Encuentro Con el Verdadero Amor (+18)

Autor: AtalCullen
Género: + 18
Fecha Creación: 19/07/2012
Fecha Actualización: 27/07/2012
Finalizado: SI
Votos: 6
Comentarios: 11
Visitas: 42948
Capítulos: 16

 

Bella era una mujer tradicional, ejecutiva, con una vida llena de rutinas, ... la esperanza de ser amada ya no existía... solo que con solo una mirada su existencia cambiaría...

Amigas debo advertirles que esta historia tiene mucho sexo explícito.... 

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Capítulo 14: "Resignación v/s felicidad"

El día anterior había sido un día lleno de emociones, la confirmación de que íbamos a ser padres, y la noche de amor que cada día nos dábamos, aunque hay que decir que ninguna noche era igual la sensación. Cada vez era diferente, nuestro amor día crecía y se fortalecía.

Ese día antes de ir al trabajo, me fui a la clínica a hacerme los exámenes para estar cien por ciento seguros de mi embarazo. Iban a estar los resultados en la tarde, así que me fui al trabajo después, Edward solo me había dejado allí ya que debía estar temprano en su trabajo.

Esa mañana en mi trabajo era como todos los días, rutinaria, monótona, solo que me estaba sintiendo muy incómoda, ya que varias veces había encontrado a Roberto mirándome, cuando yo le dirigía la mirada él se hacía que estaba haciendo otra cosa. Pensé en ese momento que los sentimientos de Roberto hacía mí se habían terminado después de haberme casado, nunca le había dado algún motivo para que se hiciera ilusión, pero así es la realidad, al corazón no se le manda. Kristina se acercó ya que se había percatado que me había dado cuenta lo de Roberto.

-¿Te diste cuenta?- Dijo

-¡¡sí!! Pensé que se le había pasado- le dije

-no, cada vez es más intenso, ayer estuvimos hablando, él aún te ama…- dijo con tristeza

-Kristina, ¿por qué no se lo has dicho?, quizás él esta confundido y se de una oportunidad contigo, tu eres una buena mujer que tiene mucho amor por entregar, tu sabes que yo ya estoy sellada con Edward, además nunca él me ha atraído solo como amigo y colega- le dije.

-lo sé, creo que debo jugármela más para que se de cuenta que existo- me dijo

La abracé y le di ánimo para que se sintiera segura de que en mí no había interés por el hombre que estaba en su corazón. En ese momento le conté de mi embarazo y Kristina saltaba de alegría por nosotros, le conté que en la tarde estarían los resultados para la confirmación segura y para saber cuantas semanas tenía. Ella me abrazó y gritó a toda la oficina para que todos supieran.

Sin darme cuenta Roberto tenía una cara de tristeza y de derrota, me dio una corriente de mucha pena por mi corazón. Después de un rato todo llegó a su calma, me di valor y tomé el citófono y marqué el anexo de Roberto y le pedí que fuera a mi escritorio, él asistió inmediatamente.

-¿dime Bella?- Dijo tímidamente

-¿cómo estas?- Le pregunté. -Rob quiero decirte que no me gusta verte así, debes entender que yo estoy felizmente casada y que ahora seré madre y que en ningún momento he querido que sufras por mí- Le dije con ternura.

-no te preocupes amiga, estoy bien y aunque no parezca estoy contento por ti, porque veo que realmente eres completamente feliz- me dijo abrazándome con ternura.

-Gracias amigo, te agradezco que me des tranquilidad- le dije.

Se fue a su escritorio y yo sin más me quedé con un alivio y una liviandad en mi hombro, aunque sabía que sus sentimientos estarían ahí hasta que encontrara realmente ese amor correspondido, como el que yo había encontrado en Edward.

Era ya la hora de la colación y Edward me fue a buscar para ir a la clínica e ir a buscar los exámenes, nos los entregaron y le dije a él que los abriera, solo quería verle brillar sus ojitos de alegría.

-¿amor? tienes tres semanas y medias- me dijo con una sonrisa mirándome con mucha alegría.

-le abracé fuertemente, ¡Te amo!- Le dije. -Tengo que volver al trabajo, ¿llévame?

-¿dame un beso?- Me pidió.

Se lo di, sin hacerme de rogar.

Fue una tarde con mucho trabajo, ese día no había tenido ni mareos , ni vómitos, solo quería llegar a casa y estar en mi cama, ni siquiera sentía hambre, solo quería dormir, y estar tranquila, era extraño que ni siquiera quería estar con mi esposo, me dolió al no sentir esa necesidad de estar con él.

Llegó la hora del terminó y bajé hacia el estacionamiento, Edward estaba esperándome con un ramo de rosas rojas, me abrazó y me las entregó. Yo ya sabía el porqué de ellas, y encontré un lindo detalle, -gracias amor, están hermosas- le besé con un beso simple.

-¿estás bien amor?- me preguntó

-sí, solo me siento cansada, solo quiero mi cama y dormir- le dije mirando sus hermosos ojos.

