Encuentro Con el Verdadero Amor (+18)

Autor: AtalCullen
Género: + 18
Fecha Creación: 19/07/2012
Fecha Actualización: 27/07/2012
Finalizado: SI
Votos: 6
Comentarios: 11
Visitas: 42946
Capítulos: 16

 

Bella era una mujer tradicional, ejecutiva, con una vida llena de rutinas, ... la esperanza de ser amada ya no existía... solo que con solo una mirada su existencia cambiaría...

Amigas debo advertirles que esta historia tiene mucho sexo explícito.... 

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Capítulo 3: "Un día maravilloso"

 

Al estar en éxtasis con nuestras miradas bajando por el ascensor, venía a mi mente la pregunta ¿qué vendría ahora?, era tan raro todo lo que estaba pasando, aun no me reponía del todo, aun estaba en las nubes.

 

Ya fuera del edificio, nos dirigimos al estacionamiento y abrió la puerta de su auto y me invitó a entrar, era tan raro, ya no se veían hombres tan galantes, menos tan educados, yo sacaba mis propias conclusiones y llegaba a que cómo él era inglés tenía esa costumbre, pero mis conjeturas solo quedaban ahí hasta cuando él me hablaba.

 

Prendió el motor de su auto y nos marchamos de ahí, me percaté que era muy prudente al manejar, no decíamos ni una palabra, solo suspirábamos y nos mirábamos, hasta que él rompió el silencio y me preguntó donde me gustaría ir a desayunar, yo le respondí con una sonrisa de interrogación levantando mis hombros y le confesé que nunca había ido a desayunar a ningún lado que no fuese mi hogar, el me dio una sonrisa de las que me gustaba ver y dijo -- ¿entonces yo escogeré?, yo solo lo miré y le dije – ok, tu decides

 

En eso llegamos a un restaurante muy elegante, le miré y aun sin bajar del auto.

 

-le dije- ¿aquí?, ¿no será un poco inapropiado para como andamos vestidos?

 

Él solo me guiñó el ojo y me susurró en el oído que no me preocupara, yo abrí mis ojos de asombro y el me dio su mano para que yo se la tomara, yo la tonta no se la tomé, le tomé el dorso del brazo, él rió y lo dobló para llevarme, dándose cuanta que para mí todo esto era algo nuevo, todo lo que estaba pasando entre nosotros.

 

Entramos al local y me percaté que tenía una mesa ya reservada, en mi mente vino la frase "él estaba seguro que yo aceptaría", me quedé más sorprendida, él a penas me conocía y ya sabía como iba a responder ante sus penitencias, debes ser que él tiene más experiencias y a lidiado con esto, yo jamás había tenido una relación, bueno esto no lo era, pero jamás había sentido esto, una admiración por un hombre que con solo una mirada me atrajo tanto… Nos sentamos y pidió la carta.

 

-¿qué te vas a servir? me pregunto.

 

-solo quiero un jugo de frutas con una tostada de pan integral con queso descremada, le dije.

 

-Él levantó sus cejas de asombro ¿eres vegetariana?

 

-le respondí -más o menos, solo que carne roja no como.

 

-¿qué bueno saberlo? Dijo con un susurro. Bajó su cabeza para leer el menú con una sonrisa cautivadora que me derretía cada vez que lo hacía, era como un hechizo que me había lanzado, como una atracción tan grande que sentía por él, que al verle tan cerca, me daban ganas de tocarle su rostro y sentir todo lo que él era, de repente el me habló y yo reaccioné de la impresión, estaba embobada, y como si nada sentí mis mejillas rojas de ardor, me dio una vergüenza atroz, solo quería que él no me viera así ya que me estaba delatando, él como si nada había pasado, me sonrió.

 

-dijo, "no te preocupes, yo estoy igual que tu, solo que he aprendido a controlarme un poco".

 

En eso el mesero tomó la orden y pidió dos porciones de lo que yo quería, yo reí y para romper el hielo comencé a preguntarle algunas cosas, como porqué era arqueólogo, por qué vino a Fork a su estudio de los bosques, quería saber todo de él, y que mejor si le preguntaba de su trabajo.

 

-en todas partes donde hay tierra, existe la posibilidad de encontrar indicios de civilizaciones, de extractos y muchas cosas que ni nos imaginábamos…Los bosques que aquí se encuentran nos pueden enseñar muchas cosas de nuestro pasado, la tierra es rica en muchos sentidos. Me respondió mirándome fijamente a los ojos.

