"El rostro perfecto"

Autor: Magu_Moon
Género: Sobrenatural
Fecha Creación: 30/10/2015
Fecha Actualización: 02/12/2015
Finalizado: NO
Votos: 2
Comentarios: 4
Visitas: 8582
Capítulos: 12

Esta historia esta narrada por Leo, un chico poco común que se enamora de Rohee, una chica que forma parte de la familia Cullen hace muy poco, y también forma parte de la tutela de los Black y los Ulley. Esto es por ser de ambas razas y por llevar sobre sus hombros la responsabilidad de poder controlar sus impulsos; Leo, tiene mas proezas que cualquier ser creado en la tierra. Fue escogido y creado por el "Original". Según Leo -el relata luego-, Drácula como le llaman las personas contemporáneas, no es mas que un señuelo para distraer al verdadero fundador de los chupa sangre. Ya que su creador, provino desde un virus experimental militar que atacaba a la persona y la volvía un "Zombie", que literalmente en lugar de querer comer su cerebro, deseaba la sangre y contaminaba a aquel que deseaba. Pronto fue extinguiéndose a causa de que los experimentos que se hicieron, fueron prohibidos. Lo que no sabia Leo, es que los Vulturis ya existían antes que el "Original" y saber que esa verdad era mas cierta que la suya, simplemente le molestaba. El "Original", nunca es mas que un recuerdo lejano hasta que el secreto de su existencia es revelado; Leo forma parte -luego de años-, de la guardia privada de los Vulturis, en donde Jane es la principal que corrobora a que Leo se libere de las garras de Aro y pueda ser feliz y libre como los Cullen. ¿Porque hizo eso Jane? Dicen que el amor es mas fuerte que cualquier ley, y ya veo que así es. 




Buenos dias, buenas tardes, buenas noches, te deseo desde cualquier parte del mundo en donde estes. Escribir esto es una gran azaña porque esta historia estuvo y esta en mi mente desde hace ya mucho, y ahora que he visto la oportunidad, me he dado el tiempo de compartirla con ustedes. No cuesta nada dar una votacion, o un comentario, es lo unico que te pido para saber que lo que estoy haciendo, va por buen camino, o que al menos te gusta. De ante mano muchas gracias, y espero que disfrutes mucho de esta hsitoria. 

*Magu*

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Capítulo 9: Capítulo 9: "Una salida tipo competencia"

La mañana ya se volvía una tarde y Rohee seguía dormida, Jacob se había movido varias veces pero no había despertado completamente. No quería despertar a Rohee pero tampoco quería quedarme más tiempo en cama, ya me dolía el cuerpo.
-Lo siento… -Me despegue de su espalda y pareció molestarse por eso. Apretó mi mano y adjunto mi brazo rodeándole el cuerpo, me acerco demasiado. Me preocupe, no quería pasar un mal rato, que se burlara de mí por sentirme excitado.
-Trata de pensar en algo feo… Como verme desnuda. –Sonrió, ella me había descubierto. No se burló de una forma en que me sintiera mal, a ella le gustaba saber que yo me sentía excitado por ella. Pero aun así, era incómodo.
-Eso no es algo feo Rohee, y me provoca más. No estas ayudando. –Me levante un poco para observarle, ella se movió extraño como que se levantaría pero no lo hizo. En lugar de levantarse se subió arriba de mí y fue lo peor. Me hizo sentir frágil de una manera inexplicable.
-No tienes que ocultarme esto. Es normal y si pudieras ver lo excitada que estoy cada vez que estoy contigo, de verdad creo que estaría peor… No ocultes esto de mí, porque me hace saber que soy deseable. –Sonrió acercándose a mí. Sus labios rozaron intensamente los míos, sabía para donde iba esto y de verdad no quería continuar.
-Por favor… No me provoques. -La aleje ligeramente pero ella era un imán contra mí.
-No vas a hacerme daño. –Susurro mientras se movía y continuaba besándome. Sentí la fuerza creciéndome dentro del cuerpo, como las ganas de desgarrarle algo a alguien. Definitivamente debía detenerme.
-Soy un hombre chapado a la antigua. –La hice retroceder nuevamente, ella me observo riéndose molesta. Ella sabía que era una mentira aun cuando no había leído mi mente.
-Patrañas. Eso es una maldita mentira Leo… ¿Crees que no he visto tu relación con la chica perfecta en Volterra? –Mentira, ella si había leído mi mente, por algo sabia lo de Heidi.
-¿Chica perfecta? –Me hice el desentendido, eso era parte de mi pasado, algo estúpido y completamente parte de una existencia miserable.
-Aquella de ojos violeta que utiliza lentes de contacto, ¿O es que no la recuerdas? –Rohee se levanto molesta de la “cama” y tomo una de las sabanas transparentes y salió por la habitación. Supe que iba corriendo a la salida cuando Jacob se escuchó.
-Guau… -Dijo Jacob al ver la figura traslucida del cuerpo de Rohee envuelto en telas. Le empuje con el hombro y él se quejó levemente. Le observe molesto, esperando a que al menos se diera cuenta que debía irse. Con una sola mirada el comprendió. Mientras me posicionaba para abrazarle, fui rechazado horriblemente.
