"El rostro perfecto"

Autor: Magu_Moon
Género: Sobrenatural
Fecha Creación: 30/10/2015
Fecha Actualización: 02/12/2015
Finalizado: NO
Votos: 2
Comentarios: 4
Visitas: 8584
Capítulos: 12

Esta historia esta narrada por Leo, un chico poco común que se enamora de Rohee, una chica que forma parte de la familia Cullen hace muy poco, y también forma parte de la tutela de los Black y los Ulley. Esto es por ser de ambas razas y por llevar sobre sus hombros la responsabilidad de poder controlar sus impulsos; Leo, tiene mas proezas que cualquier ser creado en la tierra. Fue escogido y creado por el "Original". Según Leo -el relata luego-, Drácula como le llaman las personas contemporáneas, no es mas que un señuelo para distraer al verdadero fundador de los chupa sangre. Ya que su creador, provino desde un virus experimental militar que atacaba a la persona y la volvía un "Zombie", que literalmente en lugar de querer comer su cerebro, deseaba la sangre y contaminaba a aquel que deseaba. Pronto fue extinguiéndose a causa de que los experimentos que se hicieron, fueron prohibidos. Lo que no sabia Leo, es que los Vulturis ya existían antes que el "Original" y saber que esa verdad era mas cierta que la suya, simplemente le molestaba. El "Original", nunca es mas que un recuerdo lejano hasta que el secreto de su existencia es revelado; Leo forma parte -luego de años-, de la guardia privada de los Vulturis, en donde Jane es la principal que corrobora a que Leo se libere de las garras de Aro y pueda ser feliz y libre como los Cullen. ¿Porque hizo eso Jane? Dicen que el amor es mas fuerte que cualquier ley, y ya veo que así es. 




Buenos dias, buenas tardes, buenas noches, te deseo desde cualquier parte del mundo en donde estes. Escribir esto es una gran azaña porque esta historia estuvo y esta en mi mente desde hace ya mucho, y ahora que he visto la oportunidad, me he dado el tiempo de compartirla con ustedes. No cuesta nada dar una votacion, o un comentario, es lo unico que te pido para saber que lo que estoy haciendo, va por buen camino, o que al menos te gusta. De ante mano muchas gracias, y espero que disfrutes mucho de esta hsitoria. 

*Magu*

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 8: "Dando vueltas"

A las horas después, a eso de las diez de la mañana recibí el llamado de Rohee, fue horrible decirle como me sentía. Me acurruque en la cama y tiritaba muerto de frio. Sabía que estaba ardiendo, algo que mi cuerpo no podía soportarlo, es que estar frio siempre era reconfortante, tranquilo e apacible, contener calor y hacer que se desplegara de mi cuerpo era tráumate.

-Leo ¿Estas bien? –Ella se escuchaba alterada, agitada y preocupada.

-Sí, bien. Ya voy. –Me costó hablar, estaba a punto de vomitar, otro sentimiento que detestaba ahora, el vómito. Es que era horriblemente doloroso y asqueroso.

-Leo, no te oyes bien. Alice me ha dicho que algo te ha entrado mal, quizás comiste mucho. Le diré a Rosalie que se quede con Reme un par de horas, iré a verte. –Rohee insistía, estaba enfermo de algo que nunca había hecho y que yo creí estaría bien.

-¡Rohee! Estoy bien solo… Solo dame un par de minutos. –Vomite todo lo que había comido, el estómago se me vacío. Se sintió tan bien estar sin dolores, ahora solo me encontraba un poco delicado y con fiebre, cansado.

-Iré de todas formas. –Escuche cuando Rohee colgó el teléfono y pareció comenzar el calvario. Me lave los dientes y me fui a la cama a descansar otra vez. Tenía un fuerte dolor en la piel por tanto forzarla, necesitaba descansar. Rohee llego a los minutos de haberme hablado.

-¿Estas bien? ¡Dios! Te ves… Debo llevarte con Carlisle. –Su voz se cortó y luego pareció retomar el aire para acercarse a mí. Sentí que alguien se alejaba, seguramente Alice.

-No, solo déjame descansar un par de minutos. Mi cuerpo se está adaptando, eso es todo. Además, se suponía que hoy estaría bien, tengo que estar bien. –Estaba frustrado, asustado incluso. Esto no era normal y si lo era, realmente no me gustaba.

-Desprendes calor. ¿Te duele? –Rohee toco mi rostro con sus manos, ella estaba congelada. Sabía que ella no pasaba todo el tiempo variando su temperatura pero ahora estaba realmente congelada para mí.

-Tus manos están muy frías, tengo frio. –Ella se retiró rápidamente, estaba nerviosa.

-Tranquilo, voy a darte calor. –Rohee se quitó la chaqueta de cuero y me la puso, me quedaba extremadamente pequeña pero el calor dentro de ella era reconfortante. Me cubrió con mantas y me agito con sus manos para darme calor.

-Lamento esto, no pensé que sería así. –El dolor comenzó a expandirse, ahora no solo era mi abdomen sino que también mi pecho y garganta. Era un ardor peor que cuando tienes la sangre de Rohee a piel viva. Un ardor imposible de describir más que con fuego.

-Tu cuerpo se está modificando, eso es todo. Alice me lo ha dicho. Ha de ser un proceso como cuando dejaste de comer para pasar a solo consumir sangre. –Su rostro estaba afligido así que solo suprimí los gritos que tenía dentro de mi mente, no quería que me viera sufrir.

-Sí, pero eso no dolía tanto y lo recuerdo como si hubiera sido ayer... Ni siquiera cuando luchaba en la torre los golpes me dolían tanto, supongo que ahora seré más vulnerable. –Le mire fijamente, ella analizaba la situación en su mente, los golpes que había mencionado dolían, pero esto era peor. El dolor se expandía por mis brazos y piernas, era algo interno y la piel parecía querer caerse a pedazos.

-Me gustas vulnerable, me das la esperanza de poder protegerte. –Ella sonrió adolorida, no pude devolverle la mirada, estaba sumergido en las almohadas. Apreté el colchón de una manera monstruosa, ella salió saltando del lugar para solo observarme. Supe que estaba haciendo lo incorrecto, desatando esa parte de mí que quería volar en pedazos el lugar solo para olvidar el dolor, pero ella estaba allí. La cama se rompió y el colchón termino en pedazos.

