"El rostro perfecto"

Autor: Magu_Moon
Género: Sobrenatural
Fecha Creación: 30/10/2015
Fecha Actualización: 02/12/2015
Finalizado: NO
Votos: 2
Comentarios: 4
Visitas: 8583
Capítulos: 12

Esta historia esta narrada por Leo, un chico poco común que se enamora de Rohee, una chica que forma parte de la familia Cullen hace muy poco, y también forma parte de la tutela de los Black y los Ulley. Esto es por ser de ambas razas y por llevar sobre sus hombros la responsabilidad de poder controlar sus impulsos; Leo, tiene mas proezas que cualquier ser creado en la tierra. Fue escogido y creado por el "Original". Según Leo -el relata luego-, Drácula como le llaman las personas contemporáneas, no es mas que un señuelo para distraer al verdadero fundador de los chupa sangre. Ya que su creador, provino desde un virus experimental militar que atacaba a la persona y la volvía un "Zombie", que literalmente en lugar de querer comer su cerebro, deseaba la sangre y contaminaba a aquel que deseaba. Pronto fue extinguiéndose a causa de que los experimentos que se hicieron, fueron prohibidos. Lo que no sabia Leo, es que los Vulturis ya existían antes que el "Original" y saber que esa verdad era mas cierta que la suya, simplemente le molestaba. El "Original", nunca es mas que un recuerdo lejano hasta que el secreto de su existencia es revelado; Leo forma parte -luego de años-, de la guardia privada de los Vulturis, en donde Jane es la principal que corrobora a que Leo se libere de las garras de Aro y pueda ser feliz y libre como los Cullen. ¿Porque hizo eso Jane? Dicen que el amor es mas fuerte que cualquier ley, y ya veo que así es. 




Buenos dias, buenas tardes, buenas noches, te deseo desde cualquier parte del mundo en donde estes. Escribir esto es una gran azaña porque esta historia estuvo y esta en mi mente desde hace ya mucho, y ahora que he visto la oportunidad, me he dado el tiempo de compartirla con ustedes. No cuesta nada dar una votacion, o un comentario, es lo unico que te pido para saber que lo que estoy haciendo, va por buen camino, o que al menos te gusta. De ante mano muchas gracias, y espero que disfrutes mucho de esta hsitoria. 

*Magu*

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Capítulo 3: "En desarrollo"

Una de las tardes en las que era más solicitado para salir a buscar “humanos comida”, me había decidido para escapar. Nunca pensé que Aro desearía tenerme tanto con él, nunca pude hablarle más que como a una autoridad porque él lo quería así, pero últimamente se estaba acercando más, confiando más en mí. Algo que me traía vuelto loco, molesto incluso. Era obvio que prefería estar solo, ni en broma deseaba estar allí, menos con Aro.

-Leo, necesito hablarte. –Estábamos casi solos, él sabía que yo no hablaba y que mucho menos dejaría que me tocara, pero si el intentaba algo no lo dudaría, sería el primero en dejar de existir. Asentí como si nada sucediera dentro de mi cabeza y le hice un gesto a Heidi para que me esperara afuera, ella se fue rápidamente.

-Sé que durante todo este tiempo te he respetado tal cual lo has hecho tú, que te he dejado ser libre bajo mis condiciones y conocimientos de libertad, que te he dado lo que tu amigo no pudo y que he formado parte de una figura con autoridad la mayoría del tiempo. Sé que ahora compartes nuestros ideales y que también eres uno de los pilares más fuertes de la guardia Vulturi y que pronto, serás más que eso. –Los años habían pasado y mis conocimientos habían aumentado. Era más fuerte que Felix, más inteligente que Aro y mucho más malévolo que Jane. Definitivamente era el monstruo perfecto para Aro ahora.

-No entiendo… -Aro sonrió, estaba feliz de que pudiera dirigirme a él.

-Quiero que manejes a mis tropas en una situación el día en que la nieve se fortalezca en Forks. ¿Recuerdas las historias que te he contado? –Asentí, sabía y recordaba perfectamente la burla de la que hablaba Aro. Él se refirió a los Cullen, pintándome la historia como todo un desastre de ideales y posiciones de rechazo a la realeza que el tanto adora, yo personalmente, estaba con los Cullen aun cuando ellos no me conocían. Es que simplemente cualquier cosa era mejor que pertenecer a la estirpe de Aro.