-¿Crees que tenía importancia? –Espere observándole la espalda. Ella abrió la sabana dejando su cuerpo descubierto en dirección al sol. Su piel se regenero rápidamente al igual que como Jacob había sanado ese dolor incomprensible.
-Se que solo la utilizabas, como lo hace Travis con Jennifer y eso es lo que me tiene un poco molesta… No creí que pudieras hacer eso o siquiera pensarlo. –Su rostro se volvió opaco, doloroso para mí. Ella parecía estar desconfiando de lo que le había dicho. Pero todo era real. ¿Cómo podía hacer que eso lo viera, que pudiera sentirlo? Ella leía mi mente constantemente, como es posible que no pueda asumirlo y ya.
-No… Ja… No te conocía aun Rohee… Era un idiota en ese momento. ¿Acaso eso no lo ves dentro de mi mente? –Pensé en esos momentos estúpidos para ver si ella los podía ver también, es que no había otra forma de que confiara en mí.
-No he leído tu mente desde que lo pediste, esto ya lo sabía desde antes. –Entrecerré mis ojos un poco molestos. Ella se había volteado hacia mí pero ni siquiera me miraba. Observaba la casa y a un costado de mí, como si fuera una mancha molesta en frente de ella.
-Estoy feliz de que hayas mejorado… -Dije mientras tragaba saliva. Si, aún tenía esa parte viva en mí y no terminaba por gustarme. Le observaba fijamente, ella no me miraba para nada, estaba muy molesta. La única razón por la cual no quería hacer nada con ella aun, era porque tenía que prepararme… Estúpido ¿No? Pero era cierto. Cada vez que tenía intimidad con Heidi, o con cualquiera dentro o fuera de la orden Vulturi, terminaba o quitándole partes del cuerpo, o terminando con su existencia. Definitivamente eso no lo quería para ella, sería estúpido que pudiera acceder a que ella hiciera todo y yo no pudiera siquiera acariciarle el cabello, eso no era satisfactorio.
-¿Quieres que te demuestre de lo que soy capaz para que puedas acariciarme sin tener miedo a hacerme daño? –Perfecto, no lo había resistido. Leyó mi mente y en la peor parte.
-Ahora si leíste mi mente… -Me hice el molesto, me voltee y camine subiendo las escaleras. Ella me detuvo y me volteo tan solo con una mano, fue… Fue increíble, era fuerte.
-Dime… -Exigió observándome directamente a los ojos, ella ardía en llamas.
-Viste el monstruo que soy en la cama Rohee… ¿De verdad quieres eso para ti? ¿Qué pueda quitarte los brazos solo con presionarte? ¿Qué destruya tu rostro con solo besarlo?.. Esa condena no es para mí Rohee, no seas injusta conmigo. –Solté su brazo del mío arrojándolo en contra de su cuerpo. Fue agresivo y molesto para mí por haber sido tan exigente e injusto con ella, pero ella tenía que entenderme.
-Vámonos de salida… Te demostrare de lo que soy capaz y lo que puedo soportar. Sé que es una contradicción sabiendo que una simple explosión de moto me hizo daño, pero fue algo que no pude prevenir y no volverá a pasar. –Ella se interpuso entre mis pisadas y la entrada de la casa. Estaba tan apegada a mí como cuando dormíamos juntos.
-Te estas interponiendo en mi camino… -Di un paso y ella no se movió. Me presiono más.
-¿Sí o no? -¿Cómo era posible que no se rindiera? ¿Tan terca era?
-¿Crees que cambiare de opinión una vez que vea lo que puedes hacer? -Retrocedí dándole en el gusto. Entrecruce mis brazos que le alcanzaban la cabeza y allí espere. Ella pensó muy bien sus palabras antes de decirlas.
-Quizás te des cuenta que no eres el único monstruo. –Me sonrió burlándose de mí. Ese pensamiento recorría mi mente, “Soy un monstruo para ti”. En este punto, ya no me gustaba el jueguito de leer mi mente.
-… Estas dejándome en aprietos. –Susurre. Apreté mi rostro con mis manos y me apoye en el respaldo de la puerta. Ella me observaba ahora con una mirada más suave.
-Considéralo una competencia, el primero que llegue a La Push, decide que sucede. –Cerré mis ojos y lo asumí, ella no se rendiría nunca.
-¿Estas desafiándome? –Me acerque lo más cerca que pude de su rostro, le observe serio mientras ella sonreía incomoda. Dentro de mí quería reír, abrazarla y besarla.
-Tómalo como quieras… -Susurro haciéndome sacar al animal escondido que tenía dentro. Ese ser competidor y malévolo que haría lo que fuera por cumplir sus objetivos.
-No estoy autorizado para pisar esas tierras… Aunque iría igual. –Camine esquivando su cuerpo, sentí como su rostro se alegraba de mi aceptación a la competencia aunque aún no lo decía explícitamente.
-Yo te autorizo. –Me empujo tan fuerte que me estrelle en contra de las sillas del comedor. Me impresiono notar que tan solo lo había hecho con una de sus manos y nunca se desestabilizo, quizás estaba subestimándola demasiado y no era tan frágil como yo quería.
-¿Jacob?.. ¿Rohee tiene autoridad para dejarme pisar esas tierras? –Nunca le observe pero supe que él estaba preparándose para irse. Rohee ahora estaba en la habitación desordenándome el closet mientras buscaba algo que le pudiera quedar.