-¡Ah! ¡Vamos! Yo sé que puedo… -Grite con fuerzas, ahora el dolor era sordo, me cegaba y me prohibía ver con claridad. Mi cabeza parecía querer estallar.

-Ya, ya va a pasar. Tranquilo. –Su voz se escuchaba lejana hasta que sentí su aliento, olía dulce y amargo en el final. Había bebido sangre recientemente.

-¿Es eso sangre? –El dolor parecía haber pasado a asegundo plano, la sed me inundaba ahora.

-Sí, fui de caza con Alice. ¿Por qué? –Rohee retrocedió lentamente a medida que yo me levantaba de la cama. El dolor se había distribuido parejamente por mi cuerpo, y disminuía a medida que me concentraba en el aroma a la sangre.

-Hueles bien… Pero no me refería al aroma que traes tú. –Observe por el pasillo y el aroma se deslizaba desde la entrada de la casa hasta la habitación, pero no era Rohee.

-Leo, tus ojos. –Rohee me observo preocupada, ella retrocedió. Me dirigí al baño lo más rápido que pude, había cambiado. Mis ojos eran de un color calipso intenso, mi piel era blanca pero no muerta, mis labios desplegaban un color vivo y no morado o rojizo. Había cambiado, estaba vivo. Ella me observaba desde la puerta, algo me golpeaba desde dentro de una forma cesante, era cautivante. Mi corazón había comenzado a latir y el dolor que se desplegaba por todo mi cuerpo era la sangre mojando aquellas zonas secas y abandonadas por la vida. Ahora estaba más vivo que nunca, pero aun así, a mí no me gustaba mucho.

-Estoy vivo. –Cerré mis ojos tocando mi pecho, se sentía cálido y blando, de una manera vulnerable. Era débil, un hombre más en la tierra. Era insignificante, y de cierta manera era muy preocupante en este momento. ¿Qué pasaría si decidieran atacarnos, como protegería a Rohee?

-Sigues siendo tú… Me gustas así y de todas las formas. Ser vulnerable de vez en cuando es bueno, no tienes por qué sentirte así. Yo estaré bien. –Sus ojos me miraban fijamente. Su mano toco mi pecho mientras se acercaba cada vez más. Abrazo mi cuerpo al suyo, escucho mi corazón latir por la única razón por la cual yo quería que latiera, por ella.

-No voy a quedarme así Rohee. No dejare que nada te haga daño, y si estoy así de vulnerable, te aseguro que no serviré de nada. La única razón por la que quería intentar esto, era para que durmieras sobre un pecho cálido, cómodo y blando. Que pudieras sentir mis latidos tan solo para ti a pesar de no estar vivo… Mi única razón eras tú. –Sus ojos se afligieron, se volvieron cálidos y tristes. Su sonrisa reflejaba lo mucho que le había agradado la idea.

-Leo, estás loco… Nunca me había recostado en algo más cómodo que tu pecho y más cálido que tus brazos. El calor que dices que yo necesito, realmente no es necesario. Cuando pareces estar pensado en algo más que en la situación de tenerme en tus brazos, pareces respirar, latir y darme calor tan solo por naturaleza. Estas vivo dentro de todo… No tenías que intentar sentirte vivo para ti mismo solo para demostrármelo, yo ya lo sé y te encuentro perfecto en todas las maneras posibles. –Sus ojos se volvieron intensos, profundos.

-No sabes lo placentero que es escuchar eso, saber que era suficiente sin siquiera sentirme vivo, sin ser nada… Ya sé que tengo que hacer para que esto se me pase, para sentirme cómodo otra vez. Quédate aquí y no me sigas, es solo por tu protección. –Bese su mejilla suavemente y lo sentí tan diferente, me sentí despreocupado pero molesto, quería poder sentirme fuerte y besarla con el extremo cuidado de cómo lo hacía siempre para saber que la protegía.

-¿No te iras de cacería o sí? Quédate un momento más así conmigo, para que recuerdes lo vivo que eres, para recordar esto. –Ella sonreía sin dejar de mirar mi rostro. Ella parecía sonrojarse más a medida que el tiempo pasaba. Note algo extraño, fue como si se sintiera asombrada por ello. Ella había intentado leer mi mente, pero no pudo.

-Tómame una fotografía, te durara más… Dijiste que era perfecto de todas las maneras posibles, pero aun así, quieres verme más seguido así. –Me acerque lentamente, ella retrocedió lentamente sonriendo. No deje que escapara, atrape su cuerpo antes de que pudiera irse. Sus manos me tocaron de una manera complicada, diferente.

-No es eso… Es complicado de entender. –Me observo sonrojada, desviando la mirada de la mía. Como si el color de mis ojos ahora fuera más difícil de observar.

-Creo que podré entenderlo. –Me apoye en la salida y le observe, espere.

-Eres hermoso siendo como eres a diario, pero ahora te ves increíble. Un humano increíblemente atractivo… Tus ojos son como el cielo y el mar juntos, tu piel blanca como el frio pero vivo como el viento. Tus labios se ven como caramelos, deseables y únicos. Tu cuerpo es enorme y marcado, algo que ningún humano logra por naturaleza propia… De verdad me estas volviendo loca, y más de lo que crees. –Hablo lento, trabándose en algunas partes pero eso no me importaba. Cada una de sus palabras eran tan tiernas y placenteras que no podía evitar sentirme en las nubes.

-Rohee… Te amo. –Susurre cuando apreté su rostro al mío, sus labios se rozaron con los míos pero nunca lograron tocarse mucho, me acerque para que me besara, pero me evito.

-Dilo otra vez. –Susurro, su corazón parecía querer salir por su garganta. Lo sentía potente chocando contra el mío. Ella noto que mi corazón también estaba alterado, las sensaciones era diferentes. Me presionaba el estómago una inseguridad enorme al igual que una dulce capa de dolor.

-Te amo Rohee. –Repetí más fuerte y firme.

-Bésame... –Exigió, y no quise hacerla esperar. Su piel era aún más suave y dulce que antes, parecían estar a punto de estallar en millones de gotas de sangre. La sed me abatía, pero no quería dejar de besarla, dejar de tenerla. Respire profundo cuando nos detuvimos, ella noto que estaba sufriendo y beso mis labios de una forma fugaz.