-Bueno, iremos a exterminar a aquella familia que tanto nos ha causado problemas. Están haciendo algo horrible, quebrantando nuestras leyes más potentes y es algo insólito, algo que no permitiremos. –Su voz se elevó, estaba emocionado. Me incomodo la situación, me desconcertó. ¿Qué hicieron los Cullen ahora?

-Si no me dices que es, no lo voy a saber. –Busque la respuesta a mi interrogante. Necesitaba saber que era lo tan grabe que habían hecho para que los Vulturis fueran a atacarles. Ellos eran pacíficos aun cuando Aro decía que solo era una pantalla. Yo sabía que ellos llevaban una vida tranquila, que tenían pocos problemas y eran cuidadosamente cautelosos.

-Lo se… Leo, necesito que comandes al ejército para aniquilarles, iremos allí para que puedas creer lo que te estoy diciendo. –Le observe nuevamente dudoso de lo que decía, el parecía frustrado, planeando cosas. No quiso decirme cual era la razón por la cual el quería que les aniquilara, nunca menciono la terrible causa.

-Necesitamos rescatar de esa masacre, en lo posible, a 3 personas. Edward, Bella y Alice, son especímenes fantásticos que necesito tener con nosotros. –Sabía que Bella contenía una pequeña capa protectora que parecía que evitaba que las habilidades no le hicieran efecto, Edward leía las mentes y Alice veía el futuro subjetivamente, algo que Aro no sabía,. Aro subestimaba las habilidades como si pudiera ser el mejor. Las cosas no eran así, yo sabía que si una habilidad se desarrollaba y se practicaba, era magnifica. Aro también lo sabía pero no encontraba porque los Cullen podrían querer hacerlo, por lo tanto el creía estar fuera de peligro. Aro creía que yo era estúpido, pero los rumores aquí son inmensos. El hecho de que no hable, me hace más propenso a oír cosas increíbles, y cosas que nadie sabe.

-¿Crees que podríamos lograrlo? –Le hice creer que le apoyaba, que estaba sujetando el brazo derecho de sus decisiones.

-Supongo que sí. –Suponer algo para Aro era la incertidumbre, pero ya estaba al mando de las órdenes de Aro, y si yo ejercía ese poder sobre los Cullen, sería el líder real. No lo deseaba, y mi objetivo no era aniquilar a los Cullen sino que unirme a ellos, pero sea cual sea la razón por la cual los Vulturi están tan molestos con ellos, debía averiguarlo y Aro no me lo diría.

-Está bien, ve a traernos la cena. –Asentí nuevamente y me dirigí a la calle, Heidi me esperaba con impaciencia.

-No voy a dejar que vayas, y Jane tampoco. –Heidi hace años ya me había informado de lo atraída que se sentía hacia mí, del magnetismo que le provocaba cada vez que le observaba, pero yo no sentía nada por ella. Estuve con ella un par de veces y no lo niego, es espectacular, pero yo deseaba a un alter-ego de mí mismo, una versión completamente diferente a mí.

-Voy a ir. –Avance chocando uno de sus brazos. Ella me estrecho en contra de la pared y beso mis labios con pasión, eso me molestaba. El afecto sin que yo lo quisiera era repulsivamente rechazable. La empuje en contra de la pared y la subí presionando su cuello.

-No vas a impedir que alcance lo que quiero Heidi, y tú no eres parte de ese plan… Así que aniquilarte no será un problema. –Sentí lo ofendida que estaba, lo doloroso que había sido para ella mis palabras.

-¿No dices nada en toda la existencia y ahora vienes a defenderte? –Jane se acercaba mientras Heidi me gritaba, me empujo mientras apretaba su cuerpo al mío en un abrazo enorme. Una vez más la azote en contra de la pared, no quería que me tocara, era asqueroso sentir su piel.