-Leo… A Rohee le temen, ni en broma le darían un no por respuesta. –Sonreí, de verdad estaba comenzando a convencerme de que ella no era tan frágil o débil y delicada como yo quería que fuera, definitivamente no era así, pero quería verlo con mis propios ojos. Jacob se despidió como si fuéramos los más grandes amigos, dándome la mano y estrechando su pecho en contra del mío levemente. Fue extraño pero amable, en ese instante venia llegando Carlisle junto a los trozos de la moto que, la verdad, eran solo basura.
-Hay algo que quiero que veas Jacob. –Baje las escaleras abrochándome el poleron que tenía abierto y salude a Carlisle. El descubrió la parte del motor destruido y había una parte sin destruir, una parte limpia de residuos.
-Claro… -Jacob la tomo y la inspecciono. Un agujero del diámetro de una bala de cacería atravesaba el metal.
-¿Esto pudo pasar accidentalmente? –Carlisle me observo preocupado y serio, supe que esto había sido provocado.
-¡Oh no! –Jacob me observo.
-Lo provocaron… ¡Hijos de pu…! –Iba a gritar cuando Rohee me detuvo. Mis puños sonaron como rocas estrellándose en contra de paredes de cemento.
-Tranquilo… Ya lo vi, vas a encontrarlos, acabaras con ellos y todos seremos felices. ¿Está bien? –Abrí mis ojos y le observe, traía uno de mis jeans color caoba amarrado con uno de mis cinturones de cuero favoritos y un poleron enorme.
-¿Lo viste? –Apreté mis dientes, aun molesto. Ella ya estaba bien y eso era lo que importaba, al menos por ahora.
-Anoche. –Me observo preocupada, me abrazo y yo le apreté a mi cuerpo con mi brazo. Recordé los espasmos que hacia mientras dormía, las quejas y las enormes muecas de odio, ella no mentía cuando decía que lo había visto. Acaricie su espalda mientras pensaba en lo que podría haber sucedido si eso hubiera sido más grabe. Como si la bala en lugar de tocar el motor le hubiera atravesado el corazón. Ella no podría haber sanado en lo absoluto, y yo habría perdido mi razón de existencia. En ese momento estaba perdido, Rohee hablaba con Jacob y Carlisle mientras yo seguía preocupado.
-Leo… ¡Leo! ¿Todo bien? –Rohee sonreía con esas mejillas rosadas y con ese esplendido brillo sobre su rostro.
-Sí, mejor. –Le sonreí acariciando su rostro como si fuera una pequeña gota de agua.
-Iré con Carlisle, me llevara a mi casa para poder… Ja, ponerme mi ropa. ¿Nos encontramos en una hora en la carretera? –Ella ya comenzaba a alejarse al igual que Jacob y Carlisle.
-¿Qué tan lejos de aquí? –Termine por levantar la voz cuando ella ya estaba dentro del auto.
-¡A la altura de la cascada más cercana! –Sonriendo me grito desde el auto en movimiento mientras se asomaba por la ventanilla. Me lanzo un beso que de verdad, sentí cuando llego a mí. Entre rápidamente a la casa y me prepare, mental y físicamente. Nada de golpes, nada de trampas y malos tratos... Claro, a menos de que ella no lo hiciera.
Luego de la ducha, llame por teléfono a la misma persona que había hecho la decoración de la casa para que me consiguiera una cama más resistente, o que al menos pudiera contener mis impulsos pequeños. La chica no se negó en lo absoluto, le dije que un puma había destrozado la cama cuando había dejado la casa descuidada y había salido, ella se lo creyó todo. Llego a la media hora de haberle llamado, y luego de ella, llego el auto que había comprado en Port Angeles la noche que Rohee había destruido mi mercedes. El camaro verde se veía increíble, sabía que ese auto seria especial, no sabía porque, pero tenía un presentimiento. La chica se fue con el camión y sus chicos y la cama quedo perfecta, reforzada con acero y decoraciones en madera, almohadas de plumas y algodón con un colchón perfecto y blando para Rohee. Sabanas de satín y un cobertor enorme en tono gris azulado. Me había puesto una camiseta color gris y unos jeans negros con botines de militar en el mismo tono, creí que eso sería neutro y no llamaría tanto la atención en el pueblo cuando fui de pasada a comprar algunas cosas para comer, para que Rohee tuviera cuando viniera a verme. Las cosas que tenía, ya estaban por vencerse. 
-¿Le viste? Dios, mira su auto… –Una chica de cabello largo y rubio le hablaba a una morena de baja estatura a las afueras de la tienda de electrónicos.
-¿Quién es? Es muy guapo. –Cerré el auto mientras la morena susurraba.
-Mira su cabello. –La rubia parecía excitada, eso era halagador.
-No sé quién es, pero me parece que se ha mudado hace poco aquí. –Una chica que leía un libro enorme ni siquiera levanto su rostro, ella solo lo dijo por decir algo. Entré en la tienda y seguí observando su reflejo a través de la ventana. Ella me parecía familiar, conocida de algún lugar.
-¡Buenos días! ¿Qué… que desea? –El joven que atendía pareció cortársele la respiración. A él no le gustaban los hombres y lo sabía porque ya le había visto de la mano con alguien más, pero parecía impresionarle lo atractivo que yo parecía serle. La verdad, yo no me encontraba el motivo de alboroto, no era especial en ese sentido, sino que común.
