Encuentro Con el Verdadero Amor (+18)

Autor: AtalCullen
Género: + 18
Fecha Creación: 19/07/2012
Fecha Actualización: 27/07/2012
Finalizado: SI
Votos: 6
Comentarios: 11
Visitas: 42945
Capítulos: 16

 

Bella era una mujer tradicional, ejecutiva, con una vida llena de rutinas, ... la esperanza de ser amada ya no existía... solo que con solo una mirada su existencia cambiaría...

Amigas debo advertirles que esta historia tiene mucho sexo explícito.... 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 11: "De nuevo, un solo ser"

Después de algunos meses desde la operación, yo continué mi trabajo en la oficina y Edward en la investigación en los bosques de Fork. Habían sido meses de una tranquilidad inexplicable, ya que ahora ya sabíamos que el mioma había sido benigno y no corría el peligro de algún cáncer.

Edward era el más feliz, ya que ahora podíamos pensar en agrandar la familia, aunque él no me exigía, solo que muchas veces me lo insinuaba con sus comentarios. Sabíamos que aun faltaban algunos meses para cumplir el año desde la operación y que debíamos esperar.

Esa era el problema, los dos estábamos tan deseosos que para los dos había pasado mucho tiempo y ya estaba siendo una tortura pasar las noches solo tocándonos con nuestro cuerpo luchando por estar unidos. Era tanto el deseo de amarnos que durante estos meses estábamos experimentando de otras formas que a pesar de mi edad no se me había ocurrido.

Al principio fue tan incómodo, pero al realizarlo me llegó a gustar. Gracias a tener la boca y las manos, nos hemos dando mucho placer, el placer que nuestros cuerpos anhelaban sentir. Claro no ha sido lo mismo que estar unidos como un todo y tenerle dentro. Pero de alguna forma nos hemos dado placer y disminuido el deseo descontrolado de las primeras semanas.

Era tanto el deseo de estar con mi esposo que un día, desde la oficina llamé al doctor y le explique la situación, me dijo que debía examinarme y que veríamos si se corría peligro o no. Ese día llegue a la consulta y estaba ansiosa y preocupada, solo quería escuchar al doctor que me daba la libertad de estar con mi marido y amarle.

Al examinarme, vio que estaba cicatrizando muy bien, y que por dentro también, pero que aun estaban algunas heridas muy frágiles. Me dio la libertad de tener intimidad pero que no fuésemos muy efusivos para no correr ningún peligro, yo me reí en ese momento solo con pensar como seríamos después de tantos meses sin amarnos.

Me fui a la oficina feliz, no le dije nada a Edward, estuve planeando todo durante la tarde para nuestro encuentro en la noche. Estaba tan emocionada,…mi Edward…era perfecto, ahora podría tenerlo sin miedo a perderlo, era la razón de mi existencia, el aliento de vida de cada día.

Esa tarde mi cabeza comenzó a recordar las sensaciones que él me hacía sentir cada vez que estábamos juntos, era indescriptible, con solo pensar en la sensación de volver a tener en mi piel la ola eléctrica que él le hacía a mi cuerpo cada vez que sus manos me exploraban con delicadeza…comencé a divagar mientras me concentraba en mi trabajo, era casi imposible ya que con solo saber que el doctor me había dado el alta, ya estaba ansiosa que llegara la hora de irme al departamento y amar a mi a esposo.

Las horas pasaron lentamente, se me hizo una eternidad, hasta que llegó la hora de irme, Edward me esperaba en el estacionamiento como cada día, al verle allí parado afirmado en el carro, con su camisa gris y su chaqueta marrón claro, con su cabello rubio alborotado por el aire dirigiendo sus ojos hacia los míos sin poner su mirada en nada más que en mí, dándome una de esas miradas que me hacían caminar en el aire, …al llegar a él me lancé a sus brazos tomando su rostro con mis manos y llevando mis labios encima de los suyos, con desesperación, le deseaba tanto, le echaba tanto de menos.