-Jane… -Me voltee para recibirle, últimamente hablaba más con ella porque podía comprender que era lo que me pasaba. Ella sabía lo que era poder querer a alguien que no puedes tener o un objetivo con el mismo rol.

-Heidi… -Jane la observo y Heidi desapareció.

-¿Qué hice mal ahora? –Me apoye en la pared y espere.

-No quiero que vayas. –Jane apretó sus manos a la orilla de su capa. Sonreí sorprendido y no solía hacerlo nunca. Ella se sorprendió, se volvió sombría.

-¿Qué te hace pensar que te hare caso? –Me acerque, note que ella retrocedió. Le dolía tenerme cerca y que no correspondiera lo que ella quería.

-Vas a escapar y lo sé. Si le digo a Aro que tengo la certeza de que te iras, te va a encerrar eternamente. –Sus palabras eran crudas, no le tenía miedo.

-¿Para qué quieres tenerme aquí? Apenas si te diriges a mí, ni siquiera existo para tu presencia la mayoría del tiempo. Solo me hablas por lastima… -Jane apretó su mandíbula y cerro sus ojos, mis palabras eran crueles para ella, pero a mí no me importaba.

-Tú, no sabes nada. –El dolor comenzó a florecerme en el cuerpo, era tan fuerte pero a la vez placentero. Me levante aun cuando Jane estaba ejerciendo ese dolor por todo mi cuerpo, simplemente ya me había acostumbrado a no sentir nada.

-¿Cuál es el problema con que vaya a ese lugar? ¿Qué no confíes en mi o que vaya a desaparecer? O incluso más ingenuo ¿Te atormenta que me vaya a unir a los Cullen?  –Apreté su cuerpo en contra de la pared presionando sus manos, mientras más deseaba y pedía que sufriera por dolor, nada sucedía dentro de mí.

-Ambas… No sabes lo mucho que me haría daño. –Allí, me detuve. Comprendí lo deseable que era para ella aun cuando me detestaba por no poder tenerme. Fraternizar conmigo era ir seguro a la muerte, el hecho de que Heidi no haya muerto es porque dejaba que todo lo hiciera ella, sin ganas de ejercer nada por mí mismo. Jane era más como una prima lejana que le hablaba familiarmente una vez a las quinientas solo por interés.

-Jane, tú no eres mi tipo... Y aunque te duela, quiero que sepas que el día en el que me vaya de aquí, todos lo van a saber y no podrán detenerme. –Fui sincero, quizás irme era más sencillo de lo que creía.

-¿Entonces no escaparas? –Jane ya estaba convencida de que me quedaría aun cuando ni siquiera yo estaba seguro de nada. Ahora estaba más libre, podría entrar y salir del edificio como quería y cuando quería, nadie me decía nada, todos me temían ¿Qué podría ser mejor que irme sin problemas?

-No tengo que escapar de nada Jane, solo me iré de la misma forma en como llegue, a mi voluntad. –Jane apretó su rostro a mi pecho ya que estábamos completamente solos y abrazo su cuerpo al mío. Ella era la única persona que no me molestaba que estuviera cerca, no sabía porque pero me acomodaba su presencia. Abrace su cuerpo al mío aún más.

-Nadie dejara que eso suceda, ahora eres muy importante. –Sentí como deseaba algo más, un beso sería suficiente para convencerla pero no quería utilizarla. Por muy malvada que fuera, tenía que agradecer todas las veces que impidió que me aniquilaran.

-Entonces necesitare tu ayuda… Si me amas como creo que lo haces, me dejaras ser feliz lejos de aquí. –Fue duro para ella escucharlo, porque sabía que yo era infeliz aquí, pero nunca lo había oído.

-Te quiero, pero no lo suficiente para ayudarte ahora. –Comenzó a retirarse en dirección al castillo, sabía que no me traicionaría, ella me amaba aun cuando no lo admitiera.

-Esperare una eternidad entonces… -Eso la derritió, aun cuando tuvo el impacto que no quería. Jane se detuvo y me observo semi sonriente.

-Tendrás que esperar más que eso. –No sabía a qué nivel podría soportarlo, pero con tal de tener lo que quería -que al fin de cuentas era sencillo-, era irme sin que nadie me lo impidiera y que si quería volver me recibieran con los brazos abiertos, iba a hacer hasta lo que me doliera por lograrlo. Tener “algo” con Jane, era algo que no tenía en mis planes, pero estaba comenzando a considerarlo.