-Quería ver este celular… ¿Podrías mostrármelo? –Apunte a uno de los más caros aparatos en el mostrador, ni siquiera pregunte la marca ni mucho menos para que me serviría. Solo lo quería para poder estar más al corriente y hablar con Rohee.
-Claro… -El chico me entrego uno blanco en lugar del negro que había visto en el mostrador. Le observe mientras prendía el dispositivo, lo programe sin que él se diera cuenta y se lo entregue.
-Está bien, lo llevo…. Mmm, ¿Sabes qué? Dame ambos. –El chico me quedo mirando impresionado, de seguro era la mejor venta de su vida allí.
-¿Qué? ¿Está seguro señor? –Obviamente no era para llamar la atención, uno seria para Rohee y el otro para mí. Ella había perdido el suyo en la explosión y lo único que había recuperado de allí, era el número y su tarjeta de información. Definitivamente necesitaba un nuevo aparato para llenar su cabeza de música y encontrarse alejada de las mentes de la gente.
-Sí, completamente seguro. –Abrí mi billetera y le entregue el dinero en efectivo, me observo impresionado. No podía quitarse la sonrisa del rostro, me gusto hacer que su día fuera perfecto.
-¿Le viste o no? –Salí de la tienda y una vez más la chica de cabello rubio molestaba a la que estaba concentrada leyendo con sus comentarios sobre mí.
-Podría mirarnos al menos, un “hola” no le haría mal a nadie. –La morena y menuda hablaba por lo bajo mientras me observaba. Sonreí escuchando esos comentarios.
-Mira su sonrisa, es tan perfecta… ¡Dios! ¿No nos habrá oído o sí? –La rubia se volteó pero no dejaba de mirarme. Abrí la puerta del camaro y deje los celulares en el asiento del copiloto.
-Córtala ¿Si? Ahora estoy ocupada como para estar preocupada de chicos. Y en tu posición, no deberías mirarle mucho. Sabes cómo es tu futuro marido. –Sonreí más amplio, ella me agradaba y aun me parecía conocida pero no recordaba de dónde.
-¡Ay ya! Que aguafiestas, de todas formas está muy guapo. –Entre en el auto y retrocedí rápidamente, la chica con el libro salió disparada en dirección hacia donde yo iba. Me adelanto en su bicicleta y rodeo el cerco que yo debía pasar. Observe su insignia, era una medalla de plata redonda con dos lobos a los costados, como el tatuaje de Jacob… ¡Jacob! Pensé, de allí la conocía a ella. Es que todos ellos parecían tener esa magia, esa esencia y apariencia. La única diferencia entre ella y Jacob, es que ella no olía a nada. De seguro era novia de uno de los lobos o incluso, uno de ellos; Luego de la increíble tarde en donde las chicas me levantaron el ánimo, llegue a casa para dejar todo en su lugar. Arregle el sillón en donde Jacob había estado, ordene mi closet que por cierto, Rohee había tratado de dejar en su lugar cada cosa que había sacado pero yo sabía que esas cosas no iban allí, y puse las compras en donde debían ir. Saque el teléfono blanco de Rohee y lo modifique, tire a la basura el envoltorio y le puse su chip más su tarjeta de información… Estaba tentado a ver qué cosas tenia allí, pero no sabía si era lo correcto o no… Finalmente me rendí, inspeccione su teléfono a fondo, de arriba abajo y todo lo que vi, me gusto. Arte, música clásica con una mezcla de electrónica, música pop, imágenes familiares de personas que ni siquiera se parecían a ella, sabía que era su familia por lo amigable que lucía con ellos. Apague el teléfono para cargarlo unos minutos y dejarlo a tope, mientras me preparaba para ir a encontrarme con Rohee. En un momento deje el teléfono envuelto en una rosa, sabía que ella no recibiría un regalo como ese, menos tan costoso, pero si no estaba envuelto no era un regalo en sí, solo una entrega. 
-Uff… -Hacia una calor enorme, no era que tuviera calor, pero tenía que cubrirme del sol con un poleron más la gorra y además, estar sumido en el auto para que el sol no me tocara la piel. No era que hubiera muchos humanos allí que pudieran verme, pero con días soleados y de verano en Forks, era difícil predecirles.
-¡No puede ser! –Rohee aparecía desde frente a mí, yo estaba orillado y me había quitado todo de encima. Detestaba tener que ocultarme, es que era molesto y fastidiosa la situación. Me había sumergido en la esquina en donde el sol no me tocaba y allí la observe.
-¿Te gusta? –Me acerque abrazándola a mi cuerpo.
-Me encanta… Aunque no es de bajo perfil como yo. Llama mucho la atención de aquellos que podrían envidiarte. –Ella me observo sonriente, de una manera perfecta.