-Si soporto esto un momento más, terminare matándote. La única razón por la que el dolor ha desaparecido es porque estoy pensando en lo sediento que estoy, sé que el dolor está en un segundo plano ahora. –Abrí mis ojos y Rohee me esperaba con una enorme sonrisa, ella entrecerró sus ojos y me quito la chaqueta que me quedaba pequeña, ella se la puso y parecía quedarle enorme. Camine acariciando su mano, era extraña la sensación pero no quería dejar de sentirla así. Observe el escenario y era horrible, la cama destruida y un montón de trozos del colchón adornaban la habitación.

-Humanos no. –Ella me sonrió cuando leyó mi mente, estaba analizando la posibilidad de ir y volver rápidamente a Port Angeles a ver si encontraba una víctima aceptable, pero sabía que esa postura y ese rostro significaba que no estaba de acuerdo con eso. Rohee hacia un gesto particular cuando leía las mentes, era como un rostro molesto pero desconcertante, abría y cerraba los ojos una y otra vez hasta analizar bien lo que su víctima pensaba. Sabía que su respiración se detenía y cuando volvía a respirar significaba que ya había dejado de analizar a su víctima.

-Rohee… Voy a ir y me alimentare de sangre, de la primera que encuentre. No seas exigente conmigo ahora. –Le observe de cerca, ella pareció impresionarse, como si no creyera que yo era capaz de eso. Yo mataba humanos como cuando las hojas caían en otoño, quizás eso no le guste, pero es parte de mí.

-Leo, por favor… Por mí. –Su rostro era afligido, como si temiera que le hiciera daño a alguien que ella quería. Me dolía verle preocupada, no quería eso para ella pero también estaba dejando de lado muchas cosas que yo soy solo por ella… Tiene que valer la pena.

-… Solo por ti. –Me doblegó, su mirada, esa felicidad me gustaba. Camine rápidamente hacia la salida y me lleve una gran sorpresa al ver algo inesperado.

-¿Nessie? ¿No se supone que estarías con Rosalie? –Nessie se volteó hacia mí y sus manos estaban cubiertas de sangre.

-¡Rohee! ¡Rohee! –Grite desesperado, la sangre que traía encima apestaba a perro mojado, pero tenía una gran esencia natural, una agridulce. Me acerque a ella y fui repelido por Rohee rápidamente hacia atrás.

-¿Qué paso? ¡Mierda! ¿Renesmee que paso? –Nessie parecía estar en chock, como si nuestra preocupación no fuera nada.

-Jacob tuvo un accidente. –Susurro, mi mente ardió. El aroma estaba volviéndose intenso.

-Pero si estabas con Rosalie… Te dejo salir con él, a petición de Alice… ¿Cómo es posible que se le haya caído esa roca encima? –Rohee leyó su mente, la respiración se le cortó para luego volver.

-Rohee… Mi sed. –Le observe, supe que era aterrador como me veía. Nessie me observaba casi sin pestañar.

-Ven Renesmee, vamos a lavarnos las manos. –Ellas entraron y yo desaparecí… Corrí lo que más pude antes de poder cansarme, la sangre parecía querer explotar en mi cabeza, era una sensación de adrenalina a muerte. Mi corazón parecía querer detenerse, eran tan fuertes sus golpes que me movían. Seguía siendo veloz, saltando grandes alturas y viendo las cosas aún más claras que antes. Me escondí entre las ramas de un árbol enorme para ver a mi almuerzo. Era una chica, grande y agresiva. La típica mujer delincuente y alcohólica que aparentaba ser fuerte. Baje rápidamente esperando a que se subiera a su moto luego de haber golpeado a un joven y haberle robado su billetera, y cuando iba por la carretera, puf. Su sangre era cálida pero cubierta en alcohol, contaminada hasta más no poder pero muy llenadora. La sangre recorrió mi cuerpo y el dolor desapareció del segundo plano, la sed no existía y mi corazón latiente se detuvo. Todo fue muy rápido, de golpe y muy sorpresivo. Me observe en el espejo de su motocicleta y volvía a ser yo. Satisfactoriamente yo.

-¿Rohee? ¿Nessie? –Subí las escaleras rápidamente adentrándome en el comedor. Ellas estaban acurrucadas en el sillón.

-Aquí… -Nessie lloraba a mares, apretaba su cuerpo al de Rohee de una manera agónica. Era lamentable verle así.

-¿Qué fue lo que paso? –Me agache a verle. Ella se desato de Rohee y me abrazo fuertemente.

-*Dime que puedo contar contigo* -Su voz resonó en mi mente.

-¿Dónde está el? –Me aleje para observarle a los ojos. Ella se apretaba el rostro tratando de tranquilizarse. Ya me imaginaba los castigos que podría recibir si Edward o Bella se enteraban.

-*No le digas a mis padres, sino van a castigarme*. Está en la primera montaña hacia donde el tratado se rompe y las tierras son libres. –Supuse que eso era algo ilegal, algo que no debería suceder. Si ese tal Jacob estaba involucrado en esto, realmente no me estaba cayendo muy bien si ponía en peligro a Nessie.

-¿Te refieres a donde nos encontramos con Jane? –Rohee se acercó a Nessie muy preocupada.

-Sí, pero no creí que eso le iba a pasar a Jacob. –Sus ojos destilaron lágrimas enormes, eso me rompía… El corazón.

-¡Renesmee! Prometiste no volver allí, te voy a… -Rohee se levantó alterada, nunca la había visto así, estaba molesta y muy atrevida. Trato de apretar el brazo de Nessie, pero se lo impedí.

-¡Rohee!.. ¿Dónde es y que tiene que ver Jane en esto? –Mi preocupación estaba volando bajo, quería ayudar pero necesitaba explicaciones.

-Cuando me enfrente con Jane, estaba con Renesmee en ese lugar, en donde las tierras no pertenecen ni a lobos ni a vampiros, por lo tanto nadie vigila esos lugares. Habíamos ido de excursión y no sabíamos que ese lugar estaba desprotegido hasta que llego Sam, me dijo que debíamos correr y para cuando lo hacíamos, ya era demasiado tarde. Jane y sus tropas estaban delante de nosotros… Logramos salir de esa, pero habíamos prometido no volver allí ni por broma, menos solas. Es peligroso recorrer esos lugares. –Pensé la situación, Rohee tenía razón en estar molesta y le apoyaba, pero no era momento de reclamarle a Renesmee, no era justo para ella tampoco.

-No fui sola, fui con Jacob. –La voz de Renesmee era suave, adolorida y baja.