Al mes siguiente, Aro nos llevó a Forks a terminar el asunto con los Cullen. No sabía que hacer pero si sabía que debía pensarlo lo antes posible. Y entre tanto pensar recordé, Edward lee las mentes, si le hago saber lo que sucede y lo que planeo aquí, podrá librarse de esto. Llegamos a un sitio repleto de nieve en donde nosotros éramos los predominantes. Observe que estaban todos allí a excepción de Alice y su pareja. Edward escucho a la perfección cada uno de mis pensamientos una vez que llame su atención. Supe que lo agradecía. Le deje ver todo lo que había pasado para que no creyera que estaba engañándole, el me creyó. Dijo al pie de la letra lo que le iba diciendo cuando se acercó a Aro y este lo toco, Aro no podría detectar lo interesado que estaba Edward en mi mente porque su objetivo era aniquilar algo que él no entendía, una niña inmortal. Yo nunca le creí a la informante, los Cullen no eran estúpidos y mucho menos hubieran querido arruinar su paz con algo como esto. Observe a la niña, sus latidos eran fuertes y sus ojos marrones. Ella era humana en cierta medida y era una hermosa herencia que traía su cuerpo. Bella lucia extraordinaria, ni comparada con la vez hace ya años cuando fue en rescate por Edward; Las conversaciones continuaron y vi salir a los enormes y diversos animales por entre los testigos de los Cullen. Aro me observaba de reojo como queriendo decir que lamentaba no haberme mencionado a los grandes perros que estaban en el lugar. Yo ni siquiera los había notado hasta que pude sentir sus aromas. Ya terminando las aclaraciones, Aro estaba convencido hasta cierto nivel que no debía luchar aun y que debía retirarse. Alice me observaba fijamente al igual que Edward, si ella vio algo en mi futuro y Edward pudo corroborarlo, eso era increíble. Cuando Aro ordeno que nos fuéramos, fuimos los últimos en el lugar. Nos observamos un par de segundos y Aro se retiró, los Cullen me observaron fijamente y yo vi lo felices que fueron con la decisión y la ayuda que les ofrecí. Estaba por desaparecer cuando sentí un aroma especial, uno por el cual daría hasta mi existencia por obtener. Busque entre toda la gente y una muchacha de cabello largo de castaño oscuro y ojos acaramelados estaba entre dos jóvenes altos. Ella venia recién llegando al lugar, por lo que si la hubiera notado antes, no le hubiera quitado los ojos de encima. Ella era pequeña y delgada y su aroma era seductor, yo ni siquiera llame su atención, ni siquiera estaba de pie en frente de ella. Di un paso como si pudiera acercarme, como si pudiera tenerle entre mis brazos. La deseaba con todo mí ser de una forma inexplicable, quería tenerla conmigo y poder sentir su respiración. Aro interrumpió mi momento, reclamando por mi presencia, indignado me retire con dolor, con ganas de quedarme. Ella aún continuaba entre los chicos sonriendo, como si el mundo fuera perfecto, Edward me observo de una forma amistosa y cuando vio lo agonizante que estaba, susurro…

-Aun no llega tu momento… -Supe con eso que debía esperar, que si no era ahora sería pronto. La chica me observo un instante y se retiró, fue como si me hubiera hecho latir el corazón. Me levanto y me dejo caer con tan solo estar allí y lo sé, estaba volviéndome loco sin poder tenerle. Corrí donde Aro y el grupo cuando insistió en tenerme cerca, estaba molesto casi al borde de extinguir todo el bosque.