-¿Envidiarme? Por tenerte a ti, ahí si te creo. –Sonrió desconcertada de mis palabras y sobre todo cuando me dirigí a abrirle la puerta del copiloto, ella no estaba acostumbrada a ese tipo de tratos y yo estaba entusiasmado de ser el primero en darle la oportunidad de experimentarlo. Observe por el retrovisor el celular blanco moviéndose de lado a lado en los asientos traseros, mi poleron lo detenía de vez en cuando pero ya quería entregárselo. Termine por estacionar en un lugar aislado dentro del bosque, en un lugar en donde solo nosotros podíamos pisar el suelo. Aún estaba ansioso por entregarle el presente, pero ella estaba entusiasmada en comenzar a correr. Yo me quite lo último que traía encima que era la gorra y lo lance en el asiento trasero mientras ella se quitaba el poleron y me dejaba ver su seductor cuerpo. Lucía una camiseta blanca con jeans azules y unas zapatillas deportivas de color oscuro. El escote era pequeño, pero mi imaginación era inmensa.
-¿Leo? ¿Qué es esto? –Rohee levantaba en su mano el celular con la rosa mientras yo aún estaba perdido imaginando cosas con su cuerpo, fui pervertido.
-Ah, eh… Espero que te guste. –Sonreí borrando de mi mente momentos incomodos.
-¿Es una broma?.. Esto es… Muy costoso Leo, no tenías que hacer esto. –Ella sonreía impresionada, de verdad parecía querer aceptarlo.
-No puedes rechazarlo. Tienes que entender que quiero que estén en contacto conmigo cuando los momentos no nos dejen. –Me acerque mirándole, estaba suplicante.
-¿Pero era necesario que fuera tan costoso? –Ella lo levanto entusiasmada, lo vio y reviso cada una de sus cosas rápidamente, cuando llego a las imágenes familiares oculto la pantalla.
-Rohee… ¿Quieres solo tomarlo? Sabía que esto iba a pasar, es que no puedes aceptar nada que provenga de mí. ¿Por qué? –Me aleje molesto, ella no estaba rechazándolo pero me ponía un rostro de que no podía aceptarlo.
-Porque no tengo dinero para darte algo mejor o al menos del mismo nivel, simplemente deberíamos mantenernos en un nivel en donde no nos debamos nada. –Ella introdujo el teléfono en mi pantalón y me observo, sonrió cuando noto lo molesto que me puse.
-No me debes nada Rohee, me lo das todo con el hecho de existir, siquiera podrías ser amable y solo recibirlo, solo por mí. –Se lo volví a ofrecer, ahora no aceptaría un no como respuesta.
-Mira, continuaría con esta discusión absurda que sé que tengo perdida, pero ahora de verdad quiero comenzar con la competencia, y si… Acepto tu regalo asumiendo la derrota. ¿Ahora estas feliz? –Sonreí eufórico, de verdad su rostro era tan tierno, que quería apretarlo a mí.
-No sabes cuánto. –Susurre cuando nos pusimos en marcha hacia más internos en el bosque. La tarde comenzó a ser más tibia en lugar que cesante, y el sol ya no tocaba de lleno mi piel. Rohee aclaro que tendría que ser una competencia limpia, sin trampas ni ataduras, así que asentí perfectamente. Como siendo Leo soy una persona sumamente estricta, no cumples algo que has dicho, prometido o jurado, y estas perdido conmigo, sentirás el aroma de la derrota rápidamente. Corrimos hacia un punto de la cascada en donde la cima nos lanzara hacia el océano y así seguiríamos la corriente para legar a La Push. Tenía un gran pero preocupante sentimiento dentro de mí, no sabía que era pero ya quería saberlo. Cuando llegamos a la cima prometimos no tener que hablarnos, solo correr y ganar, así que en ese punto, estaba bien. Corrí rio abajo perdiendo la presencia de Rohee, ella venía detrás de mí lo que me garantizaba la victoria. Llegue al tope de la cascada en donde no debí quedarme a pensar si debía lanzarme o no, porque Rohee venia corriendo y no lo pensó dos veces cuando se lanzó por la cascada y cayó al agua. Ella no salía, lo que me preocupo. Salte rápidamente y cuando caí en lo profundo vi que Rohee no podía ascender, fue como si su cuerpo se hubiera mantenido inmóvil. Tome su cuerpo y lo levante para que recibiera el aire.
-¡Rohee! ¿Estás bien? Respira… Solo respira. –Rohee dio un suspiro enorme de aire, como si hubiera perdido el conocimiento bajo el agua.
-Estoy bien, estoy bien… Hiciste trampa, estás hablándome. –Se acercó a mí mientras se movía nadando sola hacia la orilla. Ella no tenía problemas con nadar, así que algo más le había pasado allá abajo.
-Es un intercambio, te salve de ahogarte a cambio de un par de palabras. –Ella me sonrió mientras continúe corriendo, ella me siguió y repentinamente, me paso. De verdad no supe cómo fue, pero ella solo me pasó rápidamente y por varios metros, para ella era como estar trotando mientras yo ya estaba dando lo mejor de mí. Continúe corriendo por la ladera del rio mientras ya sentía a lo lejos el enorme ruido de las olas del mar. Al casi alcanzar la primera separación de suelo entre cerros, Rohee lanzo uno de los más grandes y gruesos árboles que había visto en mi existencia, directamente a mi pecho. Me azote en contra de los demás árboles y escuchaba como ella reía. Corrí en su dirección, las reglas se habían roto así que ahora me tocaba a mí. Salte sobre ella tomándole los pies para que tropezara, se cayó en dos oportunidades mientras le adelantaba. Cada vez era más difícil perderla, se acercaba rápidamente y de improvisto atacaba. Para cuando la llegada a la playa solo estaba a minutos, me detuve en medio del primer barranco. Era todo silencioso y tranquilo, Rohee también se había detenido pero no sabía porque, pensé en que quizás quería atacarme de sorpresa, por lo que camine un par de pasos y note que ella se movía a medida que yo lo hacía. Guarde silencio y pensé en que ella estaba analizando mi mente, se escuchó una risa pequeña, era cierto, no me equivocaba. ¿Qué tal si hacia trampa? ¿Qué tal si dejaba que ella ganara aun sabiendo que yo llevaba la ventaja? ¿Asumir el costo de la perdida era lo mío? No lo creo; Continúe corriendo y Rohee se lanzó en mi contra, de una forma agresiva, fuerte, algo que de verdad no me esperaba.