-¿¡Pero porque!? –Rohee se alteró, se volvió a acercar de una manera que no debía.

-¡Rohee! ¡Ya basta!.. Ven Nessie, vamos a buscar a tu amigo. –La subí a mi espalda y tome su pequeña mochila para que se la pusiera.

-*Gracias Leo* -La acomode y salí caminando por la puerta principal. Rohee estaba ofendida, dolida pero necesitaba ayudar a su amigo, si estaba sangrando estaba grabe.

-Sé que estas molesta con Renesmee Rohee, pero trata de controlarte ¿Si? Por mí. –Le ofrecí mi mano y ella la observo respirando profundo. Acepto mi mano cuando su cuerpo se aferró al mío. Pareció emocionarse, acaricio el rostro de Nessie y me sonrió preocupada.

-Yo te pedí que no bebieras la sangre de un humano, por mí. Aun así no cumpliste lo que prometiste. –Creí que iría conmigo, pero ella quería quedarse. Estaba molesta por que yo no había cumplido mi palabra.

-Si no lo hacía rápido y con esa persona, ella hubiera matado a dos personas inocentes. Ahora, ¿Estas dispuesta a perder a dos personas a cambio de solo una que podría haber matado a más gente en el futuro? –Volví a ofrecerle mi mano, ella la observo doblegada.

-Bueno, hay excepciones. –Dijo relajada, reprimiendo su enojo.

-Bueno, esta fue una de ellas. Ahora, ¿Vienes conmigo y apoyamos a Renesmee o te quedas aquí para condenarla? –Observe sus ojos y ella sabía la respuesta que yo quería escuchar, la leyó dentro de mis pensamientos sin incomodidad como antes. Parecía ser que no podía leer mi mente cuando me volvía más humano, pero al ser más fuerte de cuerpo, era más débil de mente.

-… Vamos. –Su sonrisa fue enorme una vez que leyó dentro de mi mente que me encantaba verla molesta. Nos besamos rápidamente e incómodamente por Renesmee cerca de nosotros. Corrimos hasta donde las reglas se rompían y en donde nadie protegía esas tierras. El ambiente era tranquilo, silencioso. Nessie corrió rápidamente hacia detrás de unos árboles y me indico que al final de un barranco de diez metros, estaba Jacob debajo de una roca.

-¡Hey! ¿Estás bien? –Con eso me refería a estar consciente no bien, porque él estaba morado.

-Ujum, estoy un poco… Asfixiado. –Una roca enorme aplastaba su cuerpo. Si se convertía era posible que la roca no saliera hacia un costado sino que podía haberle aplastado completamente.

-¡Jacob! –Observe la situación, de verdad él estaba mal.

-Nessie, no te acerques…  -Rohee, detuvo a Nessie de acercarse mucho, el suelo parecía estar más blando a medida que nos acercábamos a la roca.

-Leo, la roca está aplastando ahora la mitad de su cuerpo, antes solo eran las piernas. –Asentí, ya lo había notado. Observe la roca, debía levantarla y quitar su cuerpo de allí, Rohee no podría solo con Nessie.

-El suelo esta… Está cediendo. –La roca se movió mucho, me acerque a retener la roca que iba a aplastar su cabeza. Mi mano apretó su hombro mientras que con la otra detenía la roca.

-Esto te va a doler. –Susurre.

-Que consuelo. –Hablo con dificultad.

-No es un consuelo, es una advertencia. –Levante la roca rápidamente con uno de mis brazos, con el otro moví su cuerpo lentamente para no causarle más daño. El gritaba mucho, de verdad era molesto sentirle. Todos estaban alterados, me sentí frio ante la situación, pero yo ya había visto cosas peores.

-Tranquilo, no grites o sino romperás uno de tus órganos. Agradece que tus huesos son flexibles. –Me acerque para presionar su cuerpo porque si su cuerpo se quedaba sin presión de una forma repentina, rápidamente podía romper algún órgano y su sangre podría acumularse, lo que podría generar una hemorragia.

-¡Duele! –Lentamente comencé a dejar la presión para que pudiera respirar, su color volvió a ser de un tono moreno y calórico. El dolor desapareció pero estaba frágil.

-Debes descansar, sino tu cuerpo rechazara la gravedad y terminaras vomitando sangre. Trata de mantenerte al menos al margen de la situación, lejos de Nessie. –Tome a Rohee de la mano y la sensación se volvió más familiar, extrañaba esa sensación. Ya no era yo el vulnerable, sino que ella junto a mí. Eso me hizo feliz.

-¿Nessie? ¿Le dices Nessie? –Él se acercó a mí, y cayó casi desmayándose. Lo sujete de un brazo y se lo entregue a Renesmee. El sol estaba desapareciendo y debía esperar hasta el otro día para poder curarse. Según Rohee, el sol les ayuda mucho a curar sus heridas, pero tendría que esperar hasta mañana y en mi casa para que nadie supiera lo que había pasado.

-Es un… Ah, no importa. ¿Renesmee podemos irnos ya? –Observe su rostro y lo feliz que estaba por haberle ayudado.

-Vamos… -Tome a Jacob en brazos ya que se volvió pálido, y lo llevamos directamente a mi casa. Algo que no me gustaba.

-¿Te dice Nessie? –Despertó a medio soñando. Nessie se levantó levemente acariciando su mano. Abrazo su cuerpo amablemente y lo observo familiar.

-¿Por qué es tan importante eso?  -Susurre mientras Nessie se llevaba una mordida de pan dulce a la boca. Rohee estaba preparándose para ir a dejar a Renesmee a casa.

-Nunca creí que nadie pudiera aceptar su apodo. Ni siquiera Rohee lo permite, ella le dice Reme. –Sonreí, tome el vaso con jugo natural y lo observe entre mis manos.

-Supuse que ser amable contigo era suficiente, pero pensé que si le decía Nessie eso también podría hacer que nos lleváramos bien. –Suspire, el me observo extrañado. Quería poder llevarme bien con Nessie, no con él. Era insignificante.

-Me salvaste, pero no dejas de ser un… Un bebedor de sangre. –Se sentó en el sillón y Nessie se despidió de Jacob de una manera particular, como si fuera su hermano.

-Y a mucha honra. – Deslice el jugo dentro de mi boca bebiéndolo al seco, Jacob me observo mientras Nessie corría a mis brazos de manera placentera.

-*Voy a extrañar tus comentarios ácidos* -Sonreí, su voz era dulce y tierna.