-Solo se aseguró de que se hubieran ido. Por eso la demora. –Solo asentí a las sugerencias de Jane, ella estaba cubriéndome y realmente se lo debía con todo. Ya de vuelta en el castillo lo decidí, debía irme. Camine para poder hablar a solas con Aro, pero estaba tan molesto matando a uno que otro compañero que decidí dejarlo para después. Jane me encerró en una de las habitaciones para decirme que no dejaría que me fuera, menos por una razón que no tenía. Y la verdad es que ahora, tenía una razón más que clara para poder irme, la cosa es que Jane no lo sabía; Esa chica me había creado una agujero en el pecho, estaba destrozándome desde dentro hacia afuera. Los días pasaron y sus ojos permanecían en mi mente. Comencé a analizar lo que había visto para no olvidarlo jamás, sus enormes y acaramelados ojos, su nariz fina y sus labios gruesos y partidos por el frio, su piel rosa y el calor que desprendía de su cuerpo… Espera… ¿Qué?... Volví a analizar las imágenes en mi mente, ella tenía mejillas color rosa, una respiración constante, calor dependiente de su cuerpo, un posible corazón latiente… ¡Oh, no puede ser!.. ¡Esta viva!

-¿En qué piensas tanto? –Heidi entro en la habitación rápidamente montándose sobre mí.

-¿No sabes tocar? –Empuje su cuerpo en contra de la cama y levante su cuerpo en dirección a la puerta. Ella se rehusó.

-Antes no te molestaba. –Comenzó a levantar mi camiseta.

-Antes no estaba ocupado. –La detuve, ella me observo melancólica.

-Debes alimentarte, una vez que sea. –Desprendió una botella repleta de sangre que traía entre sus ropas. Intento seducirme.

-No quiero, no tengo sed. –Me aleje, camine dirección a la cama y reacomode los libros que supuestamente estaba leyendo.

-Han pasado más de seis meses desde la última vez que te alimentaste. –El sermón de siempre ya me tenía harto.

-¿Y, me ves mal acaso? –Camino hacia mí y apretó mi brazo para que me moviera dirección al espejo de la pared.

-Si… Mírate. –Estaba hecho un desastre, pero no me sentía mal. Heidi ofreció la botella destapada y deslizo la botella por mi mano. La bebí al seco para que el dolor de sentir el sabor por mi garganta no me destruyera. Mi cuerpo comenzó a estremecerse, me sentí más fuerte y agónico que antes. De cierta manera eso me hacía saber que debía seguir existiendo, aun cuando fuera para poder recordar a la chica que deseaba.

-¿Satisfecha? –Deslice la botella por su mano y me lance sobre la cama nuevamente.

-Bésame, aun cuando pueda ser la última vez. –Heidi siempre decía lo mismo, se notaba que me tenía ganas otra vez.

-Heidi yo no… -Se acercó haciéndome caras. Deslizo sus manos por mi cuello y luego bajo hasta mi pecho.

-Por favor… -Se acercó a mi rostro para besarlo, trate de no terminar golpeándola, ella de verdad parecía necesitar mi afecto. La subí a mi altura estrechándola en contra de la pared, se quejó un poco cuando bese sus labios, estaba más fuerte y mientras más la movía para acercarla a mí, mas sonaba su cuerpo como si fuera a quebrarse. De pronto mi mente me advirtió, me dijo que no podría, porque la verdad no quería. Termine alejándome arrojando uno de sus brazos al suelo, Jane entro corriendo tratando de salvarla de la aniquilación.

-¿Qué hiciste Leo? –Jane ni siquiera se acercó una vez que vio la situación, de hecho sonreía. Supe que ella había mandado a Heidi para complacerme, como si eso fuera suficiente. Jane se había vuelto molesta ahora, sus actos por más que intentaban satisfacerme o ayudarme, nunca lograba sus objetivos.

-Te dije que no quería beber nada. –Jane me observo molesta, noto mi rechazo. Hice que todos se retiraran y me sumergí nuevamente en ese rincón de mi mente del cual no quería escapar. Me pregunte mil veces si podría resistir no hacerle daño a la chica, si acaso podría acercarme a ella sin quitarle un brazo como lo había hecho con Heidi. No era justo, porque sabía que la respuesta era negativa. ¿Qué hacia una humana en una batalla y además con los Cullen? ¿Acaso eso no significa nada? Quizás sea fuerte a pesar de estar viva, o simplemente es diferente. Quiero decir, definitivamente es diferente, por esa razón la deseaba tanto. Aun puedo recordar el aroma agridulce que su cuerpo tenia, agrio por la forma en como mi presencia le molesto y dulce porque no sabe lo inocente, angelical y perfecta que es. Estoy volviéndome loco con su recuerdo, es que simplemente es inevitable; Paso el tiempo ya casi incalculable y nunca me decidí por ir a donde Aro a decirle que me iba, nunca pude tomar esa decisión porque siempre quería mantenerme en mi mente recordando a mi chica, a mi única e inigualable chica. Ya luego de tomar la decisión de dejar de lado el dolor en mí pecho e irme del agónico encierro, uno de las personas que menos me imaginaria se acercó.