-ok, vamos entonces- me dijo con ternura y comprensión.

Llegamos a casa y me tomó en sus brazos y me recostó en la cama, besando mi frente. Me desvistió y puso mi piyama, me sentía como una nena arropada por su papá. Al estar lista me tapó con las tapa y apagó la luz de la habitación dejando solo la luz de la lámpara del velador. Cerró la puerta, y comencé a cerrar mis ojos dejando caer lágrimas por mis mejillas. No sabía ¿el por qué de ellas? Solo sabía que tenía angustia en mi corazón y tenía que disiparlas.

Al despertar, me percaté que él estaba a mi lado, abrazado a mi, con su rostro en mi vientre, le comencé a acariciar su cabello y él comenzó a mover sus brazos abrazándome más fuerte, ahí me di cuenta que había despertado.

-los siento amor, no quise despertaste- mirándolo.

- no te preocupes, ha sido un hermoso despertar, ¿cómo estas? ¿mejor?- me dijo.

-sí- dándole una sonrisa y atrayendo su cabeza para besarle.

-ya recuperé mis fuerzas, le mire con picardía.

-¿a sí?- Me sonrió- bueno saberlo- me dijo.

Comenzó a tocarme con sus manos por el vientre subiendo por debajo de mi camiseta hasta llegar al borde de mis senos, al sentir sus dedos fríos me dio un espasmo suave y di un gemido, no sacaba su mirada de mis ojos, ni yo los míos de él, quise acercarme para besarle y se echo para atrás, le miré sorprendida e intente nuevamente porque quería besarle, sentirle, pero una vez más se echo para atrás con una sonrisa en su labios.

-¡hey! ¿Que pasa?- Le dije con preocupación.

-nada- me dijo siguiendo con sus dedos rozando mis senos que ya estaba deseosos de ser devorados.

Me senté a su lado, sus manos las saqué de debajo de mi camiseta y le tomé el rostro con fuerza y le besé con furia, sus brazos me rodearon por mis espalda atrayéndome hacia a él para sentir que ya lo tenía listo para mi.

Sin dejar mis labios sus manos me arrancaron la camiseta con rudeza, me la rompió, nunca había echo eso, pero me encantó, soltó mis labios y me tomó y me dejo boca a bajo, dejándome de espalda hacia él. Comenzó a besarme desde el cuello bajando por mis vértebras, sus manos me acariciaban tiernamente, sentía su lengua como me bañaba, sus manos masajeaban mis nalgas dando gemidos que me estremecían, sus labios bajaron ahí y me daba besos en cada nalga, mordiéndole suavemente, una de sus manos comenzó a entrar entre mis piernas y sentí como unos de sus dedos buscaban mi centro, al sentir sus labios en mis nalgas y su dedo escarbando mi vulva, di un gemido entre cortado diciendo su nombre apretando con mis puños las sabanas, era un placer que no me había dado nunca.

Mi pelvi sin más comenzó a moverse, sus dedos encontraron mi centro y comenzó a presionar mi clítoris que ya estaba durito, mis gemidos y mis movimientos pélvicos eran más intensos, mis piernas estaban rígidas, apretadas, quería sentir su mano apretada en mí, de pronto su dedo me lo metió, dándome un espasmo más intenso, al sentir como lo sacaba y lo metía, mi placer era doloroso, solo quería tenerlo a él dentro de mí.

-¡Edward por favor- le grité con desesperación.

Saco sus dedos de mi y me dio vueltas para dejarme frente a él y le abrí mis piernas para que me penetrara, lo hizo con pasión, con fuerza, nada de suavidad, me daba una y otra, cada vez más fuerte hasta meterla hasta el final nuestros movimientos eran cada vez mas intensos, me sentó en sus rodillas sin sacarme de él y comencé a montarlo lo más rápido que podía.

Edward dio una grito de pasión y placer gritando que me amaba, hasta que llegamos a un orgasmo inexplicable. El placer que me había hecho sentir era nuevo, fue intenso, duro, pero me gustó y sobre todo saber que a mi marido también le había fascinado.

-¿Edward? ¿Qué fue esto?- Le dije con una sonrisa aun jadeando de placer.

-¡amor!- me dijo sintiendo como su pecho subía y bajaba por su excitación.

-¡eres mi hombre, el único, mi todo!- Le dije besándolo con ternura.

-¡y tu mi mujer, mi esposa, mi amante, mi vida!- Me mordió el labio inferior mirándome con picardía.

Supe lo que quería ya que aun no me salía de él y empezó a mover su pelvi en forma circular, le abracé de su cuello y yo le ayudé y así comenzamos una vez más.

Iba a ser madre, tenía al mejor esposo y al mejor amante y mi mejor amigo, ¿¡que más quería!? Mi felicidad era completa. Así toda mi angustia salió de mí esperando que no volviera más.

 

Capítulo 13: "Confirmación" Capítulo 15: "Fruto del amor"

 
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