-Solo para entretenerte. Trata de no recordar lo que paso, evita pensar mucho en esto y así trataremos que Edward no lo sepa. No te sientas preocupada. –Le observe de cerca regalándole un par de dulces que le encantaban. Los apretó en sus manos y luego me apretó el abdomen muy fuerte.

-*No lo voy a estar, si está contigo supongo que no habrá problemas* -Reí un poco alto, Jacob nos observaba con recelo pero a la vez conmovido.

-Suponer es mucho… Dale mis saludos a tus padres. –La anime para que saliera y se pusiera el casco para montarse en la moto.

-Si… En tu nombre… Tío Leo. –El rostro se me ha de haber transformado por la manera en cómo me sentí. Fue tan confortante era parte de su vida ahora, de una vida extraordinaria.

-Voy y vuelvo. Pórtate bien. –Los labios de Rohee acariciaron los míos rápidamente.

-Lo hare. –Susurre.

-Se lo decía a Jacob. –Rohee levanto el bolso de Renesmee y se fue. Ahora estaba solo con él, con quien no quería hablar.

-¿Hace cuanto que haces esto con Nessie? Me refiero a lo de sobornarla. –Jacob mordió el pan y sonrió de una manera complicada. El parecía estar molesto pero a la vez tratando de relacionarse con alguien como yo. Ser amable no era lo suyo.

-Era solo un caramelo, uno de esos que tanto le gustan. –Me levante del asiento frente al sillón y lave el vaso para llenarlo de agua.

-Yo no lo sabía… ¿Hace cuánto que llevas esta relación con ella? –Jacob se acomodó como pudo sobre el sillón.

-¿Sabes? Hoy me siento cansado, he hablado mucho así que no me fuerces a cerrarte la boca. La única razón por la cual estoy siendo amable contigo es por Renesmee. –Tome la chaqueta de Rohee y la apreté entre mis manos, camine por el pasillo y fui detenido.

-¿Qué tiene ella? –Era comprensible su actitud, pero también era un poco molesto. ¿Acaso yo me veía así cuando pedía explicaciones?

-Es la hija que quisiera tener… Y como supongo no puedo tenerla, es bueno relacionarme con ella. Me hace sentir más amable. –Fui sincero, un poco más blando.

-Pero del rostro no se te quita. –El sonrió muy amplio. Fue como si tratara de ser molesto pero amablemente fastidioso.

-Para estar emprimado de ella eres muy aceptable y casi imperceptible de enojo. Si abrazaras a Rohee de la manera en la que yo lo hice con Nessie, haría que la roca estuviera aun sobre ti… Pero sobre tu cadáver. –Sonreí malévolamente, lo sabía.

-¿Es una advertencia? Porque no me intere… -Su voz era alterada pero muy nerviosa.

-Tómalo como quieras, es solo un decir… Espero que pases buena noche. –Seguí caminando en dirección a la escalera y luego a la habitación principal.

-Igualmente. –Susurro él. Sabía que Jacob no era así de amenazante, no todo el tiempo, pero como yo había tocado a su preciosa Nessie… Era horrible pensar en eso, porque no quería que él me la arrebatara, no mentía cuando decía que Nessie era la hija que deseaba tener con Rohee como madre, la forma en como la retó y como le llamo la atención fue muy inimaginable para mí. Fue realmente con sentimiento. Una actitud que de verdad esperaba ver en alguien con preocupación personal con algo más allá que solo amistad, Rohee de verdad quiere mucho a Nessie a pesar de no decirlo, pero sé que también eso podría hacerle daño.

Ya dentro de dos horas comencé a preocuparme, Rohee no llegaba y Jacob apenas se sentía respirar. Baje las escaleras y pensé en si ir o no en busca de mi amada, pero no podía dejarle solo tampoco a Jacob. La advertencia de “Pórtate bien” de Rohee hacia Jacob, me había dejado una sensación de incertidumbre rodeando la mente. Tome el teléfono de la casa y recalque el número que me había llamado por la mañana y el tono sonó.

-¿Diga? –Una voz femenina y poco familiar me removió la memoria, recordé su nombre solo por suerte.

-¿Rosalie? –Dije lento, como dudando de su nombre.

-¿Leo? –Sí, era ella.

-Hola, por casualidad… ¿Has visto a Rohee? –Espere con paciencia pero ella guardaba un silencio eterno.

-Eh… Espera. –Iba a hablar cuando ella me interrumpió. Sentí como susurraba con una voz masculina, sus voces eran preocupadas.

-Leo, soy Carlisle. –Supe de inmediato que algo andaba mal.

-¿Qué paso? –Me altere, Jacob despertó de inmediato y me miro directo a los ojos. Se levantó rápidamente y supe que había leído mi mente.

-Rohee iba camino a su casa en busca de unas cosas que se le quedaron a Renesmee la última vez que la visito, y cuando venía de vuelta, la moto tuvo algunos desperfectos y… La moto exploto… -Mi pecho se inundó en dolor, agonía. El agujero profundo y vacío volvía a aparecer, como aquellas temporadas en la torre de Volterra.

-¿¡QUE!? Voy de inmediato. –Baje el teléfono de inmediato.

-Pero Leo… -Carlisle no alcanzo a terminar para cuando yo ya estaba en mi habitación poniéndome la ropa de calle. Baje rápidamente y le entregue las llaves a Jacob, el vio mi preocupación profundamente inundándome la existencia.

-Ve con cuidado, estaré aquí para cuando vuelvas. –Su mano se aferró a mi hombro con un rostro de comprensión, supe que con la situación se había roto su preocupación por Renesmee con respecto a mí, él sabía que Rohee era mi razón para existir.

-Estaré bien… -Sujeté su mano y la estreche con la mía en señal de tregua; Corrí rápidamente hasta que llegue a la casa de los Cullen. Sus gritos de oían desde el otro extremo del rio. Me aproxime a la entrada de la casa y salió Emmett a recibirme. Entre rápidamente pero fui detenido por Renesmee en el transcurso, la abrace con dolor, ella compartió el sentimiento.

-¿Qué tan mal esta? –Observe el rostro de Renesmee y ella ni siquiera me sonrió con la mirada. Supe que todo estaba horriblemente pésimo.

-Podría estar peor. –Edward se aproximaba a mi cercanía y apretaba mi hombro con su mano.