-Leo, ¿Puedo hablar contigo? –Marcus nunca me había dirigido la palabra, sabía que tenía interés por mi bienestar aun cuando no sabía porque, pero si venía a hablarme ahora, debía ser porque estaba realmente preocupado. Él era la única persona que respetaba o que más bien no aniquilaría por placer.

-¿Qué sucede? –Marcus sonrió, creyó que le seria indiferente.

-He venido para decirte que no puedo vivir si no veo que eres feliz. Pasas encerrado en la habitación la mayoría del tiempo y la únicas veces que podemos verte es cuando vas a buscar alimento para nosotros. Ya ni siquiera te bañas, ya no lees, nunca has hablado y ahora parece que lo haces incluso menos… Los años han pasado y pareces evolucionar cada vez más, pero a pesar de eso no eres lo que aparentas, puedo verlo. ¿Qué es lo que está pasándote? –Marcus había cerrado las puertas y nadie estaba cerca para poder escucharnos, él se sentó a mi lado y acaricio mi hombro. Su rostro sufría, aún más que antes.

-No soy feliz aquí. –Marcus se sorprendió, porque no demostraba nunca nada y ahora que viniera a decirle lo que sucedía, para el debía ser complicado.

-Si te vas, ¿Serás feliz? –Marcus parecía proponerme el boleto de salida, si era sincero, quizás podría irme como había llegado.

-Supongo que si… -Hablar me dolía, me secaba la garganta como suelo en el desierto. El aire era molesto, ya me había acostumbrado tanto a guardar silencio que incluso el aire era doloroso.

-Tu madre hubiera querido que siempre hubieras sido feliz, pero le he fallado. –Marcus hizo que mi mente cliqueara y volara por la habitación un momento. Él se levantó en señal de retirarse.

-¿Qué sabes tú de mi madre? –Me interpuse en su camino, había levantado mi curiosidad.

-Solo sé que Didyme dio todo para que existieras, para que fueras feliz de por vida. –Sus ojos parecían poder decirme más, como si pudiera expresarme más de lo que pudiera decirme. Sentí la presencia de Jane fuera de la habitación, Demetri la acompañaba al igual que Felix.

-¿Así se llamaba? ¿Cómo lo sabes? –Nunca había oído hablar de mi madre, solo sabía que ella me había entregado al “original” cuando me habían convertido y él se había hecho cargo de mí. Si Marcus la conocía, debía averiguar más, debía saber más sobre todo esto. ¿En dónde estaba? ¿Por qué me abandono?

-Cuando te vayas, mi diario estará esperando que tus ojos recorran las páginas y que tus dedos acaricien el papel… Solo ve, y pide lo que te mereces. –Marcus salió disparado de la habitación. No pude decir nada, el dolor me invadía al igual que la incertidumbre. Jane, Demetri, Alec y Felix entraron en la habitación.

-Comenzaremos a empacar tus cosas, espero que seas feliz Leo. Muy lejos de aquí. –Alec se acercó y me abrazo de una manera complicada, éramos hombres duros, por lo que sentir afecto por el otro era extraño. Pero debía admitirlo, Alec era el hermano pequeño que siempre quise tener a pesar de ser un idiota egoísta.

-Mándanos cartas. –Sonreí como estúpido. Felix y todos en general, eran muy anticuados. Nada de tecnología si tenían los métodos tradicionales para informarse. Jane solo espero a que Demetri se despidiera nuevamente y que se retiraran todos para poder estrechar su cuerpo al mío. Su abrazo fue tan doloroso, sabía que no nos volveríamos a ver en un largo periodo de tiempo, si es que no era nunca más.