-¡LEO! ¡CORRE! –Su rostro estaba aterrorizado, me apretó los brazos y me hizo correr atado de su mano. Atado y condenado a un problema que no conocía, Rohee corría y corría sin decirme que sucedía. Ella aceleraba cada vez más hasta que ya mis piernas no podían ser controladas. Mire hacia atrás varias veces pero no se veía nada ni tampoco se sentía nada. Pensé que podía ser un Lobo por el sector o incluso uno de los intrusos que estaban dejando estragos en la ciudad, pero no había aroma a lobo y tampoco presencias de algún vampiro.
-Rohee… ¡Basta! ¿Qué pasa? –Le observe ya un poco más relajado mientras ella suspiraba un poco molesta consigo misma, estaba planeando algo antes de que sus ojos se abrieran enormemente, estaba aún más aterrorizada que antes. Apretó su mano a mi pecho y me empujo detrás de ella sin dejar de mirar el punto detrás de mí. Apretó su mandíbula de una forma bestial cuando escuche el crujir de sus dientes en dirección a una mancha enorme que se dirigía a nosotros. Observe a un enorme lobo rojizo oscuro intentando atacarnos, no tenía aroma, y esa era la razón por la cual no le habíamos sentido antes. Me levante rápidamente poniéndome a la defensiva, a punto de atacar. Mi piel se volvió más dura, profunda e indolente. Iba a acabar con él por hacer que este día se arruinara.
-¡NOO! –La voz de Rohee se oyó monstruosa, de un horrible tono asesino y macabro. Su piel se volvió más pálida, de un tono azulado y perlado, sus venas comenzaron a marcarse con un negro profundo, supe que algo no iba bien con ella en ese instante. El lobo retrocedió, desconcertado, pero parecía no querer rendirse al ponerse en guardia. Me puse a un lado de Rohee, no le observe pero ella si a mí. Sabía que esa idea de tenerme a su lado no le agradaba, ella quería demostrarme que podía defenderse sola incluso de un animal enorme como ese. Y lo iba a hacer, eso lo sabía.
-¡Joan! ¡Detente ya! –Un hombre maloliente, moreno y alto le grito al lobo, que ahora sabia era loba. Ella no dejo de observar a Rohee y Rohee tampoco dejo de hacerlo. Su respiración era potente y parecía que el suelo a su alrededor se secara del agua marina. Sus pies se hundían lentamente como si comenzara a pesar cada vez más y podía imaginarme lo molesta que estaba sin siquiera mirarla. Sus manos estaban cerradas en un puño de acero. El chico tenía razón, tenía que hacer que se calmara, podría demostrarme con otras personas lo que podía hacer, no podía ofender a su propia raza con el hecho de tener rabia y querer golpear a cualquiera.
-Rohee… Ven, tranquila. –Me acerque a ella abrazando su cuerpo, a medida que me acercaba parecía ser que su cuerpo volvía a la normalidad. No había olvidado que cerca de mi ella no funcionaba.
-¡No te acerques Leo! No quiero hacerte daño. –Su mano solo me toco, pero fue como si me hubiera golpeado con todas sus fuerzas. Pareció que el tacto de su piel con la mía hacía sentirme cortado a la mitad. Todo pareció distorsionarse, los ruidos desaparecieron y yo sentía frio, mucho frio. Todo paso luego de un par de respiraciones intensas, fue relajante la sensación luego del dolor. 
-¡Rohee basta! –Rohee se volteó cuando la voz de alguien familiar le hablo desde mis espaldas, supe que era Jacob por sus agudos finales.
-Cuida más a tu perra… Que aprenda a respetar a sus superiores. –Rohee se volteó y pareció ser un verdadero ser de ultratumba. Era hermosa, increíblemente terrorífica, perfecta… Me fascino como lucia. Ese tono azulado le recorría todo el cuerpo mientras que esas venas negras se expandían por su cuerpo, sus ojos eran enormes y negros como el carbón al igual que su cabello.
-Rohee, es nueva. No sabe quién eres. –El hombre mayor se acercó y ella se puso en guardia. Detesto la actitud pacífica del hombre alto, fue como si detonara dentro de ella una bomba nuclear.
-Pues que vaya aprendiendo quien soy. –Se acercó a la loba repentinamente mientras la loba iba a atacarla, salto enorme en contra de Rohee, era agonizante la sensación de no poder hacer nada. Si atacaba, era probable que incluso Jacob la defendiera por ser de su raza, yo estaba en tierras que no me pertenecían y no podía hacer de mí, el dominio que siempre tenía.
