Encuentro Con el Verdadero Amor (+18)

Autor: AtalCullen
Género: + 18
Fecha Creación: 19/07/2012
Fecha Actualización: 27/07/2012
Finalizado: SI
Votos: 6
Comentarios: 11
Visitas: 42959
Capítulos: 16

 

Bella era una mujer tradicional, ejecutiva, con una vida llena de rutinas, ... la esperanza de ser amada ya no existía... solo que con solo una mirada su existencia cambiaría...

Amigas debo advertirles que esta historia tiene mucho sexo explícito.... 

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Capítulo 13: "Confirmación"

Pasaron algunos días, mis mareos habían pasado, ya no eran tan seguidos, y mis nauseas también. El problema era que ya tenía un atraso de mi período de unos 15 días. En el fondo de mi ser se acrecentaba más mis sospechas de embarazo y eso me hacía feliz al pensar que tenía la posibilidad de darle un hijo a Edward, pero a la vez me asustaba por los riesgos de mi salud. Era tanta la preocupación que eso estaba afectando nuestras noches de pasión con mi esposo.

-¿Edward?, perdóname por lo de ayer, es que no se que me pasa pero tengo miedo, le dije sollozando.

-Amor no te preocupes, todo está bien, no hagas que esto de tu atraso nos perjudique, tu sabes que unos de mis deseos es tener un hijo tuyo, pero si no se puede, no. Además, solo quiero hacerte feliz y si al pensar en estar embarazada te hace infeliz ya mi deseo se esfuma, solo quiero verte feliz, amor te amo tanto que no quiero que estés afligida. Mañana iremos al médico y saldremos de la duda, así podremos respirar y volver a la normalidad. Hecho de menos a mi esposa amante, me susurró en el oído.

Le abracé con tanta fuerza, dándole un beso frenético, ya que yo también lo extrañaba, extrañaba su piel sudada pegada en la mía, su lengua recorriéndome, sus manos masajeando mis pezones, lo extrañaba aunque solo había pasado dos noches sin ser de él. Estábamos tan acostumbrados que todos los días nos amábamos, no era adicción, era amor verdadero.

Esa noche dejé mis temores y dudas y nos amamos, mi cuerpo tomó la dosis del día, la medicina para todos mis males, la energía para poder vivir. Era maravilloso tenerle dentro de mí, sentir como entraba y salía de mí, como su cuerpo reaccionaba a cada caricia de mi parte, me encantaba escucharle gemir cuando le brindaba placer con mi boca al saborearle toda su piel, ya teníamos tanta confianza, que ya conocíamos todo lo que nos provocaba placer máximo, era maravilloso ser su mujer y sentir que él era solo mío.

Esa noche tuvimos mucho placer, lo hicimos varias veces, el pobre reaccionaba a todo lo que yo le hacía, me regocijaba sentir que caía a mis pies cada vez que le pedía más, eso le encantaba, le gustaba escucharme rogándole por más de él, yo no sé de donde sacaba tanta energía, ya que a pesar de todo, al día siguiente no nos sentíamos cansados.

Al día siguiente, nos levantamos y nos pusimos de acuerdo en la hora que iríamos al médico, ya que él me acompañaría, así que nos fuimos a nuestros trabajos respectivos esperando verle más tarde.

Llegó la hora de salir y me fue a buscar para ir a la cita con médico, estaba nerviosa ya que el medico me aclararía mis dudas. Llegamos me mandó hacer los mismos exámenes que la vez pasada y en el instante me hice un test de embarazo. La espera fue eterna, pero ya al pasar unos minutos, salió el resultado, era positivo.

A Edward se le llenaron sus ojos de lágrimas y me abrazó con tanta emoción, me besó tan amorosamente. Yo en cambio estaba inmóvil de la impresión, quedé perpleja con la noticia, me odié en ese mismo instante por no poder sentir lo mismo que mi esposo estaba sintiendo.

Después de algunos minutos, reaccioné y miré a Edward a los ojos y le dije que estaba feliz porque le daría un hijo o una hija. En mi ser sabía que no era así, el miedo me hacía sentir de esa manera, él me abrazó y me besó la frente. Les dimo las gracias al doctor y tomé las ordenes de los otros exámenes para confirmar la noticia.

Nos fuimos a la casa y en el trayecto, Edward hacía planes de decorar la pieza, de que color la pondríamos, etc. Él iba tan feliz que eso me reconfortaba.

