Encuentro Con el Verdadero Amor (+18)

Autor: AtalCullen
Género: + 18
Fecha Creación: 19/07/2012
Fecha Actualización: 27/07/2012
Finalizado: SI
Votos: 6
Comentarios: 11
Visitas: 42944
Capítulos: 16

 

Bella era una mujer tradicional, ejecutiva, con una vida llena de rutinas, ... la esperanza de ser amada ya no existía... solo que con solo una mirada su existencia cambiaría...

Amigas debo advertirles que esta historia tiene mucho sexo explícito.... 

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Capítulo 5: "Primera vez"

 

Nuestra relación ya era más sólida, llevábamos prácticamente un mes, un mes lleno emociones intensas, un mes de confesiones sinceras, un mes de interrogantes por el futuro, un mes maravilloso, un mes de espera, de restricciones, un mes donde habíamos tenido que congelar nuestras emociones y revoluciones de nuestra pasión. Edward siempre era el cable tierra y era el que controlaba todo, yo siempre me dejaba llevar por las hormonas así que siempre él enfriaba los momentos más candentes que teníamos. Aun así lo amaba con todo mí ser. Sabía que llegaría el momento de estar juntos y de entregarle lo único que me faltaba dar, mi cuerpo.

El día que cumplíamos el aniversario de nuestro primer mes juntos, Edward me tenía una cena en su casa, nunca me imaginé que ese día iba a cambiar todo en nosotros, cambios que a simple vista podrían jugar en contra o para bien, no lo sabía.

Fue una velada muy romántica, una cena deliciosa, con muchas verduras y frutas, con muchas velas a nuestro alrededor, me sentía en las nubes, cada día me sentía más enamorada de él. Edward me hacía sentir una mujer viva, hacía que mi cuerpo reaccionara, lo sacaba del retardo que había estado por tantos años.

Después que terminamos de cenar, puso música y me invitó a bailar, era un tema lento, suave, me tomó de los brazos y los puso alrededor de su cuello, y los suyos los posó en mi cintura apretándome a él, podía sentir su nerviosismo, su corazón latir, era como que tenía algo de decir y no podía y no se atrevía.

-lo miré y le pregunte ¿pasa algo?

Él me abrazó aun mas fuerte y tomo mi rostro con sus manos en cada mejilla y me besó, yo no reaccioné y quedé perpleja, ya que no fui capaz de hacer nada, me quedé inmóvil, saboreando su exquisito beso, sintiendo sus labios como acariciaba los míos, con ternura, pero al mismo tiempo con pasión, nunca me había besado así, era diferente, era más intenso, sentía como su lengua buscaba la mía, tomó mis manos y la puso en su cintura y las suyas estaban en la mía. Sus labios siguieron besándome, pero ahora se trasladaba a mi mandíbula llegando a mi oído susurrando.

-¡Te amo y te deseo! No aguanto más. Me dijo.

No dije nada solo le seguí el ritmo de todo, sus brazos me abrazaban me apegaba más hacia él, sintiendo como su cuerpo reaccionaba a mi cuerpo que estaba ardiendo de pasión igual que el de él, susurró mi nombre diciéndome:

-mi Bella… la que me dio vida- tu me has hecho nacer de nuevo, me has resucitado-

Seguía tan intenso en su actuar, que sentía mi cuerpo como una pluma, flotaba entre sus brazos, sentía como sus manos acariciaban mis brazos, mis espalda, mis muslos, yo solo me dejé llevar, sentía como mi cuerpo estaba en llamas, como estaba preparado para tenerle en mí, y eso que aun estábamos con nuestras vestimentas, solo que al estar tan juntos sentía su excitación y él la mía, éramos dos seres que nos amábamos y que nos deseábamos tanto que ya nuestros cuerpos ya no querían esperar.