 

Una vez más quedé asombrada por su voz y como se expresaba, bueno él era inglés, pero hablaba muy bien el inglés con acento norteamericano, me reí, era asombrosa con la confianza que me respondía todo lo que yo le preguntase, era cómo que esperaba que yo le hiciera muchas preguntas. Él estaba para responder, era como que quisiese que yo lo conociera entero, no quería esconder nada.

 

-¿y tu familia?, le dije.

 

Quedamos en silencio, él agachó su rostro como que si la pregunta era algo incomodo de responder.

 

-le dije – no te preocupes, no contestes si no quieres, perdón por la pregunta, no quise incomodarte.

 

-él levantó su rostro y me tomó la mano y me dice - no te preocupes. Sabía que en algún momento tenía que contestar eso.

 

Deje mi mano ahí sintiendo el roce de su piel, que estaba calida, y le miré con ternura y él hizo lo mismo

 

-me respondió. -soy viudo, llevo seis años solo, mi esposa falleció en Egipto en una de mis expediciones de una enfermedad que llevó por algunos años, ella era arqueóloga también, nos conocimos en la Universidad Harvard, fuimos compañeros de carrera, nos enamoramos y nos casamos, viajamos mucho y cuando estábamos en el Cairo le detectaron Cáncer a la sangre, ella no quiso hacerse ningún tratamiento, así que fue una enfermedad muy dolorosa, estuve con ella sin dejarla hasta el final.

 

Con el trajín de su profesión no pudieron tener hijos, además era muy riesgoso por lo que ella sufría, él al contarme esa confidencia se le quebró varias veces su voz y yo aprovechaba para apretar su mano para decirle así que estaba bien y que no estaba solo, sentí como le afectaba todo eso, y me dije que ¿cómo sería si tuviera a alguien que amara y la perdiese? Después de su fallecimiento él decidió volver a Norteamérica para poder reponerse, él me confesó que aun recordaba a su esposa pero que sabía que debía seguir con su vida, aún era joven y sabía que no podía negarse a la posibilidad de rehacer su vida con alguien, y a la vez me confesó que cuando me vio por primera vez, mi mirada fue tan intensa, que le recordó la primera vez que conoció a su esposa en la universidad,… según él, yo actué como ella, con nerviosismo y pudor, y cada vez que me miraba le recordaba aun más.

 

Al oír eso le solté la mano con tanta rapidez, no sé porque me puse una barrera entre él y yo, quizás fue una autodefensa de mi parte, pero solo entendí que estábamos ahí no por mi, si no porque le recordaba a su esposa fallecida… me dio una ira interna, pero no quise ver más allá, disimulé mi enojo y seguí con la velada, solo que ya mi mirada era fría, ya no era calida como al principio, creo que fue mejor haber sabido esto antes de seguir con este juego, él se percató de mi cambio y me dice que no estaba dispuesto a que yo me alejara de él, porque era verdad, él quería conocerme para darse cuenta por si solo que yo era otra persona, con muchas cualidades y no con solo la mirada que le recordaba su pasado. Me lo dijo con tanta ternura y delicadeza que una vez más mi escudo que había puesto entre él y yo lo derribó con solo oír su voz sutil y amable.

 

Sí, era una tonta, una boba inexperta, una mujer primeriza, que se había hipnotizado de un hombre que apenas conocía y que estaba cautivada por todo lo que veía y escuchaba. Seguimos con el desayuno y ahora le tocaba a él preguntarme cosas, yo fui lo más sincera sobre todo cuando quiso saber por qué estaba sola.

 

-No puedo creer que una mujer hermosa por fuera y por dentro esté aun sola, me dijo.

 

Me sonrojé y sentí que no solo eran mis mejillas, sentí un calor en todo mi cuerpo, que iba desde los pies hasta la cabeza, me tomó una vez más la mano y me la apretó mirándome a los ojos.

 

-me dice, no es el recuerdo del pasado si no que tu haces sentir cosas que no había sentido nunca, ni siquiera con mi esposa.

 

Ahora con seguridad de que sus palabras eran sinceras y honestas, me había dado cuenta que él también era tímido, era como un chiquillo inexperto a veces, acercó su silla a donde estaba yo y puso su mano izquierda en mi rostro y acarició mi mejilla diciéndome que no me preocupara, que él no quería jugar, ni menos hacer de esto una vulgar aventura. Suspiré y sentí un beso tierno en mi otra mejilla y quedé paralizada, porque no reaccioné, quedé como una estatua mirándole.