-Quiero verla. –Camine un par de pasos antes de poder entrar al sector en donde los gritos se volvían más fuertes. Bella, Alice y Rosalie estaban de guardias en la entrada de la habitación.

-Aun no puedes entrar, Carlisle está tratando de quitarle unos trozos que aún tiene incrustados en la piel… A Rohee no le duele eso, sino que la piel quemada. –Sus palabras me ardieron e irónicamente me quemaron la piel. El pecho se me inundo en un ardor enorme, en una melancolía que me sumergía en depresión.

-¿Cómo es que no se ha regenerado? –Mis dudas la verdad es que no me importaban, solo estaba hablando por hacerlo. Lo único que quería era verla, saber que podía hacer algo para calmar su dolor.

-Fue un accidente, algo que no podía prevenir. Rohee se caracteriza por poder prevenir su cicatrización cuando son casos provocados o que al menos ella sepa que puede sucederle con un poco de anticipación. Ella no pudo siquiera reaccionar, el estanque exploto de inmediato aun cuando había sido reconstruido y reparado por Jacob que es el mejor mecánico que hay aquí. –Edward me desvió de la habitación de enfrente y me llevo por el pasillo aun sillón en frente a una de las salidas. Esme se acercó para sentarse a mi lado, ella sabía que con tan solo estar allí y no decir una palabra era suficiente para mí.

-*No te confundas*. Jacob construyo esas motos cuando mi mamá se las llevo del depósito de chatarra. –Escuche los gritos agónicos de Rohee, cada vez eran más fuerte.

-Bella le regalo la moto a Rohee cuando entro al instituto… Ella quería una moto pero no tenía el dinero para comprársela. Nosotros intentamos regalársela pero siempre nos rechazó la idea. Cuando Emmett le regalo para su cumpleaños una moto antes de entrar al instituto no se la quiso recibir, porque ella quería obtenerla con esfuerzo y sacrificio… Pero cuando llego el momento de entrar a estudiar no tenía como movilizarse para crear un patrón humano, así que Bella le entrego la moto para que la utilizara. De todas formas la moto estaba restaurada, nueva… No creímos que podría llegar a pasar eso. –Esme acaricio mi cabello y me abrazo de costado.

-Nadie tiene la culpa… -Jasper se unía a la conversación mientras Emmett se sentaba en el sillón frente a mí. Me observaba afligido.

-No estoy culpando a nadie… -Me ardió el alma. Podía sentir el flujo de sangre y los latidos de su corazón incesante. Sabía que ella bombeaba sangre como si no hubiera un mañana, era una de sus grandes habilidades, pero ese aroma estaba matándome.

-¡LEO! ¡LEO! –La voz de Rohee atravesó toda la habitación. Mi cuerpo inconscientemente se levantó y comenzó a moverse hacia la habitación.

-¡Leo no! –Alice me golpeo el pecho tratando de evitar mi entrada, pero no me movió un solo centímetro. Abrí la enorme puerta corrediza y allí estaba Rohee, en una camilla cubierta de sangre mientras mordía una toalla blanca. Carlisle le retiraba un enorme fierro que tenía atravesado en su antebrazo. Su abdomen estaba quemado al igual que la parte posterior de sus codos y brazos. Su cuello se había quemado levemente como una quemadura en un día de verano, pero sabía que le ardía.

-Estas aquí… ¡NO! ¡DIOS! –Carlisle movía su brazo para poder quitar el fierro, pero a medida que perforaba su piel con el escalpelo, su piel se regeneraba rápidamente en ese sector del corte. Era imposible quitarle el fierro así de lento, tenía que ser rápido y por supuesto, muy doloroso. Su piel se veía rojiza y muy afectada, todo eso me dolía a mí, parecía ser que sus emociones eran parte de mí, hipotéticamente hablando.

-Rohee, tengo que quitarte esto de tu brazo, sino seguirás perdiendo sangre y no sabemos si tu corazón podrá soportarlo. Sé que bombeas sangre necesaria para mantenerte viva aun cuando estés con hemorragia, pero no sabemos tus límites. –Ella tiritaba, la fiebre la tenía casi cegada. Cerraba sus ojos con dolor.

-Confía en mí… -Carlisle me miro al igual que Rohee. Ella lloro profundamente y supe que leía mi mente. Tenía que quitarle ese fierro del brazo rápidamente para que pudiera regenerarse, ya que yo estaría provocando las heridas por la extracción, así que regeneraría de todas formas. Presione su brazo con mi mano izquierda mientras la presionaba. La nariz me ardía inexplicablemente al igual que mis ojos.

-Hazlo rápido. –Susurro, no quito en ningún momento sus ojos de los míos… Compartí su dolor. Apreté el fierro con mi mano y lo jale con todas mis fuerzas. Su hueso hizo un sonido estremecedor cuando comenzó a regenerarse, y su piel sonaba extrañamente familiar. Rohee perdió el conocimiento.

-¡Rohee! ¡Rohee despierta! –Golpee su rostro levemente. Su corazón seguía latiendo, el dolor parecía haber desaparecido y el sangrado se detuvo. Me volví nervioso, la moví con mis manos mientras sentía que el agujero en mi pecho volvía a crecer.

-Leo, déjame verla. –No quería moverme, dejarla era mi última opción. Mordí mi mano para evitar el dolor en el pecho y concentrarme en otra cosa. Retrocedí lentamente.

-¿Qué le pasa? –Mire hacia la puerta y todos estaban observándome, Bella abrazaba a Edward de una forma particular, agradecida. Seguramente ella tiene que haber pasado por algo similar y Edward comprendía mi situación. Rodee la camilla y me puse frente a Carlisle.

-Esta inconsciente, el dolor fue demasiado para ella… Voy a curar sus quemaduras y le daré un analgésico para que te la puedas llevar a casa… Por qué la quieres contigo ¿No? –Carlisle me observo adolorido.

-Por supuesto. –Susurre, el dolor en el pecho era inmenso. Todos lo notaron, como me presionaba el pecho para que desapareciera, y el dolor dentro de mi mente, era horrible.

-*Ve por la camioneta, no me moveré de aquí* -Renesmee se acercó para reemplazarme, confiaba en ella, era una buena sustitución mía. Corrí rápidamente hasta la casa y Jacob me esperaba.

-¿Qué paso? ¿Está bien? ¿Por qué estas cubierto de sangre? –Jacob lucia preocupado.