De pronto me sentí mojada, como si me hubiera orinado, reaccioné y me separé asustada de él y me fui al baño sin decir nada, lo dejé ahí en la sala, me encerré en el baño y me vi mi ropa interior y me di cuenta que no era orina, si no que mi vagina estaba tan lubricada que me asusté y a la vez avergonzada por lo que me había sucedido, las otras veces nunca había sido así tan intenso. De repente Edward toca la puerta del baño.

-¿amor te sientes bien? Me preguntó.

Yo no quería salir, estaba avergonzada, no podía decirle lo que me había pasado, no sabía que iba a pensar él, me sentía una vil estúpida inexperta en esto.

Edward estaba cada vez más preocupado porque no salía del cuarto de baño, hasta que me di valor y salí, él estaba tan asustado, que me abrazó al ver que estaba bien, yo también le abracé.

-¿de verdad estás bien amor? me volvió a preguntar.

Sin soltarlo le dije al oído que estaba bien, que no se preocupara, que no era algo grave, y que en otra ocasión le diría que me había pasado.

El no quiso indagar más sobre el asunto, él tenía experiencia había estado casado, sin decirlo sabía que el tema no iba a ser algo desconocido, pero yo seguía avergonzada.

-aun estaba entre sus brazos y me dijo –amor, tengo algo importante que decirte.

Me soltó y tomó mis manos entre las suyas, no quitaba su mirada de la mía, y sacó una cajita de terciopelo color azul de su bolsillo del pantalón, le miré y di un suspiro profundo, la abrió y era un anillo tipo cinturón de oro blanco con tres incrustaciones de diamantes. Era tan bello que quedé con la boca abierta sin decir nada, ya que sabía que lo vendría después, se agachó hincándose con una rodilla.

-diciendo - ¿Srta. Swan?, ¿quieres pasar el resto de tus días con este inglés que solo desea hacerte feliz? ¿Quieres ser mi esposa hasta que la muerte nos separe?-

Me pidió matrimonio y no lo podía creer, pensé que este día nunca llegaría. Mi vida era tan rutinaria que nunca pensé tener un novio ni menos casada.

Al escucharle me brotaron de mis ojos lágrimas de emoción, de alegría, de sorpresa, era un montón de cosas que me embargaba en ese minuto.

-No aguanto más Bella estar separado de ti, cada día era un suplicio déjate en casa cuando me tengo volver a la mía. Reconozco que te deseo tanto, pero mis fuerzas ya se están llegando al límite, reconozco que ya no puedo estar ni un minuto más sin ti, quiero compartir todo contigo, quiero darte todo, quiero amarme por siempre.

-yo le abracé y le respondí a su petición con un  ¡ACEPTO…!

Sin pensar en nada le besé con desesperación, con tanta pasión, que me llegaba a doler por tanto fuego que había en mí. No importó nada, le besé, sentía como estaba tan agitado así como yo, como sus manos querían tocarme entera, sentía que el deseo era mutuo, una vez más me sentí húmeda, pero esta vez entendí que era algo normal, y no salí corriendo, dejé que mis hormonas siguieran su curso, solo quería entregarme al hombre que se había fijado en mi solo con una mirada.

Sus manos empezaron a soltar el nudo de mi vestido que andaba trayendo, debajo de él no andaba con nada y mis pechos quedaron al aire, me entregué a mi vergüenza y dejé que Edward me tocara con su manos, que llevara sus calidos labios hacia mis senos que estaban anhelando sentirlo, yo jugando con su cabello mientras sentía su boca como me acariciaba los pechos en especial mis pezones, volvieron sus labios a mi boca y me miró con un signo de interrogación en su mirada. Le mire y le besé diciéndole así que estaba de acuerdo con esto y que siguiéramos lo que habíamos empezado, mis manos abrieron su camisa, después le saque su camiseta y le besé su pecho, mis manos le acariciaban, mis labios recorrieron todo sus dorso y sentía como se estremecía, yo estaba igual, mi cuerpo me pedía estar conectada a él. Me tomó y me levantó, me besó y llevó una de mis manos hacía su cinturón para que se lo desabrochara, yo obedecí como una nena obedece a sus mayores, sentía como él le agradaba sentir mis manos temblorosas encima de sus genitales tratando de abrirle su pantalón, cuando lo logré me abrazó y me besó, me miró.