 

Él era tierno, su mirada era angelical, pura, su ojos celestes grisáceos penetraban en los mas hondo de mi ser, era como una marca que se estaba estampando en mi subconsciente y en mi corazón, sentí su respiración tan agitada como la mía, sus labios calidos en mi mejilla, su roce de su cara me hizo sentir un escalofrío que recorrió toda mi espalda, a él le pasó lo mismo, sentí como su cuerpo hizo un movimiento como el mío, era divertido sentir que no solo era yo, era la realidad, no era un sueño, no era algo que en mi imaginación estaba, él estaba ahí, estaba junto a mí, sentí su aliento al ponerse frente para mirarme, y me estremeció aun más. Le dije que por qué no nos íbamos, y él cortésmente aceptó.

 

Al salir del lugar me dio la mano una vez más y yo esta vez no se la rehusé, se la tome y puso sus dedos entre los míos, fue algo nuevo, sentir a alguien que tomaba mi mano así, era extraño, un poco incomodo por lo nuevo de la situación, a mi edad, sí que era extraño…

 

Me llevó a mi departamento, estábamos fuera de él y aún no le soltaba su mano.

 

-me miró y preguntó, ¿Nos podremos ver más tarde?

 

-le respondí que ¿a qué hora?

 

- y él sonrió y me dijo levantando sus cejas - mmm ¿Cómo a las siete?

 

.

 

-Yo sin decir si o no, solo me acerqué y le susurre en su oído -entonces nos vemos a las siete.

 

Me miró y acercó su rostro para despedirse y me dio un tierno besito muy pausado en mis mejillas, solo coincidimos una vez más con un escalofrío mutuo, sí, era verdad…Le solté su mano y entré a mi departamento dejándolo ahí fuera, cerré y sentí el timbre y abrí sabiendo que era él, abrí y el sin ninguna pregunta solo se acercó y me arrastró hacia el por la cintura y me besó en los labios, con ternura y pasión, yo solo me quede ahí sin hacer nada, solo que al sentir su pasión le tomé del cuello y le retribuí su beso, era como saborear miel, era tan dulce, tan… no sé, solo que me deje llevar por la intensidad del momento, sentía sus labios mojados saboreando los míos, su lengua buscando la mía, era como una búsqueda insaciable, entonces yo, sin pensar, me aparté y sin reprocharle lo que había hecho le dije, -te espero a las siete-, y agitada lo empuje despacio hacia fuera y me despedí con un beso en su mejilla, él sin decir y hacer nada, solo sonrió y me miró guiñándome uno de sus hermosos ojos.

 

Cerré y supe que esta vez se iría, yo quedé con una sensación nueva, era como una jovencita adolescente después de su primer besó, sí era mi primer beso, él besó unos labios vírgenes, y eran los míos, no sé como lo hice, no se si le había gustado mis labios, no sé…solo era que estaba en un estado de limbo, jajaj ¿era a caso mi primer amor o era solo pasión? Me reía sola, me tomaba mi cabello, estaba sentada en el sofá, no podía reaccionar, era como que mis músculos no podían moverse de tanta emoción, mi cuerpo no reaccionaba, habían pasado varios minutos de que Edward se había ido del edificio y de pronto sonó el teléfono, contesté como pude, y era él, su voz suave era como una melodía dulce en mis oídos que hacía que mi cuerpo reaccionara tan extrañamente que le respondí como si nada

 

-¿a caso no podrás venir a las siete? Le dije.

 

-él rió y me dice no llamaba para eso, era para asegurarme que no olvidaras nuestra cita – ok.

 

- le dije ,-no lo he olvidado-,y sin decir nada más quedamos en silencio por unos segundo.

 

-el rompe el silencio y me dice - ya te extraño.

 

-al oír eso le dije - me pasa lo mismo, aun no reacciono de lo que habíamos pasado esta mañana

 

-el respondió - mas tarde hablaremos, quiero decirte que comeremos en mi casa, cocinaré para ti, solo que mi especialidad es con carne pero cambiaré el menú e inventaré algo vegetariano, ¿ok?

 

-le respondí con una sonrisa entre mis dientes -ok, te espero entonces, bye- y le corté.