-Voy a extrañarte. –Jane apretó mi cuerpo aún más, yo le correspondí.

-Estoy seguro que sí. –Acerque mi rostro al suyo, aun cuando no quería. Aun cuando no podría hacerle daño esta era mi despedida, mi única despedida. Bese sus labios delicadamente  acaricie su rostro sonriendo. Ella se quejó, le dolía saber que me iría y que yo no sentía nada por ella, que solo estaba consintiendo su capricho. Me dirigí al cuarto de entrenamiento mientras Jane reunía a los tres mosqueteros en sus tronos y yo me despedía de los demás sin siquiera saber si me dejarían ir o no. Todos decidieron ser testigos de majestuosa despedida, tenía que hacerlo. Al llegar el momento, Aro era el más afligido. Cayo permanecía siempre en silencio cuando alguna situación me involucraba, él sabía que yo lo detestaba.

-¿Qué sucede ahora Leo? –Aro me observo sonriente, el no lucia molesto sino que preparado.

-Me voy. –Directo al punto, sonrió más grande aun.

-¿Bajo qué razón? –Cayo se levantó calmadamente para enfrentarme.

-No soy feliz aquí. –Me mantuve firme, de pie como una estatua.

-Está bien… Puedes irte. –Aro seguía sonriendo. Jane no podría creer la decisión, menos que fuera tan sencilla para ellos. Todos sabíamos que ellos me necesitaban allí, pero estaban dejándome ir así como así. Algo no estaba bien aquí.

-Espera… ¿Así de fácil? –Sorprendido mi boca se abrió, la curiosidad mato al gato.

-No podemos luchar contra ti, y aunque así fuera, no arriesgaríamos a todos los nuestros solo por un capricho de felicidad. –Cayo parecía ser cruel, pero él estaba más feliz que cualquiera que iba a desaparecer de allí.

-No quiero que crean que tiene que ver con ustedes, sino que conmigo. –Observe a Marcus, él se levantó sin previo aviso para acercarse a un lado de Aro.

-Lo sabemos, de lo contrario habrías compartido más con nosotros. Quizás en eso fallamos como guías. –Marcus siguió mirándome, ofreció uno de sus anillos y lo puso en mi mano. Fue extraño. El escudo dorado con un fondo rojo era increíble, no era algo que deseara, pero de seguro para él era muy importante.

-Todo estuvo bien con ustedes, quiero que estén certeros de ello. Es solo que yo no funcionó bien aquí, nunca lo hice. Debo encontrar esa pieza que no me hace funcionar para que encaje dentro de mi pecho. Es un vacío que no puedo controlar y que está haciendo un eco para que me pierda dentro de mi cabeza. –Cerré mis ojos dejando que el dolor que creía desaparecido, se pronunciara. Ellos parecieron sentirlo, note la lastima fluyendo por sus rostros, incluso por el de Cayo. Jane era la que más sufría pero su malévolo rostro no quería demostrarlo.

-Nunca te habíamos oído hablar tanto, menos con sufrimiento… Asumo que de verdad es algo que tienes que hacer. –Aro se volvió serio, abrazo mi cuerpo como si fuera una almohada. Nunca había sentido ese tipo de cariño, era tan confortable. No quería separarme de Aro, fue como si el abrazo viniera de parte de él “original” como si el pudiera estar dentro de su cuerpo apoyándome.

-Tienes que saber que siempre estaremos para recibirte hijo mío. –Marcus me abrazo también, pero fue de una forma diferente. El agonizaba conmigo, compartía mi dolor y su abrazo me ayudo a superarlo. Fue una energía revitalizadora y mortal, como si fuera un humano dentro del cuerpo de una roca.

-Marcus lo ha dicho mejor que nadie. –Cayo sonrió acercándose a despedirse, fue incómodo y molesto, pero sabía que era su más sincero adiós; Camine nuevamente por el gran pasillo detrás de los grandes tronos con la más grande de mis sonrisas. Era libre, por fin.

Capítulo 2: "Revelaciones" Capítulo 4: "Dando pasos"

 
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