historia tiene mucho sexo explícito.... 

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Capítulo 10: "Luna de miel? muy roja"

Después de una mañana hermosa como la Sra. Cullen, nos levantamos para tomar el avión que nos llevaría a Isla de Pascua, una isla polinésica que está en al océano pacífico a la altura de la quinta región de Chile. Estaba tan emocionada ya que siempre había sido el sueño de ir a ese lugar, pero no lo había podido realizar ese viaje por una y otra cosa. Edward también estaba ansioso ya que estaría en un lugar arqueológico muy interesante. Pero no era solo eso, ya oficialmente éramos el matrimonio Cullen, en realidad me sentía feliz y no sabía como canalizar toda esa emoción que embargaba.

Tomamos el avión rumbo a la isla, volamos varias horas haciendo varias escalas hasta volar por el pacifico, se veía interminable el viaje, con solo pensar que debajo mío había solo agua, estaba ansiosa de llegar a tierra, Edward me tenía entre sus brazos para calmar mi ansiedad y nerviosismo. Junto a él me sentía tranquila, solo que lo único que quería era pisar tierra.

Después de ver pasar las horas, por fin llegamos al aeropuerto de Rapanui, y fue un alivio muy grande, respirar la brisa del pacífico y ver un océano azul por el reflejo del cielo, era un lugar paradisíaco donde la brisa del mar hacía que mi ser se quedara pasivamente. Me olvidé en algunos minutos que estaba con Edward ya que me había hipnotizado por el lugar mágico.

Llegamos al hotel donde nos hospedaríamos, nos registramos y dejando nuestro equipaje, solo quería descansar unas horas ya que después del viaje me sentía agotada por el nerviosismo que traía al viajar por el pacífico. Edward también quería descansar, en realidad quería quedarse conmigo en la habitación. Pasaríamos una linda tarde en nuestra habitación.

Después de varios días en la isla, estamos tan felices, nos habíamos olvidado de nuestras preocupaciones, hasta que sin aviso y en los días que no correspondía, me llegó mi período, lo más extraño era que me llegó tan abundante que Edward se asustó por que nunca había visto sangre sin ninguna herida, yo me sentía débil pero me quedaban fuerzas, en esos días estuve en cama encerrada en el hotel.

Edward estaba muy preocupado por mi palidez llevaba tres días pero la sangre era demasiada. Mi esposo tomó la decisión de llevarme al hospital de la isla y sin pensarlo me levanté, estaba tan débil que me desmaye en los brazos de él. Me tomó y vio cuanta sangre había en la cama, las toallas higiénicas no daban abasto para tanta abundancia, yo no me había dado cuenta ya que solo dormía.

Tomamos el taxi y llegamos a urgencia, me tomaron y me llevaron a la sala, se dieron cuenta que el tumor estaba haciendo de la suyas y ya el organismo no daba más, era una hemorragia uterina, me hicieron transfusión ya que mi hematocrito estaba muy bajo.

En ese momento pasó por mi mente que si Edward no me hubiese llevado me hubiese ido en sangre pensando que era mi período. Al normalizar el hematocrito y normalizar la hemorragia, nos dijeron que debíamos regresar y hacer los preparativos para la operación porque ya no podía seguir así ya que en cualquier momento volvería otra hemorragia y sería fulminante.

Edward sin discutir hizo todos lo preparativos para el viaje de vuelta, en mi ser tenía una pena tan grande ya que sin pensarlo había arruinado mi luna de miel. Edward llamó a mi doctor y preparó todo para la operación.

Él estaba asustado se le notaba en su rostro cuando me miraba, yo trataba de darle ánimo y darle esperanzas de que todo iba a estar bien.

Llegamos a Fork después de varias horas de vuelo y ya mi doctor tenía todo preparado, me hospitalizaron y en tres días más estaba la operación, entre tanto me hacían un montón de exámenes y transfusiones para que mi organismo estuviera en buen estado y no pasara por complicaciones.

Durante esos tres días Edward no se separaba de mí, le habían permitido pasar las noches junto a mí en la misma habitación, él se sentía tranquilo así y yo me sentía acompañada por el amor de mi vida.

Era la primera vez que no dormíamos juntos desde que nos conocíamos a parte del día antes de la boda, pero estos era tres días que estaríamos durmiendo solos en la misma habitación sin tocarnos, sin sentir nuestro calor corporal.

Edward sin preguntar acercó el sofá a mi cama y nos quedamos dormidos tomados de la mano.