 

Sin decir nada me quedé quieta ahí donde estaba, y solo me quedé pensando en sus labios suaves que rozaron los míos y en su boca jugosa de pasión, en su lengua buscando la mía, estaba aun en shock, me repuse y salte del sofá y me dirigí a mi dormitorio pensando que me pondría para cenar con él, iría a su casa, no pensé nunca en lo que significaba eso pero busque en mi guardarropa y no tenía nada apropiado, solo mis vestimentas de oficina y mis jeans o mis pantalones de buzo, era tan casual, no tenia nada, claro, para que necesitaría algo para una cita si nunca la había tenido, era mi primera experiencia y estaba emocionada, me senté y me tiré en mi cama para atrás y me llevé mis manos para tocar mis rostro así como lo hizo él, me pregunté si él estaría así, asentí con la cabeza que solo era yo, la emoción me embargaba solo a mí, yo era la primeriza, yo era la inexperta, a mis 38 años me sentía como una chiquilla en su primera cita, pensando en qué ponerme, que pasaría después de la cena, si volvería a posar mis labios en los suyos, eran tantas interrogantes y me preparé toda la tarde.

 

Ya habían pasado las horas y ya eran casi siete y estaba ansiosa, al final me puse un pantalón de tela con una blusa casual ancha con un cinturón en la cintura, me sentía un poco incomoda ya que la blusa tenía el cuello grande, jamás la había usado ya que me la habían regalado en uno de mis cumpleaños, y como era un poco sexy ya que al ponerla los hombros quedaban descubiertos, jamás me la había puesto, así que no sabia si era apropiada para la ocasión. Cuando llego la hora, sonó el timbre, estaba ansiosa de verlo, pero a la vez nerviosa, abrí la puerta y ahí estaba él, con sus ojos celestes grisáceos, su sonrisa cautivadora, sí era él,… me miró con asombro y me dio un beso y susurró en mi oído – te vez preciosa- yo no dije nada solo tomé mi abrigo y me lo puse y cerré la puerta contenta de que mi decisión había sido la correcta, a él le gustó, eso era signo bueno.

 

Me tomó de la mano y me acercó hacia él, mientras esperábamos el ascensor que bajara, con su otra mano me acercó hacia él tomando mi mejilla y me besó con pasión diciéndome –te extrañé toda la tarde- fue como hubiesen encendido una estufa, no solo mis mejillas reaccionaron a sus palabras si no que todo mi cuerpo prendió con una calor, que no podía describir, era nuevo, ¿cómo ese hombre hacía que mi ser se transformara así? ¿Cómo una hombre con solo un susurro o un beso sutil hacía que mi cuerpo fuese una antorcha humana?

 

Subimos al ascensor, bajamos y nuevamente me tomó de mi cuello y me besó, yo se lo retribuí y le dije que también le había extrañado y que ansiaba volverle a ver, me besó la frente y salimos hacia su coche, llegamos a su casa, me ofreció su mano y me llevó hacia adentro.

 

-me dijo, -¡bienvenida! siéntete en tu casa-.

 

Era una casa llena de cosas antiguas, pero muy bien decorada, en todos los rincones había piezas arqueológicas, era fascinante estar ahí, había tanta historia, tantas cosas, tantas experiencias, él solo me observaba. Mi expresión era de asombro, estaba cautivada con tanta sabiduría, de pronto sin darme cuenta me tomo por detrás de la cintura y me volteó poniéndome frente a él, aunque él era más alto que yo, así que tenía que verle más para arriba.

 

-me pregunta ¿te gusto mi casa?

 

-yo con mi cabeza se lo aseguré sin decir palabra, solo mis ojos no se salían de los suyos.

 

-¿qué te gustó más? me dijo.

 

-Yo reí, y le respondí, -Tú-

 

-él con una risa vergonzosa y sus mejillas rojitas, me mira y me vuelve a preguntar -¿Qué te gustó más?- Y yo nuevamente le respondí - ¡Tú eres lo mas bello, lo mas interesante, lo más valioso de toda tu casa¡

 

-el me acercó aun más hacia él, apretándome y me pregunta como que no lo creyera, ¿lo mas bello? ¿yo?

 

Rió mostrando una sonrisa aun mas bella que ninguna otra, era de felicidad, no era solo yo la que estaba embobada, él también lo estaba, pero no me explicaba de qué, si yo era normal, una mujer común y corriente.

 

-él en ese momento me mira y me dice -lo más bello de esta casa en este momento no soy yo, eres tú.

 

Y me agarra con pasión y me besa aun mas apasionado que la primera vez, era como que estábamos esperando ese momento, era algo mutuo. Mientras sentía su pasión en mi boca y en mi cuerpo, sin ninguna pregunta, sus manos no solo estaban ahora en mis cintura si no que estaban acariciando mi espalda, con sutileza a pesar de la situación, él era tan respetuoso, tan cordial, tan caballero, no sé pero era tan… un hombre de los que no existe, y me preguntaba ¿hasta cuando duraría toda esa cortesía?