-Ya vas a verla, y te darás cuenta de lo que le paso. –Me subí en la camioneta y acelere a fondo. Llegue en menos de diez minutos y eso que demoraba alrededor de treinta minutos normalmente.

-Mañana por la mañana el efecto de la anestesia se habrá acabado, iré a visitarla durante el día para revisarla. –Tome el cuerpo de Rohee entre mis brazos muy despacio y la lleve directamente a los asientos traseros de la camioneta, tome prestada una almohada y se la puse para apoyar su cabeza. Ella parecía dormir plácidamente, sin dolor.

-Gracias Carlisle… -Le abrace sorpresivamente aun cuando el ofrecía su mano, el abrazo duro más de lo normal y sentí como ese vínculo de alianza se fortalecía. Carlisle era el Quenchi que me hacía falta, ese padre que había desaparecido mientras que Esme esa madre casi ausente que necesitaba a diario.

Llegando a casa, Jacob esperaba en la entrada sentado en las escaleras. No dijo nada, nunca. Solo tapo su boca al ver lo dañado que estaba el cuerpo de Rohee, pareció llorar en un momento mientras que su sufrimiento se transformaba en una agonía compartida. Leyó mi mente en varias oportunidades para saber mi estado de ánimo, en que tenía puesta la cabeza, pero era inevitable, era predecible con solo mirarme. La acosté en su lado de la cama y la desvestí, fue horrible quitarle la ropa tratando de no hacerle daño en la piel. Aquellas zonas más críticas tenían trozos de género y no podía dejarla así. Carlisle había tratado de quitárselas, pero no había podido por el dolor que le generaban. Fui frio, despiadado incluso. Se las quite rápidamente, ella no se quejó ni un solo poco lo que me impresiono. No podía ponerle nada. Termine dejándola con la ropa interior mientras cubría a penas sus pies con la sabana de la cama. Me acerque a su frente a medir su temperatura, la fiebre comenzaba a surgir nuevamente.

-No te vayas… -Su voz sonaba cortada, muy desgastada.

-Solo iré a buscar agua fría, debo mantenerte sin fiebre. –Ella me observo adolorida y me dejo ir con el dolor de su alma. El agua del grifo no era lo suficientemente helada como para que su cuerpo absorbiera la temperatura, así que tuve que ir a la cascada más cercana a cinco minutos y volví lo más rápido que pude. Ella ya estaba en pie.

-¿Qué haces en pie? Debes descansar, curar. –Me acerque dejando el agua que había traído en la entrada del pasillo. Ella hablaba despacio mientras tomaba un vaso enorme de agua fría. Tome su mano tratando de no pasar a llevar su brazo y la moví hacia la habitación. Jacob estaba dormido.

-Estoy bien, lo estaré mejor por la mañana pero no quería estar en cama. –Ella quería aparentar estar mejor de lo que se veía, pero yo sabía que eso le ardía como el demonio.

-No debías cubrirte, Carlisle dijo que mientras más seca la herida más rápido se sanaría. –Se había puesto una de mis camisetas favoritas de color negro, era enorme en su cuerpo mientras que en el mío casi me estrangulaba. Llevaba unas pequeñas calzas de género de algodón, algo que no era perfecto para las heridas porque podían adherirse a su piel. El interior de sus piernas también se encontraba quemado, pero a ella parecía no dolerle.

-No quiero que me veas semi desnuda… No aun. –Se acercó quejándose, había golpeado muy fuerte su cuerpo al mío y al azotarse, la camiseta se apegó a su piel.

-Ni siquiera me he fijado en tu cuerpo Rohee, solo quiero que sanes. –Ya un poco cabreado de la situación, la lleve a la habitación y la obligue a que se acostara, la fiebre le había subido mucho. Me acomode mientras tiraba a la basura aquellos trozos de cama que quedaban. Limpie la habitación mientras ella me observaba desde la cama, cuando salía de la habitación ella aprovechaba para quejarse, sabía que le dolía y trataba de hacerse la fuerte conmigo.

-¡Oh, dios! ¡Como duele! –Susurró mientras yo me encontraba espiándola en la entrada de la habitación.

-Está bien, se acabó. Te quitas todo… Ahora. –Me cruce de brazos en frente de la cama esperando a que se levantara, ella se pudo en guardia mientras se quejaba.

-Estoy bien, no tienes que hacer eso.  –Seguía haciéndose la fuerte, como si a mí me importara eso. Realmente esta parte era una de mis favoritas ahora, verle sufrir y poder ayudarla a superarlo era una meta que debía lograr.

-No tengo pero lo voy a hacer igual. –Tome de la camiseta y la partí en dos, su cuerpo era hermoso, tentador.

-Despacio ¿Si? –Se quejó en silencio. Quite la ropa despacio, lentamente mientras ella se cubría con las sabanas.

-No puedo entender porque tratas de hacerte la fuerte si esto es evidente, es muy doloroso sobre todo ahora que tan solo llevas horas del accidente. –Me senté en la orilla de la “cama”, porque ya no sabía si llamarle así o no, y apreté mi rostro mientras me acostaba.

-No quería que me vieras como una mascota, que tienes que cuidar y proteger en caso de que le pase algo… Solo, yo quiero demostrarte que soy fuerte, que puedo conmigo misma y que no es necesario todo esto… -Le observe preocupado, ella de verdad no me quería tener en este proceso, pero era inevitable, era estúpido.

-Quieres dejarme en claro que no me necesitas. –Me levante y la observe fijamente, ella creyó que me había molestado, yo solo estaba llevándole la corriente.

-No, eso no es… -Le interrumpí antes de que terminara la frase.

-Lo acabas de decir. –Le observe nuevamente, ella ahora se sentía dolida sentimentalmente.

-Leo, no es eso. Enserio que no… Es solo que… No quiero que me veas así. –Una vez más repetía lo mismo, esta vez más cerca de mí. Se aproximó de una manera en donde su piel toco la mía, y a pesar de que eso le dolía era un consuelo tenerme cerca. Ser de piel fría para ella era como un hielo para sus heridas, una cura.

-Tendrás que soportarlo, porque no me iré a ningún lado, ni ahora ni nunca. –Ella sonrió, comprendió que era inevitable alejarme, que quería estar con ella en esta, y en todas.

-¿Y si yo me voy? –Sonrió eufórica cerca de mi rostro. La sabana descubrió su pecho que aun cubierto por su ropa interior se veía fantástico. Me provoco, mucho.