-¿Qué quieres? ¿varón o hembra? Le dije mirándolo.

-Me sonrió y me dijo: - lo que Dios nos mande, será mi hijo o hija, y la amaré con todo mi corazón, ya le amo, poniéndome su mano en mi barriga.

Llegamos al departamento y me fui al baño, lloré por un buen rato, no quería que mi miedo le afectara a Edward, no quería arruinar su felicidad, era tan adorable verle tan contento.

Me repuse, y fui al sofá donde él me estaba esperando con un vaso de leche y unas donas. Los dos comimos y nos fuimos a la cama. Me tomó en sus brazos y me besó.

-Edward te amo, y no quiero arruinar tu felicidad, yo también lo estoy pero me da miedo, miedo a que no pueda ser una buena madre, y esposa a la vez, son tantas cosas, sollocé hasta llorar en su hombro.

-Amor, te amo tanto y la noticia de hoy fue maravillosa, y sé que tienes miedo, pero yo también los tengo, y son muchos, me dijo sonriendo. Se sentó en la cama y sin bajarme me sentó en sus rodillas. Seremos buenos padres, buenos esposos y sobre todo amor, seguiremos siendo los mejores amantes del planeta.

Nos quedamos así por unos minutos, hasta que mis hormonas ya estaban pidiendo de su medicina, sin más esperar le arrebaté sus labios y le mordí con suavidad el labio inferior, me miró y supo inmediatamente lo que pretendía, así como estábamos sus manos comenzaron a bajar la cremallera de mi falda, sus labios bajaron hasta mi cuello hasta que me empezó a devorar con sus labios y su lengua, llegó hasta el pabellón de mi oído y me dio un golpe de electricidad, él sabía lo que me causaba su roce en ese punto, sus manos ya las tenía debajo de mi blusa por la espalda acariciándola tan suavemente, que sus dedos los sentía como un terciopelo, con la otra mano empezó a desabotonar mi blusa hasta que me la sacó por completo quedándome solo como el sostén, el roce de sus manos en mis senos hicieron que mis pezones se erectaran rápidamente, su mano comenzó a bajarme la tira por el hombro para poder así liberar mis pechos solo para él. Al hacer eso me salió un gemido nombrándolo, yo con mis manos lo despeinaba y lo apretaba cada vez que mi cuerpo tenia choques eléctricos, me levante de su regazo y bajé la falda que ya esta abierta, solo quedé con mis bragas y mis pantys medias, me tomó de la cintura y me acercó a él, estaba frente a el parada y comenzó a lamerme mi vientre, me lo besaba hasta que escuche que estaba diciendo algo, me di cuenta que le estaba hablando al bebé, le tomé sus manos y las llevé a mis nalgas, para que saliera de ese trance con mi vientre, no quería perder el hilo, ya estábamos muy calientes para enfriarnos de una, así que sus manos comenzaron a acariciar mis nalgas, dándole unos masajes, eso me encantaba, sin darme cuenta ya me había bajado mis bragas y mi pelvi la tenía frente a él, levantó su cabeza y nos miramos, le besé y le pedí que hiciera lo que me gustaba, se levantó ante mí sin pensar le saque la camisa, luego la camiseta hasta tener su pecho desnudo, ahora le di la vuelta y me senté frente a él, le desabroche su cinturón y su pantalón y se los bajé, quedó su boxer frente a mi, con un aguijón erecto, le miré de reojo y me di cuenta que solo estaba esperando que me lo comiera, le tomé sus boxer y suavemente se los bajé hasta que poco a poco comencé a ver mi golosina preferida, estaba hermosa, dura, rojita de tanta sangre que estaba acumulando en su punta, sin más me la llevé a la boca, tragándomela entera, yo no sé como lo hacía ya que era tremenda y me la devoraba entera, eso le fascinaba a Edward, era su placer, el sentir mis lengua húmeda sobre su miembro.

Gimió hasta que me levantó y me dio vuelta y una mano me tomó uno de mis pecho y apretó mi pezón, la otra me la tenía en la entre pierna, tocando mi clítoris y frotándolo, ya mi vagina estaba mojada, mi vulva ya estaba hinchada de tanto placer que me brindaba mi esposo, sentía su miembro rozar mi espalda, estaba deseosa de tenerle dentro de mi, pero aun faltaba.