 

Nos separamos y me tomó de la mano y me llevó a la mesa, estaba hermosamente decorada con mantel blanco, con velas encendidas en el centro y una rosa roja en mi puesto, me puso la silla para que me sentara. Levanta la tapa de la bandeja donde estaba la comida y había una rica ensalada surtida. Al verle me dio una risa inocente.

 

-él me dice en mi oído -no he podido ser más original que eso-

 

-y yo le dije -esto está perfecto, y le di un beso en sus labios.

 

Comenzamos a comer y de verdad estaba exquisito de postre me hizo una especialidad de su familia un Mouse de chocolate con almendras, estaba suave y delicado, así como era él. Al terminar nos levantamos de la mesa y yo le dije que yo lavaba la vajilla y el secaba, y él no aceptó, me tomó de la cintura y me dio un beso, yo lo alejé de mí con mis manos y le dije que debíamos hablar de esto antes de seguir más adelante, él aserto a mi petición y nos fuimos al sofá, nos sentamos uno al lado del otros y comenzamos a hablar, yo le dije mi preocupación de todo esto y que no quería sufrir porque era todo nuevo, él con prudencia me escuchó y después me dio su parecer.

 

-dijo – yo no quiero jugar contigo, me has cautivado, tu mirada, tus labios, tu sabor, era todo, me gustas más de lo piensas y aunque llevamos solo un día de conocernos es como si te conociera por mucho tiempo, no soy de los hombres que en donde llego encuentro un amor en cada puerto, no soy así, después de mi esposa no he tenido ninguna, hasta ayer cuando te conocí, nunca me había pasado con nadie, por eso sé que esto es diferente, tu lo eres,…no eres como las mujeres de hoy en día, aun tienes pudor, tienes esa inocencia de una adolescente y eso me encanta, me fascina, en realidad eres toda tú, no te niego que cuando nos hemos besado mi cuerpo se trasforma a como si fuera la primera vez, y eso me gusta, y lo deseo en cada instante que te tengo pegada a mí, es como un fuego que no puedo controlar, es nuevo para mi también.

 

Yo lo miré y le puse mis dedos en sus labios para que no siguiera hablando y le coloqué mis labios encima de los suyos y el me abrazó con devoción y me besó, sus labios estaban lleno de ardor igual a los míos que llegaba a doler, nuestros corazones están estaban estallando con latidos rápidos, nuestra respiración tan agitada que de repente salían gemidos de tanta pasión, con nuestras manos nos acariciábamos por donde estaba permitido en la primera cita, sí, aunque nos deseábamos más de la cuenta, de pronto sin darnos cuenta estábamos en una posición que me avergonzó, me reí pero me senté rápidamente y le pedí disculpas, él también rió y vergonzoso me abrazó y me susurró en el oído que no iríamos más adelante mientras estuviéramos preparados los dos, lo abracé y le miré agradeciéndole, él me dijo que se había dado cuenta que para mí era la primera vez en esta situación y que no iba a forzar nada si yo no estuviera de acuerdo, le mire y le besé y le dije que yo también lo deseaba pero que aun no estaba lista.

 

Ya era tarde y le pedí que me llevara a mi departamento, él se levantó enseguida y me puso mi abrigo y nos fuimos. A él le brillaban sus ojos, y su cara estaba llena de alegría, me fui en su regazo durante todo el trayecto a mi hogar, olía su pecho y se lo acariciaba, sentía como le gustaba, ya que él me tenía abrazada y recorría con su mano desde mi cuello hasta la cintura, y le dije que me gustaba cuando hacía eso, cuando sentía sus manos recorrían mi cuerpo, y el sonrió y afirmó que lo tendría en cuenta cada vez que estuviéramos juntos. Llegamos al edificio y le dije que no se molestara en subir conmigo que me dejara a fuera, le besé con un beso ardiente y seductor, y me despedí bajándome del carro y se me fue, yo llegue a mi departamento y sonó el teléfono y era mi … bueno era Edward, me llamaba solo para desearme buenas noches y que me extrañaría durante la noche, yo le aseguré que también lo haría y que además soñaría con él, eso le gustó y me dice que también lo haría, me tiró un beso y yo igual y colgamos, así terminé ese día, fue maravilloso, fue perfecto…

 

Capítulo 2: "Encuentro impensado" Capítulo 4: "Everytime we touch"

 
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