-Tendrías que vivir con la decepción de que te seguiré a cualquier parte en el mundo, aun sea al fondo del océano. –Ella rio más, me hizo sentir incontrolable.

-¿Aun allí? –Se acercó más, su rostro se afligió pero no se detuvo. Cada vez más cerca de mi rostro. Ya casi terminaba por subirse sobre mí, y no iba a impedírselo.

-¿Crees que estoy jugando? Me estás haciendo enfadar. –Mordí mis labios haciendo que se acercara más. Ella apoyo sus brazos adoloridos sobre mis hombros y apretó mi cabello en la parte baja de mi nuca. Me observo malévola, sabía que una respuesta provocativa llegaría.

-Uy, qué miedo. –Levanto una de sus cejas. Amaba cuando hacia eso mientras sonreía, tan desafiante y provocativa, y era toda mía.

-Ya quisieras tener miedo. –Me acerque besando sus labios, tan dulces y frágiles pero míos.

-Auch… -Se quejó ella al darme cuenta que estaba apretando su cuerpo al mío. Su herida se pegó a mi camiseta dejándola cubierta de sangre. Ella me observo un poco molesta consigo misma.

-Ven, descansa. –Apoye su cuerpo de costado, hacia el lado que no tenía ninguna herida y acomode las pequeñas vendas cubiertas en agua congelada. Se las puse en el abdomen y en el cuello, mientras que en sus brazos ya tenía puestos unas vendas de gel congelante que Carlisle le había puesto.

-Abrázame… Aunque me duela. Por momentos tu piel es fría, podría ayudarme con el dolor y así ya no me quejare más. –Ella sonrió esperando respuesta, se volteó levemente para observarme mientras yo sonreía.

-No me molesta que te quejes, me gusta. –Aleje las sabanas de su cuerpo y me levante en frente de ella, busque entre mis cosas algo que al rosar su piel no le hiciera daño.

-¿Una mujer problema? ¿Eso quieres? –Me observo fijamente, yo me detuve.

-Eres una mujer perfecta no problema… Con defectos, dolores, enfermedades y gustos que de verdad, son increíbles para mí. No necesito comer ni beber líquidos como un humano porque tú ya lo haces por mí, eres esa parte que no puedo controlar y aquella hermosa esencia que me cautiva. Ser un problema para mí, tan solo se encuentra en mi persona. –Quite mi camiseta y la arroje al cesto de la ropa sucia, Rohee me observo de una manera extraña.

-¿Te sientes un problema? ¿Para ti mismo? –Sonrió mientras me seguía observando. Note que no era por que estuviera pensando en lo que hablábamos sino que en mi cuerpo.

-Soy agresivo, despiadado incluso. No hablo mucho a menos de que sea contigo, no como ni bebo nada, incluso la sangre es estúpidamente innecesaria para mí… Solo tu sangre me ha vuelto frenético y no lo encontré un problema sino que una hazaña, mientras que el problema lo tenía yo por no saber cómo tenerte… Ja, pero ya te tengo. –Sonreí mientras me quitaba los zapatos y me desabrochaba el pantalón, la observe de reojo, ella estaba incomoda.

-Entonces… Quiero que sepas que… Eres mi problema favorito y el único por el cual haría que las cosas no fueran bien. Haría lo que fuera para que mi “problema”, siempre se quedara conmigo, incluso en estos momentos de dolor. –Sus palabras eran cortadas, cada vez más difíciles a medida que yo me quedaba sin ropa. Lo analice un poco, ¿Era necesario sentirme con miedo por estar semi desnudo frente a ella? Mmm… No. ¿Por qué ella habría de sentirse con miedo, incomoda o vulnerable al estar de la misma manera? No iba a abusar de ella, y ella menos de mí.

-Tu “problema”, nunca se alejara de ti, tienes que saberlo. –Me acerque hasta la altura de su rostro y bese su frente, ni siquiera estaba cerca de su piel y sentía el calor que desprendía. Definitivamente no me pondría nada, quedarme en ropa interior debía ayudarla, el frio debía ayudarla.

-Te amo Leo, enserio que lo hago de una forma inexplicable. –Se giró hacia mí sin importar que sus heridas rozaran mi piel, pareció sentirse cómoda, agradecida del frio.

-Yo también lo hago, pero de una forma que si tiene nombre, enfermiza. –Bese su mejilla girándola hacia el lugar en donde no debía dolerle nada y acerque mi cuerpo a su espalda. Su parte trasera chocaba constantemente conmigo así que decidí alejarme un poco.

-Jaja… Auch. Ven, no te alejes. –Me apego nuevamente a su cuerpo. Comencé a pensar en cosas que no debía su cuerpo y como su piel era tan suave. No debía pensar en eso, no debía; Pasaron las horas y ya por la mañana las cosas para mi parecían más complicadas. La piel de Rohee ya estaba sanando, no había sangrado y la luz del sol entrando por la ventana parecía estarle haciendo una nueva capa de piel. Ella parecía descansar plácidamente, estaba durmiendo de una forma pacífica, inexplicablemente perfecta. Jacob aun dormía, se escuchaban sus ronquidos desde la habitación. Me concentre en Rohee, su respiración era cesante, suave y muy dulce. Sus labios parecían apretarse de vez en cuando, como si tratara de hablar con alguien. Sus ojos se movían, estaba soñando algo que de seguro era problemático. No quería despertarla porque sabía lo que implicaba interrumpir una de sus “visiones”. Ella veía cosas que no ocurrían aun y que podían alternarse en el tiempo de una forma no enumerada, eso quería decir que si veía que alguien moría, no necesariamente ocurriría en la semana entrante, sino que diez años después. Y esa era una de las grandes diferencias entre Alice y Rohee entre las visiones, es que las de Rohee, suceden si o si, mientras de las de Alice son subjetivas y pueden cambiar en el tiempo. En ese sentido, un futuro con Rohee era seguro. No podía dejar de pensar en lo que podría suceder y lo divertido que ha de ser saber lo que se viene, es que puedes prevenirlo, cambiarlo en lo posible aun cuando sabes que sucederá igual pero puede pasar de una forma diferente. Las posibilidades eran infinitas con Rohee, unas posibilidades perfectas y alcanzables.

Capítulo 7: "Conclusiones erradas" Capítulo 9: Capítulo 9: "Una salida tipo competencia"

 
14441449 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10758 usuarios