-¡Rohee! ¡CUIDADO! –Grite desde el fondo de mi pecho. Jacob se acercó a mí y apretó mi hombro, ambos estábamos preocupados. El parecía preocuparse por Joan no por Rohee, él sabía que Rohee se podía cuidar sola. Rohee tomo del cuello a la loba y la lanzo en contra del suelo como si fuera una pluma. Me observo y sonrió, ella había logrado que yo comprendiera lo fuerte que era. Los dientes de la loba intentaron perforar los brazos de Rohee, pero parecía ser que los dientes de la loba se rompían en lugar que Rohee. Los ojos profundos y oscuros de Rohee se volvieron opacos cuando posiciono sus manos en el cuello de la loba, en cosa de segundos la chica se volvió humana y le conocí. Era la chica en la bicicleta esa mañana en la tienda de electrónicos.
-¡Rohee! ¿Era necesario todo esto? –Jacob se acercó sonriendo mientras el hombre alto le reclamaba a Rohee, ella se acercó a mí sonriendo ya volviendo a ser mi chica tranquila.
-Tenía que demostrárselo a Leo. –Los tres se observaron mientras un grupo pequeño de jóvenes se llevaba a la niña morena.
-Soy Sam… -Ofreció su mano el hombre alto, que la verdad era más bajo que yo.
-Leo… -Dije mientras estrechaba mi mano con la suya.
-¿Lo ves? No soy la muñeca de porcelana que crees tener. –Camino rápidamente hacia el otro extremo de la playa pateando algunas piedras en el camino.
-Sigues siendo mi muñeca, quizás no de porcelana, pero lo sigues siendo. –Apreté su cuerpo al mío, ahora sabía que no debía medir la intensidad en como la acariciaba, ella no iba a romperse, no iba a tener cicatrices ni tampoco heridas por mi parte.
-Gane… Tengo derecho a decidirlo. –Otra vez el tema de estar juntos, de verdad no quería ir tan rápido, las relaciones que empiezan y van rápido, terminan de la misma manera.
-Corrección, te deje ganar… Y si, tienes derecho a decidirlo aun cuando ya se cuál es la intención. Quieres que tengamos de todo juntos y lo acepto, ya te he dejado ganar, pero… La decisión de cuándo va a pasar la voy a tomar yo. –Continúe caminando mientras la dejaba con la boca abierta. Le sorprendió que asumiera mi supuesta derrota y que además, de todas formas, yo la había vencido de todas formas tomando la decisión final.
-Eso es trampa, no se vale. –Rohee me empujo y ahora ya no podía moverme como lo hacía antes, ahora ya no tenía que parecer el chico débil para poder acariciarla, ahora éramos dos trozos de mármol sobre el suelo. Eso no le agrado, así que me volvió a empujar con ambas manos, aun no podía moverme.
-Ja, por favor Rohee. Tú empezaste a hacer trampa en el bosque, no me pidas que sea justo ahora. –Ella me observo vencida, sonrió derrotada. Caminamos extrañamente de la mano por la orilla de la playa, y digo extrañamente porque era la primera vez que le tomaba sin temor, ahora podía apretarla como siempre había querido a mí, besarla sin temor a destrozar su rostro y tenerla por siempre a mi lado. 
Ya pasados los días y semanas incluyendo meses, Rohee me dejo en claro que ella no iba a vivir conmigo sino que yo con ella, aun cuando era ella quien venía a mi casa por las noches cuando se sentía sola. Siempre terminaba por dormir conmigo. Lo aceptaba, ella ponía las mismas reglas que ella rompía, así que era su problema y no el mío. Quedamos en que sabríamos cuando el momento de estar juntos llegaría en cualquier situación, no necesariamente planeado y eso es siempre lo que había tratado de decirle, pero no quería que ella creyera que yo no quería estar con ella, sino que quería que el momento fuera el adecuado. Estábamos prontos a entrar al instituto, algo que no me tenía muy feliz pero al menos, solo sería un año, casi nada; De pronto, solo me limitaría a practicar, hablar más con otras personas que no fueran solo Rohee, Jacob y Nessie, ya que últimamente nos habíamos vuelto muy íntimos, casi como hermanos. Había comprendido la necesidad de unión entre Nessie y Jacob, y lo sabía porque yo así lo sentía con Rohee, como una propiedad exclusiva sin permiso de uso extranjero. Prácticamente pasábamos cada tarde juntos aun cuando a Nessie no le dieran permiso, o porque tuviera que estar exclusivamente con su familia. Nosotros no los obligábamos, ellos solo llegaban. Durante todo este periodo de tiempo, Joan capturo a uno de los tres amigos de Jennifer, dejando solo a dos posibles víctimas para mí. No habían atacado a nadie por los alrededores durante meses, así que su rastro se había perdido y nosotros no teníamos como encontrarles. La única que sabía de su ubicación era Jennifer, pero aun así, ni siquiera Travis podía sacarle la información. El aceptaba una relación como la mierda, y de verdad que su relación era así. Sin amor, solo pertenencia. Cada minuto que pasaba notaba que Travis se acercaba más, incluso sin Jennifer porque Rohee la detestaba y era algo que todos sabían. Jennifer siempre mantenía la distancia, pero siempre se encargaba de joderle uno que otro día a Rohee cuando Travis se aparecía por la casa a contarle cosas que no debía. Rohee parecía un verdadero consejero personal en donde no me involucraba, ella permitía esas cosas y a mí, ya me estaban