-me preguntó -¿estas segura de lo que vamos hacer?

No respondí solo moví la cabeza de arriba hacia abajo diciéndole así que estaba de acuerdo. Él con sus manos soltó aun más mi vestido hasta que logró deshacerse de él y solo quede en mis cuadros con mis medias pantys, él empezó a sacarlas una a una siguiendo con lo último.

Él se dio cuenta que yo temblaba de vergüenza, de miedo, no sé porque lo hacía, pero era nuevo todo, porque por primera vez estaba con un hombre, así de esa manera, además sería mi primera vez.

Me tomó en sus brazos y me llevó a su recamara, los dos desnudos, le miraba con devoción, su piel era tan pálida, suave, velluda, pero a penas se le veían sus vellos de tan claros que era, su piel cálida, veía como se erizaba su piel al contacto con la mía, como su cuerpo reaccionaba igual que la mía.

Él tendiéndome en su cama con suavidad, me besó con dulzura, pero a la vez pasión, comenzó en mis labios húmedos hasta recorrer todo mi cuerpo llegando hasta los más escondidos rincones, yo con sentimientos y sensaciones encontradas, gemí de placer al sentirlo entre mis piernas, sentía su lengua recorrer todo lo que encontró a su paso, yo inexperta solo me dejaba llevar. Mi cuerpo quería explotar de tanto placer que sentía, lo tome de la cabeza y lo traje hacia mi boca, y le besé, él tomó mis piernas de los muslos y sentí como quería entrar en mí, me miró con ternura.

-me dice –"te amo amor mío, ya eres mía, toda mía" –

Con suavidad entró en mí, lentamente, yo le tenía tomadas las manos, y con fuerza apretándolas cada vez mas, cada vez que entraba un poco más en mí, hasta llegar a una pared que le impedía llegar más adentro.

Al principio tenía miedo, pero después me relajé y empecé a disfrutar, de pronto sentí que entró de una con fuerza y con una sola vez penetró hasta lo más hondo de mi ser y grité de dolor mezclado con placer, era de él, sentí como me traspasó, sentí como le entregué lo más preciado de mi ser.

Con movimientos a la par, nos fundimos de tanto gozo, de tanto placer, hasta llegar juntos a un orgasmo extraordinario, nunca pensé que era tan exquisito sentir eso, sentir que le entregas todo al ser amado, que hay una complicidad de emociones, nos quedamos así abrazados, y le pedí que se quedara así, que no saliera de mí, quería sentirlo dentro, quería que siguiéramos unidos, que fuésemos uno solo, el no se rehusó, me dio en el gusto.

-me preguntó -¿te duele Bella?

-Le respondí - no es dolor,… arde porque rompiste, pero pasará, por eso no quiero que te salgas, quiero sentirte ahí…quiero estar así por siempre…

Me abrazó y me besó diciéndome que me amaba con locura y que esa noche jamás la iba a olvidar, porque era su primera vez que lo hacía con una virgen en todos los sentidos y la única.

Cuando le oí eso sonreí de alegría ya que me di cuenta que su esposa no le había regalado eso. Me sentí reconfortada.

Aun le sentía dentro mío, aun en mi cuerpo sentía espasmos, sentí como el se reponía y se erectaba nuevamente y sentía como empezábamos de nuevo. Yo feliz, con la diferencia que ahora sí sabía a que iba, sabía que debía hacer, me sentía con confianza.

La segunda vez fue mucho mejor y terminamos una noche de placer, de romanticismo, de pasión, de éxtasis y de amor, mucho amor…

Capítulo 4: "Everytime we touch" Capítulo 6: "Comenzando a vivir"

 
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