Encuentro Con el Verdadero Amor (+18)

Autor: AtalCullen
Género: + 18
Fecha Creación: 19/07/2012
Fecha Actualización: 27/07/2012
Finalizado: SI
Votos: 6
Comentarios: 11
Visitas: 42954
Capítulos: 16

 

Bella era una mujer tradicional, ejecutiva, con una vida llena de rutinas, ... la esperanza de ser amada ya no existía... solo que con solo una mirada su existencia cambiaría...

Amigas debo advertirles que esta historia tiene mucho sexo explícito.... 

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Capítulo 15: "Fruto del amor"

Habían pasado ya casi cinco meses desde que sabíamos que seríamos padres, mi barriga ya había crecido y se notaba el bultito.

Ya estaba con mi post natal así que estaba en mi casa disfrutando de mi hogar preparando el dormitorio del bebé, decorándolo al gusto de Edward y mío. Aún no sabíamos el sexo del bebé, en realidad no queríamos ya que queríamos que fuese una sorpresa, aunque sabía que por parte de Edward quería un niño y yo quería una niña, solo teníamos que esperar.

Hasta ese entonces mi embarazo era normal, aun teníamos nuestras noches de placer con mi marido pero era cada dos días a lo menos ya que no queríamos que el bebe tuviese problemas por eso, pero tampoco queríamos dejar de mimarnos.

Habían pasado muchas cosas durante este tiempo, Roberto y Kristina se habían dado una oportunidad, Kristina dejó que sus sentimientos salieran de ella y se los demostró a Roberto, este por su parte se dio cuanta de ello y se dejó influir y se dio cuenta que Kristina era una buena mujer y que con ella podría dar ese amor que tenía en su interior y de alguna forma dejar de amarme. Pero al verles junto me daba alegría por los dos, casi todos los días pasaban a verme después de la oficina… eran parte del crecimiento de mi barriga.

Edward llegaba todos los días con algo para le cuarto del bebé y con una flor para mí. Era tan detallista, cuando estábamos tan deseosos de nosotros él siempre era el más suave y el delicado. Yo era mas arrebatadora pero él me calmaba y hacía que me tranquilizara por el bien de los tres.

Un día ya era la hora de la llegada de Edward hace ya tres días que no teníamos intimidad, pero ese día lo necesitaba, lo anhelaba tanto que mi cuerpo lo pedía.

Me preparé para cuando llegara lo atraparía sin dejarlo ir. Estaba en nuestro dormitorio en la cama con un piyama diminuto con encajes, no me incomodaba tener la barriga grandota, me veía tan sexy y a la vez tan tierna, que sabía que de alguna manera igual seducía a mi marido.

Con solo pensar en Edward mi cuerpo reaccionaba inmediatamente, así que cuando llegó yo ya estaba lista para él. Entró y me vio y dejó la flor en el velador y se acercó a mí al darme un beso apasionado.

Era tan dulce, me encantaba sentir su sabor, como sus labios se apoderaban de los míos, y como sus brazos me envolvían y como su respiración se agitaba y sentía como su pecho subía y bajaba cada vez que me devoraba.

Mis manos tomaron sus cabellos y lo acariciaba mientras mis piernas se ponían en una posición más cómoda para que él se encajara encima de mí. En eso le saqué la chaqueta y a desabrochar los botones de la camisa, sus manos ya se habían apoderado de mis senos, sus manos los apretaban y los masajeaban en forma delicada, ya que mis pechos ya estaban preparándose para formar leche, era una sensación hermosa, me quitó la parte de encima de mi pijama y empezó a devorármelos con sus labios, me los comía tan exquisitamente.

Comencé a gemir su nombre suavemente entre mis jadeos dándole a entender que necesitaba más, que le extrañaba, que le necesitaba tanto, solo que ahora mi barriga era más grande y era más difícil por parte de él que estuviera encima de mío, le incomodaba pero no decía nada solo le veía tan deseoso pero que de alguna manera se retraía, no sabía que hacer, yo tomé las riendas en ese momento, le besé y le susurré en su oído que no se preocupara que dejara en mis manos nuestro momento de amor.

Sabíamos que a medida que la barriga estuviera más grande sería más difícil, así que tendríamos que innovar.

Fue difícil ya ese día terminar lo que habíamos empezado así que cuando lo hicimos, terminamos muy cansados, fue un momento muy intenso y con mucho esfuerzo y delicadeza.

Pasarían los próximos cuatro meses y ya mi barriga era enorme, estábamos a pocos días de dar a luz, ya había sentido algunas contracciones mientras se acomodaba el bebé en la barriga para poder salir.