molestando sus presencias tan repetitivas en casa. Una noche, estábamos descansando sobre el sillón cuando llego Travis, el innombrable para mí, lo detestaba y eso el podía sentirlo. Rohee estaba cansada, detestaba los problemas y las intenciones que él tenía con ella, siempre me contaba que leía su mente, lo encontraba muy superficial, decadente y miserable, pero a pesar de eso, Rohee me decía que eso le recordaba lo vivo que estaba el mundo, que no todos eran como ella o como yo y que tenerle cerca, le recalcaba a diario que debía ser una mejor persona con el mundo. Ya insoportable me encontraba por esos días, me acerque aquella noche y Travis, para ser sincero, se fue por partes. Rohee nunca me había visto así, pero ya no soportaba que mi casa pareciera un restaurant. Y eso no era todo, Travis no venía solo, sino que se atrevía a traer a sus amantes o amigos. Incluso alguna que otra víctima trajo a la casa en donde pretendíamos fuera un lugar tranquilo. Rohee detestaba que Travis se alimentara de humanos, ella lo había adaptado a alimentarse de animales pero desde que conoció a Jennifer, todo cambio para ella, Travis se volvió una persona en segundo plano, completamente lejano a lo que ella quería en su vida. Rohee detestaba que yo no le acompañara cuando estaba con él, pero no lo decía. A él tampoco le decía que odiaba la persona en la que se había convertido solo para no ofenderle, era muy cálida con el aun cuando detestaba sus actitudes, así que yo fui el botón de descarga. Lo ataque, ya harto de la situación, deje en claro que no quería que nadie proveniente de su círculo se acercara más a mi casa, que si querían hablar, tener sus momentos de frustración juntos, que se fueran a otro lugar porque mi casa, la casa en donde Rohee y yo queríamos estar solos, ya no era un sitio de reunión familiar. Él se creía superior, como si él fuera quien disponía de lo que se decidía, se equivocaba, y por eso termino en casa de Carlisle pegándose los brazos y piernas mientras Rohee solo me observaba. Podía leer en su rostro que mi actitud le aterro, pero que también comprendía porque había actuado así. No era por ella, sino que por la gente que le rodeaba, y la verdad, solo me importaba ella. Los días pasaron y Rohee comenzó a alejarse, de verdad me dolía saber que no lo hacía por mí, sino que por Travis, él la estaba alejando de mí pero ella no lo notaba. Casi paso una semana en donde no nos veíamos, solo nos hablábamos y sabíamos que nos necesitábamos. Le pregunte a Rohee que era lo que sucedía, pero ella no me respondió, supe que algo estaba mal con ella, algo que quería ocultarme. Me sentí suprimido, dolido, alejado del mundo en donde solo quería estar con ella, así que un día que no pude resistirlo más, me dirigí a su casa. Desde lejos se oían las risas y muy en lo profundo, la enorme presencia de tristeza que tenía Rohee, una enorme agonía le acechaba. No sabía si acercarme o no, pero si lo hacía, debía ser sumamente frágil con ellos, todos eran humanos, incluyendo pequeños niños recorrían la casa de una forma amigable, niños que tenían un parecido a aquellos humanos e incluyendo a Rohee, supe que esa era su familia. Respire profundo y asumí que ahora debía ser lo más cálido posible, poner en práctica lo que Rohee me había enseñado. Acariciar a un humano es como tocar los pétalos de una rosa, delicadamente sin romper la estructura. Y lo mismo debía ser con la forma de ser, no ser tan rudo o brusco con ellos, tratarlos como si fueran lindos cachorritos aun cuando podían intentar atacarnos. Rohee decía que ella apreciaba mucho la vida humana, no por querer vivirla, sino que porque su familia la estaba viviendo y ella quería que su familia formara parte de su vida. Ella siempre los mantuvo alejados, tenía miedo de poder hacerles daño o que a casa de ser lo que ella era, a ellos les sucediera algo. Se sentiría culpable y no podría vivir con eso. Pase semanas practicando lo de la rosa, hasta que pude pasar a un nivel más alto, con los animales. Sin hacerles daño como antes lo hacía. Les acariciaba la espalda y terminaba por quebrarles la columna, era horrible sentir eso. Rohee me había hecho comenzar a sentir cosas que nunca había experimentado, cosas que tenía suprimidas. La lastima era la sensación más increíble que había sentido nunca, sentir lastima por alguien, por cómo era o por su existencia. Saber que eran miserables por no poder vivir más tiempo como nosotros, pero no miserables en el sentido de que nosotros somos superiores, sino que ellos viviendo, no pueden vivir todo lo que quisieran, es como si una pared se les interpusiera; Ya no soportaba un segundo más analizando la situación, tenía que enfrentarle y saber porque no me quería cerca de ella, o de ellos. Quizás aún no confiaba en mí, o quizás ni siquiera quería asumir que tenía algo conmigo… ¡Oh! ¡Que dolor me provoca esto! Mi pecho arde, y mi corazón parece comenzar a latir solo para sufrir, solo para estar cerca de ella.

Capítulo 8: "Dando vueltas" Capítulo 10: Capítulo 10: "Siendo sociable"

 
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