Él con suavidad me apartó para así respirar,

-¡Hey! Yo también te extrañé- me dijo con su sonrisa pícara.

-Mi amor, no hallaba las horas de verte y estar contigo, TE AMO ESPOSO MIO- le dije con dulzura.

-¿Eva?- Mirándome a los ojos sin despegarlos -¿qué pasa?- Preguntó.

-nada, solo te extrañaba y quería sentir tus labios y besarte, abrazarte y ver tus hermosos ojos- le dije con suspicacia y timidez.

-mmm, si ya veo, amor pero sabes que no podemos, aun estamos en cuarentena por algunos meses más- me dijo besando mi cabello.

-ok- le dije, vamos a casa entonces, pero no te olvides de algo.

-de que amor- preguntó.

-que te amo- me miró y se rió dándome un beso en la frente.

Entramos al carro y ya no daba más era tanto el deseo que tenía por él que mientras nos dirigíamos a casa me acerqué besando su mandíbula.

-¡Bella detente!- me dijo.

Yo sin hacer caso a sus palabras, comencé a desabotonar su camisa y metí mi mano derecha en su pecho, estaba caliente, eso me hizo sentir una corriente en mi brazo.

-amor, déjame mimarte un poco, ¿porfis?- Le dije sin dejar de acariciar su pecho.

-ok, pero un poco solamente- me lo dijo con una mirada insinuadora.

Seguí un poco más y me acerqué besándole su pecho, le tenía toda la camisa desabotonada, su respiración se hacía más agitada por parte de él, para que decir de la mía.

Edward comenzó a bajar la velocidad del carro, ya que se le estaba siendo un poco complicada la coordinación de sus reflejos, por mi irrevocable necesidad de él, y esa necesidad era mutua, mi cuerpo ya no daba más sin él, le susurré que parara el carro, pero él se rehusó.

-amor por favor- le pedí, ¿plis?

Sin más mis manos siguieron acariciándolo bajando hacia su vientre y mis labios siguieron el recorrido hasta llegar hasta la frontera de su pantalón, mis manos sin timidez, solo necesidad, rozaron su sexo, lo hice a propósito, me di cuenta de un gemir de Edward, subí mi mirada hacía él, diciéndome, mi amor no seas malita, no vez como sufro, me mordí mi labio inferior, y me acerqué y le besé.

-amor, estaciónate, por favor- le supliqué.

-¡Bella! No insistas- me dijo con enojo.

-¡ok!- le dije con rabia.

Estábamos excitados con las evidencia a la vista, me senté y cruce mis brazos sin decir una palabra hasta que llegamos al departamento, me bajé sin decir nada y sin esperarlo, tomé el ascensor, él con prudencia me siguió por detrás sin decir nada, sabía que me había disgustado, era nuestro primer disgusto.

Yo en mi ser sabía que no era su culpa, me bastaba solo con decirle lo del médico y sería distinto, pero me lo guardé. Subimos por el ascensor sin decir una palabra, él solo me miraba de reojos y yo con mis ojos llenos de lágrimas pero aguantando para que no cayeran.

Llegamos al departamento, y me fui al dormitorio, Edward no me siguió, se quedó en la sala triste porque esta era una situación complicada, él me deseaba tanto como yo, pero no quería hacerme daño, quería respetar las recomendaciones que el médico había dado, él me quería sana y a su lado.

Comenzó a llorar de la impotencia y fue en busca de mí a la habitación, yo estaba sentada en el borde de la cama llorando también, Edward entró y me vio, se acercó y me abrazó yo hice lo mismo nos abrazamos con tanto amor y desesperación, me dijo que no podía estar enfadado conmigo o sabiendo que yo lo estaba de él, pero que entendiera, no quería pasar por la angustia de saber que me perdería.

Le tomé su rostro con mis manos, -¡Edward te amo!, ¡te añoro cada día cuando estamos abrazados! ya no aguanto más no tenerte por completo, hoy fui al médico y le explique lo nos sucedía y me dio el alta.