–¿Edward?- pregunte.

-¿qué amor? ¿te sientes bien?- Me preguntó.

–sí, solo quería decirte que te amo, que eres lo más importante en mi vida y que debes estar tranquilo que todo saldrá bien- le dije esperanzada.

–lo sé amor, yo también te amo-me dijo apretándome mi mano.

Nos quedamos así dormidos hasta el otro día.

Ya era la hora de irme al pabellón, Edward se despidió con un beso y un te amo al igual que yo. Nos separamos alejándonos por el pasillo sin dejar de mirarnos, él era lo único que tenía en la vida, era todo, toda mi vida, y no lograba verle sin mi, estábamos tan unidos, tan apegados, que cada cosa que nos pasaba lo sentíamos los dos con igual intensidad.

El pabellón era blanco con muchas luces encima mío veía un montón de personal con delantales blancos, una enfermera me sonrió y me puso en los brazos un montón de sondas, estaba en forma de cruz, me puso una mascara de oxigeno y me dijo Isabella cuente hasta diez lentamente, yo hice caso y no quería cerrar los ojos, y me rendí a la anestesia y no supe de mí hasta que estaba en la sala de recuperación desperté poco a poco sintiendo un gran dolor en mi vientre.

Sabía que todo ya había pasado y que estaba viva, solo quería ver a Edward, eso me reconfortaría y al verme estaría tranquilo. Le pedía a la enfermera si podía venir mi esposo y ella lo permitió pero me pidió no hablar.

Edward entró todo vestido de blanco, solo se le veía sus lindo ojos y me dijo -¡no hables amor! por fin todo pasó, ahora falta que te recuperes y que en unos días nos entreguen el resultado de la biopsia, ¿sabes algo?,- yo le asentí con la cabeza de lado a lado diciéndole no, me mostraron el tumor, y era muy grande amor, por eso fue tan grande la hemorragia, medía veinte centímetros de diámetro, era bastante grande, gracias a Dios solo sacaron el mioma y tu útero te lo dejaron, así que por lo menos por un año no debemos pensar en hijos, pero no importa, solo quiero tenerte bien y sana, y ya habrá tiempo para agrandar la familia, -¡te amo tanto Bella!, tanto que no sabes lo angustioso que estuve durante toda la operación, duró mucho, seis horas, no fue sencilla me dijo el médico, solo querían conservar tu útero por lo joven que estas- me dio una sonrisa tan linda, pero con una lagrima que corría en su mejilla, yo solo le tomé su mano y se la apreté con la poca fuerza que tenía, los calmantes ya me estaban haciendo efecto así que solo alcancé con decirle que lo amaba y me quedé dormida.

Ya llevaba cinco días desde la operación y ya lo único que quería era irme a mi casa, así que ese día el doctor me dio de alta con la condición de hacer reposo por unos diez días más, caminar todos los días para que así los tejidos internos del organismo se cicatrizaran mas rápidos y sobre todo olvidarme por un tiempo no tener intimidad con Edward. Eso fue la peor noticia ya que los dos éramos muy activos y candentes, pero esa recomendación fue para los dos, así que tendríamos que controlar las hormonas aunque no queramos.

Por fin en casa y en mi cama, le pedí a Edward que se acostara a mi lado, él aceptó de inmediatamente, yo solo quería estar junto a él así después de casi una semana durmiendo separados, nos abrazamos, él con mucho cuidado ya que aun estaba con dolor, era tan suave, yo sin temor al dolor lo tomé y lo besé con frenesí, lo deseaba tanto, deseaba sentir sus besos, sus caricias, pero él me calmó y me recordó que no podíamos hacer nada, ya que no era recomendable por tener aun la herida por dentro.

Entendí que los dos nos deseábamos pero que por razones obvias no podíamos hacer nada. Pero sus besos era ya una forma de saciar mi sed de él. Extrañaba tanto su sabor, su aliento, su respiración en mi piel, su manos en mi espalda, sus piernas entre las mías, extrañaba todo de él. En ese momento no sabía si iba a resistir a estar tan cerca de él y sin tomarlo por completo. Realmente sería una tortura el tiempo que estuviésemos así. Pero a la vez estaba feliz de tenerle solo para mí. Pensamos que de alguna forma tendríamos que saciar nuestros deseos y tendríamos que buscar otras opciones e innovar en algunas técnicas.

 

Capítulo 9: "Hasta que la muerte nos separe" Capítulo 11: "De nuevo, un solo ser"

 
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