Edward prolongaba nuestro placer, nuestro preludio duraban minutos. Con suavidad me puso en la cama y recorrió mi cuerpo con sus manos y sus labios, no dejó espacio alguno sin besarlo, yo ya no daba más, le tomé con mis piernas alrededor de su cintura y lo acerque a mí, dándole a entender que ya estaba lista y quería sentirlo, me penetró suavemente hasta que sus movimientos eran intensos y cada vez más rápidos. Llegamos a un orgasmo placentero dando gemidos de satisfacción, nos quedamos uno al lado del otro, solo que Edward posó su cabeza en mi vientre acariciándolo. Era maravilloso saber que le hacía tan feliz al hacerle padre.

En ese instante, me regocijaba sentir a mi esposo tan feliz con la noticia. Pero necesitaba más de él, mi cuerpo lo exigía. Quería empaparme de su amor, de su pasión.

Sin más tomé las riendas y comencé a seducir a mi esposo, rosé mis manos entres sus muslos, sentí como se estremeció y abrió sus ojos mirándome sabiendo que era lo que quería, pero yo no me intimidé y seguí con mi juego. Seguí el recorrido con mi mano hasta llegar a su miembro que ya había vuelto a despertar antes mis caricias.

Edward me acercó con sus manos tomando mi cintura acariciándola con su pulgar en forma de círculos.

-¿amor?, te necesito otra vez- le dije susurrando mientras lo besaba.

-ya veo, mi cuerpo dice lo mismo- me contestó entre jadeos.

-¿solo tu cuerpo te lo pide?- le pregunté sonriéndole.

-no, lo pide todo mi ser- me abrazó más fuerte.

Al sentirlo más apegado a mi cuerpo, sentí como su miembro chocaba en mi piel, cómo su cuerpo me estaba reclamando.

-¿Amor?, le dije mientras mi respiración a penas podía dejar que saliera mi voz.

-¿qué amor?- me preguntó sin dejar de besarme.

-quiero que me comas, pero a la vez quiero comerte- le dije sin preámbulo.

Edward dejó mis labios y me miró sorprendido porque era la primera vez que tomaba la iniciativa y la primera vez que le pedía algo que no habíamos hecho nunca.

Me soltó de la cintura y él se puso debajo de mí pero en forma contraría y me pidió que me pusiera en cuatros patas, yo obedecí inmediatamente sabiendo que haría que mi petición se cumpliera.

Al mismo tiempo que él me comía a besos mi vulva, succionaba mis jugos y mordía y jugaba con mi clítoris, yo besaba, tragaba, chupaba y succionaba todo su miembro.

La sensación era inexplicable, sentía como Edward me introducía sus dedos en mi orificio y como se los llevaba a la boca para saborearlos, era increíble. Veía que él empezaba a temblar cada vez que me lo tragaba entero su grandísimo miembro, me imaginaba cuantas veces este mismo había estado dentro de mi, recordaba la primera vez, cuando sentí entre mis paredes estrechas tremendo órgano. Ya estaba lista para llegar a mi primer orgasmo que comencé a temblar en el rostro de Edward haciendo que mis piernas atraparan su cabeza mientras sentía cómo su lengua entraba y salía de mí con rapidez.

Sin decir nada me levanté y me senté, introduciendo su miembro en mi cavidad húmeda y sin más comencé a galopar en forma eufórica, solo quería sentir como acababa dentro de mi juntando sus jugos con los míos. Sin esperar demasiado los dos llegamos al cielo con unos tremendos espasmos que producía nuestro éxtasis de tanto placer que nos inundaba.

Nos quedamos abrazados por un rato hasta que nuestros cuerpos se relajaron un poco aun sintiendo unos leves espasmos dentro de mí.

-gracias amor por complacerme- le susurré en su oído.

-gracias a ti por pedírmelo- me miró y sonrió.

-creo que desde hoy te pediré mis deseos para que mes los hagas realidad- le dije con picardía.

-solo tienes que pedírmelo- me dijo besando mis labios hinchados de tanta pasión.

Aun estando con Edward dentro de mí, comencé de nuevo, quería más pero sabía que debía tomar unos minutos más para que mi esposo se repusiera y volviera a ser el semental de siempre.

No sé cuantas veces lo hicimos esa noche, hasta que nos quedamos profundamente dormidos. Era la mujer más afortunada del mundo teniendo a un ser humano como Edward a mi lado y para toda la vida.

 

Capítulo 12: "Sospechas" Capítulo 14: "Resignación v/s felicidad"

 
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