Solo quería que llegara ese día, pesaba mucho, me la pasaba casi acostada todo el día, era un bebé muy grande, sabía que saldría grande como su padre, añoraba que se pareciera a él más que a mi, no me importaba que fuese solo importaba que saliera sanito y parecido a su papá que tanto le amaba.

Hace tiempo había aceptado con felicidad el hecho que sería madre, entendí que era fruto del gran amor que teníamos con Edward. Era mutuo y eso nadie lo podría negar, nadie podría decir que éramos una simple pareja de esposos monótonos, simples.

Ya eran casi las 16:00 pm y estaba sola en la casa, era aun temprano para que Edward llegara del trabajo, pero empecé con el trabajo de parto, comencé a tener contracciones cada 5 minutos, eran muy fuertes, llamé a Edward a su celular y me dijo que no hiciera nada que estaría en unos minutos conmigo, eran tan fuertes las contracciones que solo hacía tomarme la barriga para que no saliera, era un impulso tan tonto, era primeriza y me relaje esperándolo.

De pronto llegó, tomó el bolso y me llevó del brazo por el ascensor hasta el estacionamiento, llegamos a la clínica que me esperaban y ya la placenta se había roto, me asusté ya que era un líquido acuoso mezclado con sangre y agua. La enfermera me explico que era normal y que ya faltaba poco así que me relajara y que me quedara tranquila. Edward no me dejaba mi mano, la tenía aferrada a la mía con fuerza, él estaba tan asustado como yo, estaba impaciente.

-¿amor? si es niña ¿Qué nombre le pondremos? Y si es niño ¿cuál?- Me dijo

-Me miró y rió diciendo –¡no habíamos pensado en eso!-

-Si es niña lo escojo yo – dijo

-y si es niño yo- dije con una sonrisa con dolor. Se venía otra contracción.

Ya era hora, estábamos en la sala y mis jadeos eran cada vez más intensos, el doctor solo decía ¡puja Bella!, ¡puja! Mmmmm¡¡¡¡¡¡ parecía que se iba a salir todas mis extrañas, di mi último pujo y salió nuestro bebé, Edward estaba extasiado, feliz, asombrado, yo estaba a punto de desmayarme por tanta fuerza, pero solo quería ver al bebé, sentirlo y besarlo.

-¿Qué es?- pregunté aun jadeando por tanto esfuerzo.

-¡Una hermosa bebé!- me dijo Edward sollozando de tanta alegría.

-¡Dámela!- la pedí con ansias.

-Aquí viene amor- me dijo mi esposo secándose las lágrimas de felicidad que caían por su hermoso rostro.

-¡Edward es igual a ti! ¡Es hermosa!- le dije llorando y besando su cabecita que estaba descubierta, solo la cubría un pañal.

Me la pusieron encima de mi pecho boca abajo y la sentí gruñir despacio al sentirla junto a mí. Era hermosa, su piel era como la de Edward, blanquísima, se veía que tendría su cabello claro como su padre ya que a la luz se veían sus vellos clarísimos. Añoraba el día que abriera sus ojos para ver de qué color los tendría.

Levanté mi rostro y vi como nos miraba mi esposo, era una escena hermosa, ya éramos una familia. Le había dado un hijo y era perfecto, mi felicidad no la podría describir con palabras. Era tan grande, mi vida no importaba en ese momento, solo importaba lo que mi esposo sentía.

Me la quitaron de mis brazos para llevarla a arropar y a mi me llevaron al cuarto. Edward se fue a mi lado tomado de mi mano. Pude sentir su ternura y devoción por mí.

-¿Sabes algo Amor?- me preguntó.

-no- le dije con una sonrisa en mis labios.

-Eres mi ídola- me dijo mirándome con admiración.

-¿por qué amor?- le dije.

-Porque no hubiese podido ser mujer- me miró y se rió.

-Amor, las mujer estamos hechas para dar a luz, por algo somos mujeres- me reí junto con él. - ¿pero sabes una cosa? Le dije.

-¿Qué?- dijo.

-Serás un gran padre- le tomé del brazo y lo empujé para darle un beso.

El me lo respondió, se quedó junto a mí toda la tarde hasta que me llevaron al bebé. Aun no le poníamos nombre, habíamos quedado que si era niña Edward le pondría el nombre así que él aun no me decía cual era su decisión.

Me quedé viéndolo como la tomaba entre sus brazos y le daba un beso en su frente, me quedé maravillada con esa escena, la guardé en mi mente para llevarla el resto de mi vida junto a Edward y mi hija.

 

Capítulo 14: "Resignación v/s felicidad" Capítulo 16: Epílogo: "Completando la felicidad"

 
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