Edward abrió los ojos lleno de sorpresa y alegría, el médico solo me dijo que no fuéramos tan efusivos porque algunas cicatrices estaban aun muy frescas.

-¿Amor porque no me lo dijiste en el auto?- preguntó.

-Edward perdóname, pero no aguantaba más, se que fui una tonta pero ya te lo dije.

Nos quedamos mirándonos sin saber que hacer como la primera vez, era como volver a comenzar.

Después de solo mirarnos Edward tomó la iniciativa, me tomó mis manos y las llevó a su pecho para que le desabrochara la camisa, le miré.

-¿estás seguro?- le pregunté.

Él respondió con una sonrisa, ya estas de alta o ¿no?

Al escucharle me dio una corriente que subió desde los pies hasta mi cabeza, le sonreí y le besé con desesperación, él no me rehusó si no más bien hizo lo mismo, y me separé un poco y le recordé lo que el medico había dicho, y caímos juntos riéndonos de tanta felicidad que nos inundaba.

Comencé a besarle su pecho que tanto añoraba, así tan agitado como estaba, con esa calor que emanaba y que mis labios sentía al rozarlo, llegué a sus pezones, los mordía dándole un shock eléctrico a su cuerpo, él solo dejaba que lo hiciera, sus manos acariciaba mi cabello hasta que me lo soltó y dejó caerlo. Le fascinaba mi cabello largo y suelto, le encantaba sentirlo cuando se lo pasaba por su piel, le miré mientras con mi lengua lamía todo su vientre jugando en su ombligo mientras una de mis manos tocaba su entre pierna llegando a mi golosina preferida, ya estaba como me gustaba y comencé a desabrochar su cinturón siguiendo después con el pantalón, rápidamente se lo quité y solo quedó con su boxer viéndolo con su sexo excitado que me quedé en silencio viéndolo.

El me tomó y me besó con pasión luego el cuello y su manos ya me tenían solo con la tanga, mis pechos ya estaban siendo devorados por los labios de mi esposo hasta que gemí de tanto placer que me estaba dando, mis pechos estaban duros tan erectos que con una mano me acariciaba uno y su boca me comía el otro, yo tomando sus cabellos con furia pero sin hacerle daño, sus labios siguieron hacia mi vientre sintiendo su lengua como me saboreaba, sus manos las quitó de mis pecho y las llevó a mis caderas y lentamente sacó mi tanga, me quedó viendo y sin decir nada le abrí mis piernas un poco.

Edward tomó aire y tragó saliva y se fue directo a mi vulva, la abrió con sus dedos sintiendo como mi clítoris estaba duro, bombeado sangre esperando ser devorado por mi amado, el sabía que eso me gustaba tanto como a él, recorrió toda mi vagina y succionando todo mi miel, sabía que estaba lista hace bastante tiempo pero él quería que este momento durara más de lo normal, mi voz entre cortada gemía y le suplique que me penetrara, él sin hacer caso siguió besándome hasta que llegó a mis labios, yo le abracé con mis piernas atrayendo su cintura y su pelvis hacia mi y estar en posición de poseerme y me pidió que le repitiera mi petición, lo hice una vez más y así puso su miembro y me penetró con suavidad, con miedo pero con deseo, al sentirle dentro de mi, mis lagrimas frotaron sin decir nada, eran de felicidad, de tenerle una vez más, éramos un ser una vez más después de tanto tiempo, llegamos a un orgasmo que jamás había sentido, era perfecto, nos quedamos abrazados besándolo en su cabeza y el en mi hombro pegoteados con tanto sudor en el cual estábamos, me susurró, TE AMO MI VIDA... y yo le abracé diciéndole lo mismo. Nos quedamos así hasta que nos quedamos dormidos.

 

Capítulo 10: "Luna de miel? muy roja" Capítulo 12: "Sospechas"

 
14445043 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios